La vida del espíritu es una vida que fluye

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Quiero ahora invitarles a ir a la palabra del Señor. No creo que se me olvida nada de momento. Vamos a continuar, yo había determinado ya terminar esta serie dentro de una serie mayor que quizás ustedes ya se hayan olvidado cuál era la serie mayor, sobre verdades fundamentales de la vida cristianos, y entramos en este asunto del Espíritu Santo y ahí nos quedamos.

Estaba mirando mis notas y comenzamos en septiembre a hablar del bautismo del Espíritu Santo y la vida del Espíritu Santo, la llenura y todo esto. Y entonces me invitaron a Puerto Rico donde estuve predicando en la iglesia Barbara Anne Rossler y me invitaron a hablar acerca del bautismo del Espíritu Santo y la vida llena del Espíritu Santo, porque ellos habían visto algunos de los programas de León de Judá y les gustó ese tema para su congregación. Y en realidad como tenía que apretar todo en 5 intervenciones, creé cosas nuevas, diferentes, empacando algunas cosas de las que había tocado ya, pero en una manera diferente y siento del Señor compartir con ustedes esto que va a ser material nuevo de todas maneras.

Y yo creo que Dios está usando este tiempo en la vida de León de Judá como para sellarnos y apuntalar esta doctrina del Espíritu Santo para que toda nuestra congregación quede muy, pero muy grabado en sus corazones de la importancia de ser un pueblo lleno del Espíritu Santo, del poder de Dios, un pueblo con una visión sobrenatural, que es tan importante. Y yo sé que no va a haber redundancia en lo que voy a compartir con ustedes en este mañana. Le animo a preparar su corazón para lo que Dios tiene para nosotros.

Recuerden, voy a leer un par de versículos para enmarcar lo que estoy diciendo. Ese bien conocido versículo de Efesios 5:18 donde se nos recuerda que tenemos que, en vez de embriagarnos con vino, dice:

“... no os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución antes bien sed llenos del espíritu hablando entre vosotros con salmos, himnos, cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, sed llenos del Espíritu Santo....”

Pero en realidad el pasaje que más me interesa se encuentra en Juan, Capítulo 4, el conocido pasaje de la mujer samaritana. Juan, versículo 4, comenzando con el versículo 7. Voy a leer salteadamente unos cuántos versículos. Ustedes recuerdan la historia. Viene una mujer de Samaria. Samaria, una ciudad que era enemiga del judíos y los judíos enemigos de los samaritanos. Eran primos raciales lejanos, pero tenían diferentes religiones, religiones que se parecían y compartían ciertos elementos pero que por larga historia los samaritanos no eran de la religión hebrea judía, habían estado con otras doctrinas y otras cosas. Y los judíos los consideraban gente impura, y los samaritanos evidentemente no agradecían el favor sino que todo lo contrario, sino que también detestaban, había enemistad entre samaritanos y judíos. Pero el Señor está en Samaria y viene una mujer de ese pueblo a sacar agua, versículo 7 y Jesús le dice:

“... dame de beber, pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. Y la mujer samaritana le dice, ‘¿Cómo tu, siendo judío me pides a mí de beber que soy mujer samaritana? –porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí-. Entonces Jesús le responde, y le dice: “... si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice, ‘dame de beber’, tu le pedirías y él te daría agua viva....”

Aquí el Señor está entrando en materia y está intrigándola y está hablando en un lenguaje espiritual.

“... y la mujer le contesta, ‘Señor, no tienes con qué sacar... – ella está pensando que él le está hablando literalmente de agua física - .... no tienes con qué sacarla y el pozo es hondo. ¿De dónde pues tienes el agua viva? ¿Acaso eres tu mayor que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo, ‘Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed, más el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás sino que el agua que yo le dará será en él una fuente de agua que salte a la vida eterna’. Y la mujer le dijo, ‘Señor, dame esa agua para que no tenga ya sed ni venga aquí a sacarla’. Jesús le dijo, ‘Ve, llama a tu marido, y ven acá’. Respondió la mujer y dijo, ‘no tengo marido’, Jesús le dijo, ‘bien has dicho, no tengo marido, porque 5 maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido, esto has dicho con verdad’. Y la mujer le dice entonces, ‘Señor, me parece que tu eres profeta’.... – él le está diciendo algo que ella sabe que es cierto y quizás no tan conocido por todo el mundo - ..... nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que es en Jerusalén que es el lugar donde debe adorar. Jesús le dijo, ‘mujer, créeme el ahora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros los samaritanos adoráis lo que no sabéis, nosotros, los judíos, adoramos lo que sabemos porque la salvación viene de los judíos. Más la hora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores buscan que le adoren. Dios es espíritu y los que le adoran en espíritu y en verdad es necesario que adoren’. Le dijo la mujer ‘sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo, cuando él venga nos declarará todas las cosas’. Y Jesús le dijo, ‘Yo soy el que habla contigo’....”

Bendiga el Señor su santa palabra. Hermanos, yo quiero hablar de nuevo y enfatizarlo desde una perspectiva un poquito diferente, acerca de la vida llena del espíritu, que es la vida que cada uno de nosotros, si estamos en el Reino de Dios se supone que vivamos. Y yo quiero trazar una diferencia entre la vida llena del espíritu y la vida cristiana vivida no en el espíritu, una vida más bien religiosa, institucional, pero no una vida vital como Dios quiere que la vivamos.

Y para entender la vida en el espíritu hemos estado enfocándolo de diferentes perspectivas y para entender la vida en el espíritu primero hay que entender lo contrario de esa vida en el espíritu, es decir, esa vida meramente formal, religiosa.

Y yo podría resumir la diferencia y lo voy a hacer hoy desde esta perspectiva. Yo podría resumir el contraste entre las dos vidas como una diferencia entre una vida orientada hacia lo externo y una vida orientado hacia lo interno. Yo creo que la vida llena del espíritu es una vida cuyo asiento, cuyo punto de partida es interno, como que me ayuda a pensar en lo interno como el fundamento de una vida llena del espíritu.

