Poniendo TODO a los pies de Jesus

TRANSCRIPT

Tenemos el privilegio de escuchar la palabra del Señor en una manera diferente a través del sermón. Tenemos hoy en día un invitado muy especial, el Dr. Bob Bakke, un hombre que ha servido al Señor a través de muchos años en diferentes capacidades, entre otras como ministro de oración promoviendo avivamiento y vitalidad espiritual en una denominación a nivel nacional, Evangelical Free Church, la Iglesia Libre Evangélica, y últimamente como director ejecutivo del Día Global de Oración, del cual vamos a escuchar un poquito más dentro de un momento.

Un hombre de Dios, sencillo pero muy profundo también, graduado del seminario Gordon Conwell, tiene su doctorado y su maestría en divinidad de allí, y ha sido para mi un privilegio conocerlo en estos días, aunque ya habíamos hablado por teléfono, pero ahora nosotros tenemos el gran gozo y el gran privilegio de escuchar la palabra de Dios que nos bendijo tanto esta mañana. Así que vamos a darle un gran aplauso.

Es bueno estar aquí. En el día de Pentecostés Dios habló por medio de lenguajes misteriosos y todo el pueblo pudo escuchar a Dios en su propio lenguaje. Yo no se el español de la manera en que muchos de ustedes conocen el inglés, pero pude discernir que ese es el lenguaje del Espíritu Santo esta mañana y yo se que ustedes son mis hermanos y mis hermanas y me deleito en ese hecho.

Y lo otro que quiero decir es que quiero darle las gracias a su pastor, el pastor Miranda. Cuando yo era pastor era algo muy, muy raro el yo darle mi púlpito a otra persona, y cuando yo le pedía a alguien que fuera el predicador invitado y yo estaba presente, era mejor que fueran buenos o nunca más regresaban. Así que por favor oren por mi.

Yo dirijo a mucha, mucha gente en oración pero eso no quiere decir necesariamente que yo sea tan proficiente o bueno en la oración. Yo fui pastor durante muchos años antes de que el Señor me tratara verdaderamente y yo concluyera que necesitaba más ser un hombre de oración y entonces yo comencé una jornada, un viaje a través de la oración, no porque yo fuera bueno en la oración sino porque quería ser obediente a Dios.

Hace muchos años escuché a alguien que si algo vale la pena hacerse, vale la pena que se haga aunque sea malamente. Déjenme decir eso de nuevo. Si algo vale la pena ser hecho o hacerse, vale la pena hacerlo aunque sea pobremente. Tantos de nosotros nos encontramos paralizados y no hacemos nada porque no podemos hacer las cosas bien y con excelencia, en vez de tratar por lo menos y quizás pasar un poco de vergüenza en el proceso, simplemente no hacemos nada. Pero Dios dice, dondequiera que tu estés, no importa cuan pobremente quizás tu puedas orar, cuan pobremente tu ames a tu esposa o esposo o a tus hijos, o cuan pobremente hagas cualquier cosa, comienza en obediencia a hacer lo que te estoy pidiendo que hagas, aún si no lo puedes hacer bien.

Así que como pastor yo comencé a orar más y más y Dios me llevó a dirigir números más y más grandes cada día de personas en oración, y hoy por la gracia de Dios yo dirijo millones de personas en oración, tanto aquí en los Estados Unidos como también en otros países en ultramar, y solamente por gracia, no por mérito personal.

Unos años atrás Dios me dio un sueño, una visión: yo estaba sentado en un comedor público, un restaurante en California y tenía algunos amigos ministeriales conmigo en ese momento. No podíamos dormir, acabábamos de concluir un show de televisión en la iglesia de Jack Hayford en California, y en ese restaurante comenzamos a soñar si fuera posible cubrir todo el globo en oración y ahí nació ese sueño. Y a través de los próximos años yo comencé a pedirle y preguntarle a otros si estarían interesados en unirse conmigo a esa visión, un sueño de tener un día global de oración en el día de Pentecostés.

