Sermon clásico #6059: Como ganar perdiendo

Vamos a ir al capítulo 13 de Génesis, este es un pasaje sobre el cual yo he comentado en años anteriores y que siento que el Señor me ha dado un enfoque fresco y que yo creo que es para hoy, para hoy y ahora mismo, para este día, para mi vida, yo creo y para la vida de nuestra congregación y vamos a pedirle al Señor que nos hable a través de esta palabra que él tiene para nosotros. Génesis capítulo 13, ponga su espíritu en sintonización con lo que Dios quiere decirle a su vida. Dice la palabra del Señor:

“… Subió pues Abraham de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía y con él Lot. Y Abraham era riquísimo en ganado, en plata y en oro, y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Betel hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Betel y Ay, al lugar del altar que había hecho allí antes, e invocó allí Abraham el nombre de Jehová. También Lot que andaba con Abraham tenía ovejas, vacas y tiendas y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos pues sus posesiones eran muchas y no podían morar en un mismo lugar. Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abraham y los pastores del ganado de Lot, y el cananeo y el pereseo habitaban entonces en la tierra. Entonces Abraham dijo a Lot, no haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos porque somos hermanos. No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí, si fueras a la mano izquierda yo iré a la derecha, y si tu a la derecha, yo iré a la izquierda. Y alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán que toda ella era de riego como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Soar antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces, Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán y se fue Lot hacia el oriente y se apartaron el uno del otro. Abraham acampó en la tierra de Canaán en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Más los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera y Jehová dijo a Abraham después que Lot se apartó de él, alza ahora tus ojos y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur y al oriente y al occidente, porque toda la tierra que ves la daré a ti y tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra que si alguno puede contar el polvo de la tierra también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho porque a ti la daré. Abraham pues removiendo su tienda vino y moró en el encinar de Mambré que está en Hebrón y edificó allí altar a Jehová.”

Bendiga el Señor su palabra. El Señor me ha estado moviendo en estos últimos días a hablar acerca de esta temática que tiene que ver con, podríamos llamarlo el espíritu apacible, el espíritu de reconciliación, el espíritu de amor, de perdón. Hace unos domingos hablamos acerca de sobrellevar las cargas unos de los otros, recordarán ese tema. Hemos hablado también acerca del llamado de Jesucristo a ir esa segunda milla, un llamado tan doloroso y tan difícil para todos nosotros, yo diría. Y hablamos de eso diciendo que es el arma espiritual más poderosa que podemos usar para avergonzar al diablo muchas veces y para que el espíritu de Cristo sea glorificado y para vencer el mal con el bien.

El domingo pasado reflexionábamos acerca de Ana, esta mujer que fue madre del gran profeta Samuel, y usábamos a Ana como ejemplo para nuestras vidas. Y una de las cualidades que yo señalé fue la mansedumbre de Ana, su espíritu manso, su forma de responder a Elí cuando Elí la insultó por su falta de discernimiento espiritual. Su forma de tratar a su contrincante, la concubina de esposo, que la insultaba y se reía de ella porque ella no podía tener hijos y cómo Dios usó a Ana y esa actitud de Ana para traer una gran bendición a su vida y la llevó a ser la madre de un profeta que trabajo liberación al pueblo de Israel.

Y una y otra vez el Señor me ha estado hablando, hermanos, de esa necesidad que tenemos de usar esta regla espiritual tan poderosa que el Señor nos dejó, de vencer el mal con el bien, de vencer el espíritu de violencia y de agresividad que domina a este mundo, con su contrario que es el espíritu de la cruz y el espíritu del perdón, el espíritu de la tolerancia y el espíritu de ceder aún cuando tenemos todo el derecho.

Y yo decía que esta es un arma espiritual tremendamente poderosa y un arma muy misteriosa, paradójica, viola las reglas de la razón y viola las reglas de el darwinismo que controla muchas veces las relaciones humanas, esta lucha que el más grande se come al más pequeño y el más fuerte es el que impera sobre el más débil.

