Celebrar la vida como Jesús la celebró

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Esto que los jóvenes hayan compartido, para mí, ha sido algo espectacular, porque conecta tan y tan bien con lo que yo quiero compartir con ustedes hoy. Y lo que quiero hablarles tiene que ver acerca del hecho de poder celebrar la vida como Jesús la celebró.

Muchas veces nosotros nos enredamos tanto en los asuntos del diario vivir, en el ajetreo de las cosas, y hay veces que nos olvidamos de poder verdaderamente celebrar esos aspectos más básicos, los detalles más chévere, más chulos de la vida que el Señor quiere que nosotros celebremos.

Por ejemplo, hoy yo celebro precisamente esto, nosotros nos reímos al escuchar a Gabriela hablando con su acento bien dominicano, bien marcado, pero que lo habla con una genuinidad tan de ella, eso es algo que yo lo celebro. Una muchacha que antes era bien tímida y que no decía nada, y mírenla ahora con el valor que coge el micrófono y que puede comenzar a compartir estas cosas, es así con todos los demás muchachos.

Y en la misma forma, hermanos, yo celebro lo que Dios hace en cada uno de nosotros. Y nosotros todos, tenemos que aceptar el llamado y el reto de vivir como Jesús vivió y de poder celebrar en la forma que Jesús vivió también.

Quiero que vayan conmigo al libro de Efesios, capítulo 5. Ese va a ser, como quien dice, mi base para salir de ahí. Oye Fernando, tienes el video ready? Ponlo un segundo nada más que les quiero dar un taste a la gente? Cuantos están esperando esto? Cuantos están esperando ver algo así ahorita? Todos. Ok, pues quítalo porque quiero que estén pendiente al mensaje ahora. Ya. Ya.

Mis hermanos, allá en España, estamos orando por ustedes, nos gozamos por ustedes y que Dios haga como él quiera en este juego, así que ahí vamos.

Pero miren, Efesios, capítulo 5, verso 1, cómo dice, yo creo que todos lo podemos leer aquí al unísono, conmigo, vamos, dice:

“Sed pues imitadores de Dios como hijos amados”

Dile a la persona al lado tuyo, oye, tienes que ser un imitador de Dios. Y claro está, cuando habla acerca de imitar a Dios, esto es lo que verdaderamente representa es imitar a Jesús. En Jesús nosotros tenemos el ejemplo perfecto que nosotros podemos imitar. Nadie de nosotros puede imitar a Dios, es difícil imitar a Dios. Dios es muy grande, demasiado inmensurable para poderlo imitar a él. Ahí sí que nosotros nos quedamos cortos. Y en la naturaleza de Jesús definitivamente está la naturaleza de Dios, pero la forma en que Jesús vivió cuando estuvo aquí en la tierra, nos dejó un ejemplo para nosotros saber cómo vivir e imitar y emular el ejemplo que él nos dio a cada uno de nosotros.

Y hay cosas que yo quisiera compartir hoy con ustedes, mis hermanos, esta mañana yo les confieso, esta mañana yo estaba bien pendiente a mis notas y sentí que me perdí en un momento. Yo estoy más acostumbrado a hablar así, de mi corazón, así que voy a seguir mi corazón ahora. No voy a creer que estoy en un servicio de los miércoles y les voy a hablar así desde mi corazón. Yo hablo siempre hablo de mi corazón, pero, entienden por dónde voy?

El asunto es este, mis hermanos, cuando yo pienso en nuestra vida como discípulos de Jesús, un discípulo se define porque sabe cómo imitar a su maestro, sabe cómo imitar a su líder, y hace todo lo posible por vivir a la altura de lo que ese maestro quiere para ellos, como discípulos. Y en la vida de Jesús ciertamente Jesús siempre mantuvo una vida bien balanceada. Él estaba muy claro concerniente a cuál era su misión en la vida, en su vida aquí en la tierra. Él sabía que su misión era expandir el Reino de Dios aquí en la tierra, predicar el Evangelio, restaurar al caído, sanar enfermos, liberar a los poseídos. Esa era parte del propósito de Jesús, pero la otra parte también tenía que ver con esa conexión, del uno a uno, con la gente.

