Dios susurra - puedes oirle?

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Vemos a Elías aquí. Dios suspira el nombre, no dice que suspira el nombre de Elías, pero llama a Elías como un suspiro. Vamos a leer esto. Primera de Reyes, Capítulo 19, comenzando con el verso 4, para leer un poco del relato para que vean por donde vamos.

Verso 4, dice: “... Y él, Elías, se fue por el desierto un día de camino y vino y se sentó debajo de un enebro, y deseando morirse dijo –y entendemos por qué él deseaba morirse. La vida de Elías había sido puesta en peligro, porque la reina Jezabel después que él le cortó la cabeza a todos sus profetas de Baal tenía un most wanted, la cara de Elías estaba así en todos los postes de la ciudad ‘Se busca’, un se busca, había una propina, una recompensa de qué se yo cuántos denarios lo más seguro. Y estaban buscando la cabeza de Elías por todos lados. Elías asustado de miedo salió corriendo, se fue, entonces dice:

“.... deseando morirse dijo, ‘basta ya, oh Jehová, quítame la vida pues no soy yo mejor que mis padres.’ –refiriéndose a Abraham, Moisés, refiriéndose a todos esos grandes en la fe- Y echándose debajo del enebro se quedó dormido. Y he aquí luego un ángel le tocó y le dijo, ‘levántate y come’ y él miró, y he aquí en su cabecera una torta cocida sobre las ascuas y una vasija de agua, y comió y bebió y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová por segunda vez, lo tocó diciendo, ‘levántate y come porque largo camino te resta’. Se levantó pues y comió y bebió y fortalecido con aquella comida, caminó 40 días y 40 noches hasta Oreb, el monte de Dios.”

Miren, presten atención a todos estos lugares que está diciendo.

“.... Y allí se metió en una cueva donde pasó la noche y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo, ‘¿qué haces aquí, Elías?’. El respondió ‘he sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas, y solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida’. Y Dios le dijo, ‘sal fuera y ponte en el monte delante de Jehová’. Y he aquí –que es donde viene la parte interesante- y he aquí Jehová que pasaba y un grande y poderoso viento que rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento y detrás del viento, un terremoto, pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego, un silbo apacible y delicado...”

Déjalo ahí. Yo no se si en algún momento usted le ha pedido a Dios que se revele a usted de una forma distinta, nueva. Muestra de manos, ¿cuántos de ustedes le han pedido a Dios que se muestre a su vida en una forma nueva? Sí, ok. Miren esto, les voy a contar esto que me pasó a mi. ¿Cuándo fue que comenzó la temporada donde las mariposas empiezan a salir de sus capullos? Más o menos eso es para finales de mayo, principio de junio, por ahí más o menos, ¿verdad? ¿más o menos por ahí? Miren esto, el asunto es que más o menos para esa época yo estaba en mi casa y estaba meditando así en la palabra, estaba orando, y de repente pues yo vi una de esas mariposas anaranjadas y negras. Ustedes saben de cuál les estoy hablando, las mariposas más comunes aquí. Esa mariposa va así, flotando por el jardín de mi casa, y uno la ve así con toda su gracia, y uno se dice, guau, tan fea que eran antes cuando estaba así en esa oruga, y mira ahora la belleza que salió de eso.

Y a mi me dio con decir, Señor, si se quieren reír les doy permiso porque yo no puedo reír ahora. Yo salgo y digo, ‘Señor, si tu quieres hacer algo conmigo, yo quiero que esa mariposa venga y se ponga en la mesa aquí donde yo estoy. Que se pare ahí encima de la mesa’. Y yo vi la mariposa, se pueden reír en confianza, Omar, qué petición esa, por favor, una mariposa que se siente en una mesa contigo, Ah.

Anyway, el asunto es que por treinta minutos yo vi la mariposa que volaba, se acercaba a mi mesa y yo creo que cuando me veía, me veía tan feo que se iba de nuevo y seguía volando así por el jardín y volvía y se acercaba a la mesa, y como que hacía un aguaje que iba a parar pero se iba de nuevo, hasta que la vi y se fue. Y yo me dije, bueno, Señor, pues no tienes nada conmigo, entonces.

