La recompensa del servicio

23 de agosto del 2010 - Por Betsy Behan

"Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del señor, sea siervo o sea libre"
Efesios 6:8

La historia de Isaac y Rebeca es bien conocida y linda. De ella aprendemos sobre la fe, la obediencia, el amor, el servicio, y de éste último hablaremos. Abraham envió a su criado de más confianza a buscar esposa para su hijo Isaac, y le recomendó buscarla en la tierra de sus padres. El criado al llegar a un pozo, oró diciendo: ‘la doncella que sirva agua para mi, y mis camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac" Ver Génesis 24:14. Esa doncella fue Rebeca.

Rebeca le dio agua al criado, y cuando terminó "corrió de prisa " a buscar más agua para darle de beber a los camellos. Un camello puede tomar casi catorce galones de agua, y eran diez camellos, pero Rebeca no miró cuantos eran, sino que busco agua para todos, y no solo eso, sino que le ofreció alimento y lugar para posar. El criado estaba maravillado. Rebeca sirvió con entusiasmo, y amor, sin saber que esos camellos la transportarían hasta donde Isaac el cual sería su amado esposo, ese servicio le dio la bienvenida a una familia de Dios, la familia de Abraham el padre de la fe. "LA RECOMPENSA DEL SERVICIO.

Al igual que los camellos (los cuales no son muy lindos) muchas veces el servicio que debemos desempeñar no es muy lindo o atractivo para realizar, pero detrás hay una bella experiencia, enseñanza, y bendición. Cuando en nuestro camino se presente el desempeñar un servicio, desempeñémoslo con alegría y amor, no perdamos tiempo buscando una balanza para determinar si es muy pesado o una tira de medir para saber si es muy largo; si se presentó en nuestro camino fue porque así Dios lo permitió para bendecirnos. ¿Cuál es tu servicio?

Señor Jesús: Gracias por darnos las fuerzas, y deseo para servir, gracias porque detrás de cada
tarea que pones en nuestras manos hay una enseñanza por la cual crecemos, y Somos bendecidos. ¡Amén!

La bendición de Jehová
es la que enriquece,
y no añade tristeza con ella
Proverbios 10:22