Y finalmente se me invitó a ir a África del Sur para presentar esa propuesta ante un grupo de ministros. Ese día había 300 líderes ministeriales de diferente país, desde 200 países del mundo y yo hice la presentación de mi sueño y ellos la abrazaron y la aceptaron. Pero cuando estuve allí en África del Sur me di cuenta que ya algo estaba surgiendo en el corazón de África. Unos meses antes de que yo hiciera mi presentación un hombre de negocios había tenido un sueño. Concibió sueños de estadios llenos de gente orando a través de África y de otras partes del mundo y de las oraciones de África salían flamas, llamas a otras partes del mundo hasta que todo el mundo estaba cubierto de llamas. Y eso se había dado solamente unos meses antes de que yo presentara mi visión.

Ese año él alquiló un estadio y 45000 personas llegaron para orar. Y cuando yo di mi primera presentación a esos líderes unas semanas, ese primer estadio que él había alquilado ya hace un tiempo se había tornado en 8 estadios. 350.000 personas habían estado orando en esa segunda ocasión.

Y el próximo año esos estadios se convirtieron en 128 estadios, de 8 a cuarenta y pico, a 128 estadios, pequeños, grandes, en esa ocasión 3.500.000 personas se unieron. Y en el año 2004 esos 128 estadios se convirtieron en 2000 estadios en 53 naciones de la tierra.

Ahora, el primer año del año global de oración, ya la ocasión global original que yo tenía fue en el 2005, y en ese año 2005 el primer año del día global de oración, los africanos cambiaron el día de reunión para esa oración de Mayo 1 al día de Pentecostés que es hacia el final de mayo. Y nuestro primer año del día global de oración 2005, tuvimos registraciones de 156 naciones, 10.000 lugares de oración y cerca de 100 millones de personas en oración.

Y el año pasado, que era el segundo año del día global de oración, aquí en Boston de hecho nos reunimos en Tremont Temple pero alrededor de la tierra tuvimos registraciones el segundo año de 199 naciones, casi 15000 lugares de reunión para orar y cerca de 200 millones de personas orando en toda la tierra en un solo día. Solamente en la India mil ciudades orando ese día.

Esto es absolutamente asombroso. Y sin embargo esas grandes multitudes, esa gente orando así masivamente en realidad no son aquí en Estados Unidos. Nosotros aquí en América también necesitamos levantarnos. Este es el destino de esta nación.

Yo quiero anunciarles, hermanos, que tercer día global de la oración va a ser en la ciudad de Fitchberg, nosotros estamos muy involucrados en organizar esa actividad, va a ser un domingo en la tarde. Fitchberg queda como a unos 40 minutos de aquí. Hay un lugar allí muy conveniente para estacionamiento. Hemos alquilado un lugar de reuniones para unas 5000 personas. Estamos esperando por lo menos 3000 a 5000 personas de toda la región de Nueva Inglaterra, Boston y estas áreas, y nosotros esperamos que León de Judá va a estar allí bien representado. ¿Cuántos dicen amen a eso? vamos a ser parte de lo que Dios quiere hacer a nivel global. Dios está levantando un avivamiento y nosotros tenemos que ser parte. Así que vamos a estar anunciando esa actividad. Prepárese porque vamos a ir allí en masa, si Dios lo permite.

Ahora, en Inglaterra, por ejemplo, las multitudes han sido bastante pequeñas en los últimos años. Y en este año uno de los estadios más grandes de la ciudad de Londres está siendo alquilado y la movilización allí en Londres, interesantemente, es de parte de africanos que viven allá en Londres, que están movilizando a los blancos occidentales para que vengan y oren. Están sirviendo para avivarlos. Quizás también para que Boston pueda llegar a orar de esa manera necesitamos expatriados latinos que también levanten el fuego de la oración y el avivamiento.

Este es el destino de las naciones. Sea que esta sea la última generación en la historia o no cuando la consumación de la historia llegue, Dios habrá reunido a todas las naciones a los pies de Jesús y toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor.

Yo compartía con algunos líderes hace un poquito de tiempo que un periódico me pidió que escribiera una columna comparando el Islam con el cristianismo. En Islam Alá, el Dios islámico, habla solamente un idioma y para verdaderamente supuestamente hablar con Dios hay que hablarle en ese único lenguaje suyo y la revelación de Alá es a través de un solo hombre, su profeta, al mundo y en un solo tiempo en la historia. Pero nos dice la Escritura que cuando Dios comenzó su iglesia habló en un lenguaje misterioso y en el espíritu pero todo lenguaje podía entenderlo, toda nación y lengua lo podía entender y su intención es redimir toda nación, todo grupo étnico de la tierra, y nosotros hoy representamos ese fenómeno. ¡Aleluya! Amen.