El asunto es, hermanos, que desde junio hasta ahora, septiembre, yo puedo decir que al menos 3 ó 4 veces a la semana yo he visto esas mariposas volando por mi casa, o me las he encontrado en el tráfico cuando voy conduciendo, veo las mariposas volando así por encima del carro. Hubo un día que por poco la mariposa termina aplastada en mi cristal pero gracias a Dios, voló así y se fue. Pero la cosa es que, hermanos, sin mentirles, como 3 ó 4 veces yo he visto esas mariposas volando cerca de mi. Y usted podrá decir como que, ah, Omar, tantas mariposas que hay de esas aquí, por favor.

Pero, hermanos, es un detalle bien mínimo donde yo veo que Dios está conmigo. Es un detalle bien pequeño y bien peculiar en el cual yo veo que Dios respondió a una petición que yo hice para finales de mayo, principios de junio.

Si tu tienes un propósito conmigo, si tu quieres hacer algo conmigo yo quiero que esa mariposa esté cerca de mi. Y por estos últimos meses yo he visto, en varias ocasiones, esas mariposas volando cerca de mi. No se han parado, tal vez encima de la mesa, pero las he visto volando cerca de mi. Y es una forma en la cual yo veo que Dios me ha dicho, mira, mi presencia está contigo, aunque tu creas que yo no estoy contigo pero yo sí estoy contigo.

Y miren que interesante, hermanos, porque en este pasaje que nosotros leímos, cuando dice que primero pasó un viento, y después pasó un terremoto, y después pasó un fuego, pero después la misma Biblia enfatiza que Jehová no estaba ahí. Y es bien interesante porque yo me tiré a explorar este pasaje aún más; esa frase en particular que Jehová no estaba ahí.

Si ustedes se ponen a ver lo que Elías había hecho en el Capítulo anterior, Elías se había confrontado con cuatrocientos y pico de profetas de Baal, y estaban haciendo esta única competencia en sus altares a ver qué Dios respondía primero. Y allá los profetas de Baal cortándose el cuerpo y haciendo sus gritos y sus vainas y todo lo que hacían y no pasó nada, más sin embargo Elías, preparó su altar y lo hizo de una forma bien peculiar también que nadie pensaba que fuego iba a consumir eso, más sin embargo cuando él invocó a Dios, puoh!!, todo se consumió, hasta las piedras se fueron ajuste. El agua, todo lo que se había puesto sobre el altar, todo se evaporó, todo se hizo ceniza delante de Dios.

Y el poder de Dios abarcó a Elías en tal forma que Elías entonces tuvo el valor para eliminar a todos esos profetas falsos. Los eliminó por completo. Pero, miren qué cosa, que después de un momento de tanta gloria que él mismo había experimentado, donde el poder de Dios estaba ahí, nadie podía negar que el poder de Dios se estaba moviendo a través de Elías, de repente, porque está esta amenaza en contra de su vida, el hombre se llenó de miedo, se llenó de miedo. Arrancó a correr. Vámonos, patitas para que te quiero, tendrás que correr un continente entero. Me quieren matar, así que me voy.

Y eso hizo, pero como que una cosa no calcula con la otra. Primero este hombre lleno del poder de Dios, que no había quién se le parara al lado, y ahora porque una reina está ofreciendo una recompensa por su cabeza, el hombre arrancó a correr.

Y a mi me está bien interesante eso, hermanos, porque muchas veces a la revelación de Dios uno tiene esos momentos de gloria, pero después vienen momentos, como que hay un bajón en la vida de uno.

Es como, yo recibí un email de un video que decía la comparación entre viernes y un lunes. Entonces en este video cuando definen lo que es un viernes, enseñan a un pingüino con una música así bien alborotada, brincando, ta na na nan, como que es viernes, vamos a celebrar. Y entonces, después enseñan un oso polar, el lunes, como quien dice arrastrando todo su cuerpo en la nieve, como que ay es lunes, tengo que volver otra vez, hasta que se queda tirado en el piso. Y ¿saben qué? muchas veces los domingos nosotros salimos de aquí y somos como ese pingüino, brincando y saltando, gua, gua, bueno, Dios es grande. Y llega el lunes, muchas veces y nos parecemos un oso polar arrastrándonos así por el piso. Como que todo lo que habíamos recibido el domingo se nos fue de cantazo.

