Una fé rebosante

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Vamos a la Palabra del Señor, Efesios 5:17 al 19. Y quiero hablar hermanos acerca de una vida, una fé rebosante, sobreabundante. Efesios capítulo 5, versículo 17 dice: "Por tanto no seáis insensatos". La palabra insensatos tiene una connotación muy negativa en español. En el griego original la palabra es 'asofoi' que quiere decirr 'no sabios', en otras palabras no seáis ignorantes. Es algo que siempre la Palabra de Dios nos está llamando a no ser ignorantes de las cosas del Espíritu.

Entonces no seamos ignorantes, don't be clueless about spiritual things in other words. Por tanto no seáis insensatos si no que entendidos. No seáis asofoi si no sofoi, sean entendidos, sean doctos, doctos y sabios acerca de cuál sea la Voluntad del Señor, cual sea la Voluntad del Señor. En otras palabras el Señor no quiere que seamos niños dice la Palabra, que somos llevados por doctrinas de error de un lado para el otro porque no conocemos la Palabra del Señor. Conozcamos cuál es la Voluntad de Dios para nuestras vidas, para nuestras iglesias para nuestro ministerio.

Entonces dice seamos entendidos de cuál sea la Voluntad del Señor. Mire aquí: él hace un llamado general. Entonces dice no sean ignorantes, sean entendidos. Entonces la gente dice: ok gracias pero ¿cómo podemos entonces ser entendidos?. Y él da un ejemplo aquí y esto es lo que nosotros queremos enfocar, ¿no?. Dice: "No se emborrachen con vino" porque en el vino hay desorden, hay disolución, si nomás bien ¿qué?, "sean llenos del Espíritu Santo."

Siempre digo: en la Palabra hay una conexión entre la llenura del Espíritu Santo y un estado que se parece a veces a la embriaguez. Por eso es que en la mente del apóstol Pablo él suscita esa ilustración de que, en vez de emborracharse con vino y con alcohol, mire emborráchese con el Espíritu Santo es lo que él está diciendo, ¿no?. Sean llenos del Espíritu Santo. Hay algo allí verdaderamente que, la espiritualidad abundante que Dios quiere para Su pueblo es una espiritualidad, es un estado de intoxicación casi se puede decir. Uno se siente tan lleno de la presencia de Dios que uno se siente abrumado.

Por eso es que la Biblia habla del bautismo del Espíritu Santo. Bautismo es de la palabra baptismo que quiere decir sumergir. La llenura del Espíritu Santo es como una inmersión total en un medio que es el medio del Espíritu Santo. Entonces por eso Pablo dice: miren, en vez de ustedes estar llenándose de cosas que los llevan a la incoherencia en su vida, como el vino, el alcohol, en vez de eso llénese del Espíritu Santo. Ahí es donde yo quiero que nos mantegamos enfocados en esta tarde. Que Dios nos está llamando a cada uno de nosotros como Iglesia, como ministros, como laicos a vivir una vida de llenura del Espíritu Santo.

Y eso es lo que yo quiero marcar a mis hermanos y hermanas. Aquéllos de ustedes que son nuevos en la fé, que están inclusive hasta solamente visitando. Hay muchos de ustedes por ejemplo que han escuchado el programa de radio y vienen porque han sentido una sana curiosidad y deseo de conocer más de la Palabra de Dios, han pasado al frente cuando hemos hecho llamado. Y yo quiero invitarlos a entrar en una vida cristiana no a medias, no una vida religiosa. Es una vida de inmersión, de una espiritualidad rebosante, rolliza, exhuberante, efervescente. No sé cómo decirlo de otra manera.

Hay muchas imágenes que podríamos suscitar, pero es una vida de abundancia, de entusiasmo, de pasión, de fervor en las cosas del Señor, y por eso Pablo lo compara a esa manera de una intoxicación. Y entonces él en el versículo 19 procede aún todavía a ser más específico en cómo nosotros podemos llegar a ese nivel de llenura del Espíritu Santo. Dice: "Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo al Dios y Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo." Esa vida de llenura en el Espíritu Santo es una vida donde, usted siempre está conversando. Dice hablando entre vosotros. Yo le decía a los hermanos esta mañana que generalmente uno puede hasta cierto punto tener indicios, no voy a decir saber porque eso se lo dejamos al Señor, pero uno sabe cuando hay una persona llena del Espíritu Santo. Porque una de las cosas acerca de la gente que está llena del Espíritu Santo es que le gusta siempre estar hablando de las cosas del Señor. Su conversación es una conversación que está rondeando siempre las cosas del Reino de Dios.

Los hijos de Dios podemos hablar de muchas cosas. Yo les digo yo amo todo el spectrum del conocimiento. Yo leo de todo y me gusta conversar de política, de arte, de música, de lo que sea, me gusta leer acerca de esas cosas. Pero mi tema favorito es las cosas del Señor y a mí me encanta estar con gente que ese es su tema también favorito. Le gusta hablar de los misterios de Dios, del crecimiento personal, la superación que Dios hace posible, las cosas de la Iglesia, el crecimiento de la Iglesia, las naciones y lo que Dios está hacendo en el mundo. Ese es el tema, no tenemos tiempo para estar desperdiciando el tiempo en otras cosas francamente.

