El don de profecía

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Palabra del Señor. Primera de Corintios, Capítulo 12, ya se lo saben de memoria, me imagino, ¿verdad? Ya ponen el dedo ahí con los ojos cerrados y bumm.. la Biblia se abre a Primera de Corintios, Capítulo 12.

Me ha tomado un poco más de tiempo de lo que anticipaba ir a través de este Capítulo pero es porque hay tanta sustancia, y tanto que aprender. Y yo creo que lo que estamos haciendo entre otras cosas es estableciendo los cimientos para el uso apropiado y la comprensión debida de los dones del Espíritu Santo, y cómo nuestra iglesia se ha de mover en ellos.

De esta manera, yo creo que ustedes también pueden escuchar mi corazón como pastor principal de la iglesia acerca de cómo yo creo que estos dones funcionan, y también pueden, yo creo, que discernir el gran respeto, la reverencia que tenemos por los dones del Espíritu Santo. Y me curo en salud diciendo que lo que ustedes van a escuchar hoy, pensando lo que compartí esta mañana en el servicio de las 9 acerca del don de la profecía, no está en absoluto diseñado como para descorazonar a nadie o desanimar a nadie en el uso de ninguno de los dones, sino todo lo contrario, más bien, proveer sanas estructuras dentro de las cuales podamos dejar que estos dones se manifiesten.

Y nuestro deseo es todo lo contrario, es animar al pueblo de Dios a aprovechar y a usar y a moverse dentro de los dones sobrenaturales, todos son sobrenaturales, que Dios ha escogido para bendecir a su pueblo. Y como hemos dicho anteriormente, recuerden que cada don tiene una función específica y cada don está dado por Dios para la edificación del pueblo de Dios, es para edificar al pueblo.

Y recuerden también que hay diferentes dones, algunos de los cuales, yo creo, que ni siquiera han sido mencionados en los diferentes pasajes en Primera de Corintios 12, en Efesios 4, creo que es, en Romanos también, hay otros dones creo que es el Capítulo 12. Hay diferentes dones y esta es una lista de dones que podríamos llamar como abierta, clara, obviamente de índole sobrenatural, espectacular, pero hay otros dones que no son tan espectaculares, tan llamativos, podríamos decirlo así, pero que son muy, muy útiles y pienso por ejemplo en el don de la consejería.

¿Cuántos han leído jamás que haya el don de la consejería en la Biblia? Yo no he encontrado descrito el don de la consejería, sin embargo siempre he dicho, que es uno de esos dones que se necesitan en una forma extraordinaria en el tiempo que vivimos, en el siglo XXI. ¿Por qué? Porque en el mundo, y aún en la iglesia, hay mucha necesidad de sanidad emocional, hay muchos problemas de las emociones, hay muchas familias en dificultad, hay personas con problemas de depresión crónica, de ansiedad, de fobias, de diferentes tipos, de enfermedades psicosomáticas de toda índole, y hay mucha presión que trae la vida urbana, que trae el proceso inmigratorio, que trae el desajuste de las generaciones y todas estas cosas crean una gran necesidad de gente dotada por Dios para traer una palabra de sabiduría, una palabra de instrucción, una palabra de consejería y de sanidad emocional.

Y de paso, este viernes, se inició una serie de enseñanzas aquí en León de Judá por medio de un grant, un dinero del gobierno federal que conseguimos a través de Copani, con ayuda de León de Judá, es un dinero específico para entrenar, imagínese, el gobierno nos está pagando para entrenar consejeros laicos, cristianos para matrimonios. ¡Qué bendición! Hay como unas 60 personas de diferentes iglesias de toda esta área de la ciudad que escogidos por sus pastores, incluyendo varios pastores, como 6 ó 7 pastores que están tomando también clases que están dando gente de nuestra iglesia, mi esposa, Meche, la pareja de Luis y Ada Valles, y es una bendición tremenda. Yo di una de las presentaciones introductorias el viernes en la noche...

¿Y por qué hacemos esto? Porque creemos que Dios está distribuyendo dones de consejería, se necesitan esos dones, y estamos tratando de identificar por un proceso espiritual quiénes son esas personas en las iglesias y entrenarlas, darles conocimientos sólidos, bíblicos, pero también intelectuales, académicos y soltarlos en sus iglesias para que se levanten iglesias con una sensibilidad pastoral, con una sensibilidad de cuidado pastoral, que es tan importante.

Pero yo creo que ese es un don que Dios está levantando hoy en día, y se necesita gente con un corazón pastoral para dar consejería y que estén dotados por el Espíritu Santo, el mismo espíritu que da el don de sabiduría, de ciencia, de milagros, de sanidad, de interpretación de lenguas, de lenguas, de profecía, con esa dotación ministrándole al pueblo de Dios, y también a los inconversos.

Esta misma mañana vino una señora de fuera y dijo, ‘Yo supe que aquí en la iglesia dan consejería y a mi me gustaría, me mandaron aquí porque... y yo la remití a los hermanos Valles y asumo que ella fue allí y pudo hablar, porque hay mucha necesidad en el mundo y eso es necesario, es absolutamente necesario, y eso es algo evangelístico también.

Muchos de los dones son dados para ayudar a la iglesia en la predicación del Evangelio. Bueno, yo creo que una iglesia que da buena consejería, basada en la Escritura por medio de gente dotada por el Espíritu Santo, es una iglesia que va también a presentar una imagen muy atractiva del Evangelio.

Ahora bien, para los hermanos que nos visitan, para los hermanos que quizás han estado fuera de esta serie por una razón u otra, hemos estados discutiendo los diferentes dones que Dios da según los enlista el Apóstol Pablo en Primera de Corintios, Capítulo 12. Y ya como ustedes saben, los que estaban aquí y estaban despiertos cuando yo estaba predicando, sabrán que hemos hablado acerca de la palabra de sabiduría, hemos hablado acerca de la palabra de conocimiento, gnoseos, ciencia; hemos hablado acerca de la fe que Dios da para propósitos sobrenaturales; hemos hablado de los dones de sanidades; hemos hablado también del don de milagros, el domingo pasado.

Y hoy vamos a hablar, si usted tiene allí su Biblia, en el Capítulo 12, versículo 10, acerca del don siguiente que señala Pablo que es el don de profecía. Es un don muy bello y de gran utilidad para el pueblo de Dios, y es un don misterioso.

¿Cuántos de ustedes habrán visto en algún momento en medio de un servicio, una persona levantarse, o en un momento de adoración exaltada y una persona levantarse o pasar al púlpito con el permiso del pastor, y pronunciar una palabra en nombre del Señor que tiene un origen evidentemente sobrenatural. Es una palabra como que está declarando algo que viene directamente de Dios sobre la iglesia. Y la persona muchas veces puede hacerlo en una forma natural, como diciendo, hermanos, siento en mi espíritu que Dios me dice tal y tal cosa para esta congregación. O puede a veces ser en una forma un poco más misteriosa, así dice Jehová, yo estoy con vosotros, etc. y lo que sea, en una forma como más formal, más Antiguo Testamento, digamos así.

Y muchos se han preguntado, bueno ¿qué es eso que está pasando allí, qué está sucediendo? Esto ..... algunos pensarán como que esto es adivinación o algo por el estilo y no saben bien qué se está haciendo.

