Guerra espiritual (parte 3)

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Segundo de Reyes, Capítulo 6. Vamos a ir al versículo 8, Capítulo 6 Reyes, Segundo de Reyes, versículo 8. No se si voy a leer todo el pasaje pero por lo menos unos versículos. Quiero continuar con el tema que iniciamos hace unas semanas atrás, este va a ser el tercer sermón que está relacionado con esta época, el ministerio de Eliseo, de Elías, guerra espiritual, armas que usamos para la guerra espiritual, todas estas cosas están aquí involucradas.

Dice en el versículo 8, Segundo de Reyes: “...Temía el rey de Siria guerra contra Israel y consultando con sus siervos dijo: ‘en tal y tal lugar estará mi campamento’, y el varón de Dios –es decir Eliseo, el profeta- y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel, ‘mira que no pases por tal lugar -donde iba a estar el rey de Siria en emboscada- mira que no pases por tal lugar porque los sirios van allí’. Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho, y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse.....”

Eliseo siempre lo estuvo advirtiendo, allí van a estar, allí van a estar. Te van a tender una emboscada. Evita esos lugares. Y así lo hizo el rey.

“.... Y el corazón del rey de Siria –el enemigo- se turbó por esto y llamando a sus siervos les dijo ‘no me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel...”

En otras palabras, pensaba que había un espía entre ellos.

“..... Entonces uno de los siervos dijo ‘no rey, Señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tu hablas en tu cámara más secreta.’ Y él dijo: ‘Id y mirad donde está para que yo envíe aprenderlo’. Y le fue dicho ‘he aquí que él está en Dotan –una ciudad- y entonces envió el rey allá gente de a caballo y carros y un gran ejército, los cuales vinieron de noche y sitiaron la ciudad. Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios –es decir, el siervo de Eliseo se levantó por la mañana- y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad –rodeada la ciudad- con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ‘ah, Señor mío, ¿qué haremos?’ El le dijo, ‘no tengas miedo porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos’. Amen.

Lloró Eliseo y dijo: ‘Te ruego, oh Jehová que abras sus ojos –los ojos de su criado- para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado y miró. Y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová y dijo: ‘Te ruego que hieras con ceguera a esta gente’, y los hirió con ceguera conforme a la petición de Eliseo. Después les dijo Eliseo a los sirios, ‘No es este el lugar, no es este el camino ni esta la ciudad. Seguidme y yo os guiaré al hombre que buscáis.’ Y los guió a Samaria –era la capital del reino israelita-. Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo, ‘Jehová, abre los ojos de éstos para que vean’. Y Jehová abrió sus ojos y miraron y se hallaban en medio de samaria –en campo del rey de Israel-.

Cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo Eliseo ‘¿Los mataré, Padre mío?’ El le respondió, ‘No los mates. ¿Matarías tu a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Ser delante de ellos pan y agua para que coman y beban y vuelvan a sus señores’. Entonces se les preparó una gran comida y cuando habían comido y bebido, los envió y ellos se volvieron a su Señor y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.” El Señor bendiga su palabra.

Padre, encomendamos este mensaje a ti, Señor, y pedimos que tu nos llenes de tu sabiduría para exponer solamente aquello que tu quieras que reciba tu pueblo en esta mañana, en la manera en que tu quieres que se haga.

También recordamos Señor a nuestra hermana Isabel que está enferma ahora mismo, Padre, y pedimos que tu seas con ella, con su esposo camino al hospital. Cúbrela, guárdala. Declaramos, Señor, tu poder fortalecedor sobre ella. restáurala completamente, Padre, inclusive cuando llegue al hospital todo ya esté resuelto para gloria de tu nombre. En el nombre de Jesús lo declaramos, Señor. Amen y amen.

EL REINO DE DIOS ES BALANCEADO

Quiero que este mensaje sea como una especie de contrapeso y balance al mensaje que prediqué el domingo pasado. Porque yo creo que necesitamos actitudes balanceados. El Reino de Dios es balanceado.

Yo decía el domingo pasado que el escritor de Eclesiastés dice que hay tiempo para todo: tiempo para destruir, tiempo para crear, tiempo para derribar un muro dice y tiempo para edificar muros; tiempo para callar y tiempo para hablar. Dice inclusive hasta tiempo para matar, dice y tiempo para sanar también. Todo tiene su tiempo y lo que nosotros necesitamos es el discernimiento de Dios para saber qué tiempo es en cualquier situación de la vida.

Habrá tiempos para usted callar. Cuando alguien está hablando tonterías o hablando mal a usted, para usted caminar y seguir y no responderle al necio, y no sentirse que su valentía está siendo en alguna manera, disminuida porque usted escogió el camino de la paz.