Y cualquier cosa que usted lee, discute de lo cual conversa en una manera u otra debe estar orientado hacia fortalecerle en su fé y bendecir a otra persona. Y claro, también podemos hablar de otras cosas, no somos gente monodireccional, en una sola dirección, no. Tenemos muchas cosas. Pero yo creo que esa idea de que hablando entre vosotros, sed llenos del Espíritu Santo. Una de las cosas es eso, ¿no?. En una Iglesia se maneja la Palabra de Dios en diferentes conversaciones. Las conversaciones que se dan en los discipulados, las conversaciones que se dan en las células. Las conversaciones que se dan como ahora mismo, es una conversación en un sentido, usted está conversando conmigo en su mente alli dialogando a un nivel, en su casa con sus amigos cristianos cuando usted se reúne.

Hablando entre vosotros, y también la vida de adoración, de rendirle al Señor. Cuando nosotros nos reunimos como hoy por ejemplo para exaltar el nombre de Cristo, para adorarlo, para declarar su señorío sobre las naciones, para invocar la Presencia de Dios, eso es un tipo de adoración y también de conversación. Entonces de esa manera uno se llena del Espíritu Santo.

Porque hay dos cosas ¿no?, que nosotros necesitamos entender. Hay una impartición del Espíritu Santo que viene como resultado que viene directamente de Dios. Y a nosotros nos gusta buscar ese momento en que Dios mismo desde los cielos hace bajar una energía que nos da poder, nos da autoridad, nos da energía espiritual. Y tenemos que pedirle al Señor una y otra vez que nos de ese poder. Hay algo que Dios tiene que sólo Él puede hacer llegar a nosotros y tenemos que buscar eso.

Y eso se llama muchas veces en la Palabra el ser llenos o ser bautizados con el Espíritu Santo. Y hay una impartición de poder y de autoridad que viene a nuestras vidas como resultado de pedirle al Señor que nos de y el Señor entonces desciende sobre nosotros y nos capacita, nos fortalece. Por eso recordarán el domingo pasado, hablamos de que cuando el Señor envió a sus discípulos a ese primer viaje misionero, dice que los reunió, si usted lo busca en Lucas o Mateo capítulo 6, está en 3 diferentes Libros del Evangelio, dice que los reunió y les dió dice poder y autoridad, dunamis - exusia.

Poder y autoridad les dió, les impartió. Fue como que hizo salir de sí una impartición de poder y de autoridad porque esas dos cosas son importantes. La gente que está llena del Espíritu Santo tiene una autoridad que es como un peso, un aplomo que tiene cuando testifica del Señor, cuando se mueve en la vida cristiana, cuando ministra, cuando hace cualquier cosa. Eso es lo que se llama autoridad. Usted sabe que hay personas que quizá no tienen mucha educación pero cuando hablan de Cristo hablan con autoridad.

Alguien me decía mi mamá es una de esas personas. La hermana Maribel, no es una mujer muy educada la mamá de la hermana Maribel pero es una de esas viejitas pentecostales que descabeza demonios. Nunca ha ido a un seminario, nunca ha predicado un sermón pero tiene una convicción que uno quiere sentarse a sus pies y saber acerca de sus experiencias en el Evangelio. Ningún maestro y a veces una cantidad de pastores ni los maestros de la teología a veces pueden compararse con una persona que ha tenido experiencias con Cristo Jesús y su poder.

No hay nada como cuando uno habla de lo que uno sabe. Lo que uno ha experimentado, lo que uno ha vivido en el Poder de Dios. Y eso es lo que nos da esa autoridad, que cuando nosotros le hablamos a la gente acerca de Cristo la gente escucha porque sabe que estamos hablando acerca de la experiencia personal, y hay una voz dentro de nosotros que se manifiesta a través de nosotros que es el Espíritu Santo. Y nosotros tenemos que buscar eso. Tenemos que buscar esa autoridad, ese watermark, esa marca de agua que está sobre nuestras vidas que cuando hablamos, hay una presencia invisible del Espíritu Santo, eso es lo que llama exusia, autoridad.

Y es también como las credenciales. Es el respaldo que tú tienes para abrir y cerrar aquí en la Tierra y que Dios abra y cierre allá en el cielo. Es como las monedas nacionales. Cada moneda, hoy en día en los Estados Unidos ya no sigue, y es uno de sus problemas creo, pero había un tiempo en que el dinero tenía que estar respaldado por oro y la cantidad de dinero que se imprimía tenía que estar vinculada a la cantidad de oro que se tenía.