Y el Señor Jesucristo vino a darle al diablo una estacada central por medio de la cruz y ustedes notarán que la cruz es la antítesis total de ese espíritu diabólico de conquista y de agresividad y de ojo por ojo y diente por diente. La cruz a través de la muerte trajo vida, a través de la vergüenza mayor, trajo gloria para Jesucristo. Y a través de la inmovilidad y la impotencia total desató un poder irresistible en el universo que es el poder de salvación y de vida eterna, usted entiende? Allí Cristo clavado en la cruz, sangrando, incapaz de moverse dentro de su humanidad que él había escogido, allí, dice la Biblia, que Cristo hizo lo que no se había podido hacer en todos los siglos en que la humanidad había existido antes.

Dice el libro de Colosenses que en la cruz Cristo despojó a los principados y a las potestades. Allí sin moverse sangrando, recibiendo burla de la gente y contradiciendo en un sentido aparente su deidad y su poder, y su gloria, y su eternidad, el Señor le quitó las llaves al diablo de la vida y de la muerte y del universo y de la humanidad. Despojó a los principados y a las potestades, dice también, que obtuvo salvación para nosotros, anuló el acto de los decretos que nos era contraria, todas las acusaciones que teníamos en contra nuestra fueron neutralizadas. Cómo? Sin hacer nada, sumiéndose en la vergüenza y en la muerte y en la impotencia más grande.

Y ese es el principio fundamental hermanos, que yo creo que vence en el universo. Y es el principio que cuando nosotros, los hijos de Dios, lo adoptamos trae gran victoria para nosotros y desata el poder de Dios a través de nuestras vidas. Neutraliza al diablo, lo avergüenza, lo ata y entonces desata el poder y la gracia de Jesucristo.

Lo que pasa es que cuando nosotros buscamos nuestra propia gloria y nosotros buscamos salirnos siempre con la nuestra, entonces estamos solos, a la merced de nuestra sabiduría, nuestra astucia, nuestras fuerzas, pero cuando nosotros en el nombre del Señor, por una decisión consciente y espiritual y bíblica, nosotros decidimos darle la gloria al Señor, entonces las cosas cambian. Y el Señor entonces entra y se hace socio de nosotros. El Señor se hace socio de nosotros y nos da la victoria. Él entra en acción a favor nuestro.

Por eso es que, hermanos, esa regla, aunque es tan difícil de poner en práctica es tan provechosa y es tan misteriosamente efectiva. Y yo creo que Abraham muestra esto, en este pasaje en una manera eminente. Por eso yo quiero ilustrar este principio con ustedes a través de la vida de Abraham.

Dios había escogido a Abraham para un destino muy, muy especial. Había escogido a este hombre oscuro, sin ser conocido por nadie, y le había dicho, Abraham, lo vemos en el capítulo 12, “haré de ti una nación grande, te bendeciré en grande, seré tu nombre, será bendición, bendeciré a los que te bendijeren, a los que te maldijeren maldeciré, y serán benditas en ti todas las familias de la tierra…”

Que promesa tan grande para un hombre que hasta ese momento había vivido una vida normal, común y corriente, que Dios venga y le diga, yo voy a hacer de ti una nación inmensa y el que te maldiga a ti será maldecido y el que te bendiga a ti será bendecido y te daré a ti toda la tierra que pise la planta de tus pies.

Por qué Dios hizo eso? Tenía que ser un hombre muy especial. Tenía que haber habido algo en ese hombre que atrajo la atención de Dios y que hizo que Dios dijera, de esta semilla yo quiero hacer mi nación, mi pueblo escogido. Así que Abraham tenía que tener unas cualidades muy especiales. Y aquí en el capítulo 13 uno puede comenzar a ver qué había en ese hombre, que había tocado el corazón de Dios.

