Como responder al llamado de Dios?

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Voy a compartir una palabra de adoración y entonces nos adentraremos de lleno en el mensaje.

Amado Dios, Señor siempre te digo que las palabras no son suficiente para poder expresar la intención que hay en tu corazón para cada uno de nosotros. Y Señor, yo estoy bien claro de quién yo soy, estoy bien claro que no llego ni a tus talones por así decirlo, y es por eso que te pido ahora que tu me respaldes con tu espíritu, Señor para poder compartir una palabra que sea de edificación a cada uno de mis hermanos y hermanas. Señor, yo creo firmemente que tu tienes un llamado para cada uno de nosotros, hay algo, hay una forma específica en la cual tu quieres que nosotros podamos vivir.

Y muchas veces nos confundimos, muchas veces vivimos en una forma ignorante a cuál es ese llamado, así que te pido, Señor, que al yo reflexionar en esta palabra, Jesús, que tu fluyas, mi Dios, mi deseo es que tu espíritu pueda fluir y que tu llegues al corazón de mis hermanos y hermanas. Solamente tu sabes cómo llegar a su corazón, yo no, mi Dios, yo lo más que puedo hacer es poner mi boca y mis palabras al servicio tuyo, Señor y que tu hagas con ellas como tu quieras. Gracias, Señor y que esa palabra llegue, que esa semilla caiga en un buen terreno para que pueda dar fruto al ciento por uno, Jesús, en tu nombre Señor, amen. Amen.

Bien mis hermanos, yo quisiera primero que nada compartir un poco acerca de mi historia. Yo usualmente no comparto mucho de cómo fue mi relato, que yo llegué al ministerio, hay mucha gente que me conocen y me dicen, guau, pero usted tan jovencito y que tienes esa cara de nene y qué se yo, y yo les soy honesto, yo me siento un poco incómodo cuando me dicen eso, yo me digo, nene es mi bebé que yo tengo ahora, yo no, ya, pero si Dios me ha bendecido con una cara joven pues, no me voy a quejar tampoco.

Pero el asunto es este, mis hermanos, cuando yo pienso en esta idea de llamado, este es un tema que para mí es tan personal para mí, porque yo entiendo que en mí vida Dios ha dado un llamado que cada día que yo llevo se va desenvolviendo algo nuevo, es como un regalo cuando le hacen una maldad a usted, que le dan una caja de regalo bien grande y usted va sacando y se encuentra otra caja, y dentro de esa caja hay otra caja y dentro de esa caja hay otra caja, y otra caja, y otra caja hasta que se encuentra una cajita bien chiquitita. Algo así, pues algo así es como yo lo veo, es como si ese llamado se ha ido desenvolviendo a lo largo de toda mi vida. Yo les puedo decir, yo acepté al Señor Jesús cuando yo tenía 15 años de edad, 13 años de edad, perdón. A los 15 fue que me bauticé. Y en este momento a los 13 años de edad, yo era un muchacho jovencito, no era tan travieso pero hacía mis maldades y todo eso.

Pero yo recuerdo que en un servicio de despedida de año, yo recuerdo que el pastor hizo un llamado para aquellas personas que quisieran aceptar al Señor en sus vidas, que quisieran entregar todo su corazón a él y yo recuerdo que mientras el pastor estaba habando yo estaba escondido en una esquina del altar, porque estábamos celebrando la santa cena y la tradición era que todo el mundo venía al frente y estábamos de frente al altar, y el pastor repartí la cena. Entonces yo recuerdo que yo estaba en una esquina de este lado, y mientras el pastor hacía ese llamado, yo no sé cómo pero mi mano como un elástico, se levantó y de repente y yo oigo al pastor que me dice, Omar, ven acá quiero orar por ti, y yo como que no me di cuenta que mi mano estaba arriba. Entonces, voy, paso al altar y el pastor me pone al lado de él y me hace arrodillarme al lado de él, y ahí él comienza a orar por mí. Yo recuerdo sus palabras, él dijo, Señor, sepáralo para tu servicio, él es tuyo, has con él como tu quieras. Esas fueron las únicas palabras que él dijo y yo recuerdo que yo me eché a llorar, mis hermanos, yo estaba ahí en mis rodillas llorando como un bebé. Y cuando yo levanto mi cara, que me seco bien mis ojos, yo vi que alrededor de mí había como otros 15, 20 jóvenes que habían aceptado al Señor en este mismo momento y para mí eso significó mucho.

Dos años después entonces fue que yo tomé la decisión de bautizarme como muchas veces hacemos aquí. Yo me bauticé y yo estaba convencido de lo que yo estaba haciendo, lo entendía bien, yo sabía que yo estaba levantándome a una nueva vida con Cristo Jesús y yo se que eso fue otro evento que marcó mi vida. yo creo que por eso es que soy tan apasionado cada vez que vienen los bautismos y lo anuncio porque yo sé que eso es un evento que significa, que marca algo en nuestras vidas.

Y entonces cuando tenía 17 años, que ya me estaba acercando al final de mis estudios de high school, yo recuerdo que en mí escuela, donde yo estudiaba era una escuela cristiana y el pastor era como quien dice, un advisor también para los estudiantes. Y un día el pastor me llama a su oficina y estábamos hablando y él me estaba diciendo, Omar, qué carrera vas a estudiar, cosas así. Yo no sé, me gusta el arte, me gusta el ejercicio, tal vez algo por ahí en esa línea. Y de repente el pastor me pregunta, Omar, ¿por casualidad tu has pensado algún día ser pastor? Y yo, ¿yo, pastor? Jamás, visitar enfermos en un hospital. Hm, hm. Eso era lo que yo entendía en aquel entonces, visitar enfermos en un hospital, no gracias. Pararme en público y hablar de frente a la gente. Ah, ah, no way. Eso no es para mí. Y miren qué cosa, yo estaba diciendo eso, y ya eran cosas que yo hacía. Pero por alguna razón dije que no.