Pero hasta aquí yo les he estado hablando de cosas inmensas y maravillosas. Ahora yo quiero tornar hacia algo pequeño, cosas pequeñas. Las grandes multitudes, los estadios llenos de gente son admirables y hermosos. Es asombroso ver a esos grandes líderes en sus plataformas en esos estadios pero yo quiero tornarme ahora hacia un lugar donde comienza la verdadera adoración. Y si nosotros queremos ver la historia cambiada debemos asumir el tipo de oración que vamos a ver hoy en la Escritura.

Por favor busquen en sus Biblia en el Evangelio según San Juan, el Capítulo 12 y antes que yo le pida a Roberto que nos lea este pasaje, quiero proveerles un contexto, quiero montar el escenario de este texto. Imagínense una plataforma por un momento para un drama, una obra dramática y según la cortina se levanta para exhibir este drama, hay muchas cosas que están pasando simultáneamente en la plataforma. Primeramente vemos que la plataforma está llena de la humanidad. Se trata de uno de los altos días santos del calendario religioso de Israel. Si tu eras un hombre judío se esperaba que ese día tu estuvieras en Jerusalén, fuera un judío varón que viviera dentro del área geográfica de todo Israel. Y si eras un hombre judío que vivías fuera de la nación israelita se suponía que tu llegaras a Jerusalén por lo menos una vez en tu vida, en un peregrinaje para celebrar esa gran fiesta.

Así que durante semanas en esa época de Pentecostés una gran humanidad se arremolinaba alrededor de Jerusalén, llegaban a Jerusalén y para el momento en que llegaba esa gran fiesta religiosa el historiador Josefo que vivía en ese tiempo nos dice Josefo que Jerusalén, que normalmente era una cuidad de unos 30.000 habitantes de momento se llenaba con tres millones de personas. ¿Se pueden imaginar 3 millones de personas llegando súbitamente a Roxbury? Llenaría todo alrededor. No había suficientes salones o cuartos en los hoteles, en los lugares de hospedaje. La gente acampaba en las colinas, dondequiera que encontraran un espacio, y en las noches se nos dice, que las fogatas se podía ver en todas las colinas que rodeaban Jerusalén y Jesús y sus discípulos también practicaban esto de estar acampando allí en el Monte de los Olivos.

Pero miremos de nuevo esa plataforma, y vemos mucha gente allí hablando y arremolinándose unos con otros. Están susurrando entre sí acerca de este hombre misterioso que se llama Jesús. Hay una gran excitación en la multitud. Hay anticipación en esta multitud. Hay ansiedad en la multitud. Apenas unos pocos días atrás este hombre Jesús se decía que acababa de resucitar a un hombre llamado Lázaro, y mientras algunos pensaban que quizás ese Jesús podía ser el Mesías prometido, las autoridades religiosas y legales están furiosas con él y quieren que él sea arrestado. Y la pregunta en la multitud es ¿se atreverá este hombre a venir a Jerusalén? Así que hay ansiedad en todas las calles y hay también anticipación entre la gente.

Ahora, aquí a la derecha del auditorio y de la plataforma, imagínense, visualice; aquí al final del Capítulo 11 en el Evangelio según San Juan vemos un grupo de hombres en una sesión de emergencia de consulta. Estos son los líderes religiosos de Jerusalén, el sanedrín y están furiosos, están como un avispero, bien molestos. Y el más erudito de ese grupo de legisladores judíos, se pone de pie, se llama Kaifás, el sumo sacerdote, y les dice, no se preocupen, este hombre Jesús va a ser arrestado y va a ser asesinado para que todo el pueblo sea liberado de su ministerio.

Ahora, en el otro lado de la plataforma, hay otro hombre lo vemos aquí en la plataforma. Quizás el único hombre educado de entre los 12 discípulos. Es el ejecutivo principal de los discípulos, el administrador, se llama Judas. Él está acostumbrado a robar un poquito de dinero de la bolsa. Entre esos hombres aquí a la derecha y este hombre a la izquierda, Judas, en la plataforma visualmente Juan ubica a una persona en el centro de la plataforma. Con Jesús también en el centro y se nos presenta una doña nadie, no tiene nombre, no tiene importancia. No es importante su vida, no tiene poder ella, no es conocida apenas por los otros amigos de Jesús. No tiene ninguna importancia ni consecuencia para nadie en realidad y esta mujer está a punto de transformar y cambiar la historia de la humanidad.

