Siempre debemos estar preparados para testificar de nuestra fe

TRANSCRIPT

Quiero hablar de esta experiencia que yo tuve el jueves por la mañana en este servicio ecuménico que se dio aquí en la Catedral de Boston donde, como ustedes saben, estuvo el presidente y una serie de otros dignatarios, y se me permitió ofrecer una reflexión, una meditación con respecto a este terrible incidente terrorista que nosotros experimentamos aquí en la ciudad de Boston.

Me he quedado pensando en eso y como ustedes saben, el domingo tuvimos unos gloriosos servicios donde la congregación pudo expresar su corazón y fue un tiempo de sanidad y como iglesia, yo creo que tuvimos un tiempo muy terapéutico, muy sanador, como iglesia.

También tuvimos la oportunidad de orar y ministrar a favor de estas vidas que han sido tan terriblemente afectadas por todo este incidente. Pero yo estaba pensando y lo que quería era compartir con ustedes, qué aprendí yo, algunas lecciones que aprendí yo de esta experiencia que espero que sea de bendición para ustedes.

Jocosamente, si tuviera que dar un título a esta meditación diría, “Mi día con Obama”, muy pretencioso, porque no fue mi día en absoluto, sino un momento breve con él, pero hay unas cosas que quiero señalar acerca de eso.

Número 1. En términos de lo que yo aprendí de esto, es que primeramente nosotros siempre debemos estar preparados para cuando el Señor nos llame a testificar de nuestra fe. Un pasaje en la Escritura que no tuve tiempo para encontrar, pero lo conozco en mi mente, donde dice que tenemos que estar siempre listos para dar cuentas de la fe que hay en nosotros.

Y usted no sabe cuándo el Señor lo va a llamar a usted para testificar acerca de su fe, de su creencia en el Señor. Usted no sabe cuándo usted lo van a llamar para dar su testimonio, cuándo usted se va a encontrar con alguien en el camino y puede que sea el jefe de su trabajo, o un maestro en la universidad. Y nosotros siempre tenemos que estar listos, tenemos que estar prestos.

Nuestra identidad como hijos de Dios, como testigos del Señor, siempre tiene que estar allí en nuestra mente, y tenemos que vivir un estilo de vida que nos mantenga preparados de manera que cuando llegue el momento de uno tener que dar testimonio o hablar acerca de la fe que hay en nosotros, no tengamos que ir corriendo desesperados a ayunar y a buscar esa unción que no tenemos porque no hemos estado orando, no hemos estado ayunando, no hemos estado leyendo la palabra o meditando en las cosas del Señor y no tenemos el caudal de conocimientos y la unción que necesitamos. Sino que siempre tenemos que estar prestos, de manera que cuando llegue ese momento nosotros sepamos exactamente a dónde ir para conseguir la palabra que requerimos. Es muy importante eso, que usted viva su vida siempre como que hoy es su día y hoy usted tiene que quizás es el momento para el cual Dios lo ha estado preparando. Que no le agarre desprevenido y sea lo que sea.

Es muy importante, siempre debemos estar listos. Siempre debemos estar preparándonos como un soldado para la guerra, siempre tenemos que estar preparados para que nos llamen en cualquier momento y nos activen como pasó en este momento.

Yo estaba totalmente desprevenido en un sentido, o más bien, desapercibido de que pudiera yo ser parte de eso. En la mañana me llamaron el miércoles, para invitarme más bien a eso y yo dije, “Claro que sí, con gusto voy a ir.” Y en la tarde fue cuando me extendieron la invitación y en la noche cuando yo estaba aquí – larga la historia – me confirmaron que querían que yo testificara o que hablara ese día en un evento tan importante, que yo mismo ni me imaginaba. Cuando yo les pedí oración a ustedes el miércoles en la noche, yo ni siquiera me imaginaba de la envergadura de ese momento. Cuando me vi allí con dos mil personas en la Catedral y con una cámara de torre, y me di cuenta de todo lo que esto significaba, esto ahí fue…

Pero uno no sabe cuándo Dios nos va a llamar. Yo creo que en estos tiempos que vive la humanidad, donde hay tantas cosas que pueden suceder, nosotros tenemos que estar como nunca alertas y apercibidos, preparados en todo momento para disparar si el Señor lo quiere. Eso es una cosa.