Hace tiempo ya los Estados Unidos abandonó eso pero a mí me gusta esa idea de que una moneda esté respaldada por un haber concreto, material, físico, en vez de estar simplemente imprimiendo papel, papel, papel y dando tarjetazos al nivel nacional colectivo que es lo que lleva a veces a la destrucción de las naciones. Llega un momento en el que hay una inflación de dinero, es como usted vivir, tener una casa muy grande, dos carros en la marquesina, viajar a todas partes del mundo a base de créditos y tarjetazo y refinanciar la casa. Y llega un momento que usted está aquí hasta el codo, hasta el cuello con deudas, y se da cuenta que su riqueza es artificial, no hay un salario que está respaldando eso, no hay una cuenta de ahorros, todo es artificial.

Y así pasa muchas veces en el Evangelio. Es una vida artificial. Muchas declaraciones de victoria, ir a la Iglesia, mucho aparato religioso, pero no hay una autoridad que viene de Dios, ¿usted entiende?. Y eso solamente se encuentra verdaderamente teniendo encuentros frontales con el Espíritu Santo. Eso es lo que la Biblia llama ser lleno del Espíritu Santo, y es tener autoridad ante Dios y ante los hombres, y ante el diablo también, ¿sabe?. Porque cuando el diablo viene a hacerle frente a su vida y meterse a su casa usted sabe cómo frenarlo, cómo pararlo, cómo decirle por aquí tú no pasas, por mis hijos tú no vas a pasar, por mi matrimonio tú no vas a pasar, es más por mi vecindario tú no vas a pasar.

Y usted ora por su vecindario, ora por su calle. Y dice: Señor, aquí hay un destacamento Tuyo en esta calle, por lo tanto que esta calle sea bendecida, que en esta calle no haya balaceras ni crímenes, ni desórdenes ni griteríos, porque hay aquí un hombre, una mujer, una familia que te ama. Y que declara Tu Señorío. Donde está el pueblo de Dios hay destacamentos del Reino de Dios. Y nosotros tenemos que aprender a orar por nuestras ciudades, orar por nuestras calles, orar por nuestros vecindarios, que el orden de Dios sea establecido en esos lugares y que podamos orar con autoridad, porque hemos estado a los pies del Señor. Y cuando salimos de los pies nuestro rostro refleja que hemos estado en la Presencia de Dios.

¿Usted recuerda la historia de Moisés?. Y dice la Biblia que cuando estuvo allá cuarenta días ante la Presencia del Señor su rostro brillaba, porque cuando usted está ante la Presencia del Señor se le pega algo bueno y usted puede reflejar algo en manera mínima de la Gloria del Señor. El apóstol Pablo decía que vamos siendo renovados de día en día reflejando cada vez más y más la Gloria de Dios. Eso se llama autoridad. El Señor le impartió autoridad a los discípulos.

Y de esa autoridad entonces sale el poder. Porque la autoridad entonces te da poder sobre la enfermedad, poder sobre los demonios, poder sobre la pobreza, poder sobre las ataduras de tu mente y los hábitos que destruyen tu vida, poder para bendecir a otros, poder para evangelizar y testificar. Pero tiene que nacer de esa visitación, de esa impartición de poder del Espíritu Santo. Y en la Biblia, en el Nuevo Testamento, sobre todo en el Libro de los Hechos donde por lo menos tenemos ejemplos sobre cuáles eran las prioridades así específicas de la Iglesia.

Cada vez que la Iglesia estaba buscando gente para algo buscaba gente que tuviera esa cualidad. Mire por ejemplo ahora se me ocurre el capítulo 6 de Hechos, de ese estado de llenura. Hechos capítulo 6 versículo 3, cuando iban a elegir los diáconos. Esto era dizque para distribuir la comida de las mesas, imagínese. Eso era para cuando hay las comidas aquí para cuando la gente, miren lo que tenían que tener. Dice versículo 3: "Buscad pues hermanos entre vosotros a siete varones de buen testimonio" ¿llenos de qué?, "llenos del Espíritu Santo y de sabiduría." Porque aún para distribuir la comida necesitaban estar llenos del Espíritu Santo.

Si usted ve en el capítulo 11, bueno allí mismo antes de apartarnos de allí, mire más adelante en el versículo 8 Esteban, el gran Esteban que murió martirizado, dice aquí: "Esteban, lleno de gracia y de poder". Eso es una llenura del Espíritu Santo, no lo dice en esas palabras pero era un hombre que estaba lleno de gracia y de poder y hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Vayamos también a Hechos capítulo 11:24, Hechos 11:24. Dice hablando de Bernabé: "Porque era varón bueno y lleno del Espíritu Santo y de fé."

Cuando quisieron asignar a alguien que fuera a un lugar donde estaba habiendo avivamiento, buscaron un hombre lleno del Espíritu Santo. Nuestras iglesias deben ante todo antes de asignar a personas para que desempeñen diferentes cargos en la Iglesia sea desde las cosas más pequeñas hasta las cosas más complicadas, una de las cosas que uno siempre debe de tratar de poner gente que sea llena del Espíritu Santo. Y yo voy a desarrollar un poquito eso más dentro de un momento.