Y yo reconozco, hermanos, que en esos momentos hay algo que Dios nos quiere dejar saber a nosotros. Yo creo que en esos momentos donde nosotros pensamos, donde no hay nada, donde no se está escuchando nada de Dios, donde no estamos recibiendo nada de Dios, yo creo que es en esos mismos momentos Dios más.... darnos algo.

Miren, que interesante, hermanos, porque esas tres cosas: el viento, el terremoto y el fuego. Esto fue algo que a mi me estuvo bien interesante. ¿Dónde era que Elías estaba? ¿Cómo se llamaba el monte? Oreb. ¿Saben cuál es el otro monte que se conoce también así, como Oreb? Sinaí. ¿A quién fue que Dios se le reveló también en el monte Sinaí? A Moisés. Y Moisés, parte de su revelación también, cuando Dios se reveló que bajó en la nube, que empezó a darle los 10 mandamientos y le hablaba y le mostraba cómo dirigir al pueblo de Egipto, Dios usó ese tipo de revelación también. Hubo una demostración de viento recio, fuerte, hubo terremotos que estremecieron la tierra donde él estaba y también estaba la demostración de fuego, cuando el fuego acompañaba al pueblo y lo dirigía en todo tiempo.

Y entonces aquí vemos a Elías que está en el monte Oreb, en el monte de Dios y es un gran profeta de Dios y Dios lo está usando para mover al pueblo de Israel también, para dirigir al pueblo de Israel en una dirección. Más sin embargo ahí está y le deja saber, mira, a tus padres, yo me revelé también de esta forma. A Moisés, yo me revelé de esta forma en este mismo lugar. Hubo viento, hubo un terremoto, hubo fuego, hubo manifestaciones grandes de parte mía porque yo quería que ellos vieran ese lado de mi poder.

Más sin embargo de repente, llegó un silbo apacible y delicado. Es bien interesante porque una traducción en hebreo dice que fue un momento de silencio, hubo un momento de silencio. Imagínense en ese momento de silencio, un susurro. Ustedes ven a este hombre que está metido en esa cueva y oye un susurro. Elías piensa, ¿qué? Y vuelve ese susurro y se deja sentir una vez más, y captó la atención de Elías en tal forma, que Elías tuvo que salir de la cueva y prestar atención a lo que estaba sucediendo. Porque estaba viendo una revelación nueva de parte de Dios para su vida. Había una revelación nueva de parte de Dios para él, dejándole saber, mira, todas estas cosas grandes que yo te he mostrado en el pasado, sí yo he estado en esas cosas presente. Y yo creo que en el momento que estaban sucediendo, yo creo que Dios estaba ahí también. Cuando la palabra dice que Jehová no estaba ahí, yo puedo entender que era la revelación de Dios para la vida de Elías en ese momento que no estaba ahí presente en ese momento hasta que llegó ese susurro apacible y entonces Dios se manifiesta en una forma totalmente nueva a Elías y le deja saber entonces lo que va a suceder.

Ustedes ven los versos después le dice, ‘ve y unge al rey de Siria, ve y unge al rey de Judá, y entonces ve y escógete a alguien que te vaya a reemplazar a ti, a Eliseo.’

En otras palabras, Dios le estaba dejando saber a Elías, ‘Elías, yo tengo todo bajo control. Tu no te preocupes, tu vuélvete por tu camino que yo tengo todo bajo control. A Judá yo tengo bajo control, Siria yo lo tengo bajo control, y el que te va a reemplazar a ti, yo también tengo eso bajo control. Yo soy Dios, tu no. Yo soy Dios. Tu confía en mi.’

Y ¿saben qué? mis hermanos, yo creo que nosotros necesitamos ese tipo de afirmación. Muchas veces en nuestras vidas, que muchas veces al nosotros ahogarnos con las cosas que nos rodean día a día, nosotros no podemos ver y no podemos entender la manifestación de Dios en medio de nosotros.

