El don de discernimiento

TRANSCRIPT

Quiero compartir con ustedes una palabra de enseñanza que compartí ya con nuestros hermanos esta mañana. Estamos, como ustedes saben, para nuestros visitantes sobretodo, haciendo un recorrido a través de el Capítulo 12 de la Primera carta a los Corintios.

Y nos estamos enfocando, particularmente en los versículos donde se lista una serie de dones, dones que son como hemos dicho, una provisión especial que Dios hace para su pueblo para las necesidades de su pueblo. Dones son regalos, provisiones de Dios para el pueblo de Dios.

Hemos estado haciendo un estudio detenido de cada don. Hemos analizado como ustedes saben, la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento, la fe, el don de la fe, el don de la sanidad, el don de hacer milagros u obras de poder, el domingo antepasado analizamos el don de la profecía, el don profético. Y hoy nos toca hablar de otro don que es el don de discernimiento de espíritus.

Digan conmigo la palabra discernimiento. En el griego original la palabra que se traduce discernimiento en español es ‘diacrise’ y quiere decir dividir, separar, juzgar, discriminar, balancear y pesar, sopesar cuidadosamente algo. Es la idea de discernir entre una cosa y la otra y determinar la composición verdadera de algo. Es la palabra discernimiento.

Entonces, la palabra dice aquí en el Capítulo 12, versículo 10 que “... a otros del cuerpo de Jesucristo el Espíritu Santo decide proveerles discernimiento de espíritus....” ‘diacrises neumaton’. Neumaton, la palabra es espíritu en el griego original.

Y los dones son necesarios para que la iglesia pueda conducir su vida en una forma bíblica, balanceada, espiritual, provechosa. Y cada uno de estos dones es como un nutriente que el cuerpo de Cristo necesita para su crecimiento, para su formación y para su salud espiritual.

Dios da los dones para que la iglesia pueda tener todo lo que necesita para llevar a cabo las tareas, y para llevar a cabo la vida diaria de la iglesia, para llevar a cabo las tareas del evangelismo, para llevar a cabo las tareas de la enseñanza y del mantenimiento del pueblo de Dios. Y por eso Dios da los dones.

Son, digamos, provisiones sobrenaturales de parte del Espíritu Santo para que los hijos de Dios puedan llevar a cabo las tareas que Dios les asigna. Y yo quiero analizar un poquito este don de discernimiento de espíritus. Así como analizamos el don de la profecía, el domingo antepasado.

Quiero decirles primeramente, hermanos, que no podemos decir con absoluta seguridad, exactamente qué había en la mente del Apóstol Pablo cuando él menciona este don. Hay muchos esfuerzos por tratar de definir exactamente qué quiso decir el Apóstol Pablo con discernimiento de espíritus.

Desgraciadamente él no definió en qué consistía ese don, ni tampoco hay otros usos en el Libro de los Hechos, por ejemplo, o en los Evangelios, como hay con el don profético, o con el don de sanidad, o con el don de milagros, que nos enseñe precisamente a qué se refería el Apóstol Pablo con el discernimiento de espíritus.

Pero, sí podemos por una especie de proceso analítico ir a través de la Escritura e ir elaborando, lo que yo puedo llamar, una teología del don de discernimiento de espíritus. Y yo con su tolerancia y paciencia y su atención voy a estar analizando algunos textos bíblicos y creo que al final vamos a tener una muy buena idea de a qué se refería el Apóstol Pablo, aunque nunca voy a decir con ciento por ciento de seguridad, que yo tengo el monopolio de lo que es el discernimiento de espíritus.

Yo creo que estas cosas hay que abordarlas con mucha humildad y con mucha sobriedad acerca de lo que se refiere la palabra. Pero yo sí sé algo hermanos, cuando una iglesia como la nuestra se abre a los dones del espíritu y se abre al mover sobrenatural del Espíritu Santo, el don de discernimiento de espíritus se hace muy importante. ¿Por qué? Porque hemos dicho ya muchas veces que en el mover de los dones puede haber también a veces error, puede haber a veces carnalidad, puede haber a veces excesos, puede haber falsedad y puede haber hasta en ocasiones, intervención demoníaca. Y eso se ha visto a través de toda la historia.

La historia de los dones siempre también ha estado poblada de ciertos errores y ciertos excesos, desde los tiempos primitivos uno ve eso. Por eso el Apóstol Pablo escribió el Capítulo 14 de Primera de Corintios donde trata de corregir algunos excesos y algunos errores que había en medio de esta iglesia pentecostal como era la iglesia de Corinto, y trata de calibrar bien exactamente cómo se deben manejar los dones.