Si hay un testamento maravilloso que ilustra la grandeza moral y espiritual de Abraham, ahí ustedes lo tienen en el capítulo 13, en ese evento pequeño de la vida de él, muchas veces en nuestra vida las acciones pequeñas son las que demuestran la totalidad de un hombre o de una mujer. El gran teólogo y escritor Unamuno, filósofo muy conocido, español, decía que muchas veces uno puede en un momento, en un segundo observar una acción de un hombre o de una mujer, y en esa acción mínima está retratada y contenida toda la personalidad de un ser humano, su grandeza o su pequeñez, su sabiduría o su insensatez, en un acto, una palabra, una reacción, uno puede decir mucho.

Así cada un gene mínimo que no lo puede ver el ojo contiene todas las cualidades y las características físicas por lo menos de un ser humano, así mismo a veces una acción puede contener la totalidad de un individuo, su altura moral o su bajeza moral. Por eso es que tenemos que tener tanto cuidado, hermanos, cómo nosotros lo que hablamos, lo que decimos, porque nuestras acciones denotan tantas cosas y a veces somos descuidados y no entendemos que estamos proyectando lo que somos y lo estamos revelando.

Y Abraham aquí en el capítulo 13 para mí revela su grandeza moral, lo que lo hizo un hombre agradable delante de los ojos de Dios. Una contienda surge entre los pastores, los empleados de Abraham y su sobrino Lot. Como siempre las posesiones, hermanos, que cosa!, las cosas materiales dividen a los hermanos, las bendiciones mismas que Dios a veces nos da se convierten en trabas para nuestra vida espiritual y para nuestras relaciones con los demás. Y eso se da en todas las áreas de la vida, a veces en el matrimonio puede ser las cuentas y en qué se invierte el dinero, y si las vacaciones nos vamos a Hawái o nos vamos a ir a visitar a los padres de él o de ella, o si vamos a comprarle a los hijos ropa, o si vamos a invertirlo en un televisor nuevo, etc. en la iglesia muchas veces puede ser otro tipo de posesiones, puede ser la posesión de autoridad y de derechos que tenemos. En el trabajo pueden ser otras cosas, pero dondequiera es la posesiones, y a menos que no haya un espíritu gentil y un espíritu desprendido y un espíritu que remite la causa al Señor siempre habrá pugnas en las iglesias, en el hogar, en el trabajo, en la calle, y la sociedad no irá para ningún sitio porque a menos que no haya alguien que ceda en el nombre del Señor no puede haber paz.

Y cuando estamos tan estancados en nuestras posiciones y la persona que siempre quiere salirse con la suya y que nunca da su brazo a torcer, y que nunca se queda dao, como decimos nosotros en buen dominicano, no puede ser un agente de bendición, no puede ser un buen cristiano, en otras palabras, no puede seguir siendo un modelo adecuado de Cristo Jesús. Tiene que haber un espíritu de dar y un espíritu de ceder.

Para mí esa es la esencia de lo que yo veo aquí en Abraham, en ese evento. Si Abraham no dialoga con Lot en alguna manera hubiera habido un derramamiento de sangre, hubiera habido una enemistad que hubiera durado para toda la vida y quizás la historia de Israel hubiera sido muy diferente. Qué cosa nos enseña Abraham aquí? Rápidamente yo veo un punto y es que, y esto es parte de esa actitud de dar y de entregar y de ceder, Abraham mantenía una comunicación continua con Dios. Abraham tenía una vida de adoración muy saludable.

Miren el versículo 3, Abraham ha dado un gran viaje, ha estado por allí unos cuantos meses o años, no sabemos, antes de él irse, él había edificado un altar de donde había salido. Y qué hace él cuando regresa de su largo viaje? Dice, regresó habiendo estado antes allí en ese lugar entre Betel y Ay al lugar del altar que había hecho allí antes. Qué hizo? E invocó allí Abraham el nombre de Jehová.