Habrá otros tiempos para confrontar. Habrás tiempos, yo creo que la guerra es necesaria. Yo creo que los ejércitos son necesarios. Yo no soy pacifista. Yo le doy gracias al Señor si estoy corriendo de un grupo de gente que me quiere matar en un callejón y viene un policía bien armado y saca su revolver, yo le digo ‘amen, adelante Señor’. ¿si o no?

Yo quisiera que mucha gente que son pacifistas se encontraran en una situación así para que usted vea cómo se le olvida de momento todos los principios del pacifismo. Muy fácil hablar de pacifismo cuando otros están pagando sangre por tu paz y por tu libertad para ser pacifista de hecho.

Pero yo creo también, Cristo es el príncipe de la paz. Y yo creo que, como dice la palabra del Señor, nosotros tenemos que vencer el mal con el bien. Y que Dios nos ha dado armas de luz para vencer el mal. La violencia normalmente solo trae más y más violencia. Mire el Medio Oriente cómo está. Aún los árabes mismos, dentro de su mismo seno no se pueden soportar unos a otros, se van matando de una manera terriblemente violenta.

Por eso solamente el amor va a ser la solución a los problemas matrimoniales, a los problemas de los padres y los hijos, a todas las cosas. Sabemos eso. Entendemos eso.

Hay un balance. Hay balance que hay que tener.

CONFRONTAR

El domingo pasado yo hablé acerca de la necesidad de confrontar. Ustedes recuerdan, este profeta que se negó a herir al otro profeta que le pidió que lo hiriera para ponerse una venda para aparecerse ante el rey Acab y confrontarlo. Ese segundo profeta se negó hacerlo, aún por palabra de Dios y en desobediencia Dios lo hirió, porque hay veces que tendremos que herir a un ser querido para sanarlo.

¿Sabe eso? A veces usted tendrá que decirle una palabra fuerte a un hijo o un hermano que está por ejemplo abusando de las drogas y pide dinero, y usted le da dinero y sigue destruyéndose. Y a veces usted tendrá que un hijo desobediente dejarle a que llegue al final de su cuerda, de la soga como hizo el padre sabio con el hijo pródigo, para que aprenda. Porque si usted le está siempre metiendo la mano allí y ayudándolo y librándolo de sus líos, nunca va a aprender. A veces el amor tiene que ser fuerte, ¿sabe?

Y hay que encarar, hay que herir, inclusive. Y hay momentos en que hay que herir. Yo creo que estamos en una cultura donde a veces hay que herir a la gente para que conozcan la palabra de Dios. No siempre pasándole pañitos de agua tibia todo el tiempo allí. Nunca van a aprender. A veces hay que herir antes de sanar. Hay que confrontar antes de sanar.

Pero, tenemos que tener cuidado con las actitudes que hay dentro de nuestro corazón. Yo creo que el cristiano, si hiere lo debe hacer clínicamente, lo debe hacer por principio y no por carnalidad. No lo debe hacer vengativamente, no lo debe hacer como simplemente para desquitarse o para sacar la ira que tiene por dentro, sino herir como un médico hiere, que toma el escalpelo y abre para sanar, o amputa una pierna porque sabe que clínicamente, médicamente es lo que necesita el paciente, porque si no lo hace no le está haciendo un bien.

Entonces el cristiano confronta. El cristiano habla la verdad, a veces con dolor inclusivo y lo hace con un espíritu de misericordia y siempre deseando la reconciliación.

BUSCAR LA PAZ

¿Saben qué? la primera opción del creyente es buscar la paz. El Apóstol Pablo dice que en todo lo posible, dice, que tratemos de vivir en paz con todos los hombres.

Fíjese, nos dice hagan todo lo posible, lo cual quiere decir que a veces hay algunos con quienes no.... aunque hagamos todo lo posible, no podremos. Entonces ahí, ya yo dejo eso a su criterio. ¿Cuál es el próximo paso a seguir? Pero, en todo lo posible, la primera opción del creyente es buscar la paz. Nosotros somos gente de paz y de amor.

Yo digo eso porque este pasaje, su conclusión es una conclusión diferente a la conclusión del domingo pasado. Por eso estoy buscando el balance, ¿no?

El domingo pasado el Señor encaró al rey Acab y le dijo ‘por cuanto tu dejaste escapar al hombre de mi anatema, ahora tu vas a perder tu reino y vas a perder inclusive tu vida. Tu vida será por la vida de él y tu reino por el reino de él.’ Porque Acab se negó a ejecutar la orden de destruir a ese hombre que se había convertido en un anatema para Dios porque se había confrontado a Dios directamente.

Entonces Acab falsamente ejerció gracia con ese hombre que Dios le había dicho ‘tienes que raerlo de la tierra’. Asegurémonos, como yo decía, de obedecer.

