Año de consolidación

TRANSCRIPT

Quiero compartir con ustedes una Palabra esta noche y quiero compartir con ustedes unas palabras que espero que sean como una especie de marco de referencia para nosotros en términos de lo que Dios tiene para nosotros este año, cómo yo veo este año que se avecina como Congregación, como familia de Dios y quiero ir al Libro de Génesis capítulo 13 y vamos a leer los versículos 1 al 4.

Y se trata acerca de un momento en la vida de Abraham y de su jornada a través de la cual Dios lo había llevado. Versículo 1 dice: "Subió pues Abraham de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer con todo lo que tenía y con él Lot, y Abraham era riquísimo en ganado, en plata y en oro. Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Betel hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Betel y Ai al lugar del altar que había hecho allí antes e invocó allí Abraham el Nombre de Jehová."

El Señor puso esta Palabra en mi espíritu mientras buscaba algo que compartir con ustedes mientras miramos hacia el próximo año y mientras yo pensaba en la dirección en que Dios nos estaba llevando en los próximos doce meses y mirando hacia atrás a través de la jornada en la cual Dios nos ha traído en estos últimos tres años y medio, casi cuatro años desde que comenzamos a romper terreno aquí en este mismo lugar donde estamos ahora.

La palabra consolidación vino a mi espíritu y esa palabra consolidación se usa en el ambiente evangélico sobre todo en Latinoamérica con respecto a cuando viene una cosecha de personas a la Iglesia, una persona entra al Evangelio y entonces se procede como a solidificar esa persona y arraigarla en su fe.

Pero también la palabra consolidación se puede referir como a apretar las cosas que están un poco sueltas después que han sido juntadas. Piense en una persona que está vendiendo azúcar o harina o arroz en los tiempos antiguos en que se usaba una vasija y entonces la persona procedía a remecer ese grano y a apretarlo bien para que diera la medida correcta de esa vasija. Yo creo mucho en que cuando comenzamos algo debemos también detenernos para solidificarlo y para como consolidar el terreno que uno acaba de ocupar.

Nunca debemos pretender abarcar mucho territorio y entonces continuar abarcando más territorio sin antes asegurarnos que lo que hemos alcanzado es sólido y seguro para usar eso como punto de partida hacia la próxima conquista. Muchas veces antes de ir hacia adelante hay que ir hacia atrás y muchas veces en estas proclamaciones que uno hace al comienzo del año la tentación es solamente a hablar en términos dinámicos y agresivos y militantes de ir hacia adelante ¿no? la gente espera esas proclamaciones así bien optimistas y positivas acerca del futuro, algo a lo que podamos decir libremente: ¡gloria a Dios, aleluya!

Pero ya ustedes me conocen y saben que a mí me gusta también hablar en una manera sobria y que se ajuste a la realidad que uno está viviendo en vez de darle a la gente simplemente proclamaciones superficiales que en última instancia no tienen gran efecto sobre la realidad. Y por eso este pasaje de Abraham me tocó y lo quise usar como una ilustración de aquéllo de lo cual estamos hablando en esta noche, porque fíjese que Abraham antes de llegar a este momento en que ofrece un altar al Señor, Abraham acaba de pasar por una larga jornada de no sabemos cuántos años ni cuántos kilómetros había cubierto en esa jornada.

En el capítulo anterior Abraham aparece por primera vez en la Escritura y se habla de que Dios lo llamó a dejar lo familiar para emprender una jornada que Él le iba a dar estas cosas mientras él iba caminando en esa jornada pero Abraham no sabía en realidad dónde iba o lo que le esperaba en ese camino. Dios le hace ciertas promesas pero no le dice todo lo que él va a vivir dentro de esa promesa mayor, y piense en la jornada que nosotros hemos vivido, que yo, los Pastores hemos vivido en estos últimos años, Dios nos llamó a construir un edificio y bendición y respaldo en lo que íbamos a hacer pero yo sabía que era una jornada llena de cosas indefinidas y de aventuras que yo no sabía qué es lo que nos esperaba en el camino que teníamos por delante.