Pero lo que quiero decirles hermanos es que el Señor nos está llamando a eso. Hace una semana yo escogí este tema porque quería concluir la semana de ayuno y oración que hemos tenido. Hace unas semanas atrás el Señor en una reunión de staff, personal pastoral de la Iglesia dijimos al Señor: vamos a declarar esta semana como una semana para buscar el rostro de Dios en una forma más profunda porque sentimos que había una necesidad en nosotros como Iglesia. Donde hay grandes demandas tiene que haber gran búsqueda del Señor, y nuestra Iglesia está en un período hermoso donde Dios está haciendo cosas bellas en medio de nosotros, pero también estamos llevando a cabo una construcción demandante y se le está pidiendo al pueblo que de, y que crean y tengan fé y que ejerzan fé en el Señor.

Y por eso es que queremos renovarlos a ustedes y a nosotros mismos también. Uno se cansa también, se agota con el caminar y el hacer de la vida cristiana. Y tiene que haber momentos en que uno como que se enchufe otra vez a la fuente de poder y energía que es Dios, y que nos renovemos la visión y nos enamoremos de nuevo del Señor y recordemos siempre que no es con programa y con títulos y con administración que se llevan a cabo las hazañas en el Reino de Dios, es en el Poder del Espíritu Santo, la unción del Espíritu Santo.

Y hemos visto esta semana, hemos visto la bendición de Dios moverse en medio de nosotros y sentimos esa frescura, esa brisa fresca que está soplando sobre nosotros. Yo creo que momentos tan exaltados de alabanza como el que tuvimos hace un momento, vienen como resultado. Hay que pagar el precio ¿sabe?, hay que pagar el precio de recibir esa unción. Y tú también tienes que estar buscando continuamente esa llenura del Espíritu, en tu casa, cuando vas al trabajo. Tú eres un atleta olímpico del Espíritu.

No se vive solamente con venir a un servicio. Tú tienes que pagar el precio. La Biblia nos llama a una fé intensa. No meramente institucional, religiosa si no una vida sentida, apasionada que gobierne todos los aspectos de nuestra vida. La espiritualidad que Dios quiere de ti es una espiritualidad sobreabundante que se desparrame. Cuando yo digo espiritualidad así fervorosa yo veo un líquido que se vierte y es efervescente y la espuma rebosa, y se va por los lados. Es como dice el Salmo creo que 127 o 125: mirad cuán bueno y cuán delicioso es ver habitar a los hermanos juntos. Dice que es como el óleo que corre por la barba de Aarón y baja hasta el borde de sus vestiduras.

Es esa imagen de unción, aceite que rebosa. Que corre tanto que va desde la cabeza, la barba y va hasta los pies porque hay abundancia de unción. Porque ahí envía Jehová bendición y vida eterna donde está la llenura del Espíritu Santo, donde hay una Iglesia que está militantemente, fervorosamente pidiendo la unción del Espíritu Santo.

¿Sabe que hay que pelear la unción del Espíritu Santo?. Eso no viene así por osmosis. Eso no viene por inercia, es algo que usted tiene que clamarlo, buscarlo, vivirlo, entender que es necesario que usted lo tenga. Mire otro pasaje en Romanos capítulo 12 versículo 11 que a mí me gusta en ese sentido. Dice aquí, este capítulo 12 de Romanos es un capítulo dedicado a ilustrar una vida abundante, una vida saludable en el Espíritu.

Y entre las cosas que señala aquí el apóstol Pablo dice: "En lo que requiere diligencia: no perezosos, fervientes en espíritu sirviendo al Señor." La palabra fervientes que se traduce del griego al español es la palabra feontes que quiere decir: fervorosos, militantes. Es la palabra boiling en el espíritu, de donde viene la palabra fiebre, febril, estamos como con fiebre del Espíritu. No es la temperatura normal 98.6, si no es la temperatura de 102, 104, nos estamos quemando en el Espíritu, quemándose en el Espíritu sería la traducción, ardientes en espíritu, fervorosos en el Espíritu.

Y me intriga lo que dice, dice en lo que requiere diligencia: no perezosos. Sabe que hay cosas en la vida cristiana que requieren diligencia para que se den y una de ellas es la vida llena del Espíritu Santo. Eso no se da simplemente viniendo a la Iglesia así como dejadamente. Como hay tanta gente que cree que simplemente bueno si yo voy, poncho la tarjeta y me dan el sello de que fui a la Iglesia el domingo ya el diablo me va a dejar solo por una semana por lo menos.

¿Sabe que? no es así. Para usted vivir una vida verdaderamente impactante y saludable en el Espíritu hay que ser diligente, hay que pagar el precio. Hay que orar, hay que clamar. Muchas veces yo me tengo que arrastrar a orar porque no quiero hacerlo, mi carne no desea, estoy cansado o hay otras cosas que me gustaría hacer, o hay diez presiones que tengo de otras cosas que tengo que hacer en la Iglesia pero tengo que hacerlo porque yo sé que ahí es donde se cuece el poder. Yo no puedo dar si no tengo. Yo no puedo compartir si primero no he pagado el precio. Usted no puede bendecir a su familia si usted no tiene una espiritualidad. Usted no puede transferirle a sus hijos la vida del Señor a menos que haya en usted sobreabundancia.