Jesús siempre buscaba tiempo para compartir con personas a su alrededor, personas que tal vez él conocía y compartía con ellos, pero también Jesús sacaba su tiempo y su oportunidad para compartir con aquellas personas que no necesariamente conocía. Y hoy yo entiendo que más que nunca el Señor nos está llamando a nosotros a que como iglesia podamos emular ese ejemplo de Jesús, de poder sacar esos momentos donde nosotros podamos celebrar de la vida, como él también la celebró, celebrar lo que él está haciendo en nosotros, en uno individualmente, lo que él hace en otras personas también, y también de celebrar otras cosas.

Y aquí es donde yo quiero dirigirles, mis hermanos. Miren, en la Biblia hay muchos ejemplos de cómo Jesús celebró, cómo Jesús celebró con distintas personas. Miren por ejemplo, esto me voy a hacer más referencia al libro de Lucas, hay muchas referencias en el libro de Lucas. Pero miren, en Lucas, capítulo 5 está la historia de cuando Jesús se encuentra con Leví, el publicano, que también es conocido como Mateo. Cuando Jesús ve a Mateo él le dice, yo quiero que tu me sigas, y él le siguió pero qué es lo que dice el texto después? Lo que el texto dice fue:

“… a Leví fue a su casa y preparó un banquete para Jesús y todas sus amistades y allá se fue Jesús con todos sus discípulos, y qué fue lo que hizo? Compartió el pan con ellos. El problema era que él estaba en presencia de todos los publicanos y cobradores de impuestos, que en aquel entonces para los fariseos, ellos eran considerados como personas pecadoras. So, qué fue lo que pasó? Empezaron a criticar a Jesús. Ven acá, qué es lo que tu te crees? Estás aquí comiendo con este chorro de pecadores y tu te crees ser un maestro, un rabino, cómo va a ser eso posible?

Más sin embargo, Jesús estuvo allí. Jesús decidió, sacó su tiempo para compartir intencionalmente con esas personas y celebrar lo que estaba sucediendo en medio de ellos. Si yo les doy otro ejemplo, se recuerdan de la hija de Jairo? Yo digo esto, porque yo creo que Jesús tenía un poquito de latino en su corazón también. Todo estaba envuelto con comida y nosotros todo lo resolvemos con comida también. Pero miren, cuando Jesús resucita a la hija de Jairo, todo el mundo estaba diciéndole a los padres, no, mira, no molestes al maestro ya, la niña murió, no lo molestes. Y qué era lo que Jesús decía? Está durmiendo, y qué pasó? Se burlaron de Jesús. Jesús entró al cuarto, toca la niña, la levanta y cuando sale qué es lo primero que le dice a los padres? Denle de comer. Vamos a comer. Hay hambre, ella tiene hambre y yo también, así que vamos a comer.

Otro ejemplo que también les puedo mencionar, qué pasó con los 5 mil que estuvieron escuchando a Jesús mientras él estuvo predicando en el monte? De repente los discípulos vieron a Jesús y le dicen, Jesús, tienes que mandar a estas personas a irse, ya se está haciendo tarde, aquí no hay nada para ofrecerles. O sí? Mira, qué idea más buena, vamos a hacer un barbecue aquí en esta loma ahora mismo. Y se le ocurrió hacer a Jesús un barbecue con 5 panes y dos peces.

Si yo les doy otro ejemplo: yo no sé cuantos de ustedes conocen el término de ser un cachetero. Algunos de ustedes sabe lo que es ser un cachetero? Si les explico, un cachetero es esa persona que dondequiera que lo inviten a comer, esa persona va. Y otra dimensión de ser un cachetero es que no necesariamente lo tienen que invitar, la persona se invita sola a comer. Eso es lo que yo hacía durante mis años de seminario aquí cuando yo empecé. Yo era un cachetero y lo confieso. A mí me invitaban y yo, sí, yo no decía que no, yo sí, allá voy. Y habían veces que también… como se dice en dominicano, lambón. Qué otro grupo tengo aquí por si acaso? Como se dice cachetero y lambón en Guatemala, cómo se dice eso? Comilón, así se dice. Ok, pues. Yo lo confieso yo fui cachetero, yo fui lambón y fui comilón. Y hay veces que todavía me queda un poquito de eso, así que cuidado si me invita a comer a su casa.

Pero el asunto es, mis hermanos, que Jesús yo pienso que Jesús tenía un poquito de eso. Qué fue lo que pasó cuando se encontró con Zaqueo? Qué fue lo que le dijo a Zaqueo cuando lo vio trepado en el árbol, qué le dijo? Zaqueo, ¿saben qué? baja de ese árbol porque hoy yo voy a comer en tu casa. Ni lo invitó y allá fue a comer a la casa de Zaqueo.