Imaginemos ahora otra escena más, aquí se trata de la escena literaria, es decir la estructura literaria del libro de Juan. Se nos dice que el Evangelio tiene unas 4 partes, unas 4 divisiones. Comienza con un prólogo, una introducción donde se nos dice que Jesucristo es Dios, y entonces esa sección introductoria es seguida por lo que los eruditos llaman la Sección de Señales. En esa segunda sección el Apóstol Juan registra todas las acciones de Jesús durante su ministerio que prueban los milagros y las señales que prueban que ciertamente él es Dios, el Hijo de Dios. En el Capítulo 12 de Juan, después del su milagro culminante que es la resurrección de Lázaro, el libro gira, entonces ahí hace un cambio y se torna hacia lo que los eruditos llaman el Libro de Gloria, la tercera sección. El libro de las Señales que es la segunda sección, cubre 3 años del ministerio de Jesús y el libro de gloria, que es la segunda mitad, solamente cubre 3 días de la vida de Jesús y apunta hacia la cruz, hacia su muerte y el entierro de Jesús y entonces su resurrección para regresar a esa gloria que él tenía con el Padre antes de que comenzara el mundo.

Ahora donde hay ese cambio, ese giro entre estas dos secciones, la sección de señales y la sección de gloria, las dos secciones más importantes del libro, el gozne, el punto donde gira el libro es precisamente en este momento que vamos a leer ahora.

Vamos a leerlo ahora, es el Capítulo 12, del 1 al 8 en el Evangelio según San Juan, dice:

“Seis días antes de la pascua vino Jesús a Betania donde estaba Lázaro, el que había estado muerto y a quien había resucitado de los muertos, y le hicieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él, entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro de mucho precio y ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón el que le habría de entregar, ‘¿por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios y dado a los pobres?’ Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa monetaria sustraía, se robaba, lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo, ‘Déjenla, para el día de mi sepultura ha guardado ella esto, porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mi no siempre me tendréis.”

Y quiero que el pastor lea de nuevo el versículo 7, dice: “ entonces Jesús dijo, “Déjala, para el día de mi sepultura ha guardado esto....”

Lo primero que quiero que notemos acerca de este pasaje es cómo Jesús interpreta y describe este evento. Él habla acerca de un misterio espiritual. Habla de los propósitos del cielo. Habla de un tiempo antes de que comenzara la historia, antes de que María ni siquiera existiera, cuando Dios anticipadamente vio y visualizó un día a María, mirando hacia el momento en que Jesús entregaría su vida por la salvación del mundo, Dios antes de la historia le confió a esta María que había de venir sus propósitos para la historia, que cuando María trajera ese tesoro suyo y lo pusiera a los pies de Jesús y cuando lo hiciera en la forma específica en que lo hizo, el cordero de Dios entonces estaría listo para redimir a toda la humanidad. ¿Escucharon eso?

Esto, antes de que comenzara el mundo, fue predestinado por Dios. María no tenía la menor idea, estaba completamente ignorante, esto no estaba en su mente, ese misterio, pero Dios lo vio en su mente antes de la fundación de la tierra, que cuando Jesús fuera adorado en esa manera maravillosa entonces el cordero de Dios estaría listo y preparado para redimir toda la tierra.

Permítanme que les pida que hagan algo, tomen sus manos y póngalas delante de usted por ahora, por un momentito solamente. Dígame, ¿qué ha puesto Dios en tus manos? ¿qué tesoro? ¿qué recursos? ¿qué currículo? ¿Hijos, relaciones humanas? ¿Qué tesoros ha puesto Dios en tus manos? Pequeños, grandes. Podría ser que Dios ya te vio antes de que comenzara el mundo y que él sabía de que tu siquiera comenzaras a existir y que él puso ese tesoro que tu tienes ahí en tus manos, para que si tu lo entregaras y lo pusieras a los pies de Jesús hoy algo en el cielo se quebrantaría y Dios entonces estaría preparado para redimir la historia y la tierra.

