Cuando tenemos que decir adiós

5 de diciembre del 2011 - Por Carmen Ray-Calvo

Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de Sus santos
Salmo 116:15

En septiembre del 2010 mi amada hermana Betania partió a su hogar eterno. A consecuencia de un cáncer muy agresivo ya que en pocos meses después de ser diagnosticado ella murió. Yo hice todo lo que hubiera hecho un cristiano, oré, organicé ayunos, pedí oraciones. La confortaba con palabras de fe y confianza pero algo que me cautivó en todo ese proceso fue como ambas nos aferramos al Señor con todo nuestro corazón.

Dios me mostró su gracia y favor de una forma tan dulce, pues yo por varias noches amanecía al lado de su cama en el hospital y al día siguiente me presentaba en mi lugar de trabajo tan fuerte y relajada como si hubiese pasado toda la noche durmiendo.

Al partir mi hermana Dios me dio la gracia y el poder de pararme ante todos los presentes y dar un mensaje de ánimo, confianza y esperanza sólo por el poder de Cristo pude hacerlo; reconociendo que Dios tenía un plan mucho más excelente que el mío para ella y que sus caminos no son nuestros caminos.

Amados cuando uno de tus seres queridos se vaya a su hogar eterno recuerdas que es solo un paso de este mundo a una vida en gloria en Cristo Jesús que es mucho mejor.
Si la muerte de sus santos es de estima a los ojos del Señor, tiene que serlo a nosotros también