Dando en la zona de la incomodidad

TRANSCRIPT

Quiero partir de un texto de Primero de Reyes, capítulo 17, versículo del 8 al 16. Y saben por qué, porque yo siento que este texto, y este episodio en la vida del profeta Elías como que representa el emblema mismo, la temática misma espiritualmente hablando, la unción, la energía, el propósito de Dios en el cual este tiempo que estamos viviendo se está desarrollando. Es bajo esta señal, bajo este signo espiritual que nosotros estamos emprendiendo lo que estamos emprendiendo, y usted, yo creo que va a ver eso rápidamente. Y por eso lo he escogido, porque yo quiero… recuerde que esto que estamos viviendo es simplemente un ejercicio para algo mucho más amplio que Dios quiere hacer en tu vida.

El templo es en última instancia hasta secundario y terciario comparado con el tema mayor que Dios quiere desgranar dentro de ti. Y por eso es que este texto yo quiero que sirva como la bandera, sirva como el tema de darle a Dios extraordinariamente en tiempos de escasez para ser bendecidos extraordinariamente. Darle a Dios extraordinariamente en tiempos de escasez para ser bendecidos extraordinariamente. 17, 8 dice, “vino luego a Él, a Elías, palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón y mora allí. He aquí, yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña, y él la llamó y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba. Y yendo ella para traérsela…” y usted vea, esa parte la podía hacer ella bien, tenía agua suficiente, aparentemente.

Pero el profeta la detiene y mete el drama en un nivel mucho más profundo y tenso, y él la llamó y le dijo, “ven acá un momentito, te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso” y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar y le dijo, “¿sabes qué?, te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.” Y ella respondió -aquí fue donde ella comenzó a resbalar y a responder en una manera negativa, “dile a Jehová, tu Dios, que no tengo pan cocido, solamente un puñado de harina tengo en la tinaja y un poco de aceite en una vasija y ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo.” Mire esa imagen de dos leños, si usted fuera un estudioso de literatura usted entendería que esos dos leños querían decir ni siquiera había leña para hacer comida.

Me imagino que un tiempo de sequía todos los árboles los habían cortado, los habían convertido en carbón, todo lo que pudiera, y aún para cocinar una cosita pequeña había que estar buscando por donde quiera para encontrar algo, ella tenía dos leños, esos dos leños son símbolos de la total escasez y carencia, sequía que había en la tierra. Ahora recogía dos leños 'para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos y nos dejemos morir'. Tiene allí usted una imagen muy clara de la devastación que había en la tierra, la total sequía y carencia que había, una mujer preparando su última comida para echarse a morir. Pero Elías le dijo, “no tengas temor, ve, haz como has dicho, pero hazme a mí primero.” Usted ve, allí está la clave.

Y de paso, estoy consciente, se me olvidó decirlo al principio, estamos usando el mismo texto que Omar predicó el domingo pasado, pero esto es diferente, la palabra de Dios es multifacética, sabes, tiene diferentes niveles, diferentes… yo le he pedido a Omar que lo predicara y él lo predicó en su estilo, su enfoque y yo quería predicarlo en este enfoque y es muy largo de explicar, pero le aseguro, no crea que el pastor tuvo un senior moment, se le olvidó que lo predicaron el domingo pasado. No. Este es el mismo texto, pero estamos haciéndolo diferente.

“No tengas temor, ve, haz como has dicho, pero hazme a mí primero.” Eso es bien importante, una de las leyes primordiales, de la buena mayordomía, del buen uso del dinero, del tiempo, de todo es que al Señor hay que darle siempre primero. Y entonces, todo lo que tú deseas después de eso, eso vendrá por añadidura. Esa es la ley esencial de toda buena mayordomía de la vida. “Hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de las cenizas y tráemela. Y después harás para ti y para tu hijo.” Y después harás para ti y para tu hijo. A mí primero, y después para ti. Mis hermanos, mis hermanas, allí está el razonamiento loco de Dios, el razonamiento trascendental, contraintuitivo de Dios. Hazme a mí primero y después harás para ti y para tu hijo. ¿Por qué? Porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así. La harina de la tinaja no escaseará ni el aceite de la vasija disminuirá hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la Tierra. ¿Cuántos pueden recibir eso para su vida, en este día? La harina no escaseará, el aceite no disminuirá hasta el día en que Jehová haga llover otra vez. Vuelva la prosperidad, vuelvan los tiempos de normalidad, no faltará.

Entonces, ella fue e hizo como le dijo Elías y, ¿sabes qué pasó? Que comió él, y ella y su casa muchos días. Note el contraste entre él, estoy haciendo un poquito de comida ya lo último que me queda para que nos muramos, comió ella, su hijo, su casa, toda su casa. ¿Qué quiere decir su casa? Yo me imagino que los sirvientes estaban metidos allí, los perros que había en el patio de la casa también comieron, quien sabe si los vecinos también les pudo llevar comida, ella y toda su casa. Sus nietos… comió ella y su casa muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó. Conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. Bendiga al Señor su Santa Palabra.

Hermanos, este texto es un texto ilustrativo, es un texto que nos enseña uno de los principios más profundos; Meches, pásame ese texto que está allí de la mayordomía. Lo pone todo en un contexto de crisis, de urgencia, pero también de claridad de extremo. ¿Ustedes recuerdan, yo les hablé hace unos días del caso de Josafat? Y yo les decía que el caso de Josafat, donde Dios le dijo, “paraos, estad firmes y ved la salvación de Jehová”, que no siempre es tan clara la cosa, de que a veces hay que dar duro y hay que pelear, pero que Dios había escogido ese texto porque ilustraba la esencia misma de lo que es el mover de fe. Una crisis una palabra profética que sale de en medio del pueblo, un pueblo que cree esa palabra y se lanza a hacer algo que parece loco como simplemente ir a encontrar un enemigo mucho más numeroso, y lo único que se va a pelear es con alabanza y adoración. ¿Locura? Pero cuando ese pueblo cree lo que Dios le ha dicho, Dios pone los armamentos del enemigo en contra unos de los otros y al final de esa crisis hay grandes… -ojo-, gran provisión, gran llenura y el pueblo regresa convencido como cuando comenzó en crisis.

Y yo les decía que esa es la trayectoria esencial de la fe en la vida de un hombre y de una mujer de Dios. Y estos textos son así, son textos ilustrativos, este texto es igual en un sentido quita toda la complejidad, la quita toda y lo que deja es una situación extremadamente clara. Donde los procesos de la fe se pueden ver en una forma muy, pero muy, paradigmática. Muy precisa, muy clara. Y lo que esto texto manifiesta es eso, lo que es la mayordomía, lo que es darle al Señor en una manera bíblica y lo pone todo así, un contexto de crisis extrema, urgencia extrema, claridad extrema.

