Vino nuevo en odres nuevos

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Es un placer nuevamente estar aquí con ustedes, como mencionó roberto estamos en el área de Texas en Dallas, está nuestra iglesia Rossmon Christian Center y allí también tengo un centro de estudios bíblicos en el 1304 de la Southampton Road, para aquellos que están escuchándonos a través de la Internet. Así que estamos ubicados en Dallas y para aquellos que nos conocen de muchos años atrás, déjenme decirles que ya somos abuelos. Tenemos un nieto, un varoncito de dos meses de nacido, Amadeus Alejandro es su nombre y estamos felices, de mi hijo mayor Manuel Alejandro.

Quiero entonces invitarles a que pasemos a la palabra del Señor, vamos a ubicarnos en el Evangelio según San Lucas, Capítulo 5 y vamos a estar leyendo los versículos 36 al 39, ubiquemos nuestras Biblia, dejémosla ahí abierta y les invito de que oremos.

Padre, estamos o continuamos ante tu presencia y en esta hora buen Dios, llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo Jesús de tal manera, Señor, que tu palabra haga en nuestras vidas, oh Dios, aquellos que es necesario hacer. Abrimos nuestros corazones a ti, Señor y te pedimos que nos hables conforme a nuestras necesidades, Señor, y conforme a tus propósitos para con nosotros, oh Dios en el nombre de Jesús te lo pedimos. Amen. Amen.

Capítulo 5, versículo 36 dice de la siguiente forma: está Jesús hablando, “.... les digo también una parábola, nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo pues si lo hace no solamente rompe el nuevo sino que remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos de otra manera el vino nuevo romperá los odres y se derramará y los odres se perderán. Más el vino nuevo en odre nuevos se ha de echar y lo uno y lo otro se conserva. Y ninguno que beba del añejo quiere luego el nuevo porque dice, el añejo es mejor.,,,”

Cuando Roberto me invitó para predicar hoy la noche que él tuvo su participación le dijo, te contesto mañana y en la noche cuando estaba orando por esta invitación, y orando por la congregación, Dios me habló y Dios me dijo, vino nuevo quiero traer a mi pueblo. Vino nuevo quiero traer o traigo para mi pueblo. Es por eso la temática que traigo para ustedes en esta tarde es el vino nuevo en odres nuevos. Vino nuevo en odres nuevos.

Y en la lectura que acabamos de ver si voy un poquito al trasfondo del contexto de lo que está ocurriendo ahí, encontramos que ciertos escribas y fariseos preguntan a Jesús una pregunta capciosa para agarrarle en falta, preguntan a Jesús ¿por qué los discípulos de Juan, de Juan el Bautista ayunan y por qué los tuyos no, Jesús? Y Jesús ante esa pregunta le responde con esta parábola que acabamos de leer. Y esta es una parábola que contiene dos ilustraciones, dos diferentes ilustraciones para traer un mismo principio. Y vamos a estar observando las partes generales o principales de la parábola, no vamos a entrar a rebuscar detalles extras que la misma Biblia nos dice, sino los puntos importantes y generales de la parábola para ver qué Dios tiene para nosotros en esta tarde y recordamos, mencioné que es un mismo principio ilustrado dos veces. Y en el pensamiento hebreo que la Biblia se escribe en griego, pero los escritores hebreos en el pensamiento hebreo del pueblo judío, que es el pueblo de donde se inicia la iglesia en el primer siglo, la repetición implica énfasis de parte de Dios. o sea que la contestación que Jesús estaba dando estaba dejando claro lo que era él y lo que él traía ante la pregunta de los escribas y los fariseos.

Y vemos entonces que está diciendo aquí que nadie coloca en un vestido nuevo un remiendo viejo. Y si yo tomase esta blusa que está media nuevecita, y agarro un pedazo, por algún error me cayó una mancha o algo como que se rompió, y agarro un pedazo de tela que mi hermana Milly me regala, y ella dice, yo tengo una blusita por allí ya usadita pero también color negro, eso pega, y entonces yo vengo y agarro esa pedazo de tela ya vieja de esa blusa y la coloco en la blusa nueva, ¿qué va a pasar? No armoniza. No se ve bien aunque sea el mismo color a lo mejor está ya deteriorado. Pero no solamente eso que ¿qué más ocurre? El remiendo viejo va a tirar ¿de qué? O la tela nueva va a tirar de remiendo viejo y se va a romper la blusa nueva y también el pedazo de remiendo viejo que le colocamos, ambas cosas se pierden y ya no sirven para nada.

