PARA UN TIEMPO COMO ESTE

Querido Caleb: 

 He estado pensando mucho en ti últimamente.  Ahora que vas a cumplir doce años, y te acercas a la hombría física y espiritual, he pensado mucho en el tipo de mundo que te ha tocado habitar.

Pronto tendrás que navegar una cultura donde hay mucha controversia, ira y conflictos sociales.  No me sorprendería si quisieras dejar de crecer por un tiempo y continuar tu desarrollo sólo cuando todo esto haya terminado!

 ¡Hay tanto que confrontar! Tienes que preocuparte por el COVID-19, disturbios sociales por todas partes en nuestro país; el desempleo masivo y la inestabilidad económica en todas partes.

 La gente te pregunta si prefieres considerarte un varón o una hembra.  Y si intentas comportarte como un caballero y le abres la puerta a una mujer o intentas darle tu asiento, podrías ser insultado y acusado de discriminación sexual.

 Has escuchado la expresión: "¡Detengan el mundo, que me quiero bajar!"  ¡No me sorprendería si así es como te sientes ahora mismo!

 Así que te escribo esta carta para alentarte a que no tengas temor.

 Recuerda que el mismo Dios que ha estado con tus padres y tus abuelos también está y estará contigo.

 Él nunca te dejará ni te abandonará.  Él es más que capaz de ayudarte a navegar exitosamente estas aguas tormentosas y llevarte al otro lado de manera segura y con gran gozo.  Recuerda la promesa de Dios en Jeremías 29:11 y 12:

 11 Porque yo sé los planes que tengo para ti”, declara el Señor,“planes para prosperarte y no hacerte daño, planes para darte esperanza y un gran  futuro.  12 Me invocarás y vendrás y orarás a mí, y yo te escucharé.

 Permíteme ofrecerte algunos consejos para la vida que tienes por delante.  Creo que estos principios funcionarán no solo para ti, sino para todos los que los pongan en práctica. 

Son especialmente útiles para los tiempos en que vivimos.

 Estas verdades son eternas, Caleb. Son válidas para cada ocasión y cada generación.  Son aplicables no importa si eres blanco o negro, hombre o mujer, pobre o rico, joven o viejo.

 Estos principios encarnan la Palabra de Dios y, como tales, son poderosos hasta el punto de ser invencibles e irresistibles.

 Ponlos en práctica, y no importa qué obstáculos encuentres en tu camino, los atravesarás exitosamente y saldrás más fuerte que nunca de cualquier prueba o cualquier batalla que libres.

 Antes que nada, permíteme animarte a cultivar amistad íntima con Dios.  Si Dios está de tu lado, en última instancia no necesitas a nadie más que luche a tu favor.

 Esto no significa que debas aislarte o que no debas buscar a otros.  Simplemente significa que no debes ver a las personas, el gobierno o los programas sociales como tu principal recurso para la vida.  Dios es tu abogado, y solo Él tiene tu vida en sus manos.

 Las personas son simplemente meros instrumentos que Dios usará para bendecirte y para abrir puertas para ti.  Si Dios está contigo, incluso aquellos que no quieran ayudarte se encontrarán trabajando a favor tuyo.  Así sucede con aquellos que se aseguran de que Dios esté de su lado.

 O, permíteme decirlo de otra manera: Siempre asegúrate de estar del lado de Dios.  Si estás del lado de Dios, nada podrá detenerte.  Serás invencible. 

Por lo tanto, ama y honra a Dios por encima de todo lo demás, y deja que Él se encargue de todo lo demás.

 Proverbios 16: 7 dice que "cuando los caminos de un hombre son agradables a Dios, él hace que incluso sus enemigos estén en paz con él".

 Si Dios aprueba la forma en que caminas en la vida, y tu corazón le agrada, esto te ahorrará mucho tiempo y esfuerzo.  Llegarás a la meta sin ser dañado o desgastado.

 Por el contrario, cada desafío y cada obstáculo que encuentres en el camino simplemente te hará más fuerte y más sabio.

 Recuerda siempre que "a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien".  Incluso el mal que encuentres en la vida terminará haciéndote más atractivo, y te permitirá ser una bendición para los demás.

 Siempre pon a Dios primero en tu vida, hijo mío.  Hónralo por encima de todo lo demás.  Esto te pondrá al frente de la línea, sin importar qué o quién pueda estar en tu contra.