Dios ha dado la orden para que Elías sea sustentado, pero esa orden se va a realizar a través de un proceso complicado y zigzagueante. ¿Qué hemos visto aquí? Elías está huyendo de un rey que lo quiere matar, Dios lo ha estado sustentando, proveyéndole comida a través de los cuervos, un arroyo que le provee agua, pero llega un momento en que el agua se seca, los cuervos ya no vienen y Dios le dice, ¿sabes qué Elías?, ahora hay una nueva etapa. Te voy a mandar a otro lugar para que tú seas provisto. Cuando usted mira la vida de Elías, usted ve continuamente pasa de victoria a persecución y prueba, a victoria, a más persecución y prueba, primero el gran momento culminante de los profetas de Baal cuando Elías delante de toda la nación destruye a los profetas de Baal. Tiene que huir porque lo quieren matar, prueba. Depresión, se deprime. Provisión, Dios se le aparece por medio de un ángel, le da comida, lo recuesta a dormir, lo fortalece, lo manda a caminar. Es continuamente ese proceso de prueba, sufrimiento, cuando está en la casa de la viuda después de la gran victoria, se le muere el hijo a la viuda, crisis. La viuda dice, tú me has traído mala suerte aquí, pero Elías resucita al hijo de la viuda, victoria. Es una vida, y así es la vida de fe.

Dios permite cosas en la vida, y eso no quiere decir que su mano se ha apartado de ti. Simplemente, que él está proveyéndote otra experiencia para tu crecimiento espiritual, porque a Dios lo único que le importa es producir hombres y mujeres experimentados en los procesos de la fe, gente llena del espíritu, gente conocedora de los principios espirituales, Dios no quiere niños espirituales, y siempre que hay un hombre o una mujer de fe viviendo la vida cristiana como Dios quiere que la viva, va haber zigzagueo, va haber complejidad, pero Dios siempre va a proveer. Va a venir momentos y tu vas a tener que preguntarte y ahora de dónde va a salir la próxima provisión, Dios ya la tiene en su mente, Dios ya sabe exactamente donde va a venir.

Tú quizás no lo sepas pero en el momento preciso Dios te va a decir de dónde va a venir. Con cuántos de nosotros Dios ha bregado así en la vida, que a veces estamos allí en el momento preciso y no sabemos y Dios saca las respuestas. Increíblemente, de alguna manera. Y eso pasa aquí Dios le provee a su siervo Elías, y siempre nos dice cuando estamos entrando en una nueva etapa de fe, de crecimiento, de trato de Dios. Dios te dice, no temas porque allí viene el temor muchas veces. El señor le dice al pueblo en Lucas 12, 32, “no temáis, manada pequeña, porque a Dios le ha placido daros el reino, a vuestro Padre le ha placido daros el reino.” Esa es la base de todo caminar en el camino de Dios. Hay zigzagueos, hay complejidades como este tiempo que estamos viviendo, pero Dios dice no temas. Mis hermanos, ese ‘no temas’ es el fundamento de nuestra generosidad para con Dios. Él es nuestro proveedor, la persona que le da al Señor tiene que creer que Dios es su proveedor y que no importa cuál sea el momento que está viviendo, Dios le va a proveer. Porque si tú le das al Señor creyendo que depende de ti solamente y que si tú no haces lo que tienes que hacer, te va a faltar, y que es tu inteligencia la que te da para dar lo que tú necesitas… ¿sabes qué? Nunca le vas a dar al Señor. La gente de Dios, el hombre, la mujer de fe le da a Dios porque cree que Dios es quien le provee y que si le da a Dios, Dios enseguida va de alguna forma va a manifestar su fidelidad en su vida.

Nosotros le damos generosamente a Dios desde una postura de confianza en que Dios proveerá para nosotros en toda situación y por eso podemos darle a Dios con gozo. “Jehová es mi pastor, nada me faltará”, dice el salmista. “Aunque mi padre y mi madre me dejaran con todo, Jehová me recogerá. Joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado, ni descendencia que mendigue pan.” Ese es la Palabra continua, es esa provisión divina y la mujer, el hombre que conoce a Dios, cuando tiene que darle a Dios le da porque ha entendido eso. Si usted no cree que Dios provee en toda circunstancia y que Dios es generoso para con su pueblo, usted nunca va a entrar en una medida de fe. En un mover de fe.

Dios proveyó para Elías, en todo momento hemos visto, nunca le faltó nada a Elías. ¿Por qué registra la historia bíblica ese episodio… esa vida de Elías? ¿Simplemente para que supiéramos que hubo un hombre que se llamó Elías, que caminó sobre la tierra y que Dios hizo cosas grandes con él? O es porque él quería que usted y yo entendiéramos que lo que hizo con Elías también lo puede hacer con usted.

Por qué escogió no solamente a Elías para proveerle, como le proveyó en el desierto, sino que también escogió una viuda y un hijo -que ninguno de los dos tiene nombre. Porque Él, Dios quiere que entiendas que los milagros de provisión de Dios, no son solamente para los ungidos, los apóstoles, los profetas, los pastores, los líderes grandes, no, eso es para toda persona que cree. Y Dios quiere mostrarle a su pueblo desde Génesis hasta Apocalipsis, 'Yo soy tu proveedor.’ Cuando usted ha muerto verdaderamente a su voluntad y a su intelecto, esa verdad puede amanecer a su vida.

Mire el ministerio de Jesús, dos ejemplos tenemos allí, uno cuando envió a los 70 a predicar el Evangelio, les dijo, “no lleven bolsa, ni alforja, ni bordón, ni nada. Deje la tarjeta de ATM, la MasterCard, la Visa, la American Express, dejen todo, la chequera, déjenla y váyanse simplemente con lo que tienen puesto. ¿Por qué? Porque Él quería mostrarles a ellos que cuando ellos emprendieran algo en su nombre, Él siempre les iba a proveer, quería ejercitarlos de fe. Dios quiere siempre ejercitar a su pueblo en fe. Y a veces artificialmente nos quita todos los andamios alrededor de nosotros, toda la seguridad, para que al quedarnos en el aire solamente entendamos que sí, que Él puede proveer. Dios a veces se construye escenarios artificiales alrededor de nosotros porque Él quiere mostrarnos que Él es lo único que importa a la larga. ¿Por qué Dios escogía el sábado? ¿Por qué Dios escogió que al séptimo día no se trabajara? Porque Él quería dejarle a la humanidad un paradigma. Que si tú dejas de trabajar por un día a la semana, un 14%, muy cerca del diezmo de paso, si tú dejas de hacer una vez a la semana, tu mente y todo tu ser te van a decir, me va a faltar. Pero si tú honras al señor con ese ejercicio tú vas a ver que no te falta y Dios te bendice.