Yo quiero en esta tarde tomar un tiempo para hilar fino, por así decirlo, e instruir a nuestros hermanos acerca de cómo nosotros vemos el don profético, y cómo creemos, según la Biblia, que ese don se debe administrar, por así decirlo, y manejar en el poder del Espíritu Santo.

Y quiero ser, como muy sistemático, porque escribí unas cosas aquí porque quiero ser bien estructural y organizado en la forma en que le voy a presentar estar verdad del Señor. Primeramente vayamos a una definición. El Apóstol Pablo dice aquí:

“... a otro el hacer milagros, a otro profecía....”

¿Qué es profecía, qué es el don profético? Escuchen esta definición, para mi el don de profecía es la habilidad especial que Dios le da a miembros del cuerpo de Cristo para recibir y comunicar un mensaje inmediato de parte de Dios. Voy a añadir algo más, pero para que ustedes no.... no elaborar demasiado para que tengan tiempo de procesar esa parte, lo voy a repetir.

El don de profecía es la habilidad especial que Dios le da a miembros del cuerpo de Cristo para recibir divinamente, del trono de Dios y comunicar un mensaje inmediato –esa palabra es importante, un mensaje salido del horno, salido del corazón de Dios, salido de la boca de Dios- de parte de Dios –y aquí viene la segunda parte- a un individuo, -porque puede ser, ¿cuántos han recibido a veces una palabra de alguien para usted personalmente?- .... un individuo, a un grupo de personas..... – porque la palabra profética se puede dar, por ejemplo, en el contexto de un lindo tiempo donde un grupo de hermanos allí reunidos pueden, de hecho inclusive, desarrollar más el don profético en un ambiente controlado, pequeña escala, inofensivo hasta cierto punto, y entonces puede ser en el contexto de un grupo también,- .... o a una iglesia, a una comunidad total, a una congregación.

Es decir, “.......a un individuo, un grupo de personas, una iglesia para un propósito específico....”

¿Y cuáles pueden ser algunos de esos propósitos que cumple una palabra profética? Por ejemplo, puede ser para confrontación, porque yo creo que hay una dimensión que tiene el don profético de confrontar y vemos, por ejemplo, en la Escritura que muchas veces los profetas de Dios confrontaron al puede de Israel con una palabra, ya fuera porque habían abandonado la adoración de Jehová, y se habían ido detrás de otros dioses, habían permitido que la injusticia cundiera en la sociedad y que el pobre fuera descuidado, los ricos se beneficiaran injustamente.

El profeta Amos, por ejemplo habló mucho acerca de la justicia social. Vemos por ejemplo, en Isaías, en los primeros sobretodo 39, 40 Capítulos hay mucha confrontación y mucha demanda del pueblo de Dios de que vuelvan a los caminos del Señor, etc. Entonces puede ser para confrontación y hay un lugar en la vida del pueblo de Dios, aún en la predicación y otras cosas, para hablar palabras fuertes también. Muchas veces queremos solamente que la predicación sea pasándole la mano a la gente por la espalda y por la cabeza, pero hay veces que la palabra de Dios confronta y es más cortante que toda espada de dos filos. ¿Cuántos dicen amen? ¿Verdad?

Entonces, la profecía puede ser para confrontación, pero también puede ser para edificación. El Apóstol Pablo habla de para edificar, para consolar, para exhortar. La edificación puede ser a través de una comunicación de doctrina, inclusive de parte de Dios, y vamos a añadir más adelante acerca de eso, de doctrina, en qué sentido, pero puede ser una palabra de corrección en las prácticas que está teniendo en la iglesia, que es edificar. Puede ser para fortalecer los cimientos espirituales de la iglesia, pero de todas maneras, es para edificar y fortalecer y apuntalar bien la vida de una congregación y puede ser también para consolación.

Tenemos palabra de los profetas, ‘.... consolaos, pueblo mío...’. Y qué maravilloso es, en el mismo libro de Isaías, por ejemplo, la segunda parte del libro de Isaías siempre me ha tocado porque es una palabra de ánimo en medio de palabras también de confrontación.

Yo pienso también en las palabras de Jeremías al pueblo de Israel cuando se encuentran en Babilonia, exiliados por su mal comportamiento y allí están deprimidos y se sienten como que Dios los ha abandonado y que ya no quiere saber de ellos y que por eso los ha botado de su tierra, y se están desesperando y deprimiendo y el Señor les envía palabra a través de Jeremías. En Jeremías 29 se encuentra esa carta de amor de parte de Dios. El Señor les dice:

‘...Hijos míos, no se depriman en la tierra donde se encuentran porque al cabo de 70 años yo los voy a sacar de esa tierra y los voy a volver a regresar a su tierra nativa. Y mientras tanto no decaigan en su ánimo y tampoco decaigan en el número de ustedes, sino que tengan a sus hijos en casamiento y compren casas y hagan hortalizas, y coman del bien de la tierra. Y no solamente eso, sino que también oren por la paz de la ciudad donde ustedes se encuentran porque en la paz de la ciudad también ustedes encontrarán su paz....’

¿Cuántos de nosotros los inmigrantes echamos pestes de que estamos en Boston y que el frío y que la nieve, y que ya estoy loco por irme de este país, y esto y lo otro? Mire, en vez de estar refunfuñando allí, bendiga la ciudad donde usted se encuentra. Amen. En vez de estar echando pestes de la gente y de lo mala que están y pidiendo que Dios envíe fuego y destruya, pida bendición para el presidente, aunque no le guste y se tenga que ..... Señor, bendícelo, por favor... pero bendígalo en el nombre del Señor, porque la palabra dice que oremos por nuestros gobernantes.

Y el Señor los consuela y les dice, hey, sean una gente de bendición, no solamente aguanten allí con los dientes apretados, sino que bendigan a la ciudad también y oren por ese Nabucodonosor, quien fuera que estaba en el poder, que solo el nombre dice que no es una buena gente, pero oren por él aunque sea, ¿verdad? Porque hay una palabra en ese caso de consolación de ánimo.

La profecía también puede ser para dar dirección. Hay momentos en que el pueblo de Dios necesita... están en una encrucijada y no sabe a dónde ir y se necesita la palabra de Dios que venga para canalizar. Vemos muchos casos en el Antiguo Testamento, también, donde el pueblo de Dios no sabía qué hacer ante un enemigo poderoso que venía y se levanta una palabra profética en medio de la congregación, y dice: ‘Así dice el Señor, la batalla no es de ustedes, sino es mía. Párense firmes, adórenme y yo traerá una gran victoria este día’. Y el pueblo de Dios escucha a los profetas y es bendecido, viene gran victoria, viene gran liberación y el pueblo entra y recoge despojos hasta la saciedad. Porque hubo palabra de dirección.

Dios quiere darle dirección a su pueblo por y eso a veces levanta una palabra profética. Y nosotros tenemos que estar ansiosos muchas veces de recibir una palabra que nos de dirección, puede ser para dar instrucciones también, que es la misma cosa, en cierto sentido. Yo les decía a los hermanos, yo me he beneficiado a través de los años en mi ministerio de impresiones proféticas que Dios ha dado a mi vida, de palabra profética a través de otros o también a través de impresiones que él me ha dado a mi para dirigir y guiar mi vida.

Les hablaba a los hermanos, cuando yo estaba en la universidad de Harvard en mi segundo año, recibí una grabación que me envió una señora que es una de las pocas personas que yo digo que verdaderamente, yo puedo decir con toda seguridad que es una profetiza de Dios, la hermana Rosa, ahora no recuerdo su apellido, de Puerto Rico, Brooklyn. Nosotros nos criamos, si. Esa hermana me envió un cassette, en esos tiempos los cassettes era el último grito de la moda tecnológica, imagínese cuántos años tendré yo. Oren por mí, hermanos.