El asunto fue que esa conversación con el pastor comenzó a calar bien profundo, bien profundo en mí, y en un día que el pastor de mi iglesia allá en Puerto Rico fue invitado a otra iglesia en Puerto Rico a predicar, y él llevó el grupo de adoración de jóvenes con él a ministrar en esa iglesia. Yo era parte de ese grupo también. El asunto es que cuando estábamos allí el pastor estaba predicando, el pastor decidió predicar acerca de este mensaje que yo les tengo para ustedes de Lucas, Capítulo 5, cuando Jesús llama a sus discípulos a seguirle.

El relato es que como yo estaba peleando con esa pregunta, el llamado de Dios en mi vida, ¿seré pastor o no? Esos son inventos míos o lo inventó el pastor, ¿qué estará pasando ahí? El asunto es que cuando el pastor hizo el llamado para pasar al frente por oración, yo me dije, mira, déjame pasar, me voy a tirar el riesgo y pasar al frente. El asunto es que cuando estoy al frente orando se me acerca esta mujer, yo diría que era una mujer así como Fany, ustedes han visto a Fany, ¿verdad? La hermana Fany, una mujer así, bajita como ella, bien activa, bien llena del espíritu y esa mujer empieza a orar por mí, y el asunto es que empieza a orar en lenguas.

El asunto es que mientras estaba orando en lenguas como yo no entendía tanto para aquel entonces, yo me dije, Señor, más vale que tu le des el don de interpretación a esta hermana y que me hable en español porque yo no entiendo lo que está diciendo. El asunto es que no hago más que yo decir eso y se armó la cosa. Esa mujer que había empezado a hablar me dice, mira Omar, lo dijo así bien firme, Omar, tu estás peleando con una pregunta y el Señor te confirma que él te ha separado para tu ser pastor.

Hermanos, no hizo ella más que decir eso y yo me desplomé en el piso. Mis rodillas no me aguantaron, y miren que yo no soy mucho de eso de caerme o algo así, pero en este momento yo no pude, me caí. Y esa mujer empezó a ministrar por mí ahí, yo en el piso, llorando y me dijo unas palabras que guau, que inspiraron tanto en mí. Y mírenme ahora dónde estoy.

Saben, entender, recibir y responder al llamado de Dios no es nada fácil mis hermanos, yo sé que el pastor se los puede decir, Greg se los puede decir, muchas personas les pueden decir a ustedes, que responder al llamado de Dios no es nada fácil. Hay muchas cosas que uno sufre pero a la misma vez hay muchas cosas en las cuales uno puede ver la mano de Dios obrando como nunca antes.

Y yo quisiera compartir con ustedes, hermanos, acerca de esta idea de lo que es responder al llamado de Dios. y yo entiendo que hay varias dimensiones acerca de esto. Yo entiendo que hay un nivel de llamado que es bien general para todos, y yo entiendo que ese es el llamado de responder a la voz de Dios de estar con él. Dios tiene un deseo bien grande en su corazón de que todos nosotros podamos estar en comunión con el Señor, que podamos estar en contacto, que podamos estar en relación con Dios y el primer llamado al cual nosotros tenemos que responder es cuando alguien dice, ¿alguien quiere aceptar a Cristo Jesús en su corazón y reconciliar su vida con el Señor y vivir en una relación de armonía, de paz con Dios? Yo creo que es el primer llamado al cual todos nosotros tenemos que responder, de alguna forma u otra yo creo que ese es uno de los regalos más grandes que Dios nos da. El regalo de poder estar en relación con él y ese es uno de los primeros llamados que todos nosotros tenemos; el llamado de estar con él, apúntelo por ahí, el llamado de estar con Dios.

Ahora, hay una segunda dimensión de lo que es el llamado de Dios que aquí es donde yo quiero pausar y profundizar un poco más, y hermanos, yo tengo una intención bien clara con esto, y se las quiero comunicar porque yo creo que es bien importante que todos podamos entender esto. Y yo les estoy hablando no tan solamente a ustedes que son adultos, yo me quiero dirigir en una forma bien especial a todos ustedes jóvenes, jóvenes universitarios que me están escuchando, yo creo que Dios ha puesto una carga en mi corazón por ustedes que tienen sus veinte, que tienen sus treinta, ¿saben por qué?

Yo creo que Dios tiene un llamado sobre la iglesia hispana, yo lo creo así y hablo de la iglesia hispana en general. El pueblo hispano tiene mucho que dar a esta nación en la cual vivimos y aún más allá. Tenemos mucho que dar a nuestros países de origen que necesitan la mano de Dios en una forma poderosa en medio de ellos, y tenemos que dar y contribuir a esta nación también en la cual estamos, que necesita también una intervención de Dios.