Mientras que la vida religiosa, la vida que no conoce de la fuerza del espíritu es una vida orientada hacia el exterior, hacia lo externo. Podríamos por otra parte también enfocarlo de esta manera: la vida del espíritu es una vida orgánica, es una vida que fluye, es una vida hecha de partes que están perfectamente unidas y no se sabe cuándo termina una y comienza la otra, como el cuerpo humano, fluido completamente. Hay una totalidad aunque tiene una estructura, pero la vida es así. La vida es orgánica, se mueve con facilidad.

Mientras que la vida religiosa es una vida mecánica, es de movimientos angulares. La diferencia entre un cuerpo humano bien concertado y un robot de la Toyota tratando de hacer los movimientos de un ser humano. ¿Usted ha visto esos robots que están tratando de inventar hoy en día para que hagan diferentes cosas, que se mueva como se mueve un ser humano? Muy lejos todavía de poder captar la fluidez del cuerpo humano, de un ser viviente.

Entonces, diferencia entre externo y mecánico por una parte, la vida religiosa, formal, que no conoce el espíritu; y una vida de interno y de algo que es orgánico y fluido. Lo religioso está orientado generalmente hacia afuera, lo espiritual generalmente tiene que ver con lo interior, lo de adentro.

Entonces yo podría mencionar ciertas palabras: robótico, rígido, cuadrado, vida religiosa, versus, orgánico, fluido, redondo, vida en el espíritu.

Estas son cosas que nos ayudan como imágenes que nos ayudan a entender algo que es extremadamente complejo.

Cuando el Nuevo Testamento habla de la vida en el espíritu, la vida llena del espíritu recuerden algo, me ayudó pensar el contexto en que el Nuevo Testamento habla a la gente acerca de la vida llena del espíritu. es un contexto en que le está hablando a judíos que hasta entonces solo conocen la religión judaica, farisaica, externa, y la palabra de Dios quiere establecer para esa gente y para nosotros que lo que Cristo representa y lo que trae la nueva economía del Evangelio es algo totalmente diferente a esa vida que conocían estos judíos.

Mire algunas cosas, por ejemplo, en el judaísmo había que ir al templo para encontrarse con Dios. Allí estaba el lugar santísimo, supuestamente, donde estaba la gloria shekina de Dios. Ahí solamente podía entrar el sumo sacerdote una vez al año bajo condena de muerte si estaba en pecado. Y ahí se suponía que estaba la gloria de Dios, la presencia condensada de Dios en ese lugar santísimo, en un templo físico.

En segundo lugar, en el judaísmo había que ejecutar rituales externos para todo: lavarse manos, matar animales, hacer diferentes tipos de rituales, buscar la levadura en toda la casa, ritos externos que apuntaban hacia una realidad espiritual, pero esa realidad espiritual está basada en cosas externas, actos mecánicos.

En tercer lugar, el judaísmo dependía de intermediarios humanos. Ahora, fíjese algo que todas estas cosas aplican a un cristianismo formal, religioso que no conoce la vitalidad de Dios y del Espíritu Santo. Es posible en el cristianismo, tanto evangélico como católico de paso, estas cosas también, la gente pensar que hay que ir al templo para encontrarse con Dios, todo depender de rituales externos y cosas externas, actos mecánicos, y depender de intermediarios humanos para que nos lleven a la presencia de Dios. Está uno sentado allá y aquí arriba está el pastor o el sacerdote ejecutando cosas que conectan a la zona del espíritu pero tu estás allá, el sacerdote está aquí y Dios está allá. Y el sacerdote o el pastor es el intermediario. Y eso no es lo que necesariamente la Escritura presenta como el estado ideal de cosas.

Y en cuarto lugar, Dios está afuera y no dentro del individuo. Dios, en el judaísmo, Dios estaba allá afuera y en el mejor de los casos, un sacerdote, un profeta, un rey por medio de una unción especial podía disfrutar de intimidad con el espíritu pero era para llevar a cabo una tarea muy excepcional y sobrehumana. La mayoría de los seres humanos no podían tener intimidad con ese Dios totalmente otro en el exterior. Era una religión de afuera. Y por eso se depende de intermediarios humanos para que nos conecten con ese Dios que está fuera de nosotros.

Y en último lugar, la ley era externa basada en mandamientos, la vida moral está basada en mandamientos, en declaraciones que hay adherirse a ellas en una forma muy, muy rígida para poder tener contacto con ese ser sobrenatural.

Ven ustedes, entonces, que es una religión basada en lo externo y eso no es, eso fue bueno por un tiempo, pero Dios ha querido sobrepasar eso y Dios quiere sobrepasar eso en nuestras vidas. Dios no quiere que nosotros sintamos que tenemos que ir a la iglesia porque ahí es donde está Dios y ahí me tengo que encontrar y me tengo que dar mi inyección de religión hoy domingo. Y tengo de depender del pastor para que me entre a la presencia de Dios, y si no es un pastor, un diácono, un anciano, una persona ungida, yo no tengo contacto con Dios.

Dios no quiere que tu dependas de los rituales, de cantar o de saltar aunque esas cosas son buenas, pero eso no es donde está necesariamente la presencia de Dios. Y es fácil caer en esas cosas, aún, yo diría, en sectores cristianos que se autodenominan pentecostales y carismáticos, se puede caer en el mismo tipo de rutina, porque lo externo de la religión siempre está ahí listo para atraparte si tu no te cuidas y no usas el discernimiento del Espíritu Santo.

Ahora, todo eso que yo estoy diciendo aquí lo ilustra este texto de la conversación entre Jesús y la samaritana. Vemos aquí en un sentido en esa conversación implícitamente, el contraste entre el Viejo Testamento que representa esta mujer, que todavía está en los profetas, aunque su religión es una religión mixta, pero ella todavía está pensando en términos del Antiguo Testamento. Y Jesús representa lo nuevo de lo que Dios trae a la humanidad, una revelación nueva y diferente.

Y es como ver el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento hablando cara a cara entre estas dos personas. Y nosotros tenemos que preguntarnos de cuál de esas dos dimensiones represento yo, y dónde estoy yo en mi fe. ¿Tengo yo una vida verdaderamente en el espíritu?

El Apóstol Pablo siempre está enfatizando la vida en el espíritu. por ejemplo, él dice, “.....ahora ninguna condenación hay para aquellos que están en Cristo Jesús, los que no viven conforme a la carne sino conforme al espíritu...”