El caso es que ella me envió un cassette donde había una palabra allí de que Dios me había llamado al ministerio y todavía yo creo que ese cassette está en alguna parte por ahí que yo lo tengo. Ya estará lleno de moho me imagino, pero está por ahí en algún sitio. Y esa palabra tocó mi corazón y yo creí esa palabra, la escuché. Era un tiempo que Dios estaba obrando en mi vida, el caso es que Dios comenzó a moverse. Ahí es que yo comencé a asistir a lo que hoy en día es congregación León de Judá, en el año 1982. Y estuvimos 6 meses en el South End, y de ahí nos movimos Cambridge, donde Dios nos proveyó un edificio precioso y estuvimos 15 años. Yo todavía era laico en ese tiempo, y el pastor Juan Vergara fundó la iglesia, y en noviembre del 82 nos movimos a la ciudad de Cambridge.

Yo les decía a los hermanos, y quizás he compartido esto con ustedes, pero lo comparto ahora a la luz de lo que estoy diciendo, que cuando yo me paré, en el curso de esos 6, 7 meses, esta gente era gente de fe, me hicieron maestro de escuela dominical, imagínense. Era gente que creía que Dios puede hacer cualquier cosa, y entonces... Mary y Chago conocen de ese tiempo que estuvieron por allá. El caso es que, pero esto fue un poquito antes de que ustedes llegaran, de hecho, y Meche.... no nos habíamos casado. Es más, Meche ni siquiera era evangélica. Imagínense eso, hermanos, si ha pasado tiempo. Pero era mi prometida, ya nos íbamos a casar. Y yo me paré al frente en un púlpito con unas 15 personas, más o menos, la primera vez que teníamos escuela dominical allí, y yo sentí clamor una carga que descendió sobre mi espíritu y yo no soy persona muy mística, ¿sabe? Pero Dios a veces, de vez en cuando, se equivoca y me habla. Yo no se qué es lo que pasa con él pero...

El caso es que fue descendió sobre mí una impresión que me cubrió como una cortina. Y en mi mente, yo interpreté lo que sentía como de esta manera, que el Señor me decía, ‘Esta iglesia se ha plantado para que tu la pastorees’. Y yo les digo, hermanos, con toda honestidad, yo no tenía el menor deseo de ser pastor, ni la sospecha de que Dios me quería pastoreando, de todas las cosas que yo me veía haciendo, jamás en el pastorado. El caso fue que yo recibí eso, lo compartí con Meche, que también tuvo en su propia manera, una palabra similar a la mía, que le decía que ella iba a ser esposa de un pastor, que yo no creo que ella quería eso en ese tiempo. Ya Dios ha obrado en su vida y se ha resignado, la pobre, ya a la situación.

Pero el caso fue que, de nuevo, fue apenas en noviembre del 82 y un año y pico después, un año y medio, un poquito más quizás, el pastor Vergara anunció que se tenía que regresar a Puerto Rico con su esposa, tenían unos compromisos allá, pero ya Dios había estado obrando en mi vida. Esa palabra que yo había recibido, la palabra de la hermana Rosa Ramos, se llamaba ella, todas estas cosas, porque a veces la palabra profética lo que hace es como que te da un marco interpretativo dentro del cual vivir tu vida y tu ministerio.

Hay palabras que yo he recibido en mi vida que todavía me orientan como una brújula, y son como puntos de referencia que siempre están allí persiguiéndome y que siempre están como determinando alguna de mis acciones. Algunas de esas palabras no se han cumplido todavía, pero yo las recibí cuando niño, inclusive, las recuerdo en mi espíritu. Y esas palabras guían a uno, traen instrucción.

El nosotros venir aquí a Boston fue una palabra también así instructiva. Bueno, el caso, es larga la historia, cuando el pastor Vergara anunció que se iba me dejaron a mí, de nuevo, otra obra de fe que hizo en la congregación, ayudándolos como laico mientras yo continuaba con mis estudios doctorales. Y el Señor continuó hablando a mi vida esa palabra, ¿no? Y ya entonces con el trabajo pastoral informal, Dios fue confirmando el llamado y la congregación también escuchó el llamado de Dios sobre mi vida y me ofrecieron que si yo quería ser su pastor. Y yo acepté, porque ya esas palabras habían estado trabajando en mi espíritu, en el espíritu de mi esposa, y ya como que ayudaron para que el proceso que yo estaba viviendo de observar la vivencia fuera informado por la palabra que Dios había implantado en mi espíritu y todo eso se juntó de manera que ya para el año 1986 yo me estaba ordenando como pastor y los pobres ustedes, han tenido que sufrirme por 23 años y sufrir mis experimentos en el pastorado.

Pero así es que Dios obra. La palabra profética trae dirección. La palabra profética trae instrucción. La palabra profética puede traer confirmación de algo que tu has sentido y también puede ser una palabra de comisión, para comisionar a una persona en el ministerio.

Piensen en Samuel cuando llega a la casa de David y lo unge porque Dios ha enviado a Samuel para que unja a David como rey sustituto de Saúl. Y entonces Dios, a través de Samuel, unge a David y se desata una cadena de eventos inmediatamente porque es lo que pasa. La palabra profética muchas veces desata, vamos a hablar acerca de eso un poquito más adelante. Muchas veces desata circunstancias, desata llamados, desata dones, por medio de la palabra ungida y autorizada por el Espíritu Santo.

David recibe esa unción, Samuel se va por su camino, pero inmediatamente comienza la realidad de David a configurarse según esa palabra. Un día va a visitar a sus hermanos en los campos de guerra a llevarles unos quesos y unas galletas ‘salt in crackers’ allá y allí escucha a Goliat retando al pueblo de Dios, maldiciendo al Dios de Israel. David se llena del Espíritu Santo, porque ya tiene la imprenta de Dios, la palabra profética corriendo dentro de él, confronta ustedes saben la historia, al gigante, le tumba la cabeza, atrae la atención del presidente de la nación. Entra enseguida a un plano muy alto político militar del país y entonces tiene que huir. Está muchos años huyendo de Saúl, pero la palabra profética lo está persiguiendo. Y ¿qué pasa? Finalmente, al cabo del tiempo, David es instalado como rey según la palabra profética que Samuel había desatado.

Porque muchas veces las palabras proféticas se toman mucho tiempo para cumplirse. Y nosotros tenemos que aprender a, como dijera yo, a proteger la palabra profética que Dios ha puesto en nuestros corazones y a guardarla allí. No dejes que nadie te arranque.... Una palabra que Dios dio, porque haya pasado el tiempo, no dejes que nadie te la arranque, no dejes que la duda se la coma tampoco, no dejes que vengan los cuervos y la arranquen de tu corazón o de tu sensibilidad. Mantén esa palabra, ámala, échale aire para que se sople, busca formas de desarrollarla, ora sobre ella y ámala y ora para que el Señor la haga una realidad. Porque puede tomarse a veces muchos años, una vez que una palabra es dada.

Pero el caso es que todas estas son funciones del don profético, es una habilidad especial que Dios da a miembros del cuerpo de Cristo para recibir y comunicar un mensaje inmediato de parte de Dios a un individuo, un grupo de personas, una iglesia, para un propósito específico que puede ser confrontación, edificación, consolación, dirección, instrucción o comisión, comisionar a alguien.