Pero ¿saben qué? mis hermanos, la iglesia hispana ahora mismo estaba funcionando bajo un liderazgo que tarde o temprano va a llegar a su final. No hay ningún pastor, no hay ningún diácono que sea inmortal, que vaya a durar hasta la eternidad para seguir moviendo la iglesia. El llamado de Dios se mueve de generación en generación. Yo creo que ninguno de nosotros hemos vimos al presidente Washington, presidiendo a los Estados Unidos hasta el día de hoy ¿verdad? Ningunos de nosotros ha visto a un alcalde que haya dirigido una ciudad por un período de más de 50 años o algo, el más que yo he visto hasta ahora ha sido Mayor Menino y que yo sepa, va a llegar el momento en que no será alcalde ya más. ¿Qué es lo que pasa? Nuevos líderes tienen que surgir, nuevos líderes tienen que emerger para poder seguir moviendo esas organizaciones, esas instituciones adelante, hacia el futuro, y ¿saben qué? la iglesia no se queda atrás. La iglesia es una de las instituciones más importantes en la sociedad en la que vivimos aunque la sociedad no la percibe así, pero lo es. Y yo creo que esta iglesia, congregación León de Judá, juega un papel clave en medio de todo esto. Yo no sé usted, pero yo considero que esta iglesia es como un laboratorio, es como un terreno de aprendizaje. Yo entiendo que esta iglesia es como una escuela que prepara, equipa y forma líderes para ir y impactar todas las áreas de la sociedad en la cual nosotros estamos. Y yo entiendo que para que ese propósito se lleve a cabo, todos, todos, generación número uno, dos y tres, tenemos que entender esa dinámica.

¿Saben por qué? Porque si no lo entendemos así va a llegar el momento en que esta iglesia y muchas otras van a necesitar buscar y encontrar nuevos líderes, pero si no han entendido esa perspectiva dónde van a estar. En otras palabras es como si la iglesia va a ir entonces, en vez de seguir subiendo, va a ir cayendo porque dónde van a estar los líderes que van a poder seguir moviendo esa vida de la iglesia a otro nivel. Y yo creo, mis hermanos, que cada uno de nosotros tenemos un papel que jugar en medio de esto. Y yo quiero hacer el primer enfoque con respecto a este llamado específico de Dios sobre cada uno de ustedes que me escuchan, pero en una forma bien especial, para ustedes jóvenes adultos que me están escuchando también, y jóvenes adolescentes. Hay un propósito específico de Dios sobre su vida. Y yo creo que ese primer llamado de Dios se ve en cómo nosotros llevamos una vida de vocación por así decirlo, una vida de vocación.

Ahora, no se confunda, con vocación yo no me refiero a una carrera, a un trabajo, yo no me refiero a eso. Escuchamos muchas veces el término de escuela vocacional o algo así para prepararme a ser carpintero, electricista o algo así. No, no, no, yo me refiero a vocación en el sentido de llamado, ese propósito específico que Dios pone sobre usted en el cual usted a través de lo que haga, usted puede responder al amor de Dios en medio de su vida y hacerlo como una respuesta de su amor a Dios. ¿Entendieron eso?

Miren este ejemplo, el viernes en la noche yo estaba hablando con un joven aquí en la iglesia, y es un joven que yo he aprendido a apreciar mucho, un joven estudia en MIT, bien preparado, bien inteligente y está estudiando con uno de los mejores advisors ahora mismo en el área de ingeniería y de repente él me dice, como que yo todavía no sé qué voy a hacer, no sé. Está pensando de una maestría o un doctorado y tiene esta nébula en su mente que no sabe qué va a hacer y yo estaba hablando con él y yo le decía, mira, yo quiero que tu entiendas algo porque el muchacho lo que me dice es, yo quiero hacer la voluntad de Dios, yo quiero ver cómo yo puedo honrar a Dios a través de lo que yo pueda hacer. Yo le digo a él, y podrá sonar un poco simplista, pero no lo es, consta, sonará un poco simplista pero no lo es.

Yo le dije, mira, la voluntad de Dios tiene una perspectiva soberana, hay algo de la voluntad de Dios que ninguno de nosotros lo va a entender, ninguno de nosotros lo va a conocer, hay como quien dice, pedacitos aquí y allá que sí podemos ver y conocer como es la idea de que en esa soberanía de Dios sabemos que el Señor mandó a su Hijo Jesús a morir por nosotros en la cruz, resucitó de entre los muertos, y qué estamos nosotros esperando como iglesia ahora, ¿qué estamos esperando? A que él regrese otra vez por nosotros. Eso está en el plan soberano de Dios y esas son partecitas que conocemos, pero hay otras partes dentro de esa voluntad de Dios que nosotros no... cosas que ni han subido ni al corazón de hombre la sabemos. Solamente eso es frase como quien dice, como cuando uno le dice, that’s for me to know and for you to find out. Pues, más o menos así es como Dios nos dice. Hey, that’s for me to know and for you to wait for it to happen. Así es como él nos dice.

Así que está esa dimensión soberana y en esa soberanía de Dios está esa dinámica de amor, de Dios querer que nosotros estemos en contacto con él, de Dios querer que nosotros estemos en relación con él porque él no quiere que nadie se pierda sino que ¿qué? Que todos tengamos vida eterna a través de su Hijo Jesús.

Entonces, dentro de esa dinámica yo le hice esta pregunta, ¿cómo tu le puedes mostrar a Dios el amor que tu tienes por él? ¿cómo tu le puedes mostrar a Dios que tu estás dispuesto a servirle, el que tu estás dispuesto a responder al llamado? Y él sale y me dice, pero es que, pastor Omar, yo entiendo que el llamado de Dios es solamente para ser pastor o ser un evangelista, o como Julie ser un misionero o algo así. Ah, ah, ahí te equivocaste. Porque sí Dios puede dar un llamado para una función ministerial en la iglesia, pero también está la dinámica del llamado que Dios te da a ti para a través de lo que tu haces, de cómo tu puedes reflejar el amor de Dios a otros, y a la misma vez decirle a Dios, Dios yo te amo a ti, y a través de lo que yo hago, yo quiero que tu sepas que te amo y que quiero que tu seas honrado a través de lo que yo hago.