Así que tenemos que tener cuidado de que Dios quiere traer algo nuevo a nuestras vidas o a su pueblo, a su congregación y tenemos que tener nuestras mentes abiertas y preparadas para lo que Dios quiere que es nuevo pero que nuestros corazones también se mantengan en novedad en el Señor para que lo que Dios derrame nuevo llegue a un odre nuevo, que es precisamente la segunda ilustración que Jesús utiliza al contestarle a los escribas y a los fariseos.

Dice que nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el odre cuando es viejo ya ha estirado lo que iba a estirar. Los odres usualmente eran de cuero de vaca y el odre nuevo está flexible para ir estirando cuando se le echa el vino nuevo, pero ya el odre viejo no estira más por lo tanto un vino nuevo que se echa en un odre viejo que comienza a fermentarse, necesita que el odre se expanda, pero en un odre viejo lo que va a ocurrir es que se rompe el odre o la vasija de cuero, se rompe, y también se pierde el odre y se pierde el vino nuevo que se echó en ese odre.

Así que con esta principio, con estas ilustraciones que Jesús nos da queremos entonces motivarles a lo que Dios, a que estemos pendientes y preparados y en apertura de corazón para lo que Dios trae nuevo en esta congregación. Y cuando digo, lo que Dios trae nuevo estoy consciente que le estoy hablando a una congregación que está activa, una congregación que está implementando constantemente programas para la iglesia, para la comunidad, una congregación que podemos decir que procura estar siempre a la vanguardia, procura responder a Dios, procura caminar en el propósito, y está caminando en el propósito de Dios.

Estoy consciente de a qué pueblo le estoy hablando. Pero lo que Dios nos quiere decir, o el propósito de este mensaje en esta tarde es que podamos entender que debemos estar a la expectativa y continuar preparándonos y estar preparados para lo nuevo que Dios tiene para esta congregación, para el próximo paso de lo que Dios tiene en esta congregación.

Cuando hablamos de algo nuevo es algo que no lo hemos visto antes, ¿verdad? Si es nuevo, pues, por lógica no lo habíamos tenido antes, pero esto de algo nuevo de Dios, es relativo en el sentido del trato de Dios con nuestras vidas como individuos y el trato de Dios como iglesia. en una iglesia un mover de Dios que Dios traer nuevo puede ser diferente al mover que Dios tienen en esta congregación y lo que para unos es nuevo para nosotros ya lo conocemos. O a la inversa, lo importante es que lo nuevo de Dios para este pueblo lo podamos alcanzar, que contentos y gozosos con lo ya logrado no nos quedemos ahí estancado disfrutando lo que ya hemos alcanzado, sino que avancemos hacia lo próximo que Dios tiene, de tal manera que el vino nuevo caiga en odres nuevos.

En las Escrituras encontramos especialmente en el Antiguo Testamento, también en el Nuevo Testamento, esta imagen bíblica que utilizó aquí Jesús acerca del vino. También encontramos, por ejemplo, en el Evangelio según San Juan la ilustración que nos da Jesús de que él es la vid y que nosotros somos los pámpanos, encontramos en el Antiguo Testamento como se habla de la vid y cómo Dios promete bendición al pueblo y el fruto de la tierra, la abundancia y la bendición, la promete y habla de que tendrán vino abundante porque eso representa bendición de Dios, eso representa que el pueblo ha respondido a Dios por lo tanto Dios derrama aún mayor bendición.

Vino nuevo en odres nuevos. Vino nuevo en odres nuevos. Y siguiendo con el asunto de contextualizar lo que estamos hablando a nosotros, podemos decir que en el contexto de lo que Jesús habló, lo que Jesús traía cuando estos escribas y fariseos preguntan para agarrarle de alguna forma en falta o que fallase en su contestación, lo que Jesús trajo en su tiempo eran verdades nuevas, era un nuevo pacto, y las verdades nuevas del cristianismo no podían ser colocadas o puestas en vasijas viejas, en odres viejos porque la misma persona de Jesús, ese nuevo pacto hermoso, era un vino nuevo de Dios llegando. Y el vino de Dios nuevo, de Dios en los tiempos y en el momento en que Jesús contesta a estos fariseos no encajaba con la mentalidad del pueblo judío, no encajaba con lo que ellos conocían, no acomodaba con lo que ellos conocían y muchas veces en nuestros tiempos, en nuestra vida cristiana, como individuos, como personas lo que entendemos es a dónde vamos en Dios y en el mover de Dios, no acomoda con otras, con la manera de ver de otras personas creyentes o no creyentes. Y muchas veces el mover de Dios, el próximo paso de Dios, el plan de Dios, el propósito de Dios con esta iglesia puede que no encaje con los conceptos religiosos que existen en otros lugares, pero lo importante es que según Dios hasta aquí nos ha traído Dios está dispuesto a que avancemos hacia lo próximo.

