Meditar en la palabra de Dios

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Hay algo que el Señor me movió a compartir con ustedes hoy y yo creo que es algo muy especial y quiero decirles, mis hermanos, yo quiero animarles. Yo quiero animarles a que ustedes puedan seguir sacando estos tiempos los miércoles, yo lo creo en mi corazón que Dios está haciendo algo especial en estos momentos.

O sea, hay algo que Dios está haciendo en la atmósfera de la Iglesia, sin duda alguna el Espíritu de Dios se está moviendo en una forma nueva, refrescante, la vida de la gente... miren tendremos nuestros achaques de día a día. Pero yo creo que aún en medio de esas cosas Dios las está usando para fortalecer a su pueblo, para animar a su pueblo, preparar a su pueblo para algo precioso que Él tiene guardado en su corazón para cada uno de nosotros así que yo le ánimo, anime a otras personas que usted conoce que se pueden beneficiar de venir aquí, si usted quiere traer a visitas traiga visitas.

Mire, hasta ore porque estamos haciendo negocios con el Hampton Inn para poder tener estacionamiento y que la gente pueda llegar y podamos estacionarnos sin ningún problema.

Mire, queremos que la gente, el pueblo sea bendecido. Yo creo que Dios nos está moviendo a nuevas dimensiones en nuestra vida de fe no tan solamente a nivel individual pero yo creo que a nivel corporativo también y que de el nivel corporativo se transmita eso a la comunidad en la cual nosotros vivimos. Eso es algo que siempre Dios obra en esas formas, Dios no solamente te va a bendecir para que tú te quedes gordo ahí en el asiento, o gorda; sino que Dios va a bendecirte, Dios va a traer bendición a tu vida para que de ti emane algo que llegue a las personas que están a tu alrededor, que tú puedas moverte en una forma firme, eficiente, eficaz para transmitir esa bendición de Dios a otras personas a tu alrededor.

Así que cierre esa cápsula y voy a lo que voy a hablarles hoy. Pero hermanos, miren, hay un propósito por el cual yo me sentí movido hoy a que pudiésemos leer la Escritura hoy.

Hace tiempo que no hacíamos esto, ¡guau! Yo creo que hace casi un año, si no me equivoco que yo había hecho esto, sacamos un momento para leer distintas escrituras y yo no sé si ustedes lo notan, mis hermanos, pero cuando leemos la Palabra hay algo -déjenme decirlo así- hay algo bien distinto cuando usted se sienta en su casa y lee la escritura por sí solo a cuando usted llega aquí y alguien la lee en alta voz y usted como que recibe algo en otra dimensión. Yo no sé si a usted le ha pasado o si yo soy el único anormal que percibe eso, pero extraño, gracias por la corrección... diferente, ahí está... suena a palabra un poco fuerte ahí. Podemos evitar eso en el video.

¡Oh! Miren, by the way, hermanos gracias a Dios estamos empezando a transmitir... bueno vamos a empezar a transmitir los servicios de los miércoles también a través de la Internet porque hay gente; la Iglesia del internet están pidiendo más, más, más. Así que el alcance que tenemos está llegando.

Yo les digo, mis hermanos, para mí es algo bien humbling, ¿cómo se dice esto? humilde no es la palabra. Es algo que me llena, me conmueve porque hace dos días atrás recibí un email de una persona, un hermano en Patagonia allá en Argentina, que el mensaje del miércoles pasado el hermano Ernst Diehl lo grabó y ese mensaje lo puso en el internet y ese mensaje así de rápido ese hermano vio ese mensaje allá en Patagonia allá en Argentina y me escribió un mensaje de cuanta bendición fue ese mensaje para su vida.

Y yo me dije como que... ¡guau! Señor en Patagonia, mira eso. Allá en Patagonia enviamos la bendición de Dios también y donde quiera que usted se encuentre, así que esperamos que la palabra de Dios sea bendición para ustedes hoy.

Pero, miren, vayan conmigo al libro de Nehemías Capítulo 8.

-A los “che” allá en Argentina, definitivamente. ¿Oye, che?

