La sangre del pacto eterno

TRANSCRIPT

Abran sus biblias por favor al Libro de los Hebreos, Nuevo Testamento. Vamos a mirar algunas imágenes, algunas pinturas o imágenes en un momento pero antes quiero leerles unos cuantos versículos de la Biblia. Ahí en Hebreos, el capítulo 13, es el último capítulo del Libro de los Hebreos. Hebreos capítulo 13 versículos 20 y 21. Dice: "Ahora". ¿Pueden decir conmigo ahora?. Ahora. Dígale a su vecino ahora. Dios nos puede ayudar ahora. Dios nos ama ahora y tiene poder para nosotros ahora en este momento. Dios lo puede sanar ahora, Dios lo puede salvar ahora y nos puede consolar ahora, nos puede llenar con su Espíritu ahora.

Ayer, demasiado tarde ya. No sabemos acerca de mañana tampoco, pero estamos viviendo el ahora, ahora es cuando necesitamos que Dios nos ayude. Aleluya. Me puedo animar así que voy a tratar de comportarme y estar calmado. Pero ahora, ahora, ahora, Dios ven ahora y ayúdanos ahora.

Podríamos hacer todo un sermón acerca de la Palabra 'ahora' pero tenemos que seguir leyendo. "Ahora que el Dios de paz quien resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno os haga aptos en toda buena obra para que hagáis Su Voluntad, haciendo en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo al cual sea la gloria por los siglos de los siglos, amén." Déle un gran aplauso al Señor.

Quiero que enfoque por un momento esa frase que acabamos de leer que dice: la sangre del pacto eterno. Esa sangre del pacto eterno es una de las frases más importantes de toda la Biblia. Eso quiere decir que en la eternidad pasada aún antes de que Dios nos creara Él hizo un pacto sagrado consigo mismo para hacer por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos. Aleluya.

Ese pacto está en el cielo, no lo podemos ver en el cielo y por eso Él tiene que traerlo y transportarlo a la Tierra para que podamos verlo. Y esto Él lo hizo a través de la persona de Cristo Jesús quien estableció un pacto con su Padre para hacer todo lo necesario por nosotros. Y queremos pasar unos minutos esta mañana obteniendo un breve resumen de ese pacto. Tengo que encontrar un pequeño aparatito que tengo en mi bolsillo, vamos a ver si funciona.

Hace años estudié este tema. Gente a través de todo el mundo establece pactos de sangre pero siempre hay unos elementos en común en todos estos rituales a través de las culturas del mundo. Y yo organicé este material para hacer posible que lo comprendiéramos mejor. Descubrí que se podía dividir en nueve pasos y esta mañana brevemente vamos a examinar esos nueve pasos, cómo apunta hacia Jesus y cómo se relaciona con nuestra vida hoy.

Espero que esté funcionando. Dios es bueno justo cuando tenemos problemas técnicos con los aparatos. Cámbielo arriba por favor, cámbielo arriba y vamos a ver entonces si está. Sí pero cambia tú mientras tanto. Mientras están haciendo esto vamos a continuar con el relato. Las mecánicas tendrán que ponerse al día con el predicador.

Primeramente quiero que entendamos que este pacto de sangre es el tema principal de las Escrituras. Todas las historias de la Biblia se relacionan específicamente con esta única historia. Es el relato que va desde Génesis hasta Apocalipsis y todo lo que yace en el medio entre esos dos Libros. Todos los pueblos antiguo establecían pactos de sangre entre sí. Cuando los europeos llegaron a América antes de desembarcar del barco Mayflower firmaron un pacto entre ellos, un documento que se llamaba el pacto Mayflower. Y ellos dijeron nosotros establecemos un pacto entre nosotros mismos, establecemos un pacto de sangre porque ellos sabían que la vida iba a ser muy difícil cuando salieran de ese barco.

Y también cuando encontraron a los indios, a los nativos americanos, estas tribus indígenas también establecieron un pacto entre sí. Y la forma en que lo hicieron fue fumando la pipa de la paz. Ellos teñían el tabaco con su propia sangre. Y aún habiendo siendo enemigos durante décadas entre esas diferentes tribus indígenas cuando ellos fumaban este tabaco, lo que estaban haciendo era establecer un pacto sagrado de sangre entre sí.