 Recuerda a Daniel y sus amigos.  Cuando se arriesgaron a la crítica y al fracaso para honrar a Dios, terminaron recibiendo sabiduría espiritual y práctica.  Dios los prosperó y les dio favor ante las autoridades.

 Otro principio: no dependas de las personas, las conexiones o los programas sociales para avanzar en tu vida.  Deja que Dios y tus propia capacidades te lleven adonde tienes que llegar.

 Recuerda las palabras del Salmo 121:

 Alzaré mis ojos a los montes.

¿De dónde vendrá mi socorro?

Mi socorro viene de Jehová,

que hizo los cielos y la tierra.

 Si tu ayuda verdaderamente proviene del Señor y no del hombre, entonces asegúrate de concentrar tus esfuerzos en atraer Su apoyo para cualquier proyecto o aspiración que tengas.

 Si dependes de la ayuda del hombre para las necesidades de tu vida, serás decepcionado una y otra vez.

 Por otro lado, si confías en el Señor y le haces conocer tus necesidades con insistentemente y con anticipación, siempre prosperarás en la vida y todo te irá bien.

 Pero no olvides hacer tu parte y trabajar arduamente, como si las cosas dependieran sólo de ti.  Dios usará tus esfuerzos personales para bendecirte y fortalecer tu fe y autoestima.

Dios quiere que te hagas fuerte y seguro de ti mismo obrando a través de tus esfuerzos, y mostrándote que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. 

Él prosperará tu arduo trabajo, incluso cuando otros puedan oponerse a ti y traten de poner obstáculos en tu camino.

 Siempre asume que eres altamente favorecido, y que los planes de Dios para ti son buenos.

 Cultiva el optimismo, y mantén la expectativa de que grandes oportunidades surgirán delante de ti de forma inesperada y no solicitadas.

 Cuando Dios está de tu lado, él administrará tu carrera.  Se convertirá en tu agente personal, y constantemente enviará oportunidades en tu dirección.

 Espera ser continuamente sorprendido y deleitado por las puertas que se abrirán para ti en formas que nunca esperaste o planificaste.

 De hecho, si tu corazón agrada a Dios, la mayoría de las oportunidades que se te presenten no habrán sido buscadas ni creadas por ti.  Simplemente aparecerán inesperadamente en tu camino. 

He experimentado esto una y otra vez en mi propia vida, y ahora simplemente espero que las cosas sucedan de esa manera.

 Cultiva ese de hábito de esperar que la bondad y la bendición de Dios estallarán continuamente a tu alrededor.  Recuerda las palabras del Salmo 23: “Ciertamente, el bien y la misericordia de Jehová me seguirán todos los días de mi vida.”

Adopta la autoimagen de un hijo preferido y favorecido.

 A medida que esta autoimagen positiva se vuelva magnética y comience a atraer cosas maravillosas a tu alrededor, convierte esa experiencia en una actitud de optimismo y gracia hacia los demás.

 Por cierto, asegúrate de estar siempre atento al bien residente en los demás, especialmente en aquellos que encuentras en tu camino por primera vez.

 Si aprendes a conectarse rápidamente con el bien que se encuentra dentro de cada ser humano, les será mucho más fácil aceptarte.  Y si sienten que tú los aprecias, ellos a su vez bajarán la guardia y te invitarán a entrar en su intimidad.

 Te devolverán el favor abriéndote puertas y oportunidades.  Incluso, buscarán tu consejo y tu sabiduría, y te invitarán a ejercer autoridad sobre ellos. 

No importará si eres étnica o socialmente diferente a ellos.  Se conectarán con la bondad y la grandeza que reside dentro de ti, y no les molestará someterse a tu excelencia.

 Mientras estoy tratando el tema de las diferencias étnicas y sociales, permíteme recordarte que eres un latino viviendo en el Sur de este país.

 La cultura sureña tarde o temprano te presentará un desafío. Como latino que eres, habrá barreras invisibles y complejidades sutiles que tendrás que navegar.

 Puede que ahora no lo sepas, pero llevas dentro de ti la sensibilidad de tus antepasados ​​hispanos.  Tu sensibilidad latina podrá no encajar bien a veces con la de tus amigos sureños.