Entonces habiendo dicho eso, ya tienen suficiente, ¿quieren irse para la casa o tenemos tiempo para un poquito más? Esa es la definición de lo que es la profecía. Déjenme darles unas notas aquí que son puntales acerca del don de profecía.

Número uno: La profecía existe porque Dios es un Dios que habla y comunica su verdad en la historia.

Dios es un Dios comunicador. Dios es un Dios que habla. Dios es un Dios que habla continuamente, de hecho, Dios no simplemente dio su revelación general, la Biblia, y luego se acostó en algún planeta del universo a esperar a que todas las cosas sucedieran para entonces continuar su trato con la humanidad. Dios ha continuado hablando, Dios es un Dios comunicador. Dios es Dios gregario. Dios es un Dios social. Ahí tenemos la Trinidad, que es la sociedad más hermosa y más armoniosa del universo. Pero a Dios le encanta comunicarse con sus criaturas también.

Entonces, Dios está continuamente hablando y Dios quiere comunicarse contigo y conmigo en situaciones de la vida, darnos instrucciones, compartir su corazón para con nosotros, animarnos en tiempo de prueba y necesidad y darnos consejos para la vida. Entonces, eso es lo que hace la profecía.

La profecía es un pan sacado del horno del corazón de Dios para una necesidad específica, para ponerlo así en esa forma metafórica. La profecía existe porque Dios es un Dios que habla y que comunica a su pueblo.

En segundo lugar, la profecía suplementa la revelación general de Dios, pero es inferior a ella. Dios..... ¿cuál es la revelación general de Dios ? La Biblia, hay por lo menos una persona que está atenta aquí. Es la revelación general de Dios, es una revelación que Dios ha dado para toda la humanidad y esa palabra fue emitida hace siglos atrás, pero esa palabra también necesita ser como actualizada, puesta al día, aplicada a situaciones específicas. Y Dios ha provisto, entre otras cosas, la profecía, muchas veces para suplementar.

Yo les decía a los hermanos, el sistema de gobierno de los Estados Unidos proveyó una constitución que es inviolable, está allí, es un documento absolutamente fijo y firme, pero los que fraguaron la constitución proveyeron también provisiones para enmiendas constitucionales que permiten que la constitución respire y se expanda y se contraiga según las diversas necesidades históricas que surgen en el curso de la vida de la nación norteamericana. Entonces, las enmiendas han sido como ajustes.

Y yo creo que en un sentido parcial eso es lo que hace la profecía. La profecía trae ajustes de parte de la boca de Dios para gente específica, congregaciones específicas, generaciones específicas. Por ejemplo, para mí, yo creo que cuando Martín Lutero, el gran reformados de la iglesia comenzó su ministerio en el siglo XVI él era una voz profética en un tiempo en que la iglesia había perdido su visión, había perdido su derrotero, se habían enmarañado en el mundo y la política, y el diablo había metido a la iglesia en un fango de política, de materialismo, de corrupción, de falta de visión, y el pueblo perecía, Dios levanta una voz profética para que enderece otra vez la iglesia y para que su revelación no fuera malgastada y entonces provee una influencia profética en ese tiempo.

Entonces, la palabra profética suplementa, pero es inferior, recuerde eso siempre. Cualquier palabra profética que usted reciba tiene que estar de acuerdo con la palabra de Dios, y si no mándese corriendo y deje ese profeta falso lo más lejos de usted posible, o repréndalo en el nombre del Señor, porque cualquier cosa que contradice la palabra de Dios está fuera de lugar. La palabra de Dios es soberana, sobre toda revelación, toda enseñanza, toda doctrina, todo lo que se comparta al pueblo de Dios. Por eso es importante que nosotros conozcamos la palabra para saber cómo discernir lo que es de Dios y lo que no es de Dios, sobretodo en un tiempo, como dice la palabra, que en los últimos días se multiplicarán los maestros y la gente tendrá una inquietud de oír y se amontonará gente dándole a los oyentes lo que quieren oír, que inclusive es falso, para su perdición. Y por eso se necesita mucho discernimiento espiritual, inclusive desde el púlpito mismo, aún lo que yo digo como su pastor, hermanos, sométanlo al escrutinio de la palabra de Dios. Porque uno a veces le puede chispotear algo ahí en el cerebro y después uno dice, guau,... y uno no darse cuenta.

Se necesita gente madura, estamos en tiempos peligrosos. De la televisión, de la radio, se escuchan cosas que no son de Dios y que desvían al pueblo de Dios y tenemos que preguntarnos, ¿eso que estoy escuchando está conforme a la palabra de Dios? Inclusive, ese espíritu que está emanando de esa persona, ¿es conforme al espíritu de Dios? Porque la Biblia dice que según su fruto los conoceréis. Hay veces que hay una persona que va a estar predicando, está más o menos bien, pero algo en tu espíritu dice, como que yo no se, hay algo allí.... y escucha esa voz, somete a oración y no te abalances demasiado rápido porque hoy en día se cuecen habas dondequiera, hermanos, es peligros hoy en día, así que se necesita.... La Biblia es una revelación general de Dios suplementada por la profecía, la cual es inferior a ella.

Tercer lugar, la Biblia es revelación universal para todos los tiempos. La profecía es específica, para un tiempo específico. La palabra de Dios es valedera desde el siglo I hasta el siglo XXI. ¿Cuántos dicen amen a eso? Es universal para todo el mundo. Nadie puede decir esa palabra no me aplica a mí, yo me voy a salir de ella, es aplicable para todos tiempos. Ahora, la profecía es más específica, es para una persona, para una congregación, para una generación, para un tiempo específico, y siempre, de nuevo, la revelación de Dios es más alta, más amplia, más abarcadora que la palabra profética.

En cuarto lugar, la Biblia es incuestionable. La profecía debe ser juzgada. No toda profecía es de Dios. Si la Biblia dice, hermanos, que Jesucristo caminó sobre las aguas, créelo y no hagas preguntas. Yo digo que si la Biblia dice que Cristo caminó sobre las aguas, yo digo, ni los tenis se le mojaron cuando caminaba sobre las aguas porque yo creo lo que dice la palabra del Señor. Si la Biblia dice que la ballena se tragó a Jonás, yo digo, gloria a Dios, yo se que así fue, aunque no he visto una ballena jamás tragarse un hombre, pero hay... una ballena fácilmente sí podría tragarse un hombre.

Pero el caso es que la Biblia es incuestionable. Ahora, la profecía debe ser discernida y juzgada. Y si tu oyes un profeta por allí que se molesta porque la gente está diciendo, ¿será esto de Dios o no? Vamos a someterlo al consejo de Dios, etc, esa persona, yo díría, que si no es falso profeta está muy mal dirigida. Porque yo mismo, no debo ofenderme de que ustedes sometan mi predicación al escrutinio de la palabra de Dios. Yo creo que ese es su derecho y es su deber, inclusive, y los animo a hacerlo.

Cualquier persona que diga que tiene el don profético debe estar sujeta al escrutinio y al juicio de la congregación y ser humilde al respecto. Y la congregación debe usar su juicio y enseguida que alguien comienza a profetizar todas esas antenitas como Mi marciano favorito, uuuuuuuu, comienza a levantarse y la gente a discernir, ¿esto es de Dios o no? ¿Qué dice la palabra del Señor, qué sentimiento está emitiendo esa persona, está siendo de edificación o de fortalecimiento para la iglesia? Todas estas cosas, y eso es parte del proceso profético, hermanos, eso es de Dios. La Biblia es incuestionable, la profecía debe ser discernida, debe ser evaluada.