Dice, “... andad en el espíritu y no en la carne....”

Continuamente Pablo está trazando ese contraste entre esos dos estilo de vida. Miremos por ejemplo, hay unos 8 efectos que voy a pasar rápidamente porque lo que quiero es que ustedes entiendan esta dimensión, cuando hablamos del espíritu como algo interno, algo individual, íntimo, persona. Esa es la vida espiritual que Dios quiere para ti. Es bueno venir y gozarnos colectivamente, es muy importante, pero la necesidad primordial es que tu vivas una vida de intimidad con Dios, que tu sepas dónde ir a buscar agua tu mismo. Es más, que tu sepas que tu tienes el agua ya contigo. Y eso es importante, hay que cambiar de mentalidad, hay que cambiar de enfoque. Mucho de la vida del espíritu tiene que ver con un cambio de mentalidad.

Por eso el Apóstol Pablo dice, en romanos Capítulo 12, versículos del 1 al 3, entre otras cosas, “... no os conforméis a este siglo sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.....” porque ahí comienza todo, es en la renovación del entendimiento.

Ahora bien, mire por ejemplo, la samaritana representa el agua externa. Ella está sacando agua de un pozo externo. El Señor le dice, ‘hey, si tu supieras quién te pide de beber, tu le pedirías a él y él te daría agua que salte para vida eterna’. El Señor se está refiriendo al agua del espíritu, esa agua que dice que yo le daré a todo el que me siga.

El Señor dijo, “el que creen en mí, ríos de agua viva correrán de su interior”. Al Señor se le asocia muchas veces con agua, eso es muy interesante. La vida del espíritu en muchas religiones la asocian, de paso, con agua. El río Ganges en la India, otras Escrituras de otros, el hombre sabe instintivamente que hay algo en el agua, asociado con la presencia de Dios, con lo divino. Y el Señor aquí se asocia con el agua.

Esta mujer representa esa religión que necesita continuamente, con mucho trabajo, ir. ¿Cuántos de nosotros hemos visto o quizás nosotros mismos, cogimos una lata de agua? Esas mujeres en nuestros países, con una lata de agua y una tela enrollada en su cabeza caminando para ir a su casa con una lata de agua. Admítalo. Usted quizás alguno de ustedes aquí tuvieron la bendición de cargar alguna vez una lata de agua. No hay nada de qué avergonzarse de eso. Todo lo contrario.

Pero ella representa el agua externa versus el agua interna que el Señor..... nosotros se supone, hermanos, que la vida de Dios esté dentro de nosotros refrescándonos, en vez de tener que ir continuamente afuera. Por otra parte, también está en ella esto de el efecto temporero de la religión.

El Señor le dice, tu vas a tomar esta agua pero vas a volver a tener sed. Pero si yo te doy del agua que yo sé dar, tu no volverás a tener sed jamás, es una metáfora lo que el Señor le está diciendo aquí. Pero hermanos, es así, la religión externa, la persona que no tiene una verdadera vida del espíritu, que no tiene un a conexión íntima, personal con Dios va a la iglesia, y mientras dura el show se sienten cerca de Dios, pero cuando se terminó la música y todo el mundo se fue para la casa y se mete otra vez en su carro, el decaimiento otra vez. La vida cotidiana, el tiempo y el espacio vuelve otra vez a caer como una cortina sobre la conciencia del individuo y ya no vuelve a ser un cristiano vital, hasta que vuelve otra vez al servicio.

Agua. La gente saca agua, la tiene por un rato y después se va. Como ir a una discoteca, por un rato muy bien, muy contentos todos, o la persona que se embriaga, se le van sus problemas, pero la mañana el dolor de la cabeza y la dura conciencia de que tus problemas están ahí tan fresquitos como antes de que tu te emborracharas.

Porque el hombre es así, el hombre puede tomar agua aún de la religión brevemente pero a menos que no tenga una relación personal no sabe cómo nutrirse cuando vienen los problemas, cuando vienen las dificultades, cuando está solo, cuando se siente deprimido, cuando hay enfermedad, cuando hay problemas financieros. Esa agua no está ahí porque el efecto de la religión es solamente temporero. Mientras tu te puedes intoxicar en el ritual, el símbolo, los vitrales, el incienso, el color oscuro de la madera, la vestidura del sacerdote o el pastor, por un momento tu puedes habitar lo sagrado, pero cuando todo se desaparece, estás otra vez en la realidad cotidiana del tiempo y del espacio.

Y eso no es lo que Dios quiere. Dios quiere que tu cargues lo sagrado dentro de ti. Amen. Dios quiere que tu cargues la eternidad dentro de ti. Dios quiere que tu, el Espíritu Santo lo puedas sacar en cualquier momento para revitalizarte cuando tu necesitas. Muy importante esta diferencia entre efectos temporeros y efectos, el Señor le dice, ‘no vas a tener sed’. Cuando tu tienes a Cristo en tu corazón, tienes una relación vital con Jesús, tu puedes resucitar a Cristo continuamente, por así decirlo, cada día, 24 horas al día, cuando tu lo necesitas él está ahí listo para surgir otra vez y para sanar tu herida, traer una conciencia de la presencia vital de Dios en ti, renovar tu visión, lo que sea. Tu no necesitas a un pastor o a una persona que te recuerde que Dios existe. No, tu sabes porque él está dentro de ti, está contigo. No es un efecto ficticio, temporero, dependiente de los símbolos, sino es dependiente de la presencia ininterrumpida de Dios dentro de ti.

Otra cosa que yo veo aquí en esta mujer es esto del esfuerzo. La religión formal está asociada con trabajo. Para mí la religión del espíritu está asociada con descanso, “estad quietos y sabed que yo soy Dios”. “...En descanso y reposo seréis salvos, en quietud y confianza será vuestra fortaleza...”, dice el Señor. “... tu guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en ti permanece...”

Descanso. “... venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados que yo os haré descansar....” dice el Señor. “... llevad mis yugos sobre los otros, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga, hallaréis descanso para vuestras almas....”