Pero ustedes más o menos están siguiendo la idea de lo que yo les estoy mencionando, mis hermanos. Yo creo que Jesús tenía esta jovialidad, donde él disfrutaba y aprovechaba cualquier oportunidad para conectar con la gente, sea que lo hubiesen invitado, o que él mismo se estuviera invitando, había algo, y aquí es donde quiero, como quien dice, right the point, había algo de cada una de esas oportunidades de celebrar con la gente, en cada una de esas oportunidades lo que terminaba era en vidas transformadas. Dondequiera que Jesús se metía, sea que le invitaran o que él mismo se invitara terminaba en transformación de vida.

Zaqueo, qué fue lo que terminó haciendo? Fue tan tocado por el espíritu que terminó dando todo lo que él tenía, devolviendo todos los taxes que él había robado, lo terminó devolviendo todo. Mateo que era otro cobrador de impuesto, que fue lo que terminó siendo? Se convirtió en uno de los discípulos de Jesús y lo siguió a dondequiera que iba.

Con la hija de Jairo, obviamente de muerte a vida, transformación total, igualmente con todos los que estaban allí. Yo creo que Dios nos llama a nosotros a poder hacer lo mismo, mis hermanos. Dios quiere, Jesús quiere que nosotros emulemos ese ejemplo. Y ¿saben qué? yo quiero compartir con ustedes algunos tips de cómo hacer esto. Les voy a dar mis tips de cachetero.

Así que síganme, apunta por ahí, pero está basado en el ejemplo de Cristo Jesús, claro está. Miren, el primero que les voy a decir, para usted celebrar la vida sea espontáneo, sea espontáneo. La espontaneidad es clave. Una cosa es usted planificar un evento para celebrar con alguien una boda o una graduación, o que sacó la licencia y ahora tiene carro, lo que sea, que se compró una casa. Esas son cosas que usted las puede planificar, pero cuando las cosas son espontáneas, mis hermanos, eso da como una dimensión totalmente distinta, porque ya aquí entra el sentido de familiaridad que uno tiene con la gente.

Miren, yo les voy a dar un ejemplo, para que se rían un poquito: hace dos semanas atrás, un sábado yo hice el sábado de 4 de julio, el fin de semana del 4 de julio, yo hice un barbecue en casa con el equipo de alabanza y de oración de los miércoles, y estábamos mientras lo estábamos planificando estábamos intercambiando opiniones de qué íbamos a hacer, qué comida íbamos a traer y cosas así. y entonces de repente, a uno de los muchachos se le ocurrió, yo había dicho que iba a traer una piscina chiquita para los nenes chiquitos, con chorrito y todo esto, y alguien dijo: ah, nosotros nos podemos meter en la piscina también, y yo dije, es muy chiquita, no cabemos ninguno de nosotros. Entonces una persona salió y dice, qué tal si hacemos una guerra de globos de agua. Ah, fantástico! Ese fue el show del día. Mis hermanos, imagínense ustedes este chorro de adulto, corriendo por todo el patio de mi casa, tirándose globos de agua. Yo quiero que usted se imagine eso, y yo era el primero que yo empecé. Yo empecé tirando la primera bomba. Yo quiero que usted se imagine este panorama del tipo de celebración que se estaba llevando a cabo en ese lugar. Yo no sé si Enrique está por ahí, pero miren, miren lo que pasó con Enrique. Enrique, te lo dije que te iba a coger de punto, así que miren esto.

Yo quería darle a Enrique una bienvenida propia desde México, yo te dije, yo te voy a bombardear a ti y estaba ahí tirándole bombas de agua, pero qué pasó? En una él me cogió de improviso a mí, y saben con qué me bautizó él? Con una Pepsicola y no de lata, trajo el padrino entero y me lo vació a mí encima. Y cualquier otra persona hubiese dicho, guau, qué falta de respeto, vaciarle una soda encima al pastor! Pero ¿saben qué? yo me eché a reír tanto y tanto que yo busqué una cubeta de agua entera y sin que él se diese cuenta, yo lo bauticé a él, y eso fue el dime y direte de toda la tarde, porque entonces buscamos la manguera, y ya no eran bombas de agua, ahora era con cubo. La piscina de los nenes se vació, porque todo el mundo empezó a buscar cubos y tirarnos cubos unos al otro. Eso fue el chiste de la tarde.