Enseguida que Abraham llega de nuevo al área donde estaba va al altar que él había edificado antes de salir y vuelve otra vez y allí adora al Señor, invoca el nombre del Señor, pide la bendición de Dios sobre su vida y como lo entendían en ese tiempo Dios moraba en ciertos lugares específicos. Ahora, evidentemente mora en nuestros corazones por medio de su Espíritu Santo, pero Abraham entendía que en ese altar allí había una presencia especial de Dios y él enseguida, yo me lo imagino llegando de su viaje, ni siquiera quitándose la ropa, primero va allí y le da gracias a Dios por haberlo acompañado durante su viaje, re consagra su vida, alaba al Señor, adora al Señor, le reconoce la soberanía a Dios y entonces continua con sus quehaceres.

Una y otra vez vemos Abraham edificando altares en comunicación, recibiendo revelación de Dios. Y qué interesante, hermanos, que en la vida de Ana o decía que una de las cosas también que aparte de su mansedumbre, era eso mismo, su gran comunión con Dios, que lo vemos en el canto que ella le expresó a Dios cuando tuvo a Samuel. Dijo, mi poder se exalta en Jehová y yo me gozo en el Dios de mi salvación.

Es decir, usted va a ver siempre ligado, hermanos, una cosa no es posible sin la otra, yo creo. No es posible tener un espíritu de mansedumbre y un espíritu apacible a menos que uno no esté en gran comunicación y en gran contacto con Dios y que uno no tenga una comunicación profunda con el Señor. Para poder vivir en paz con los demás se necesita fe y comunicación con Dios, se necesita estar fuerte espiritualmente. La regla de Cristo de ir la segunda milla no es para gente débil, no es para gente emocionalmente inestable, no es para gente con heridas de la niñez y con dolores que no se han sanado.

Mucha gente resiste esta actitud de ceder porque creen que es para gente débil y para gente que siempre está dominado y con el cuello debajo de la bota de alguien, y por eso lo resisten, porque nadie quiere ser un parásito, nadie quiere ser una víctima. Pero, hermanos, lo irónico del Evangelio es eso, que a la verdad para usted aplicar la ley de Jesucristo usted tiene que ser bastante maduro espiritualmente y haber crecido bastante en el Señor y tener su fortaleza muy claramente afincada en el Señor. Porque solamente aquel que tiene mucho puede dar mucho. La persona pobre generalmente va a ser aguantada, con el dinero y con la comida, y con las cosas porque entiende que su supervivencia depende de lo poquito que tiene. Generalmente una persona que tenga un poco más si es una persona bastante normal va a darse la libertad de dar más, porque puede prescindir. Esa es la regla natural y así pasa emocionalmente, si nosotros estamos saludables y fuertes con el Señor, y nuestra confianza está en el Señor y sabemos que nuestra vida depende de Dios entonces eso nos va a permitir ser más generosos con los demás, perdonar más, tolerar un poco más, dejar el agua correr un poco más, olvidar un poco más, esperar un tiempo hasta que Dios haga su obra, porque sabemos que Dios es real y que Dios actúa y que lo ha hecho antes y que lo va a volver a hacer en nuestra vida.

Usted ve, entonces por eso es que en realidad lo que Cristo pide de ir una segunda milla y voltear la otra mejilla y vencer el mal con el bien, eso es para gente que está saludable emocional y espiritualmente, para gente que está bebiendo continuamente la sabia de Dios y que está fuerte y que entonces puede darse el lujo de perdonar a los demás y amar a los demás a pesar de sus faltas. Se necesita estar fuerte espiritualmente y Abraham tenía ese contacto con Dios, Abraham sabía que Dios le había dado mucho y por eso Abraham podía darse el lujo de ser como fue con Lot.

Qué otras razones hay allí? La comunicación con Dios nos hace partícipes de la sabiduría divina. Cuando estamos siempre en oración y leyendo la palabra del Señor, y reflexionando sobre las verdades espirituales, eso nos permite recibir el consejo divino en tiempos de conflicto y de dificultad y entonces viene la revelación de Dios para la necesidad. Nos hace partícipes de la sabiduría divina.