La vida del espíritu está asociada con descanso, aún cuando hay dificultades también. Hay una dimensión, de paso, agónica para la vida cristiana también, pero es porque hay ser, es porque hay conquista, es porque hay ganancia, es porque estamos avanzamos, es porque Dios nos está trabajando y nos está puliendo, y nos está disciplinando y en eso hay cierto nivel de trabajo, pero es un trabajo que no mata, sino que revive y fortalece.

Dice la palabra de Dios que cuando la disciplina de Dios se ha cumplido en nosotros deja un permanente dulce y apacible de paz y de vida en nosotros.

Entonces, esta mujer está con su lata, metiéndola en el pozo, sacando agua. Se lo tiene que poner en el hombro o en la cabeza y volver a su aldea para usar esa agua. Y Cristo le dice, ¿sabes qué, mujer? Yo tengo un agua que tu no tienes que meter esa lata ahí para sacarla. Esa agua está dentro de ti y salta para vida eterna, te va a refrescar continuamente.

Usted ve, la persona religiosa tiene que... es una vida de afán. Marta estaba cerca de Jesús pero estaba afanada, y el Señor le dijo, ‘Marta, Marta, tu estás afanada con muchas cosas y eso no es....’

Usted ve, la persona puede tener a Cristo muy cerca pero está afanada, está viviendo en sus propias fuerzas, sus propias energías, se quema continuamente, se frustra. Es un esfuerzo tremendo.

Hay que hacer promesas y eso fue lo que cansó a Martín Lutero. El afán terrible de la religión formal de la Edad Media y toda la terrible economía que se había creado de santos y de promesas, y de artículos supuestamente sagrados que tenían el poder de que yo que sé, las bulas y el caminar hasta Roma de rodillas, y todo ese aparato de trabajo que había que mantener continuamente dándole vueltas para que la gente se mantuviera hipnotizada con la religión porque la religión no se podía sostener por sí misma.

Los hombres cuando no tienen el Espíritu Santo tienen que estar continuamente barriendo las cosas para mantener la gente entretenida y con un sentido de lo sagrado. La religión sin Cristo en el interior es una religión de trabajo, hermanos, en vez de descanso. Yo creo a veces, yo me he rehusado mantener a mi iglesia entretenida. Hay iglesias que dependen de 27 campañas al año y 40 sanadores y 17 sesiones de reprensión de demonios, y 8 conciertos, y esto... y la cosa es mantener a la gente siempre activa, entretenida, algo nuevo, algo diferente. Y yo digo, y qué pasa cuando no podamos tener eso, todo se viene abajo, porque la gente se ha acostumbrado al aparato. La religión sin Cristo, sin el Espíritu Santo es una religión de externalidades, de objetos, de acciones, de esfuerzo.

Por eso es que Pablo, en Primera de Corintios, Capítulo 2 dice, “.. hermanos, cuando yo fui a vosotros me prometí no conocer a nada sino a Cristo y a este resucitado, y fui a vosotros, no con excelencia de palabra de sabiduría humana, sino con el poder de Dios para que vuestra fe no esté basada en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios...”

Pablo no quería entretener a la gente, él no quería ir allí con una declamación, una retórica, unos movimientos orquestados y reensayados, él dijo, yo fui allí así, humilde, sencillo pero con el poder de Dios, porque yo no quiero que ustedes estén dependiendo de mucho griterío, mucho aparato, mucha cuestión. Eso no es la fe. La vida cristiana es un asiento donde está la presencia del Espíritu Santo dentro de uno.

Usted no necesita estar continuamente dándole vuelta a la manigueta para sentir el Espíritu Santo. La vida sin Cristo es una vida religiosa, afánica, carnal, continuo hacer, buscar por aquí, buscar mantenerse uno siempre atizado e hipnotizado con algo nuevo, algo diferente porque necesitas eso: un nuevo predicador, un nuevo programa, un nuevo libro, un nuevo lugar. Yo veo gente así continuamente afanosa en las cosas. Están por aquí, están por allí, un profeta nuevo, un movimiento nuevo, una iglesia nueva, y usted los ve allí corriendo, y yo digo, ‘hey, el espíritu está dentro de ti’.

Tu no puedes depender ni de mí, ni de esta iglesia, ni de los diáconos, ni de nadie. Cristo tiene que estar en tu vida. Y si no está en tu vida tienes que buscarlo y estar buscándolo hasta que sientas que él entre y se posee de tu vida, que el Espíritu Santo está dentro de ti. La persona que tiene una experiencia vital con Cristo, se puede desplomar el mundo, se pueden caer abajo veinte mil iglesias, se pueden desplomar ministerios y esa persona se mantiene firme en el Señor porque Cristo está dentro de ellos, no en el pastor, no en la iglesia, no en la institución, no en la denominación. Es importante vivir enfocado en Cristo porque sino vas a estar continuamente, se va a caer uno y vas a tener que levantar otro, otro santo por acá, se rompió ese tienes que buscar otro más: afán, trabajo continuamente.

Y tu dices, no, no es afán, no es lucha, esa lucha carnal, ese afán no es lo que Dios quiere para ti. Hay tantos ejemplos que podríamos usar. Piense en el paralítico de Betheesa, el agua, hay que removerla y cuando se remueve el agua, el primero que salta es el único que puede ser sanado. Y ahí viene Jesucristo silbando, tranquilito y ve a ese hombres que lleva años y años ahí al borde del estanque y le dice, ‘oye, qué te pasa, por qué estás allí’, ‘bueno es que llevo años y lo que pasa es que una vez, de vez en cuando viene un ángel y remueve el agua y el primero que salta es el que se sana y yo soy paralítico, imagínate, no puedo hacer nada’. Y Jesús le dice, ‘¿te gustaría ser sanado?’. El Señor le da una palabra de sanidad, el hombre se levanta y es sanado inmediatamente.

Y ahí quedó una imagen, hay algo gravado. Fíjese, agua, pero hay algo cuando usted tiene al Cristo resucitado dentro de usted, usted tiene la vida llena del Espíritu Santo, su vitalidad, su bendición no depende de competencia. Hay agua para todos, hay sanidad para todos. Y la sanidad te encuentra a ti, tu no la encuentras a ella. tu tienes acceso a la vitalidad de Dios, no es un asunto del primero que salga disparado cuando el revolver dispara, la vida de Dios se manifiesta espontánea, fluidamente dentro de ti. Eso es la diferente. Para mí más claro, la diferencia entre el fariseísmo y la vida religiosa evangélica con la vida fluida del espíritu que es orgánica, que se dan las cosas en una forma mágica, bella, hermosa, espontánea.