En quinto lugar, la Biblia no contiene error, pero la profecía puede tener error. Inclusive una persona puede estar correcta en lo profético en un 70%, pero hay un 30% de la carne que se le metió allí en la profecía, y uno tiene a veces que discernir.

Por eso el Apóstol Pablo dice, ‘examinadlo todo, en conexión con la profecía, y retened lo bueno’. Y de nuevo los profetas o las personas que sienten que tienen un llamado profético deben ser humildes al respecto también y estar concientes de que hay fragilidad humana que interviene muchas veces con el don profético, con el mover profético de Dios y deben someter su revelación profética con mucha delicadeza, humildad, y un carácter tentativo delante de la persona o de la iglesia a la cual están.....

Muchas veces yo creo que las personas con dones proféticos padecen de cierto orgullo espiritual y creen que porque son sometidos al escrutinio pastoral o lo que sea, como que se le está subestimando o que la persona no es ungida, etc. y a veces demandan demasiado para en realidad lo que es el estado actual de la profecía en nuestro tiempo.

Así que la Biblia no contiene error, pero la profecía puede contener y contiene error en muchas ocasiones.

Sexto lugar, la profecía es tanto declarar como predecir. En inglés hablan de ‘forthtelling’ y ‘foretelling’. Hay una dimensión de la profecía que es más como declarar, puede ser declarar un hecho, por ejemplo, los profetas renovadores que hablaron contra la injusticia no están prediciendo, va a suceder esto.... Mucha gente cree que la profecía es como la adivinanza, es como la adivinación, que es simplemente predecir el futuro. No necesariamente, hay profetas que no hicieron ningún acto milagroso, ni tampoco predijeron nada acerca del futuro pero se limitaron a declarar cosas, a denunciar injusticias, a corregir los defectos que había en la vida del pueblo de Dios, pero nunca se movieron en profecía predictiva.

Así que la profecía puede ser declarar la verdad de Dios a un pueblo. Ahora, también tiene una dimensión que es predecir el futuro, algo que va a suceder en una iglesia, en la vida de una persona, en una comunidad.

Daniel, por ejemplo, es un profeta que todavía sus predicciones están... hay algunas que todavía faltan por cumplirse. Hay una dimensión.... Juan en el Libro de Revelación, o de Apocalipsis se movió en ese aspecto predictor de la profecía, pero no toda profecía predice el futuro, puede ser simplemente una declaración de una verdad de Dios.

Séptimo lugar, estoy viendo los suficientemente rápido, hermanos, o quieren que vaya más rápido todavía. La palabra profética a veces predice lo que va a suceder, escuche esto, esto es lo que yo llamo su función pasiva, predecir lo que va a suceder pero también libera, esto es muy profundo, libera en el tiempo y el espacio lo que Dios quiere que pase.

Por ejemplo, un ministerio, un don, una sanidad, un milagro. En otras palabras, la profecía, muchas veces puede simplemente limitarse a traer la voluntad de Dios al conocimiento de las personas y a declarar algo que Dios quiere que se sepa, pero en ocasiones también, la palabra profética puede adquirir una dimensión de desatar en el mundo del tiempo y el espacio ciertas cosas que Dios quiere que sucedan o que se desaten en la vida de una persona.

Por ejemplo, Pablo habla a Timoteo y le dice, ‘te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti, por medio de la imposición de mis manos..’

Pablo habla de que quiere ir a Roma y comunicarles algún don a los romanos porque el hombre, la mujer de Dios provista por el don profético puede declarar cosas en la vida de una persona que comienzan a desatar el destino de ese individuo.

La palabra profética puede ser como una llave que abre cosas en el mundo del tiempo y del espacio y que Dios honra en el cielo. Cuando Elías dice, ‘Vive Jehová, ante cuya presencia estoy, que no lloverá sobre Israel excepto por mi palabra...’ inmediatamente se trancan los cielos, y cualquier nubecita que hubiera por allí huye rápidamente y se va a otro país. Se cierra el mundo climatológico sobre Israel, en el sentido de lluvia, porque la palabra profética obra sobre la realidad.

Cuando Pablo le dice al mago falso Elimas, ‘ahora mismo, por mi palabra, vas a quedar ciego por oponerte al Evangelio y no vas a ver por unos días...’ y Elimas queda totalmente ciego inmediatamente. La palabra profética actuó.

Yo he visto en mi ministerio casos muy escogidos que Dios me ha dado una palabra para una persona y al cabo del tiempo, esa persona viene y me dice, ‘Pastor, todo lo que usted dijo comenzó una serie de cosas en mi vida que fue exactamente como usted dijo...’ Y yo di la palabra en el sentido de así que, al yo declarar esa palabra yo sabía que Dios iba a comenzar una serie de eventos, que lo que yo estaba diciendo se iba a hacer realidad en la vida de esa persona, por eso lo estaba diciendo. Porque la palabra de Dios emitida en el don de la profecía desata cosas.

Cuando Samuel unge a David y le dice, ‘tu vas a ser rey de Israel’, esa palabra comienza enseguida a configurar el mundo de afuera y de adentro de David para que se cumpliera lo que él declaraba. Entonces, puede liberar en el tiempo y el espacio lo que Dios quiere que pase.

En octavo lugar, hay una diferencia entre el don de profecía, escuche esto, entre el don de profecía y el oficio del profeta. Todos pueden profetizar, pero no todos pueden ser profetas.

Es decir, todo cristiano puede, usado por el Espíritu Santo y en un momento dado, ser tomado por Dios y dar una palabra profética, una palabra de edificación a la iglesia, una palabra de consejo a alguien en el espíritu, pero eso no quiere decir que esa persona sea un profeta o una profetiza.

Ahora, todo profeta, toda profetiza se mueve en el don de profecía. No es la misma cosas. Es como el don de sanidad: todo creyente puede ser usado por Dios en un momento dado para proferir una palabra de sanidad, u orar por alguien y esa persona ser sanada, pero eso no quiere decir que esa persona se mueve en el don de sanidad. ¿Usted entiende?

El profeta, la profetiza de Dios es una persona muy escogida. Yo creo que son muy pocos los profetas que caminan sobre la tierra en este tiempo. Es un oficio que Dios escoge a una persona para que se mueva en una forma especial.

Por ejemplo, muy pocos en el Nuevo Testamento profetas se señalan. El único que claramente es designado como profeta en el Nuevo Testamento es Agabo, en el Capítulo 19. No se le ocurra llamar a su hijo Agabo, por favor. Es caso es que, si hay alguien, perdónenme, me cubro en salud, pero Agabo es el único.... dice que Agabo tenía 4 hijas, imagínese, que profetizaban, dice que profetizaban. No eran profetizas, pero a él se le llama profeta. Entonces, todos podemos profetizar, dice el Apóstol Pablo, pero no todos somos profetas o profetizas, recuerde eso bien. Son dos cosas diferentes.

En noveno lugar, el don de profecía existe para informar, aconsejar, advertir a una persona, a una congregación de parte de Dios. Es una forma de proveerle dirección actual, al día al pueblo de Dios. Eso ya lo hemos cubierto.