¿Por qué Dios escogía que cada 50 años, creo que era así, cada 50 años se dejara un año libre, o era cada 7 años la tierra se dejaba un año, verdad? Y el 50 el año de jubileo, pero cada 7 años se dejaba la tierra un año sin tratar, sin trabajar. Y Dios le decía yo le voy a proveer a ustedes por ese año y por el año siguiente en lo que plantan, porque siempre había una espera, Dios le iba a proveer por dos años si ellos dejaban la tierra tranquila. ¿Por qué? Porque Él quería un pueblo de fe y les integró en su vida comunal ese principio de depender de él y no de ellos mismos. Porque nosotros estamos tan entrenados por la mente a que si yo no hago no voy a recibir, y si yo doy me va a faltar. Y Dios quiere que nosotros, el pueblo de Dios, entienda que eso no es así, que nosotros nos movemos en el poder de Dios, la provisión de Dios, y que si yo honro a Dios y pongo mi vida en riesgo por Dios, Él es poderoso para hacer todo lo que parece que no se haría si yo no lo hago.

Y entonces para que nosotros refresquemos ese principio continuamente y a los 50 años, en el año 50 lo volvía todo y decía todas las tierras se devuelvan a los que las perdieron, todo el dinero se redistribuya, todos los esclavos sean libertados, todos los siervos sean libertados, todas las deudas sean perdonadas y vamos a comenzar de cero otra vez. Guau, si Israel hubiera tenido el valor para vivir así, no tendrían todos los problemas que tienen hoy. Pero es que a nosotros nos falta la fe, pero eso es lo que Dios, Jesús envía estos hombre y mujeres para que aprendan fe, y cuando llega el momento de proveerle a 5,000 personas al final del día, y ellos le dicen, “Jesús envía esa gente ya para que se busquen comida.” “No, ustedes, denles de comer.” “Nosotros, ¿de dónde? No tenemos dinero, es más por aquí no hay supermercados, no hay nada, a esta hora del día, ¿cómo le vamos a dar de comer?” Y él les dice, “no, busquen entre ustedes.” ¿Por qué? Porque Dios quiere siempre, hermanos, sus procesos llevarlos a cabo con su pueblo. Y Él les dice, “busquen allá dentro.” Y regresan 5 panes, 2 peces, y Él entonces toma ese depósito que ellos dan. Los 5 panes y los peces eran totalmente inmateriales, secundarios. Él podía hacerlo con 5 piedras y 2 palos, pero Él quería que sus discípulos entraran en función, que se sacara algo de la multitud porque Dios siempre busca un depósito de parte de nosotros. Sus milagros él siempre los hace en sociedad con sus hijos, hermanos, entiendan esto, siempre.

¿Por qué Dios no hace llover ahora mismo 3 millones de dólares del cielo para que esta iglesia construya su edificio? ¿Ustedes creen que él no puede hacerlo? Él puede hacer eso y mucho más. Dios podría despertar un filántropo de algún sitio que dijera, ‘¿sabes qué Roberto…?’ Y, ¿sabes qué? Si él lo quiere hacer no estaría malo tampoco, yo lo recibo. ‘Quiero evitarte estos líos, ¿sabes qué? Allí tienen el dinero, no se preocupen.'

¿Saben qué? A Dios le interesa a esta iglesia mostrarle lo que es vivir por fe. A Dios le interesa levantarse gigantes, hombre y mujeres, llenos del Espíritu Santo, gente de fe. Y nos dice, ¿qué tienen? ¿Qué hay entre ustedes…? Denme un depósito. Denme su demostración de que ustedes me creen, y yo voy a hacer algo estruendoso, estrepitoso. Yo sí creo, estamos viviendo ese tiempo increíblemente profético, en que Dios como en este caso de la mujer de Sarepta, nos está diciendo yo quiero hacer algo en sus vidas, pero primero denme a mí, aunque parece que ustedes me están dando escandalosamente, locamente, irresponsablemente, denme a mí primero y no les va a faltar nada a ustedes. Ese es el lema del hombre y la mujer de Dios, “nada me faltará.” Y, ¿sabes? que la resistencia de muchos a darle al señor con generosidad, viene precisamente de su falta de confianza en que él proveerá.

Nosotros a veces decimos en nuestra mente, si yo le doy al señor me va a faltar a mí. Pero la gente de fe dice, “Jehová es mi pastor y nada me faltará.” Esa es la base de todo lo que el Señor quiere para nuestra vida. Lucas, Capítulo 12, dice, “vosotros, pues, no preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud; consideren los cuervos que ni siembran, ni siegan, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimentan. ¿No valen ustedes más que las aves? Y quién de vosotros podrá afanarse añadir a su estatura un codo, no estéis en ansiosa inquietud, todas estas cosas buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.” Elías había confirmado esto una y otra vez. Sin embargo, aún así hubo momentos de duda en él, como ese momento cuando él salió huyendo de Jezabel, se metió al desierto y dijo sabes qué señor yo ya estoy cansado de este ministerio. Es demasiado sufrimiento, demasiada zozobra, demasiada pérdida. Yo sé que ya mi tiempo llegó, mátame, sácame de este mundo porque yo, ya no tengo más nada que hacer. Elías era un hombre agónico, por eso es que el Apóstol Santiago, siglos después dice, “Elías era un hombre sujeto a pasiones similares a las nuestras, sin embargo, él oró y Dios escuchó y paró el cielo y no llovió.” Hablar de la eficacia de la oración, porque Elías evidentemente era un hombre muy sicológico, era un hombre con unas emociones inestables, quizás. Y, él dudó en momentos. Pero uno pensaría, una persona que así como Elías dudando, imposible, si yo hiciera una fracción de lo que Elías hizo yo estaría siempre seguro.

Miren, nosotros siempre vamos a tener que luchar con la duda, la vida de generosidad para con Dios siempre involucrará la duda. La lucha contra la mente natural eso es parte del proceso de fe, si no hay duda, lucha en usted, titubeos, zigzagueo, no es un proceso de fe. A veces nosotros vamos a creer, y a veces vamos a dudar. Y tendremos que sobreponernos a la duda y obrar estrictamente por principios objetivos y no por emociones. El darle al señor generosamente es asunto de disciplina. En última estancia, es uno aprender como el soldado, como el corredor del maratón cuando se pone y dice yo voy a llegar a la meta, y llega las 25 millas y no le queda nada excepto aliento, voluntad y disciplina. Y eso es lo que lo lleva a la meta. Y muchas veces nosotros vamos para darle al señor como Él quiere, vamos a tener que ir más allá de las emociones. Yo les digo, le decía a los hermanos esta mañana, este es un tiempo en que yo hago todo lo que hago, prácticamente lo hago por disciplina, por fe y por creer en los propósitos y los principios de Dios. Si yo fuera un hombre más sabio y prudente, yo ya hace tiempo que hubiera cerrado este proceso porque los tiempos no son buenos.