Hemos tenido una idea de que Dios nos ha llamado para bendecirnos, para ensanchar nuestro territorio y para darnos una gran familia como le prometió a Abraham en esa primera vez que se le apareció pero también siempre hemos sabido que cuando Dios nos envía en una jornada a Él no solamente le interesa el punto de llegada y de destino sino también el proceso mismo que involucra el viaje hacia donde Él nos ha de dirigir. Es más, yo diría que lo que a Dios más le interesa es la vivencia, el proceso, lo que pasa en nosotros cuando nos lanzamos a perseguir una visión que Él nos da.

Lo que a Dios más le interesa es el carácter del hombre, la mujer, el parecerse más a Él y a Su Hijo Jesucristo, eso es lo que verdaderamente Dios quiere hacer porque el resultado Él ya lo sabe y Él lo garantiza pero el proceso es lo que le trae gloria y honra a Él.

Ustedes me han escuchado muchas veces hablar acerca de que Dios es un Dios de viajes, Dios es un Dios de jornadas y yo siempre veo al Señor enviando a Sus siervos en jornadas que son físicas pero son también internas, son de la persona misma. Y no hay un ejemplo más claro de una jornada en la Biblia que tiene aspectos físicos pero también espirituales y personales como la jornada de Abraham.

Entonces vemos que Dios está yo creo, ha querido hacer eso mismo con esta Congregación y en la vida de sus Pastores y yo creo que hablo personalmente, en mi vida yo he visto que estos años han sido un proceso también del Señor para guiarme a través de un proceso de tratamiento conmigo también y de enseñarme muchas cosas. Yo creo que el Señor ha querido infundir en esta Congregación primeramente visión y la capacidad para ver el futuro en grande y no dejarse intimidar por la grandeza de la visión, de no limitarnos solamente a lo que vemos en el momento sino tratar de ver lo que las cosas pueden llegar a ser en el Poder de Dios.

Si uno solamente vive hermanos en lo que uno tiene en el momento y lo que uno es en el momento uno nunca llegará a ser lo que Dios quiere que uno sea, lo que distingue al hombre, la mujer de Dios, una Congregación ungida es su capacidad para siempre estar pensando en qué es lo que hay más allá del horizonte, más allá de lo visible inmediatamente. Dios siempre obrará en nuestras vidas conforme a las inquietudes y los anhelos que nosotros tenemos en nuestro corazón.

Muy raramente Dios va a visitar una persona que está contenta y satisfecha con lo que tiene y que no ambiciona más allá y de nuevo, no estoy hablando de que uno esté siempre insatisfecho, esa no es la palabra en el sentido de que, oh tengo algo y quiero tanto lo que está por allá que no me interesa lo que está aquí, no significa eso sino que estoy hablando de que, sí, podemos estar satisfechos y agradecidos de lo que Dios nos ha dado pero también en un sentido como contradictorio estar anhelosos de la próxima etapa y precisamente porque conocemos ese Dios que nos ha bendecido aquí sabemos que podemos pedir y desear algo más de lo que Él nos ha dado.

Ustedes recordarán que el Señor puso en mí esta inquietud de edificar un santuario en este espacio cuando nosotros ni siquiera habíamos bien comenzado a edificar el primer santuario. Yo he estado muy agradecido de lo que Dios había hecho allá pero en mi corazón yo sentía que Dios nos iba a llevar a algo mayor y siempre dije: cuando nuestra Iglesia esté llenando el santuario antiguo dos veces por domingo será ya tiempo de nosotros tener algo mayor que pueda contener una Congregación mayor y tendremos ya los recursos para poder emprender esa tarea.

Y nosotros comenzamos a planificar y a investigar y a indagar, hacer diligencias yo diría hace unos ocho o nueve años, o más quizás. La primera vez que yo contacté a Glenn Noss, nuestro arquitecto hace por lo menos unos nueve años, Samuel ¿tú estabas ese día que fuimos a la Iglesia de Roxbury presbiterian? yo no sé hace cuántos años pero por lo menos hace nueve años, algo así; yo creo que Gonzalo estaba también esa noche que fuimos allá hace mucho tiempo y eso, yo ya había pensado bastante sobre ello antes. Doce o trece años, pero no quiero exagerar.