Número diez, la profecía puede ser una ayuda para la evangelización o para la vida diaria del pueblo de Dios. Vemos allí por ejemplo, con esto de Elimas, este mago falso, Pablo le está predicando allí a un oficial del imperio romano que está interesado en el Evangelio y el pobre Pablo está allí hablándole a este oficial que tiene interés en las cosas del Evangelio, y está ávido de escuchar, y aquí está este mago que se le está yendo el dinero, el negocio que tenía con este hombre, contradiciendo a Pablo y continuamente oponiéndose a lo que Pablo está diciendo hasta que Pablo exasperado, y tomado por el Espíritu Santo le dice, ‘Oh, hijo del diablo, parece que había sido enseñado por Yiye Ávila, hijo del diablo, que te opones a las cosas de Dios, ¿cuándo dejarás de oponerte? Y ahora yo declaro que vas a quedar ciego y no vas a ver por unos días’, y enseguida caen tinieblas sobre los ojos de Elimas y hay que llevarlo guiado y el oficial romano al ver esto cree en el Señor Jesucristo y entrega su vida al Señor. ¿Por qué? Porque los dones son dados, entre otras cosas, para ayudar a la iglesia en el trabajo de la evangelización.

El Apóstol Pablo en Primera de Corintios, Capítulo 14, versículos 24 y 25, hablando de hecho, correctivamente del don de profecía, dice aquí, ‘Pero si todos profetizan, hablando en el contexto de la iglesia, ... pero si todos profetizan y entra algún incrédulo o inconverso por todos es convencido....’

¿Qué pasa? Si hay una iglesia donde el don profético se está moviendo con genuino poder, viene una persona inconversa, dice cuando hay esa palabra profética por todos, es como si todo el mundo estuviera como dirigiéndose a él, ‘..... por todos es convencido, por todos es juzgado, lo oculto de su corazón se hace manifiesto y así postrándose sobre el rostro adorará a Dios declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros....’

Es una de las cosas bellas, cuando el don profético se está moviendo en una forma genuina, en el pueblo de Dios la gente inconversa viene y es impactada. ¿Cuántas veces usted ha escuchado a alguien ir a una iglesia y decir, ‘el pastor era como si me estaba leyendo mis emails y quién le dijo al pastor que yo estaba pasando por esto, esto o lo otro’. Nada, el Espíritu Santo usó la palabra profética a través de la predicación para redargüir y tocar el corazón de alguien, y eso es un impacto tremendo sobre la vida de la persona, porque el don profético sobre todo es eso, para impactar a la gente incrédula y traerla al conocimiento del Señor Jesucristo.

Voy a añadir algo importante aquí, voy el punto número 11, ya voy casi terminando. Personalmente, hermanos, yo he observado que la profecía puede ser de gran bendición pero también muy peligrosa y dañina si no se maneja con madurez y sobriedad. Puede ser de gran bendición pero así puede ser dañina también. ¿Por qué?

Número 1, porque hay gente que muchas veces cree que tiene el don de profecía pero no lo tiene. Hay que gente que se equivoca. ¿Cuántas gentes son pastores pero no tienen el llamado pastoral? Y lo que hacen es hacer desastre muchas veces. O cojear allí todo el tiempo y sus iglesias no son bendecidas, porque se equivocaron del llamado.

Así hay personas que creen que tienen el don profético, pero no lo tienen y muchas veces lo que hacen es hacer daño, usando algo que no tiene el respaldo del Espíritu Santo.

En segundo lugar, puede ser dañina porque hay gente inestable emocionalmente que ejerce el don y lo pone en desprestigio y también hace daño.

Uno de los grandes misterios que yo he visto a través de mi tiempo en el pastorado y observando otros medios cristianos, es que hay veces que los dones sobrenaturales, como que atraen en una manera muy rara a personas que tienen ciertas debilidades estructurales en sus emociones. Y por alguna forma extrañísima, que eso data de hecho, yo he visto eso a través de la literatura medieval, a través de la antropología, hay una extraña confluencia entre la inestabilidad emocional y el mover espiritual. Es que la persona que tiene como una partecita de su mente abierta a la neurosis, como que también por ahí se filtra un poco de lo espiritual. Yo no se, eso es una rareza muy larga de explicar, y la aventuro con mucho temor y temblor.

Pero el caso es que a veces la locura puede abrir acceso a lo sobrenatural, hermanos, eso es así. Estoy hablando aquí en términos psiquiátricos, psicoterapéuticos así que olvídense, no se meta demasiado en ese abismo. Lo que quiero decir es que muchas veces hay personas en las congregaciones que tienen cierta inestabilidad emocional, se mueven en el don profético, y como no tienen la madurez, la solidez personal adecuada, pueden causar daño. Por eso es tan importante que siempre en las iglesias donde se mueve el Espíritu Santo haya autoridad pastora, que haya ancianos espirituales, que haya gente madura estabilizando.

Y los profetas deben siempre ceñirse a la autoridad pastoral en el contexto de la iglesia. Es una de las grandes controversias a través de la iglesia que muchas veces el don profético no quiere ceñirse al don pastoral, porque dicen, hey, yo no voy a respetar a este pastorcito aquí, si yo tengo revelación de parte de Dios. No, cada uno en su lugar. En la iglesia el pastor guía, los ancianos rigen. Dios les ha dado a ellos la autoridad gubernamental de presidir sobre la iglesia y los dones tienen que ceñirse en forma jerárquica a esa autoridad pastoral.

¿Cuántos pueden decir amen aunque no estén convencidos de lo que estoy diciendo? Es importante, ¿por qué? Porque muchas veces el don profético se puede mover en una forma inestable y se necesita gente sobria, bíblicamente instruida que pueda mantener el orden y corregir los excesos, como hace Pablo en Primera de Corintios, Capítulo 14.

Ahora bien, a veces la profecía se puede ejercer, también, esto es otra razón por la cual también puede ser dañina, se puede ejercer en forma desordenada y excesivamente y hacer daño a visitantes, a nuevos creyentes y aún a gente madura en la iglesia.

Por eso Pablo dice, ‘mira si ustedes se ponen todos ahí a hablar en lenguas, un lenguaraje tremendo, todo el mundo, cada uno por allá saltando, uno por aquí.... dice, viene un inconverso y dirán, ‘esta gente está loca, hay que llevarla al manicomio a todos’. Ese es el Apóstol Pablo hablando, si no me cree busque Primera de Corintios, Capítulo 14.

Muchas veces el uso de los dones tiene que ceñirse a la razón, a la estética, al orden, a la efectividad evangelísticas. Los dones no son fines en sí mismos, hermanos. Hay que preguntase ¿qué bendición está trayendo el uso del don? Si no está trayendo bendición, póngalo a un lado, hermano, el don no es nada excepto si es de bendición al pueblo de Dios.

El Apóstol Pablo dice que un día todos los dones terminarán y lo único que quedará será el amor, porque lo demás ya no será necesario.

Yo amo los dones, pero no los idolatro. Y las iglesias no deben idolatrar los dones. Hay iglesia pentecostales carismáticas que rayan en la brujería, perdonen la palabra que es un poco pesada, o en la magia, porque idolatran los dones, y hay como un ambiente de magia en el aire, y siempre como que se está esperando en qué momento va a decir alguien algo y si no sale, pues, lo fabrican o lo que sea, porque hay esa cosa.... ¿usted entiende?