¿Qué fue ese tesoro que María le entregó a Jesús? Era nardo. Es una especie que viene de la India y es extremadamente caro, costoso. Era nardo puro, altamente refinado. Si uno era un rey, por ejemplo, no había nada más valioso que se le pudiera dar a alguien. Pero esa insignificante mujer lo tenía y se lo entregó, se lo dio a Jesús.

Ahora, ¿qué era ese tesoro, de qué se trataba ese tesoro que entregó a Jesús? Se trataba en realidad personalmente de una de dos cosas, era o su depósito para el retiro, para la vejez, sus ahorros, que quizás su padre le había dado ese tesoro para que lo ahorrara para el día de su vejez que lo vendiera más adelante, para que si se encontraba enferma o sola o abandonada en algún sitio, ella tuviera este tesoro y poder venderlo y sacar el dinero y vivir de él. Yo le quiero preguntar a usted, ¿tiene usted ahorros así para su vejez, tiene algo muy especial para el futuro? ¿Está usted ahorrando allí para el día en que usted necesite ese nido de seguridad? Algunos de nosotros tenemos nidos de retiro, pequeños quizás, otros tienen muy grandes.

Ahora, el nido de María, el tesoro de María valía por lo menos un año de salario. Hace poco muchos de nosotros pagamos nuestros impuestos y yo se que ustedes saben cuánto hicieron, o por lo menos cuanto le dijeron a la IRS. No digan cuánto, pero dígase ahí dentro de usted, ¿cuánto ganó usted este año? Ahora, ¿cuánto tiempo le tomó para ganarse ese dinero de este año pasado? Un año, ¿verdad? Ahora déjenme preguntarle ¿cuánto tiempo le tomaría a usted ahorrar eso que usted se ganó el año pasado? ¿Quizás 5 años? ¿10 años? ¿15? Eso es un verdadero tesoro, ¿no?

Ahora, si el padre de María le hubiera dado ese tipo de tesoro valioso a María, padres, si ustedes le hubieran dado ese tipo de tesoro a su hija, y ustedes la vieran derramando eso y desperdigándolo así en 5 minutos, esparciéndolo y que se despejara, y le hubiera tomado a usted años y años para ahorrar, para poder darle ese tesoro a ella, ¿qué pensaría usted de su hija?

Ahora, si no se trataba de su ahorro para el retiro probablemente se trataba de su dote matrimonial, quizás era toda su dote. En el pasado, en esos tiempos las jóvenes, las doncellas no conocían a sus novios potenciales en el cine o en un baile de escuela; no los encontraban en Mc Donalds o en el trabajo. Los matrimonios se arreglaban por familias o se compraban. Y las mujeres de aquel tiempo tenían solamente un par de opciones: por ejemplo se podían casar y si uno tenía una buena dote, si la mujer tenía una buena dote pues, conseguía un buen esposo, y si su dote era mediocre más o menos, bueno entonces también su esposo era más o menos; y si no tenía dote, bueno, buena suerte.

Y si uno no compraba, digamos, un matrimonio con una buena dote entonces uno podría convertirse en una sirvienta, digamos, en una casa y confiar en que quizás podrían atenderle a usted el resto de su vida. Y si usted era una sirvienta en la casa de alguien, probablemente terminaría en las calles mendigando y si no quería mendigar simplemente se vendía a si misma. Esas eran probablemente las únicas opciones que tenía una mujer de esa época.

Entonces, María, entendamos que cuando ella entrega su tesoro a los pies de Jesús por solamente 5 minutos de adoración delante del Señor, ella está derramando y rindiendo ante el Señor, en realidad, todo su futuro, toda su vida, toda su seguridad. Yo quiero preguntar, ¿hay ese tipo de amor hacia Dios, hacia Cristo en este salón? ¿Existe ese tipo de amor para Jesús en este lugar?