Cuando una iglesia se abre a las manifestaciones espiritual, tiene que haber autoridad espiritual, tiene que haber madurez espiritual en la iglesia, tiene que haber vigilancia y tiene que haber gente que examine las manifestaciones que se están dando para determinar si verdaderamente esas manifestaciones vienen de Dios o vienen de la carne, o vienen del enemigo. Y por eso se necesita el discernimiento de espíritus.

Por eso yo creo que no es coincidencia que después de la mención de dones de sanidades, de milagros y de profecías, se mencione el don de discernimiento de espíritus. Porque el don de discernimiento de espíritus es como la corte jurídica que determina si esas manifestaciones son de Dios o son de alguna otra fuente no legítima. ¿Por qué? Porque muchas veces aún las sanidades pueden venir de fuentes que no son divinas.

¿Cuántos saben a qué me estoy refiriendo? ¿Sabe usted que Satanás es capaz de sanar a gente que va a curanderos? Todas las culturas del mundo se sabe que el diablo invita a la gente para que venga a él para ser sanadas. Hay curanderos, hay espiritistas, hay chamanes, hay diferentes tipos de personajes en todas las culturas del mundo. En la cultura centroamericana lo hay, en el Caribe ni se diga, lo hay en cantidad; en los países nórdicos también los hay; en África, en los aborígenes de Australia y Nueva Zelanda en todas partes del mundo hay personas que pretenden hacer todas las cosas que los dones del espíritu hacen: adivinar, profetizar, hablar en lenguas, hacer milagros y hacer sanidades.

Y por eso es importante que el pueblo de Dios cuando se abre a las cosas espirituales tenga el discernimiento de parte de Dios para saber cuando hay una manifestación sobrenatural, de qué origen emana. Y por eso tenemos que pedirle al Señor, ‘Señor, ayúdanos y danos discernimiento como iglesia para mantener siempre claro’. Porque las iglesias tienen que protegerse.

Yo, una vez creo que usé la comparación de, digamos la electricidad. La electricidad es maravillosa, ilumina, es de gran bendición, pero los electricistas saben que cuando van a bregar con electricidad será mejor que breguen con mucho cuidado. ¿Si o no? Usted los ve que se ponen sus botas de goma y apagan todos los switches habidos y por haber, y se aseguran de que no se vayan a carbonizar con un cable eléctrico suelto por allí. Hay que adoptar protección y asimismo pasa con los dones del espíritu. Hay que cuidarse.

Las iglesias tiene que tener entendimiento. Cuando usted navega las cosas del espíritu, usted tiene que aprovisionarse de todo el aparato protector para asegurarse de que usted navegue bien, porque el diablo es capaz de duplicar cualquier tipo de manifestación espiritual y la carne también puede producir sus propias manifestaciones. Emocionalmente también la gente puede entrar en un trance o en una especie de hipnosis y hacer cosas y a veces las mismas emociones de la gente produce ciertas manifestaciones que no son de Dios necesariamente y a menos que una iglesia no se fortalezca en el discernimiento puede perderse.

Entonces, yo creo además de eso, hermanos, que en todo momento nosotros estamos navegando ambientes espirituales. Cuando estamos en la calle, cuando estamos en el trabajo, aún en la casa, necesitamos discernimiento de Dios para poder hacer decisiones que tienen que ver con las cosas del espíritu. La palabra que se traduce discernimiento es ‘diacrisis’, en el Nuevo Testamento, diacrisis y el verbo es diacrino, que quiere decir dividir, quiere decir separar una cosa de la otra.

Y el pueblo de Dios necesita la capacidad, hermanos, en la vida normal comun y corriente, la capacidad para discernir continuamente, esto es de Dios o es de mi carne. Un padre necesita discernir el espíritu de sus hijos. Un supervisor en un trabajo necesita discernir a veces los ambientes en que se está moviendo. La persona que está en el mundo necesita, y sobretodo el creyente, el hijo de Dios, necesita discernimiento espiritual en general.

Yo no creo que cuando el Apóstol habla de discernimiento de espíritus se está refiriendo, como piensan muchos, solamente a poder discernir entre un espíritu de muerte o un espíritu de lujuria, o un espíritu de avaricia, o un espíritu de odio, o lo que sea, algunos piensan que ese es el don de discernimiento de espíritus. Yo creo que es más profundo que eso y más abarcador que eso inclusive.