Nehemías Capítulo 8. Hay una palabra aquí bien interesante que yo quiero compartir con ustedes. Y va a ser algo breve pero solamente quiero resaltar algo ahí para cada uno. Voy a estar leyendo de una versión nueva, esta es la nueva versión internacional así que síganme... síganme los buenos. Nehemías Capítulo 8.

"Al llegar el mes séptimo los israelitas ya estaban establecidos en sus ciudades, entonces todo el pueblo como un solo hombre se reunió en la plaza que está de frente a la puerta del Agua y le pidió al Maestro Esdras, Sacerdote Esdras a traer el Libro de la Ley que el Señor le había dado a Israel por medio de Moisés. Así que el día primero del mes séptimo el Sacerdote Esdras llevó la Ley ante la Asamblea que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la lectura y la leyó en presencia de ellos en la Plaza que está frente a la puerta del agua.

“Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la Ley" -quiero hacer hincapié en esto- TODO el Pueblo ESTABA MUY ATENTO a la lectura de la Ley, estaba MUY ATENTO... dígale a la persona que está a su lado, dígale: 'Está muy atento y haga énfasis en el “muy atento” aunque suene como una vaca, pero diga “muuy” atento. En otras palabras, están muy atentos a lo que se está leyendo ahora, ¿verdad?

"Entonces el maestro Esdras se puso de pie sobre una plataforma de madera…” -voy a personificar al maestro Esdras ahora- puesto de pie sobre una plataforma de madera, “construida para la ocasión especifica. Hacia su derecha estaban Matías, Sená, Anias, Urías, Hilquías, Maceias y a su izquierda Pedaísa, Misael, Malquias, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam.”

¿Cuántos de ustedes nombrarían a alguno de sus hijos así? Mesulam, ¿verdad? Bueno, yo conozco a alguien que se me llama Misael, eso sí lo puedo decir. Muy buena persona, by the way.

"Esdras,” -verso 5- a quien la gente podía ver porque él estaba en un lugar más alto -como estoy yo ahora-, “abrió el Libro el todo el pueblo se puso de pie".

Miren esto. Este es el tipo de situación que a cualquier Pastor en su Iglesia, el día que un Pastor abra la Biblia y todo el pueblo de ponga de pie y haga lo siguiente:

"Esdras bendijo al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo levantó las manos y respondió: ¡Amén! y ¡Amén! y luego adoraron al Señor inclinándose ¡hasta tocar el suelo con la frente!”

Miren la reacción que ocasionó en el pueblo el mero hecho de tan solamente abrir el libro. Si a un Pastor le sucede eso en su Iglesia: que un día cuando abra el libro la gente se ponga de pie y digan ¡Amén! y ¡Amén! y que se tiren de cabeza al piso en adoración a Dios, ese va a ser el día que al Pastor le van a tener que dar resucitación boca a boca porque se va a quedar patidifuso.

Déjame intentar esto. 'El pueblo cuando se abrió el libro levantó las manos y grito: ¡Amén! y ¡Amén!'. ¡Amén y Amén!… Okay, todavía no, todavía no...

Dice la Escritura que el Pueblo cuando Esdras abrió el libro el Pueblo levantó las manos y gritó ¡Amén! Yo no he abierto el libro todavía. El pueblo levantó las manos y gritó ¡Amén! y ¡Amén! Cuando abrió el libro… (Público presente:) ¡Amén! y ¡Amén!

¡Ay! Casi, casi. Bueno se pararon, más todavía.

Miren, esto mis hermanos, hay algo en ese pasaje que a mi me cautivó. Porque el momento en que esto estaba sucediendo era el tiempo en el cual Nehemías estaba restaurando todo el pueblo de Israel. Estaban restaurando las murallas de la ciudad, estaban restituyendo el orden de la adoración, estaban restituyendo todo lo que tenía que ver con la ley que ellos seguían.