Pero les digo esto solamente para que ustedes entiendan que y yo sabía por qué porque iba a ser un trabajo muy complejo y difícil y peligroso, por eso teníamos que comenzarlo mucho tiempo antes, porque habían muchas cosas que resolver y rebasar para poder llegar a este momento. Y en ese sentido no me equivoqué de paso, ha habido que vencer muchos gigantes y no tengo tiempo para explicarle todos los gigantes que ha habido que vencer para llegar a este momento. No sé si ustedes han visto la película Alien sobre el monstruo este, cada vez que uno cree que lo han matado vuelve otra vez, se revive y sigue, ha sido algo así durante muchos años este proceso.

Y entonces es importante hermanos, nosotros tenemos que ser una Iglesia visionaria, una Iglesia que vea más allá de la realidad y del momento y que nos atrevamos a ir hacia las visiones que Dios pone en nuestro corazón. Y Dios ha querido enseñarnos otra cosa también, paciencia. Cuántas veces hubiéramos pensado que ya íbamos a estar en este lugar.

Yo recuerdo que el año antepasado yo cerca del final del año había dicho: hermanos qué lindo sería estar en nuestro santuario para celebrar el Año Nuevo, el año pasado y ahora confiesen hermanos: ¿cuántos de ustedes han tenido dudas acerca de lo que ha estado pasando y el tiempo que se toma y todas estas cosas y que el tiempo se alarga? si usted es honesto yo creo que muchos de ustedes podrían confesar pero no le voy a pedir que levante la mano ahora mismo, no se preocupe.

Y Dios ha querido enseñarnos a ser pacientes porque los procesos de Dios y las grandes visiones como yo he predicado los domingos pasados se toman tiempo para realizarse y hay que perseguir la visión pacientemente hasta que Dios la haga una realidad. Otra cosa que el Señor nos ha querido enseñar a través de este proceso es persistencia que no es lo mismo que paciencia de paso, porque cuando yo pienso en persistencia pienso en determinación, pienso en resistir a pesar de que uno esté cansado y agotado y desalentado, continuar caminando por simple disciplina y simple decisión de no dejarse vencer.

Yo no creo que Dios puede crear un hombre, una mujer que sea un verdadero guerrero que no tenga esa capacidad para persistir a pesar del cansancio, del desaliento y simplemente continuar poniendo un pie delante del otro y guerreando contra todas las cosas que vienen contra uno. ¿Y cómo se forma Dios un hombre, una mujer, una Congregación que tenga esa cualidad tan necesaria para que Dios pueda usarla verdaderamente en las grandes cosas que Él quiere que haga?

La única manera es poniéndonos a través de ejercicios que generen en nosotros esa musculatura espiritual, esa resistencia que pueda continuar a pesar de lo que la carne diga y decir simplemente: Dios me llamó a esto y voy a seguir hasta que yo vea Su visión realizada en mi vida.

Y otra de esas cualidades que también necesita un hombre, una mujer de Dios y una Congregación y que sólo se puede dar a través de un proceso a través del cual Dios nos mete es la generosidad de Dios y ustedes han tenido que ejercer esa generosidad en estos últimos tres años y medio o más. ¿Cuántas veces desde que comenzamos esta campaña financiera hemos tenido que venir ante ustedes y una y otra vez invitarlos a ser generosos con su dinero específicamente para que esta visión pudiera llevarse a cabo y cumplirse? ¿cuántas veces yo he tenido que ejercer persistencia y disciplina propia para poder venir ante ustedes y simplemente pedirles que den un poco más para esta campaña? porque es algo que yo detesto y aborrezco absolutamente pero he tenido que hacerlo porque estoy pidiendo para la Obra de Dios y no para mí mismo.

Y yo he sido animado por muchos de ustedes que dieron una vez y no solamente dieron una vez sino que dieron dos o tres veces y vinieron con sus ofrendas generosísimas que yo sé que no les sobraba para hacer posible esta obra de la cual estamos disfrutando esta noche. Hermanos: déjenme decirles que Dios no va a usar una Congregación en esta ciudad o en ninguna parte del mundo que no sea generosa para con la Obra del Reino de Dios. De paso les digo mis hermanos que usted no puede ser verdaderamente bendecido en el Reino de Dios si usted no ha aprendido a ser generoso y liberal con su dinero y su tiempo para el servicio del Reino de Dios, no hay bendición hermanos, verdadera, para una persona que sea conservadora y tímida para darle al Señor.