Así que vemos aquí un pacto de sangre. Se trata de un acuerdo obligatorio entre dos partes. Las buenas nuevas que hemos de recibir hoy es que Dios ha hecho un pacto en el cual Él se compromete consigo mismo de llenar toda necesidad que nosotros podamos tener en nuestra vida, y Él puede hacer esto ahora mismo. Aleluya, amen. Déle un aplauso al Señor.

Ahora un pacto en la Biblia quiere decir que tiene que haber un corte, tiene que zajarse la carne de la persona y tiene que haber algún tipo de derramamiento de sangre. Así que hay dos divisiones en la Biblia: una se llama el Antiguo Testamento pero en realidad la palabra más correcta es pacto, el Antiguo Pacto. Como pacto en la Biblia implica sangre tenemos una parte de la Biblia que es el Antiguo pacto de sangre y tenemos una parte de la Biblia que es el Nuevo pacto de sangre. Ambos relatan la misma historia.

En la primera parte de la Biblia Dios pinta una imagen, hace una pintura a través de esos pactos de sangre que están registrados. Y en la segunda parte de la Biblia Él viene a nosotros a través de la persona de Cristo Jesús, el Hijo viviente de Dios, nuestro Señor y Salvador. Así que, esto de un pacto de sangre es el más solemne, es el más sagrado de todos los pactos posibles. Simplemente no se puede quebrantar.

Dios ha establecido un pacto consigo mismo para nosotros que no puede ser quebrantado en absoluto. Aleluya, Dios es fiel, Dios guarda sus pactos. Dios es fiel. Dios guarda sus pactos. De nuevo diga conmigo: Dios es fiel y guarda sus pactos. Dígale a su compañero, su compañera: Dios es fiel y guarda sus pactos. Dios es fiel y guarda sus pactos.

Y Él es fiel aún cuando tú no sientas en tus emociones que Él es fiel. Él es fiel aún cuando tus circunstancias no van como tú quieres porque Él es fiel a Su propia Persona. Dios es fiel y guarda sus pactos. Y con su ayuda nosotros vamos a ver la próxima imagen. Aleluya.

Ahora el primer paso en ese pacto es que hay que intercambiar abrigos o mantos, hay que intercambiar alguna parte de la ropa. ¿Por qué se intercambian abrigos?. En un pacto de sangre cuando se establece este ritual el manto de la persona representa la persona misma. Cuando nosotros intercambiamos nuestra ropa estamos diciendo: tú eres mi compañero de sangre, de pacto. Este manto representa mi vida que yo intercambio contigo. Al yo darte mi manto simbólicamente te estoy dando mi vida y tú estás haciendo lo mismo al hacer ese intercambio.

Por ejemplo en un matrimonio no intercambiamos nuestros mantos o nuestras ropas si no que intercambiamos anillos, y ese anillo dice: yo pertenezco a ti y tú perteneces a mí, y los dos nos hacemos una sola persona. Un pacto de una sola carne. Y hoy podemos ver que Dios ha hecho un pacto de una sola carne por nosotros y para nosotros a través de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.

Ahora tenemos que apurarnos un poco en esta mañana. Así que veamos cómo el Señor llenó, cumplió esa parte del ritual de sangre. En la cruz, el Señor tomó nuestro manto de deudas y de déficits, nuestras fallas humanas, nuestros fallos y fracasos humanos, nuestros pecados y los asumió en su Espíritu. Tomó nuestras tristezas en su propia alma, nuestras enfermedades las asumió en su propio cuerpo, todas las cosas acerca de nosotros en la condición humana que nos hacen fracasar y fallar, el Señor tomó todo eso en sí mismo en la cruz. Aleluya.

Pero también Él recibió todas nuestras pertenencias que son en realidad cero, no tenemos nada que ofrecerle a Él, solamente deudas y déficits, nuestras fallas humanas. Y también en la cruz el Señor también nos entrega todo lo que Él debe, todas sus deudas. Pero Él no tiene ninguna deuda, Él sólo tiene pertenencias y cosas positivas, nos da Su vida, perdona nuestros pecados que no serán ya recordados y Él los echa al mar del olvido. Nos separa de nuestros pecados tan lejos como está el este del oeste y el Señor nos da Su propia vida que nace dentro de nosotros, para que podamos vivir para siempre con Él. Él intercambia Su naturaleza con la nuestra.