Lo otro es que yo he aprendido que uno no puede decir no cuando el Señor te llame a hacer algo. Si tu tienes temor, yo toda mi vida yo he tenido que luchar con el temor de ciertas intervenciones, ciertas cosas, pero yo siempre me he prometido que yo no puedo dejar que el temor me quite la disposición de servir al Señor. Mi tentación fue decirle, y les dije de hecho cuando me invitaron ese día, “Mire, no hay otras personas por allí más capacitadas?” Sinceramente, Dios lo sabe, yo les dije, “Déjenme orar por ellos, yo les llamo dentro de unos minutos si puedo.”

Pero sentí claramente que no podía decir que no y que si esto es lo que Dios quería, amén, íbamos a hacerlo así e íbamos a ir adelante. Nunca permita que el temor le impida a usted hacer lo que Dios quiere y lo que usted necesita hacer. Si Dios llama, Dios capacita también. Tenemos que encomendarnos a la gracia del Señor y creer que Dios es fiel para suplir todo lo que necesitamos.

Otra tercera cosa, es que yo creo que debemos siempre dejarnos guiar por el Espíritu Santo y estar alertas a la voz del espíritu en nuestras vidas. Preparándome para subir el púlpito aquí el miércoles en la noche, mis ojos se posaron sobre el salmo 125, versículo 3. En ese momento ya esto estaba cocinándose, donde habla acerca de que el cetro de la maldad no se posará sobre la tierra de los justos para que los justos no sean llevados a hacer el mal.

Cuando mis ojos se posaron sobre ese pasaje, yo sentí claramente que había algo en ese pasaje para mí, con respecto a lo que yo tenía que decir al otro día. No tenía mucho tiempo para preparar eso. Tuve que ir a mi casa, y gracias al Señor eso fluyó en una manera preciosa y en poco tiempo esa meditación estaba elaborada.

Yo he aprendido siempre en mi vida que Dios es un Dios que habla y yo cada vez que voy a predicar siempre le pido al Señor, “Señor, ¿qué es lo que tu quieres que yo diga? No lo que me es más fácil, ni lo que ya yo he trabajado antes, que no me cuesta mucho.” A veces Dios me cambia el sermón camino hacia la iglesia. A veces me cambia el sermón yo sentado allí. Y yo he aprendido a dejarme guiar por el espíritu. Como esta noche, por ejemplo, lo único que he tenido en mi mente…

Cada día yo he aprendido más y más a dejarme guiar por el Espíritu Santo. Tenemos que vivir una vida guiada por el Espíritu Santo. Hermanos, Dios habla, lo que pasa es que muchas veces nosotros no lo escuchamos. Nosotros tenemos que estar siempre alertas al Espíritu Santo en nuestras vidas y tener una comunión con el Espíritu Santo y escuchar de él.

Muchas veces no va a ser un ángel que va a venir y te va a decir con una resplandeciente, “Hijo mío, has esto o lo otro.” Dios habla de muchas maneras. Dios me habla a mí continuamente por ejemplo, a través de su palabra. Cuando mis ojos se posaron sobre ese texto yo no sabía exactamente, pero era como que había un bold face, como que de momento ese texto se puso en relieve y entonces yo lo dejé allí tranquilo, lo dejé en remojo, trabajando en mi espíritu. Cuando llegué a mi casa, le oré al Señor que me diera la meditación y la palabra, y entonces al verlo entendí claramente.

El Señor comenzó a guiarme a través del texto. Lo primero que vi en el texto fue eso, el cetro de la maldad. Entonces, dije, ahí nació esta idea de que sí la maldad es una realidad en el mundo. Porque dice el cetro de la maldad no se posará. La maldad es un poder, es una autoridad, tiene un cetro. Quién tiene un cetro? Un rey, una persona de poder.