Yo siempre digo que nosotros ministramos de la sobreabundancia, del exceso de poder que hay en nosotros. Porque nosotros requerimos poder para nosotros mismos primeramente, y después del exceso podemos darle a los demás. Y mucha gente no tiene suficiente poder para sí mismos, peor puede darle a otros. Por eso es que nosotros tenemos que estar diligentes, buscando el rostro del Señor permanentemente. Una Iglesia no se mantiene poderosa y hace cosas grandes y hazañas a menos que no sea buscando el rostro del Señor con reuniones como las que hemos tenido esta semana. Hay tiempo que hay que ponerse las pilas otra vez y meterse a la trotadora y sudar un poco otra vez y entonces llenos del Espíritu volver a la carga. Hay que hacer eso continuamente.

Por eso Pablo dice, en lo que requiere diligencia no seamos perezosos. Vivid fervientes en el Espíritu. Entonces nosotros vemos eso en la vida de los discípulos, que el Señor les dijo: no salgan de Jerusalén hasta que no hayan sido investidos con poder de lo alto. No salgan a hacer las tareas, las cosas del Evangelio hasta que ustedes no hayan recibido una impartición de poder y autoridad, y entonces ustedes me van a servir de testigos en Jerusalén, en Judea y en toda la tierra. Hasta que no haya ese poder no podemos nosotros tener ese tipo de espiritualidad abundante y poderosa que Dios quiere para nosotros.

Ahora ¿qué pasó con esos discípulos?. Una vez que recibieron la dotación de poder entonces ellos comenzaron a vivir una vida llena del Espíritu Santo. Hay dos cosas que se dan en la vida cristiana: una es cuando tú buscas esa impartición de poder que viene de las manos de Jesús, y tú te dedicas a las disciplinas de la fé que dice el apóstol Pablo, orando, cantando, conversando acerca de la fé en tu vida. Y viene esa dotación de poder. Ahora que tú tienes esa dotación de poder entonces tú vives una vida que refleje esa llenura del Espíritu Santo como lo hacían los discípulos.

Mire aquí en el versículo 42 del capítulo 3 del Libro de los Hechos. Cuando los discípulos recibieron esa llenura del Espíritu Santo, cuando recibieron la Palabra de Dios y la impartición del poder dice que perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, impartimiento del pan, en las oraciones. Dice el versículo 43 que: "Entonces sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles."

Hermano cuando tú recibes la llenura, la visitación del Espíritu Santo en tu vida entonces se supone que tú vivas una vida de contínua entrega al Señor haciendo estas cosas que hacían los discípulos, congregándote con los hermanos, leyendo la Palabra, orando. Y entonces Dios comienza a hacer cosas en la vida de tu comunidad. Hoy en día vivimos una época en que la sociedad se deteriora más y más, en este país y en otras partes del mundo. Esta nación está cada día yendo más y más en deterioro espiritual, y toda estructura de esta nación se va alejando de las cosas de Dios comenzando de la Casa Blanca hacia abajo y no hay temor de Dios, porque hay una Iglesia endeble yo creo.

Hay una Iglesia que no está buscando la llenura del Espíritu Santo. Hay una Iglesia de gente convencional que se deja afectar por todo viento de doctrina y por la intimidación del diablo que nos inspira temor. Hay gente que tiene temor de testificar de Cristo, hay mucha gente que no quiere testificar de Cristo, tienen miedo de testificar. Cuando yo visito, a veces voy a los hospitales o a las escuelas, o aún a la casa de gobierno hay mucha gente allí que se consideran cristianos. Y cuando pueden decirlo calladamente: sí yo soy cristiano, lo dicen.

En inmigración hay cristianos. En la casa de gobierno hay cristianos. El gobernador si usted le pregunta le diría soy cristiano. El presidente de Estados Unidos le diría yo soy cristiano. Pero yo me pregunto ¿dónde está la influencia cristiana?. ¿Dónde están estos cristianos encubiertos?. Usted me pregunta oye ¿pero por qué tú no testificas de tu fé?. Mi esposa hace poco que una compañera de trabajo que conoce hace años es creyente, es cristiana. Amén, yo sé que debe ser una mujer que ama a Dios pero wow, ¿dónde estamos?.

El diablo nos ha intimidado. Si usted le pregunta a esa gente bueno pero: ¿por qué tú no dejas que tu fé se manifieste en tu práctica, en tu profesión?. Y le van a decir: a mí me han enseñado que tiene que haber una separación de iglesia y estado. Yo no puedo dejar que mi fé se manifieste en mi profesión. Hay políticos que le dicen: no, yo soy cristiano pero en mi función de senador, de congresista yo tengo que ser otra cosa. Yo en ese momento dejo mi fé a un lado y soy simplemente funcionario público. Es una mentira del diablo. Esa mentira que nos han vendido nos intimida hermanos.