Déjenme darles un ejemplo: ¿cuántas enfermeras yo tengo aquí, o enfermeros? Hay manos de enfermera y enfermeras, ahí atrás tenemos una, ok, ok, o terapista, cualquier persona que trabaje poniéndole manos a alguien, o si es un maestro que le tenga que poner un mano aplazo a un estudiante. Miren esto, hay veces que usted se pregunta, cómo yo sé que puedo hacer la voluntad de Dios, cómo yo puedo andar en la voluntad de Dios. Usted sabe que a través del trabajo de sus manos, usted puede hacer la voluntad de Dios en una forma tan y tan increíble.

A mí me da gracia porque yo hablaba con Elías, el muchacho que toca la batería, y yo le decía, tu como terapista que hay veces que tienes que darle masaje a la gente y todo, tu sabes que cuando tu estés poniendo manos ahí en las espaldas, en los hombros, en las piernas de la gente tu puedes ahí en tu mente decir, Señor, que así como yo estoy aflojando estos músculos que tu aflojes el espíritu de esa persona para que pueda recibir un toque tuyo. Si usted es un banquero o trabaja como un teller en un banco o algo así, usted sabe que mientras usted está contando todo ese dinero, cambiando cheque, haciendo depósitos, haciendo giro, cerrando cuentas o mandándole bad notices del crédito a la gente, usted puede a través de esa función decir, Señor, sé tu proveyendo a la necesidad de esta persona, sé tu dándole la persona la sabiduría que necesita para poder administrar sus finanzas, sé tu supliendo a cada una de esas necesidades particulares que solamente tu sabes que tiene esa persona, usted puede hacer la voluntad de Dios así.

Si usted es un chef, ay, más todavía, más todavía. Si la persona no ora por la comida cuando se sienta, pues mire, ore usted por la comida y pídale al Señor que a través de esa comida que usted prepare esa persona, no tan solamente su estómago sea lleno y satisfecho, pero que esa persona de alguna forma u otra pueda recibir un toque de Dios a través de esa comida.

Mire, si usted es maestro y digo, hm, ¿por qué? Yo vengo de una tradición donde a veces la profesión de un maestro era como algo bien poca cosa, y esa es la mentira más grande que puede decir una persona. Usted como maestro, usted está formando el carácter futuro de los líderes que van a estar influenciando esta sociedad y quién mejor que usted para poder infundir sobre la vida de esos muchachos el carácter de Dios. yo no estoy diciendo que usted literalmente le tenga que decir, muchacho recibe a Cristo, no, no, yo no estoy diciendo eso. si se le da la oportunidad amen, hágalo, pero en cada una de las cosas que usted dice, dos más dos son 4, Señor, que él se aprenda esto y que sea un joven inteligente y que pueda usar su inteligencia para ti, que si la química del átomo, del nucleolo y de todas estas otras cosas que a medida que usted esté enseñando eso, mira, que Dios está impartiendo sabiduría sobre esos muchachos, que si usted se encuentra con un niño que es medio, cabecidura, mire, ay, con más intencionalidad todavía usted ahí en su espíritu quebrante cualquier atadura del enemigo, cualquier cosa que esté molestando la familia de esos niños. Mire, le da autoridad a usted para usted poder bendecir la vida de esos muchachos.

Si usted es un carpintero, si usted es un albañil, si usted es un contratista, cuando usted esté pintando una casa, cuando usted esté metiéndole un clavo a un canto de madera, mire, ore por la protección de esa familia por la cual usted está trabajando, ore por ese edificio de oficinas en el cual usted está trabajando. Si usted limpia alfombras, limpia pisos, sea lo que sea, no piense que es algo poca cosa, piense que es una oportunidad que Dios le está dando para usted cumplir con su llamado de poder ser de bendición a otros que están a su alrededor. ¿Estamos entendiendo, hermanos?

La idea de todo esto es que si Dios ha hecho un impacto con su amor en su vida, entonces usted tiene el llamado de impactar la vida de otros con el amor de Cristo también a través de todo lo que usted hace.

Y hermanos, es tan importante que nosotros podamos tener esto claro en nuestras vidas. Porque si nosotros logramos pensar de esta forma, ¿saben qué? Nosotros vamos a estar viviendo con la mente de Cristo en todo momento. Y ¿sabes cuál es la mente de Cristo? Hay un pasaje en Marcos, Capítulo 6, donde dice que cuando Jesús veía a las multitudes acercarse a él, dice que él tenía compasión vde ellos porque eran como ovejas sin un pastor. Y usted, mi hermano y mi hermana, joven que me escuchas, usted puede ser ese ministro de Dios que dondequiera que usted está usted puede, si se mueve con esa mentalidad de Cristo, con esa mente de compasión, usted puede dirigir a esas ovejas a aguas claras y verdes pastos. Dios lo prepara a usted para hacerlo.

Ahora, cuál es uno de los obstáculos más grande que se puede encontrar usted en esta dinámica. Yo creo que el obstáculo más grande es la falta de fe. La falte de fe en creer que usted es poca cosa y que no, que va, Dios no puede hacer algo conmigo. Que usted se diga, yo, tan pecador, yo, que me voy a Vincence Night club por las noches, yo, que me voy a Roxy’s o cómo se llama, más vale que no me digan cómo se llame, porque si no los mangué aquí ahora mismo. ja! Yo que tengo mi paquete de cigarrillos aquí escondida en la chaqueta, cómo Dios va a querer algo conmigo. Pues, mire, sáquese el paquete de cigarrillos, bótelo y reciba lo que Dios tiene para usted.