Cuando Dios da lo próximo usualmente lo da a aquellos que han sido fieles. En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, dice el Señor, pueblo. En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré dice el Señor. Así que aquellos que han llegado más recientemente ven todo este mover y todo lo que esta iglesia ha logrado, esto se queda poco comparado con todo lo que viene. Dios tiene algo nuevo. Dios tiene un avance. Dios tiene cosas extraordinarias y aunque quizás no podemos definir bien y decir, ponerle nombre a eso que Dios tiene, yo sí sé una cosa: en los planes de Dios, en los planes de Dios lo que Dios tiene es grande, hermanos.

Si hemos visto cosas grandes, lo que Dios tiene es aún mayor. Así que debemos tener nuestras mentes y nuestros corazones aún más preparados. No es que no estemos, no es que no estemos open, no es que no queramos, lo estamos haciendo, pero Dios está advirtiendo, lo que viene es más grande, por lo tanto todavía quiero odres nuevos, odres nuevos. Y a veces cuando nuestros odres se van envejeciendo tenemos que refrescar nuestro interior para abrir nuestra mentalidad, porque a veces nos hemos acomodado a lo que Dios está haciendo, a la manera de trabajar, a lo que hemos logrado hasta el presente y aún nosotros que estamos a la vanguardia, también Dios tiene que advertirnos, lo que traigo es mayor, prepárate, pueblo para lo que viene.

Nuestras mentes deben ser suficientemente elásticas para poder contener nuevas ideas en el Señor. el fundamento es el mismo que en la palabra de Dios, el fundamento no cambia, pero Dios muestra que tiene cosas nuevas y no podemos atrincherarnos y encerrarnos por causa de lo que ya conocemos, por causa de lo que ya hemos experimentado y quedarnos ahí. Tenemos que abrir nuestra mente, y nuestro corazón que sea suficientemente elástica, que se estire para recibir la bendición fresca y nueva que Dios tiene para nosotros.

El vino nuevo en odres nuevos sea dicha. Y cuando esto ocurre tanto una cosa como la otra, se conservan, nada se pierde. Pero también decía en estos versículos, dice el versículo 39:

“... y ninguno que beba del añejo quiere luego el nuevo porque, dice, que el añejo es mejor...”

Y entonces me dirá, ¿pero en qué quedamos? ¿Lo nuevo o lo viejo? Les mencioné que íbamos que estar viendo esta parábola en sus partes principales y una de las cosas que dice este versículo es que el vino viejo es mejor, pero el vino viejo es mejor en relación, y voy a mirar para este lado, que en el culto anterior, yo no sé por qué, voy a mirar para este lado, si alguien que me pueda ayudar con ese asunto del vino, pero dicen por ahí, que el viene viejo sí es el mejor. Eso es en términos de lo natural, ¿verdad? Pero en términos de la verdades bíblicas, lo que está diciendo el pasaje es que lo nuevo es mejor, por lo tanto tenemos que estar preparados para que llegue a odres nuevos y se conserve y rinda y bendiga a muchas vidas.

El vino nuevo es mejor, el vino es mejor y es ese tipo de vino lo que Dios quiere derramar aún mayor sobre esta iglesia. a veces, somos muy lentos en aceptar lo que es lo nuevo porque nos resistimos al cambio. Nos acostumbramos a unos patrones, a una manera de hacer las cosas y nos atrincheramos y nos quedamos ahí y en este lado Dios en el próximo paso, Dios tiene algo diferente con un patrón diferente donde puedo mover diferente, pero yo me quedo aquí porque esto es lo que aprendí, así es que se ha movido la iglesia hasta ahora y nos ha funcionado, por lo tanto, por qué no seguimos en el mismo patrón. Ok, algunos patrones se van a conservar, pero si Dios trae algo nuevo y hay que establecer patrones diferentes, programas diferentes, maneras de trabajar diferentes, hagámoslo porque lo importante es que cuando esa bendición fluya llegue y acomoda y tenga espacio para ser derramada.