¿Quién de ustedes se va a poner a ver una mariposa en el camino cuando usted está guiando? ¿Quién de ustedes se va a poner a ver una mariposa por la ventana de su cocina, cuando usted está lavando los platos y una mariposa que pasa por la ventana? ¿Quién de ustedes le va a prestar atención a eso? Puede ser que algunos sí, puede ser que algunos no, pero aún si ves la mariposa, vas a decir, ‘ay, mira qué bonita, una mariposa volando por ahí’. ¿Quién pensaría entonces que eso es una forma en que Dios nos puede dejar saber a nosotros, yo estoy en control, yo estoy bajo control de tu vida?

Si tu solamente aprendes a confiar en mi, yo estoy en control. Y hermanos, si nosotros necesitamos afincarnos en esa verdad, día tras día, noche tras noche, hermanos. ¿Saben qué? yo muchas veces me pregunto y hago esta pregunta a cada uno de ustedes hoy: ¿si nosotros tan solamente supiéramos, si nosotros tan solamente supiéramos en quién nosotros hemos confiado? Si nosotros tan solamente pudiésemos ver un vislumbre del poder de Dios en medio de nuestra vida, yo estoy seguro de que ninguno de nosotros seríamos igual. Ninguno de nosotros seríamos igual.

Hay veces que nosotros nos conformamos con conocer de Dios lo poquito que hemos conocido hasta ahora, pero no nos como que no nos movemos intencionalmente para ir más allá, para conocer más allá, hermanos. Dios tiene un más allá. La misma Biblia dice que el amor de Dios es maravilloso, es tan largo que no puedo ir más allá de él, tan alto que no puedo ir por arriba alto, tan ancho que no me puedo afuera de él. Cuán grande es el amor de Dios.

Y muchas veces porque nosotros solamente conocimos un pequeño cuadrito de toda esa dimensión ya, ah, esto es suficiente. Esto me conforma. Pero no, hermanos. Dios quiere que cuando la misma Biblia dice que él quiere que nosotros lleguemos a la plenitud, a la plenitud del conocimiento de Dios es porque Dios no quiere que tu te quedes con ese cuadrito nada más del conocimiento de él. Dios quiere que tu tengas todo el pastel completo. No podemos quedarnos en una sola esquina, hermanos.

Y el asunto es, que yo estoy seguro, si yo les pregunto a cada uno de ustedes en el fondo de su corazón, ustedes me van a decir, ‘si, Omar, yo quiero conocer la plenitud de Dios. Yo quiero conocer más de Dios.’ Todo el mundo, todos aquí, un 100% de ustedes me van a decir ‘sí, Pastor Omar, yo quiero conocer más de Dios’. ¿Pues entonces cuál es el problema?

Si todos aquí queremos, si ese deseo está en nosotros, ¿cuál es el problema entonces? El problema está, cuando yo veo ese ejemplo de Elías, que cuando los agobios de la vida nos rodean y nos inundan, eso puede más que ese poder de Dios que nosotros queremos conocer. Y nos dejamos llevar por la situación, nos dejamos llevar por las circunstancias, y nos hundimos en eso y nuestros ojos se quedan enfocados en eso, como si estuviéramos hipnotizados por la situación. Más sin embargo, Dios está ahí volando como una mariposa alrededor de nosotros diciéndonos, ‘hey, hay más, hay más. No te quedes ahí encajado. No te quedes ahí, hay más para ti. Tu solamente tienes que aprender a confiar en mi, obedecer mi palabra y seguirme a mi. Tu vas a ver, tu vas a ver como yo me voy a revelar a tu vida en dimensiones nuevas.’

Y, hermanos, yo les animo, y aún me animo a mi mismo, yo me estoy predicando a mi mismo hoy, hermanos. Dios, Dios quiere que nosotros lleguemos al conocimiento pleno de él. Dios quiere que nosotros lleguemos a conocer la plenitud de su poder en medio de nuestras vidas, hermanos. Pero en nosotros tiene que haber ese deseo, ese deseo que nada ni nadie lo pueda apagar, que ninguna situación, que ninguna circunstancia alrededor de nosotros pueda apagar ese fuerte deseo que puede haber en nosotros de poder conocer la plenitud entera del amor de Dios en medio de nuestras vidas.

