La transferencia del conocimiento antiguo de una generación a la otra

TRANSCRIPT

Les invito a ir a la epístola de Tito, al pastor Tito del Apóstol Pablo. Es una epístola muy nutritiva y muy sólida. Tiene una enseñanza muy especial y fue escrita a un pastor por el Apóstol Pablo, una iglesia que él había ayudado a fundar y Tito había sido asignado a esa comunidad para pastorearla.

Era casi como levantando una obra prácticamente, y era una comunidad un poco difícil, esa área parece que era conocida como un área un poquito problemática y de hecho tenía mala reputación. Y Pablo sintió la necesidad de hablarle a Tito acerca de cómo él debía bregar con esta comunidad un poquito problemática. Y es importante saber eso a la luz de lo que él está aconsejándole a Tito que predique, que hable, que enseñe, cómo él debe comportarse, porque lo está haciendo en el contexto de una comunidad difícil, una comunidad problemática, una comunidad de un carácter un poquito espinoso. Y por ejemplo, si usted va antes de comenzar el capítulo 2, versículo 1, en el versículo 12 Pablo habla acerca de esta comunidad, dice:

“…Uno de ellos, su propio profeta dijo, los cretenses – porque esta era la región de Creta y entonces allí se encontraba esta comunidad en la cual estaba pastoreando Tito y Pablo dice, – mira, aún uno de su propia gente dijo acerca de ellos, siempre mentirosos, malas bestias, glotones, ociosos…”

¿A usted le han llamado alguna vez una mala bestia? Yo espero que no. pero es una buena forma de insultar a alguien, mala bestia, glotones, ociosos. Qué recomendación más terrible. Y dice, este testimonio es verdadero, eso no es falso, es verdad, son así. Y dice:

“… por tanto repréndelos duramente para que sean sanos en la fe…”

Sabe que hay un lugar también en el trabajo pastoral para reprender a la gente. Así que si yo les reprendo alguna vez sepa que estoy en la autoridad de la palabra. La gente cree que los pastores son solamente para pasarle la mano por la cabeza. Hay veces que hay que confrontar también, eso es parte del trabajo pastoral. Cuántos dicen amén, Aleluya! Gloria a Dios.

Gracias a Dios que yo soy todo lo contrario, un manojo de dulzura y bendición. Nadie tiene nada que decir acerca de mí. Pero dice, “repréndelos duramente para que sean sanos en la fe.”

¿Qué es lo que hace la palabra? Cuando uno predica la palabra del Señor hay veces que la palabra puede ser confrontativa, puede ser desagradable, como que hinca a uno pero parte de eso es porque es una medicina también que nos sana. A veces cuando nos aplican una medicina pica y hasta duele pero es sanadora y genera vida.

Entonces, Pablo dice, usa la palabra para esta gente hay que formarles su carácter verdaderamente cristiano. Entonces yo creo que esto que está diciendo Pablo tiene que entenderse a la luz de ese contexto negativo, de ese carácter áspero, carnal que tiene esta comunidad que está siendo poco a poco formada para llegar a ser una comunidad que refleje el carácter cristiano.

Así que aquí en el capítulo 2 él entra en una enseñanza correctiva. Él le dice a Tito, mira concéntrate en esto, predica esto, forma este tipo de sensibilidad de carácter en ellos, que tu enseñanza sea de este tipo para contrarrestar esas actitudes negativas que ellos tienen. Los pastores tenemos que enseñar conforme a lo que discernimos que necesita nuestro pueblo. Tenemos que darle la comida que ellos necesitan y el pastor escoge cada domingo, cada tiempo que interviene según uno va discerniendo las necesidades del pueblo de Dios. Y entonces Pablo dice, estas son las cosas que tu tienes que hablar y enseñar.

Yo creo que en nuestro tiempo que vivimos, en este contexto social en que la iglesia se mueve y que cuando la gente viene a la iglesia, viene también con necesidad de ser formados. Yo siento que nuestro llamado como pastores, como predicadores, debe ser eso, de forjan en nuestro pueblo una cierta sensibilidad, una cierta forma de ser, un carácter. Yo creo que esa es la parte más importante de la vida cristiana, dejar que Dios y el Espíritu Santo y la palabra de Dios vaya formando nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestra forma de ser, de actuar y de comportarnos.

Entonces, Pablo dice, bueno, este es el diagnóstico, esto es lo que esta gente padece, estas son sus fallas. Entonces dice:

“…Pero tu… – está hablando de lo que él acaba de tocar en su introducción – Tito, pastor que eres, debes hacer esto, de esta manera tu debes enseñar, predicar y comportarte. “Pero tu habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.”

Saben hermanos que hoy en día sobre los pastores y sobre las iglesias hay una presión tremenda de cambiar la doctrina o de reprimir y callar ciertos temas y ciertas enseñanzas que la gente considera ofensiva, que la cultura predominante considera contraria a sus apetitos, a sus deseos, a sus preferencias y a lo que ella considera moral, ético, etc.