El vino nuevo en odres nuevos. En el Nuevo Testamento encontramos que Dios habló, había hablado en el Antiguo Testamento de un nuevo pacto y en Nuevo Testamento encontramos cómo ese nuevo pacto se cumple. Encontramos por ejemplo, que en el Antiguo Testamento el Espíritu Santo moraba solamente, venía y caía sobre la persona que tenía un ministerio, sobre rey, sobre profetas, sobre los sacerdotes, para ejercer una función en el momento, una minstración en ese momento y luego se iba, pero en el nuevo pacto, en ese vino nuevo que Jesús trajo, encontramos al Espíritu Santo morando en nuestra vidas, morando en nuestros corazones. Dios ya ha dado vino nuevo, ese vino comenzó con la presencia de Jesús, con la presencia de Jesús en este mundo, ese vino comenzó con el sacrificio de Jesús, comenzamos a beber de la bendición de la salvación.

Pero también Dios desea continuar bendiciéndonos y ese Espíritu Santo que mora dentro de nosotros desea llevarnos día a día a que alcancemos sus propósitos, a que alcancemos lo nuevo que él tiene para nosotros, a que logremos llegar hacer realidad los planes de Dios para con nuestras vidas, los planes de Dios para con esta iglesia. Dios desea dar cosecha fresca.

Y cuando hablo de cosecha usualmente se piensa en cosecha solo en el sentido de almas ganadas. Eso es lo primero, las almas que se salven, eso es lo primero. Pero cuando hablo de cosecha me refiero a toda la bendición que Dios quiere traer en cualquier área de trabajo que la iglesia se envuelva. Dios desea dar cosecha nueva. Sin la cosecha nueva de las uvas de la vid, no hay vino. Sin que la planta no produzca no hay vino. El resultado es el vino pero hay un proceso de que la planta tiene que dar fruto. Nosotros tenemos que dar fruto o debemos seguir dando fruto permaneciendo nosotros pegados a la vid como los pámpanos que somos, y finalmente encontraremos y de estar pegados, el estar unidos al Señor nos llevará a disfrutar de ese vino nuevo, del resultado de esa unión, ese vino nuevo que Dios desea derramar constantemente sobre nosotros.

¿Cómo alcanzar lo nuevo que Dios tiene para nosotros? Mencioné el estar pegados a la vid. Quiero mencionar que debemos negarnos a nosotros mismos trabajar y caminar en obediencia. en Lucas 9:23 dice:

“... si alguno quiere venir en pos de mí niéguese asimismo, tome su cruz cada día y sígame....”

Tenemos que negarnos a nosotros mismos, el egoísmo hay que ponerlo a un lado. A veces somos egoístas hasta inconscientemente, y el Espíritu Santo nos tiene que concienciar. A veces creemos que porque las cosas se han hecho de una manera, tenemos que continuar haciéndolo de la misma manera porque a mí me gusta cómo se hace. Y tenemos que dejar a un lado el egoísmo porque lo que Dios trae nuevo tiene que acomodar con espacio suficiente para desbordarse, para derramarse.

Cuando somos egoístas cada uno pensamos a nuestro favor y decimos, no, pero es que si yo pienso que se debe hacer de esta forma en la iglesia es por el bien de los hermanos. Bueno, la intención es por el bien de los hermanos, por el bien de la iglesia, pero interiormente a lo mejor la raíz de que las cosas se quieran que se queden en este patrón ahí atrincherados tiene que ver con que me gusta de esa forma y no quiero el cambio y no quiero experimentar la apertura de lo que Dios quiere traer. Necesitamos no ser egoístas para ser de mayor bendición al pueblo de Dios y aquellos que nos rodean.

También decíamos, tome su cruz cada día. El trato de Dios con nosotros es de cada día. Y nosotros tenemos que tomar la cruz, tenemos que esforzarnos aún hasta el cansancio en el trabajo, en el envolvernos en el trabajo, en el Señor, en el trabajo en la iglesia, en nuestra vida individual, nuestro compromiso con el Señor, tenemos que tomar nuestra cruz día a día, y cuando tomamos la cruz día a día vamos a ver la gloria de Dios. Cuando día a día avanzamos hacia ese propósito, hacia lo nuevo que Dios trae vamos a tener victoria día a día, pero tenemos que estar dispuestos al sacrificio, al trabajo.