Y yo se que puede parecer difícil el yo decir esto, porque muchas veces las situaciones que nos rodean son situaciones que son bien cerca de nuestro corazón, bien cerca de nuestra vida. Que muchas veces es difícil ignorar esas cosas y tratar de seguir adelante en busca de esto. Pero ¿saben qué? hermanos, aún en medio de esa circunstancia nosotros podemos adquirir un conocimiento nuevo de parte de Dios en medio de nuestras vidas, aún en medio de esas situaciones, hay experiencias que pueden llenar tu vida y que pueden dirigirte a ti en una dimensión totalmente nueva. Aun en medio de esas situaciones, hermanos, el ángel de Jehová se presenta con una torta de pan, con un vaso de agua para alimentarte y decirte ‘levántate porque largo camino te resta’.

¿Saben qué, hermanos? Esa palabra podrá parecer fuerte, podrá parecer difícil. Si yo le digo a muchos de ustedes, ‘levántate porque largo camino te resta’, tal vez ustedes me van a decir, ‘pastor Omar, pero con todo lo que yo he vivido ya, y usted me va a decir que largo camino me resta. Con todas las experiencias de vida que yo he tenido, usted me va a decir que todavía me falta más.’ Y consta que no estoy hablando de edad, consta. Estoy hablando de experiencias vividas.

¿Saben qué, hermanos ? Esa palabra es una afirmación para su vida que le está queriendo dejar saber, yo estoy contigo. Yo no he terminado contigo. Yo estoy a cargo de tu vida aún. Yo no te he soltado. Yo no te voy a soltar. Hasta que mi propósito no llegue a su cumplimiento total en tu vida, yo no te voy a soltar. Y eso para mi es una palabra de afirmación, hermanos. Sea que yo lo vea en una mariposita volando en mi jardín, o sea que yo lo vea en una forma tremenda de que Dios me tumbe al piso y me quede noqueado por dos horas, yo estoy seguro que esas son formas en que Dios me muestra que su propósito está ahí, marcándose, día tras día, noche tras noche, en mi vida y en la vida de cada uno de ustedes.

Así que, hermanos y hermanas, yo les animo, este mensaje es más bien para animarles. En medio de las circunstancias de la vida que ustedes están llevando ahora, en medio de su situación, tengan confianza que Dios está con usted, que Dios está en control, que Dios va a estar revelándose a su vida en forma nuevas, hermanos. Reciba eso. Dios se va a estar revelando a su vida en formas nuevas.

Así que esté pendiente, hermano, pídale que le de discernimiento en su espíritu para usted poder reconocer esas formas en las que Dios se va a revelar a usted. Y una vez que Dios se revele a su vida, que usted sepa cómo responder. No se conforme con solamente saber, ah, guau, Dios se ha revelado a mi y ya, me quedo con esa revelación y no hago nada con ella. No, no, no, la revelación de Dios tiene un propósito. Si Dios le revela algo a su vida es para que usted pueda hacer algo con esa revelación. No es para que se quede con ese conocimiento, ya y me siento y me cruzo los pies y esperar la próxima. No, no, no, Dios se revela a su vida es para algo, para algo que va a beneficiar su vida personal pero también va a beneficiar la vida de otros a su alrededor, y es su responsabilidad, es su responsabilidad, que cuando usted reciba esa revelación que usted pueda hacer lo que esa revelación demanda de usted.

Miren esa revelación de Elías. Dios afirmó a la vida de Elías personalmente. Dios se lo dijo, yo estoy contigo. Yo estoy ahí tomando control. Pero esa revelación de Elías tuvo una responsabilidad hacia otras personas. El tenía que ir a ungir el futuro rey de Siria, tenía que ir y ungir el futuro rey de Judá y a la misma vez tenía que ir a ungir la futura persona, Eliseo, que se iba a encargar de seguir el ministerio de él.

O sea que la revelación de Dios no tan solamente fue para afirmarlo a él personalmente sino para ser de bendición también a otros. Así que, hermanos y hermanas, yo les animo, no se, yo los veo ahí con sus caras cabizbajas, yo no se si ustedes están entendiendo lo que estoy diciendo.

Pues, si es profunda la palabra, mis hermanos, yo espero que esa profundidad los anime a seguir adelante, que esa profundidad nos ayude a nosotros conocer la profundidad del amor de Dios para nosotros y nos de el ánimo que nosotros necesitamos para seguir adelante.

Vamos a ponernos de pie, hermanos y vamos a orar.