Ahora, miren este caso aquí, qué interesante. Porque en este caso vemos lo contrario. En este caso Eliseo captura por medio de una intervención divina el ejército sirio, o esta banda, este grupo sirio que se metió a Israel a capturarlo a él. Y vamos a hablar un poquito, vamos a hacer hacia atrás en un momento. Pero, Eliseo en vez de.... ahora que tiene esta gente capturada, metida dentro del mismo Israel, rodeado del ejército israelita, y el rey quiere matarlos, el Señor dirige a Eliseo en este caso ¿a qué? A ejercer misericordia y a perdonarle la vida a estos hombres.

Y quizás ¿por qué? Quizás porque eran simplemente soldados que estaban bajo órdenes superiores. No sabemos cuál es la razón específica, pero en ese momento el espíritu santo puso a Eliseo en una modalidad de misericordia y de gracia muy alta, muy grande, porque no solamente les perdonó la vida sino que les hizo un gran banquete, una gran comida y entonces después que comieron los despidió en paz. Y dice la palabra que nunca más volvieron bandas armadas a Israel después de ese gesto.

Saben que la gracia, la misericordia tiene un poder tremendo muchas veces, más poderoso que la misma violencia, la misma confrontación. Entonces yo creo que, hermanos, nosotros tenemos que pedirle al Señor que nos de sabiduría en la vida, cómo balancear una cosa con la otra. Porque yo veo en el Evangelio, eso es lo que a mi me mete en problemas muchas veces con tanta gente que yo conozco mientras más pasa el tiempo. Porque yo lo que trato de hacer es mantener el balance que hay en la palabra del Señor.

Yo creo que a veces la palabra del Señor habla, llama para confrontación y a veces llama para misericordia y paz. Y entonces, tenemos que hablar las dos cosas. Tenemos que pedirle al Señor una personalidad espiritual balanceada en la vida y tenemos que pedirle la Señor, como iglesia también, como congregación ser una iglesia balanceada. Y tenemos que pedirle al Señor que se levante una iglesia con “i” mayúscula universal balanceada, que sepa mezclar la verdad de Dios con la gracia del Señor, la justicia de Dios con la misericordia de Dios.

Porque Dios es así. Dios es amor y también es fuego consumidor. Dios es confrontador pero también es nutridor y amante. Dios es hombre y mujer a la misma vez por así decirlo, no es ninguna de las dos cosas, pero la mujer ama, la mujer se pone a tono con el dolor, la mujer siente lo que el otro está sintiendo y tiende a ser más misericordiosa y más perdonadora. El hombre es más legalista, más digamos judicial en su forma de ver las cosas, porque Dios lo ha hecho así, le ha dado una cablería diferente.

Dios en su personalidad mezcla las dos cosas, mezcla la justicia y mezcla el amor; mezcla la claridad y mezcla también el abrazo. Las dos cosas están.... y nosotros debemos imitar a Dios en esa misma actitud.

Cuando confrontamos el mal en la sociedad, en el mundo como en este tiempo a donde hay tanta maldad y tanta enseñanza maligna, y tanta corrupción que está saliendo desde los lugares más altos de la sociedad y de la cultura, ¿cuál ha de ser el comportamiento de la iglesia? ¿Vamos a ser siempre con el bate ahí en la mano apuntando el dedo, criticando, enjuiciando, señalando, mandando fuego, tirando piedras desde nuestros cercos, adentro metidos en el solar allí tirándole piedras a los inconversos solamente? ¿O vamos también a ejemplificar en nuestra vida la bondad, el amor, la gracia, la prosperidad de Dios y con eso convencer a los demás de que vale la pena y obedecer y caminar en los caminos del Señor?

La iglesia tiene que caminar un camino balanceado. Yo le pido al Señor, ‘Padre, ayúdanos a ser como comunidad y como individuos y como familias’, tan bendecidos, tan prósperos, tan llenos de vida, tan agresivos en nuestro gozo, en nuestra esperanza, nuestra alegría, nuestra risa, la calidad de nuestras relaciones, que la gente esté mirando por la ventana con envidia, diciendo ‘guau, si yo tuviera lo que tienen esos evangélicos’ y que vinieran al Señor simplemente por la calidad de nuestra vida, por el gozo y la bendición que nosotros tenemos.

Ahora, cuando entren buscando eso, le tenemos que decir ‘mira, tu nos ves así muy bonito y todo pero nosotros hemos pagado un precio, ¿sabes? Hemos tenido que obedecer al Señor, hemos tenido que limpiar nuestras vidas, hemos tenido que poner nuestra casa en orden; hemos tenido que no hacer muchas cosas que quisiéramos hacer y hacer otras que no queríamos hacer, así que si tu quieres lo mismo, tienes que seguir..... mira, aquí está la receta: se llama la Biblia, la palabra de Dios’. No hagas lo que Dios dice que no hagas y has lo que Dios dice que hagas. Y tu vas a tener la misma paz y el mismo gozo que nosotros vamos a tener.