Yo creo que todo creyente necesita una medida de discernimiento en su vida y yo espero elaborar esto más afondo. Miren por ejemplo, el rey Salomón cuando comienza su carrera gubernamental, Dios se le acerca y le dice ‘Pídeme lo que tu quieras’. ¿Y qué le pide el rey Salomón? Un hombre joven, inexperto y con un gran gobierno que llevar a cabo y una gran multitud de gente que él necesita dirigir. ¿Qué le pide al rey Salomón a Dios?

Miren lo que dice exactamente, versículo 9 de Primera de Reyes, Capítulo 3, dice: “...da pues a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo y para discernir entre lo bueno y lo malo...”

Eso es lo que le pide Salomón. A Dios le agradó de paso, que Salomón le pidiera discernimiento para poder discernir entre lo bueno y lo malo. ¿Usted ve? Usted necesita sabiduría y discernimiento espiritual para poder discriminar entre lo bueno y lo malo. Y ¿saben qué? Muchas veces la diferencia entre lo bueno y lo malo va a ser mínima y usted no va a poder a veces determinar simplemente a ojo y va a necesitar algo, un discernimiento que venga de las entrañas de su espíritu que le indique a usted por dónde usted debe irse. Uno necesita ese oído afinado del espíritu y Salomón entendió que necesitaba esa sabiduría especial.

Estoy hablando ahora del discernimiento espiritual, el discernimiento de espíritus al nivel de la vida del pueblo de Dios. Mire en Filipenses, Capítulo 1. Vamos a examinar algunos textos porque yo quiero montar una especie de presentación cumulativa acerca de este don, y espero que ustedes estén bien. ¿Están despiertos, están conmigo? Amen. Díganme de vez en cuando, recuérdenme que están ahí, ok, porque sino yo voy a seguir hablando y hablando y me voy a olvidar de que tengo aquí un pueblo que me está escuchando.

Filipenses Capítulo 1, versículos 9 y 10, dice aquí el Apóstol Pablo orando por los filipenses, dice:

“....Y esto pido en oración que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento....”

Las palabras que usa el Apóstol Pablo que se traducen ciencia y conocimiento son ‘epignesei’ y ‘aiestesei’, que son más bien queriendo decir, conocimiento e inteligencia, ¿para qué?

“.... para que aprobéis lo mejor a fin de que seáis sinceros y reprensibles para el día de Cristo....”

Pablo pide que el pueblo de Filipos, la iglesia filipenses sea dotada por Dios, no solamente de amor, sino que también a ese amor se le añada otra cualidad más sutil, que es el conocimiento y la inteligencia.

Yo creo que hay un balance entre el amor y el conocimiento. Hay mucha gente que ama pero no sabe amar, ¿si o no? Hay mucha gente que cree que amar quiere decir permitirle a la gente que haga todo lo que quiera, no poner límites, no hablar la verdad, no ofender. Y eso es una falsa concepción del amor. La persona sabia, madura, sabe que el amor muchas veces lleva confrontación, que requiere disciplina, que requiere verdad, que requiere justicia, y que reuniré también estudio. Porque el amor solo es una cualidad vana, es más bien emoción, en sentimentalismo, es romanticismo barato, pegajoso, pero amor unido con conocimiento y sabiduría, es sólido, es como que ese amor entonces tiene una vara de acero, una columna vertebral que le da forma y le da fortaleza.

Y nosotros como cristianos tenemos que pedirle al Señor, ‘Padre, aparte del amor por ti, aparte de la pasión por tus obras, aparte del amor por los demás, dame sabiduría, dame inteligencia para yo poder discernir entre lo bueno y lo malo, para yo poder entender los misterios del espíritu, para yo poder manejarme maduramente en los asuntos de la vida cristiana. ¿Cuántos pueden decir amen a eso?

Váyase ahora a otro pasaje, miren Hebreos Capítulo 5. Es un pasaje muy profundo también y allí en el versículo 11y estamos hablando aquí siempre, y acercándonos más y más al centro de la meditación esta. Estamos hablando de discernimiento, de capacidad para dividir las cosas morales, las cosas espirituales, para discernir la actitud y el espíritu que está en las personas y el espíritu también que está en el mundo y en los aires, todas estas cosas. En el versículo 11, Hebreos 5 dice, el escritor de hebreos le habla a sus lectores:

“.... Acerca de esto tenemos mucho que decir y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír....”

El escritor no está muy contento con los hebreos, han sido tardos, han sido lentos para entender y escuchar, dice:

“.... porque debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros fundamentos de las palabras de Dios...”