Hay mucha gente que no tiene esa espiritualidad rebosante. Mire la persona que está allá en el Espíritu Santo no puede callarse aún si quiere, no puede callarse. Siempre va a encontrar maneras de testificar de Cristo. Aunque sea mientras le mete la inyección al paciente en el nombre de Jesucristo hace algo, se delata de alguna manera. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Cuando usted ama al Señor y está lleno del Espíritu Santo usted quiere que otros tengan lo mismo que usted tiene y conozcan a ese que usted conoce también. Yo creo que más cristianos llenos del Espíritu Santo se traduciría en más cristianos con testimonio en la comunidad. Más presencia de Dios y entonces más temor de la gente. Como vemos aquí que esos cristianos llenos del Espíritu Santo había temor en el pueblo, porque estaban viendo señales y prodigios y cosas grandes, había un sentido de que wow, Dios está visitando la tierra.

Cuando una Iglesia esté llena del Espíritu Santo la gente se va a dar por enterada allá afuera del Evangelio. El problema de las naciones es que hay cristianos intimidados, atemorizados, indoctrinados por el mundo en vez de doctrinados por la Palabra del Señor. Cuando el creyente sabe que en Cristo hay poder, hay militancia, hay influencia, el cristiano no se calla, no se deja amordazar, testifica aunque lo crucifiquen acerca de Cristo Jesús. Y entonces el diablo comienza a retroceder.

El diablo llena los espacios que la Iglesia le deja llenar. Los vacíos que abre la Iglesia son los que el diablo llena. Cuando la Iglesia está presente en algo el diablo no puede llenar ese espacio porque hay presencia de Dios en él. Nosotros tenemos que llenar nuestras ciudades, nuestros trabajos. Ahora, haciéndolo apropiadamente. Hay gente que deja el trabajo para testificar y entonces están robándole al patrón, están desnudando un santo para cubrir a otro. No. Usted tiene que hacerlo en una forma también, hay oportunidades, hay maneras de hacerlo en una forma apropiada y adecuada, entienda lo que le estoy diciendo.

Pero se puede testificar acerca de Cristo y se puede establecer el nombre de Dios. Nosotros tenemos que estar orando por nuestras sociedades, nuestras ciudades, nuestras escuelas, los hospitales, la casa de gobierno. Tenemos que estar impartiendo la presencia de Dios en esos lugares. El Padre Nuestro dice: venga Tu Reino y hágase Tu Voluntad así como en la tierra como en el cielo. Esa debe ser la oración de la Iglesia continuamente. Señor que venga Tu Reino en el siglo XXI a Boston, que venga Tu Reino a Nueva Inglaterra. Que venga Tu Reino a Estados Unidos, que venga Tu Reino a la Casa Blanca.

Y tenemos que clamar, hermanos Dios quiere visitar la tierra de nuevo pero se necesita un pueblo que le de permiso por así decirlo al Padre para que venga, intervenga en la historia de nuevo. Y eso lo van a hacer hombres y mujeres llenos del poder del Espíritu Santo. Dice de nuevo en Hechos capítulo 2 que sobrevino temor a toda persona. Ese pueblo que se congregaba, que tenía comunión unos con los otros, oraban juntos, partían el pan juntos, dice que muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.

Todos los que habían creído estaban juntos, tenían en común todas las cosas. Vendían sus propiedades y sus bienes y los repartían a todos según la necesidad de cada uno, y perseveraban unánimes cada día en el templo partiendo el pan en las casas, comiendo juntos con alegría y sencillez de corazón alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Dice que el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos. El Señor los añadía. No había que estar por allí con campañas multimillonarias para que la gente venga, no había que rogarle a la gente para que aceptaran a Cristo. El Señor los añadía cada día.

Cuando hay una Iglesia llena del Espíritu Santo la gente viene hermanos. La gente siente hambre. El poder de Dios atrae a la gente. Los hombres allá afuera ven la vitalidad de una comunidad llena de fé y de poder y dicen quiero eso. Yo no sé lo que tienen esos locos pero yo lo quiero. Tienen una sana envidia. Se hace fácil evangelizar. Dios mismo suscita las condiciones. Lo que pasa es que estamos en un tiempo en que la Iglesia ha dejado que se llene de sabandijas y de maleza la tierra.

Tú sabes que la Iglesia está llamada a ser la jardinera del mundo. Nunca se me ha ofrecido esa imagen pero somos los jardineros de la tierra, y nosotros tenemos que estar alertas. Todo lo que se requiere es una sola generación que no reciba la impartición de la doctrina y la Palabra de Dios para que volver otra vez a comenzar desde cero. Y en esta nación, durante treinta, cuarenta años, ha habido una Iglesia endeble que se ha echado a dormir, y entonces nuestros jóvenes se han llenado de sensualidad y de doctrinas falsas. Las instituciones se han llenado de maleza y de insectos y sabandijas, y alimañas de todo tipo.