¿Usted ve? Porque muchos cristianos queremos que la gente venga a nuestra iglesia pero ¿saben qué? que la gente siempre va a venir a la iglesia con condiciones. Te van a decir, nosotros vamos a estar en tu iglesia si tu haces esto y lo otro o si no nos dices esto y lo otro. ¿Cuál va a ser el comportamiento de la iglesia en ese caso? No podemos, porque ¿qué médico es aquel que viene el enfermo a su consultorio y solamente le dice al enfermo lo que él quiere oír y no le da la medicina correcta? Mal médico.

Entonces, nosotros tenemos que pedirle al Señor ese balance entre las dos cosas. Yo veo aquí que Eliseo en este casó usó de misericordia con el enemigo. El domingo pasado yo hablé de confrontación que a veces hay que hacer, a veces tenemos que tener una postura vertical y clara y por aquí tu no pasas. Tienes que hacer lo que dice la palabra del Señor y hay que hablarle la verdad a la gente.

Pero, nosotros tenemos que saber que el Señor también es un Dios que muchas veces va a usar las armas del amor y de la gracia para traer a otros al conocimiento de Dios y que si usted se pone allí a darle duro a la gente ante que ni siquiera entre a la casa del Señor, entonces nunca van a entrar.

Hay que amar al caído. Hay que amar al que está metido en la droga, al que está metido en la homosexualidad, al que está metido en los vicios. Hay que amarlos y cuando entran a la iglesia hay que darle gracias a Dios porque están allí y hay que asegurarnos de que les extendamos, como hizo Eliseo el mejor banquete.

Si usted tiene que quitarse de su silla para que esa persona se siente allí, hágalo y Dios le va a bendecir. Si tiene que llevarlo en su carro de regreso a su casa, hágalo porque es una inversión en el Reino de Dios. Si tiene que sentarse y hablarle y argumentar con él y tratar de convencerlo de los argumentos de la palabra del Señor, hágalo porque la palabra dice asimismo que debemos ser apacibles para que podamos convertir a los inconversos al conocimiento del Señor.

Es decir, nosotros tenemos que ser muy compasivos y muy llenos de gracia con la gente caída porque su mente está torcida. Dice la palabra que si, como es que dice, si el Evangelio está encubierto en los que se pierden está encubierto, dice, porque el enemigo encubrió el entendimiento de ellos para que no les resplandezca la verdad de Jesucristo.

Hay mucha gente allá afuera que son gente que quieren de Dios y aman a Dios en un sentido, pero están confundidos. El diablo les ha cegado el entendimiento, les ha llenado la mente de argumentos diabólicos que han recibido en las Universidades, en la cultura, a través de los medios de comunicación y su mente está torcida. Y entonces necesitan alguien que les hable los principios de la palabra del Señor, con una mezcla de claridad y de gracia.

¡Qué bueno es cuando la gracia y la claridad se unen! Y entonces uno habla la verdad de Dios sin una agenda sin un sentido de superioridad, de que yo soy mejor que tu. Nada de eso, cuando usted habla la verdad, comunique la verdad con un sentido de humildad y de quebrantamiento sabiendo que usted es el primero que necesita de la gracia de Dios y que usted está en los caminos del Señor por la misericordia de Dios y que si usted entra al Reino de Dios es porque Dios es increíblemente misericordioso y que hay que extenderle a otro la misma gracia y la misma misericordia.

Tenemos que saber con qué corazón nosotros decimos la verdad y con qué corazón nosotros confrontamos. Hay un pasaje bien misterioso y casi como hasta gracioso también en el Evangelio según San Lucas, donde el Señor tuvo un encuentro con los discípulos.

Déjenme ver. El Evangelio según ..... ya lo voy a encontrar en un momentito, no se apure. Y sino no voy a perder mucho tiempo en ello. Si,.... en el Evangelio según San Lucas, Capítulo 9, versículo 52 digamos, 52.

Lucas 9:52 dice: “...el Señor se preparó para ir a Jerusalén y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos, que recuerdan que los samaritanos y los judíos se odiaban entre sí. Los judíos no querían saber de los samaritanos porque era, según ellos, gente impura, que no merecían la gracia de Dios. Tenían una religión mezclada, imagínense. Eran gente que enseñaba doctrina hereje y los judíos decían esa gente no merecen la misericordia del Señor. Y los samaritanos igualmente odiaban a los hebreos también. Como hoy en día mucha gente odia a los cristianos y hay muchos cristianos que odian inclusive a la gente que está allá afuera, y no debemos jamás caer en el odio contra los inconversos, sino amarlos con el amor de Cristo.