Nuestra cultura ha cambiado en una forma extraordinaria, todo está siendo cuestionado en nuestros tiempos, desde la sexualidad, las relaciones humanas, la política, la moralidad, es un tiempo de gran cambio. Y hay una presión muy grande sobre la iglesia y sobre las iglesias y sobre los pastores para que solo prediquen acerca de ciertas cosas y que no prediquen de otras cosas, que la gente pueda venir y entrar a la iglesia y sentirse cómoda, que no se les dañe el almuerzo cuando salgan de la iglesia, que no se vayan confrontados, molestos e inquietos. No, la gente viene a que los anestesien. Mucha gente viene a la iglesia para que me digan algo bonito, que me consuelen, me den ánimo, me digan que yo valgo, que Dios me ama, y todo es muy necesario y muy importante. La iglesia no debe ser un lugar donde se vaya rengueando porque el pastor los ha estado azotando todo el tiempo mientras predica. No. yo creo que tiene que haber el otro lado. Pero muchas veces hay que…

Cuando yo predico tengo que sacar mi enseñanza de la palabra de Dios, no de las costumbres del mundo, no de los tiempos, sino qué dice la palabra del Señor. Y nosotros también tenemos que venir a la iglesia a ser enseñados, a ser instruidos, a ser formados y aún cuando el pastor diga algo que no nos gusta, nosotros tenemos que meditar en ello porque se supone que este hombre que está aquí predicando tiene las mejores intensiones. Yo solo puedo predicar lo que mi consciencia me dice y lo que yo siento que la palabra del Señor está diciendo. Y si usted no está de acuerdo por lo menos deme el beneficio de la duda de que yo estoy haciendo todo lo posible por predicar lo que la Biblia llama esa sana doctrina. En otras palabras, no las enseñanzas sutiles, exóticas, sofisticadas y a veces herejes, sino esa comida buena, casera, sólida, probada por el tiempo que resiste el escrutinio del Espíritu Santo y que cuando Dios la examina dice, la apruebo, pongo mi sello de aprobación sobre esa enseñanza.

La iglesia como nunca necesita sana doctrina. En estos tiempos sobre todo yo creo que la gente no necesita tantas enseñanzas teológicamente sofisticadas, aunque eso es bueno de vez en cuando, pero lo que necesita es comida sólida, espinaca y proteína porque los tiempos son díficiles.

“…habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina – y entonces él le da unos ejemplos y usted verá que Pablo incluye una cantidad muy diversa de cualidades de carácter que Tito debe enfatizar en su enseñanza, muchas diferentes cualidades. Vamos a ver una diversidad de cosas y características que él debe aconsejarles a los miembros de su congregación que adquieran y que manifiesten.

Pero antes de entrar en eso veo como que el resumen de todo, la coherencia en toda esta diversidad de cosas es acerca del carácter cristiano. Hay un carácter, hay una personalidad, una actitud que debe caracterizar a los hijos de Dios. Y yo creo que el énfasis que él pone en todas estas diferentes cualidades es acerca de sobriedad, dignidad, seriedad, disciplina, un comportamiento como recogido yo podría decir. Ese es el énfasis, hay otras cualidades en otros pasajes de la escritura la Biblia señala, pero en este caso lo que está señalándose es esas cualidades como de seriedad, de integridad, un comportamiento sobrio, un comportamiento céntrico, centralizados.

Entonces, una vida sobria, digna, disciplinada, seria. Y entonces dice, a los ancianos, y aquí yo creo que se está refiriendo no a los ancianos, por ejemplo como los pastores que son ancianos espiritualmente hablando, sino más bien a las personas más avanzadas de edad, a las personas que están entradas en edad. Y yo creo que aquí no tenemos que ir demasiado lejos, de una persona que tenga 80 años, 85, 90 años. Yo creo que puede referirse también a las personas más adultas en la congregación. Pero dice, a los ancianos, porque recuerden en esos tiempos la ancianidad era muy venerada, los ancianos en una comunidad eran como las personas a las cuales uno miraba para un ejemplo, eran las personas que eran los modelos dignos de respeto, reverencia, veneración.

Entonces dice, en una congregación enséñales a los ancianos, a las personas más avanzadas de edad que sean sobrios, serios y prudentes. Esas 3 cosas que yo creo que son características que todos debemos comenzar a desarrollar y veremos más adelante que cuando él habla acerca de los jóvenes y de las mujeres jóvenes en edad de casarse o casadas, también está sugiriendo ese perfil espiritual muy similar. Pero él dice unas 6 características acerca de los ancianos – las primeras yo creo que son parte como de una totalidad – sobrios, serios y prudentes y después habla de que sean sanos en la fe, amor y paciencia.