Las estructuras de la nación se han ido penetrando por una actitud secular, racional, humanista, soberbia contra Dios y hemos perdido la preponderancia. Y ahora la Iglesia está a la defensiva, ahora nos han metido en una esquina y si queremos testificar de Cristo en el trabajo dicen: cállese la boca, esto es un lugar secular aquí. Si queremos apoyar los valores del Reino de Dios: oh, usted es un prejuiciado, un fanático, un insensitivo a las necesidades de las minorías. Porque se ha llenado de doctrinas de error el mundo, porque la Iglesia dejó su llamado y entonces se convirtió en una Iglesia respetable, convencional. Venimos los domingos y rendimos un culto ahí pasado por agua, entonces nos vamos a la casa y creemos que ya hicimos lo que teníamos que hacer, ponchamos la tarjeta.

Pero se requiere de una espiritualidad militante hermanos. El Señor está llamando a nuestra Iglesia a ser así. Ser una Iglesia ferviente en el Espíritu. Yo quería solamente confirmar lo que hemos estado haciendo esta semana. Hay que hacer un esfuerzo. Mire el viernes yo les decía a los hermanos a las nueve. El viernes nosotros vinimos a un servicio que yo pensaba que era a las diez y todo el mundo para su casa a más tardar. Sabe que a las diez estaba todavía ardiendo aquí y seguimos y seguimos.

Y llegó un momento ya como a las doce, doce y algo, yo sentí en mi espíritu que Dios nos estaba llamando a quedarnos hasta las dos de la mañana. Yo sentí a Dios diciéndome: sigue presionando, sigue prevaleciendo. Me vino a la mente, no lo comparti con los hermanos que estaban aquí, me vino a la mente una imagen del Antiguo Testamento que a mí me ha marcado mucho a través de los años en mi ministerio. Es cuando Eliseo, el profeta está en su lecho de muerte y dice que vino a visitarlo como a despedirse de él el Rey de Israel, que era un hombre que tenía una espiritualidad mediocre.

Él creía en Dios y no era un hombre perverso como otros reyes de Israel, pero no era un hombre ferviente en el Espíritu. No era un hombre como digamos Josafad, Ezequías u otros reyes llenos del favor de Dios y militantemente a favor del Reino de Dios. Y este Rey se acerca al lecho del profeta Eliseo que todavía le queda fuego aunque está ahí agonizando.

Porque los hijos de Dios aún en el lecho de muerte les queda todavía batería y bendicen. De paso los huesos de Eliseo dice que un día cayó, habían unos hombres huyendo de algo, y tiraron un muerto en el sitio donde estaban los huesos de Eliseo y dice que revivió el hombre, dice que resucitó, imagínese si había poder. ¿No le gustaría tener ese tipo de poder, que un día alguien pasara por la tumba suya y recibiera sanidad, o que comenzaran a hablar en lenguas allí porque hay un depósito de Dios aún en los huesos suyos?. Qué bendición, ¿verdad?.

El caso es que este Rey se acerca a Eliseo y Eliseo, en un momento último de energía profética le dice: toma tus saetas y tu arco. Coge con las manos las saetas y le dice: golpea la tierra. Y este hombre como era un hombre mediano en su fé, no entendido en las cosas espirituales, bueno dice: quizás el pobre está aquí un poco delirante, voy a complacerlo. Y da como tres golpecitos en la tierra. Y el profeta lleno del Espíritu Santo se incorpora y dice: necio, si hubieras dado cuatro o cinco golpes hubieras destruído a los sirios hasta acabarlos completamente.

Los sirios eran la plaga nacional, el ejército enemigo que mantenía a Israel oprimido. Eran el enemigo nacional número uno. Eran el súper poder que mantenía a Israel bajo su bota. Israel siempre había estado en guerra con los sirios, no había podido destruírlos. Y Eliseo dice: si tú hubieras aprovechado el momento de Dios y hubieras persistido un poco más, y en vez de dar tres golpes hubieras dado cuatro o cinco. Porque entonces entendió este Rey que lo que Eliseo le estaba llamando era a hacer una acción profética, de que cada vez que él golpeara iba a ser un golpe al nivel del Espíritu contra ese ejército enemigo, y era importante el número de golpes que él diera.

¿Sabe que en las cosas del Espíritu es importante cuántos golpes tú das muchas veces hermano?. Dios es un Dios preciso. Nosotros estamos acostumbrados a pensar que Dios lo hace todo, no, hay cosas que Dios espera que tú las hagas, y si tú no las haces Él no las va a hacer. Por eso es que la Biblia dice en lo que requiere diligencia, no perezosos. ¿Cuántas veces nosotros hemos dejado de orar y clamar precisamente en el momento antes de que Dios hiciera lo que Él quería hacer y perdimos la oportunidad?, ¿sabe que se puede dar eso?.

¿Sabes que hay cosas que Dios quisiera hacer en tu vida y quizás por dejadez, por falta de búsqueda del rostro de Dios, por falta de oración y de ayuno no estás recibiendo lo que Dios quiere que tú recibas?. Eso es bíblico. La mentalidad pentecostal bíblica me indica a mí una y otra vez, lo que yo veo en la Biblia es eso, que Dios va a obrar contigo y que hay cosas que tú tienes que hacer, tú tienes que convertirte en un conducto del poder, la gracia, la energía divina para que Dios haga las cosas. Tú tienes que guerrear por tu salvación y la salvación de los tuyos. La Iglesia tiene que guerrear por su unción y por los dones que Dios quiere derrarmar sobre ella.