Oh, yo que ando con un espíritu deprimido, pues no se deprima más y es más levántate, resplandece que ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Ay, pastor, pero es que yo tengo un problema con mi sensualidad, me gusta tanto la sensualidad. Pues, mira, domina tu sensualidad en el nombre de Jesús. He aquí que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía sino de poder, amor y dominio propio. Entonces, en vez de estar abrazado con tu pareja ahí, pues mira, suéltala, él es libre y déjalo que respire. Si estás casado, no te preocupes, disfrútalo si estás casado ya.

El pastor va a ver esto, estoy claro con esto. Hermanos, la idea de todo esto es que nosotros podamos entender esa dinámica tan básica en nuestra vida cristiana. el mero hecho de que Dios quiere hacer algo con usted y no puedo dominar ese pensamiento de que ay yo no puedo, yo no soy quién, o no estoy dispuesto. ¿Saben qué? Miren el pasaje que yo quería hablar con ustedes era Lucas Capítulo 5, por favor si tenemos el pasaje de Lucas Capítulo 5.

Leyendo, aquí es donde Jesús se encuentra con los discípulos y él está ahí y entiendo pastor Samuel que usted estuvo viendo ese pasaje, así que hay una conexión aquí en el espíritu definitivamente. Yo no sabía que él lo usó en la mañana pero aquí estamos. Miren, cuando Jesús le dice a Simón:

“...Simón, boga mar adentro y echa vuestras redes para pescar y Simón le dice, guau, pero Maestro toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado, más en tu palabra echaré la red, y habiendo encerraron gran cantidad de peces y se les rompía la red. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que viniesen a ayudarles y vinieron y llenaron ambas barcas de tal manera que se hundían. Y viendo esto, Simón Pedro, miren lo que dijo, cayó de rodillas ante Jesús diciendo ¿qué? apártate de mí que soy hombre pecador...”

Aquí tenemos una persona que no tenía una perspectiva correcta de quién lo estaba llamando a él. Y muchas veces, mis hermanos, eso es algo que nos nubla a nosotros, no nos damos cuenta que la persona quien nos llama, no es el pastor Omar, no es el pastor Greg o el pastor Samuel o el pastor Roberto, el que nos llama es Dios. y hay algo que yo quiero que ustedes entiendan aquí, hay algo bien interesante acerca de la idea de un discípulos en el contexto judío primitivo, por así decirlo.

¿Saben que para una persona llegar a ser un discípulos de un rabino tenían que pasar por distintas etapas? Obviamente una de esas primeras etapas era la del midrush, no es que tenía un mid rush, pero el midrush, así es como se llama... que es una etapa donde la persona se tenía que aprender todo el Torá completo de rabo a rabo, de tapa a tapa, se lo tenía que aprender y recitarlo y después iban a otra donde se aprendían no tan solamente el Torá sino todos los profetas, se los tenían que aprender de memoria. Imagínense ustedes, de Génesis hasta Malaquías, aprenderse todo eso de memoria. Esa era parte de la tradición.

Entonces la tercera parte era cuando uno de estos discípulos se le acercaba a un rabí y le decía, yo quiero ser tu discípulo. Miren esto, el discípulo se acercaba al rabino y le decía, yo quiero ser tu discípulo, el rabino entonces se hacía la pregunta, hm, ¿verdaderamente este muchacho tendrá el calibre, tendrá la madera para ser un discípulo mío? ¿Tendrá lo que verdaderamente es necesario para aprender de mí y para seguir mi enseñanza, para darle futuro a la enseñanza que yo estoy impartiendo sobre él? ¿Verdaderamente lo puede hacer? ¿Y saben lo que hacía ese rabino? Ese rabino se lo comía vivo a ese muchacho, lo cocinaba, lo hacía en asado, lo hacía pescado, lo hacía frito, sea como sea, se lo comía. Le empezaba a hacer preguntas de la Torá, le empezaba a hacer preguntas de los profetas, le empezaba a hacer preguntas de los salmos, y si ese muchacho fallaba en alguna de esas respuestas, ¿sabe qué le decía? Lo siento, pero no puedes. You are not the best of the best. Eso era lo que terminaba diciéndole.

O sea que esos muchachos que le decían al rabino que querían ser uno de sus discípulos si no daban el grado, ¿sabe lo que ellos terminaban haciendo? Terminaban trabajando en los oficios de su padre sea lo que sea, podría ser en la venta de telas, en la venta de casetas, o en el trabajo de la pesca, y eso lo que significaba era que no era lo mejor de lo mejor para poder ser el discípulo de un rabino.

Así que yo quiero que usted piense en esto, cuando Jesús se encuentra con Simón, con Juan, que los encuentra él en la barca, ¿saben lo eso significaba? Ellos no eran lo mejor. They were not the best of the best. Ellos no fueron donde Jesús a decirle, Jesús, queremos ser tus discípulos. No, miren esta otra contradicción: Jesús fue donde ellos y les dijo, síganme, sean mis discípulos.

Así que miren cómo Jesús estaba rompiendo la tradición aquí. Cuando se supone que un discípulo viniera a donde el rabino a decirle, yo quiero seguirte; aquí el rabino se estaba acercando al discípulo y le estaba diciendo, sígueme tú a mí. Cuando un rabino le había dicho a un discípulo, no, tú eres no eres bueno; Jesús le estaba diciendo, sí, tu eres bueno y te quiero. Donde otros no veían esperanza, Jesús sí vio esperanza. Donde otros no veían potencial, Jesús vio potencial.