Pero tomemos un momentito estas 3 cualidades. Yo no creo tener tiempo para discutirlas todas pero espero que al final usted se vaya como con un sedimento de enseñanza que usted pueda meditar aunque no logre agotar todo este pasaje. La primera cualidad dice que sean sobrios. Esa cualidad en el griego original ‘nefalios’ se refiere específicamente a que no sean… es lo contrario de una persona que está sujeta al vino, que está adicta al vino, al alcohol, que sea abstemio, que sea sobrio, pero yo creo que va mucho más allá que simplemente la dependencia del licor. Y la idea es que sean personas que tengan sujetos sus apetitos y sus impulsos. Yo creo que según un hombre o una mujer de Dios va creciendo y desarrollándose en madurez, debe ser una persona que está en control de sus apetitos. Creo que eso es algo que va poco a poco uno desarrollando con el paso de los años pero uno va sometiendo poco a poco la carne, las dependencias, los apetitos a la doctrina, la enseñanza del Señor.

Yo creo que también la palabra sobriedad se refiere a una persona que no está como a la merced de las circunstancias, siempre con grandes entusiasmos o con grandes aversiones a los demás. Es una persona que sus fluctuaciones no son de aquí para allá sino más bien que se mueve en una manera muy intermedia, que sean sobrios, que sean comedidos y que sean disciplinados en sus emociones.

Yo creo que es una de las cosas que tenemos que apuntar cada día en nuestra vida, estar más y más en control de nuestras emociones y de nuestros apetitos y pedirle al Señor cada día que nos haga más conocedores de nosotros mismos para saber de qué pie cojeamos literalmente para que entonces el Señor pueda someter esas cosas a su disciplina.

Que sean sobrios, que sean serios. Esa es una palabra muy interesante, la palabra ‘semnos’ que de hecho ¿cuántos estuvieron en el servicio de este miércoles pasado? Yo sé que algunos de ustedes estuvieron acá y sino pídale perdón al Señor ahora mismo. Yo le perdono ciertamente. El Apóstol Pablo en la epístola a los filipenses habla también de una serie de cualidades. Cuando él dice, por lo demás, hermanos, todo lo verdadero, todo lo justo, todo lo honesto, esa palabra honesto es la misma palabra que Pablo usa aquí para serios. Yo decía que en filipenses esa palabra que se traduce al español ‘honestos’, no es exactamente lo que quiere decir el griego original.

La palabra semnos se refiere más bien como tener una cierta dignidad, algo honorable, una forma de caminar con cierta dignidad. Y se refiere a esa cualidad que debe tener una persona, un hombre, una mujer de Dios, una experiencia en los caminos del Señor, que deben distinguirse por un comportamiento digno, un comportamiento honorable, digno de respeto. Entonces es esa idea de que los siervos de Dios no somos gente chabacana que estamos siempre por allí palmeando a la gente en la espalda y diciendo chistes a diestra y a siniestra. No es tampoco que seamos seriotes, pero tiene que haber cierto comportamiento, cierta dignidad según uno va entrando en madurez en el Señor uno debe comportarse en una manera seria y sobria y digna.

La otra palabra es prudentes, ‘sofron’ o ‘sofronein’ que quiere decir que tengan dominio propio, que tengan control. Es la misma palabra que Pablo usa cuando dice, porque Dios no nos ha dado espíritu de cobardía sino de poder, de amor y la palabra sofronein, dominio propio, pero también quiere decir una mente sobria, una mente sana. Que sean prudentes.

¿Usted sabe lo que quiere decir la palabra prudente? Una persona que piensa las cosas, que habla cuando tiene que hablar, que tiene la palabra correcta, que se comporta en una forma discreta. Y como ustedes pueden ver estas tres palabras sobrio, serio, prudente, hacen como una fotografía, un perfil de un hombre maduro en el Señor y también esto se puede aplicar a una mujer. Tenemos que tener ese carácter recogido, ese comportamiento sobrio, digno de una persona que ha sido tratada por el Espíritu Santo y que piensa las cosas antes de hacerlas, que no se deja llevar por las emociones y por los apetitos sino que está controlado por la palabra de Dios.

Todo lo contrario de lo que es el perfil de esa gente cuando entra a la iglesia, los cretenses, bestias, glotones, ociosos, mentirosos. Esto es todo lo contrario. Y ciertamente los hijos de Dios según vamos creciendo en la fe tenemos que ir pidiéndole al Señor, “Señor, haznos cada día más y más que nos comportemos con esa dignidad, con ese carácter que inspira reverencia y respeto de parte de los demás.”

Entonces, sobrios, serios, prudentes. Dice que sean sanos en la fe, en el amor y en la paciencia. En otras palabras, que sean sanos quiere decir que sean como balanceados, tratados, saludables en esas 3 áreas, en la fe, evidentemente que tengan una fe sólida, que sean gente de una doctrina sólida, que también sean personas que saben cómo atravesar las pruebas, las dificultades de la vida, sanos en la fe, en el amor. Un hombre maduro en el Señor, una mujer madura en el Señor tiene que reflejar ese carácter amoroso, mientras más viejos nos pongamos debemos ser todo lo contrario de sangrigordos. ¿Usted ha visto la caricatura del viejo sangrigordo, peleón, difícil, excéntrico? El cristiano debe ser todo lo contrario. Según van pasando los años deben hacerse más amorosos, más tiernos, más tolerantes de los demás, que la gente quiera estar con ellos en vez de todo lo contrario.