Desgraciadamente tenemos que ir de prisa. El segundo paso en un pacto de sangre es intercambiar cinturones. El cinturón sostenía las espadas, las armas de la persona en su cintura. Así que ese cinturón representaba la habilidad de la persona, su capacidad para pelear o defenderse a sí mismo. Cuando tú le das a una persona tu cinturón en este pacto le estás prometiendo toda tu fuerza, tu capacidad para pelear y hacer guerra. Si alguien viene a atacarte van a tener que pelear también con la otra persona del pacto. Si tú escuchas que el enemigo viene contra ti tú llamas a tu compañero de pacto, y él viene y te ayuda y te salva, y pelea tus peleas contigo y por ti, y te da la victoria.

Y ahí vemos también a Jesucristo quien nos ha dado su Espíritu Santo. Dice la Palabra que: mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo. Cuando el enemigo viene a atacarnos no tenemos que estar peleando en nuestras propias fuerzas si no que el Espíritu de Dios en nosotros ha de derrotar a nuestros enemigos alrededor de nosotros.

Porque esa armadura de Dios es el Espíritu de Dios que está en nosotros. Y cuando dejamos que ese Espíritu de Dios esté en nosotros y que viva la vida de Jesús a través de nosotros entonces tenemos la victoria sobre todas las cosas que pueda hacernos daño. Y lo tenemos ahora, dele al Señor un aplauso.

Ahora el próximo paso en este ritual de pacto es cortar el pacto. Lo que se daba en este momento es que las personas, las partes cortaban un animal. Lo partían a la mitad. Y ese animal representaba las partes, las personas que estaban estableciendo ese pacto. Así que cada parte de ese animal representaba las personas que hacían el pacto. Y como usted puede ver ellos hacían una figura como de ocho en los pedazos del animal que representaba su persona. En la Biblia el número 8 representa nuevos comienzos.

Al caminar alrededor del animal están diciéndose el uno al otro: estoy sacrificando mi propia vida y ya no viviré para mí mismo, voy a vivir para el beneficio de mi compañero de pacto. Como en un matrimonio, cuando el esposo le dice a la esposa: de aquí en adelante tú eres más importante que yo, y la esposa le dice al esposo: ¡gracias querido!. Y esperamos que ella también diga: ahora tú eres más importante que yo. Y de paso la Biblia dice que el matrimonio es como un pacto de sangre.

Vemos esta historia en el Génesis capítulo 15 cuando Dios le dijo a Abraham que matara algunos animales, le dijo que se le aparecería y que cortara los animales, y Dios puso a Abraham en un sueño profundo. Y dice que vino una gran oscuridad que descendió sobre Abraham. Y dice el relato que Abraham vió algo que estaba caminando entre los pedazos de esos animales cortados donde en realidad, si fuera un pacto normal entre dos humanos Abraham también estaría caminando entre los pedazos.

Y es descrito en tal manera que lo que en realidad Abraham vió podemos entender es la Gloria de Dios caminando entre esas piezas del animal. Y al hacer eso Dios estaba diciendo en realidad: Abraham, vendrá un tiempo en la historia en que yo me depondré, me quitaré esta gloria refulgente, esta belleza asombrosa, y Yo prepararé para Mí mismo un cuerpo y como este animal Yo moriré a Mí mismo, daré Mi propia vida como un sacrificio inocente sustitutivo de sangre con Mi Padre a tu favor.

En Juan capítulo 8 versículo 56 el Señor dice: Abraham vió Mi día y se regocijó en él. Abraham pudo ver hacia el futuro en ese momento cuando Dios vendría a la Tierra y habría de entregar Su vida por nosotros.

