Llamado a una postura de agradecimiento al Señor

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Bendice alma mía a Jehová y bendiga a todo mi ser su santo nombre. Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Eres quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas… el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias, el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.

El llamado del salmista David a una postura de agradecimiento de gratitud al Señor, de reconocimiento de todas las bendiciones que recibimos de su mano día tras día. El Señor nos llama a esa postura de gratitud a él siempre. Uno de los distintivos de un hijo de Dios maduro debe ser precisamente la gratitud, la alabanza, agradecerle al Señor continuamente sus bendiciones y todo lo que él hace por nosotros día tras día.

El alabar al Señor no es una opción, no es algo que hacemos si queremos o no queremos. Yo creo que la alabanza, la gratitud al Señor debe ser algo que nosotros hagamos como una disciplina, así como está la oración, está la lectura de la palabra y otras cosas, yo creo que agradecer al Señor debe ser también una práctica que nosotros llevamos a cabo como comer o como bañarnos o como cualquier otra cosa.

Yo creo que eso es algo que nosotros tenemos que cultivar. El alabar al Señor no es una cosa que usted hace solamente cuando siente el deseo de hacerlo. Es algo que uno tiene que hacer porque la adoración, la alabanza es una de las cosas que nos fortalece, nos acerca más al Señor, es un arma de guerra.

Muchas cosas que la adoración cumple que nosotros tenemos que al reconocer su valor, entonces lo hacemos porque es necesario. La alabanza es un arma de guerra. Pensamos, por ejemplo, en Pablo y Silas encarcelados en una prisión en Filipos y están sangrando, han sido azotados, están con un momento casi podríamos decir de derrota, y en ese momento Pablo y Silas comienzan a adorar al Señor y a cantar himnos.

Yo me imagino que ellos no se sentían con deseo de adorar en ese momento, quizás uno de nosotros se hubiera sentido− yo me hubiera sentido todo que Señor, caramba, estaba predicando tu palabra, sirviéndote y mira donde me has metido! – sin embargo, Pablo y Silas deciden adorar al Señor y dice la palabra que en ese momento las cadenas se les cayeron de su cuerpo. Y dice que hubo un temblor tan fuerte en la cárcel que las puertas quedaron abiertas de las celdas, me imagino, dice que el carcelero se llenó de pánico, iba ya a suicidarse porque sabía lo que le esperaba en el imperio romano a un soldado que permitía que se le escaparan los prisioneros. De momento Pablo y Silas, que eran en ese instante las víctimas se convierten en los defensores porque Pablo se acerca al carcelero y le dice, “No te mates, no te suicides, todos estamos aquí.” Y este hombre tocado por el poder de Dios se humilla, reconoce a ese Dios poderoso que ha hecho ese tremendo milagro y le pregunta a Pablo, qué tiene él que hombres hacer para ser salvo. Se convierte al Señor y ese mismo día, esa misma noche, Pablo y Silas lo bautizan con toda su casa.

Qué cambio tan grande hizo la alabanza. Yo me imagino que esa parte de guerra espiritual fue lo que neutralizó la oposición del enemigo contra la proclamación de la palabra de Dios. Lo que hizo que esas cadenas que imposibilitaban el movimiento de estos hombres se quebrantaran y quedaran libres para hacer la obra del Señor.

Entonces vemos que la adoración, la alabanza en medio de grandes pruebas y de tribulaciones puede cambiar completamente nuestra situación y convertir lo que es un momento de tribulación y de limitación en un momento de posibilidad para lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas.

Y por eso es que nosotros tenemos que en todo momento, en toda ocasión alabar el nombre del Señor. Yo me alegro que en una noche como esta cuando pedimos palabra de gratitud, la iglesia brota en oraciones y en expresiones de gracias y el tiempo se extiendo. Y eso es lindo porque eso quiere decir que Dios está haciendo algo en medio de nosotros. Estamos tiernos para con el Señor y esa oración de alabanza brota en una manera espontánea y libre de nuestros corazones y Dios se agrada de eso.