Y no, mire, si Dios quiere hablar, habla. Gloria a Dios, estamos abiertos, lo recibimos, lo bendecimos, lo reverenciamos si viene de Dios, y si no gloria a Dios tenemos la palabra del Señor, tenemos la adoración que declara las verdades de Dios. No siempre tiene que batearse un jonrón, no siempre tiene uno que salir por allí cojeando porque el culto fue una cosa tremenda, estrafalaria. A veces puede ser bien suave, bien lindo, bien tranquilo y gloria a Dios, hubo la misma manifestación del Espíritu Santo.

Pero a veces las iglesias como que crean una cuestión, una excesiva apreciación de los dones. Los dones hay que ponerlos en su lugar adecuado, en su lugar relativo.

Pablo dice, ‘mire, yo hablo en lenguas más que todos ustedes, pero prefiero hablar en la iglesia una palabra que sea de bendición al pueblo, que mil palabras que la gente no entienda.’ ¿Por qué? Porque Pablo era un hombre sazonado ya en las cosas del espíritu. Él lo había visto todo, había sido usado por Dios en todas las cosas. Había visto ya los excesos de las congregaciones y ya estaba curado de espanto y ya él sabía lo que valía y lo que era verdadero y lo que no.

Y eso pasa, con la experiencia uno va adquiriendo, y uno dice, mira, ok, se le cayó el moño a todas hermanas de la iglesia, pero se convirtió alguien. La iglesia creció en santidad. Hubo alguna revelación fundamental. Hubo edificación. Hubo palabra de doctrina, salieron los hermanos más fortalecidos. Y generalmente la respuesta es no, no, no, no. Entonces de qué sirvió todo ese despliegue de sobrenaturalidad.

Pablo dice, no, tiene que haber edificación, tiene que haber bendición, tiene que haber gloria a Dios, tiene que haber doctrina, tiene que haber algo. Eso es lo que condiciona el uso de los dones, hermanos, es que haya edificación.

Dice que los dones son dados para edificación, entonces, perdónenme si sueno un poquito, ya usted sabe, uno se entusiasma y se cree lo que está diciendo desde aquí arriba. Quisiera matizarlo un poco más, pero ustedes me entienden, ¿no?

A veces la profecía equivocada puede llevar a decisiones dañinas. Cuántas personas han sido mal dirigidas porque han recibido una palabra. Mira, dice el Señor que te cases con fulanito porque ese es el hombre que Dios ha escogido por ti. Y allí va esa pobre hermana, como un corderito llevado al matadero a casarse, y después tiene que estar allí arreglando el Señor los desajustes que se dieron, ¿no?

Yo creo, una de las cosas más peligrosas es lo que yo llamo la profecía directiva. Múdate a esta ciudad, cásate con fulanito, divórciate de fulanita, coge esta profesión, compra este carro, esa marca. Tenga mucho cuidado. O el niño va a salir varón, ¿cuántas veces he oído? Oh, ese es un varón. Dios te dice que el niño es varón y después sale más hembrita que Marlene Dietrich o algo por el estilo.

Tenemos que tener cuidado, hermanos, sobretodo cuando usted de una palabra, cuando usted sienta del Señor dar una palabra directiva, dígalo con humildad y con sencillez de corazón porque el record profético no es tan bueno. Y yo creo que hay que a veces decir las cosas como son. Entonces no venga usted como si hay record de ciento por ciento de exactitud, no lo hay.

Y si usted le va a dar a alguien que puede determinar una parte significativa de su destino, y de su vida, delo con el cuidado y el respeto y la humildad adecuada. Y dígale, mira, yo siento del Señor, decirte esto, pero busca confirmación de parte de Dios. Y estoy cumpliendo con mi deber, pero solamente hago eso, así que ahora órale al Señor para que te confirme lo que yo estoy diciendo. ¿Usted entiende? En vez de ofenderse porque la persona de una vez no salta a hacer lo que usted dice que haga. Hay que ser humildes, hermanos. Eso es bíblico y eso es conforme al corazón de Jesucristo.

A veces profetas inmaduros, finalmente una nueva razón por la cual hay que tener cuidado, a veces profetas inmaduros pueden caer bajo engaño diabólico y llevar en error a toda una congregación.

Los Mita en Puerto Rico, una iglesia que comenzó pentecostal a rajatabla, una iglesia muy pentecostal, donde Dios aparentemente se movía pero ¿qué pasó? Con el tiempo, la pastora, la persona que dirigía comenzó a pensar que Dios, el espíritu de Dios estaba sobre ella, que ella era la diosa Mita y cuando vino a ver esa mujer desarrolló una de las herejías más grandes que hay en toda Latinoamérica. Y cuando se murió ella, para corregir la siguiente dijeron que Dios había pasado a su esposo.

Y estos son errores. ¿Cuántas veces hemos visto a través de la historia ministerios que han comenzado bien, han comenzado llenos del espíritu de Dios pero poco a poco ha crecido una raíz de amargura, de orgullo, de venialidad, de dinero, de sensualidad y el diablo, poquito a poquito se ha ido metiendo en el corazón de esa persona y tornando su influencia en algo que ha destruido muchísimas vidas, congregaciones enteras, Jim Jones y otros por el estilo. Quizás comenzaron bien, pero terminan en error porque se dejaron llevar por otros espíritus.

Y por eso, hermanos, es que yo señalo estas cosas, no porque yo esté en contra de la profecía, sino todo lo contrario, porque la respeto tanto y porque quiero proveer una sana imagen de lo que es la profecía.

Habiendo dicho todo esto, yo digo lo que dice, Primera carta a salonicenses, Capítulo 5, versículos 19 al 21, el Apóstol Pablo dice:

“... no apaguéis el espíritu, no menospreciéis la profecías, examinadlo todo, y retened lo bueno....”

Nuestra iglesia nunca, nunca con la ayuda del Señor apagará el espíritu. Muchos movimientos de avivamiento a través de la historia han sido apagados por gente racionalista que no sabían manejar el mover sobrenatural de Dios y han matado y han apagado el espíritu a través de la historia.

Yo amo el mover del espíritu y quiero más de eso, y por eso estoy tomando toda esta semana para predicar acerca de los dones del Espíritu Santo. Y yo digo, nunca apaguemos el espíritu, nunca menospreciemos la profecía.

¿Por qué Pablo dice eso? Porque yo creo precisamente que pasaba lo que pasa en estos tiempos, donde ha habido tanto error a veces alrededor del tema de la profecía que ya la gente lo subestima, y dice, ‘ah, esos son cuentos de hadas, son cosas de viejas’. Y Pablo dice, ‘no, no menosprecien las profecías, retengan lo bueno de ellas, examínenlo todo y lo bueno reténganlo.’

En otras palabras, en el mover profético hay muchas nueces muy ricas, entonces lo que tenemos que hacer es examinarlo todo y retener aquello que es de Dios y lo demás lo ponemos a un lado. Mucha gente cuando ven un poco de error en el mover profético lo tiran todo de una vez a la basura, en vez de buscar lo bueno y retener eso. Eso es sano consejo de la palabra de Dios.

Hay tantas otras cosas que yo quiero decir, hermanos, voy a pedir a los músicos que pasen por acá rápidamente. Déjenme terminar con algún, así rápidamente, lo voy a leer solamente mientras los músicos pasan por aquí.

Quiero terminar con algo así bien positivo, prescriptivo. Yo he puesto como muchos puntales alrededor, y espero que lo que quede es mi gran reverencia por el mover profético de Dios y que yo creo en la profecía.