Entonces cuando la Biblia reconoce que hay maldad en el mundo, eso es muy importante, pero lo que dice ese texto también es que no se posará por demasiado tiempo. Entonces, lo que está diciendo es que no permanecerá, que la maldad puede venir por un rato y Dios puede permitirla. En el mundo hay maldad. El diablo es real, los espíritus son reales, los poderes demoníacos y del infierno son reales, pero lo importante es que Dios es más poderoso. Y eso es lo que nosotros tenemos que entender.

Satanás es un ser derrotado. Él tiene poder en la vida de aquellos que le reconocen poder, pero si tu sabes que tu estás lavado y bañado y saturado con la sangre de Cristo, no hay diablo, no hay poder demoníaco que pueda tener superioridad sobre tu vida. El enemigo puede venir por un momento, pero el Señor lo hace huir de nuevo. Si tu te mantienes firme en tu posición. Eso es bien importante que nosotros entendamos eso.

Entonces ese texto Dios lo fue abriendo ante mis ojos esa noche, y cuando el texto me comenzó hablar, más bien mi problema era no que no tenía suficiente que decir, sino que tenía demasiado que decir. Y entonces tuve que cortar. Pero es bien importante eso cuando nosotros estamos en contacto con la palabra del Señor.

Es importante que tu vivas esa palabra, que por ejemplo Máximo que ahora comienza los caminos del Señor, otra gente nueva, hermanos, la Biblia, la palabra de Dios este es tu mundo, esta es tu vida, este es tu universo. Tu tienes que aprender a nadar en las profundidades de esta agua. Esta palabra tiene que ser tu pan de cada día. Tienes que leerla, estudiarla, por eso es tan importante que ustedes cuando puedan, tomen sus cursos de discipulado.

Vamos a comenzar dentro de poco una serie de lecciones, unas 6 lecciones para nueves creyentes, personas como Máximo que reciben al Señor. Mi deseo es que esa gente se apunte y que durante 6 semanas, solamente, 6 domingo, vengan una hora extra. Lo vamos a hacer probablemente entre las 11 y las 12, entre los dos servicios, para que los que terminen el de las 9 puedan quedarse, y los que vienen a las 12 puedan venir una hora antes, y puedan instruirse en las cosas básicas del Evangelio, lo que es la salvación, arrepentimiento, salvación por gracia, bautismo del Espíritu Santo, cosas bien básicas acerca de la vida cristiana. Porque si no entendemos las cosas de Dios no podemos crecer. No es cuestión de simplemente venir a la iglesia, y estar escuchando domingo tras domingo. Uno tiene que entrar en la palabra, conocer la palabra porque entonces esa palabra te va a hablar.

Cuando tu tengas problemas en la vida, cuando estés en crisis, vendrán textos a tu mente. Cuando estés en un tiempo difícil de tu vida, el Señor te hablará a través de la palabra que ya está dentro de ti y que tu la conoces bien a fondo. Es muy importante eso, porque entonces en momentos como este, el Señor… yo sé buscar en la palabra dónde están esas cosas. Y es muy importante eso.

Y ese arraigo en la palabra me dio una especificidad en mi presentación, mi meditación, que yo pude empacar muchos conceptos bíblicos en lo que yo dije. Muchas veces sin aludir directamente a la Biblia. Pero esa palabra habla y hace impacto en los corazones y en las vidas.

Yo le doy gracias al Señor porque tanta gente fuera de León de Judá en muchas partes del mundo, fueron impactados, aunque no eran creyentes, o algunos eran simplemente exploradores de la palabra de Dios, inquietos simplemente. Cuando la palabra está dentro de tus expresiones y los conceptos de la palabra, eso le da a cualquier consejo que tu puedas dar, un peso muy poderoso. Es importante que tu vivas y que estemos siempre en la palabra.

Otra cosa que yo he aprendido de todo esto es lo siguiente, mucha gente me ha felicitado porque estuve al lado de Obama y porque estreché manos con él y estuve al lado de estas grandes celebrities. Hermanos, gracias Señor y agradezco sus felicitaciones y todo esto, pero déjenme decirles, no es una corrección, gracias, pero hermanos, yo les puedo decir delante del Señor que eso a mí no me afecta en absolutamente en nada.