En el amor y en la paciencia, esa palabra paciencia es ‘jupomone’ quiere decir en la fortaleza, en la resistencia, cuando vienen las pruebas y las dificultades. Está hablando acerca de los hombres, pero de nuevo yo digo que estas cosas ciertamente pueden también ser aplicables a todos nosotros, pero que los ancianos de la congregación, la gente madura de la iglesia, estas deben ser algunas de las cualidades de su carácter.

“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte.” Esa es una idea muy bonita. Yo escribí aquí Catestemate ieroprepeis y quiere decir… es interesantísimo porque Pablo escribió estas cosas en el griego original, que sean de un porte conveniente a una persona santa, que se conduzcan, que caminen, que la gente cuando las vea, su perfil, su comportamiento sea conveniente a una persona que camina en santidad, lo cual es interesante con esta palabra de semnos, serios. Él está aplicando ese mismo tipo de cualidades a una mujer madura en los caminos del Señor también.

Yo creo que empalmando eso con lo que prediqué el miércoles pasado acerca de todo lo honorable que también decimos todo lo honesto, pensemos en estas cosas. Es una cualidad del hijo de Dios según Dios va tratando con nosotros, yo creo que ciertamente los siervos del Señor, siervas del Señor, deben adquirir ese porte. No quiere decir que no nos riamos, no quiere decir que no tengamos un buen sentido del humor, pero sí tiene que haber como esa característica de cierta reverencia en el caminar, en comportarnos, cierta forma.

Piense en un rey o una reina, la reina Isabel, por ejemplo, en Inglaterra cómo ella cuando saluda, cuando va en un carro y hay multitud alrededor ella hace así con la mano, bien suavecito, mucha reverencia. No tan, “Hey, cómo están ustedes?” eso es aquí en Estados Unidos, aquí es todo lo contrario. Aquí se supone que el presidente esté con todo el mundo, que se tome una cerveza con una persona de la televisión, que diga chistes. La sensibilidad antigua es una de que la persona que camina en ciertos niveles debe comportarse con cierta dignidad que refleje. Somos reyes y sacerdotes, ¿no dice así la palabra del Señor? Dígase usted mismo, soy una reina, soy un sacerdote y compórtese de esa manera entonces, vamos a ver qué es lo que está pasando aquí.

Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte. Lo peor que puede haber por allí es una anciana con una minifalda y unas medias con redecilla pretendiendo que tiene 25 años. Yo creo que uno tiene que entrar en su edad y lo mismo para un hombre por igual, con una gran cadenota aquí a los 80 años, actuando como si fuera un teenager. No, tiene que ser reverente, tiene que comportarse en cierta manera. Le pedimos al Señor que nos ayude a envejecer con elegancia, con dignidad. Pero no es que nos vamos a echar a morir, hermana, entiéndase, póngase su pintalabios y su taquito, no se preocupe, mientras Dios le permita hacerlo hágalo, eso es bueno. Pero sea reverente en su porte.

No calumniadoras. Óigame, una vieja chismosa eso es lo peor del mundo, hermanos. Y un viejo también, un anciano, no, no, tenemos que ser… las calumnias, el chisme, la murmuración, esas son cosas que no convienen a un hijo de Dios, a una hija de Dios. Tenemos que reprender eso, sacarlo completamente de la iglesia. Nuestro hablar tiene que ser sazonado con sal, dice la palabra. Si quiere echarle un poquito de azúcar y canela también, mejor todavía.

El hijo de Dios tiene que hablar en una forma comedida, que sus palabras sean palabras de peso, no estar calumniando a la gente diciendo mal de la gente. Las personas deben confiar en un hijo de Dios porque sabe que no le van a estar metiendo un cuchillo por detrás.

No calumniadoras, no esclavas del vino. Imagínese una anciana toda borracha, caminando por ahí así, eso es la muerte misma. Las ancianas deben ser sobrias. Pero de nuevo no es solamente la idea de la bebida, yo creo que cualquier tipo de… ahí se está refiriendo a ese dominio propio, ese control que debemos tener. Si su adicción es la Coca Cola, pues hermana, pídale al Señor que le ayude a tomar menos Coca Cola, lo que sea, pero que estemos en control de nuestros apetitos, estemos en control de nuestras emociones.

Pidámosle al Señor ese dominio propio que conviene a un hijo, una hija de Dios. ¿Están conmigo todavía o están aburridos? Porque esta no es una enseñanza sofisticada, esto es arroz con frijoles y carne guisada. Es comida casera pero muy saludable.

No calumniadora, no esclavas del vino, maestras del bien. Caladidas calos. Dígalo 100 veces bien rápido. Quiere decir que sean buenas instructoras del bien. Por algo se debe distinguir una sierva de Dios porque de su boca salgan palabras de enseñanza, de sabiduría. Y es interesante que entonces él aplica esto al rol que deben jugar las ancianas, las mujeres más maduras en instruir a las mujeres más jóvenes de la iglesia.