Las cosas a las cuales Dios ha llamado a esta Congregación en el futuro no se podrán alcanzar si no están fundamentadas por una Iglesia compuesta de hombres y mujeres que no tienen límite en lo que están dispuestos a darle al Señor y yo quiero en esta noche animarte, mi hermano, mi hermana a en este año venidero, hacer una promesa en tu corazón, en tu espíritu de que tú vas a anchar tu capacidad para darle al Señor y creerle al Señor. Atrévete a abrir surcos y canales a través de los cuales la gloria de Dios pueda correr en tu vida abriendo tu capacidad y dándole al Señor generosamente para que a través de esa entrega generosa Dios pueda entonces enviar Su Espíritu y bendecirte y prosperarte.

Muchos de nosotros hemos aprendido hermanos que no hay nada como vivir esa fe de que si somos generosos para con Dios el Señor se encargará de nuestras necesidades y nos dará más de lo que esperamos ¿puedes decir amén a eso? Y entonces todas estas cosas y muchas más son las lecciones que Dios ha querido darnos a través de esta larga jornada como la de Abraham que nosotros hemos vivido. Muchas veces a través de estos tiempos yo he dicho: Señor yo creo que ya he aprendido bastante ¿puedes darme un descansito? pero el Señor sigue enseñándome otras cosas y forzándome a ver otros aspectos y a depender absolutamente de Él y humillándome inclusive muchas veces para quebrantar mi orgullo y quebrantar mi sentido de dignidad propia para enseñarme que no soy lo que yo me creo muchas veces.

Siempre recuerdo y ustedes me han oído leer el pasaje de Deuteronomio capítulo 8 donde Dios le habla al pueblo hebreo de lo que Él ha estado haciendo en ellos durante los cuarenta años en el desierto antes de entrarlos en la Tierra Prometida. El Señor le dice a Israel: "Y te acordarás de todo el camino" ahí está la jornada "por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no Sus mandamientos."

Ven aquí que el Señor estaba usando la jornada física de Israel en el desierto para hacer un trabajo en su personalidad espiritual colectiva porque eso es lo que les digo, Dios siempre está interesado en la formación de un hombre o de una Congregación, eso es lo que a Él más le interesa a través de las jornadas. En el versículo 3 dice: "Y te afligió y te hizo tener hambre, te sustentó con maná, comida que no conocías tú ni tus padres la habían conocido para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre."

Es como que Dios quiere entrenarnos como se entrena un animal a ser agradecido y a depender de su dueño poniéndolo a tener necesidad y entonces supliendo la necesidad para que a través de ese proceso se forme un bonding, una compenetración del amo con su criatura; es decir Dios nos pone a través de esos ejercicios para crear en nosotros una dependencia, un sentido de intimidad y compenetración con Él como ha pasado en este proceso.

Muchas veces las pruebas a través de las cuales Dios te pone, las largas esperas, los tiempos de desierto son Dios preparando tu alma, preparando tu carácter para que al tú esperarlo y entonces Él venga y te saque de la aflicción y de la prueba tú aprendas a depender más y más de Él y a ser más agradecido y más amante del Dios que te ha sacado. Esa es la persona que Dios puede usar.

En el versículo 4 dice: "Tu vestido nunca se envejeció sobre ti ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años." Dice aquí entonces que Dios les sustentó con maná que era una comida bien sencilla, bien simple y también sus vestidos que tenían, no les dió vestidos lujosos que cayeran del cielo sino que les dió lo suficiente; los vestidos que tenían esos vestidos nunca se envejecieron sino que se mantuvieron exactamente como el día que salieron de Egipto por medio de un proceso milagroso de preservación.

Y ciertamente a través de este proceso yo le digo francamente, yo no he recibido ninguna, lo puedo decir con todo agradecimiento al Señor, Dios no nos ha dado digamos una solución mágica que de momento alguien dijera: ¿sabes qué Pastor? yo quiero donar un millón de dólares para el proyecto de construcción de la Iglesia, no ha habido ese tipo de provisión pero ha sido lo suficiente y en el momento necesario.

Y cuando uno piensa hermanos lo que Dios nos ha permitido hacer en este lugar, este espacio yo sé que la inmensa mayoría de ustedes no saben el milagro que representa nosotros poder construir un edificio como ésto por la cantidad de dinero que lo hemos podido construir, lo que se ha economizado en la construcción de este edificio es como si Dios nos hubiera dado cinco millones de dólares extra para la construcción del edificio. Nosotros comenzamos con un acuerdo con el banco de que solamente íbamos a poder construir este espacio aquí adentro, el cuarto piso no se iba a tocar hasta un futuro en que tuviéramos más dinero para poder terminar ese cuarto piso.