Recuerden que el pueblo de Israel había estado en esclavitud, había estado viviendo en ruinas por tanto tiempo. Un pueblo oprimido, un pueblo que no tenían recursos, un pueblo que no veían la luz al final del túnel, era un pueblo que ya habían perdido su sentido de esperanza, que sí sabían que había una palabra, una promesa que se había dado a ellos pero había pasado ya tanto tiempo viviendo en esa escasez, tanto tiempo viviendo en esa miseria, tanto tiempo que había estado esperando a que Dios dijera algo, que hiciera algo pero la realidad que tenían de frente era tan y tan fuerte que ya se habían desanimado.

Habían perdido su esperanza en esa palabra. Pero no fue hasta que Nehemías que llegó impregnado con esta visión de Dios de restaurar a su pueblo de que se compungió de corazón porque sabía que su pueblo, que sus hermanos, que sus hermanas estaban en toda esa desolación que él fue e hizo algo diferente. Se esforzó y buscó la forma de restablecer todo lo que es, todo lo que significa el pueblo de Israel. Su sistema de gobierno, su sistema de ley, su sistema de adoración, el sistema de como los sacerdotes funcionaban en el templo fue una restauración total.

Y en el centro de toda esta restauración miren lo que había, en el medio de toda esa restauración estaba la ley, estaba la Palabra. Estaba el fundamento de esa nación.

Lo que estaban haciendo ahí era restituyendo el orden de la adoración a Dios, estaban trayendo a memoria todo lo que la palabra de Dios decía para beneficiar al pueblo trayendo a memoria de como el pueblo tenía que vivir delante de Dios. Y hay un momento en el cual se estaba leyendo y por lo que se estaba recibiendo de esa Palabra el pueblo se angustió tanto y pensaron como que: " ¡Guau! No estamos viviendo de acuerdo a esa ley, pues, estamos en total pecado delante de Dios" y el pueblo se compungió y lloró delante de Dios. Pero Nehemías tuvo que animar al pueblo y decirle: "¡Ahh! Animo mi gente, animo, porque hoy, hoy se ha hecho esta palabra realidad en medio de nosotros. Hoy Dios ha vuelto a restituir su presencia en medio nuestro".

Todo eso porque se comenzó a leer la Ley. Porque volvieron al fundamento.

¿Saben qué, mis hermanos? Yo vuelvo y digo esto: cuando nosotros leemos esta Palabra si nos sentamos en la casa, como quien dice 'déjame abrir ahí al azar a ver en que Palabra caigo y a ver que leo', si leemos así, si procedemos con esto de esta forma. Mira, ¿sabes qué? Tal vez no le vas a sacar mucho provecho. Cuando esta Palabra dice que hay que leerla, que hay que meditarla, que hay que escudriñarla, que hasta cierto punto también hay que memorizarla también, eso es lo que significa es que yo no puedo darme el lujo de tener que leer así: verso 1, verso 2, verso 3 y seguir leyendo por ahí -como una carrera- a ver cuanto puedo leer en un minuto o en una hora.

Lo que eso significa es que yo tengo que sentarme a analizar, a profundizar porque hay algo, hay algo en estas palabras cuando uno las lee que causa algo en el corazón. Miren, si pensamos en los textos que se leyeron hace unos minutos atrás, si yo recuerdo por un lado: el hermano Rafael comenzó leyendo el Salmo 86.

El Salmo 86 alguna de las palabras que dice, verso 3:

'Compadécete Señor de mí porque a Ti clamo todo el día,

Reconforta el espíritu de Tu siervo

Porque a Ti Señor elevo mi alma'.

Esas Palabras si uno las lee, y es como si yo las leo al papagayo, pues se oyen así nada más. ¿Pero saben lo que significa esto cuando uno va palabra por palabra? Compadécete, Señor, de mí, que todo el día clamo a ti.

Si leo otra Palabra, alguien leyó por ahí el Salmo 121:

'Alzaré mis ojos a los montes,

¿De dónde vendrá mi socorro?'

...mi socorro no viene de The Bank of América, mi socorro no viene del título que tengo enganchado en la pared, mi socorro no viene del vecino de al lado que me puede dar un vaso de leche cuando lo necesito, mi socorro viene de... Jehová.