¿Conoce usted gente así que llevan años y años en el Evangelio, pero como que nunca crecen? Que se hagan quedado atrás, que debieran ser Apóstoles, debieran ser ancianos espirituales de su congregación, debieran ser maestros y consejeros, debieran estar siendo usados grandemente por Dios y entender las profundidades de la palabra del Señor, pero se han quedado como niños ahí en la superficie. Y hay que como siempre volver a enseñarles, siempre volver a instruirlos porque no evolucionan, no se desarrollan, son torpes en las cosas del espíritu, cometen los mismos errores, dicen las mismas palabras siempre, están siempre siendo batuqueados por el diablo a diestra y a siniestra y siempre están con una magulladura u otra, porque el diablito les pegó un batazo en la vuelta de la esquina. No tienen capacidad para defenderse y para navegar adecuadamente las cosas del espíritu.

Y el Apóstol escritor dice: “.... habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido....”

En otras palabras, tenemos que volver a enseñarles las cosas rudimentarias de la vida cristiana, cuando ya debiéramos estar hablando más profundas como las cosas de las cuales estamos hablando hoy. Dice:

“... y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia porque es niño...”

¿A quién le da usted la leche en el biberón? A los bebés, porque su sistema digestivo no puede digerir cosas más sólidas, entonces hay que darles las cosas bien ralas, bien sencillitas y así pasa con tanto pueblo que lo único que quieren escuchar en la predicación es algo que ellos puedan decir, ‘Gloria a Dios, ¡Aleluya!’ y mover la cabeza y danzar, pero se van a la casa sin haber recibido comida sólida y la iglesia tiene que recibir enseñanza sólida.

Desarrolle gusto, hermano, por las cosas sólidas del espíritu, porque es ahí donde uno aprende. Entonces, mire aquí, aquí está el versículo clave, dice:

“... pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso....”

Es decir, por la experiencia, esa gente que está asistiendo a las clases de discipulado, que están sirviendo al Señor, que están visitando a los enfermos, que están buscando más y más de Dios, que están leyendo libros espirituales edificantes, que están involucrados en conversaciones sólidas espirituales, que por el hecho de estar continuamente con la espada en la mano haciendo esgrima espiritual, desarrollan una capacidad más profunda, desarrollan un entendimiento de las cosas de Dios, pueden discernir entre una cosa y la otra como un soldado puede discernir entre diferentes terrenos de guerra, diferentes situaciones. Un músico puede discernir entre una tonalidad menor y una mayor, porque el uso, la práctica los ha hecho discernidores.

Y el Apóstol que escribe Hebreos dice: “.... para los que para el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento, ‘diacrisin’, el discernimiento del bien y del mal...”

Eso es lo que Dios quiere para nuestras vidas, y eso es lo que tu tienes que estarle pidiendo al Señor continuamente, ‘Padre, hazme un hombre, hazme una mujer que tenga discernimiento espiritual, que yo pueda en cualquier situación del espíritu moverme con sabiduría divina, que aunque yo no tenga un entendimiento intelectual, pero que mis sentidos espirituales estén tan aguzados y tan afinados que yo pueda entender las cosas del espíritu y saber lo que tengo que hacer en cualquier situación de la vida’.

Eso es lo que el Señor quiere. Por eso es que el Apóstol Santiago dice, “... si alguno tiene falta de sabiduría, ¿qué tiene que hacer?, pídala a Dios el cual da abundantemente y sin reproche y le será dada.....”

Si usted me dice a mí, ‘Pastor, ore para que el Señor me de un Landrover del año 2008’, yo no estoy seguro si usted lo va a recibir, pero si usted me dice a mí, ‘ore para que Dios me de sabiduría’, y usted ora también para que Dios le de sabiduría, yo le aseguro que Dios se la va a dar, porque la palabra dice, “.... y le será dada...”

Porque Dios quiere que usted tenga discernimiento, Dios quiere que usted sea una persona sabia. Si usted le pide al Señor y usted se ejercita en ese don, Dios le va a dar cada vez más y más, y Dios quiere que sus sentidos sean ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Dios quiere dar a su iglesia discernimiento en lo espiritual, discernimiento de espíritus.

Otro pasaje maravilloso con respecto al discernimiento, y yo espero que usted esté aprendiendo más y más, porque vamos a ir al final de esto. Primera de Corintios, Capítulo 2, versículos 10 al 16, que monta otra pieza más en este armazón. Dice el Apóstol Pablo aquí:

“.... Pero Dios –hablando de la sabiduría oculta que Dios da- Mire, vamos al 7 primero, dice:

“....más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria....”