Pero en medio de eso, mis hermanos, se formó una amistad tan y tan bonita, que para el viernes pasado, mi hermana Vanessa, de repente, el jueves, ella tiró un email el jueves y sale y dice: oiga, algunos de ustedes estaría disponible para venir a casa el viernes por la tarde? Y de repente, empezaron a intercambiar todos estos emails y miren, no les voy a negar, por un minuto, yo en mi cabeza, yo me dije, caramba, pero si ya compartimos el fin de semana pasado, no es suficiente. Ahora tenemos que compartir este fin de semana otra vez, pero en mi espíritu el Señor me dio una convicción tan y tan fuerte, que yo sentí como que el Señor me hubiese hecho, pa…pa… esta es tu familia, compártete con ellos.

Y miren mis hermanos, yo fui de los primeros que respondí, yo creo, lo voy a llevar a Lucas, porque yo estaba pensando, yo estoy solo con Lucas, quién me va a cuidar a él? Si me quedo con él tengo que jugar con él y nadie me lo va a poder cuidar, y de repente el Señor me dice, manos de más vas a tener allí para cuidar a Lucas, así que no te preocupes.

Y miren, mis hermanos, fue algo tan y tan bonito, de repente llegar allí el viernes por la tarde, encontrarnos y relajarnos, mis hermanos, hacer chistes unos con otros. Anthony, yo no sé si te diste cuenta de los niños, pero, hasta Anthony, nosotros somos de los que si nos dan así, cogemos así. Anthony estaba escribiendo un… y de repente, él escribió algo con una letra x, en vez de decir expresó, escribió espresó, y eso se convirtió en el chiste de todo los niños. Todo el mundo cuando escribió un email reemplazaba todas las eses con x. así que imagínense ustedes leyendo esos emails, pero todo lo hacemos en un espíritu de amor, porque sabemos que hay una amistad que nos une, hay una hermandad que nos une y eso es algo digno de celebrar, eso es algo de celebrar, mis hermanos, y la espontaneidad en esto es clave, es crucial.

Y no tan solamente eso, sino que el segundo punto, requiere intencionalidad. Fuiste muy espontáneo, hermano, definitivamente. … me tiró un globo de agua en la cabeza que nos explotó y lo sentí completo ahí. So, el punto número uno sería ser espontáneo. Ahí tienes, un cachetero tips para el verano.

El punto número dos del cachetero tip, sea intencional, mi hermano y mi hermana, uno tiene que ser intencional cuando uno hace esto. Si usted no es intencional, si no hay un sentido de genuinidad en esto, la gente lo va a oler, la gente sabe cuando uno está queriendo hacer algo así, como superficial, por cumplir con algo. Pero mire, mi hermano, cuando usted lo hace de todo corazón, porque usted quiere compartir con estas personas, que tal vez usted no los conoce bien, y quiere conocerlos bien y uno fomenta ese tipo de camaradería entre uno y los otros, mira, cuando llegue el momento de pisarnos los callos, va a doler, pero después de pisarnos los callos nos podemos volver a reír otra vez. Porque sabemos cómo celebrar lo que Dios está haciendo en nuestras vidas.

Así que miren, sea espontáneo, sea intencional, número dos, celebre lo que Dios está haciendo en otras personas. Por más pequeño que eso pueda ser, por más pequeño que haya sido el logro que esa persona haya logrado alcanzar, celébrelo. Aaah, me corté el pelo. Mira, celebre que se cortó el pelo. Oooh, mira que me dieron mis papeles de residencia. Celebre eso con la persona. Logré comprar una casa. Celebre eso con la persona.

Nosotros tenemos que aprender a fomentar ese sentido de celebración unos con los otros, mis hermanos. Yo sé que para algunos, ¿saben qué? yo sé que para algunos esto es bien difícil, porque tal vez las circunstancias de la vida le han dado tan y tan duro que se hace difícil el poder celebrar, poder encontrar algo bueno que se pueda celebrar. Pero con más razón aún yo me atrevo a decir que aquí es donde viene la fe, aquí es donde viene la fe. Porque si yo me dejo llevar por todas esas cosas que yo tengo de frente a mí, no voy a poder ver lo que Dios está haciendo en medio de todas las cosas. Y cuando yo me apoyo en la fe, cuando yo dependo completamente de Dios entonces yo puedo encontrar una razón para poder celebrar, no tan solamente lo que Dios está haciendo en usted, sino también celebrar lo que Dios está haciendo en mí. Porque yo no puedo celebrar lo que está haciendo en otros si no puedo celebrar lo que Dios está haciendo en mí.