Hay alguna gente que se pregunta, por ejemplo, por qué el pastor Miranda espera dos o tres años para que esto se defina mejor y entonces emprender esto. Confiese, algunos de ustedes han pensado quizás así; yo lo he pensado. Pero, yo sigo porque creo que este es el tiempo, y porque me muevo por fe. En estos tiempos yo digo soy como un piloto que está a 30 mil pies de altura en una noche cerrada, sobre el mar, a su alrededor no hay ningún punto de referencia y lo único que tengo delante de mí, son los instrumentos del avión, las agujitas y los instrumentos que me dicen por dónde tengo que ir. Y tengo que confiar en los instrumentos porque en mi propia vista no puedo confiar, ni mis emociones ni nada, sino simplemente en los instrumentos. Y así es el diezmo, y así es el darle al Señor. Si esperamos a sentir siempre deseos de diezmar, nunca lo haremos. Diezmar es una disciplina por ejemplo, darle al señor es una disciplina. Es como pagar los impuestos. Yo sé que se habla mucho de darle a Dios con alegría, pero mire al final de cuentas, cuando yo tengo que darle al Señor, yo no me pregunto si estoy contento o no, yo simplemente le doy al Señor, porque tengo que darle porque eso es lo correcto y eso es lo que dice la biblia y eso es lo que me bendice.

Y es así como usted le va a pagar al IRS, cuando llega el momento de pagar los taxes, yo no conozco a nadie que diga, gloria a Dios, qué bueno llego abril, llegó marzo, ahora puedo pagarle al IRS lo que le debo. Pero usted lo hace porque hay que pagarle al IRS y sabe que la biblia habla en esos términos de darle al señor en esa manera. Busque por ejemplo Salmo 76, versículo 11, dice allí, “prometed y pagad a Jehová, pagad a Jehová, vuestro Dios, todo lo que están alrededor de él traigan ofrendas al temible.” Pagad a Jehová, vuestro Dios. Saben, Dios es temible, Dios es sublime, Dios es poderoso, grandioso. Al Señor hay que pagar. Por qué la biblia habla, esta mañana se me hizo absolutamente claro, aún cuando escribí estas palabras, cuando las predicaba nunca me había atrevido a entender claramente eso de que cuando nosotros damos el diezmo le estamos pagando al Señor algo que le debemos a Él. Miren lo que dice Hebreos, siglos después el escritor de Hebreos habla en los mismos términos. Porque la gente a veces dice, bueno estas son cosas del Antiguo Testamento, miren lo que dice el escritor de Hebreos, 7, 9. Dice, hablando de cuando Abraham pagó el diezmo, etcétera, “y por decirlo así en Abraham pagó el diezmo, también Leví…” -un descendiente- “que recibe los diezmos.“ En otras palabras, hay una transacción allí puramente legal, cuando Abraham dio el diezmo a ese sacerdote, Melquisedec, estaba pagándole a Dios el diezmo. Cuando la gente, los subalternos, los súbditos le daban los diezmos a los reyes en la economía antigua, le estaban pagando al rey, tenían que pagarle. Y el diezmo obedece ese principio de que al soberano se le paga por los servicios que él rinde, y eso es una señal de subvención a él. Y entienda esto hermanos, porque muchas veces yo les quiero decir, Dios no les va a tirar un rayo, como dicen algunos por allí, si usted no diezma. Pero sí le puedo decir que usted está involucrado en una transacción cuando usted entra en la economía divina, espiritual, usted entre en unos tratos, en un sistema legal terriblemente fuerte, y hay cosas que pasan y no pasan en nuestra vida. Hay cosas que están cerradas en nuestra vida porque hay un lean, hay una deuda, hay un documento legal que impide que algo suceda.

Ha habido gente que ha querido vender una casa y cuando va a venderla, descubren que no pueden venderla porque hay un documento metido allí en el título que le impide venderla porque tiene que pagarle algo a alguien primero. ¿Cuántos saben eso? Eso se llama un lean, y yo creo que hay muchas veces en el mundo del espíritu que hay cosas atadas que no se sueltan porque hay otras cosas que tienen que ser resueltas. Y el diezmo es interesante porque una y otra vez es asunto de, es como que a Dios se le debe, y hay que pagarle eso. Y cuando no se le paga uno está en un sentido hay cosas que están agarradas. ¿Por qué Dios dice en Malaquías, vosotros me habéis robado? Y la gente le pregunta, extrañada, nosotros en qué te hemos robado, dicen. Me habéis robado porque no me habéis dado el diezmo. Cuando es que ustedes le roban a una persona, cuando le debe algo y no se lo paga. Si usted mira una y otra vez el lenguaje del diezmo está acompañado en esa idea de es una transacción legal, es una acto. Y yo creo hermanos que muchos no están recibiendo más porque legalmente no están, el mundo del espíritu se mueve legalmente, es una cosa que claramente, el mundo de los demonios y de lo divino se mueve por principios legales. Observen ese lenguaje de pagar y de robarle a Dios. Es muy importante.

Ahora qué pasa, Elías llega a Sarepta. Dios le dice, ve allá porque hay una mujer que te va a alimentar allá. Quizás Elías pensó bueno, me pegué la lotería, esta mujer va a tener mucho dinero, una gran casa, un cuarto especialmente para mí. Toda la comida que yo necesito y me voy a desquitar finalmente esta hambre que he estado viviendo con estos benditos cuervos que no me traen suficiente comida. Y qué pasa, cuando llega a Sarepta plaza, allí en la ciudad de Sarepta, lo que encuentra es una mujer pobre, andrajosa, lista para echarse a morir. Y él dice, oye Señor tú me estás jugando una mala aquí, es un chiste cruel lo que me estás haciendo. Pero Dios le habla a Elías, y le dice, “esa es la mujer que yo he escogido para que me dé." Quién sabe si Dios ha escogido una comunidad de inmigrantes, no próspera o no rica para hacer algo extraordinario y excepcional en este tiempo. Quién sabe si Dios está escogiendo esta comunidad pobre, entre comillas, para dar una lección a los ricos de Lexington y de Newton y de otras partes. Quién sabe si Dios ha escogido esta comunidad para que a través de ella Dios traiga bendición y avivamiento y comida a muchos de su pueblo, esa es una pregunta, simplemente la dejo allí.