Yo sé que ahora todas las hermanas están diciendo, “Ah, eso me aplica a mí, yo soy la mujer joven y que me enseñen las ancianas.” Porque aquí no hay ancianas. Dice, que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos.

Yo voy a entrar en algo que puede ser un poquito controversial para las mujeres liberadas de nuestra iglesia, y profesionales y modernas de nuestro tiempo. Pero a mí me impactó esta idea de las mujeres más experimentadas, discipular a las mujeres más jóvenes. Eso era una costumbre que se podía entender muy bien en los tiempos antiguos, pero hoy en día yo creo que se ha perdido esa costumbre de que las jóvenes busquen, porque eso tiene que ser mutuo, modelos, mentoras que las ayuden a aprender el rol de una mujer madura, cristiana en el espíritu.

Y yo quiero aplicar eso porque en realidad eso fue lo que más me cautivó de este pasaje, porque yo creo que en nuestros tiempos se ha perdido algo que a través de la historia de la humanidad ha sido una cualidad muy importante y es la transferencia de la cultura, la transferencia del conocimiento antiguo de una generación a la otra. Hoy en día eso es todo lo contrario, donde la juventud… usted ve, por ejemplo, a mi me causa mucha dificultad esta idea de iglesias de jóvenes adultos, como se da tanto en Estados Unidos en este tiempo, iglesias donde usted no ve una sola persona mayor sino que todo el mundo de 20 a 30 años, por allí, y eso es todo. Y yo creo que eso es contrario a la palabra del Señor.

Yo lo que creo más bien es esa transferencia donde los viejos instruyen a los jóvenes y reciben energía de ellos y los jóvenes bendicen a los ancianos con su vitalidad, con su fuerza y aprenden de ellos y mutuamente se tratan uno al otro, se trabaja el uno al otro. El diablo ha querido dividir las generaciones en nuestro tiempo y usted ve que hoy en día el mundo está prácticamente en muchas áreas gobernado por la juventud. Por ejemplo el mundo de la tecnología, el mundo de la música, el mundo del cine y los medios de comunicación mucho de eso está gobernado por gente entre los 20, 30 años, son los que codifican las computadoras, los que tienen el aspecto de la música, toda esa gente es joven. Hoy se glorifica mucho la juventud, la ancianidad no tanto. Y yocreo que eso es lo que está en parte causando muchos de los serios problemas que tenemos en nuestra cultura.

Pablo le dice a Timoteo, enséñales a las ancianas a que instruyan y mentoreen a las mujeres más jóvenes y eso quiere decir que las mujeres más jóvenes deben dejarse mentorear y proyectar una actitud de querer ser enseñados. Porque muchas veces los adultos y los ancianos queremos enseñar a los jóvenes pero uno ve esa barrera, no me toquen, no te metas en mi vida, bajo un falso sentido de independencia y como que tienes que respetar mi espacio. Usted ve a los niños de 10 años diciéndole a su papá, “Respeta mi espacio.” Y los padres muchas veces se dejan intimidar de eso.

Yo creo que lo que Dios quiere es una sana compenetración que los adultos que han tenido experiencia han sido tratados por la vida, vayan enseñando. Y esto fue lo que más me cautivó de este pasaje y sobre eso quiero detenerme. Quizás no tenga tanto tiempo para desempacar todo lo que estoy diciéndoles aquí, pero dice que “enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos.”

Yo sé que si yo hubiera estado hablando de mi propia carne ahora me estarían tirando guineos, tomates, lechugas aquí, porque esto es tan contrario a la cultura en la cual vivimos. Muchas mujeres que yo, cuidar mi casa, que respetar a mi marido, a sujetarme a él, olvídese. Le can encima cualquiera que se atreva. Por eso que lo que yo creo que dice aquí, que enseñe la sana doctrina, en otras palabras la iglesia tiene que enseñar lo que es para la sanidad de las culturas y de las naciones. Cuando eso se pierde, cuando nos pastores nos dejamos intimidar y no predicamos estas cosas porque tenemos miedo de lo que la gente vaya a pensar, hemos perdido el consejo sano de la palabra. Estamos robándole a nuestras congregaciones.

Yo creo que hay un perfil de un hombre y una mujer, ya estoy hablando de la juventud y del carácter, del comportamiento de un hombre y una mujer cristiana que no tiene nada que ver con el siglo XXI o el siglo XX o el siglo XXV o lo que sea, esto es algo milenial y eterno.

Pablo le dice, a las mujeres mayores enséñele a las mujeres más jóvenes de la congregación, discipúlenlas, mentoréenlas en que amen a sus maridos y a sus hijos. Como digo, no tengo tanto tiempo para entrar en cada una de estas cosas, pero déjenme decirles algo, yo creo que una de las cosas que se ha perdido en este tiempo con la fluctuación de la cultura y los cambios de los roles y las libertades que la cultura moderna se toma para la formación de la gente, ya inclusive en muchas iglesias este tipo de cosas no se puede predicar porque en una forma muy sutil lo que dice la palabra del Señor ha sido sustituido por otro tipo de entendimiento al cual se ha llegado poco a poco en una manera muy silenciosa y todo el mundo ha entrado en un acuerdo. Estas cosas no las vamos a predicar y si las predicamos, las predicamos de paso y corriendo y yendo al otro versículo donde hay terreno seguro. Y se dejan de predicar cosas que son tan importantes.