Además de eso la comunicación con Dios nos hace conscientes de que la solución a nuestros problemas no depende solo de mí, que Dios también es un jugador en mis situaciones. Ese hecho de saber que yo no soy el único que tiene que defenderse y buscar la solución a sus problemas eso produce paz en nosotros, eso reduce nuestro nivel de tensión que muchas veces es lo que nos hace atacar y contra atacar cuando viene la ofensa real o imaginada. Y eso nos permite ceder y a veces nos permite darle a nuestro opositor una palabra que lo calme y le baje el ánimo y que entonces le permita ver el otro lado del asunto. Por qué? Porque yo estoy consciente de que Dios también está jugando en el asunto.

En tercer lugar, el estar en contacto con Dios directamente me quita a mí esa tendencia a querer desquitarme y querer buscar venganza y a querer siempre contra atacar y hacer que la otra persona pague las consecuencias de sus acciones, porque yo sé que Dios también es un jugador en el asunto.

Miren lo que dice Romanos, capítulo 12, dice, “… no os venguéis a vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios porque escrito está, mía es la venganza yo pagaré, dice el Señor. Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No sea vencido de lo malo sino vence con el bien el mal…”

Usted ve? Es decir, ese es un llamamiento, cuando yo sé que Dios es el que hace justicia en la vida yo no tengo que estar siempre con esa presión de que yo tengo que hacerle justicia a mi contrincante que me ofendió. Por eso es que tanta gente vive presa del resentimiento y el rencor durante años y años por algo que se le hizo, porque no tuvieron la satisfacción de vengarse y entonces se sienten como que se les engañó, se les quitó ese derecho que tenían y están tronchados y están como incompletos porque ellos creen que como yo no lo hice, nadie más lo va a hacer.

Pero dice la Biblia, mía es la venganza y dice el Señor, yo pagaré. Dios es un Dios justo, el universo, aunque no lo veamos está regido por leyes de justicia. A la larga las cosas siempre tienen que igualarse y la justicia de Dios tiene siempre que cumplirse.

Entonces si yo estoy en comunión con Dios yo sé que Dios va en su momento hacer las cosas y eso me ayuda a mí a ser una persona más calmada, un agente de paz. Yo creo que Abraham en su manera de actuar con Lot, de llamarlo aparte y de buscar una solución, fue porque él tenía esa comunión tan íntima con el Padre.

En segundo lugar, yo veo que Abraham fue diligente en mantener la paz. Abraham fue solícito en establecer la paz con su sobrino. Él no esperó a que las cosas se deterioraran. Él no esperó a que las cosas llegaran a un punto ya en que no hubiera solución, sino que él inmediatamente fue a donde Lot desde que descubrió que estaba pasando algo, y muy diligentemente fue a buscar una solución al problema.

Qué dice Efesios capítulo 4 versículos del 1 al 4? “… yo os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, y aquí está la clave, solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz….”

Solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Hermanos, a menos que nosotros no estemos solícitos. Qué quiere decir la palabra solícitos? Diligente, dispuestos, atnetos, dinámicos en mantener esa paz. Y para que haya paz entre los seres humanos y en las relaciones humanas tiene que haber gente solícita, tiene que haber gente atenta a esta dinámica de la paz. Por eso es que yo me tomo este tiempo para hablar porque yo quiero plantar esa inquietud en sus corazones así como reforzarla en mí también. Tenemos que continuamente estar revisitando esas ideas y volviéndolas a hacer brotar en nuestro corazón y en nuestra mente porque si no, si no lo hacemos no vamos a recordarlo.