A veces, Dios tiene sentido irónico del humor, Dios siempre escoge lo pequeño, lo débil, lo poco prometedor para avergonzar a los fuertes y para proveer. Y Dios tiene un drama en esto, Dios nunca… a Dios no le interesa tanto el resultado como el proceso. Por eso siempre los procesos de Dios son multinivel, multifacéticos. Dios siempre embute todo lo posible de los procesos para sacarle el máximo de provecho y por eso escoge esta viuda, este jovencito, por eso escoge a Elías, porque Él quiere fortalecer a la viuda, bendecirla a ella, por quién sabe qué hubo en el corazón de esa mujer que Dios la escogió a ella para que fuera la protagonista de este drama. Y quería también bendecir a Elías y proveerle a él. Y, ¿sabes qué? También quiere glorificarse. Porque en última instancia, todas estas cosas a lo que apuntan es a la gloria de Dios. Todo esto que nosotros estamos viviendo es solamente, Dios está allí sentado en su trono aspirando este holocausto que nosotros estamos elaborándole allí. En última instancia todo esto, si se da como yo creo que él quiere, va a redundar en absoluta gloria para Él. Porque hay muchas cosas que nosotros vivimos y las vivimos a un micro-nivel, pero Dios lo está viviendo y hay ángeles hay demonios, hay principados, hay arcángeles, mirando, está Dios, está Jesús, una multitud de testigos mirando nuestros procesos, privados muchas veces. Y ni esta mujer, ni siquiera Elías, sabía que él estaba viviendo un drama que iba a servir de alimento espiritual para generaciones, generaciones, generaciones, naciones, culturas, siglos. Y lo que él estaba viviendo era puramente secundario, Dios estaba simplemente montando un drama para que se escribiera, para que le diera comida a generaciones, a través de la historia como nos da hoy en el siglo XXI porque Dios quiere glorificarse y todo esto hermanos apunta a los procesos complejos de Dios.

En todo proceso de fe y de dar está involucrada la gloria de Dios. A la misma vez Dios también estará tratando con nosotros, estirando nuestra fe además de probarnos, y cuando su pueblo le cree y arriesga, Dios es glorificado. Nosotros hemos llegado a un punto ya, Dios nos ha bendecido, Dios nos ha avanzado, Dios nos ha dado mucho hermanos. Dios ha bendecido esta congregación. Yo sin orgullo digo, muy pocas congregaciones pueden adorar al Señor como nosotros lo hicimos hace un rato, y esta mañana, a las 9 de la mañana. Y yo decía, no se puede repetir esa misma intensidad, pero Dios lo hizo posible, ustedes han sido bendecidos, Dios nos ha dado muchas cosas. Y nosotros venimos aquí, y yo creo que a veces no estamos conscientes de todo lo que Dios le ha dado a este grupo de inmigrantes. Y no, no ha sido con tanto dolor, miren nosotros no hemos sido estirados, pero sabe qué, Dios está diciendo, ya ahora ustedes han recibido mucho y yo quiero que su fe se anche y yo quiero que ustedes hagan algo que les va a doler y que va a ser… quiero que se estiren, quiero que me den una ofrenda que les cueste verdaderamente. Y quiere estirar nuestra fe. Dios quiere que después de este proceso de fe, nosotros no volvamos a ser como antes, sino que lleguemos a otro nivel.

Cuando León de Judah entró en este proceso para venir aquí y estuvo luchando para hacer este edificio y levantarlo y hacer todas las cosas, León de Judah nunca volvió a ser lo que era antes de eso. Es más, ni siquiera el nombre, éramos Iglesia Bautista Central, hoy en día es Congregación León de Judá, hasta nos cambió el nombre, nos cambió identidad, nos cambió el ministerio, nos cambió todo. Lo multiplicó ingresos, población, impacto, nivel de ministerio, alcance, perfil en la ciudad, notoriedad, todo lo cambió, hermanos, nunca volvimos a hacer lo que éramos antes de venir aquí. Y ahora yo sé que Dios quiere hacer lo mismo. Dios quiere ahora poner esta iglesia a otro nivel, pero para la gloria que Él quiere, hay que pagar un precio, siempre antes de la resurrección viene la cruz, antes de recibir hay que dar, antes de ser resucitado hay que morir, antes de crecer hay que menguar como decía en ese coro, y siempre el crecer cristiano viene a través de la muerte y del despojo. Un pueblo generoso glorifica a Dios. Un pueblo encogido y cómodo es una vergüenza para Dios. En todo proceso de darle al Señor hay profundos principios espirituales en juego. Y miren cómo se desarrolla esto, Elías le pide a la mujer un poquito de agua, ella tiene agua parece que todavía se puede encontrar agua en la ciudad. Y como es poco lo que él le pide, ella inmediatamente se lanza a buscarlo porque es muy fácil darle al Señor dentro de lo razonable, lo posible ¿no? Pero eso no es suficiente, después Elías le pide algo que sí le va a costar.

¿Por qué el drama divino se da en esa manera? En dos etapas, allí. De nuevo, porque Dios es un dramaturgo muy deliberado. Primera etapa, dame algo de beber. No hay problema, cómo no, pero sabes qué, dame de comer. Allí viene el problema, ella no tiene para darle de comer. Y es allí donde Dios quiere probarla. Tiene que dar comida de lo cual tiene muy poco y aquí ella se resiste, como nos resistimos nosotros muchas veces. ¿Qué podemos aprender de esto? Lo siguiente: Dios nos pide hermanos que le demos a él en la zona de la incomodidad. Yo muchas veces he hablado de esa zona de la incomodidad. Donde nos duele. ¿Dónde prueba Dios a sus siervos? ¿Dónde gradúa Dios a sus siervos? ¿Dónde entra Dios a sus siervos en un nuevo nivel de poder espiritual? En la zona de la incomodidad.

Dónde probó él a Abraham, y le dijo dame tu hijo, tu único hijo. A los ciento y pico de años, el único hijo que tenía Abraham, su única esperanza de preservación y de extinción, y Dios le dice te voy a meter en la zona de la incomodidad. Y le dice, dame a tu hijo, tu único hijo. Y lo pone en un viaje. Tres días. Sudando, cociéndose en su propia humanidad. Sabiendo que en un momento le espera un monte, donde allí va a tener que meterle el cuchillo a lo que él más ama y adora para mostrar que hay algo para él más valioso que su hijo, que es el Dios que se lo dio. Y que si él sacrifica a ese hijo y se lo da al Señor, hay millones de hijos en las entrañas de Dios que él puede darle. Porque eso fue lo que dice el escritor, después en la escritura, que en la fe de Abraham había suficiencia para creer que Dios era poderoso inclusive para resucitarle a Isaac. Porque de nuevo, Dios es mi proveedor, yo sé que Él es, aunque yo le de algo que yo amo, Él me lo va a regresar.