Hermanos, en este tiempo en que la sexualidad humana está en tanto flujo y en tanto cambio como nunca en la historia, las familias cristianas tienen que poner un gran énfasis en instruir a sus hijos en lo que es un comportamiento de un hombre y de una mujer. Ahora no voy a hablar tanto acerca del carácter mismo, pero más bien lo que es ser una buena esposa, lo que es ser un buen esposo, lo que es ser un hombre varonil y lo que es ser una mujer femenina porque esto es bien importante.

Yo sé que estoy metiéndome en aguas muy profundas. Ayer yo estaba en una tienda y mientras estaba caminando por los anaqueles de la tienda vi una mujer como de unos 40, 35 años, norteamericana. Se veía, yo estoy seguro que era bastante bien educada, con una niñita que tenía como unos 10, 11 años y cuando yo la vi me impactó y Meche dice que yo soy muy pendenciero, porque siempre estoy mirando el drama humano. Entonces, me impactó que cuando la vi, la niña estaba vestida con unos pantalones atléticos, una gorrita deportiva y un tee shirt deportivo y yo miré porque parecía hembrita pero francamente no estaba seguro. La vi de espalda y podría haber sido una niñita o un niñito. Y observé a la madre también… de paso, yo puede que me esté haciendo un mundo de imaginaciones aquí pero creo que soy bastante buen observador que Dios me da cierto grado de discernimiento y me siento bastante seguro en decir lo que estoy diciendo y sino de todas maneras ella ni siquiera sabe que estamos hablando de ella.

El caso fue que yo la observé cuidadosamente y entonces la vi de lado y era una niñita, una jovencita porque ya tenía su anatomía, estaba desarrollándose hasta cierto punto. Pero lo que me cautivó es que aparte de eso su comportamiento era muy difícil detectar si era un varón o una hembra. Y yo creo que ya estaba reflejando algunas características… era como andrógina más bien, podría ser varón, podría ser hembra y la mamá estaba de lo más tranquila. Y yo me preguntaba, ¿Cómo se sentirá esta madre? Yo sospecho que ella estaba…

Estamos en una etapa que hoy en día los niños inclusive, yo supe hace poco que se les está enseñando… Me decía Juan Carlos en Colombia y aquí en Estados Unidos hay partes, donde se les está enseñando a los niños, no decidas lo que tu eres todavía, porque tu no eres ni varón, ni hembra, eso es algo que se va decidiendo poco a poco y que la cultura te enseña. Se está hablando mucho acerca de eso y cada día más y más en esta cultura aquí en Estados Unidos yo veo más y más personas que usted las mira y usted no sabe si son hombres o mujeres. Estoy en lo correcto o no? ¿Cuántos de ustedes han tenido esa experiencia?

Y usted observa a veces y usted no sabe si es un hombre o si es una mujer. Meche y yo estábamos de viaje y otra niñita, tenía como 12, 13, 14 años pero de nuevo yo la estudié y la examiné cuidadosamente pero yo no sabía, no podía decir en ciertos momento, o era una niña y era mujercita, Meche me asegura que era mujer, o era una jovencita con serias fluctuaciones en términos de su identidad femenina o un varón, eso fue lo que yo pensé, con serias dificultades con respecto a su masculinidad.

Pero hoy en día más y más en el mundo en que vivimos la sexualidad humana está bajo un cuestionamiento como nunca antes en toda la historia. Y nosotros – lo que yo quiero decir es lo siguiente – como iglesia de Jesucristo, como padres, madres, ustedes madres y padres jóvenes y los que van a tener hijos en el futuro, no tenga temor de enseñar a sus hijos o a sus hijas a ser varoniles o femeninos. Yo sí creo que hay una forma de ser hombre y de ser mujer. Me perdonan pero eso hay que enseñarlo continuamente. Y desde que nuestros hijos nacen tenemos que enseñarles.

Porque hay una virilidad biológica que es anatómica y que es química, hormonal, pero encima de eso hay también lo que es virilidad, lo que es ese carácter masculino, lo que es esa actitud femenina, y yo creo que eso es importante para la salud del ser humano. Esto de que los varoncitos estén jugando con muñecas, yo hasta cierto punto bueno, pero yo creo que los varoncitos deben jugar todavía con action heroes y hay que enseñarles a hacer cosas, porque estamos en un tiempo peligroso. Hoy en día uno como que tiene que inclinar la cosa en la dirección contraria porque es tanta la fuerza en la otra dirección que en nuestros hogares, nosotros tenemos que enseñarle a nuestros hijos lo que es ser un hombre, lo que es ser una mujer, a nuestras hijas, hermanas, yo creo que nuestras hijas hay que enseñarles cómo atender una casa.