Alguien leyó también el Salmo 34, creo que fue Marina, si no me equivoco. Empezó leyendo en la parte que dice... el verso 7, ¿verdad?

'El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen y los defiende'. Miren esa Palabra.

Donde quiera que usted va el ángel de Jehová está a su alrededor, está ahí con usted y lo defiende y lo protege. Y tal vez usted me puede decir: "¡Ah! Pero ¿Por qué me pasó aquello? ¿Dónde estaba el ángel?" o "¿Por qué me hicieron esto cuando yo estaba allí, ¿dónde estaba el ángel?".

Esa es una de las preguntas que yo diría esa es para que Dios lo sepa y que usted lo averigüe.

That's for God to know and for you to find out. ¡Quisiera yo tener la respuesta a todas las cosas! pero lamentablemente no las tengo pero yo se que hay una Palabra ahí.

Y si usted está aquí es porque el ángel de Jehová acampó alrededor de usted y lo protegió y lo defendió. ¿Qué tal vez pudo haber sucedido algo peor? Pero usted está aquí.

Abraham, ¿Tú leíste algo en Primera de Corintios 10, creo que fue? Primera de Corintios 10... Segunda de Corintios 10, esto también me gustó mucho. ¿Cuál fue el verso? ¿El tres?

"Pues aunque vivimos en el mundo no libramos batallas como lo hace el mundo porque las armas con las que nosotros luchamos -pero déjame que no se me confundan, déjame leerlo en la versión que es-: "las armas de nuestra milicia no son carnales, contra poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.." y entonces la otra parte ¿llevando qué? "Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo Jesús".

¿Saben qué mis hermanos? Ese verso es un verso clave: "Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo". Cuando un pensamiento dice: ‘¡Guau! Tengo ganas de que cuando salga de aquí irme a la barrita de la esquina y darme un palo viejo'. Mire someta ese pensamiento a la obediencia de Cristo no vayas a la esquina y vete a tu casa y tomate un vaso de leche. Eso es cierto.

Manuel, ¿Cuál fue el que tú leíste? Primera de Pedro 5:6. "Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que Él los exalte a su debido tiempo. Depositen en Él todas sus ansiedades porque Él cuida -¿de quién?- de ustedes".

Óigame, yo no sé usted, pero ¿por qué yo tengo que andar con todas las ansiedades trepadas en mi espalda cuando yo fácilmente las puedo depositar al cuidado de Dios y que el se encargue de cada una de ellas?

No significa que yo me haga el loco y que yo me despiste con las cosas que yo tengo que trabajar pero sí que la ansiedad que esas cosas puedan traer no me afecten a tal nivel, sino que yo pueda entregar esas cosas al Señor para entonces poder recibir la sabiduría, el discernimiento que hace falta para saber como lidiar con todas y cada una de esas cosas.

Para yo ser lo vulnerable suficiente para que cuando alguien me dice: "Omar, yo creo que hay este aspecto de tu carácter en el cual tú tienes que trabajar" que yo no le saque las uñas a esa persona sino que yo pueda recibir. 'Okay, bueno, pues tengo que trabajar algo en mí. Pues mira déjame entonces hacerlo".

La palabra de Dios, mis hermanos, miren, yo les digo, hay algunas cosas en este libro que son medias nébulas, que uno se dice como qué ¡guau!¿y de dónde salió eso? Que si el papá de tal cual se acostó con aquella otra y que si lo engañó y lo engatusó pero y con todo eso, la bendición de Dios estaba en esa persona ¡Guau!

Hay unas historias aquí que son medio raras, yo lo tengo que reconocer, pero es la historia de Dios en la humanidad y de alguna forma u otra de ahí nosotros sacamos esa vida que nosotros necesitamos para poder vivir nuestras propias novelas y dramas. ¿Cuántos de ustedes ven novelas? A ver por muestra de manos, ¿cuántos ven novelas?