Y ¿saben qué, mis hermanos? A mí me causa tanta alegría el yo saber que Jesús vio algo en mí que él quería usar y créanme que I was not the best of the best. Yo no lo era ni lo soy todavía. Yo estoy seguro que yo estoy aquí de frente a un montón de personas que no van a decir que ay, yo soy el mejor de los mejores, y si usted lo ve una oración de humillación no vendría mal.

Pero el mero hecho de que Jesús se acerca a nosotros y nos dice, yo te quiero, ¿saben qué? Eso es una de las palabras más bellas que un ser humano puede escuchar. El usted decirle a alguien, yo te quiero, y no es como que ay, sí, yo te quiero. No, es decirle, yo te quiero, hay algo que tu tienes que me complementa a mí y yo necesito eso. es decirle, te necesito.

Mire, si un esposo le dice eso a una esposa, créanme que va a tener tremenda cena ese día. Hopefully, esa es la esperanza. O lo lleva al sitio que mejor quiere comer. O si una esposa se lo dice a su esposo, uuu, veo velas que se van a encender esa noche o algo. Pero ¿saben qué? mi hermano, el que una persona se sienta necesitada trae un sentimiento de satisfacción tan y tan grande porque usted le está dando no es un sentido de utilidad, como que eres una cosa, déjame usarte. No, no, no sino que le estás dando a esa persona un sentido de que yo sirvo para algo, yo puedo hacer algo, hay algo que yo puedo hacer para contribuir a esta sociedad.

Y eso es lo que Jesús hace con cada uno de nosotros, mi hermanos y hermanas, él te ve a ti donde tu estás, sea que estés metido en el hoyo del fondo podrido por ahí abajo, o sea que estés más para menos en tu vida, el Señor te ve y de dice, yo te quiero, yo te necesito. Hay algo en ti que yo quiero usar. Y ese llamado, mis hermanos y hermanas, se ve día tras día en medio de nuestras vidas. Y no se ponga a pensar, pero Dios, yo no puedo ser pastor. A, a, ah, ¿saben qué? Voy a eso, estoy aguantando esa parte para después.

Si usted trabaja en sea lo que sea, llene usted el blanco, puede ser hasta ama de casa, sea lo que sea, usted puede ser un conductor de guaguas públicas aquí en Boston, usted puede ser un electricista, usted puede ser un contador, usted puede ser un artista, usted puede ser lo que usted sea que esté haciendo ahora, pero a través de eso usted puede cumplir con el llamado de Dios en medio de su vida, usted puede cumplir con ese sentido de vocación. ¿Sabe por qué? Porque si usted lo hace con el deseo genuino e intencional de glorificar a Dios y que otros puedan recibir ese impacto de Dios en medio de sus vidas, usted va a estar obrando bajo la voluntad de Dios.

Ahora, si usted solamente está escogiendo una carrera porque ah, me voy a meter a ser contable porque eso me deja chavo, o me voy a meter a ser arquitecto porque eso es lo que hay, ahí tengo mi retiro seguro, o me voy a meter a ser un stock broker porque yo sé que ahí definitivamente voy a poder tener el Ferrari rojo que yo quiero.

Si usted está buscando una carrera solamente por los beneficios materiales que usted pueda obtener, usted va a ser la persona más infeliz. Iba a decir otra, ¿sabe por qué? Porque su felicidad va a estar basada en las cosas materiales que usted ha obtenido y tarde o temprano esas cosas materiales se van a pique.

Ahora, pero si su sentido de felicidad, si su sentido de razón de ser, ahí es donde yo quiero llegar, si su sentido de razón de ser está firmemente basado en un deseo genuino de honrar a Dios a través de todo lo que usted hace y que Dios pueda obrar a través de usted en las vidas que están a su alrededor. Entonces, no va a haber nada material que se pueda comparar a lado de lo que Dios va a estar obrando en medio de su vida.

Y hermanos, quiero ir a esta otra parte que estoy aguantando tiempo hace. ¿Saben qué? Muchas veces nosotros no hablamos de estos llamados específicos, pero son llamados que son necesarios también. Hablamos de que sí, mira eres carpintero y ese es tu llamado, esa es tu vocación, mira que Dios te use a través de eso. Eres terapista, mira que Dios te use a través de eso, pero ¿saben qué? Yo creo que Dios también tiene un llamado para levantar a pastores, Dios también tiene un llamado para levantar maestros de su palabra, Dios tiene un llamado para elegir a personas así como Julie y enviarlos a la Patagonia y ser misioneros allí y créanme, que la Patagonia sería un bonito lugar para ser misionero he escuchado, que la Patagonia es bien bonita.

Pero el mero hecho de que yo vea que si uno le pregunta a alguien, hey, ¿tu quieres ser pastor? Yo, cómo hice yo mis hermanos. ¿Que hay de malo con eso? ¿Que me voy a morir de hambre? Hey, si tu estás sirviendo al Señor, el Señor se va a encargar de que todas tus necesidades estén cubiertas desde la a hasta la z. Y yo creo, mis hermanos, yo lo creo firmemente, esto es algo que yo no lo digo mucho porque tengo mucho cuidado, porque yo sé que también aspirando al pastorado que mejor es que aspiren a ser otra cosa. Yo también lo creo así, y soy bien cauteloso con eso, pero yo creo firmemente que aquí en este lugar, como también en muchas otras iglesias el Señor está tratando con gente, con hombres, con mujeres, que está verdaderamente levantando un nuevo liderazgo para el ministerio pastoral de la iglesia en general, que va a seguir moviendo la iglesia hacia el futuro, mis hermanos. Esto es necesario. No podemos reposar como quien dice en el liderazgo actual, porque tarde o temprano ese liderazgo actual va a llegar a su punto final y nuevos líderes tienen que surgir, nuevos líderes tienen que emerger que se atrevan a pararse aquí y declarar una palabra de vida, declarar una palabra de verdad, sin vergüenza alguna a lo que otros puedan decir.

