Una vida ejemplar

Mayo 2012 - Por Fanny Rodríguez

“En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” Colosenses 1:14

Una vida ejemplar que encontramos en las páginas de la Biblia es la biografía de José. Su relato de los sueños que tuvo cuando estaba jovencito es muy conocido; sin embargo son muchas las enseñanzas del carácter de éste personaje que fue usado por Dios en gran manera, no solo para salvar a su familia sino también al pueblo egipcio.

Es bien claro que José cultivó una vida de comunicación continua con Dios, la cual se hace evidente en los tiempos de dificultad: al ser rechazado por sus hermanos, amenazado de muerte, el ser vendido como esclavo, asediado por una mujer, tiempo que paso en la cárcel y quizás muchos otros problemas que sobrepasó con dignidad en la certeza de la presencia de Dios en su vida.

Una cualidad que sobresale del carácter de José es su capacidad para perdonar. Cuando después de muchos años sus hermanos vienen por ayuda, el los reconoció inmediatamente. ¿Cual fue su actitud? se retiró a llorar porque los amaba y había perdonado sus celos y envidia que los había llevado a desear matarlo, y finalmente venderlo como esclavo, en ningún momento cruzó por su mente la venganza.

La Biblia no dice el momento en que José los perdonó; es posible que fue cuando adquirió prestigio en la casa de Potifar, o cuando estaba en la cárcel en comunión continua con el Padre Celestial, o cuando llegó a ser dignatario del faraón. Me atrevo a pensar que fue muy temprano en su jornada de separación de su padre, porque la paz del perdón le permitió desenvolverse con diligencia usando los dones que Dios le había dado para administrar con autoridad y con gracia. Sin embargo aunque José les expresó el perdón, sus hermanos dudaron del perdón que les había extendido y se atemorizaron a la muerte del padre. Entonces envían un falso mensaje a José de una petición de su padre en su lecho de muerte para que los perdonara. Nuevamente José se aflige y llora, cuando ellos se postran delante de el (como en el sueño) y su respuesta: “Vosotros pensasteis mal contra mí mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló y les habló de corazón.” Génesis 50:20-21 El problema era que sus hermanos no se habían apropiado de ese perdón maravilloso que ellos sabían no eran dignos de recibir, pero la gracia de Dios que habitaba en José lo hizo posible.

Es posible que tu te encuentres hoy en la posición de los hermanos de José y pienses que tu pecado no tiene perdón, porque aun las personas a tu alrededor no te han perdonado. Quiero decirte que la sangre que Jesús derramó en el calvario nos limpia completamente, es un perdón total el que el Señor nos extiende. Acógete a ese perdón, acéptalo y perdónate a ti mismo. Entonces caminarás livianamente, podrás rectificar tu manera de vivir sin tu propio esfuerzo sino con el poder del Espíritu Santo, recibe el amor incomparable del Padre Celestial.

Padre Celestial gracias por el sacrificio de Jesús en la cruz, recibo tu inagotable perdón, ayúdame a caminar en integridad delante de ti, a ser un testimonio extendiendo también el perdón a los que me han hecho daño, gracias por tu amor y tu paz, en el nombre de Jesús, amén.