Ahora el próximo paso en este ritual de sangre es golpear o chocar palmas. Lo que se hace en este caso es que antes de chocar las palmas se hace una pequeña rajadura, una pequeña cortadura en la palma y entonces se unen las dos palmas con esa sangre que está saliendo de cada uno. Y cuando se hace ese contacto entre las dos palmas esas dos sangres se mezclan la una con la otra, y lo que está haciendo allí es un pacto sagrado de sangre. Y como se dice en la Biblia que la vida de un ser está en su sangre estamos diciendo el uno al otro: mi vida está entrando en ti y tu vida está entrando en mí. Hay dos y los dos estamos siendo uno sólo por esa unión.

Y el Señor de paso hizo esto por nosotros, y podemos ver aquí esas escrituras en rojo en la proyección. Dice que el Señor ha jurado por Su Mano diestra que Él vendría a la Tierra y que Él derramaría Su propia sangre y habría de hacer un intercambio con nosotros. Y cuando esta gente hacía esa cortadura en su mano, se establecía una cicatriz y esa cicatriz siempre estaría allí en la palma de la mano, y esa cicatriz sería un testimonio de que siempre habrían de estar en pacto el uno con el otro.

Dios nos ha dicho a nosotros Su pueblo, Yo te he esculpido en la palma de Mi Mano. Nunca te dejaré, nunca te desampararé. No importa lo que esté pasando en tu vida, aunque lo sientas o no lo sientas, tú tienes un compañero de pacto que puede llenar toda necesidad en tu vida.

Ahora tenemos que apurarnos y eso es lo que siempre están diciendo todos los maestros. En ese pacto había una quinta cosa que se hacía y es intercambiar nombres, y eso es lo que se hace en este caso. Yo asumo tu apellido como parte de mi nombre, y tú asumes mi apellido como parte también de tu nombre. Y ahora nos llamamos los portadores del nombre.

En la Biblia vemos que el nombre de una persona nos habla acerca de su carácter, de su personalidad. Así que en cualquier momento que escucharan tu nombre con el mío habría de esperarse que yo actuara como el compañero del pacto, que pensara como mi compañero, que hablara como mi compañero, y que tú habrías de actuar como yo, que pensaras como yo pienso, que hables como yo pienso. Y dice la Palabra que el que te ha visto a ti me ha visto a mí, porque hemos sido hechos uno.

Dios ha intercambiado nombres con nosotros. Él se hizo hombre, el Hijo de Dios, se hizo el Hijo del hombre. Dios cambió nombres, Él intercambió Su naturaleza, se hizo como nosotros y eso hizo posible que Él pudiera identificarse con nuestras heridas.

Todas las cosas que decimos, que actuamos que no agradan a nuestro Padre en el cielo, dice que el Señor asumió todo eso en sí mismo, hubo un intercambio total de naturalezas y de nombres. Y Él puso en nosotros Su propia naturaleza justa. Ahora estamos justificados a través de la sangre de Jesús. Así que la manera en que nosotros actuamos debe ser que actuemos como Él actúa, porque nosotros llevamos Su Nombre, nos llamamos cristianos. Pequeños Cristos ungidos de Dios.

Se supone que actuemos como Él, que hablemos como Él, que pensemos como Él. Que la gente nos vea a nosotros y que vean entonces a Jesucristo. Porque los dos han sido hechos uno. Y entonces estamos debajo de esa sangre con nuestro Padre Jesucristo.

Ahora hemos hablado de que se hacía una cicatriz en la mano y que siempre habría de estar en ella. Quizá usted se siente como que nadie lo quiere, nadie lo aprecia, que nadie lo ama. Quizá se siente solo, quizá se siente tonto, y tal vez lo es pero no importa, Dios le ama. Usted no tiene una cicatriz en su mano pero está escrita en su corazón. El Espíritu Santo, esa es la cicatriz que está en su corazón. Usted ha nacido de nuevo por medio del Espíritu de Dios.

Así que cuando el enemigo viene a atacarlo usted no tiene que ponerse nervioso, tenso, usted no tiene que darse por vencido. En vez de mostrar la cicatriz que hay en su mano usted muestre la cicatriz que hay en su corazón. Aleluya. Demuestre que usted tiene un compañero de pacto de sangre quien le ha prometido que nunca lo dejará, nunca lo desamparará. No importa la circunstancia que haya en su vida, Dios es más grande que cualquier circunstancia en su vida y Él puede ayudarle ahora. Reconozcamos al Señor. Aleluya.