Y miren, hay veces que uno viene de trasfondos que son un poquito pesimistas, donde no se fomentaba ese sentido de celebración, donde yo podía llegar a mi casa y enseñar mi examen, mira, saqué A de 100 puntos y lo único que me decían era, ah, que bien, me voy, tengo que ir a trabajar. Y eso había veces que troncha uno, y no es que yo estoy culpando el núcleo donde yo nací, pero es que no se fomentaba eso. Y ahora yo, en el contexto en el cual yo me encuentro ahora, yo me he visto tantas veces que fácilmente yo puede hacer caer en eso así de, ah, me dicen, mira logré hacer esto. Ah, mira que chévere y por ahí lo sigo.

Pero el celebrar requiere que yo pueda decir, mira, esta persona está reconociendo algo importante y yo tengo que reconocer eso también. Y para yo poder reconocer eso, yo tengo que reconocer lo que Dios está haciendo en mí. Y hay veces que nosotros nos tenemos que dar un poquito de amor a nosotros mismos y poder saber y reconocer, mira, que a pesar de las circunstancias hay algo que Dios está haciendo en nosotros.

Yo no sé, esto podrá sonar bien simplista, pero el mero hecho de que yo me pueda levantar cada día, que pueda respirar, vestirme y salir adelante y hacer cosas, emprender cosas, estar con la familia, estar con la iglesia, estar con personas que yo no conozco, esas son razones para celebrar. Porque es la oportunidad de vida que Dios da. Y si usted no puede celebrar eso, pues, caramba, entonces, yo me digo, mira, pues, tenemos que prestar mas atención en esos aspectos más sencillos de la vida, lo que Dios está haciendo en medio de nosotros. Pero tiene que suceder primero en mí para entonces después proyectarlo en el otro o en la otra.

Y eso ¿saben qué? me da gracia porque esto sucede mucho en la dinámica de parejas, de matrimonios también. Y hago esto como un paréntesis, mis hermanos, ¿saben qué? Como pareja tenemos que aprender a afirmar y a reconocer y celebrar lo que Dios está haciendo en nuestro cónyuge. Yo no sé si usted puede decirle amén a eso, pero tenemos que aprender a hacer eso y ser intencionales con esto aún más.

Esta semana pasada yo estuve escuchando un podcast de consejería matrimonial y estaba escuchando a un predicador que decía que para el hombre era como, estaba hablando de un survey que se hizo, una encuesta que se hizo de qué era más importante para el hombre o para la mujer y da a entender que para el hombre es más importante poderse sentir respetado, que amado por parte de su esposa. Entendieron? Para el hombre es más importante sentirse respetado que amado, y a la esposa entonces es todo lo contrario, es más importante poderse sentir amada que respetada.

Podrá sonar como algo irónico pero ok, así fue como Dios nos hizo los cables en nuestro cerebro. Pero el mero hecho de poder reconocer eso significa entonces que cuando uno está en la relación conyugal, uno tiene que aprender a cómo valorar esos aspectos del cónyuge. Es bien interesante porque este predicador decía que por qué muchas veces el esposo pasa tanto y tanto tiempo en el área de trabajo y no en su casa, porque cuando están en el trabajo todo el mundo está validando lo que él hace. El jefe le dice, muy bien el trabajo, nos ayudaste a ganar tanto ingreso y están ahí validando, sus colegas de trabajo le dicen, guau, muy bien, tremendo trabajo. Entonces no hacen más que llegar a la casa, aaah, muchacho, que si esto, que si hay que lavar platos, que si hay que comprar carne. Y es toda una lista de cosas que hay que hacer. Y la validación no está ahí. Y obviamente se da por el otro lado también. Muchas veces a la mujer en su área de trabajo, muchas mujeres profesionales hoy día son muy bien validadas en su trabajo, y cuando llegan a la casa, su esposo es como un cero a la izquierda que no proyecta ese tipo de validación y reconocimiento y celebración de la vida de esa persona.