Y el dinero que el banco proveería y el presupuesto que se le sometió al banco daba solamente para este espacio aquí adentro, los dos pisos que actualmente nosotros estamos ocupando y sin embargo el Señor desde un tiempo muy temprano me dió claramente las instrucciones y la fe para también trabajar, para terminar el cuarto piso el cual también pudimos terminar con el mismo dinero que teníamos al principio.

Yo nunca le dije al banco que estábamos haciendo eso de paso porque les hubiera dado una apoplexia, no les dije eso porque se hubieran puesto muy sospechosos, yo se los dije ya hacia el final del proceso que estábamos haciendo pero yo sabía que el Señor era capaz de darnos inclusive para terminar ese cuarto piso y para gloria del Señor así ha sido, lo tenemos terminado también.

Entonces como digo: no ha habido una provisión como mágica y absolutamente espectacular pero la provisión de Dios ha sido más humilde a través de recursos humanos, a través de oportunidades que se han ofrecido en formas muy sencillas y casi cotidianas pero en una forma muy real también sobrenatural y milagrosa.

Yo creo que en el versículo 5 también algo que no podemos olvidar, lo veo ahora y tengo que reconocer dice: "Reconoce así mismo en tu corazón que como castiga el hombre a su hijo así Jehová tu Dios te castiga." Y yo me pregunto si en este proceso también no ha habido errores que hemos cometido, no recuerdo algo así en particular específico, he tenido a veces mis dudas si en alguna manera hemos ofendido al Señor en algo que hemos hecho, no hemos hecho pero yo creo que siempre tenemos que entender que en los procesos que Dios nos lleva tenemos un Dios que es un Dios tremendamente santo y tenemos que tener un cuidado muy grande de cómo caminamos con Él y cómo ejecutamos Su Voluntad.

Dios evidentemente le estaba hablando a un Israel que lo había ofendido varias veces en el desierto y Dios lo había tenido que castigar en formas espectaculares y terribles, y yo creo que nosotros también tanto como Congregación como yo líder principal de este proyecto y de esta Congregación tenemos que venir ante el Señor, yo creo que no hemos sido perfectos en este proceso y tenemos también que humillarnos delante de Dios, y en este proceso ya de terminar este proceso tenemos también que decir: Padre, en cualquier forma en que te hayamos ofendido, en cualquier forma que no hayamos hecho todo lo que Tú querías que hiciéramos en la forma en que Tú querías que lo hiciéramos, perdónanos.

Es importante que nosotros nos humillemos y yo estaré haciendo eso dentro de poco viniendo ante el Señor y haciendo un recuento en mi espíritu de todas las cosas que han sucedido en estos últimos tres años y medio porque es importante que nosotros hagamos este tipo de exámen interior espiritual.

Y déjenme decirles algo, ya sé que el tiempo ya nos está traicionando, Dios me ha dado más material de lo que pensaba pero mientras estábamos allí adorando al Señor yo miraba hacia atrás, sentía que Dios quiere que esta Iglesia sea una Iglesia ejemplar hermanos. Dios quiere hermanos que nuestra Congregación sea un ejemplo tan difícil como es, les digo por experiencia propia, caminar en santidad y honrar a un Dios santo.

Dios quiere que en un tiempo en que esta nación y la Iglesia cristiana en esta nación está tirando una cantidad de valores importantes de la Escritura en una forma pero aceleradísima, que hayan pueblos que se agarren y se aferren a las verdades del Evangelio. Dios quiere una Iglesia que se distinga en una forma bien humilde y bien sencilla por mantener los valores de la Escritura lo cual incluye caminar con temor y temblor ante un Dios terriblemente santo que nos castiga cuando nosotros violamos Su Ley y que en la forma de nosotros vestirnos, la forma de nosotros divertirnos, la forma de nosotros tratarnos unos a otros, la forma en que nosotros procedemos en nuestra familia, en nuestros matrimonios, con nuestros hijos, que haya una diferencia y que reflejemos los valores de la Palabra de Dios.