Si tu te vas a mover y vas a ejercer el don, si tu crees que Dios te está llamando a un mover profético:

Primero, profetiza naturalmente, profetiza en palabras comprensibles para la persona. No tienes que adoptar un tono demasiado dramático. Hay veces que la palabra puede fluir en una forma natural. Profetice naturalmente.

Sujétate a tu pastor. Yo agradezco cuando la gente se somete a mi autoridad pastoral. Yo tengo una responsabilidad delante de Dios de proteger a esta congregación y a veces tengo que juzgar, a veces las personas vienen y quieren como imponerse sobre mí para que yo los deje profetizar y si yo.... yo estoy, hermanos, yo estoy en el.... digamos delante Dios, yo le digo a la gente, mira, yo me hago responsable delante del Señor.

Yo creo que si yo estoy impidiendo que algo se de por amor a mi congregación Dios va a entender si yo me equivoco, y él va a darme gracia. El pastor tiene una posición muy poco envidiable, donde tiene que concertar muchas diferentes cosas. Yo amo a la gente humilde que cuando siente una palabra profética, viene a donde mí y me la comunica y entonces me dan a mi la libertad para yo darle curso o no.

Y si no siguen tan amigos conmigo como si nada hubiera pasado. Ese es el don profético. Esa es la humildad que se debe tener.

Profetiza con humildad, no creas que porque tu tienes un don profético eres la última Coca Cola en el desierto. Y profetiza en una forma sencilla y somete tu profecía al juicio de la gente y entonces retírate. Ya tu cumpliste con tu deber, ahora deja eso en las manos de Dios y de la persona que está recibiendo.

Profetiza con corazón pastoral. Discierne el momento, discierne el tema, discierne la persona, discierne la situación, discierne la congregación, hay revelaciones, hay palabras proféticas que Dios te va a dar, que si tu las anuncias ante una gran multitud vas a avergonzar a alguien o vas a dividir un matrimonio, o vas a crear problemas para el pastor, o vas a dejar una congregación toda dividida y confundida. Eso no es de Dios. La palabra de Dios no trae confusión.

Entonces, hay que discernir. Si tu crees que una persona está endemoniada, no se lo digas de frente a 500 personas, si ya estuvo endemoniada probablemente mucho tiempo, unos minutos más que espere a que termine el servicio, para que tu se lo digas personalmente no le va a hacer ningún daño. Espera el momento, pero a veces nosotros sentimos algo y queremos anunciarlo para que la gente vea nuestra unción profética. Eso es de la carne, eso no es de Dios.

Profetiza con corazón pastoral. La profecía tiene que ser pastoral y misericordiosa y de gracia y madura y sabia, y sobria, y busca bendecir y levantar, no busca atropellar.

Crece en tu conocimiento bíblico y en tu madurez espiritual. Mientras tu más conozcas de la palabra y mientras más maduro tu seas en el espíritu, más vas a poder manejar ese sublime don que Dios ha puesto en tus manos, de la profecía.

Mucha gente son muy proféticos, pero son muy inmaduros y entonces hacen daño, tienen un arma muy fuerte, y como no la saben usar le vuelan la cabeza a medio mundo y de vez en cuando pues, pegan en el corazón. Pero mucho mejor que tu crezcas. El que tu seas profeta no te exime de crecer en el conocimiento de la palabra de Dios y también crecer en el fruto del Espíritu Santo. Eso va a bendecir tu don más que empobrecerlo.

Cultiva el fruto del espíritu. Mucha gente se enamora del don del espíritu, pero no cultivan el fruto del espíritu y un don usado en el fruto del espíritu es bellísimo, tiene una belleza especial.

Cuidado con el orgullo espiritual. Cuidado con las profecías directivas. Háganla con una forma tierna y tentativa y discierne lo que es circunstancial de lo que es divino y espiritual. Porque muchas veces lo que estamos viendo es psicología y no es revelación divina. Vemos una persona, con una ropa mal vestida, y decimos, ‘oh, Dios dice que estás en necesidad financiera’. Bueno, cualquier psicólogo puede ver eso y decir, es cierto, ¿no? A veces lo que tenemos es más bien perspicacia psicológica y lo llamamos profecía. Entonces, tenemos que tener cuidado, discernir verdaderamente que lo que estamos diciendo lo estamos diciendo en el espíritu.

Hermanos, voy a terminar porque los niños parece que ya me están diciendo, ‘Pastor, es hora de que usted termine’. Me tomo tiempo porque es un tema bien complejo y es un tema bien importante y es un tema que necesita claridad y que el pueblo de Dios está viviendo un tiempo muy peligroso y yo se que Dios va a moverse más y más en medio de nosotros y tenemos que proveer una buena chimenea para el fuego que Dios está trayendo. Amen, para que no se nos queme toda la casa, sino que haya bendición y calor para el pueblo de Dios.

Gracias por ser pacientes y que estas palabras se queden en sus corazones. Amamos el don profético. Amamos la manifestación del poder de Dios. Queremos que Dios se mueva más en medio de su pueblo, queremos proveer sanos canales dentro de los cuales corra la energía divina. Recibe esa palabra del Señor en esta mañana.

Ponte de pie un momento, mi hermano, mi hermana, y si tu sientes del Señor que Dios te está llamando a ejercer el don profético ahora mismo dile, ‘Padre, yo recibo tu unción espiritual, yo quiero que tu me uses y estoy abierto’.

Y si Dios pone en ti un impulso y tu sientes que Dios está hablando y que quiere comunicar algo a través de ti a una persona, hazlo con humildad, hazlo con amor, hazlo con sencillez de corazón y dile, mire, de lo que tengo te doy, como dijo Pedro, ‘No tengo oro ni plata pero lo que tengo te doy. Tengo algo que Dios ha puesto en mi corazón y lo voy a compartir contigo y espero que te sea de bendición. Ora y pide confirmación de parte de Dios.’

Usa tu don, ejerce tu don, ejercita tu don y ve creciendo en uso y en sabiduría y en experiencia y atrévete más y más hasta que tu don entre en una plena manifestación.

Padre, en el nombre de Jesús yo pido que por esta palabra predicada tu pueblo, Señor, reciba ánimo y deseo de moverse más en lo sublime de tu poder sobrenatural, Señor. Declaramos la soltura del don profético en el corazón, en el espíritu de tu pueblo, Señor. Te damos gracias, porque tu eres el mismo ayer, hoy y por los siglos. Te damos gracias, Señor, porque hay profetas en nuestro medio. Te damos gracias, porque hay palabra profética que ha sido de bendición a esta iglesia y a nuestras vidas, Señor.

Te damos gracias porque tu has tenido misericordia de nosotros y no has mirado nuestra bajeza, Señor, sino que con tu amor incomprensible, has dado estos dones para edificación de este pueblo, y le damos la bienvenida, Señor y pedimos que tu desates ese don en el corazón y el espíritu de tus hijos, en el nombre de Jesús, más de unción, Señor, más de tu mover profético, más revelación clara y cristalina, Padre.

Anhelamos escuchar de ti, Señor. Queremos tratos contigo, queremos intimidad contigo, Padre. Queremos todo lo que venga de ti, lo recibimos y lo ponemos a correr en la vida de tu pueblo, en el nombre poderoso de Jesús, y nosotros decimos, Amen, que el Señor sea con ustedes, mis hermanos, su gracia les bendiga grandemente.