 

 

Entonces dice que “....entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos al Señor para que... me imagino, que se quedara y se hospedara esa noche, camino a Jerusalén. Más no le recibieron....”

Fíjese, le hicieron un desaire al Señor los samaritanos. No lo recibieron. Le dijeron: ‘aquí ese señor no entra, que se busque un hotel en otra parte. Hay un Holidad Inn por allá, en el otro pueblo. Así que se vaya para allá. Lo despreciaron al Señor. No lo recibieron porque su aspecto era como de ir a Jerusalén.... Otra palabra, vieron que era judío. No te queremos aquí. Le devolvieron con la misma moneda.

“.....viendo esto sus discípulos, Jacobo y Juan, dijeron ‘Señor, -yo me imagino que mientras le decían así se sobaban las manos- Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo como hizo Elías y los consuma?”

Ahí vino muy conveniente el conocimiento de la Biblia ¿no? ¿A qué se refiere eso? Dice, para los que no conocen, dice la Biblia en el Antiguo Testamento que Elías una vez vinieron a buscarlo unos soldados, porque el rey lo mandó a buscar para llevárselo preso, y vinieron 50 soldados y vino el capitán de los soldados y le dijo así muy imperiosamente a Elías ‘te venimos a restar porque el rey manda que comparezcas delante de él’. Y Elías le dijo ‘bueno, pues si es así que caiga fuego sobre ustedes y los consuma’. Y cayó fuego y se achicharraron los 50 soldados. Y vinieron otros 50 soldados, ahora molestos por lo que había pasado, y quisieron arrestar a Elías y Elías otra vez dijo, ‘pues caiga fuego del cielo y los consuma a todos’. Y volvió y los consumió.

Ahí está la parte esa de juicio y de confrontación y de fuego y azufre que tiene Dios. Dios tiene esa modalidad también y puede hacer eso.

Finalmente vino otro capitán, este era mucho más sabio. Ya habiendo visto lo que le había pasado a los otros, y vino y se arrodilló ante el profeta de Dios muy respetuosamente, y él dijo ‘Señor, ¿no te gustaría comparecer allá ante el rey?’ Elías dijo ‘bueno, así está bien, así entonces voy a ir’. ¡Qué bueno es una palabra suave en el momento adecuado!

Por eso le digo, dicen por ahí, mejor digan que aquí corrió que aquí murió. Dice el escritor de Eclesiastés, mejor ser perro vivo que león muerto. Este soldado entendió y entonces Elías fue. Eso se le quedó grabado a estos discípulos de Jesucristo, entonces cuando le hicieron ese desaire a su Señor el erudito bíblico en ellos salió y dijo ‘Señor, ¿quieres que hagamos que caiga fuego sobre ellos como hizo Elías? Y el Señor en vez de decirles ‘si muchachos, adelante. Vamos a achicharrarlos todos. Vamos a arrasar aquí con todos.

Miren lo que dijo: “... Entonces volviéndose él los reprendió, los reprendió diciendo ‘vosotros no sabéis de qué espíritu sois porque el hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres sino, ¿para qué?, para salvarlas’” Y se fueron simplemente, se fueron a otra aldea.

Ve, ¿qué fue lo que pasó aquí? Que el Señor discernió que en el corazón de estos discípulos lo que había en ese momento era carnalidad, deseo de venganza, subestima de la vida de esos samaritanos a quien ellos despreciaban. Eran pura carnalidad, pura enemista étnica, puro fariseísmo, pura falta de entendimiento de no entender que estos samaritanos simplemente estaban heridos, se sentían despreciados. No habían sido comprendidos por esos hebreos que deberían saber mejor porque tenían la palabra de Dios a su disposición y que estaban reaccionando de su herida, de su dolor.

Entonces el Señor quiso darles una oportunidad y dijo ‘está bien, me voy a otro lugar’. Y por eso dijo ‘no, no se atrevan’. ¿Por qué? Porque el Señor Jesucristo le había dado a los discípulos poder, les había dado autoridad pero no para usar esa autoridad en una forma carnal. Usted ve Dios nos ha dado autoridad profética, hermanos, y yo creo que en los últimos tiempos, Dios le va a dar a la iglesia más y más autoridad profética para cerrar y para abrir, para derribar y para edificar, como le dijo a Jeremías.

Pero, por eso es que la iglesia tiene que primero llenarse con el espíritu de Jesucristo, conocer la palabra de Dios muy bien, porque es muy peligroso poner el poder de Dios en las manos de una persona inmadura y carnal, porque entonces.... Por eso Dios no le da a muchos su poder y su gracia porque no lo podemos manejar como Dios quiere.