Entonces voy a terminar allí porque ya el tiempo se está acabando, hay muchas cosas más y quizás el domingo que viene continúe estos pensamientos pero, lo que me motivó a entrar en este asunto de Abraham es que Dios llevó a Abraham a través de un proceso donde Abraham comete serios errores, lea el capítulo 12 y el capítulo 13. Abraham es formado por Dios a través de esa jornada por la cual Él lo lleva y Abraham ofende a Dios, pero aún dentro de todas esas cosas Dios lo regresa de sus viajes enriquecido y anchado en sus posesiones y su estatus como hombre.

Y así mismo Dios en este tiempo nos ha traído, nos ha sacado ensanchados y engrandecidos literalmente y no somos la misma Congregación que comenzó esta jornada. Y lo que nos dice este texto que acabamos de leer es que Abraham después de viajar por Canaaán, viajar por Egipto y tener sus experiencias él vuelve al mismo lugar de donde salió originalmente y edifica un altar allí.

El capítulo 13 versículo 3 dice que: "Volvió por sus jornadas desde el Neguev hasta Betel hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Betel y Ai." Dice que: "Al lugar del altar que había hecho allí antes e invocó allí Abraham el Nombre de Jehová." Y entonces por eso es que yo hablo acerca de esto de consolidación y voy a desarrollar ese concepto un poco más porque yo creo que lo que Dios quiere no es tanto que en este año que viene como que digamos: "ok ahora vamos a conquistar, vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro" sino que este debe ser un año mas bien como de reflexionar acerca del camino por donde Dios nos ha traído y de revisitar algunos lugares, fortalecernos para entonces continuar con la próxima etapa que Dios tiene para nosotros.

Hay muchas cosas que nosotros comenzamos el año pasado que no las desarrollamos completamente como teníamos que desarrollarlas. La jornada nos ha agotado, a mí me ha agotado emocional y espiritualmente y la jornada también les ha agotado a ustedes en otras maneras, ha sido cansona, ha sido exhaustiva. Entonces Dios quiere que nosotros volvamos al altar antiguo, nos paremos un tiempo, consolidemos muchas cosas y entonces nos preparemos para ir hacia adelante a lo que Dios tiene porque lo que Dios tiene es grande y Sus promesas se han de cumplir y son promesas extraordinarias para nosotros.

Así que yo los invito el domingo que viene a venir y escuchar la otra parte de lo que Dios quiere, específicamente cómo Dios quiere que nosotros invirtamos nuestro tiempo y cuáles son algunos de los grandes temas que tenemos que tratar en estos próximos meses que tenemos por delante. Los hermanos adoradores: vengan rápido, ya les llamé antes vengan por acá por favor. Perdónenme si soy un poquito agresivo a veces pero yo creo que ya ustedes se han acostumbrado a eso, amén, amén. Tenemos que ser un pueblo aguerrido hermanos, esa adrenalina tiene que estar fluyendo continuamente, eso es parte de ser un pueblo guerrero del Señor.

Tenemos a otro miembro del equipo de adoración aquí si Raquel y otros están por acá, vengan y suban también. Y vamos a ponernos de pie y ya faltan apenas tres minutos y vamos a tomarnos de la mano y vamos a pedirle al Señor, vamos a pedirle al Espíritu Santo que nos visite como Congregación, que nos visite en este año en grandes maneras. Tome un momentito ahí para orar y bendecir, piense en sus familias, piense en sus seres queridos.

Vamos a pedirle al Señor que bendiga nuestras familias, bendiga nuestros países de donde quiera que vengamos, bendiga esta ciudad de Boston y que esta Iglesia Él la llene de Su Gloria. Así que Padre: te bendecimos, te adoramos Señor, recordamos nuestros seres queridos donde quiera que estén en esta noche; nuestros esposos, esposas, hijos, padres, madres, hermanos donde quiera que estén Señor. Si Tú no vas con nosotros Señor no nos saques del anonimato, no nos saques de ser una Congregación mediana, te necesitamos a Ti Padre, si Tú no nos sacas no vamos a salir. Queremos que sea Tu Gloria Señor la que se manifieste en esta ciudad, sea Tu Nombre glorificado Señor, sea Tu Nombre glorificado. Gracias Señor, gracias Señor Jesús, te adoramos.