 Puede que tengas que superar estereotipos negativos. La intensa educación espiritual que has recibido de tus padres también podría entrar en conflicto con el cristianismo superficial y meramente cultural que quizás encuentres en muchos a tu alrededor.

No dejes que esto te detenga o te desanime.  Puede significar simplemente que tendrás que trabajar un poco más para encontrar buenas amistades.  No dejes que esto te aflija. El esfuerzo extra te hará más fuerte y más sensitivo.

 Con la sabiduría que Dios da, podrás utilizar estos sutiles obstáculos para tu ventaja.  Con la ayuda de Dios, aprenderás a mantener tus principios no importa el costo, a ser más independiente, a perderle el miedo a estar solo, y a ayudar a aquellos que se sienten solos o aislados.

 Como latino en una cultura diferente, podrá ser que a veces tengas qué comenzar tus esfuerzos con una leve desventaja.  Al principio, es posible que tendrás que esforzarte un poco más para obtener los mismos resultados.  Es posible que tengas que desempeñarte mejor que la mayoría para lograr el mismo nivel de éxito.

 No te desanimes ni te ofenda por esto.  A través de la historia, las minorías y los inmigrantes recién llegados siempre han sido discriminados y han recibido oposición.

 Pero con humildad y esfuerzo, y especialmente con el favor de Dios de su lado, a menudo superan estos obstáculos y pueden experimentar el éxito y la prosperidad.

 Aun cuando seas objeto de la discriminación y el trato injusto, nunca te cojas pena, o acudas a excusas baratas.  Mantén altos estándares para ti mismo.

 No culpes a otros por tus defectos o inconsistencias personales.

 Cultiva una ética de excelencia y de arduo esfuerzo.  Si cometes un error, admítelo.

 Aprende de otras personas y culturas, incluso de aquellas que no te caen bien.

 Imita lo bueno, incluso si lo descubres en tus propios enemigos. En ocasiones, Dios usará al mismo Satanás para bendecirte. Lo que tus enemigos querrán usar para hacerte mal Dios lo usará para bendecirte.

No dejes que el resentimiento te ciegue a las críticas válidas.  Acepta la verdad incluso cuando sea irritante.

 Si fallas al primer intento, prueba una y otra vez.  La persistencia siempre ganará al final del día.

 Si te encuentras a ti mismo siendo perezoso o siguiendo la línea de menor resistencia, admítelo de inmediato y corrige tu comportamiento.

 Mientras estamos en este tema de las injusticias, recuerda esto: Muchas veces es bueno no ponerle demasiada atención a las ofensas.

 Es mejor pasar por alto la mezquindad y los celos de los demás, especialmente cuando está motivado por el racismo o la inseguridad.

 Intenta mantener un corazón inocente.  Esto no significa que seas ingenuo o ignorante del mal.  Simplemente significa que estarás decidido a mantenerte limpio por dentro.

 Significa que le permitirás a Dios luchar por ti y defenderte, en lugar de sentir que tienes que pelear todas tus batallas tú mismo y que tienes que estar siempre atento para defender tus propios intereses.

 Si te mantienes limpio por dentro al no ser demasiado consciente del mal en el mundo, esto te permitirá mantenerte inocente y alegre.

 Incluso a medida que te vuelvas más sabio, más sobrio y más serio con el tiempo, conservarás una ligereza de espíritu que te permitirá reír fácilmente y que te hará más magnético y atractivo para quienes te rodean.

 Este próximo principio podría sonar como una contradicción de lo que te acabo de decir. Pero siempre asume que los seres humanos son pecaminosos y toma este hecho en cuenta en todas tus relaciones y tratos.

 Sencillamente, no tomes este hecho demasiado en serio, ni permitas que te ofenda demasiado.  Recuerda que todos somos seres humanos pecaminosos y caídos.

 Esto te incluye a ti, mi querido Caleb.  ¡También eres pecaminoso y eres parte del problema!

 Y es precisamente por eso que debes ser tolerante y perdonar el pecado que reside en los demás, y que influye en su conducta, incluso cuando esto te afecte negativamente.

 Por lo tanto, perdona a menudo.  Haz del perdón un principio rector de tu vida.  Mantén un libro de contabilidad mental despejado, y no guarde rencor por mucho tiempo.

 Descarta tus pérdidas con frecuencia, y no pierdas tiempo y energías preciosos obsesionando sobre quienes te deben.