Normalmente yo me tomo una hora para explicar cada paso que estoy dando ahora pero con la ayuda de Dios, todo es posible. Ahora vamos al paso número siete. En este paso se declaran los términos, las condiciones del pacto. Y eso se hace con testigos alrededor de uno. Ahí se leen ante testigos las condiciones de ese pacto que se está haciendo. Se leen cuáles son las pertenencias, las propiedades de los pactantes. Todas esas cosas que ambos tienen como pertenencias, los chivos, las ovejas, todas estas cosas ¿no?. El dinero, las ropas extras que tiene la persona. Todo lo que yo tengo que tú puedas necesitar, todo eso se enlista ahí en ese documento.

Así que si alguno de los dos tiene hambre no tiene que estar mendigando, simplemente vaya a la casa del otro y consiga lo que necesita de la despensa del otro. Porque se trata de un pacto, una despensa de pacto.

Ahora las esposas instintivamente saben a qué me refiero, porque inmediatamente que ellas dicen: lo acepto, inmediatamente la esposa mira a su esposo que no tiene la menor idea de lo que acaba de hacer y ella dice, ok querido, de aquí en adelante lo que es mío es mío y lo que es tuyo es mío (risas). Ayuden esposas. Y el esposo está ahí sin ningún tipo de indicación, no sabe ni siquiera lo que quiere decir, pero pronto él se dará cuenta de lo que quiere decir.

Pero no solamente se intercambian pertenencias si no que se intercambian deudas y deficiencias, cosas negativas. Así que también el otro recibe todas las deudas, todas las cuentas. Sí, puedes tener la gran casa querida pero también la cuenta de 10.000 dólares de la tarjeta de crédito.

Aquí hay buenas nuevas ahora. ¿Sabes qué?, Dios no tiene ninguna deuda, no tiene negativos, solamente tiene pertenencias, propiedades. Nosotros en realidad estamos haciendo un pacto de un sólo lado, del lado de Dios. Dios ha hecho todo por nosotros y todo lo que Él tiene en el cielo está disponible para nosotros aquí en la Tierra para llenar toda necesidad en nuestra vida. Aleluya.

Así que seguimos adelante. Esto es lo que dice aquí el texto, las palabras en rojo dicen simplemente lo que acabo de decirles a ustedes. Dios solamente tiene pertenencias, no tiene nada de deudas ni deficiencias. Nosotros sin embargo solamente tenemos deudas y no tenemos pertenencias. No tenemos haberes, le damos al Señor nuestras deudas, nuestros pecados, enfermedades, dolores del corazón, nuestras deficiencias y desánimos, Dios en intercambio nos da todo lo que Él tiene, sólo pertenencias, sólo propiedades, cosas positivas que llena todas las necesidades de nuestra vida.

Vamos hacia el paso número ocho. En ese pacto también, en ese ritual se come una comida memorial. Siempre queremos recordar nuestro pacto, así que al final de una ceremonia de pacto de sangre se da lugar una comida, un banquete, pan y vino. Compartimos el pan el uno con el otro. Compartimos el vino y decimos: compañeros de pacto, este pan, este vino, representa mi vida y yo voy a entrar a ti, tú vas a entrar a mí y los dos nos hemos hecho uno.

En unos pocos minutos nosotros vamos a tener esa comida de pacto. Pero antes de hacer eso precisamente tengo un paso más que quiero compartir con ustedes. Pero recuerden cuando usted coma esa comida del pacto, eso representa una imagen de ese pacto de sangre que hemos establecido con Dios. Cuando usted toma esa comida es la mejor oportunidad para obtener un milagro de parte de Dios. Aleluya.

Porque cuando uno toma parte de ese alimento, esa comida de pacto, cualquier necesidad que tú puedas tener esta mañana eso representa tus deudas. Y esa negatividad, todo lo que tú debes se lo entregas al Señor, y le declaras al Señor esa necesidad calladamente. Tú le dices al Señor: te entrego lo que sea, cualquiera que sea tu necesidad. Muchos de ustedes tendrán muuuchas necesidades.