Hermano, cuando usted entra en la economía del Evangelio usted se mueve en un ámbito espiritual, usted se mueve ya entre ángeles y demonios, entre palabras sublimes y una economía muy profunda y esa sabiduría divina, Dios se la ha legado a su pueblo. Usted está manejando una matemática y una ciencia para la cual usted necesita unos instrumentos especiales, y eso es lo que la Biblia llama discernimiento espiritual. Y esa sabiduría Dios se la da.... eso es lo que nosotros manejamos. Entonces en el versículo 10 dice:

“...Pero Dios nos las reveló a nosotros por el espíritu porque el espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios. ¿Porque quién de los hombres sabe las cosas del hombre sino el espíritu del hombre que está en él?....”

Usted ve, muchas veces la Biblia usa la palabra espíritu para referirse a nosotros. ¿Cuántos saben que usted es un espíritu? Yo soy un espíritu, lo que pasa es que, ¿saben qué? Yo soy un espíritu que tengo un envase físico, pero lo que yo soy verdaderamente, es un espíritu. ¿Sabe eso? Vea un cuerpo muerto y usted va a ver ahí simplemente un envase. A mi siempre, como digo, me impacta cuando veo el cuerpo de una persona que en la vida me fue familiar y yo veo algo allí que es raro, como que le falta algo, le han sorbido algo. Eso que le falta a ese muñeco de barro, se llama su espíritu. Esa es su verdadera personalidad. Nosotros somos espíritus y la Biblia habla del Padre de los espíritus, que es Dios.

Entonces cuando habla de discernimiento de espíritus en Primera de Corintios, Capítulo 12, yo creo que está refiriéndose a espíritus divinos, espíritus demoníacos, espíritus humanos y Dios quiere que en cualquier tipo de espíritu con el cual usted tenga encuentros, usted pueda discernir con qué está bregando. Y aquí habla del espíritu del hombre que está en él y el único que conoce lo que está en el espíritu del hombre es el espíritu del hombre mismo. Y dice:

“... Así tampoco nadie conoce las cosas de Dios sino el espíritu de Dios y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios....”

Pero vamos ahora al versículo 14, dice aquí:

“...Pero el hombre natural....., -¿quién es el hombre natural? El hombre puramente carnal, intelectual, biológico, y ese hombre natural dice- ..... no percibe las cosas que son del espíritu de Dios.....”, no puede entenderlas.

Usted puede ser un profesor de la universidad de Harvard o de Yale y ser un experto en física nuclear, pero si usted no cree en Dios, si usted no es una persona del espíritu usted jamás podrá penetrar en las cosas espirituales. Una viejita pentecostal que nunca ha estudiado sabrá mucho más del espíritu que esa persona. Porque las cosas del espíritu se disciernen con el espíritu y usted no tiene que ser un genio intelectual para entender las cosas del espíritu.

Entonces las cosas naturales se entienden naturalmente pero las cosas del espíritu se disciernen espiritualmente. Dice, “... las cosas que son del espíritu de Dios el hombre natural no las percibe porque para él son locura y no las puede entender, ¿por qué? Porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas....” –es la misma palabra juzgar aquí ‘anacrine’, es la misma palabra de ‘diacrises’ que quiere decir precisamente discernir- “......el hombre espiritual discierne todas las cosas, pero él no es juzgado de nadie....”

¿Saben qué? La persona del espíritu, el creyente en Dios, la persona que se mueve en las cosas del espíritu tiene una doble ventaja, que puede moverse en el mundo natural pero también puede moverse en el mundo espiritual. El hombre natural, el hombre que solamente piensa en las cosas de la carne y las cosas del intelecto y de la materia, solamente puede penetrar en el mundo biológico natural físico, pero rebota cuando trata de entrar en el mundo espiritual porque no tiene los instrumentos para hacerlo. Solamente puede navegar en un solo ámbito, el ámbito natural.

Pero la persona espiritual que tiene la mente de Cristo, como dice el Apóstol Pablo, se puede meter en el ámbito natural y también puede bucear en el ámbito espiritual. Diga gloria a Dios. La persona que tiene la mente de Cristo puede ser un gran pensador, una persona intelectualmente dotada, pero se quita su sombrero natural, se pone su sombrero espiritual y también se mete en las cosas del espíritu. Gloria a Dios que nosotros no tenemos que limitarnos a un solo ámbito, podemos nadar en los dos. Podemos discernir cosas sutiles en el mundo natural de la ciencia, filosofía, política, economía, antropología, pero también podemos entrar en el mundo del espíritu y discernir con un radar espiritual las cosas que están pasando.