Hay persona que Dios está inquietando firmemente de mandarlos a otros lugares en el mundo, pero dicen, ay, no me atrevo. Más sin embargo el Señor está ahí apretando sus botones, pushing your buttons, como quien dice en esas áreas de su vida. y hermanos, yo quiero que estas palabras puedan despertar en usted un deseo genuino de investigar, de indagar y de descubrir ese llamado específico que Dios tiene sobre su vida. y si es un llamado ministerial que usted pueda responder a él afirmativamente y no con cobardía. Porque si usted responde al llamado de Dios, créame, que nada le faltará.

Yo en los días que yo llevo hoy, yo no he visto al Señor que me falte en nada y asimismo son los ejemplos de muchas otras personas que yo he visto que han dedicado su vida al servir al Señor, que nunca les ha faltado nada, habrán tenido sus momentos como que hello, ¿dónde está? Pero viene el Señor siempre y lo levanta y lo pone en el lugar que tiene que estar. Piense usted ahora mismo, mi hermano y mi hermana, piense usted cómo usted está respondiendo al llamado de Dios en su vida. Piense cómo está respondiendo usted al llamado de Dios en su vida a través de todo lo que usted hace, ¿lo está haciendo para honrar a Dios, para que Dios sea glorificado a través de cada una de las transacciones en la vida que usted hace? ¿O lo que usted hace lo está haciendo más bien por sus propios beneficios personales y Dios queda a un lado rezagado? Lo hago porque necesito dinero en mi banco, lo hago porque necesito tener esta familia conmigo o lo hago porque necesito impresionar a aquel o a ella o lo estoy haciendo porque estoy tratando de vivir el sueño de otra persona y me siento infeliz porque no quiero vivir lo que verdaderamente yo quiero vivir, o lo que yo entiendo tengo que vivir. ¿Cómo respondemos al llamado de Dios?

Yo quiero que usted se ponga de pie, mis hermanos, y yo quiero que hagamos una oración ahora. Hay una canción bien bonita que es una canción que marcó mi vida desde la primera vez que yo la escuché, es una canción que habla acerca de servir al Señor sin reservas y sin condiciones, algo que solemos hacer mucho, ponemos reservas, ponemos condiciones y tratamos de encajonar a Dios en lo que nosotros entendemos es aceptable. Pero hermanos, Dios se va por encima de todas esas cosas, Dios se va por encima de cualquier reserva o condición que nosotros podamos ponerle. Y mira, y si usted no quiere responder a ese llamado de Dios, ¿saben qué? El Señor va a decir, ok, fine, whatever, have it your way. Y tal vez alguno de ustedes dirá, fine, I’ll have it my way, pero vas a seguir llevando una vida de constante sentido de insatisfacción porque van a estar estos espacios totalmente vacíos en ti, porque realmente no te has alineado con lo que Dios tiene intencionado para tu vida.

Y si tu deseo realmente es de agradar a Dios, pues entonces yo te pido que tu consideres estas palabras, si tu sigues llevando tu vida en la forma en que a ti te dé la gana, te vas a seguir encontrando con tus bajones de vez en cuando y de cuando en vez, pero si tu decides alinear tu vida a ese propósito de Dios de responder a un llamado, de estar en comunión con él, responder al llamado de amarlo a él y de responder al amor que él te da a ti, y el resultado de eso que entonces a través de todas las cosas que tu haces, que tu puedas decir, Señor, me levanto en este día enfrento a mi jefe, enfrento a mi colega, enfrento mis estudios, enfrento a mi maestro, enfrento al compañero que me encuentro en la guagua, enfrento a la persona que sea y yo quiero que lo que sea que yo haga pueda traer un impacto a esa vida de quien tu eres y de lo que tu significas en mí.

Yo quiero responder a ese llamado Señor Jesús, que mi vida esté determinada por ese tipo de mentalidad, por ese tipo de pensamiento, que si estoy en la fila del colmado y veo que el cajero tiene una mala cara, hey, extiéndele una sonrisa. Tu no sabes lo que tu sonrisa puede hacer en la cara de ese cajero. O la rechaza y mira para al lado y sigue con la trompa arriba o te mira y se echa a reír otra vez. Eso, mis hermanos, ese gesto que tanto puede hacer.

Y también está, mis hermanos, el llamado al ministerio que Dios puede tener sobre muchos de ustedes, el Señor te necesita, el Señor te quiere, te quiere para él, te quiere para seguir moviendo su obra, su reino adelante y ¿saben qué? él te dice, tu tienes algo que yo quiero, tu tienes algo que yo deseo, hay algo que yo he puesto en ti que yo quiero usarlo. Si tu me entregas eso, entonces tu verás cómo yo voy a obrar a través de ti.

¿Cómo respondemos a ese llamado, mis hermanos? ¿Cómo respondemos a ese llamado? Yo te invito a que si tu quieres tomar un tiempo de oración pensando claramente en esto, yo te invito aquí al frente y mientras nosotros cantamos esta canción que tu verdaderamente puedas enfocarte en el Señor, y decir, Señor, mira sí, yo quiero responder a tu llamado sin reserva, sin condiciones, aquí estoy Jesús, yo quiero responder a ese llamado que tu tienes sobre mi vida en la forma en que este se manifieste, yo quiero responder a ese llamado.