Nosotros no somos estrellas de cine. Esto del Evangelio no es como que de momento estuviste allí entre la presencia de este hombre grande y tu ministerio ha subido. Yo soy la misma persona, antes de subir aquí me comí un plátano majado con atún y cebolla. Yo he aprendido que uno no se debe dejar deslumbrar por nada ni nadie de este mundo. El uno ser siervo del Señor es algo muy diferente a cualquier otro tipo de trabajo en el mundo. Un siervo de Dios nunca debe buscar gloria para sí mismo, ni debe tampoco dejarse afectar.

Así como pasó esto, amén, Dios simplemente puede hacerme volver a las cosas. Míreme aquí, entre mi pueblo, yo soy feliz de esa manera y nuestro corazón siempre debe ser así. Yo veo a veces tanto pastor buscando gloria personal hoy en día, y eso ha sido a través de toda la historia de la humanidad, cabildeando, buscando tener una iglesia grande, o hacerse un nombre, o tener un programa de la televisión. A veces invertimos tanto dinero de nuestra gente misma en un programa o lo que sea, que a veces ni siquiera tiene el impacto que debe tener y entonces estamos sacando el dinero de nuestras ovejas simplemente para proyectar. No todos, pero hay mucho ego hoy en día en el ministerio.

Nosotros tenemos que absolutamente rechazar eso. Yo repudio esa actitud en el nombre del Señor. Para mí simplemente mi gran gozo es haber podido compartir el Evangelio con mucha gente a través de ese momento y ser de bendición. Pero quiero que sean claros al respecto.

Yo le he dicho al Señor siempre, yo nunca me pondré a hacer tarjetas de profeta o de Apóstol y estarlas repartiendo por allí. Yo siempre he aprendido una cosa y es que Dios es quien levanta, no el hombre. Cuando yo veo en la Escritura, yo veo a Dios siempre sacando a sus siervos del anonimato, a David lo sacó de las ovejas metido tanto que ni siquiera el profeta Samuel se atrevía a pensar que ese pudiera ser su papá, ni siquiera lo sugirió.

A Moisés lo sacó del desierto, 40 años de anonimato. A Gedeón lo encontró metido en una cueva por allí, trillando trigo. A Eliseo lo sacó de los bueyes, trabajando. A Saulo lo sacó del anonimato también persiguiendo la iglesia. A sus discípulos los sacó a unos de una mesa de cambiador de dinero, a otro de pescador.

Dios es quien llama. Dios es quien saca del anonimato, hermanos. Y nadie debe jamás ponerse al frente como que… no. ahora, yo le digo al Señor, sí, Dios conoce mi corazón y Dios sabe que si él quiere usarme, yo estoy más dispuesto y deseoso. Siempre le he dicho al Señor que Dios… yo le doy gracias al Señor porque Dios ha invertido mucho en mi vida, me ha dado muchas oportunidades de educarme y hacer muchas cosas y tener mucha experiencia y creo que él me podría usar, pero siempre le he declarado mi corazón y es que yo quiero que sea él quien me saque del anonimato, no yo. Porque yo creo que ese es el patrón bíblico.

Ahora, yo hago todo lo que esté de mi parte y que Dios sepa que yo estoy disponible y me preparo y siento que hay un llamado, pero es él quién tiene que hacerlo. Tenemos que poner a un lado el ego, el mundo está ya cansado de hombres con un ego demasiado grande. El mundo quiere gente humilde, gente sencilla de corazón, gente modesta, gente consciente de que no somos nada, no valemos nada.

En un momento yo puedo hacer un tollo como dicen los dominicanos, un desastre. Y no podemos, somos frágiles. Tenemos que encomendarnos continuamente a la gracia y la misericordia de Señor. Es la misericordia de Dios y cuando Dios nos pone en sitios de prominencia tenemos que estar tan conscientes de nuestra fragilidad y que solo por la gracia y la misericordia del Señor, nosotros podemos hacer algo que sea de gloria para su nombre.