Dios quiere eso para ti. Dios quiere dotarte con una capacidad para entender las cosas del espíritu y tu no tienes que haber estudiado grandes conocimiento, tu no tienes que ser una persona teológicamente desarrollada, esos dones Dios los ha dado para que su pueblo pueda ser sabio en las cosas espirituales.

Hermanos, en el nombre del Señor yo les pido, pídanle al Señor dones de discernimiento espiritual. Pídele al Señor que te enseñe cómo discernir las cosas del espíritu para que seas una persona sabia y entendida en esa dimensión. Déjenme detenerme un segundito aquí.

Bajen su cabeza ahora mismo y pídale al Espíritu Santo ahora mismo, como dice la palabra, que le dé, hermanos, algunos somos torpes, déjenme decirles, necesitamos que Dios nos abra, nos destape el entendimiento, eso solamente se da por medio de un proceso espiritual. Yo en el nombre de Jesús ahora mismo pido que nuestras mentes sean abiertas, nuestro entendimiento sea abierto.

Padre, quita la tapa espiritual, quita la neblina que cubre nuestro entendimiento y yo declaro sobre tus hijos discernimiento de espíritus, Padre. Yo destruyo toda neblina, todo velo que cubre el entendimiento de tus hijos, Padre. Queremos ser una iglesia sabia, queremos ser una iglesia discernidora, Señor. Queremos poder movernos sagazmente en la zona del espíritu. Tu eres el Dios sabio, el Dios entendido, el Dios discernidor, Señor, danos la mente de Cristo. Danos el logos que rige el universo y que podamos movernos en las cosas del espíritu, en el nombre de Jesús. Yo vengo contra toda tiniebla en el entendimiento de tu pueblo y desato el don de discernimiento de espíritus, el don de sabiduría en medio de los tuyos, Señor. Y que esta iglesia sea una comunidad entendida en las cosas del espíritu para gloria de tu nombre, en el nombre de Jesús. Amen y amen.

Denme solamente un par de minutos más. He hablado de discernimiento de espíritus como algo que nos ayuda genéricamente, generalmente a navegar las sutilezas del mundo espiritual, a discernir lo espiritual, divino, lo espiritual humano, y lo espiritual demoníaco.

Ahora, ¿saben qué? Ese mismo discernimiento se necesita en el seno de la iglesia para interpretar las manifestaciones específicamente ahora sobrenaturales del espíritu. Y vayan conmigo a Primera de Juan, Capítulo 4, estoy acelerando todo lo que puedo, fíjese que usted y yo necesitamos discernimiento también específicamente para poder saber quién es de Dios y quién es del diablo, qué mensaje viene de Dios y qué mensaje viene de la carne.

Primera de Juan, Capítulo 4, versículo 1 dice: “... Amados no creáis a todo espíritu – eso está hablándole a los cristianos, dice - .... no creáis a todo espíritu...”

¿Ve, discernimiento de espíritus? Dice, no creáis a todo espíritu. Se está refiriendo a lo que se da en el medio de la vida de la iglesia. Hermanos, no se deje embobar por todo lo que usted ve y oye y lee porque dice la palabra, que en los últimos tiempos se levantarán falsos profetas, falsos maestros, dice que habrá deseo, habrá comezón en el corazón de la gente por las cosas espirituales, y dice que el diablo amontonará maestros para que le den a la gente todo lo que quieran oír, inclusive habrá doctrinas de demonios que estarán en curso en la vida moderna y yo creo que si hay un tiempo en la historia donde eso se hace real, es en este tiempo, donde usted, no solamente hay un canal cristiano, hay decenas de canales cristianos. No hay solamente uno o dos, o tres predicadores en la radio o en la televisión, hay cientos de predicadores.

Hay una multitud de libros disponibles hoy en día y usted no sabe cuándo dejó el budismo y entró en el cristianismo y cuándo dejó el cristianismo y entró en el hinduismo, y cuando dejó el hinduismo y entró en el espiritismo, porque son tan sutiles a veces las barreras entre una cosa y otra. Y la Biblia dice, no le crea a todo espíritu, aún hay personas que se pararán en un púlpito o en la televisión o en la radio, y dirán ‘Estoy predicando en el nombre de Jesucristo’ y harán milagros y esas personas no son de Dios y usted tiene que saber discernir si es Dios o no es de Dios.

Dice la palabra que un día vendrán ante el Señor Jesucristo y le dirán ‘Señor, no profetizamos en tu nombre, no sanamos enfermos en tu nombre’, y el Señor les dirá, ‘apartaos de mí, hacedores de maldad, no os conozco’.