Tenemos que ser diligentes en guardar ese vínculo de la paz entre los hermanos porque esa paz no se da automáticamente, requiere vigilancia, requiere esfuerzo, requiere que continuamente estemos atendiendo. Está bien todo con mi hermano? Si yo noto que las cosas se están complicando, ir enseguida y hablar con él o con ella y arreglar las cosas y establecer la paz en vez de que se haga una montaña que después sea imposible de uno derribarla. Estar siempre en oración examinándonos para que el rencor y el resentimiento no se acumulen, buscando formas de comunicar lo que sentimos en una forma adecuada, reflexionando y meditando lo que nos dice la palabra de Dios acerca de la reconciliación y el perdón y el amor, y la tolerancia de unos con los otros. Requiere diligencia.

Abraham enseguida que supo que había problema con siervos suyos y los siervos de Lot llamó a Lot enseguida. Lot vamos a hablar, qué es lo que está pasando? Vamos a comunicar, hay problemas entre nuestros trabajadores, no permitamos que eso trascienda a nosotros. Tu y yo somos hermanos, tiene que haber una solución y Abraham no tenía que hacer eso, él era el mayor, él era el tío. En la cultura judía o en la cultura semita, más bien, él tenía todo el derecho a decir, bueno, hey, que venga él a donde mí, yo soy mayor que él, yo tengo más derechos que él, y que hable conmigo y entonces vamos a ver si se resuelve la situación. No, el fue donde su sobrino, el más joven y le dijo, ven acá, vamos a arreglar las cosas, vamos a buscar una solución a este problema. Él fue diligente. Él no se quedó allí en su gloria diciendo, bueno, como él es el que le toca pues que venga él donde mí. Él usó la ley de ceder y él fue a donde su sobrino.

Otra cosa que yo veo aquí, Abraham puso los principios espirituales por encima de los materiales. Dónde veo yo eso? Mire en el versículo 8 de Génesis 13, dice, “… entonces Abraham dijo a Lot, no haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, por qué? Porque somos hermanos..”

Usted ve? Allí, qué estaba diciendo Abraham? Lot, no dejemos que haya pugna y división y problemas y luchas entre nosotros porque hay algo que debe estar por encima de esta situación y es el hecho de que tu y yo somos hermanos. Antes de eso dice, en el versículo 7, el versículo anterior, que el cananeo y el pereseo habitaban entonces en la tierra. Eran gente extraña y sin embargo Abraham y Lot eran consanguíneos, eran hermanos en un sentido de sangre y carne. Y entonces Abraham dice, Lot, no es posible que tu y yo siendo hermanos demos un mal testimonio ante esta gente que es incrédula. Tu y yo siendo hermanos no podemos darnos el lujo de pelear y de matarnos unos a otros y estar en pelea, vamos a resolver esta situación. Ve?

Hermanos, por encima de los derechos suyos o míos están los derechos de Cristo Jesús y del Evangelio y de la palabra de Dios y de los principios que han sido revelados a través de la palabra del Señor. Usted recuerda lo que yo decía el domingo antepasado de la familia como un sistema y el matrimonio como un sistema y que muchas veces el problema está en que estamos tan preocupados por mí y mis necesidades y mis derechos, y mi dignidad que ha sido violada que no pensamos en la salud de la pareja o en la salud de la familia y de los hijos, o en la salud de la iglesia, o en la salud del testimonio que damos ante los incrédulos o ante los débiles en la fe. Porque no estamos pensando en esa estructura mayor sino que estamos pensando en mí y en mí necesidad y por eso es que yo decía que dondequiera que hay pelea continua y hay desarmonía es porque a la raíz hay egoísmo, yo ismo, una atención desmerecida al yo y a las necesidades del yo en vez de pensar en el sistema mayor dentro del cual nosotros estamos integrados.

Y por eso Abraham dijo, no es posible Lot que nosotros nos pongamos a pelear como perros y gatos por ovejas y vacas y hierba siendo tu y yo hermanos. Este hecho de nosotros ser hermanos es mucho más importante y más profundo y de más envergadura las vacas y las ovejas y la hierba que ellas se comen, y la tierra donde estamos.