Yo creo que uno tiene que cultivar un sentido de debilidad, más bien, debilidad en el sentido de cómo dice Pablo, que cuando soy débil entonces soy fuerte. Cuando un hombre, una mujer sabe que es frágil y que solamente la gracia y la misericordia del Señor es lo que nos permite él, eso entonces nos cubre y el diablo no puede atacarnos porque estamos…

Quién puede denunciar a alguien que ya se ha denunciado? Es importante que ese aspecto de las cosas, yo doy gracias al Señor y aprecio su gozo, pero hermanos, yo les aseguro que lo más apropiado es simplemente es darle gloria al Señor y continuar con nuestra vida en una manera totalmente sencilla y normal.

Otra cosa que he aprendido de todo este proceso es lo siguiente, tenemos que tener mucho cuidado como iglesia cuando estamos testificando en ciertas situaciones de la vida de una nación o de una cultura. Cuando en un momento en que tanta gente está temerosa, llena de pánico, algunos sintiéndose culpables de si verdaderamente Dios está castigando esta nación, que no sean cristianos, se sienten frágiles, ese no es el momento para nosotros ofrecer palabra de condenación o de juicio.

Hay muchos cristianos de alta prominencia que, por ejemplo, cuando las torres gemelas, lo primero que hacemos en la televisión y en foros públicos, es hablar de que es el pecado de esta nación es lo que ha traído eso, y que Dios trae juicio. Puede que sea verdad, pero ese tipo de comentario lo debemos reservar más bien para la intimidad nuestra de la familia de Dios. Porque nosotros nos entendemos unos a otros y sabemos lo que queremos decir con eso y lo que estamos hablando. Pero el mundo, lo que oye más bien es gente como gozándose del dolor de ellos y el mundo en ese momento no está preparado, le aseguro, para escuchar palabras de condenación y de juicio.

Por ejemplo, si usted va a ver un paciente que acaba de tener un accidente y andaba borracho manejando en la carretera, tuvo un accidente y está con una pata subida en la cama y clavos por dondequiera y la boca cerrada que solo puede tomar por un hoyito, usted no va a decirle en ese momento, “Tu ves, fulanito, mira lo que te pasó por estar bebiendo, qué se yo qué, qué sé yo cuánto.” Claro que no. él lo que va a hacer, va a zafarse lo más posible y con el mismo yeso le va a querer dar a usted todo lo que pueda. Porque ese no es el momento para usted decirle a él eso.

Es el momento para usted orar por él y para hablarle de los buenos propósitos que Dios tiene para su vida, lo valioso que él es y que Dios le ama y que Dios lo va a sacar de allí con bien y que Dios tiene un propósito para él. Aunque usted sepa que es un sinvergüenza y que está bueno que le pase, pero en ese momento hay que ofrecer… uno tiene que tener tacto, hermanos.

Y nosotros los evangélicos somos muy rápidos en anunciar juicio y condenación a una gente que ellos saben, no son estúpidos, la gente sabe lo que está pasando en su vida. Ese es el momento de nosotros ganárnoslos a ellos muchas veces. Y esa fue una de las cosas que yo me propuse en esos minutos que yo tenía allí. Yo tenía que aprovechar esos 6, 7 minutos que se me habían dado ante un auditorio mundial y ante el mismo presidente de los Estados Unidos y su esposa, y tantos otros dignatarios. Uno no puede, en ese momento, ni es el momento en 6 minutos, qué puede usted decir en 6 minutos? Que no termine usted trabado en su propia lengua si no se cuida. Lo único que uno quiere dejar es un buen sabor acerca del Evangelio en la boca.

En ese momento lo que la gente quiere saber algo. Mire, lo que quise proyectar a través de esos minutos fue lo siguiente.

1) El mal existe y es verdadero, es real. Hay dolor en el mundo, hay tragedia en el mundo. Hay maldad, hay cosas terribles que pasan en este mundo.

2) Esas cosas terribles le pueden pasar a gente inocente que no ha hecho para merecérselo.

3) Dios también existe y Dios es todopoderoso y Dios es quien está en control del universo y no el mal. Por qué? Porque la gente está pensando que se está acabando el mundo, otras bombas van a estallar, cuando llegue a mi casa voy a encontrarla quemada porque a otro loco se le ocurrió tirar otra bomba en mi vecindario. La gente está llena de temor y hay que decirles, no, Dios está en control. Las cosas malas pueden pasar en un momento, como dice, el cetro de la maldad puede tener un momento, pero Dios le pone limitación, Dios está en control.