Sabes, déjenme decirles algo de eso. Ustedes sabe, algunos saben, yo acabo de terminar de escribir un libro que yo espero que va a salir dentro de poco tiempo, ya está escrito, ya estamos trabajando en la portada y todo eso. Déjenme decirles algo, un drama, algo personal mío. Cuando Dios me llamó a ser pastor en el año ’84, yo, como ustedes saben, estaba haciendo mi doctorado en la universidad, mi deseo era escribir y ser profesor universitario, moverme en el mundo intelectual, ese era mi anhelo, mi deseo profundo para lo cual yo desde niño había querido y lo que quería ser. Y Dios me dijo conviértete en el pastor de una iglesita pequeñita en una esquinita de Cambridge, y yo tuve que morir a mi sueños, no le digo eso para que me admire o me respete. Olvídese de eso, Dios me ha dado mil veces más. Pero, yo tuve que sacrificar algo que yo amaba, quería. Y yo vi que esos libros que yo quería escribir, cobraron alas y se me fueron, pero ¿sabes qué? Yo dije en mi corazón, si yo estoy haciendo lo que Dios quiere y si esto es de Dios que yo no estaba seguro que lo fuera, porque podía ser simplemente que yo estaba en un momento en que esta iglesia necesitaba un pastor, y yo podía hacerlo y como yo siempre he resuelto necesidades pues estaba recibiendo una necesidad. Yo no estaba seguro de que fuera Dios activamente, aunque Dios me había dicho ya que Él quería que yo pastoreara esta iglesia. Pero yo por fe se lo entregué a Él, y dije, “Señor, tú quieres que yo pastoree esta iglesia, yo lo voy a hacer,” y tuve que poner mi deseo de escribir durante 25 años y yo dije siempre, Señor, si tú quieres hacerlo en algún momento tú lo vas a permitir. Y quizás me voy a morir y nunca lo voy a poder cumplir, pero yo creo que tú eres poderoso para hacer posible esas cosas. Y este año pasado, con dolor en mi alma, porque ese libro nació de un dolor, una espina en el corazón. Dios me dio la facultad en medio de tanto tiempo de trabajo y tanta cosa, de escribir ese libro. Que yo sé que es el inicio de muchos otros que Dios me va a permitir hacer para gloria de Él, porque cuando tú le das al Señor lo que tú más amas sin garantía de que vas a recibirlo, pero porque tú crees que Dios es tu proveedor. Pero me tomó 25 años, hermanos, para yo comenzar a ver la fidelidad de Dios en ese punto. Y hay otras cosas asimismo que Dios me ha dicho y todavía no las veo, pero yo sigo caminando. Si me muero sin verlas Él sabrá cómo me responde cuando yo llegue allá al cielo, pero yo sí creo que las voy a ver.

A veces dudo y agonizo, porque cuando tú le das al Señor, tú sirves al señor, simplemente espera, espera la Salvación de Jehová, porque vendrá en su momento. Y es esa zona donde dios nos prueba, esa zona donde Dios nos gradúa, hay que primero resolver controversias con el diablo, con los demonios, con la ironía, el cinismo de Satanás y la controversia que tiene con la raza humana y con Dios, y hay cosas que primero hay que resolverlas con él porque por alguna razón él tiene algún derecho aquí por un tiempo, y hay cosas primero que sólo se resuelven muriendo, sangrando y siendo crucificado. La sangre paga precios que usted no entiende, ni yo. Y no solamente Jesús tuvo que ser sacrificado. Y hay cosas que hay que hacerlas, primero hay que pagar un precio, hay que sangrar, hay que morir, hay que disminuirse para que se puedan cumplir contra el diablo que es el legalista más terrible que hay. Algo tiene que pagarse, misterios de las cosas de Dios, hay que dar en la zona de la incomodidad donde le duele.

La viuda dio todo lo que tenía, y Jesús dijo, ésa ha dado más de quien diera millones de dólares, por eso tantas viudas en la biblia porque es que las viudas eran símbolo de todo lo que se da cuando no hay nada, sólo muerte y carencia. Dios alaba esas mujeres, alaba esas figuras que dan de la nada, de lo vacío, de lo pobre, de lo mínimo, de lo negativo. La conclusión es esa y cuando le damos al Señor en esa zona de lo incómodo, de lo sacrificial, es allí donde somos verdaderamente bendecidos, hermanos. Ese tipo de ofrenda glorifica a Dios grandemente, desata la gran bendición de Dios. La viuda opone una objeción racional y lógica a la petición de Elías. Si usted tuviera que darle la comida de su hijo a un hombre que llega a la plaza de la ciudad, sin usted saber quién es, que le dice yo soy un siervo de Dios dame a mí comida, mire hermano, usted lo mandaría a freír papas por allá, este es un charlatán. Este es un sinvergüenza. Y a qué madre se le puede acusar de no ser sabia y prudente cuando dice, mira yo no te puedo dar la comida de mi hijo, de mí misma. Y en cualquier situación eso sería lo razonable, pero mire muchas veces cuando Dios quiere hacer algo extraordinario, te pide algo extraordinario a ti. Te pone a veces a prueba, hay veces que hay que darle a Dios irresponsablemente, escandalosamente.

Sabes cuando dice la Palabra, Dios ama al dador alegre, la palabra alegre en el griego original es una palabra más bien quiere decir como loco, hilarious, esta es la palabra, hilarious –es la palabra de la persona que da a carcajadas, la persona que da en una locura. A Dios no se le da ni siquiera con una sonrisa, se le da con carcajadas. O que llegara el día en que nosotros le diéramos al Señor riéndonos a carcajadas, laughing all the way to the bank, en realidad. Esta mujer le opone una objeción racional. Quién puede culpar a alguien que diga, mira en este tiempo yo no puedo dar, yo prefiero mejor esperar un tiempo en que las cosas estén mejores para yo ser generoso, para dar. Y que yo tenga a alguien un poco más confiable que este mero hombre, pastor Miranda, pidiéndome, si viene un angelito por allí y me lo dice yo, entonces, quizás voy a dar. Pero es un hombre, común y corriente, que está diciendo, dame a mí primero, al Señor, y no le opongas lógica. Cuando nosotros damos frecuentemente, así, a veces nosotros oponemos ¿no? Esas razones, razonables, valga la redundancia.