Otra cosa, la vida religiosa es una vida de enemistades, controversias, competencia. Un Dios limitado que si le da a aquel no me puede dar a mí y viceversa, mientras que la vida en el espíritu es una vida de gracia, es una vida de aceptación, es una vida de amor, es una vida de tolerancia, es una vida en que tu ves la vida de Dios en otros y te gozas y eso no quiere decir que tu estés más empobrecido porque Dios está bendiciendo a esos otros. Es una vida en que tu respetas la diversidad en el Reino de Dios, todo el mundo no tiene que creer lo mismo que tu crees siempre y cuando haya ciertas creencias fundamentales, pero dentro de eso hay libertad para respirar también.

Y si la hermanita se pinta, gloria a Dios, si tu no te pintas, no te preocupes, deja que el Señor tratará con ella en su momento. Si la hermanita tiene 2 cm menos de ruedo de lo que a ti te gustaría, déjala tranquila, ya el Señor en su momento, no le envíes una carta anónima. Y tantas otras cosas.

Esta mujer trata de involucrar a Cristo en una controversia. Ah, nosotros adoramos aquí y ustedes dicen que es allá. Mira mujer, la vida del espíritu no tiene que ver con esta cuestión de que allá en Jerusalén, aquí en Samaria, o el templo o lo que sea. Eso no es. Dice, viene el día y ya es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.

La zona del espíritu es donde se adora al Señor. Y hay libertad. Hermanos, la vida religiosa formal es la madre de todas las grandes guerras religiosas que ha habido en el mundo. Mire Irlanda, mire las guerras del siglo XVI en Europa, miren las guerras internas de los árabes. Ahora, yo creo que cuando hay una verdadera vida del espíritu, una relación con el Espíritu Santo y la palabra de Dios esas trifulcas, esas luchas entre hermanos es muy difícil que se de, porque lo que impera es el espíritu de Cristo.

Cuando los Apóstoles vienen a donde Jesús y le dicen, mira, por ahí hay uno que está predicando en tu nombre y no nos sigue, quiere que le mandemos a callar. El Señor les dice, déjenlo tranquilo porque ninguno que predique en mi nombre o sane a alguien en mi nombre puede ser mi enemigo. El que no está contra nosotros es con nosotros.

Dijo algo ahí que había que yo creo, matizarlo mucho, pero se los dijo, no se preocupen tanto por eso. Otra vez, hay uno por allí que le predicamos y no quiso aceptarte, quieres que hagamos que caiga fuego sobre ellos. El Señor le dijo, ustedes no saben de qué espíritu está... el espíritu que lo está moviendo ahora mismo es el espíritu del diablo, les quiso decir. Porque no tenían una experiencia vital con el Cristo resucitado.

Eso les vino, de paso, esa verdad les vino cuando tuvieron el encuentro con el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Yo creo que ahí entendieron muchas cosas. Pero el hombre robótico formal, religioso siempre está tratando de trazar líneas bien definidas, en alta definición entre nosotros y ellos, los que creen y los que no. Mientras que yo creo que la vida del espíritu es una vida de unidad, donde está Cristo hay unidad.

Esa actitud de que yo soy, yo tengo, y ellos no, eso es del diablo, eso es de la carne, eso no es del Espíritu Santo, del verdadero Espíritu Santo. Hay gente que cree que tiene el Espíritu Santo pero no tienen el Espíritu Santo. Pero donde está el espíritu de Cristo con todo su amor, su bondad, su visión unitiva, armoniosa, ahí hay unidad, hay paz, hay gozo, hay bendición, hay benignidad, hay gracia del Señor.

Mientras que donde hay religiosas hay competencia, hay controversia, hay desunidad, hay conflicto, hay yo que todavía que todavía no está redimido tratando de ocupar su propio espacio y que se siente probrecito, porque otro está siendo bendecido, como si Dios tuviera medida. Dios puede bendecirte a ti mil por ciento y al otro también mil por ciento, y no se le acaba ni una sola gota de su gloria en su bendición.

La vida cristiana es una vida de amor, es el fruto del Espíritu Santo, es la bendición de Dios, no es una vida de controversias, enemistades, dificultades, conflictos, acusaciones, divisiones, preferencias, todo eso es de la carne y del diablo. Pidámosle al Señor que nos haga una iglesia verdaderamente de unidad, amor, armonía, tolerancia, gracia, que nos podamos bendecir unos a otros. Porque donde está la vida del espíritu es una vida hermosamente unitiva y armoniosa.

Otra cosa también, yo veo aquí que la vida formal religiosa es una vida de edificios y de lugares sagrados. Todo esto está aquí, este templo, este lugar, la gente religiosa está atada a una arquitectura, a una configuración física y el hijo de Dios tiene el templo 24 horas consigo, él es el templo del Espíritu Santo. Usted carga el templo con usted 24 horas al día, mi hermano. Y lo que usted viene a hacer aquí en este lugar ahora es simplemente, aquí hay ahora mismo dos, 300, 400 templos unidos en un solo templo adorando al Señor. Hay un templo místico que se erige cuando todos los templos de Dios se unen en el momento de la adoración. Y eso es lo que estamos haciendo ahora. Aquí hay templos, todos habitados por el Espíritu Santo, dentro de un templo físico en contacto con el templo supremo que es el templo eterno, infinito de Dios, allá arriba, algo místico, algo completamente sin forma. Y nosotros venimos a la iglesia pero no es para que nos inyecten con religión y fe, y espiritualidad, es simplemente para hacer un gran concierto de adoración a nuestro Padre y tomar cada uno nuestra braza pequeña y unirla y hacer un gran fuego que llegue hasta el trono de Dios. Esa es la diferencia.