Yo creo que de todas las cosas, una de las cosas que yo le doy gracias al Señor siempre es que hasta aquí – y damos gloria al Señor por eso – nuestra iglesia es una iglesia de alabanza y sabemos entrar en ese espíritu de adoración. Que nunca se pierda eso, hermanos. Que nuestra congregación siempre sea un lugar donde podamos nosotros adorar el nombre del Señor con toda soltura, con toda libertad. Eso es algo que Dios le agrada grandemente.

Y otra de las cosas que yo veo acerca de la adoración es que fortalece nuestra fe. Y cuando nosotros mencionamos las cosas que Dios ha hecho, lo que estamos haciendo es reforzando nuestra confianza en él y diciendo el mismo Dios que me sacó de esta situación, que me sacó de aquella situación, es fiel para volver a sacarme de nuevo.

Por eso es que yo veo tantas veces en las Escrituras, el salmista señalando y reforzando y tomándose tiempo para mencionar una y otra vez las cosas que Dios ha hecho en su vida, porque él sabe que al él señalar específicamente las cosas que el Señor ha hecho.

Yo veo en el salmo 105, por ejemplo, cómo el salmista David una y otra vez está mencionando todas las cosas que Dios hizo a través de la historia de Israel. Dice, alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer sus obras en los pueblos, cantadle salmos, hablad de todas sus maravillas, gloriaos en su santo nombre, alégrese el corazón de los que buscan a Jehová, buscad a Jehová y su poder, buscad siempre su rostro, acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca. Oh vosotros descendencia de Abraham, si siervo, hijos de Jacob, sus escogidos.

Qué lindo es ese pasaje donde el salmista está enfatizando la importancia. Es un llamado a la adoración y a la alabanza. Nunca podemos ir apresuradamente a través de la adoración en un servicio, hay que tomar tiempo y detenerse y hay que cantarle salmos al Señor, hay que hablar de sus maravillas. Tenemos que acostumbrarnos nosotros dondequiera que nosotros estamos, si usted tiene oportunidad de señalar algo que Dios ha hecho en su vida ante una persona incoversa.

¿Saben qué? Muchas veces la gente no está dispuesta a escuchar una exposición conceptual del Evangelio. Mucha gente no tiene paciencia para teología o para que usted le dé un mensaje de tres puntos, o que usted le dé una apologética de por qué tienen que creer en Dios, pero cuando usted le habla a la gente de lo que Dios ha hecho en su vida, eso toca sus corazones y eso hace la diferencia.

Por eso es que dice que hay dar a conocer sus obras en los pueblos y hay que hablar de todas sus maravillas. Nadie puede contradecir el testimonio de una persona por lo que Dios ha hecho. Como ustedes hacían en esta noche aquí. Cuando tu hablas del Dios que te sacó del hoyo de la depresión, cuando tu hablas del Dios que te sacó de una pérdida y el dolor y la tristeza que eso trae a tu vida, cuando tu hablas del Señor que te sacó de una vida de pecaminosidad y de desobediencia y cómo él cambió tu lamento en baile, como dice el salmista, hermanos, eso es irrefutable.

La gente lo único que puede hacer es escucharte y dejarse tocar por lo que tu estás diciendo. Y el Señor se agrada intensamente de esos momentos en que nosotros le compartimos a otros de lo que Dios ha hecho. Hay algo en el corazón de Dios que a él le agrada la alabanza, le agrada que nosotros señalemos lo que él ha hecho porque es que Dios es un artista y a Dios le gusta como los artistas…

Yo creo que si los artistas en el mundo crean y presentan sus talentos en alguna manera u otra, es porque en el corazón humano Dios ha puesto ese mismo deseo que hay en su corazón de ser alabado en tono menor. Pero yo creo que lo que pasa es que como nosotros reflejamos el corazón de Dios porque Dios nos creó a su imagen y semejanza, en todo ser humano hay el deseo de escuchar que hay hecho las cosas bien.

A un padre le gusta que sus hijos, a una madre le gusta que sus hijos le señalen las cosas buenas que él o ella ha hecho por ellos y los atributos de ese padre o esa madre. Y no es porque el padre o la madre como que requiera eso o que sea orgulloso, no, es que en nosotros hay ese deseo de saber que estamos haciendo las cosas bien y que las personas a quienes servimos aprecien lo que hacemos.