Yo creo que en todo lo posible uno debe ejercer…. Yo sé que eso es diferente, cada uno es diferente. Abigaíl desde chiquita sabía que quería tener hijos y quería aprender a cocinar y todo eso. a Sonia le tomó más tiempo, ya está entrando en esa etapa ahora. Sonia ha sido como más de orientación intelectual, profesional, pero también ya está aprendiendo a atender una casa mientras mira hacia casarse dentro de poco. Y yo creo que es importante en todo lo posible que las madres discipulen a sus hijas en que vayan mirando hacia el futuro cuando esas hijas van a tener un hogar.

Yo creo que hoy en día en este mundo moderno en que vivimos, los jóvenes entran en que 50 y 50, tu sacas la basura hoy, yo la saco mañana. Tu lavas los platos hoy, yo los lavo mañana. Y y o creo que tiene que haber evidentemente una mutualidad. Aquí está Meche que no me deja mentir. ¿Meche, yo lavo platos en la casa? Claro que sí. Si tengo que lavar, si tengo que trapear, yo creo en todo eso. Me curo en salud para que usted entienda lo que estoy diciendo, hermanas.

Esta idea de que las mujeres son las que hacen todo en la casa y el hombre llega y se sienta a ver la televisión mientras la mujer llega del trabajo y también se pone a cocinar y a lavar los platos y a hacerlo todo, se acuesta a las 2 de la mañana mientras él está roncando desde las 9 de la noche, yo no creo en eso. pero sí yo creo que hay algo muy especial que a las jovencitas nosotros tenemos que irles enseñando, porque yo veo hoy en día estos jóvenes que uno no ve en ellos a los 13, 14, 17 años, la capacidad de enamorar a una mujer. ¿Cómo se enamora a una joven? ¿Cómo se le habla, cómo se trata a una mujer? Cuando tengan que entrar en un hogar a criar hijos, a educarlos, ¿dónde van a aprender estas cosas si no hay una mentoría, si los padres no enseñamos a nuestros hijos a ser varoniles?

Yo creo que en lo que es una relación entre un hombre y una mujer, el varón tiene cierta agresividad natural que es necesaria, siempre y cuando esté controlada. Yo creo que parte del problema del homosexual es que no ha aprendido a ponerse en contacto con esa parte agresiva, varonil con respecto a la mujer. Y si logra muchas veces encontrar esa voz, es mucho más fácil bregar con esa situación.

Pero yo sí creo que uno debe en todo lo posible a nuestros hijos, la iglesia de Jesucristo tiene que educar a nuestros jóvenes a ser amas de casa, a lo que es cuidar de un hogar, lo que es respetar a un esposo, sujetarse al liderazgo de un esposo, mientras que también el varón debe ser educado a proteger a su esposa, a su familia, a no ser opresivo, a no ser controlador, dañino, a no ser violento con sus seres queridos, todo lo contrario, ser una figura de Cristo en el hogar, pero sí también de saber que hay un liderazgo.

Yo creo en el liderazgo del hombre y creo que hay algo bello cuando la mujer respeta a su marido y también cuando el hombre no abusa de ese derecho y sirve a su mujer como Cristo dice sirvió a la iglesia. Entonces esa es una danza maravillosa donde la mujer respeta a su marido y el marido se desborda amando a su mujer. Eso es precioso.

Y yo creo que eso se debe predicar, hermanos, si la iglesia de Jesucristo se queda callada acerca de esas cosas porque no es políticamente correcto, porque es contrario a la cultura, estamos robándole a nuestro pueblo la necesidad de escuchar estas cosas. Eso es lo que se llaman sana doctrina, hermanos, y eso es lo que esta sociedad necesita en este tiempo y que nosotros los padres en las iglesias que estemos educando a nuestros hijos, estemos disciplinándolos, discipulándolos, enseñándoles.

Mujeres de Dios, saquen tiempo para educar. Madres, eduquen a sus hijas a ser femeninas, prepárenlas para el matrimonio, porque muchas veces esas parejas que son 50 por ciento, 50 por ciento, van a tener serios problemas y es lo que estamos teniendo hoy en día con el matrimonio y con tantas cosas. Yo creo que debe ser simplemente donde cada uno se desvive el uno por el otro.

Eso es algo que si más nada enseño, hermanos, es este perfil que yo veo aquí. A las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, de nuevo esa palabra de prudencia, castas, puras, mujeres que se comporten bien, que se vistan como mujeres casadas, que se comporten en una forma recogida y sobria, que sean cuidadosas de su casa, que atiendan que su casa no esté manga por hombro, con los pantalones tirados en el piso. Arreglen su casa, cuiden su casa, que sean buenas, que sean mansas, que sean sencillas, sujetas a sus maridos para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

En otras palabras, porque muchas veces como Cristo nos hizo libres somos iguales, pues entonces eso muchas veces trae desprestigio y muchos hombres que podrían ser atraídos al Evangelio entonces se escandalizan por ese comportamiento de esa mujer que ahora está encontrando su libertad y su igualdad en Cristo y entonces se escandalizan ellos y no vienen a la iglesia. Yo he visto muchas veces maridos que no vienen a la iglesia no porque sean difíciles, sino porque su esposa no les da ejemplo.