En ocasiones aún en iglesias grandes donde hay muchas personas para ayudar, mucho recursos humanos para ayudar, a veces trabajan los mismos. Eso no pasa aquí, yo no sé, yo estoy lejos, yo espero que eso no pase aquí, y los mismos se llama al trabajo a las personas, sea que lleven un poco de tiempo en la iglesia, o llegaron más tarde, más temprano, llevan unos años o no, y cuando se llama al trabajo siempre responden lo mismo, y ¿saben qué? El vino nuevo de Dios, Dios lo va a derramar, pero hay una parte que nos corresponde a cada uno de nosotros. Tenemos que tomar nuestra cruz día a día, no son unos pocos los que tienen que tomar la cruz en términos ahora estoy hablando del servicio al Señor. Cada uno de nosotros envolviéndonos en las diferentes áreas haremos que se puede hacer realidad lo nuevo que Dios tiene para nosotros.

Lo nuevo que Dios trae cuesta. Y cuando digo, cuesta lo digo en el sentido de la parte que nos corresponde hacer, porque lo que Dios hace es por gracia y porque desea bendecirnos y porque tiene propósitos en medio nuestro. Pero cuesta en el sentido de que hay una parte que le corresponde al creyente. Dios siempre está dispuesto para bendecir, Dios siempre está dispuesto para derramar su presencia, Dios siempre está dispuesto a llevarnos a avanzar un próximo paso, pero necesitamos hacer la parte que nos corresponde a nosotros y entonces alcanzaremos lo nuevo de Dios, entonces alcanzaremos lo próximo que Dios tiene diseñado en su plan.

También decíamos, sígame. Y sígame implica obediencia. Tenemos que estar unidos a la vid permaneciendo bien pegaditos al Señor y seguir los pasos de él. Yo decía esta mañana que en cierta ocasión en mi país, en Puerto Rico, estaba caminando por una carretera y entonces venía un automóvil, era de una sola vía y tuve que colocarme en el pavimento, en la acera, lo que el carro pasaba, entonces yo me acomodo y me doy cuenta que por eso era que estaba caminando en la carretera, que era bien estrecha, bien estrecha. Entonces comienzo yo a caminar y tengo que caminar de esta forma, así, miren mis piecitos tan grande, caminando de esta forma para poder ir en la trayectoria y avanzar y nosotros tenemos que caminar de tal forma que estemos ahí, pendiente que cuando el camino se pone estrecho, no importa que el camino esté estrecho, yo avanzo hacia la bendición de Dios, no importa que el camino esté estrecho, yo le sigo. Dice, y sígame. Tenemos que estar dispuestos a seguirle.

Que fácil es seguirle cuando todo suena armonioso, cuando todo es alegría, cuando todo es felicidad. Que fácil es seguirle. Pero el Señor espera que tomemos nuestra cruz y le sigamos cada día, sea que haya abundancia, sea que haya escasez, sea que haya alegría, sea que hay tristeza, sea que el camino esté ancho y cómodo como cuando el camino esté estrecho y angosto y difícil de caminar, tenemos que seguirle en obediencia y así alcanzaremos lo que Dios tiene para nosotros.

Que más tenemos que hacer. Tenemos que ubicar nuestras expectativas conforme a las expectativas de Dios. el pueblo judío tuvo la bendición de que el Reino de Dios irrumpió nuevo, con Jesús, pero ¿qué ocurrió? Las expectativas que el pueblo judío era de un rey que llegase con toda pompa y toda gloria, las expectativas que el pueblo judía tenía era un rey en el sentido de gobierno político, de reino terrenal. Y lo que Dios tenía era un reino celestial que irrumpía en la tierra, que irrumpió en la persona de Jesús. Las expectativas que el pueblo judío tenía no acomodaban con la realidad de lo nuevo de Dios.

Nuestras expectativas muchas veces erramos en ellas. A veces por ejemplo, Dios nos dice, mi siervo, mi sierva, te voy a usar en esto en lo otro, nos da una palabra específica y nos emocionamos tanto con esa palabra, y nos gozamos y entonces comenzamos a imaginarnos cosas, Dios va a hacer esto y lo otro y el ministerio y lo otro y lo otro, y a veces no prestamos ni siquiera atención específica a detalles de lo que Dios nos está diciendo, porque comenzamos a soñar en grande y no es malo soñar. Pero tenemos que soñar conforme a lo que Dios ha declarado. Cuando soñamos en un panorama diferente a lo que Dios ha dicho, entonces viene la frustración porque encontramos que lo que supuestamente Dios nos estaba diciendo, no se está cumpliendo, no es que no se cumplió es que mis expectativas estaban erradas. Dios dijo A y creí que era B y comencé a esperar el A y nunca llegó porque lo que llegó fue B y no lo reconocí y no lo identifiqué como le pasó al pueblo judío con el Rey de reyes, con el Señor de Señores, cuando irrumpió en este mundo con su reino para traernos bendición y vida eterna.