Y al yo escuchar estas cosas, mis hermanos, yo me pongo a pensar, guau, esto es bien importante y bien revelador. Porque yo entonces tengo que hacerme la disciplina de poder validar a esa persona que Dios me ha permitido compartir mi vida con ella, y ella conmigo, y de podernos afirmar el uno al otro en ese aspecto. El problema es que cuando uno está de pelos parados, como quien dice, molesto con la persona, pues, uno no quiere hacer ese tipo de confirmación. Pero ahí es donde está el meollo de todo. Ahí es donde está el meollo de poder emular, como Cristo, de poder celebrar emular el ejemplo de Cristo, de celebrar como Cristo celebró.

Jesús muchas veces no demostró el hecho de que celebrar dependía de si estaba en el mood de hacerlo o no. Jesús siempre buscaba la oportunidad de hacerlo. Y aquí es donde está ese sentido, mis hermanos, que nosotros también tenemos que buscar celebrar, reconocer y afirmar lo que Dios está haciendo en esas personas más queridas que están cercanas a nosotros, que aunque si tal vez hubo una disputa o algo, pero el mero hecho que después que eso pasó, podamos aplicar el contexto bíblico, mira, en tu enojo, no te acuestes con ese enojo, que tu enojo no dure todo el día. Busca reconciliarte con esa persona, busca sanar lo que sucedió con esa persona.

Y yo les digo, mis hermanos, yo reconozco la dificultad de esto, pero es lo que Dios quiere que nosotros hagamos, que podamos celebrar todas esas cosas.

Por último, cuando usted celebre, esté bien alerta de cualquier cosa que pueda distraer, esté bien pendiente de lo que pueda funcionar como distracción en medio de todo ese sentido de la espontaneidad, en medio de esa celebración de compartir con otro. Miren por qué lo digo: hay un ejemplo en la Biblia con Jesús también, cuando el fariseo Simón lo invitó a su casa a comer otra vez. Otra comida, ahí está, y en medio de esta comida se presenta la historia de una mujer que llegó y empezó a enjugar los pies de Jesús con sus lágrimas, los empezó a limpiar con sus lágrimas. Las personas que estaban allí comenzaron a malinterpretar lo que estaba sucediendo, y comenzaron a pensar de Jesús, guau, si este fuera profeta de verdad sabría qué tipo de mujer es ella, y no estaría dejando que ella lo toque así. Más sin embargo, como Jesús estaba en sus cabales correctos, él entendió lo que estaba pasando.

Yo recuerdo que hubo una vez que el pastor Roberto estuvo predicando acerca de ese pasaje y me estuvo muy particular porque él en un momento dijo, que esa misma escena podría haber resultado como algo muy sensual, el que una mujer se le acercara a los pies de un hombre y empezara a lavarlos con sus lágrimas, tocarlos, besarlos. Eso podría ser una escena bien sensual que fácilmente se puede malinterpretar por muchos. Más sin embargo, el mero hecho de que Jesús sabía lo que estaba sucediendo, él no dejó que las malinterpretaciones siguieran a otro nivel, porque él sabía la transformación que se estaba dando en esa mujer.

Y ¿saben qué, mis hermanos? Yo uso a esto como un ejemplo porque muchas veces, y esto hay veces que se da tal vez en las reuniones de los singles, que se dan aquí en la iglesia, pero también se da en otros contextos, aún con parejas casadas también. Muchas veces cuando uno está compartiendo con otras personas del sexo opuesto, si uno está hablando demasiado con alguien, y alguien que está mirando de afuera no entiende, va a empezar r a pensar como que oye, esta está hablando mucho con este muchacho, pero él está casado. Y uno empieza a pensar así con un sentido de malicia que Dios lo reprenda.

Y miren, yo estoy hablando a calzón quitado aquí, mis hermanos, porque yo sé que son situaciones que se presentan. Aún yo, como pastor, yo me cuido mucho de esto. Cada vez que yo hablo con una fémina yo siempre trato de mantener mi distancia, mi respeto, porque yo sé que muchas veces las interacciones que uno pueda tener se pueden malinterpretar, cuando uno quiere que sea de esa forma. Y eso pasa tanto de hombres a mujeres como de mujeres a hombres también.