Se matiza y se relativiza la experiencia de adoración dentro de un lugar, y usted sabe que usted puede adorar a Dios donde sea, en el cuarto de baño de su casa usted puede adorar al Señor allí, porque el templo está con usted, en usted y alrededor de usted. Usted camina en la calle y está en el templo. Usted trabaja en la máquina de coser y está en el templo. Usted hace la comida y está en el templo. Gloria al Señor. No hay distinción. Usted trabaja y usted adorando al Señor, usted está en el templo.

Y está en la iglesia y está en el templo también. Y está alabando y está en el templo. Y está escribiendo una carta en la computadora o a mano y está en el templo también. No hay distinción, es todo sagrado en un sentido. Cuando entendemos eso es algo revolucionario.

Mientras que esta mujer habita, la religión la habita a ella en lo físico. Ella está atada todavía a Samaria, su controversia con los judíos, el templo y el Señor le dice, ‘mujer, yo te estoy hablando de algo muy cualitativamente diferente.’

Lo otro también que yo veo aquí es que la religión cristiana espiritual, la religión verdadera del espíritu es una vida de gracia y no de condenación. La vida formal religiosa es una vida de condenación y no de gracia. y por eso es que el Apóstol Pablo dice, ‘.... ahora pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús...”

¿Por qué? Mire, esta mujer está todavía en ese lugar, algunos dicen que ¿por qué escogió esa hora del mediodía? Es una mujer pecadora, y está bajo la condenación de Dios. Su pecado está dentro de ella. Ella lo carga todos los días. Su sensualidad, su vida desordenada moralmente, y está aislada de las otras mujeres, no puede sentir la gracia de Dios, está atada, está aislada, está sola, porque la vida religiosa es eso.

La vida religiosa no te puede dar un sentido de reconciliación con lo eterno. Tu siempre tienes que estar viviendo de sustitutos y símbolos que te dan por un momento sentido de conexión con lo eterno. Pero cuando tu tienes a Cristo en tu corazón tu sabes que tu has sido perdonado. Tu tienes libertad.

En el Capítulo en Hebreos, no tengo tiempo para leerlo, habla de eso de que nos acerquemos confiadamente al trono de la gracia abierto por Cristo por medio de su cruz. La vida cristiana es una vida de bendición y de paz con Dios, reconciliación con el Padre. Mientras que la vida religiosa es una vida de condenación: no hagas, no toques, no bebas, no hagas, no vayas, no comas, no te vistas, no hagas esto, no hagas lo otro. Es una vida de esperando en cualquier momento que te va a caer un rayo de arriba porque Dios se levantó de malhumor hoy y lo ofendiste.

Mientras que en la vida cristiana, la vida espiritual es una vida de gozo. A Cristo lo llamaban un comelón y un bebedor porque le gustaba estar en los lugares donde había celebración, donde había paz y lo acusaban de que sus discípulos comían y que no ayunaban, y que cogían espigas el sábado, y lo acusaban de que él sanaba en el sábado y todas estas cosas, porque la religión formal es una religión de condenación. No te puede dar verdadero descanso, verdadera paz con Dios. Eso solamente lo puede hacer cuando Cristo entra a tu corazón y tu sabes que tu eres una hija, un hijo de Dios y que tu vida no depende de lo que tu haces, aunque es importante lo que tu haces, pero que Dios te ama porque Cristo murió por ti en la cruz. Se relaciona contigo a través de Cristo Jesús y tu tienes acceso al Padre, tu tienes la libertad de un niño que puede entrar a la oficina de su papá aunque su papá sea un gran hombre de estado y tu papá se recibe porque tú eres un hijo de Dios.

Dos cosas más, la vida formal religiosa es una vida de ataduras, no te puede dar libertad porque el diablo siempre va a tener formas de mantenerte atado. No hay esperanza de tu ser liberado. Esta mujer está atada a una vida sensual, está atada a un estilo de vida que la tiene encadenada y Cristo dice, ‘mira, yo te puedo libertar de eso, yo te puedo dar descanso de tu atadura’.

Y por eso la confronta para hacer un exorcismo. Dice ‘tu tienes 5 maridos has tenido’, porque antes de ser libres tenemos que ser limpios, tenemos que ser confrontados, tenemos que sacar las cosas a la luz a través de un encuentro con Cristo. Y cuando tu tienes a Cristo en tu corazón, ahí es donde yo creo que puede comenzar el tiempo de una verdadera liberación en tu vida. Nunca tengas vergüenza de traerle al Señor todo lo que está dentro de ti. No te avergüences jamás de decirle jamás tus pecados más íntimos, profundos y aterrorizantes. Él ya los conoce de todas maneras y él no se escandaliza de nada. Lo que él quiere es tomar eso y levantarlo y ponerlo a volar y transformarlo en una paloma blanca que te bendiga tu vida y que tu puedas entonces encontrar descanso.

Y si estás en lucha el Señor dice, yo te voy a dar la victoria, sigue la lucha porque la victoria va a ser tuya. Nunca vivas en esclavitud. El hijo de Dios no puede vivir en esclavitud. Cualquier atadura que tu tengas mental, emocional, lo que sea tráela una y otra vez al Padre hasta que el Padre conteste con una liberación total. No importa cuál sea tu atadura: depresión, miedo, conflictos interiores, complejos de inferioridad, heridas del pasado, lo que sea, el Señor es poderoso para libertarte.

Esta mujer no podía ser libre por la religión. Estaba viviendo una vida esquizofrénica, dividida, compartamentalizada y Cristo la unifica y la deja libre entonces para ir y servir al Señor y traer a otros al conocimiento de Cristo.

Y finalmente, la vida religiosa es una religión muerta, versus una persona viva. La vida religiosa está hecha de un sistema de creencias, un aparato externo, una teología, un aparato teológico, una cantidad de enseñanzas, rituales, hombres, edificios, constituciones, declaraciones, como era el judaísmo con todos sus decretos y cosas puntillosamente guardadas.

Cristo le dice, mira, tu tienes que conocerme a mí, fíjese que el momento culminante de este encuentro es cuando Cristo dice, ‘Yo soy el que habla contigo’. El ha estado llevando a esta mujer hasta ese punto de mostrarse a ella como el Hijo de Dios. Cuando ella tiene un encuentro con él entonces queda liberada para ir y buscar a sus compañeros y traerlos para que conozcan a Jesús, porque cuando tu te encuentras con un ser vivo, como es Cristo, entonces tu tienes vida espiritual verdaderamente.