Lo que Dios va a hacer es nuevo en relación a nuestra experiencia, pero sus planes ya estaba determinado. En su anticipado conocimiento Dios conoce todo, ante nuestra relación como seres humanos que somos, y nuestra relación con el Señor, lo que Dios va a hacer es nuevo para nosotros pero Dios ya conoce todo, ya su plan como arquitecto, el mejor arquitecto que tenemos, ya su plan está diseñado y a veces él nos permite ver hasta cierto punto. A veces nos permite ver un poquito más allá y a veces la meta final es todavía más grande y nos deja ver apenas un panorama de esa meta final. Nos va mostrando a veces poco a poco sea que identifiquemos a plenitud y con certeza ese plan de Dios o no, simplemente veamos por espejos puramente, como quiera tenemos que caminar hacia el propósito de Dios tratando de avanzar y avanzar hacia lo nuevo que Dios tiene para nosotros.

Para eso también además de ubicar nuestras expectativas correctamente tenemos que renovar nuestras mentes. Romanos Capítulo 12, versículo 2 nos habla de que no nos conformemos a este siglo sino que nos renovemos por medio de nuestro entendimiento, nos habla de la mente, y en el contexto en Romanos, Capítulo 12 está hablando de la adoración del Señor, de nuestra entrega, de nuestro servicio que nos presentemos al Señor como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Pero ese mismo principio de no conformarse al mundo en este caso, habla de no conformarse a este siglo, se refiere al mundo, a los principios de este mundo, sino que debemos vivir en santidad, ese mismo principio yo quiero que hoy lo apliquemos a que no nos conformemos a esos patrones donde nos atrincheramos y no tenemos una mente elástica suficiente para estire y se expanda para entrar en lo nuevo de Dios y que su espíritu se derrame como he dicho y lo repito intencionalmente, y que su espíritu se derrame y que Dios se mueva con lo nuevo que trae con toda libertad. Tenemos que renovar nuestra mente, tenemos que renovar nuestras ideas y nuestros conceptos de tal manera que lo nuevo de Dios acomode en un odre nuevo. Tenemos que tener también apertura al Espíritu Santo.

Si el nuevo pacto y lo nuevo que Dios trajo comenzó con ese Espíritu Santo siendo colocado en el interior nuestro, muy diferente a lo antiguo, al antiguo pacto, donde el Espíritu Santo simplemente venía y ministraba a través de una persona y luego se iba, si comenzó de esa manera, si nuestra salvación comenzó de esa manera, si nuestro caminar en el Señor comenzó con la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu Santo no se ha ido, ni se irá de nuestro interior, sino que desea llevarnos al próximo paso que Dios tiene para nosotros.

El vino nuevo desea ser derramada, Dios desea derramarlo en nuestros corazones a través de la obra de su Espíritu Santo. No hay cosecha, no puede haber cosecha. Yo sé que ustedes saben esto, yo lo sé, no puede haber cosecha si no hay mover del Espíritu Santo. No puede haber cosecha nueva, fruto nuevo, vino nuevo si el mover del Espíritu Santo no sigue avanzando. Y con esto no estoy diciendo que aquí no hay mover del Espíritu Santo, estoy diciendo lo próximo, vuelvo a enfatizar, que Dios traer, que Dios tiene para este pueblo.

Que más podemos decir en esta tarde. Los resultados de echar el vino nuevo en odres nuevos son que permitimos que lo nuevo llegue y se deje ver en nosotros, y al dejarse ver bendice a otros. Los resultados que el vino nuevo se eche en odres nuevos, podemos mencionar, en primer lugar, que lo que tu tienes de Dios, esa bendición tan grande fluye, tu no la puedes contener y contagias a otros. Se deja ver impactando otras vidas. Resultados que el nuevo vino sea echado en odres nuevos, viviremos vidas victoriosas y fructíferas.

Y vivir vidas victoriosas y fructíferas no implica que no pasemos por circunstancias difíciles, pero en medio de las circunstancias estamos en victoria, en medio de las circunstancias ese vino nuevo que ha sido depositado en nosotros en estos odres nuevos fluye y el Espíritu Santo nos fortalece para vencer cada día.

Las Escrituras dicen en Isaías 43, “... he aquí yo hago cosa nueva pronto saldrá a la luz, no la conoceréis, otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad....”