¿Saben qué? Yo creo que todos ustedes deberían levantar la mano porque todos ustedes son parte de una novela. No la ven porque la están viviendo, ¡obviamente! La están viviendo, se la están viendo 24 horas al día los 7 días de la semana, cada segundo que respiras cuando único que no la ves es cuando estás durmiendo esa novela

Hay algunas que son best sellers, hay algunas que tienen volúmenes, ¡uff! una librería esas novelas. Hay algunas novelas que tienen capítulos que no se han cerrado, hay muchas novelas que tienen capítulos que están por empezar. Miren lo que estoy diciendo, mis hermanos. ¿Escucharon bien lo que estoy diciendo? Porque lo estoy diciendo con una intención. Hay novelas ... no es que no las veas ... vélas.

Hay novelas aquí y allá también, hay novelas por ahí que tienen capítulos que no se han cerrado, capítulos que han quedado en puntos suspensivos y hay novelas que tienen capítulos que están por empezar. Capítulos excitantes, capítulos tal vez un poco medio tenebrosos, capítulos que estarán llenos de mucha aventura, de suspenso, pero la novela se pone mejor porque el personaje principal, los personajes principales son ¿saben quien? usted y Dios y en medio de cada uno de esos capítulos hay una Palabra que se infunde en medio de ustedes.

¿Cuál es mi moraleja de esta noche? Hermanos, hay una vida que está cerrada aquí en este libro. Por favor no la tomemos por sentado, no lo veamos como un libro más. Yo sé que es difícil a veces sacar el tiempo disciplinadamente de uno sentarse y leer y meditar porque conlleva tiempo, hermanos, yo se que conlleva tiempo.

Si queremos sacarle verdaderamente provecho a esto hay que sacar ese tiempo aunque sea media hora donde uno se pueda sentar y leer aunque sea un verso y que ese verso yo lo mastique, y lo mastique y le saque el jugo hasta más no poder.

Pero hay una vida que está aquí centrada, mis hermanos, y hay algo que Dios trae a cada uno de nosotros. Hay algo que Dios trae a su vida cuando usted la lee, cuando usted la escucha ser leída.

Hay algo que Dios trae, hay una revelación, hay una luz que se prende de repente en la noche y trae dirección a su vida. Ahora ¿qué fue lo que pasó con el pueblo de Israel? Miren cuando este libro se abría hicieron fiesta, levantaron sus manos y gritaron ¡Amén! y ¡Amén!

¿Qué significa Amén? Qué así sea.

Imagínense eso: levantar mis manos y decir, "Señor, que así sea" y después de eso tirarme de cabeza en adoración. Lo que yo leo, Señor, que así sea. Amén. Esas palabras, esas promesas que Tú me das, que así sea, que si tengo que llorar y si tengo que sufrir por un momento... que así sea, porque después yo sé que voy a ver la Gloria tuya obrando en medio de mi vida. Pero hay algo, hay una vida que está aquí centrada que yo digo ¡Amén! a eso.

Es más I hold you accountable to it. Yo te agarro a ti responsable a tus propias palabras. Las cosas que Tú dices que vas a hacer en medio de mi vida se dijeron hace 2000 años atrás y quien sabe si más. Pero yo sé que Tú tienes vida aún ahora. O sea, yo te aguanto a Ti, Señor responsable de esas palabras también porque son palabras que viene tuyas.

Tú dices que Tú tienes paz, que Tú tienes planes de paz para darnos el final que nosotros esperamos, no un final de destrucción, sino que Tú tienes un final de bien para cada uno de nosotros.

Es una palabra que Tú dices, está marcada en rojo en la Biblia, que son las palabras de Jesús, pues mira, son tus palabras. Yo te aguanto a eso.

Hay una vida que se da ahí, mis hermanos, agarremos esa vida, agarremos esa palabra que se penetre y que transforme todo lo que el Señor está haciendo en medio de nuestras vidas.

Esta palabra es eterna. Es más, les voy a dar un preview de la próxima semana.

Escuchen esto: cuando lo eterno toca lo interno, transforma lo externo.