Entonces tu estás libre para una vida de servicio, una vida de bendición, una vida de fruto, no una vida anónima, de pelear con tus demonios por dentro y ellos a puño limpio. Siempre vas a perder. Pero cuando Cristo entra a tu vida, entonces tu tienes un abogado, un ayudador dentro de ti, paracletos que te ayuda en todas tus luchas y que te deja libre para poder ser de bendición a otros.

Vida religiosa, vida espiritual. Todo eso ilustrado por el encuentro de Jesús con esta mujer samaritana. ¿Cuál es la vida que tu estás viviendo verdaderamente? Si tu enfocas tu vida ahora mismo, tu vida llamémosla espiritual, ¿dónde encajas tu mejor? En estos dos sistemas digamos, que yo estoy tratando de elaborar torpemente, ¿dónde está tu vida, más o menos? ¿Dónde tu te ubicarías? Yo no puedo decir todas las cosas con detalle finísimo porque esto no se presta a eso, sino estoy tratando de esbozar una zona y en cuál de esas dos zonas tu crees que tu cabes ahora mismo, en cuál de esas dos descripciones te encuentras tu.

Nosotros a veces les tiramos muchas piedras a los católicos, pero nosotros los evangélicos podemos ser más religiosos que los católicos mismos, déjenme decirles, y es más traicionera la religiosidad evangélica que la católica, porque pensamos que ya la trascendimos pero caemos otra vez de nuevo. Así que podemos hacer la espiritualidad pentecostal también, podemos caer en la misma roboticidad religiosa y nos creemos que todavía estamos más lejos y estamos metidos todavía en lo mismo. Es algo muy traicionero. Pero en esta descripción, en qué camino estás tu, hacia qué religiosidad, hacia qué espiritualidad te diriges tú en tu vida.

El Señor quiere agua que salte para vida eterna, relación, templos que habitamos y nos habitan, relación personal con un ser vivo, mirada amoroso, armoniosa, reconciliadora, poder para romper ataduras y cadenas, efectividad para traer a otros al conocimiento de Jesús, consuelo, sanidad y frescura en el desierto. No tener que ir a intermediarios, aunque es bueno de vez en cuando pero tu tienes tu propia agua y la cargas, y aunque estás en el desierto abres tu canequita y te refrescas y puedes continuar porque el agua está dentro de ti. Tu no tienes que ir a la iglesia para que te bombeen otra vez la goma, que se comienza a desinflar en el momento que pasas por la puerta del atrio de la iglesia, hasta que vuelvas otra vez ahí, como esos carros sin aire, la goma dando vueltas a la iglesia para que otra vez te llenen con un sermón más en el tiempo de alabanza.

Esa no es la vida que Dios quiere para ti. Dios quiere una vida interna, fluida, orgánica, continua, esa es la vida que Dios quiere. Si no estás viviendo esa vida el Señor te dice, hoy, pídeme que te de agua y yo te la voy a dar, hermanos. Dios está diciéndole al pueblo de Dios, yo quiero agua para ti, el agua de mi Hijo, agua viva.

¿Cuántos les gustaría tener esa agua en esta mañana? Amen. Gloria al Señor. Perdónenme si me he extendido demasiado pero esto es palabra de Dios que hay que completar. Y hay mucho más todavía para nosotros en ese texto.

Hermano, yo te invito a una vida de interiores, una vida de frescura interior, una vida de la habitación del Espíritu Santo dentro de ti. Ahora mismo, ahí en tu corazón di, yo renuncio a la vida religiosa, renuncio a la vida externa meramente, y abrazo la vida del espíritu. Enséñame Dios cómo vivir esa vida del espíritu en el nombre de Jesús, te invito a abrir tus ojos a una vida que Dios quiere que tu vivas. Quizás ya tu aceptaste al Señor pero eso simplemente es un comienzo, eso estableció un punto de partida pero hay zona, sobre zona, sobre zonas que Dios quiere que tu vayas continuamente abriendo puertas, compartimentos más profundos de llenura, de unción, de visión, de entendimiento. La vida cristiana es una vida de continuo crecimiento, la hemos empobrecido tanto haciéndole creer a la gente que sentándose en una banca evangélica van a tener contacto con Dios. Es terrible, terrible robo y la gente se deja engañar porque quieren ser engañados, porque no quieren darse cuenta de su pobreza y dejar que Dios les rompa y les quebrante. Tienen miedo.

Yo hablaba con una persona hace poco precisamente, necesita de Dios, está en la iglesia, ha aceptado a Cristo pero tiene miedo de tirarse a las aguas, porque tiene miedo de lo que le pueda pasar y es difícil hay que morir, hay que romper. Dios quiere que nosotros rompamos la corteza externa de la religión, que seamos apasionados, que haya risa, que haya llanto, que haya sudor, que haya lágrimas, que lo interno se comunique con lo externo, que haya compenetración con lo sagrado, lo cotidiano, el tiempo, la eternidad, lo divino, lo humano, lo banal, y lo sublime. Todas estas cosas unidas en una sola sustancia, esa es la vida del espíritu. No hay diferencias. Todo es una sola cosa. Todo en él es sí y amen, dice el Señor.

Hermano, yo te invito en el nombre de Jesús. Abraza la vida del espíritu en esta tarde, dile al Señor, entra Espíritu Santo, entra y envía tu unción a cada poro de mi piel, cada segmento de mi ser, envía tu ungüento y toma el cuero endurecido y hazlo respirar de nuevo y adquirir flexibilidad, Espíritu Santo. Te necesitamos, Señor. Queremos esa vida del espíritu para nosotros, vida que refresca, vida que salta para vida eterna.

Yo quiero invitar, si hay alguien en esta tarde que no ha conocido a esa Jesús. Piensa que tú eres como la mujer samaritana y tu ni siquiera has conocido a Cristo todavía. No has entregado tu vida a él, al Señor le gustaría en esta tarde que dijeras, ¿saben qué? Hoy encontré al Mesías y que vayas a donde tus compañeros y tus familiares y digas, ¿saben qué? Encontré al Mesías, vengan, vamos a verlo. Amen.