Ahora, la pregunta de mucha gente es, si Dios… lo otro que quiero decirle también es que Dios es bueno y Dios es benévolo, Dios es misericordioso, Dios no quiere que nadie se pierda. Dios ama la humanidad. Entonces surge la pregunta, bueno, si Dios es tan bueno y si él está en control del universo, entonces por qué él permite que estas cosas pasen? Por qué mi hijito está muerto o por qué yo estoy que me faltan dos piernas cuando hace tres días yo estaba corriendo un maratón? Es una buena pregunta.

Porque si él es bueno y está en control, entonces por qué él permite eso? Porque él es cruel? Porque le gusta eso? Porque se complace en sufrimiento? No. hay que decirles, mire, nosotros vivimos en un mundo misterioso, un mundo complejo donde el mal y el bien están en pugna, donde hay tres – yo le digo a la gente siempre, lo que pasa es uno no tiene tanta oportunidad para decir esto – cuando la gente dice, por qué Dios permite que tal cosa suceda? Como si Dios fuera el único jugador en el universo.

Sabe que sí Dios es todopoderoso y él está en último control, pero hay dos otros protagonistas, en el drama de la historia. Está Dios con todo su poder y todo su absoluto control del universo. Está también Satanás, y hay un poderío, hay un reino del gran poder que está sobre la tierra, es el mal, la maldad. Satanás con todos sus demonios, todo el poder de la maldad, psicópata, que como esos jovencitos que estaban bajo el poder de Satanás, se deleita en la destrucción, como dice la Biblia, matar, robar y destruir.

Y Satanás no sabe hacer bien ni que le paguen. Él es un ser enfermo totalmente patológico. Satanás define lo que es un psicópata. Él no tiene odio para la humanidad, él simplemente no sabe hacer bien, lo único que él sabe es hacer el mal y sus demonios son iguales. Son seres que no gozan de una gota de gracia y de misericordia y de amor de Dios. Lo que hace que un ser humano, por más malo que sea pueda amar a su hijo, aunque después vaya y mate a 10 personas o a su hermano o a su esposa, lo que hace que ese ser tenga una gota de amor hacia alguien que no sea un perfecto demonio, desprovisto de toda gracia, es el toque de Dios que todavía está en su vida. Pero los demonios no tienen ese privilegio.

Esos ángeles caídos ya están condenados. No hay alternativa para ellos. Ninguno de ellos se puede arrepentir. En ellos no hay ninguna gota de la gracia y la misericordia, el amor, la bondad, la belleza de Dios. Ellos son puro mal, vacío total de toda cosa buena. Así como es la totalidad del bien. Y esos espíritus son espíritus preternaturales, tienen acceso a fuerzas y que mecanismos que nosotros no entendemos y ellos se mueven en el mundo con una capacidad no, por mucho igual a la de Dios, pero sí superior a la de los hombres. Y eso es un reino subversivo, que se mueve en el mundo y que manipula gobiernos, corporaciones, movimientos culturales, universidades, profesores universitarios, periodistas, gente de poder, criminales.

Ese poder se mueve en todas partes del mundo y por alguna razón ese poder se le permite tener influencia sobre la historia y sobre los eventos de cada día de la humanidad, en todas partes del mundo, de la creación. Por qué? Porque hay un tercer jugador en el mundo y es quién? El hombre, la humanidad. Dios le dio a esa humanidad señorío sobre la tierra.

Cuando en el huerto del Edén le dijo, señoread, fructificaos, multiplicaos, sojuzgad la tierra. Dios le delegó al hombre, a la humanidad, autoridad sobre su ámbito. Entonces, el hombre Dios lo creó con una libertad que Dios mismo no puede violar, no se permite violar porque Dios juega según las reglas.