El día que haya una iglesia madura, que tenga el carácter adecuado y balanceado de Jesús, entonces yo creo que el Señor le dará a la iglesia más poder y más autoridad porque entonces la iglesia sabrá cómo manejar el poder de Dios en una forma balanceada y precisa. Una intervención adecuada.

Imagínese si un oftalmólogo que opera en los ojos, usted va a la clínica y de momento saca una sierra eléctrica y la prende para operar en el ojo suyo, usted va a salir huyendo y va a dejar la bata, va a dejar todo y va a salir corriendo de ese consultorio. ¿Verdad que sí? Porque no es el instrumento adecuado. Ahora, si viene con una pincita o algo sencillo, usted dice ‘bueno, así podemos trabajar más bien’.

Y asimismo es el cristiano habrá momentos en que va a necesitar una sierra tipo Freddy Krugger y a veces –yo no he visto la película por si acaso, simplemente he oído hablar de él- Me la contaron. Pero, a veces va a necesitar un rayo láser bien sencillo, una cosita de algodón para poner un toque simplemente sobre el ojo para poder sanar a la persona.

Hay que tener balance en la vida, hermanos. Hay que saber cuándo el Señor quiere que usted hable claro, firme, verticalmente, que confronte, y hay que saber cuándo el Señor quiere que usted use, dice la sutileza de la paloma o la sutileza de la serpiente, porque también hay momentos en que hay que imitar a la serpiente en su astucia para traer a la gente al conocimiento de Dios.

El Apóstol Pablo decía que con el griego se hacía como si fuera griego, con el esclavo se hacía como si fuera esclavo, y con el libre como si fuera libre, aunque era esclavo también de Jesucristo. Así puedo atraer a todos al conocimiento de Dios. Pero ese mismo Apóstol Pablo también a veces habló en formas tremendamente tajantes y confrontativas que uno se escandaliza. Si no fuera el Apóstol Pablo uno diría ‘este hombre necesita salvarse y conocer a Jesucristo’. Porque estaba en ese momento de Dios de la confrontación y de la verdad.

Balance, hermanos. Se requiere el balance de Dios en la vida para uno ser un hombre, una mujer completamente justo y preciso en sus intervenciones, porque sino....

Imagínese con los hijos en el hogar. Un papá dice ‘yo tengo derecho porque yo soy el papá, yo traigo la comida a la casa así que tienen que hacer exactamente lo que yo diga. Y siempre están ahí forcejeando con los muchachos y el diablo se mete en el hogar y nunca hay paz. A veces los padres tenemos que bajar la guardia, callar un poquito, esperar y remitir nuestra causa al Señor hasta que él obre en el corazón de ese hijo. Porque si nos ponemos a forcejear el hijo se va a poner más rebelde, más duro; el diablo se va a meter más dentro de su corazón, vamos a cerrar la comunicación, no va a haber paz en el hogar y todo va a ser una guerra fría o caliente, una de las dos, continuamente.

Si en el matrimonio uno de los dos no calla y cada uno está insistiendo, mis derechos, mis derechos, tu me la hiciste, me la vas a pagar. Y todo el tiempo, uno y el otro, y el hombre, que tu me tienes que respetar y la mujer, que tu me abusas, etc. No va a haber paz nunca. Tiene que haber en algún momento, el hombre va a tener que ceder, en algunos momentos la mujer va a tener que ceder. En algún momento usted va a tener que esperar que él coma antes de decirle las cosas, porque cuando está sin comer se pone como un monstruo, entonces espere el momento adecuado, señora. Sea sabia en su entendimiento. Y usted, caballero, permita que ella se compre esos zapatos y ruéguele al Señor que la economía se mejore. Y después, entonces, dígale que usted quiere comprarse un carro deportivo y que ya puso el depósito hace un par de semanas.

Hay que .... tenemos, hermanos, que saber cuándo ser de una manera o de otra en la vida. Tenemos que tener balance, cuándo confrontar y cuándo callar, y esperar el momento de Dios. Eso no le quita nada. Al contrario, hermanos, ese es el espíritu de Jesucristo.

Dios ha estado haciendo eso a través de toda la historia con el hombre. Dios podría haber destruido al hombre hace miles y miles de años y no lo ha hecho. Esperando, dice la Biblia, a ver si se convierte el mayor número posible.

El Señor podría tornarnos en robots a todos y que hiciéramos exactamente lo que él quiere, pero él sabe que si hace eso, deforma la imagen de Dios en nosotros, entonces tiene que tratar de traernos poquito a poquito. ¿Cómo obra Dios en la vida de nosotros para traernos a la imagen de Cristo? Ahí, metiéndonos cercos con su mano, así poco a poco como cuando se maneja una manada de vacas, que los vaqueros van y con el caballo van por diferentes partes llevándola poco a poco hasta que entra al corral.