Hermanos, se pueden hacer milagros, escúchenme, y no necesariamente venir de Dios. Y hay mucha gente que está siendo sutilmente envuelta por predicación que no es espiritualmente legítima y el pueblo de Dios necesita pedirle al Señor discernimiento de espíritus para saber dividir esa línea finita.

Yo mismo necesito discernimiento de mi propio espíritu, porque muchas veces mi carne estará hablando y yo no me daré cuenta y pensaré que es Dios que está hablando. Y tengo que pedirle al Señor, ‘Padre, ayúdame, cuídame porque yo hablo muchísimo.’

Dice la palabra de Dios que donde hay muchas palabras hay también mucha necedad, ¿sabe? Y los predicadores que usamos tantas palabras tenemos muchas oportunidades estadísticamente de decir tonterías y errores y de enamorarnos de nuestra propia retórica. Necesitamos discernimiento de espíritus para conocernos a nosotros mismos. Y ustedes necesitan discernirme a mí también, porque muchas veces yo puedo estar diciendo algo, y usted basado en la palabra va a entender, ‘espérate, el pastor como que hoy en día se le cruzaron los cables un poquito. Yo voy a dejar eso allí, lo voy a poner en remojo y ver qué me dice el espíritu.’

Yo le doy a usted ese derecho o mejor dicho, se lo reconozco, yo no tengo derecho a darle ese derecho, se lo reconozco, porque es suyo, del Señor. Eso es señal de una iglesia madura más bien, una iglesia donde uno sabe que no le puede meter a la gente gato por liebre porque tienen sus sentidos desarrollados por el uso y por la práctica. Eso es importantísimo hoy en día.

El Apóstol Juan dice, ‘no creáis a todo espíritu sino que probad los espíritus’. Eso quiere decir que midan los espíritus, pónganlos a prueba, sométanlos a escrutinio. ¿Y cuál es el escrutinio al que debemos someter a un espíritu? La palabra de Dios. Si no concuerda con la palabra de Dios no se vista, que no va.

El Apóstol Pablo dice, ‘Si yo o aún un ángel de luz os predicaremos un Evangelio diferente al que habéis recibido, sea anatema’, porque el Evangelio una vez dado a los santos, que es esta palabra, no puede ser violado.

Y por eso es que el pueblo de Dios necesita tener conocimiento de la palabra. Esta palabra es su rifle, esta palabra es su arma y es como que, de paso, tengo que ponerle un tape, porque ya se me está cayendo.... por el uso. Pero saben, hermanos, mire, a un soldado se le enseña a usar su rifle y a desmontarlo y montarlo y si tiene que desarmarlo, desarmarlo y volverlo porque se le ensució, se le mojó, lo que sea, el rifle es su arma, su garantía, humanamente hablando de seguridad, y tiene que conocerlo de la a la z. Asimismo es la palabra de Dios, esa es su espada, ese es su rifle. Usted necesita conocerla para poder discernir.

Una persona no puede desarrollar discernimiento espiritual si no conoce la palabra de Dios. Hay mucha gente que se contentan solamente con venir a la iglesia e ir de predicador en predicador, de programa en programa, de retiro en retiro y de espectáculo en espectáculo, y creen que con eso van a recibir...... Así no se recibe discernimiento, se recibe haciendo esgrima espiritual con la palabra de Dios, estudiándola, analizándola, orando sobre ella, ayunando y pidiéndole al Señor discernimiento espiritual. Eso es lo que le va a garantizar a usted que usted va a poder escaparse.

En los últimos tiempos, dice la palabra, que si Dios no acortara los últimos tiempos nadie se salvaría, porque son tiempos peligrosos y usted necesita, y yo necesito el discernimiento del espíritu.

Por eso dice, ‘no creáis a todo espíritu sino probad los espíritus si son de Dios porque muchos falsos profetas han salido por el mundo....’

Si eso fue cierto hace dos mil años cuando se escribió, es más cierto en el siglo XXI. Han salido muchos falsos profetas y necesitamos discernimiento de espíritus para poder entender entre una cosa y la otra. Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios. Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios.

Aquí hay algo, no tenemos tiempo para entrar en todo detalle. Eso se ha llamado la prueba Juanina, de Juan. Hay muchos espíritus que pueden parecer que son de Dios pero pregúnteles, confiesa que Cristo vino en la carne, y se atragantan, porque la confesión de que Cristo vino en la carne es demasiado poderosa para un espíritu que no sea de Dios verbalizarla.

Pero yo les digo, hermanos, que muchas veces aún eso no es suficiente. La Biblia dice que juzguemos por su fruto, dice, por su fruto los conoceréis. Todo habla acerca de esa necesidad de discernir, discernir, discernir del espíritu porque hay tantas maneras en que podemos ser engañados.