Si Dios va a cambiar el universo tiene que cambiarlo jugando por las reglas que él estableció. Dios no chirea, como dicen los puertorriqueños, Dios no engaña. Dios no comienza un juego y después a mitad del juego cambia las reglas. No. él cuando dice que tiene que ser de cierta manera, él aunque le es difícil pero sigue las reglas del juego y esas reglas del juego dictan que él no puede arrancar al hombre prematuramente su poder sobre la tierra. El hombre siempre tendrá derecho para escoger entre el bien y el mal, a quién le entrega la tierra. Y por este tiempo, la humanidad le ha entregado a Satanás el poderío.

Entonces, cuando vemos estas cosas que suceden en el mundo, guerras, opresiones, esclavitudes, muerte, pobreza, todo esto es el resultado de la interacción entre esos tres grandes poderes: Dios que está llevando la historia hacia una culminación benévola; el poder del diablo que quiere socavar los propósitos benévolos de Dios en la historia; y el hombre que como un heredero que le ha entregado su poder a otra persona, es simplemente como un inepto que tiene gran autoridad sobre la tierra pero no la usa y no apela a Cristo, que es el único poder que puede sujetar los poderes del diablo, su sangre y su obra en la cruz del calvario.

Mientras la humanidad esté en ese juego y no se humille ante su creador, estas cosas van a suceder y el primero que va a sufrir cuando estas cosas pasen es nuestro Padre celestial, al ver sus criaturas sufrir y morir de la manera en que mueren y sufren.

Satanás hace muchas de estas cosas para causarle dolor al corazón de ese Padre amoroso que es Dios, que sangra cuando ve a sus criaturas muriendo y sufriendo innecesariamente. Entonces, cuando decimos por qué Dios permite? No. muchas veces por qué el hombre permite. Y por qué Dios en su misterio permite que estas cosas sucedan en lo que él va llevando a este mundo y a esta historia del hombre al punto donde lo quiere.

Entonces, nosotros tenemos hacer a la gente entender estas cosas. La iglesia ha sido puesta aquí como una voz iluminadora para la humanidad. Cuando la humanidad se encuentre en perplejidad, la iglesia tiene que decirle, miren, esto es lo que está pasando, presentarles un Dios de amor, de misericordia, presentarles esperanza. Y también en su momento decirles, pero mira, esto es misterioso, hay poderes, hay maldad en el mundo y tu tienes derecho a escoger una cosa o la otra.

Yo espero que el Señor me dé más oportunidades en el futuro para hablar de estas cosas, porque yo siento que el mundo está preparado para escuchar el Evangelio anunciado de una manera compleja y creíble, que no niegue ciertas realidades del mundo en que vivimos. No les den más importancia pero tampoco le dé menos importancia de lo que merecen, y entonces usar la palabra del Señor y expresarles el amor.

Sabe qué es lo que más se ha citado de lo que yo he dicho, y una de las pocas citas de las personas que hablaron, excepto los grandes como Obama, para gloria del Señor, fue cuando yo dije, ‘Dios no ha abandonado a Boston, Dios no ha abandonado a esta nación, él solo teje un tapiz brillante y de colores, aunque veces usa hilos oscuros.’ Eso se ha repetido, se ha repetido. Porque encapsula esta idea del amor de Dios, de que Dios no ha rechazado, todavía Dios no ha terminado de trabajar. Dios no quiere que nadie se pierda. Dios no ha consignado todavía este mundo, esta nación al infierno. Yo todavía no le cedo esta nación a Satanás.

Tenemos que pelear todavía por estas almas. Yo creo que Dios tiene cosas grandes todavía que quiere hacer en esta nación y la iglesia al decir que ya esta nación se fue al diablo… yo creo que hay muchos de nosotros que secretamente queremos que se prenda esto en un gran infierno para gozarnos secretamente de ver la gente achicharrándose. Sinceramente, yo creo que hay muchos de nosotros que si el mundo se arrepintiera, nos iríamos a nuestras casas y le daremos una patada a la sopa porque estamos molestos con Dios porque toda esta gente se arrepintió, como Jonás.

Usted sabe la historia de Jonás? Él no quería hablarle a Nínive porque él temía que si le hablaba, se arrepintieran y Dios los perdonara. Tan malo que eran! Hay muchos cristianos que somos así. Tenemos secretamente una mala voluntad hacia la gente y queremos como que sí, que haya otro acto terrorista, porque qué interesante… cuánto gozamos nosotros en la televisión ese viernes, pegados allí, era mejor que cualquier telenovela. Sí, señor.

