Regocijaos en el Señor siempre

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Vamos a la palabra del Señor, vamos al Libro de Filipenses, la carta a los Filipenses. Yo quiero tomar un pequeño paréntesis antes de comenzar nuestra o re comenzar nuestra serie sobre el Espíritu Santo y sobre los dones, para invitarlos a meditar conmigo sobre este pasaje tan profundo de la Escritura.

Dice la palabra del Señor, en el versículo 4, “.... Regocijaos en el Señor siempre, otra vez digo, regocijaos, vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús...”

Bendiga el Señor su santa palabra, amen y amen. Yo he escogido hermanos, este pasaje porque en realidad quiero también predicármelo a mí mismo y quiero recibir de parte del pueblo de Dios también ánimo. Nuestra familia está pasando por un tiempo difícil en este momento y necesitamos las oraciones del pueblo de Dios, la fortaleza que viene del pueblo de Dios y nosotros hemos encontrado mucho descanso; mi esposa, yo, nuestras hijas, hemos encontrado descanso en la palabra, hemos encontrado consuelo de la palabra del Señor. Y yo quiero compartir con ustedes lo que Dios ha hecho en mi vida en estos días, mientras yo he buscado ese refugio de parte del Señor.

Este es un pasaje eminentemente consolador, es un pasaje eminentemente fortalecedor. Y fue escrito por un hombre experimentado en dolores. El Apóstol Pablo fue un hombre que pasó por tribulaciones y dificultades, pero siempre de alguna manera se mantuvo firme en los caminos del Señor, amando al Señor, sirviendo al Señor. Y por esa experiencia que él tuvo, él pudo tener la autoridad para hablarle al pueblo de Dios y dejar palabras inmortales que nos ayudan y nos ayudarán siempre cuando nosotros nos encontremos en situaciones difíciles.

¿Qué hace el hijo de Dios, qué hace la hija de Dios cuando vienen las dificultades a la vida, cuando vienen los problemas, cuando vienen las tormentas de la vida? ¿Qué hace usted cuando el médico le dice que tiene una enfermedad crónica y que probablemente va a tener que estar tomando pastillas el resto de su vida? ¿Qué hace usted cuando la economía baja y usted pierde su trabajo, o su sueldo queda reducido de alguna manera y todavía tiene que pagar las deudas de la casa o del carro o lo que sea? ¿Qué hace usted cuando vienen los problemas familiares o matrimoniales? ¿Qué hace usted en su vida cuando escasean las cosas que usted necesita para su felicidad? ¿Cómo afronta el creyente, cómo pasa uno esos tiempos de nubes oscuras y de tribulación que vienen y han venido, y vendrán a la vida de todo hijo de Dios?

Uno tiene dos opciones, y estas opciones están aquí registradas aquí en este pasaje. Pero déjenme por un momento hablarles acerca del Apóstol Pablo y por qué él es eminentemente apropiado para aconsejarnos acerca de cómo nosotros debemos atravesar la vida en general.

Esta palabra aquí del versículo 6 dice, “... regocijaos en el Señor siempre...” El Apóstol Pablo cuando escribe estas palabras las está escribiendo desde una cárcel romana. Uno pensaría que un hombre que dice, ‘regocijaos en el Señor siempre, otra vez os digo regocijaos..’ lo está haciendo quizás desde un resort, algún sitio de vacaciones en Punta Cana o en Acapulco, algo por el estilo, tomándose una piña colada virgen, o está en su mansión...... vaya esta gente creen que verdaderamente necesito más ánimo de lo que necesito. Gracias querida, gracias.

El no está escribiendo estas palabras desde un lugar de descanso y de reposo, las está escribiendo desde una mazmorra romana. No como las cárceles de nuestro tiempo que poco le falta para tener televisor a colores de alta definición. No, está escribiendo metido en el fondo de una situación difícil en su vida.