Hay otros que son obstinados simplemente y aunque la mujer se les tirara en el piso seguirían siendo obstinados. Pero muchas veces la mujer tiene que ser sabia. Hermana, usted reciba esto hasta donde usted pueda y aplíqueselo como usted pueda. Yo creo que lee la palabra del Señor y eso tiene su aplicabilidad.

Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes, aquí hay para todo el mundo, a los jóvenes que sean prudentes. Ancianos, ancianas, las mujeres casadas jóvenes, y a los jóvenes. Yo creo que también es importante eso, hay algo bello cuando hay una juventud que se comporta en una manera respetuosa. Yo le doy gracias al Señor, los jóvenes adultos es algo que yo veo algo muy lindo en estos jóvenes adultos, este ministerio de jóvenes adultos y es que Dios está levantando ese grupo de una manera muy linda y si hay alguno de ellos aquí quiero animarlos. Veo una características que yo creo que son características muy sólidas, muy bíblicas en el sentido de gente que quiere ayudar a su iglesia.

Hace poco oí que ellos dicen, mira, nosotros estamos gastando cuando venimos aire acondicionado cuando nos reunimos y otras cosas. Vamos a comenzar a ofrendar para ayudar a nuestra iglesia en sus gastos también. Hay cierta obediencia, cierta sujeción, cierta capacidad para ser enseñados, cierta mansedumbre, que yo veo ciertas cualidades que Dios está bendiciendo y yo espero que se mantenga así en esa manera, porque es algo lindo cuando hay una juventud que se deja enseñar, que respeta a sus adultos, que ama a sus adultos, que expresa ese deseo de tener contacto, de tener intimidad, de tener compañerismo. Eso es bien importante.

Esa es la manera en que la familia cristiana va a prosperar. Es una familia inter generacional, los ancianos ya experimentados y tratados por el Espíritu Santo tienen ciertas cualidades, instruyen a los que van a pasar por diferentes estaciones en la vida, los mentorean, los discipulan. Esas personas más jóvenes se dejan enseñar, se dejan instruir, respetan, aman. Esa es la gloria de Dios en la tierra. Hay bendición. El espíritu de Dios se mueve entonces en una manera muy bella.

Y a los pastores nos dice, presentándote tu en todo como ejemplo de buenas obras. Es cierto, nosotros tenemos que dar ejemplo, tenemos que comportarnos. Predicar la moralidad en calzoncillos, ¿cómo puede uno predicar? No es que seamos perfectos pero sí tenemos que ser ejemplo y tenemos que comportarnos en una manera que respalde lo que nosotros estamos predicando.

En la enseñanza mostrando integridad y seriedad, palabra sana e irreprochable de modo que el diablo se avergüence y no tenga nada malo que decir de vosotros. Y eso es lo que yo he querido hacer en esta mañana, hermanos, dar una enseñanza como dice la palabra, que sea sana, que sea como una pomada que uno pone en una herida que está resentida y que aquiete el ardor y que traiga paz al corazón y que sane al pueblo de Dios, porque el pueblo de Dios necesita esa sanidad. Mostar integridad en lo que uno predica. Es decir, no es lo que a la gente le guste oír sino que es predicar lo que el Señor dicta.

Esta mañana antes de yo subirme aquí yo le he pedido, Señor, ayúdame a predicar tu palabra, lo que tu quieres que yo predique, no lo que la gente quiera oír, no lo que yo quiera que la gente oiga para que digan, oh, qué bueno es el pastor, sino palabra que venga del Espíritu Santo para el pueblo de Dios.

Aprendamos a apreciar y a agradecer cuando nos predican la palabra del Señor, aunque no nos guste, aunque nos inquiete un poco pero para eso venimos a la casa del Señor, para ser inquietados. Quiera Dios crear en nosotros ese carácter de un pueblo tratado por el Espíritu Santo. Amén.

Vamos a pedirle al Señor que como iglesia podamos ser ese pueblo del cual Dios se agrade, que podamos tener familias saludables y educar a nuestros hijos en el temor del Señor. Padre, abrimos nuestros corazones a tu palabra, abrimos nuestras almas, Señor, a tu enseñanza, comienza con nosotros, Padre, presentamos a nuestros hijos, las generaciones que están por delante, que nuestra iglesia sea un lugar hospitalario para una espiritualidad sana y que este púlpito siempre pueda ser un lugar donde se predique una palabra de integridad, una palabra que esté respaldada por una vida y que nuestros hombres y mujeres, nuestra juventud, nuestros matrimonios, puedan reflejar esa salud y esa sanidad que conviene a la casa de Dios.

Entregamos esta palabra a ti y te pedimos que nos ayudes a vivirla, Señor, cada día para gloria de tu nombre, en el en el nombre de Jesús. Amén y amén.