Y por eso es que yo estoy diciendo, que en este sentido de celebración cuando uno está en ese tipo de contexto, que las cosas pueden ser un poco más, como que se relaja, como uno que baja sus defensas, que no necesariamente tenemos que estar ahí como pastor con una corbata, sino que trato de compartir más con la gente, one on one. Yo creo que uno tiene que estar bien pendiente de esto, porque sí obviamente hay gente que está dolida y que muchas veces pueden malinterpretar las acciones que uno tengo. Pero es bien importante que uno sepa estar en su mentalidad correcta y no dejar que ese tipo de distracción vaya a evitar el sentido de celebración que Dios quiere hacer. Porque al uno afirmar lo que Dios está haciendo en esas otras personas, uno nunca sabe cómo Dios pueda tocar y bendecir a esa otra vida, a esa otra persona en el trato que Dios está haciendo con cada uno de ellos y ellas.

Cuál ha sido mi cura con esto, mis hermanos? Yo me aplico siempre, lo que le dice Pablo a Timoteo en el capítulo 5. Pablo en el capítulo 5 le dice a Timoteo, mira, no reprendas al anciano si no exhórtale como a padre. A los más jóvenes trátalos como a tus hermanos, a las ancianas como si fueran madres, y a las jovencitas como hermanas con toda pureza.

Ese verso, mis hermanos, yo me tomo esa medicina todos los días, todos los días. Yo vengo de un trasfondo donde si se hubiese dado esa escena con Jesús, que se hubiese acercado una mujer y me empiece a besar los pies y algo así, yo vengo de un trasfondo donde alguien hubiese pensado, guau, esa tigresa lo que quiere es un canto mío o algo así, o viceversa, si hubiese sido un hombre a una mujer. Y uno muchas veces tiene que pelear con eso de no pensar con esa mentalidad tergiversada, por así decirlo, sino uno poder proceder con cordura, proceder con pureza, de saber que las mujeres están aquí, mira, yo las trato como si fueran mis hermanas, con su debido respeto, con su debida categoría, nos relajamos, nos reímos, hacemos chistes, pero siempre está ese respeto presente porque Dios lo quiere así.

Y a los hombres también los trato con su debido respeto. Nos reímos, relajamos, gozamos, nos hacemos chistes, si escribimos con la x o con la s pero el asunto es que siempre está esa categoría, ese respeto, esa ética moral bajo la cual Dios quiere que nosotros procedamos. Y yo creo, mis hermanos, que esto es todo parte de ese sentido de la celebración. Dios quiere, Dios anhela que nosotros seamos una iglesia que celebra, que celebra la vida, que sí celebramos esos momentos de oración, que hay que hablar en lenguas, que hay que brincar en el espíritu, que hay que reírnos, que hay que gozar en el Señor, que hay que ayunar, que hay que participar de la iglesia, pero mira, también sea espontáneo, vamos a jugar volley ball, tira el frisbee, mójate con globos de agua si hace calor, no le tires un padrino de Pepsi, por favor a nadie, porque después uno se queda pegajoso. Pero entienden lo que estoy diciendo, mis hermanos, esa idea de uno poder ser espontáneo con la familia de fe, que Dios nos permite tener.

Yo creo que eso es lo más bello de nosotros, que tenemos una familia aquí, más allá de nuestra familia de sangre, aquí estamos en una familia que nos une la sangre de Cristo Jesús. Y eso es algo digno de celebración. Ahora, en esta época de verano que tal vez todos los fines de semana usted va a tener barbecue, mire, no se olvide de su familia de fe, comparta con su familia de fe, invite o si encuentra algunos cacheteros como yo por ahí, pues mire, tire bastante carne en el grill.

Vamos a ponernos de pie y vamos a orar, mis hermanos. Saben, yo termino con este pensamiento, mis hermanos. Yo tengo gente que me…. con otros cacheteros. Me cambiaron el tema de mi mensaje por completo. Miren, hermanos, miren esto, yo sin duda alguna, yo personalmente yo estoy buscando de imitar a Jesús en todos los aspectos, y se me ha hecho bien difícil, mis hermanos, yo no lo puedo negar. Es difícil muchas veces porque la naturaleza de uno se opone a las cosas que el Señor quiere que nosotros verdaderamente hagamos e implementemos con otros. Pero yo no les puedo negar que las veces que me he tirado a hacer lo que el Señor Jesús pide de mí, yo he logrado disfrutar los resultados de esas acciones. El yo saber que tengo una familia aquí que podemos disfrutar, que podemos reírnos, que aunque tal vez no hablemos en dos o tres semanas pero que cuando nos encontramos fue, guau, nos hablamos ayer, por así decirlo, porque está ese sentido de unidad y familiaridad. Y eso es algo que es todo permisible por la gracia y la misericordia de Dios viviendo en nosotros.