Ve? Eso es lo que yo quiero decir, hermanos, que muchas veces en la iglesia por ejemplo, nosotros tenemos que tener cuidado porque a veces puede haber una pugna entre mi hermano y yo y yo puedo decirle una palabra hiriente o tajante y no se crea usted, como yo decía, que eso se da así en el aire, aún cuando estemos los dos encerrados dentro de una caja de seguridad, una caja fuerte, nadie más lo vea ni lo oiga, los aires están penetrados por la santidad de la iglesia y de la presencia de Dios. Tenemos alrededor de nosotros una gran nube de testigos, tenemos demonios y ángeles, tenemos el Espíritu Santo y tenemos a Satanás siempre mirando. Nuestras acciones dan gloria al diablo o dan gloria a Dios. Y entonces nosotros tenemos que estar siempre solícitos al hecho de que yo al obrar en una manera inadecuada estoy trayendo vergüenza al Reino de Dios, estoy a veces, hermanos, no nos cuidamos y el padre y la madre pueden pelear ante los hijos y no estamos pensando en el principio mayor de la salud de nuestros hijos, salud emocional, o espiritual de nuestros hijos. O en el trabajo, hay una pelea y no nos damos cuenta que esa pelea puede estar envenenando el ambiente y no solamente tener que ver con las dos personas que están teniendo la pelea. Hay principios mayores.

No sé si me estoy explicando bien, Abraham le dio al principio de hermandad más importancia que al principio de propiedad y eso nos ayuda muchas veces a ser gente de paz. Mire, estoy predicando algo que yo tengo que aprender a aplicarlo. No se crean que le estoy hablando desde mi gloria, es difícil pero yo creo que estas cosas nos ayudan.

Y finalizando Abraham usó el principio de darle la ventaja al contrincante, le dio ventaja a su contrincante, que en este caso era Lot. Usó el principio de ceder, he gave up his rights, versículo 9 y 10, qué le dice Abraham a Lot? “… Lot, no está toda la tierra delante de ti, yo te ruego que te apartes de mí, si fueres a la mano izquierda yo iré a la derecha; si tu a la derecha yo iré a la izquierda….”

Mire a Lot ahora, usted ve lo que yo le digo? Que el carácter de un hombre está retratado en una acción. Así como Abraham fue retratado en una luz gloriosa y admirable, miren lo que inmortaliza a Lot, versículo 10, dice; “…. Y alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán que toda ella era de riego como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Soar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra… y qué hizo Lot? Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán…”

Lot dijo, esta es mi oportunidad, aquí me hago yo rico. Y él cogió me imagino unos anteojos y buscó bien cuidadosamente y vio todos los arbolitos y todos riachuelos, y todos los lagos y el pasto que parecía más verde y pensó, por aquí me voy. Él estaba pensando en sí mismo, él estaba pensando en su ventaja, él estaba pensando en su provecho para el futuro, su cuenta bancaria y todo lo demás y el provecho de su ganado, y su prosperidad futura. Todo lo apostó y escogió así a la franca, y dijo, bueno, como tu me diste la oportunidad pues yo me llevo esta parte, la mejor de todas. Y Abraham tranquilo allí.

Hermanos, cuántos de nosotros hubiéramos dicho, que tonto Abraham. Cuántos de nosotros hubiéramos dicho, no, aquí Abraham se le quemó el cerebro en ese momento, un fusible se le fundió. Sin embargo, Abraham estaba, su cercanía con Dios le daba a Abraham una paz tremenda que le permitía remitir su causa al Señor y usar el principio de ceder y de la cruz mucho antes de que la cruz surgiera en la historia. Por eso es que Abraham era un genio espiritual, por eso yo creo que Dios lo escogió a ese hombre, porque él conocía ese corazón que había allí en Abraham, aunque Abraham también tenía grandes errores en su vida. Cometió errores serios pero tenía un corazón como el de David que era conforme al corazón de Dios.