Por qué la viuda le responde, “mira no puedo ahora. Me voy a morir, ya no me queda nada.” Todo lo que ella le dice a Elías es una imagen de negatividad, la viuda le responde a Elías lo que yo llamo una mentalidad de carencia. Ustedes recuerdan cuando predicamos el sermón hace un tiempo atrás, de Josué y Caleb. Josué y Caleb y los diez espías. Había una división. Yo decía que hay dos mentalidades en el pueblo de Dios. Una es una mentalidad de suficiencia y posibilidad y otra es una mentalidad de carencia y de imposibilidad. Y que el pueblo de Dios siempre se divide entre esas dos dimensiones, Josué y Caleb representaban el pueblo que cree, que mira lo positivo, que mira al Dios que está allí, que mira al que los ha llamado, mira al que ha prometido, no mira los obstáculos. Los que viven conforme a carencia, miran los obstáculos, miran al enemigo, miran la altura del monte, miran lo cerrado del camino, miran lo seco del desierto, miran lo imposible de la empresa y miran lo grande del gigante. Miran lo pequeño de ellos mismos y esa gente nunca recibe lo que Dios tiene para ellos. Esos diez espías se quedaron en el desierto, sus esqueletos se quedaron allí y ahora son parte del polvo, de la tierra seca del desierto. Josué y Caleb, solamente dos de doce entraron a la tierra prometida, porque había en ellos un espíritu diferente dice la biblia.

Qué interesante, dos de doce, sabe cuánto es, es 1 de 6, lo cual quiere decir, 16.6 -17%, casi 20% Y esta mañana, yo compartía con los hermanos algo interesantísimo, y es lo siguiente. Con todo esto de los bancos y las negociaciones nos han pedido una inmensidad de cifras y de detalles, increíble. Cantidad de cosas. Y gracias al Señor, nosotros hemos mantenido récords muy preciso que nos han permitido darle a los bancos todo lo que ellos nos han pedido, peor una de las cosas que ellos nos pidieron fueron cifras de mes por mes, semana por semana, tres meses, cuánta cantidad y cuántas personas dan cierta cantidad de dinero y tuvimos que proveerles todo eso. Por primera vez, tuvimos que ponernos a examinar esas cosas de esa forma y miren qué interesante lo que descubrimos, y de paso les digo hermanos, sabe qué, yo nunca miro quién da diezmos de iglesia. Durante 24 años, 25 años de ministerio, yo nunca me he puesto a mirar una planilla, y esta vez tenía las planillas frente a mí y obvie, no miré quien diezma en esta iglesia. Porque yo siempre he dicho yo no quiero que eso impacte ni influya sobre la manera en que yo trato a nadie, ni quiero que eso contamine mi mente en absoluto y no miré, pero sí tomamos números y cosas, y es interesante lo que salió a la luz. Porque tenemos que hacer muchas gráficas.

Siempre los expertos en mayordomía de las iglesias dicen que el 20% de las congregaciones, el 20% de la gente de una congregación, generalmente da el 80% del dinero. Y saben lo que sucedió cuando nosotros miramos los números, que el 20% de esta iglesia da el 80% del dinero. El 20% da y yo dije guau, y qué predecibles somos los seres humanos. Ahora yo sé que esto es apretado lo que yo estoy diciendo, hermanos, pero relájese. Yo quiero bendecirlo a usted. Es que así mismo como 2 espías, 2 solamente tuvo la visión de ver que Dios quería hacer y de creerle a la promesa de Dios y 10 no tuvieron esa visión, y 2 fueron bendecidos, nuestro nieto se llama Caleb por alguna razón. Y, esas son la gente que marcan la historia, esas son la gente que marca el pueblo de Dios. Cuántos Josués hay en esta iglesia ahora misma, y cuántos hay que tienen los nombres de los diez espías, quién sabe, porque nos sabemos siquiera los nombres de ellos. Se murieron en el desierto hermanos. Pero 2 de 12, y 2 de 10, se atreven a creerle. Ese es como un número paradigmático que divide al pueblo de Dios.

A través de la historia, y eso todavía qué misterioso son los procesos de Dios, los procesos del espíritu. Hermanos, yo les quiero decir, si esta iglesia, por ejemplo si en esta campaña todo el mundo que puede dar, diera modestamente, nadie tendría que sacrificarse. Déjenme decírselo así sencillamente. Si todo el mundo que tiene que diezmar, diezmara, hermanos nosotros seríamos una de las congregaciones más poderosas y ricas de toda la región. Y una de las cosas que a mí me preocupa como pastor, aprovecho para decirles, es que nuestra iglesia sigue creciendo numéricamente pero no necesariamente sigue creciendo a la manera que debe crecer financieramente. Ahora, qué quiere decir eso, que cada vez hay más presión sobre los servicios de la iglesia porque tenemos que hacer mucho más con relativamente menos. Las bocas espirituales aumentan pero no la provisión. Y eso entonces hace que mucha gente se sienta, ‘oh no me visitaron, no me llamaron, no me hicieron…’ no hay, aunque entra mucho dinero, pero así sale, son muchas las propiedades que Dios nos ha dado, muchos los ministerios, muchas las cosas y nosotros hacemos rendir cada centavo, aquí no se gasta nada de que no sea absolutamente necesario, se lo puedo decir. Pero, qué pasa, si seguimos así si más gente no crece espiritualmente y se une a las filas del creerle a Dios, y darle a Dios, la iglesia va a crecer en cierto sentido, pero va a en calidad de su mantenimiento, de su planta física, de sus servicios, de su pastorado, todas estas cosas, y por eso es que ustedes tienen que crecer. Muchos de ustedes tienen que crecer rápidamente, porque lo que Dios quiere hacer es grande. Muchos de ustedes tienen que romper el cascarón, están metidos en una camisa de fuerza, de incredulidad.

Y yo les animo en el nombre de Jesús, eso se los digo proféticamente, estoy hablando ahora en palabra profética, rompe el cascarón, ese cascarón te está asfixiando, no te está protegiendo, te está asfixiando, es una camisa de fuerza, te está impidiendo que tus alas se expandan para que tú puedas volar como Dios quiere que tú vueles. Créele al Señor, párate sobre la Palabra de Dios, la Palabra profética, muere a tu razón, muere a tu comodidad y Dios te va a bendecir. No vivas en la mentalidad de carencia, no mires lo feo, lo siniestro del ambiente, mira al Dios que dice, “Yo soy igual en la tormenta, soy igual en el día de sol, soy igual en el desierto y soy igual en la tierra fértil, yo no cambio, para mí no hay difíciles, no hay imposibles, todo es sí, todo es posible, todo es fácil, todo es presente.” Ese es el Dios que tú sirves.

Elías le dice a la mujer, -ya voy terminando- “no tengas temor, no tengas temor.” Ese 'no tengas temor’, es una palabra como yo decía al principio, es una palabra para nosotros, esa es la respuesta divina, una y otra vez para el pueblo de Dios. “No tengas temor, recuerda eso, no temáis manada pequeña, a vuestro Padre le ha placido daros el reino, todo es de ustedes.” Dios te dice no temas, si me das a mí por fe no te faltará más adelante. Al contrario tendrás más de lo que tenías antes de darme. La pregunta es, ¿le vamos a creer a Dios? ¿Le vamos a creer a Dios? Esa es la pregunta siempre.