Y nosotros tenemos que hacer así. Tenemos que tener un corazón pastoral. El cristiano maduro tiene que tener pastoral, pedirle al Señor que nos de un corazón pastoral para poder discernir la condición de la persona con quien estamos tratando, o de la cultura con la cual estamos tratando para mantener el balance.

Dicen algunos que el pastor, dice el salmista David, dice ‘tu vara y tu callado me infundirán aliento’. El pastor tenía dos instrumentos en su armadura, en su repertorio de recursos para llevar a las ovejas: tenía la vara y tenía el callado. Y no se cuál de las dos, pero creo que la vara era simplemente para cuando la oveja se ponen un poquito rebelde, se le daba su sopetazo allí para que aprendiera, ¿no? O también mayormente era creo para defender de leones y de osos, la vara era un instrumento de agresividad y de defensa contra fieras.

Y a veces en su rol pastoral o en nuestros roles pastorales vamos a tener que confrontar a la gente, vamos a tener que hablarles la verdad, porque si no se le habla la verdad no va a haber sanidad. En los matrimonios, en los hogares, en la sociedad, en la iglesia, y los pastores tienen que ser firmes a veces, hermanos. El Señor era la persona más firme que yo conozco y de mayores convicciones. Entonces la vara es necesaria en la vida.

Un padre a veces necesita la vara. A veces hay que corregir a los hijos. Me perdonan los trabajadores sociales si hay alguno aquí, a veces hay que aplicar autoridad y los hijos tienen que, yo creo, que tener temor santo a los padres. Yo no creo que los muchachos respetan a un papá que hace todo lo que ñe, ñe, ñe, como decimos nosotros, que hace todo lo que el niño quiere. A veces hay que aplicarle a los hijos y decirles ‘no, usted se sienta allí’, y si se para, vuelve y lo sienta, y si se para otra vez vuelva y lo sienta hasta que aprenda quién es el jefe.

Pero, dice que el pastor también tenía el callado. El callado era una vara que tenía una forma como de bastón exactamente con una cabeza más amplia, más larga y ese bastón le permitía al pastor sacar a una ovejita cuando estaba metida en una grieta, o en un abismo, era larga y podía protegerla, sacarla y tomarla en sus brazos y llevarla a donde tenía que llevarla. Esa es la parte protectora, la parte amorosa del pastor.

Y yo creo que nosotros necesitamos la vara y el callado en nuestra vida. tenemos que caminar con las dos cosas y pedirle al Señor, ‘Señor, dame sabiduría cuándo usar una y cuándo usar la otra’, sabiendo que las dos son instrumentos de poder, pero de diferentes tipos de poder. Y la palabra del Señor nos dice eso muchas, muchas veces.

Mire lo que dice el Señor Jesucristo en Lucas, Capítulo 6, maravilloso pasaje. Uno de los pasajes más exaltados de toda la Escritura. Este es el pasaje que aún los hinduistas, los budistas, todos reconocen que es el símbolo de condición exaltada del Evangelio, del cristianismo.

6:27, Lucas. Dice “.... pero a vosotros los que oís os digo, amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen...” ¡Qué duro es eso, hermanos! Yo mismo que lo predico necesito aplicarme eso y aprender cómo se hace eso, les voy a decir la verdad. Pero yo se una cosa, que no me puedo salir de eso. Yo puedo admitir que no lo tengo completamente, pero yo se que yo no puedo cambiar eso. Esa es la meta a la cual me llama la palabra de Dios. Mientras yo viva yo tengo que reconocer la legitimidad de eso y pedirle al Señor, ‘dame gracia para llegar a él y perdóname porque no estoy llegando a él’. Pero no voy a cambiar el llamado. El llamado sublime de Jesús es amar a nuestros enemigos y hacer bien a los que nos aborrecen.

Dice, “....bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian, al que te hiera en una mejilla preséntale también la otra...”

¡Qué difícil es eso! Uff. Yo quisiera pasar por ahí a cien millas por hora.

“..... y al que te quite la capa, ni aún la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale y al que tome lo que es tuyo no pidas que te lo devuelva y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.”

Cuando tu estás en el error y estás confundido y estás empecinado en algo que es erróneo, no te gustaría que viniera alguien paciente contigo y te iluminara con paciencia, con amor, con misericordia, con tolerancia y se sentara contigo y te ensañara la verdad, ¿no te gustaría eso? Y te guiara pacientemente hacia la verdad. Yo creo que eso es lo que yo quisiera que hicieran conmigo.