Si el Señor quiere que nosotros crezcamos en nuestra dinámica adoración, en nuestro fervor con el Señor, él quiere que nosotros crezcamos en eso, en nuestra devoción a Dios, que apartemos tiempo para orar a solas, para estudiar la palabra, que apartemos tiempo para hacer eso en nuestras reuniones congregacionales, pero mire, el Señor también quiere que nosotros compartamos el pan, nosotros vayamos, salgamos, mira, vamos a caminar por un parque o algo así y hablemos de España y Netherlands hoy, o algo así, hable de otra cosa. Eso nutre, eso recarga.

Cuantas veces Jesús no se fue aparte a un monte a orar y como que a recargar sus baterías, a enfocarse de nuevo en lo que tiene que hacer para entonces venir y seguir conectando con la gente. A mí me gusta mucho esa escena, termino con esto, en el libro de Juan, cuando Jesús por última vez se le aparece a sus discípulos que ellos estaban pescando. Cuando ellos llegan a la orilla ya Jesús tenía como quien dice, un barbecue con peces listos y entonces le pregunta a ellos, hey, qué pescaron ustedes? Tráiganlo, vamos a tirarlo aquí y vamos a compartir el pan. Vamos a compartir un pedazo de pez. Ya se me acabó el tiempo. 5 minutos más. Vamos a compartir el pan, mis hermanos, Dios quiere que hagamos eso. Dios quiere que fomentemos ese sentido de unidad, de celebración, de celebrar lo que está haciendo en cada uno de nosotros. Así que yo te animo a que cuando tu salgas de aquí, salgas con ese sentido de ‘yo quiero celebrar lo que Dios está haciendo en mí’, aunque tal vez no lo veo con todo detalles por las distintas cosas que me puedan estar abrumando, pero que yo pueda celebrar lo que Dios está haciendo. Porque cuando yo conozco lo que Dios está haciendo en mí, entonces puedo celebrar lo que Dios hace en otros.

Tu puedes ayudar a otros a poder sacar sus ojos de las presiones que tienen alrededor y poderlos ayudar a celebrar otras cosas. Se espontáneo cuando hagas eso. Se intencional. Se genuino, se genuina. Y mira, lo más importante de todo esto es que en cada una de esas interacciones se va a dar una oportunidad de transformación, transformación en tu vida y en la vida de otros, porque el Señor Jesús es el ingrediente que nos une a todos.

Así que Padre, yo oro ahora mismo basado en estas palabras que acabo de compartir, Señor, yo te pido que esta iglesia cada día más y más, Señor, podamos fomentar entre nosotros ese sentido de poder celebrar tu gracia, tu misericordia, tu bondad, tu amor en medio de cada una de nuestras vidas. Gracias te doy, Señor Jesús, por esta familia de fe con la cual tu me permites compartir. Si hay alguno aquí en el día de hoy, Señor, que tal vez no ha logrado como encajar, como conectar con personas, mi Dios, que pueda sentir esa familiaridad, Padre, yo te pido que tu proveas las oportunidades, las herramientas, los medios para que esas personas puedan conectar con este cuerpo en el cual tu nos has permitido vivir.

Señor, aquellas personas que son buenos hospedadores, Señor Jesús, personas que tienen ese don de motivación, de ánimo, de afirmación, usa a esas personas para contagiar a otros. Y si hay alguna persona, Señor, que se le hace difícil celebrar por lo duro que ha sido la vida con ellos o con ellas, yo pido tu sanidad sobre sus mentes, sus corazones y su espíritu, Señor, para que ellos se puedan abrir a ese don de celebración que tu quieres que todos nosotros tengamos.

Padre, que nuestra cara de ogros se pueda cambiar en cara de felicidad, de gozo, que trasmitan tu energía a otros, Señor Jesús. Y que aprendamos a administrar bien el tiempo, Señor, nuestro tiempo aparte contigo, en nuestra parte, nuestro tiempo como iglesia, y nuestro tiempo de poder celebrar, de poder jugar, de podernos divertir, Señor, y celebrar la vida como tu la celebras.

Pido tu bendición sobre tus hijos y tus hijas. A medida que vamos de aquí hoy, vamos a ir con tu gracia y con la bendición de tu espíritu, Señor, y con tu amor en medio de cada uno de nuestros corazones. Gracias una vez más, Señor Jesús. A ti te damos toda la gloria y toda la honra, en el nombre de Jesús. Amén y amén.