Cuando hay vino nuevo en nuestro corazón aún en el desierto, se florece, aún en el desierto hay aguas abundantes, porque el vino de Dios está en nuestro interior. Lo imposible, Dios lo hace posible. Alcanzamos otras vidas para el Señor, nuestro caminar, nuestro mover todo lo que hacemos bendice a otros, pero también cuando permitimos que ese vino nuevo sea echado en odres nuevos encontramos que el Espíritu Santo se derrama de tal manera que aún mayores prodigios y señales ocurren en nuestras vidas a través de nosotros y en medio de nosotros.

En las Escrituras se nos prometió que aquellos que siguiéramos al Señor muchas cosas y señales ocurrirían, echarían fuera demonios, hablarían nuevas lenguas, tomará en la mano serpientes y nada nos dañará, diferentes señales que Dios quiere hacer en respaldo a la palabra predicada, no que la palabra no sea suficiente por sí misma, pero aquellos que no creen por la palabra, van a creer por las obras. Y no solamente eso, las obras que Dios hace: milagros, sanidades y prodigios, Dios las hace porque es un Dios de misericordia. Y cuando tenemos ese vino nuevo de Dios en nosotros, tiene que fluir para extender la misericordia a otras vidas.

Hace muchos años atrás estando yo embarazada me dio piedra en un riñón. Aquello era un dolor peor que el de parto, yo ya había tenido otro parto anteriormente, yo sabía lo que era eso, era un dolor horrible. Y ya yo llevaba 3, 4 días con la condición y un día estoy sentada en le balcón de mi casa y yo había orado, Señor, quítame esto que tengo que hacer. Y estoy en el balcón de mi casa y le digo al Señor, mira, Señor, yo te voy a pedir que me sanes por tu amor y por tu misericordia porque este dolor es demasiado fuerte. Yo fui al Señor diciendo, yo sé que tu eres un Dios de amor, yo sé que tu eres un Dios de misericordia, en otras palabras, a lo mejor yo no tengo un arrebato de fe para reclamar sanidad ahora, pero por cuanto tu eres quien tu eres, por favor sáname. Voy al baño y la piedra salió inmediatamente.

Vino nuevo, Dios quiere derramar para que cosas como esta ocurran en nuestras vidas y ocurran en nosotros y también para bendecir a otros. Pero también dentro de lo que implica sanidades, quiere contarles otro testimonio. Esta mañana nos acompañaba una hermana llamada Matsie y la vez anterior que yo vine unos meses atrás, estaba quedándome con mi hermana Milagros, y ella también estaba allí. La conocí por primera vez, no sé nada de ella, estábamos orando y estoy orando por ella y Dios me lleva a colocar mis manos sobre su corazón, y al declarar sanidad, palabra de sanidad sobre su corazón, yo no conozco ni me estoy inventando nada, yo estoy haciendo lo que Dios me está indicando. Y resulta ser que ahora cuando regreso ella me cuenta que ella tenía una condición, tenía, del corazón. Cuando Dios me lleva a orar, ella sabe que es el Señor porque yo no conozca de su condición. Cuando ella regresa creo que fue a su país, unos meses después, va al médico y el médico le dice, tu estás sana, no tienes nada.

Señales y prodigios, porque el vino nuevo está en nuestras vidas y el vino nuevo se quiere derramar en medio nuestro. Pero también hay otras señales que quizás no nos gustan mucho pero yo las quiero mencionar por algo, no sé por qué el Señor quiere que las mencione, pero las tengo que mencionar.

Cuando están pasando todas estas cosas, estas bendiciones, este avance de Dios, estas cosas que Dios hace como ocurrió en la iglesia en sus inicios, también pueden ocurrir cosas que nos puedan sorprender. En los inicios en la iglesia mientras la iglesia se extendía y había bendición, gozo, cantando himnos al Señor, predicando la palabra, señales y prodigios, comienzan los hermanos a suplir las necesidades unos de los otros y en cierta ocasión una pareja llamada Sananías y Safira decidieron vender una propiedad que tenían y ponerla a los pies de los discípulos para ayudar a los que estaban en necesidad y no se pusieron de acuerdo. No se pusieron entre ellos dos de acuerdo, vamos a venderla en tanto. Pero resulta ser que luego cuando la venden y van a llevar la ofrenda a los Apóstoles decidieron quedarse con una parte. Ellos podían quedarse con una parte, decirle, mira, Pedro originalmente la íbamos a vender en 10 y la vendimos en 10 y queríamos dar los 10 pero tenemos una necesidad y te vamos a dar 8. Pudieron haber hecho eso, pero mintieron al Espíritu Santo de Dios y el hombre cayó muerto y cuando la mujer viene, porque entraron uno primero y otro después, y entonces Pedro confirma que ella también había mentido y cayó muerta.