Yo le voy a pedir a los músicos que pasen por aquí, por favor. No los voy a abrumar con mucho más. Lo voy a dejar allí. Lo que quiero es, hermanos, enfatizarles a ustedes y a mi persona y a toda nuestra iglesia la necesidad de ser gente discernidora del espíritu.

Hoy en día, es un tiempo en que el conocimiento es absolutamente necesario. Los expertos en economía y en negocios dicen que nosotros vivimos en una economía basada en conocimiento, knowledge based economy. Hoy en día, la persona que no conoce de computadoras, que no conoce de economía o de administración o de electrónica, o de sistemas, o de planificación estratégica, está en desventaja, porque todo el mundo hoy es conocimiento.

Yo fui la semana pasada a la Oficina de Servicios de Inspecciones a llenar un permiso de construcción, una cosa que necesitamos hacer aquí, y hasta hace poco uno tenía que hacerlo con una hoja, y me dijeron ‘ya no hay hojas, tiene que ir a la computadora ahra y llenarlo. Gracias a Dios que no pasé una vergüenza y pude hacerlo, pero yo me pregunto cuántos contratistas pueden ir a una computadora y llenar ahí una solicitud de un permiso en una computadora.

Estamos en un tiempo en que el conocimiento rige la humanidad. Hay que conocer cosas y ¿saben qué? Eso es aún más cierto que nunca en el ámbito del espíritu porque el hombre se ha puesto mucho más complejo, la vida humana se ha puesto mucho más compleja y peligrosa y los demonios tienen más experiencia que nunca en el arte del engaño y de la seducción. Y el pueblo de Dios necesita conocimiento, discernimiento, sabiduría, capacidad para dividir aún su propio espíritu, saber cuándo hay psicología y cuándo hay energía del espíritu, cuándo el diablo está diciendo algo y cuándo es Dios que lo está diciendo.

¿Recuerdan al Apóstol Pedro? En un momento le dice a Jesucristo, cuando Cristo dice, ‘¿saben ustedes quién soy? Y Pedro dice, ‘sí, tú eres el Cristo, el Hijo de Dios’, y Jesús le dice, ‘bienaventurado Pedro que eso no te lo dijo nadie, sino el Espíritu Santo te lo reveló.’ Y ¿saben qué? Un momentito después ese mismo Pedro que en un momento le dice a Cristo, ‘tú eres el Hijo de Dios,’ cuando el Señor dice, ‘Es necesario que el Hijo del hombre padezca y que sea entregado, y que sea enterrado y que resucite al tercer día’, ese mismo Pedro que hace un momentito le profetizó al Señor positivamente, ahora, comienza a decirle al Señor, ‘No te dejes crucificar. No dejes que eso te pase.’

¿Y qué le dice el Señor? Le dice, ‘apártate de mí, Satanás, porque siempre pones tu mira solamente en las cosas de los hombres’.

El Señor pudo discernir en ese momento que el que estaba hablando no era el Espíritu Santo, sino ahora era el espíritu demoníaco queriendo intimidar a Jesús para que no fuera a la cruz, en una sola persona, en poco tiempo, un espíritu divino y un espíritu diabólico.

Gloria a Dios que había allí alguien que tenía discernimiento de espíritu, el Señor Jesucristo. Quiera el Señor que nosotros tengamos ese mismo discernimiento, hermanos, porque cada día va a haber oportunidades para nosotros usar discernimiento y necesitamos ese radar del espíritu que nos ayude.

Hermanos, seamos sabios en el caminar cristiano y pidámosle al Señor, ‘Padre, dame sabiduría, dame discernimiento espiritual en todas las cosas’. Eso es lo que yo deseo para usted hermano y lo deseo para mi propia vida.

Vamos a ponernos de pie y vamos a pedirle al Señor que nos ayude a caminar con sabiduría, con discernimiento espiritual, que seamos gente ávida de la sabiduría que viene de la mente de Dios. Líbranos del mal, Señor, guárdanos en tu mano y derrama ese discernimiento, ese conocimiento, esa inteligencia, esa sabiduría espiritual, ese discernimiento de espíritus, Señor, que necesitamos para todos los momentos de la vida.

Yo declaro, Padre, que esta energía corre en medio de tu pueblo, queremos, necesitamos este recurso, Padre. Envía una doble porción de tu discernimiento a nuestras vidas. Te necesitamos, Padre. Te damos gloria y honra. Gracias, Señor en el nombre de Jesús. Y nosotros decimos, Amen. Dios les bendiga mis hermanos, gloria a Dios.