Lo voy a decir otra vez: Cuando lo eterno toca lo interno, transforma lo externo. Es un trabalenguas por eso es que...déjenme decirlo de nuevo para que yo mismo me lo aprenda: Cuando lo eterno toca lo interno transforma lo externo. Esta palabra es una palabra eterna. Las palabras de Dios no pasarán. Cuando esa palabra llega al interior y transforma el interior todo lo que se refleja afuera se transforma también.

Vamos a ponernos de pie y vamos a orar. Gracias Jesús, Gracias Dios, Gracias Señor.

Padre, te adoramos y te bendecimos Señor porque Tú eres grande, Tú eres bello, Tú eres precioso. Para siempre es Tu misericordia, no hay nada ni nadie que se compare contigo Jesús.

¡Oh, Señor! Mi alma te alaba y te bendice. Mi alma te alaba y te bendice, Señor. Solamente quiero adorarte en este momento, Jesús. Qué Tu palabra están viva, es tan real, Señor. Tu Palabra que traspasa lo más profundo de nuestro ser.

En esa palabra estás centrado Tú mismo Señor, estás Tú, estás Tú presente en cada letra, en cada sílaba, en cada verso, en cada frase, Tú estás ahí de una forma u otra. Señor yo reconozco el valor de Tu palabra, el peso que tiene Tu palabra, Señor.

El poder para reargüir nuestras vidas y alinearnos con tus propósitos y con los deseos de Tu corazón. Tu palabra que pudre el yugo del enemigo en el medio de nuestros corazones. Tu palabra que aviva el fuego de Tu presencia en medio de nosotros. Padre yo levanto Tu palabra en alto, sea una palabra que consuma todo nuestro ser.

Padre, que sea una palabra que corra como un fuego a través de todos nuestros huesos y que consuma toda aspereza, que pudra, Señor toda atadura y que traiga la libertad que solamente Tú puedes dar en medio de nuestros corazones.

Padre, yo pido sabiduría para tu pueblo, Señor, para poder entender Tu palabra. Yo pido un don de revelación sobrenatural para poder conocer tus misterios, tus designios, tus secretos, tus planes, tus propósitos. No tan solamente para nuestras vidas individuales sino también para conocer como Tú quieres que nosotros seamos instrumentos de tu justicia, instrumento de tu paz en las vecindades donde vivimos, en los sectores donde vivimos, en nuestro lugares de trabajo, en nuestros lugares de estudio.

Señor, ¡Oh, Padre! que Tu palabra fluya en medio de tu pueblo, Señor. Que podamos hablarnos, Señor con tu palabra para mimarnos, Señor, para que Tu palabra cancele cualquier pensamiento, Señor, que se revele en contra tuya. Que nosotros podamos vivir de acuerdo a esa Palabra siempre, internalizarla, hacerla nuestra, Señor.

Para que Tú tomes tu lugar en medio de nosotros siempre. Padre, yo pido que la bendición tuya, Señor, sea sobre cada uno de mis hermanos y hermanas en esta noche. Esta palabra que he compartido Jesús, que esta palabra se haga viva, real en medio de sus corazones, que ellos puedan salir de aquí... que no se olvide esta palabra, Señor, sino que ellos puedan llegar hasta sus hogares y seguir meditando en ella.

Padre, guarda el sueño de cada uno de mis hermanos y hermanas. Yo te pido, al yo ver las caras de mis hermanos aquí, yo te pido por favor que Tú les concedas un sueño reparador.

Padre, quita toda ansiedad que impida que mis hermanos y hermanas puedan dormir y descansar bien en esta noche.

Pon Tu mano en esa almohada Jesús, pon Tu mano en esa almohada, Señor. Acaricia sus cabellos, que ellos puedan dormir pacíficamente en Ti En paz me acostaré y asimismo dormiré porque Tú Señor estás con nosotros.

Y que el día de mañana, si Tú lo permites, Jesús, que Tú nos concedas la fuerza, la energía para poder asir todas aquellas cosas que tenemos por delante y que en todo momento traigamos gloria y honra a tu nombre. Te adoramos Jesús. Amén y Amén.

Hermanos y hermanas bendiciones. Que la paz de Dios sea con cada uno de ustedes. Salúdense unos a otros.