Entonces esa noche el viernes, mientras yo estaba allí orando era como que Dios me decía no, golpea la tierra un poco más, no se vayan todavía. Y yo siento que el Señor va a honrar eso que nosotros hicimos de quedarnos hasta las dos de la mañana. Los que se quedaron vieron la Gloria de Dios manifestada. Hubo un tiempo de santo silencio entre nosotros en que no había necesidad de palabra ni de oración, Dios simplemente quería quietud y silencio.

Y recordé ese versículo que dice que Jehová está en Su Santuario, calle delante de Él toda la tierra. Sabe usted que hay veces que el poder de Dios se manifiesta en silencio en vez de hablar mucho o hacer mucho. Hay veces que la quietud es la manifestación más poderosa de la unción de Dios. El viento apacible que experimentó Elías cuando estaba en la Presencia de Dios. No en el fuego, no en el viento que destruía las rocas. Hay veces que la presencia de Dios es tan poderosa que es lo inverso de la acción, es la quietud, el reposo en el Señor y dejar que el Señor sea que Él sea y que haga lo que Él quiera.

Y yo sentí que en ese tiempo Dios hizo algo especial. A Dios le gusta cuando Su pueblo toma tiempo para estar ante Su Presencia. Y qué, nos sentimos un poco cansados el fin de semana, pero gloria a Dios aquí estamos, llenos de la gracia de Dios y entusiasmados y sabiendo que hemos hecho cosas, hemos hecho hazañas, y que ese tiempo que invertimos en el Señor Dios nos lo va a devolver con creces, con bendición. Eso es lo que necesitamos hermanos, hay que pagar el precio, hay que buscar la llenura del Espíritu Santo, sed llenos del Espíritu Santo.

Tú tienes que tanto recibir poder de lo alto como procesar poder de lo alto para mantenerlo. Y cuando las baterías se te gastan vuelve otra vez, busca más poder porque es una vida que te desgasta y tú tienes que volver a buscar otra vez la llenura. Y hasta que te mueras ese ciclo va a tener que ser así. Tú pides unción, recibes unción, procesas unción, gastas unción, y vuelves a pedir unción, y vuelves a recibirla y a procesarla y a gastarla y a pedirla y a recibirla y a procesarla y a gastarla y recibirla, hasta que te mueras. Cuando llegues al cielo no vas a necesitar ya de eso porque ya la Presencia será tan fuerte contigo que la tendrás sin tener que pedirla, pero mientras tanto hay que guerrear Iglesia de Cristo.

Yo quiero que nuestra Iglesia aprenda a vivir esa vida pentecostal, a buscar esa llenura del Espíritu Santo. Cada vez que tú vengas aquí a un servicio no vengas simplemente como ahí, tu adoración importa, tu clamor importa, tu vitalidad importa, tu ausencia importa, tu presencia importa. Entiende que tú eres parte de un mover de Dios, Dios quiere una Iglesia ferviente en el Espíritu, hombres y mujeres de Dios que esté cada uno de nosotros comprometido con Dios, comprometidos con Dios, ¿cuántos dicen amén a eso?. ¡Amén!.

Vamos a ponernos de pie un momento. Sed llenos del Espíritu. Pídele al Padre ahora mismo que te llene con una fresca unción del Espíritu Santo, tu hogar, nuestra Iglesia. Señor queremos más de Ti. Queremos que Tu Gloria nos llene, visita Tu Pueblo, comienza conmigo Señor, sigue con los demás pastores, sigue con el ministerio de alabanza, sigue con los diáconos de la Iglesia, sigue con los dirigentes de las células y los discipulados.

Sigue con los maestros de niños, continúa con los que dirigen I wanna y enseñan a los niños en diferentes niveles, con nuestros jóvenes llenos del Espíritu Santo, con las mujeres y los varones de la congregación, las finanzas de la Iglesia, la planta física, las paredes mismas de estos lugares Señor sean saturados con el ungüento de Tu Presencia. Que reboce aceite Padre en esta Iglesia, reboce Tu Presencia. Que no nos conformamos con una espiritualidad mediocre, convencional Padre. No nos conformamos con un Evangelio dominguero, queremos ser mártires, queremos ser testigos, queremos ser siervos Tuyos, queremos ser instrumentos en Tus manos.

Queremos ser puntales en esta comunidad, en esta ciudad. Así que visítanos Señor, visítanos y renuévanos y pon a un lado todo lo que no sea de Ti Señor. Toda estructura, toda costumbre, toda práctica, todo pensamiento, todo valor, toda conversación que no sea Tuya Señor la sometemos a Ti. Esta Iglesia se compromete Señor, a buscar más de Ti cada día para ser los hombres y mujeres que Tú quieres que seamos Señor. Te adoramos y te bendecimos, gracias, gracias Padre, amén y amén. Gracias Señor, amén.