Con esto yo no estoy asustando a nadie, pero yo quiero decir algo: en este mover de Dios cuando inclusive pueda venir gente a querer hacer daño. No estoy diciendo, venir, fíjese venir, no estoy hablando de aquí, si Dios hace lo que haga, yo no le deseo mal a nadie, pero cuando Dios te termina derramar la bendición que él tiene, y se quiere colar el enemigo para dañar, Dios hace como quiere hacer.

Solamente una advertencia para estar pendiente para lo que viene. En cierta ocasión también, en el Antiguo Testamento encontramos que Coré junto con otras personas de su casa y seguidores, estaba en el servicio a Dios igual que Moisés, igual que Aarón, tenía cierta tarea en el Señor, en término de servicio a Dios, no igual a la Moisés y a la de Aarón. Parece que entraron celos, o algo pasó con él y con los de su casa y un grupo ahí, y ¿qué ocurrió? Comenzaron a murmurar en contra de Aarón y de Moisés, y a tal grado fue la murmuración que Moisés presenta a todos delante de Dios y le dice, reúnanse en tal lugar y vamos a ver aquí quién es el que está sirviendo al Señor, en otras palabras. ¿Y qué ocurrió? La Escritura dice que ocurrió algo nuevo. La tierra se abrió y tragó a los de Coré y a los que le seguían.

Vuelvo y digo, eso no está pasando aquí. Lo que les quiero decir con esta ilustración es que en este avance de Dios cuando quieran venir estorbos de afuera, de la índole que sean, Dios se va a ocupar de hacer lo que tenga que hacer, pero el avance de Dios va a seguir, así que, iglesia, no te sorprendas. Iglesia, no te sorprendas de los milagros que Dios haga sea de una índole o de la otra.

Lo nuevo de Dios tiene que avanzar en este lugar y no debe ser detenido, dice el Señor. lo nuevo de Dios tiene que avanzar y no debe ser detenido. Dispuestos a que nuestros odres se mantengan nuevos, tenemos que disponernos a que nuestros odres, nuestras mentes y nuestro corazón se mantengan nuevos y frescos para todo lo que Dios tiene.

Procuremos alcanzar ese vino nuevo que Dios tiene para nosotros. Puestos en pie, por favor.

Te adoramos, Señor, te adoramos, Dios, bendito eres, Señor, bendito eres, oh Dios. Vamos a elevar una oración al Señor mientras está la melodía de fondo.

Primero vamos a orar al Señor presentándonos cada uno individualmente, lo que somos y si usted ha identificado que en algún momento en su vida, usted ha cegado su mente a lo que Dios quiere para usted, dígale Señor, aquí estoy, quiero tener elasticidad en mi mente y en mi corazón para lo que tu quieres hacer. Y quiero avanzar para lo que tu tienes para mí. Y luego entonces vamos a estar orando como iglesia, como congregación:

Padre, en esta hora nos presentamos ante tu presencia o continuamos ante tu presencia, Señor, y te decimos, oh Dios, y te pedimos hasta perdón, Señor, por haber cerrado nuestra mente y nuestro corazón a lo que tu tienes para nosotros, al avance a lo próximo que tu tienes para nosotros, para mi vida, Señor. En esta hora te digo, Señor, quiero avanzar, abro mi mente, abro mi corazón a ti, has conmigo como te plazca pero quiero avanzar en tus propósitos, Señor.

Y ahora Señor, nos presentamos como un solo pueblo delante de ti, y te decimos, Señor, queremos avanzar en aquello que tu tienes para nosotros, queremos avanzar en ese nuevo paso en lo próximo, queremos salir de cualquier patrón, si hay alguno donde nos hemos encajonado y atrincherado y te decimos, queremos movernos al patrón que tu traes que acomoda a lo nuevo. Queremos ser como iglesia un odre nuevo para todo lo que tu tienes, Señor porque tu dijiste que tu deseas, o que tu traes vino nuevo sobre este pueblo, Señor. Aquí estamos, Señor. Aquí estamos, oh Dios.

Entonemos un cántico por favor y mientras la melodía está sonando vamos a orar por las personas que están enfermas, por favor, vamos a seguir las instrucciones, solo las personas que están enfermas, cualquier persona que necesite oración por sanidad vamos a estar ministrando, los líderes o las personas que usualmente ministran, yo quiero que oren conmigo, no solamente que estén ahí acompañando, sino que oren conmigo, que me ayuden en la oración, mientras la música está, pueden pasar aquellos que necesitan la oración.