Y muchos de nosotros nos gustan secretamente estas cosas. Mire, nosotros lo que tenemos que tener… por eso Dios le dijo a Jonás, “Óyeme,” por eso le puso una calabaza que cuando se le secó y comenzó a caerle el sol encima, él se puso furioso y Dios le dijo, “Mira, si tu te molestas con que una calabaza se muera, se seque, cuánto yo más de que miles de personas pudieran morir, que no saben ni siquiera a veces diferenciar entre su mano izquierda y su mano derecha.”

Para mí siempre ha sido un misterio porque nosotros no sabemos todavía lo que Dios quiere hacer con esta nación. Yo siento que lo que Dios quiere más bien, Dios quiere salvar muchas almas, antes de que venga Cristo, que va a venir, y va a haber un juicio definitivamente, pero antes de que eso suceda, yo siento en mi corazón cada día que crece un gran amor por esta humanidad y que Dios quiere que muchos se salven todavía.

Y yo más bien me estoy preparando. Yo estoy preparando mis redes para salvar a mucha gente. Todavía el escenario de apocalipsis, en mi libro todavía le falta un tiempecito. Mientras tanto vamos a salvar vidas, vamos a anunciar el amor, el poder de Dios. A Satanás yo no le cedo ni una pulgada cuadrada de terreno. Él está derrotado en el nombre del Señor.

Dios es más poderoso. El amor de Dios es más poderoso y yo me quiero llenar más bien de un gran sentido de misericordia paternal hacia tanta gente que se pierde y quiero la oportunidad de hablarles del amor de Dios y de expresarles una iglesia generosa y bondadosa que quiere que la gente se arrepienta de sus pecados y venga a los caminos del Señor y que sean tratado por él.

Estas son algunas de las cosas que yo aprendí de mi día con Obama. Y hay otras así también, pero por lo menos, yo quería aclarar algunas de esas cosas que estuvieron en nuestro corazón, porque Dios nos quiere hablar también a nosotros como congregación en este tiempo para que estemos listos. Porque yo sé que van a venir otros momentos.

Dios está haciendo algo que hemos estado esperando mucho tiempo y en su manera Dios lo va a hacer. No hay que apresurarse. No hay que estar rompiendo las puertas. No. Dios lo hace. Dios está en control. Pero estemos preparándonos. Prepárate, estudia la palabra, ora, ayuna, santifícate, límpiate para que cuando el Señor te llame tu puedas estar preparado. Amén.

Dios les bendiga. Vamos a ponernos de pie y darle gracias al Padre celestial por su presencia. Parece que todos están despiertos, no se me durmió nadie. Gloria a Dios. Nos pasamos un poquito de tiempo yo sé. Yo sentía del Señor que esto había que declararlo a los aires y que se quede allí en el internet como un testimonio simplemente para gloria del Señor.

Padre, entregamos este tiempo a ti. Gracias por el privilegio de venir ante tu presencia como pueblo tuyo, Señor, gozarnos en ser parte de una familia gloriosa. Gracias, Padre, porque este bus en que nosotros vamos no se va a ir por el despeñadero. Vamos camino a la patria celestial y no hay demonio que nos pueda hacer despeñarnos ni apartarnos del camino que tu nos has declarado.

Gracias porque estamos seguros en ti y como dice tu palabra, Señor, nadie nos podrá apartar del amor de Dios que es Cristo Jesús, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades, ni lo futuro ni lo pasado, ni el presente, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios. Y eso está claro, Señor, y por eso te agradecemos.

Que nuestros corazones sean llenos de seguridad en ti en esta noche. Bendigo a tu pueblo. Gracias por el privilegio de servirte. Tu eres un Dios bueno y queremos cada día disfrutar más de tu bondad. A ti la gloria y la honra, en el nombre de Jesús. Amén y amén.

Hermanos y hermanas, Dios les bendiga. La gracia del Señor sea con ustedes. Salúdense unos a otros y están despedidos.