Y entonces Abraham sabía que el carácter de Lot requería una acción desesperada, dramática y muy, muy poderosa espiritualmente y por eso Abraham le dijo, ok, Lot escoge tu primero, donde tu te vayas yo me iré en la dirección contraria. Y Abraham no le recriminó a su sobrino, no lo acusó, no vemos nada de eso, sino que Abraham dijo, ok, yo hice mi trato contigo, ahora vete tu por allí, yo me voy por acá. Lot me imagino que se habrá ido cantando y gritando y saltando e hizo una gran fiesta al final de ese encuentro.

Pero miren después ya pasan, me imagino, que Lot se fue en ese momento, pasan unos minutos y entonces viene el espíritu de Jehová y se acerca a Abraham y miren la palabras de Dios a Abraham, después que Lot se apartó de él. “Abraham alza ahora tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y el sur y el oriente, y el occidente…”

Eso incluía la tierra que Lot había escogido, mis hermanos, eso incluía la tierra, porque todo lo que él podía ver desde su posición, toda esa tierra incluyendo la tierra que Lot había escogido y que ya él se había ido feliz creyendo que era suya, pero la tierra era del Señor, la tierra no era de Lot y qué le dice:

“… porque toda la tierra que ves la daré a ti y tu descendencia para siempre y haré tu descendencia como el polvo de la tierra que si alguno puede contar el polvo de la tierra también tu descendencia será contada….”

Hermanos, ven la gloria de Dios al uno usar estos principios de guerra espiritual? A quién quiere usted tener como su garante, a usted con su limitado entendimiento y fuerza o al Dios todopoderoso que garantiza bendición para usted, para sus hijos, sus nietos, sus bisnietos, sus tataranietos? Yo siempre quiero que el Señor esté bendiciendo mi linaje porque yo sé que yo no soy capaz, ni el que tengo inmediato a mí de bendecirlo. Y por eso yo necesito que Dios sea mi canal y mi intermediario y mi defensor. Y yo tengo que remitir mi causa al Señor y poner mis cosas en las manos de Dios. Y la única manera es abriendo el espacio a Dios para que haga la obra.

Hermanos, vamos a imitar el espíritu de Abraham en este día, vamos a imitar el espíritu que se da en sacrificio al Señor. Vamos a dar el espíritu que imita al Cristo que dijo, Padre, no se haga mi voluntad sino la tuya. Vamos a imitar el espíritu del Cristo que se montó a la cruz y abrió sus brazos para una humanidad que no lo amaba ni lo estaba buscando para darle salvación y vida eterna. Y ese Cristo entonces qué pasó? Que dice la Biblia que Dios le dio un nombre que es sobre todo nombre para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que está en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. Por qué? Porque Cristo usó ese principio entonces fue levantado. Antes de que tu seas levantado tienes que descender. Antes que tu seas enaltecido tienes que humillarte. Antes que tu seas resucitado tienes que ser crucificado. Esa es la regla de la vida cristiana.

Hermanos, vamos a abrazar ese principio, vamos a cargar nuestra cruz porque en cargar nuestra cruz hay descanso. Llevad mi yugo sobre vosotros y hallaréis descanso para vuestras almas. Tu quieres que la paz reine en tu hogar? Comienza a ceder en el nombre de Cristo. Tu quieres que tus hijos crezcan saludables? Practica yudo espiritual y pídele a Dios que te de revelación cómo hacerlo en tu vida. Tu quieres que haya paz en tu trabajo y tu ser un agente de bien? Comienza a darle a Cristo espacio para defender tus principios y no quieras tu todos los días y exclusivamente defenderlos tu.

Hermanos, que la paz del Señor reine en nuestros corazones y que ese espíritu tan difícil de entender pero tan lleno de vida y de sanidad venga a reinar en nuestras iglesias, en nuestros hogares, en nuestro trabajo, en dondequiera que nosotros vayamos. Que el Señor nos bendiga.