La Biblia dice: “No dejes que el sol se ponga sobre tu enojo”.  Ese es un gran consejo para tener una vida de gozo y bendición.

 Si el resentimiento permanece demasiado tiempo dentro de tu psiquis, contaminará todo tu ser interior.

 Distorsionará la forma en que veas la vida y las personas que te rodean.

 Afectará tu sistema inmunológico y te hará penetrable a la contaminación física, espiritual y emocional.  Te abrirá al ataque demoníaco y te robará muchas bendiciones de parte de Dios.

 Si no perdonas a los demás, Dios tampoco te perdonará a ti.  Así que perdona para tu propio beneficio, y no te preocupes por dejar libres a los que te han ofendido.

 El Señor dice que la venganza es suya.  Ese departamento es su propiedad.  “Mía es la venganza. Yo pagaré”, dice el Señor.  Así que no te afanes por vengarte cuando hayas sido tratado injustamente.

 Antes de terminar, permíteme compartir dos importantes principios adicionales contigo.

 Respeta siempre la autoridad.  Sólo aquellos que respetan la autoridad pueden ejercer autoridad legítimamente.  Un corazón rebelde es totalmente ofensivo para Dios.

 Aprenda a deleitarte en sujetarte a la autoridad.  Hay una gran diferencia entre ser servil y ser sujeto a autoridad.

 Cuando te sometes a las autoridades establecidas por Dios, te honras a ti mismo.  Cuando resistes a la autoridad legítima te degradas a ti mismo y te pones en desventaja en la vida.

 Las personas que no se someten a la autoridad irán de fracaso en fracaso.  En lugar de honor y orgullo, cosecharán deshonra y humillación.

 Si aprendes a someterte a la autoridad, Dios te levantará y te pondrá en lugares de autoridad.

Segundo y último principio: deja que tu vida esté regida por la gracia y la generosidad. Se generoso con los demás. Permite que tu vida esté regida por la gracia y la generosidad. Vence con el bien el mal. Llénate de una confianza agresiva y abrumadora en el poder de la bondad y el amor.

Al final, como dice la Biblia, las profecías y las lenguas acabarán, pero el amor nunca dejará de ser. El amor no hiere ni hace daño, pero es la fuerza más poderosa en el universo.

Si tú permites que el amor gobierne tu corazón y penetre todas tus acciones, serás invencible, porque el favor de Dios te seguirá y te protegerá dondequiera que tú vayas.

Si tu alma es un jardín donde florezcan los buenos sentimientos, Satanás no sabrá qué hacer contigo. No podrá hacerte daño, pues no tendrá nada que le dé acceso a tu alma. Vive en amor y la vida y la virtud te seguirán en todos tus caminos.

 Sé que he dicho mucho, mi querido Caleb.  Lo resumiré de esta manera: siempre pon la bondad por delante.  No te preocupes demasiado por el mal que hay en el mundo.

El mal es simplemente la ausencia de bondad. Si la bondad puebla tu vida, no habrá lugar para el mal dentro de ti. Si tu ojo es bueno, todo lo que esté alrededor de ti también será bueno.

Deja que la bondad dentro de ti abrume al mal que te rodea.

 Si te concentras en el poder de Dios y la bondad de su Reino, serás invencible.  Incluso si eres perseguido, nunca serás abandonado.

 Jesús nos ha dicho que nunca le temamos a aquellos que pueden matar el cuerpo pero no pueden matar el espíritu.  Si vives como un ciudadano del Reino de Dios, las leyes del reino de Dios te protegerán donde quiera que tú vayas.

 E incluso si tienes que morir, a la larga habrás vencido al mundo.  Después de todo, sufrir por el Reino de Dios no es lo peor que te puede pasar.  Si lo haces, sólo estarás imitando a la persona más poderosa que jamás haya existido, y vencerás tal y como él lo hizo.

 Dios te bendiga, Caleb.  No tengas miedo del mundo en que te ha tocado vivir. Como Ester, has llegado al Reino para un tiempo como este. Tu generación posiblemente verá la Segunda venida del Rey.  ¡No se me ocurre que haya un honor mayor que este!

 13) Sé amable y generoso con los demás.  Pasar por alto los errores honestos.  No intentes responder a todos los delitos, incluso cuando sean intencionales.