Un artista cuando crea, por qué enseña sus obras en un museo o en una exhibición? Es porque quiere compartir su arte y le gusta cuando la gente dice, guau, qué bella esa pintura! O qué bella esa danza o qué bello es ese número que cantó esa persona o esa película que creó ese individuo. Y hay una satisfacción inherente que va más allá del dinero, más allá de las comodidades materiales que ofrece el arte.

Y a Dios asimismo, Dios ha creado este mundo, ha creado todo los detalles de esta creación maravillosa y en su corazón él se complace. Es más, él ha creado el mundo para que nosotros le glorifiquemos y le alabemos. Es para su gloria y su honra. Para eso es que él ha creado todo lo que él ha creado.

Nosotros somos simplemente el instrumento que él ha creado para ser glorificado y ser alabado. Y cuando un hombre o una mujer decide darle la gloria al Señor en su vida, cuando decide vivir una vida de gratitud y de alabanza al Señor, yo creo que están entrando en ese momento en su verdadera razón de ser. En ese momento está realizando su destino como ser humano.

Todo lo demás que uno hace en el mundo, es lindo y es agradable y todo, pero nuestra vida total debe ser algo que traiga gloria y honra al Señor. y nosotros tenemos que entender eso, que cuando un hombre, una mujer, no vive para la gloria de Dios y su corazón fundamentalmente no se ha quebrantado y se ha entregado como un holocausto para la gloria del Señor, todavía entonces no es verdaderamente humano. Es cuando un hombre, una mujer, entiende, yo he sido creado para deleite del Señor.

La creación ha sido generada para que el Señor la mire y se complazca en ella. Y entonces por eso es que nosotros tenemos que entender que lo primero que nosotros debemos dar al Señor no es dinero, no es buenas obras, todas esas cosas son muy buenas, pero lo primero que nosotros tenemos que darle al Señor es gratitud y alabanza y adoración y expresiones de lo bueno que él es para con nosotros.

Todas las mañanas nosotros debemos comenzar dándole gracias al Señor. a mí me gusta antes de pedirle a Dios nada, antes de pedirle a Dios que me dé esto, ayúdame hoy, protégeme cuando yo salga a la calle, ayúdanos a terminar el nuevo santuario, lo que sea, lo primero que yo hago siempre como una disciplina es, “Señor, te alabo, te bendigo, gracias por este día, gracias por el sueño de la noche, gracias la quietud de la mañana, gracias por este café que me estoy tomando, gracias por la salud que me das para disfrutarlo,” y uno comienza, hermanos, si usted comienza en un momento y usted observa su derredor, usted puede comenzar a darle gracias al Señor por el asiento donde está sentado quizás, lo cómodo que es. Por el calor del hogar en medio del invierno, cuando usted mira por la ventana y ve esa lluvia cayendo fuerte o esa nieve, y usted está ahí tostadito, dentro de su casa con su chocolate en la mano, usted le da gracias al Señor.

Le da gracias por la salud de su cuerpo que puede disfrutar de ese dulzor, de esa bebida que está tomándose. Oiga, y usted comienza por la mano que aguanta la taza que puede hacerlo. Hay personas que no pueden hacer eso, hermanos. Hay personas que ni siquiera manos tienen para poder aguantar una taza. Y usted continua la pijama suavecita, llena de lana que lo acurruca y le da calor, y la casa cómoda o el hogar cómodo, sus hijos o sus seres queridos que duermen en otra parte del apartamento o lo que sea, on and on and on.

Y usted descubre que hay tantas cosas por las cuales puede… la respiración, la vista con que está mirando ese momento, sus cerebro que está coordinando los pensamientos que usted está emitiendo a través de su boca. Nosotros podemos darles gracias al Señor y podríamos estar solamente en oración dándole gracias al Señor, y el Señor se agrade de eso, sabe?

Y la gratitud, la acción de gracias es la cosa más saludable que una persona puede hacer. En vez de quejarnos, demos gracias al Señor. Yo sé que muchas veces nos sentimos decaídos y tristes, muchas cosas también por las cuales podemos entristecernos, pero muchas veces en vez de nosotros hacer una letanía de todas las cosas malas que hay en nuestra vida, primero démosle gracias al Señor y agradezcamos las cosas buenas.