Elías le dice ‘no temas, hazme a mí primero’ yo les decía que ese es un principio de la vida de mayordomía, a Dios hay que darle primero. Proverbios, 3, 9. Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todo tu fruto, primicias, primicias… lo primero, lo primerizo, y cuál será el resultado, serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto. Cuando tu le dabas primicia, si usted tiene una concordancia, de esas concordancias completas, busque cuántas veces aparece la palabra primicia en la biblia, para que usted entienda que ese es un principio absoluto usted tiene que decirle a Dios, buscar primeramente el reino de Dios y todas estas cosas que la gente se mata tratando de conseguir serán añadidas. Busque después, Deutoronomio 26, versículo 2, “entonces tomará de las primicias, de todos los frutos que sacares de la tierra y que Jehová tu Dios te da y las pondrás en una canasta e irás al lugar que Jehová, tu Dios, escogiere para hacer habitar allí su nombre.” Qué dice el señor, mira toma de lo que tú has recibido, coge lo mejor, coge lo escogido y llévalo al lugar donde tú te nutres, donde está la presencia de Dios, donde tú estás militando, donde estás recibiendo y entrégaselo al sacerdote que está allí, hoy soy yo, mañana puede ser otra persona no importa, entrégaselo porque esa persona me lo va a rendir a mí. Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano después que tú hayas dicho, declaro hoy a Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová, nuestro Padre, que nos daría. Cuándo usted le da al señor, cuando usted reconoce que lo ha bendecido a usted y que ha sido fiel. Muchos de nosotros hemos venido a una tierra que no es nuestra, y aquí Dios nos ha bendecido, aquí muchos de nosotros hemos comprado casas, hemos conseguido trabajo, el otro día, yo he visto un hermano centroamericano con un tremendo aparatito que se pone aquí, pajareando, como decimos nosotros. Aquí con uno de esos celulares, aquí verdad, se veía bien bonito, bien grande, hasta creo que una joyita tenía allí, y yo jocosamente le dije a Meches, ‘¿sabes qué? Ese en su país te aseguro que no tendría uno de esos hoy en día.’ Se lo dije así de juego solamente. Sabe qué y es así hermano, muchos de nosotros hemos sido bendecidos en esta tierra. Nacimos, ya usted sabe, con una mano delante y otra atrás y Dios nos ha bendecido, nos ha prosperado. Y cuando nosotros reconocemos todo lo que Dios nos ha dado, es por eso que nosotros tenemos que darle al Señor, porque no nos ha faltado en el camino. Y por eso Dios les dice, cuando tú lleves tu primicia a donde el sacerdote, di, “declaro hoy…” declaro es una palabra legal, documental, “declaro hoy a Jehová, tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová, nuestro Padre, que nos daría.” En otras palabras, cada vez que usted le dé al señor, cada vez que usted le dé su diezmo, que usted le entrega al Señor una ofrenda, diga, ‘Señor, yo declaro y reconozco y confieso que yo he sido bendecido por ti, y por eso te doy.’ Dígaselo en su corazón, no diga pensando, ‘oh qué lata tengo que dar otra vez.’ No. Reconozca por qué usted está dando, que usted ha sido bendecido, y continúe, mire ese texto, yo no me voy a detener contra mi alma, porque hay tanto allí, léalo, 26, todo lo que le dice esa persona cuando le da al Señor, hay allí un principio de seriedad, de integridad, Dios me dio, Dios me llamó yo estoy dando según Él me ha pedido. Notar la generosidad de Dios, el agradecimiento que presupone el diezmo, y el darle generosamente al Señor.

Voy a saltar, voy a saltar simplemente. Hay mucho, mucho, pero quiero… ya voy a terminar. El resultado de todo esto, el resultado de todas estas cosas, y hay mucho que en otro tiempo, busque el sermón de la mañana, donde pude terminarlo. Cuál es el resultado de este proceso, que involucra riesgo, muerte al yo, muerte a los razonamientos, dar por fe, reconocer la generosidad de Dios, dar en la zona de la incomodidad, atreverse a creerle al Señor. El resultado de este complejo proceso revela un principio espiritual universal con relación a darle generosamente al señor. Y es el siguiente, póngase de pie yo quiero que lo leamos todos lo que sigue. Cuál es el resultado de todo esto que estamos diciendo. Usted lo puede repetir, y ustedes lo van a confesar conmigo porque yo creo que nada de lo que yo he dicho aquí se sale de lo bíblico, si yo he predicado algo, si yo he declarado algún principio que no está respaldado por la Escritura, yo les suplico que no me escuche y que cierre su corazón contra lo que yo he dicho. Pero si a todo lo que yo he dicho usted no puede encontrar un contraargumento biblicamente, entonces abra su corazón a lo que yo le estoy diciendo, porque es de Dios, y esto lo está impregnando, lo está secundando, lo está llenando para el resto de su vida. Si yo he predicado un sermón en la palabra de Dios es éste, si lo he predicado en el espíritu de Dios es éste, si lo he predicado en el espíritu profético es éste.

El resultado de este complejo proceso que vemos aquí, revela un principio espiritual universal con relación a darle generosamente al Señor y es el siguiente, diga conmigo: "Cuando nos arriesgamos para darle a Dios, cuando damos en la zona de la incomodidad, cuando damos más allá de nuestras posibilidades, cuando le damos a Él primero, no importa cuán escandaloso sea este acto a la razón.” Confiéselo, “Dios nos bendecirá.” Dígalo duro, “Dios nos bendecirá en una forma generosa, más allá de nuestras expectativas, y nuestra fe será fortalecida.”

Esa es la palabra del Señor para congregación León de Judah en estos tiempos nuestros hermanos. Señor te adoramos, te bendecimos, te exaltamos, te glorificamos Señor. Padre, yo sé que tú quieres marcarnos, Señor, con esta Palabra. Tú quieres marcarnos con esta vivencia, tú quieres graduarnos a un nuevo nivel de potencia como congregación, como individuos, como siervos tuyos en tiempos proféticos, Señor. Ahora entra esta Palabra en lo hondo de nuestro ser, Señor, y que sea un faro que dirija nuestra vida, nuestra relación contigo. Quebranta Señor, todo lo que no sea de ti. Y pon solamente lo que obedece a los patrones que tú has establecido en tu Palabra. Bendice este pueblo Señor. Yo entrego esta Palabra a ti para que dé fruto para gloria de Tu nombre exclusivamente. En el nombre de Jesús oramos. Amén, y amén, y amén. Gloria al Señor. Gloria al Señor. No deje que el enemigo le arranque esa Palabra.