Pero usted dice: Señor yo recibo Tus haberes, recibo Tus pertenencias, Tus recursos de Tu perdón, de Tu limpieza, de Tu sanidad, Tu Salvación, el recurso de Tu redención, de Tu esperanza, de Tu fé, de Tu gozo, de Tu paz, y de Tu valor, cualquier cosa que tú necesites de parte de tu Dios haz un intercambio de pacto a través de ese pacto establecido cuando tú tomes esta comida simbólica y es lo que explican estas letras en rojo.

Así que finalmente nuestro noveno paso, en esos pactos de sangre se plantaba también un árbol memorial. Es un árbol de pacto. Y en ese pacto de sangre ese árbol se teñía con la sangre de pacto. Y en ese momento habían dos testigos para ese pacto. Los testigos daban testimonio de dos cosas: la cicatriz en la palma de la mano y en segundo lugar ese árbol que estaba teñido con sangre que siempre habría de estar allí como testigo de lo que se había dado a ese pacto de sangre.

Después que el Señor Jesús tomó el pan y el vino del pacto, el Señor también les habló acerca de las condiciones de ese pacto. Él dijo: Yo voy a llevarme todos sus pecados, voy a poner Mi Espíritu dentro de ustedes, y haré posible que ustedes caminen en Mis caminos y guarden Mis mandamientos. Yo estaré con ustedes aún en el fin de los tiempos.

Y entonces efectivamente lo que el Señor hizo fue plantar un árbol manchado, teñido de sangre. Su cruz teñida, manchada con su propia sangre como un recordatorio sempiterno de que Dios es un Dios fiel que siempre guarda Sus mandamientos. Quien nos ha llevado a una unión eterna consigo mismo. Él está dentro de ti y tú estás en Él. Los dos han sido hechos uno solo. Todo lo que Cristo es en el cielo es también lo que Él es efectivamente dentro de ti. El cielo ha descendido a la Tierra y se ha entrado a tu persona, a tu vida.

Y la mejor oportunidad para ti para experimentar eso que estoy diciendo es cuando tú tomas precisamente la Santa Cena esta mañana. Y esto es lo que yo te invito a hacer ahora. Cualquier necesidad que tú tengas, por ejemplo si nunca has recibido a Jesús como tu Señor y Salvador, ¿por qué no reconoces tu necesidad de Jesucristo, lo invitas a entrar a tu vida, le pides que perdone tus pecados y que te haga una persona nueva con una nueva esperanza que nace dentro de ti?.

Cualquiera que sea tu necesidad esta mañana Dios es más grande que cualquier necesidad tuya. Aleluya. Yo deseo que tú tengas fé en el Señor y que confíes en Él cuando tomes de este vino y este pan simbólicos. Entrégale tus necesidades al Señor y recibe la vida que Él tiene para ti. De manera que cuando salgas de este lugar hoy te puedas sentir sanado, hayas sido completado en cualquier necesidad, Dios haya perfeccionado su obra en ti, cuerpo, alma, espíritu. Que Dios te bendiga y recibe de parte del Señor. Amén, amén.

Qué manera más hermosa de nosotros ver. Como dice él esto es algo bien largo, complejo de explicar para establecer las conexiones precisas entre cada una de esas cosas se requiere mucho tiempo. Pero podemos tener una idea de la equivalencia de estas cosas antiguos con las cosas nuevas ¿no?.

Lo que el Señor hizo a través de estos pactos, estos rituales, estos símbolos del Antiguo Testamento, estaba mirando hacia el futuro lo que nosotros ahora disfrutamos en toda su plenitud, ¿amén?. Y por eso es que nosotros tenemos que saber estas cosas porque, Dios es un Dios muy intencional. Lo que Él hizo en el Antiguo Testamento, no es como que de momento hubo un corte entre esto y aquéllo, ¿no?. Hay una conexión.

Cuando Cristo viene al mundo viene no para cortar. Él no viene para anularlo o deshecharlo como si fuera basura que ya no se necesita. Él vino dice a cumplir la ley, Él dice vino a cumplir ese antiguo pacto en su persona y a establecer una conexión total entre lo que pasó y lo que habría de pasar en Su Persona. Así que debemos estudiar el Antiguo Testamento y a la luz de eso cómo apunta hacia Cristo Jesús. Así que gracias al Doctor Bookers por eso.