Ahora, miremos la manera en que María entregó ese regalo. Esta mujer joven se quita su velo sobre su cabeza. En la cultura judía de aquel tiempo las únicas mujeres que se descubrían la cabeza eran las que se vendían. María se descubre la cabeza, se inclina a los pies de Jesús, quiebra la cobertura del vaso de nardo, de perfume y lo ubica enfrente de ese joven rabino a sus pies. Ese joven tiene unos 30 años más o menos, ella toma entonces su cabello y después de derramar el perfume comienza a secar el perfume de los pies del Señor con sus propios cabellos. Y en ese momento ofende a todo el mundo que está viendo esta escena en el salón se hubiera dado en este espacio ahora mismo, por ejemplo, quizás algunos de los ancianos aquí estarían corriendo de una vez al pastor Miranda, ‘hey, detenga eso, pastor, no permita que se de ese tipo de ..... Deténgalo enseguida’. María está completamente desapercibida, no le interesa lo que piensen los que están alrededor de ella. Un sacrificio de humildad y humillación personal, completo rendimiento y entrega y ella no dice una sola palabra. Su amor por Jesús está mucho más allá de su capacidad de expresar en palabras.

Mis hermanos, mis hermanas, yo creo que ahora mismo los ángeles en el cielo, en ese tiempo cuando pasó esto, yo creo que todos los ángeles del cielo se detuvieron en asombro y sorpresa para contemplar lo que estaba sucediendo en ese lugar de la tierra en ese momento y fue detrás de ese tipo de alabanza y de adoración que se rindió al Señor, fue siguiendo ese momento y que la adoración llenó todo el lugar, la fragancia de la adoración llenó todo el lugar. Fue sobre ese tipo de adoración de María que el cordero de Dios entonces se preparó para llevar a cabo su obra redentora sobre la humanidad. Es allí, en ese tipo de escena de adoración donde comienza la verdadera oración. Esto es oración y adoración transformando la historia.

¿Estaría usted dispuesto a orar este tipo de oración de derramar ese tipo de oración en esta mañana, esta tarde? Yo quiero que dentro de un momento ya cerremos el servicio, pero yo quiero hacerlo imitando lo que hizo María. Si usted puede físicamente desde donde usted está sentado allí, yo quiero invitarle a arrodillarse conmigo, si le es posible, si es físicamente posible para usted donde usted está, sino no se preocupe, pero si lo puede hacer inclinándose hacia adelante, como usted se sienta cómodo, le pido que se arrodille en este momento donde usted pueda allí y yo les quiero les pedir que en lo que usted pueda que extienda su mando así delante de usted, como si usted tiene una posesión que le está entregando a Jesús en sus manos, uniendo sus manos y entregando sus manos al Señor Jesús. Visualícese entregando su posesión atesorada al Señor. Y cualquier cosa que Dios haya entregado en sus manos, sea pequeño, sea grande, yo le llamo, le invito a entregarlo a los pies, ponerlo a los pies de Jesús.

Los ancianos que ahora mismo rodean el trono de Dios se quitan sus coronas y las ponen a los pies de Jesús y entonces se ponen sobre sus rostros ante la presencia de él y gritan adoración a él, lo adoran. Adorémoslo y entreguémosle al Señor lo que tenemos, lo que es nuestro, nuestro tesoro. No importa lo que cualquiera otra persona pueda pensar. Los ángeles ahora mismo se han detenido para contemplar.

Adora al Señor. Este salón, este lugar está lleno de alabanza que asciende como perfume. ¿Te consideras tu una persona de poco valor, de poca significancia? ¿te sientes tu que tienes poco que ofrecerle a Dios? María no era gran cosa, no era muy conocida sin embargo por medio de su acto ella preparó el camino del Señor para redimir toda la tierra. ¿Podría ser que sobre tu acto de adoración haya cosas que se estén desparramando ahora mismo sobre los cielos y que tu adoración, tu oración esté desatando cosas en los cielos de las cuales tu ni siquiera estás consciente para la gloria de Cristo en tu hogar, para la gloria de Cristo en la calle donde vives, para la gloria de Cristo en la ciudad de Boston, para la gloria de Cristo a través de las naciones, para la gloria de Cristo?

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen. Amen. Pueden ponerse de pie. Gloria al Señor.

Bueno, que espero que este momento se grave en nuestro espíritu, en nuestro ser, que hayamos podido rendirle al Señor algo inclusive más valioso que lo que María le rindió a Jesucristo, nuestra vida, nuestro futuro, nuestras energías, nuestros sueños. La palabra del Señor dice que el que pierda su vida por Jesús, la ganará y el que quiera preservar su vida, la perderá. No hay nada más hermoso, más redentor que un hombre, una mujer entregarle su vida a Jesucristo y decirle, Señor, te entrego todo lo que tengo, todo lo que soy, te lo entrego a ti.