Yo quiero invitar que no haya recibido a Cristo todavía en su corazón a levantar su mano porque yo quiero orar, me gustaría orar por ti en esta tarde y ponerte en la mano del Señor de Señores y Rey de Reyes. ¿Habrá alguien que no ha entregado todavía su vida a Jesucristo y lo quiera hacer en esta tarde? Abrimos un momento para orar por ti. ¿Habrá alguien que quiera levantar su mano y decirle al Señor, Señor, yo quiero entrar en esa dimensión?

Abrimos un momento aquí. Dios te bendiga hermana, gloria al Señor. ¿Alguien más? Una mano allí que se levanta también, esa jovencita. Gloria al Señor. ¿Alguien más? Vamos a ver. Hay otros como la samaritana. Tú eres como la samaritana, yo soy como la samaritana. Necesitamos tener un encuentro con el Mesías y tenemos que ir y entonces decirle a otros.

¿Habrá alguien más? Vamos a ver, alguien más que entregue a Jesucristo en esta tarde, quiera entregar su vida al Señor. Sí, ya la reconocimos a ella. Pasen por acá, hermano, me gustaría orar, alguien que venga y acompañe a esas personas. Acompáñele aquí ahora y vamos a orar por ellos. Vengan por aquí y queremos iniciarte en una vida interna, una vida orgánica, una vida fluida.

Joven, Dios tiene grandes cosas para ti y Dios te va a bendecir y Dios te va a dar eso que tu necesitas y que estás buscando, lo puedes hacer en esta tarde, vas a recibir algo. Dios te va a tocar. Gracias, Señor Jesús.

¿Habrá alguien más todavía? Si hay alguien más que quiera entregar su vida al Mesías que es Cristo Jesús y vivir una vida uuuf, una vida atómica en el espíritu, pase por acá. No se preocupe si todo no está claro en su mente, hay algunas dudas, Cristo lo que quiere es que tu vengas, donde tu estás y que tengas un encuentro inicial con él, él te irá aclarando el camino después. Él te dirá lo que hay por delante. No te apures, ahora es simplemente dar ese primer paso de fe, ese primer paso de fe. ¡Aleluya!

¿Alguien más todavía que quiera pasar aquí para que oremos por ti? Venga adelante y entrega tu vida al Señor. si hay alguien todavía que está batallando, yo siento que quizás hay una o dos personas más que todavía están batallando y se preguntan, ¿no se, lo hago o no lo hago? Este es el momento, todavía se puede hacer. Venga por aquí y vamos a resolver esto de una vez por todas.

Gloria a Dios. Amen. Amen. Pasen por acá, hermanos, les bendecimos en el nombre del Señor. La joven, qué bueno es ver jovencitos que vienen a los pies del Señor. Tienen toda una vida por delante y Dios los va a bendecir grandemente. ¡Aleluya! Tienen un encuentro vital con Cristo Jesús esta tarde. Amen. Amen. Gloria al Señor. Gloria al Señor.

Hermanos, digan conmigo, ustedes que están ahí que han recibido al Señor en esta tarde, repitan conmigo: Señor Jesucristo, ..... como mi Dios y como mi salvador. Yo reconozco que en ti tengo perdón de mis pecados y vida eterna. Entra a mi espíritu y siéntate conmigo y vive la vida conmigo. Perdona mis pecados y lávame y séllame.

Y ahora di lo siguiente también, quiero que.. el Señor me dice cada día más y más que invite a la gente también a recibir el Espíritu Santo porque el Espíritu Santo es Cristo pero humanamente hablando es otra cosa también, aunque son la misma cosa pero el Espíritu Santo quiere entrar también para ser una fuente de poder en tu vida y para permitirte caminar la vida cristiana con más energía y más efectividad.

God wants you to walk the Christian life with power and effectiveness and with the capacity to deal with anything that might come your way, whether it’s crisis or difficulties or attacks from the enemy of your life, that you can fight back and you can live a victorious Christian life. And so you want to receive the Holy Spirit as well and you want to ask the Holy Spirit to come into to you and to walk with you because that’s what the Christian life is all about, it’s life in the spirit, life with the spirit of God running and jumping and moving inside of you for victory and for life.

Quiero por lo tanto que tu invites al Espíritu Santo también a entrar y di conmigo: Espíritu Santo te invito a entrar a mi vida. Lléname y bautízame y sumérgeme en ti. Dile al Señor, sumérgeme en ti, éntrame en ti y entra en mi y lléname hasta que reboce mi vida.

Imagínate que las aguas del río de Dios están entrando en tu corazón ahora mismo y te están lavando por dentro e invita al Espíritu Santo. Yo le invito a abrir su boca y yo se que es difícil esto que les voy a pedir, pero invita al Espíritu Santo a entrar. Di Espíritu Santo entra a mi vida, y di, te recibo, y di, gracias por entrar. Dile así y alaba al Señor.

Dile, gracias, Padre. Ahora, alaba al Señor. Alábalo, no tengas vergüenza. Dile, gracias Señor, gracias por estar conmigo. Bien quedo, bien suavecito, porque si tu vas a entrar ahora en la vida del espíritu tienes que comenzar a hablar, a moverte, a actuar, a tomar riesgos, a actuar en el espíritu. Ya tú lo tienes, el espíritu ha entrado en tu vida porque Cristo dice que si me invitas yo voy a entrar. Y si tu le pides al Padre el Espíritu Santo él te lo va a dar, y si tu se lo has pedido, él te lo ha dado. El Espíritu Santo está dentro de ti.

The Holy Spirit is inside of you and he will walk with you every step of the way. Know that you have the spirit of God in you.

El Espíritu Santo está con tu bebé, el espíritu está contigo y va a caminar contigo toda la vida. Créelo y sabe que lo tienes dentro de ti, no tienes que venir a la iglesia, aunque es bueno que vengas, pero esl Espíritu Santo va a estar contigo todos los días de tu vida, de aquí en adelante. Habla con él y pídele lo que tu necesites, háblale y él te lo va a dar.

Gracias Señor. Bendecimos estas vidas, las sellamos con el Espíritu Santo. Reciban el Espíritu Santo.