Entonces el Señor dice como tu quieres que hagas contigo, así has con los demás también. Nosotros tenemos que tomar tiempo y ser pacientes con los que están confundidos por el diablo, los que están empecinados en el mal. Tenemos que pedirle al Señor, ‘Padre, ponme mucho betún sobre la piel para que me resbalen los insultos y las cosas y que yo pueda amar a mis enemigos, y ser paciente con ellos aún mientras les hablo tu verdad y les resisto en lo que ellos quieren hacer para destruirse a sí mismos y destruir a otros’.

“.....Porque si amáis a los que os aman ¿qué mérito tenéis?, porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Amad, pues, a vuestros enemigos –versículo 35- y haced bien y prestad no esperando de ellos nada y será vuestro galardón grande y seréis hijos del Altísimo porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos como también vuestro padre es misericordioso.”

Esa es la palabra del Señor, hermanos, para nosotros. Esa es la actitud que nosotros tenemos que pedirle el Señor, ‘Padre, ayúdame a llegar a eso, ayúdame a vivir eso. En mi carne no es posible, en mi carácter no es posible, pero es lo que tu pides de mi y es lo que yo con tu ayuda voy a hacer hasta el último respiro, hasta el último momento de mi vida, voy a tratar de llegar a esa meta de vencer el mal con el bien.’

Entonces, hermanos, ese es el balance. Les pido a los músicos que pasen por aquí. Ya .... quiero dejarles con eso. Hay mucha tela que cortar. Yo tenía otros textos que quería compartir con ustedes pero, yo creo que eso es lo que el Señor quiere. Simplemente ese balance y dejémoslo ahí. No hay que insistir mucho más en esta mañana. Un llamado al balance es el llamado del espíritu santo a nuestra vida.

Padre, ayúdame a ser como Jesús. Ayúdame a ser como Jesús, eso es todo. Ahí se resume todo este sermón, este discurso, esta.... ayúdame a ser como Jesús.

El Señor fue confrontador, fue claro, fue preciso en sus juicios, como cuando sus discípulos mismos les dijo ‘ustedes no saben a qué espíritu pertenecen. Ahora mismo ustedes están bajo el dominio del diablo por querer hacer eso, fue lo que les dijo.

Pero también a la misma vez estaba ejerciendo misericordia en el mismo momento estaba ejerciendo misericordia hacia los samaritanos. Fíjense ese es el balance que yo veo en Jesús.

Le dijo a la mujer adúltera, ‘vete, y no peques más. Yo tampoco te condeno’. No la condenó pero también le dijo, no peques más. Lo que estás haciendo está errado por lo tanto deja de hacerlo. Pero también en el mismo momento estaba ejerciendo misericordia y perdonándola, porque quizás entendía que esa mujer era una víctima de las circunstancias, o del abuso de los hombres o de un pasado deformador o lo que fuera.

Con la samaritana, había tenido 5 maridos y el otro que tenía ahora ni siquiera ese tampoco era su marido; una adúltera, una promiscua. Y el Señor se sentó con ella, le habló, le ministró y la convirtió en la primera Evangelista de su raza.

Qué misericordioso es el Señor, ¿verdad? Nosotros tenemos que tener la misma actitud de balance en la vida. Yo le pido al Señor, ‘Padre, ayúdame a ser un hombre de misericordia y de verdad. Eso es todo. Ayúdame a ser como Cristo. Queremos ser una iglesia como Cristo. Queremos tener matrimonios que ejemplifiquen la calidad altísima de nuestro Señor Jesucristo’.

Vamos a pedirle al Señor que ponga su espíritu en nosotros. Vamos a ponernos de pie un momento.

Vamos a pedirle al Señor que haga de León de Judá una iglesia de misericordia y de amor que nos ayude a poder comunicarle al mundo ese balance de Jesús en nuestra vida. El sabe cómo lo va a hacer. Nosotros no podemos pero él definitivamente, él sí sabe cómo puede hacerlo.

Padre, pedimos ese espíritu balanceado de Jesucristo, un espíritu balanceado, Señor, un espíritu que manifieste tu gracia y tu misericordia, y también tu verdad y tu justicia, Señor. Queremos ser como Jesús. Enséñanos tu camino, Señor. Derrama tu gracia sobre este pueblo.

Padre, declaramos ese espíritu de paz sobre los hogares de nuestra iglesia, Señor y de esta comunidad. Declaramos, Señor, la actitud de misericordia y de amor y de paciencia y de perdón que tu has tenido con nosotros, para con los inconversos y los necesitados en esta mañana, Padre.

Ven, Señor Jesús. Gracias por tu palabra que nos confronta, Señor. Gracias por tu palabra que nos llama, oh Dios, a una actitud balanceada como la de nuestro Señor Jesucristo.

Te adoramos, Señor. Te bendecimos en esta mañana, Padre. Gracias, Jesús. Gracias, Señor.