Cierra tus ojos y medita en esas palabras, por favor.

Heme aquí Señor, envíame si te puedo servir aquí estoy

En tus manos Señor, como el barro soy

Para que me hagas a tu imagen tómame

Dile, yo lo haré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones te seguiré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones te serviré

Si mi vida te sirve la entrego a ti

Hoy la rindo a tus pies, Señor Jesús

Te entrego mi ser y mi corazón

No hay sentido en vivir sin no es para ti

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones, te seguiré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones, te seguiré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas, ni condiciones te seguiré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones te seguiré

Ahora yo quiero que tu ores así. repite esta oración si así lo sientes hacerlo:

Señor Jesús, tu tienes un llamado en mi vida, tal vez lo conozco, tal vez en parte, pero mi deseo es servirte, mi deseo es ser útil para ti, aquí está mi vida, lo que tengo, Señor, mis altas, mis bajas, las entrego a tu altar, para que tu hagas como tu quieras, con lo que hago Señor, con lo que tengo, con mis palabras, con mis acciones, con lo que yo escribo, con lo que yo pienso, quiero responder a tu llamado de reflejar tu amor a otros a mi alrededor, úsame como tu quieras, que yo no me acobarde, sino que tenga el valor de confiar en ti, de confiar en tu promesa, de que si tu estás conmigo nada me faltará, Señor. Úsame en mi trabajo, úsame en mi casa, con mi familia, con mis hijos, con mi esposo o mi esposa, con mi hermano o hermana, con mi novio o mi novia, sea quien sea Señor, ahora mismo yo declaro que tus hijos e hijas, mi Dios, puedan abrir sus ojos a esa realidad de que tu ves algo en ellos que tu quieres usar, que hay algo, Señor, hay un potencial en sus vidas que tu quieres explotar, mi Dios para que gente, mi Dios, a su alrededor lo puedan recibir y puedan acercarse a ti, Señor, ahora mismo sobre cada uno de ellos y ellas, mi Dios, yo declaro tu bendición, Jesús, yo declaro que ellos abran sus ojos a una nueva realidad en ti, mi Dios, que ninguno de ellos se vean como poca cosa, sino que ellos se vean como un gran instrumento tuyo para bendecir e impactar las vidas de otros a su alrededor, para impactar la vida del sistema, de la sociedad en la cual vivimos, Señor Jesús. He aquí tu llamas, tu llamas personas a tomar lugar, tomar posesión en distintos lugares, en distintas esferas, mi Dios, en las cuales nos movemos.

Tu estás llamando artistas a que puedan proyectar imágenes, mi Dios, que te comuniquen a ti. Tu llamas a poetas, tu llamas a escritores, tu llamas a maestros, mi Dios, tu llamas albañiles, tu llamas a contratistas, tu llamas a enfermeros, enfermeras, o a terapistas, tu llamas a administradores, mi Dios, tu llamas a farmacéuticos, tu llamas a médicos, tu llamas a abogados y también llamas a aquellos que puedan entrar al ministerio, Señor Jesús, también que puedan mover la iglesia adelante hacia el futuro, Jesús, sobre cada uno de ellos ahora mismo yo declaro, Señor, que ellos puedan responder sin reservas que puedan responder sin condiciones y que puedan obedecer al llamado que tu tienes sobre sus vidas, Jesús, llénalos de ti, Jesús y que seas tu por encima de todas las cosas, llevándote toda la gloria y todo el honor, Jesús, eres el tu el que se lleva toda la gloria y todo el honor en medio de nuestras vidas, nuestro deseo, Señor Jesús, es que seas tu exaltado por encima de todas las cosas, Jesús, oh te adoramos, Señor, te adoramos Jesús, te adoramos Jesús. Yo lo haré, yo lo haré, yo lo haré, sí, Señor, te obedeceré, sin reservas ni condiciones, te seguiré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones, te seguiré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones, te serviré

Yo lo haré, te obedeceré

Sin reservas ni condiciones, te seguiré

Oh, sí Señor, tu nos llamas Jesús y al menos los que nos comprometemos contigo decimos que lo haremos, Jesús, obedeceremos tu voz y confiamos en tu promesa, Señor de que tu estará ahí para cada cual. Te damos las gracias, Señor, gracias, Jesús.

Hermanos toma un tiempo hoy darle gracias a Dios. Hermanos, tenemos que darle gracias por el mero hecho de que él quiera hacer algo con usted. Dele gracias, dele gracias. y si no sabe cómo, pídele al Señor que te muestre, gracias Jesús, gracias, Jesús, gracias Señor. Gracias, tu tienes propósitos con tu iglesia, gracias Jesús. Tu tienes propósitos con tus hijos e hijas, mi Dios, ahora mismo Señor quita toda confusión, mi Dios, quita toda nube de cuestionamiento, Señor y que haya una sensibilidad genuina de poder obedecer a tu llamado, Jesús. Bendigo a tu pueblo, Señor, lo bendigo en tu nombre Jesús, lo que ellos hagan de hoy en adelante que lo puedan hacer con esa mentalidad y esa convicción que lo hacen para ti, Jesús, lo hacen para ti, Señor, para que seas tu glorificado y exaltado en medio de todas las cosas. Gracias, Dios. En tu nombre Jesús, amen y amen. Gracias, Señor. Gracias, Jesús.

Hermanos, que el Señor les bendiga, que el Señor les guarde, que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ustedes y les dé la paz. Vayan el nombre de Jesús, impacten la vida de otros en el nombre de Jesús. Bendiciones, hermanos, adelante en el Señor.