Y entonces después podemos sí traer nuestras peticiones delante de Dios y presentarle con acción de gracias las cosas que nosotros necesitamos. Dice, por nada estéis ansiosos o afanosos, sino más bien, dice, sino presentad vuestras peticiones delante del Señor con acción de gracias.

Siempre nuestras oraciones deben estar como acolchonadas y envueltas en palabra de gratitud. Y entonces ese pasaje más adelante dice, y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y pensamientos y mente en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Cuando usted agradece, cuando usted da gracias al Señor, entonces la paz de Dios envuelve su vida porque la expresión de gratitud es un masaje mental que nosotros le damos a nuestra mente, a nuestro corazón.

Yo creo que cuando nosotros le damos gracias al Señor…, la serotonina es un químico que produce el cuerpo humano, lo produce naturalmente y es un químico que produce una sensación de bienestar y esa serotonina la produce el cuerpo, por ejemplo, cuando usted está acariciando un bebé o acariciando a su esposa o su ser querido o mirando un atardecer precioso, o leyendo un buen libro, o tomándose algo que a usted le agrada, el cuerpo produce ese químico y es lo que produce esa sensación de bienestar que usted siente.

Yo creo que eso pasa cuando nosotros agrademos al Señor, le damos gracias al Señor por las cosas buenas que él ha hecho en nuestra vida, eso genera ese tipo de químico y entonces usted no tiene que ir a tomarse una droga ni nada, porque usted lo va a sentir de una forma natural. Y cuando usted comenzó deprimido y triste, poco a poco su tristeza, su desagrado se va convirtiendo en gozo. Has cambiado mi lamento en baile, dice la palabra del Señor.

Me ceñiste de alegría. Así que hay tantas cosas, pero en esta noche cuando nosotros estemos allí celebrando en alguna manera u otra, comiendo nuestra comida, recordemos siempre que acción de gracias es todo los días del año. Hoy sí es bonito cuando una nación decide, y no sé cuánto tiempo esta nación inclusive, un día de estos van a meter una demanda al departamento del gobierno federal por darle gracias a Dios porque es una ofensa contra los ateos. No se ría, puede que pase un día de estos.

Vamos en esa dirección. Pero, gracias a Dios nadie le puede quitar a usted la canción en su boca. Nadie podrá jamás quitarnos el derecho ni el gozo de alabar al Señor y de expresar nuestra gratitud todos los días. Haga de su vida una vida de gratitud y alabanza.

Le dejo con este pasaje y entonces somos despedidos. Dice Efesios 5:18 “no os embriaguéis con vino en lo cual hay desorden, sino más bien sed llenos del espíritu hablando entre vosotros con salmos, con himnos, cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Ese es el llamado para nosotros, hermanos, hoy, mañana, pasado mañana, el lunes, cuando comencemos otra vez nuestras labores normales, en vez de estar buscando sustancias artificiales, como dice, no os embriaguéis con vino, sabe que vamos a embriagarnos con gratitud en nuestros corazones, vamos a producir ese mismo efecto de alegría y de intoxicación simplemente adorando y alabando al Señor, viviendo una vida de gratitud y de expresión de gracias todos los días de nuestra vida. Amén.

Que nuestra iglesia siempre sea una iglesia y nuestra comunidad de adoración, de alabanza, de gratitud al Señor. Tenemos un Dios tan bueno y tenemos tantas cosas este año por las cuales podemos darle gracias al Señor. Amén. Que el Señor les bendiga y que su paz sea siempre con cada uno de nosotros.

Padre, te adoramos Señor, gracias por tu amor, gracias por tu bondad, gracias por tu maravillas, gracias por poder estar en tu casa en esta noche. Qué bueno tu eres, Padre. Somos como una muestra de esta congregación, Padre, hemos decidido venir a tu casa, Señor, a favor de nuestros hermanos y expresarte nuestra gratitud. Gracias por toda la alabanza que se ha levantado aquí en medio de tus hijos y tus hijas en esta noche, Padre. Yo sé que tu te agradas de esto, que nuestras casas estén llenas de alegría siempre y de gozo y que esta iglesia nunca careza, Señor, de un espíritu de alabanza. Te adoramos y te bendecimos. Gracias Señor. Amén y amén.