Él escribió esta epístola, esta carta, a la iglesia que estaba en la ciudad de Filipos, por eso se llama filipenses, la gente de Filipos, la escribió desde ese lugar esperando aparecerse ante el César, el emperador romano y no sabía si iba a salir de allí sin cabeza o con cabeza o iba a ser condenado a una larga prisión. Estaba en un aprieto verdaderamente grande.

Y en ese contexto el Apóstol Pablo dice ‘regocijaos en el Señor siempre’, y repite otra vez ‘...otra vez os digo regocijaos..’

El Apóstol Pablo experimentó muchas situaciones difíciles en su vida. En el Capítulo 11 de Segunda de Corintios, él habla acerca de algunos de sus padecimientos, dice, “....en azotes he estado sin número....’ fue azotado muchas veces por su fe, por su predicación.

“... en azotes sin número, en cárceles más, en peligros de muerte muchas veces, de los judíos 5 veces he recibido 40 azotes, menos uno,....”, es decir 39 azotes, 5 veces, y no eran azotes así con una soguita, no, eran azotes con unas puntas que usaban los romanos bien terribles, al final de cada azote.

“.... tres veces he sido azotado con varas, una vez apedreado, tres veces he padecido naufragio y una noche y un día he estado como náufrago en alta mar. En caminos muchas veces, en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez.....”

Y uno pregunta ¿cómo este hombre no se pegó un tiro? Y simplemente dejó el Evangelio por tantas cosas que le habían pasado por servirle al Señor y por predicar el Evangelio. Él hubiera podido decir, mira, si esto es así, pues yo me voy a rajar de aquí porque se supone que yo tenga por lo menos algún tipo de protección de parte de Cristo, si lo voy a predicar, pero el Señor permitió que el Apóstol Pablo pasara por todas estas humillaciones, tribulaciones, zozobras y lo que a mí me maravilla de ese hombre, es que después de todos esos años de tanta lucha, y tanta tribulación puede escribir una carta con tanto entusiasmo y con tanto convicción y decirle a los filipenses, ‘regocíjense en el Señor siempre, otra vez les digo, regocíjense....”

La carta a los filipenses es conocida como la carta del gozo, imagínense. Primeramente dice, regocijaos en el Señor. Déjenme decirle algo, cuando usted está pasando por pruebas y tribulaciones usted no puede ni debe tratar de regocijarse en la carne ni en las emociones, porque las emociones le van a traicionar, ¿entiende? Las emociones son parte de un sistema biológico que se desgasta con la presión y las ansiedad y los problemas. El cerebro es un mecanismo biológico hasta cierto punto que se quema con la tensión. Y cuando uno está pasando por pruebas y por situaciones difíciles lo que usted menos quiere es gozarse.

Pero hay un gozo al cual alude la palabra de Dios, que es ese gozo del espíritu, es ese gozo objetivo que reconoce que en medio de toda situación Dios siempre puede sacar algo bueno, que Dios está presente aunque tu no lo veas y aunque no lo sientas, y que hay algo que Dios está haciendo que tu quizás no puedes entender y que eso es para bendición y para bien de tu vida.

Entonces el creyente lo primero que uno tiene que tratar de hacer cuando está, es buscar ese gozo, buscar ese regocijo del espíritu, buscar ese lugar y no estar contento hasta que usted no toque ese lugar de comodidad en el Señor, y que uno pueda decir, ‘aunque estoy pasando por tribulaciones, pero yo se que puedo regocijarme porque mi pasaporte está firmado, yo se que me voy con el Señor y yo se que Dios va a traer bendición de esta situación.’

Hay un regocijo que uno tiene siempre, eso no se lo entregue jamás al diablo ni a las circunstancias. Hay que regocijarse en el Señor y dice, siempre. Dice, aquí el versículo 5:

“... vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres....”

¿Por qué el Apóstol Pablo continua diciendo que nuestra gentileza sea conocida de todos los hombres, después de hablar de regocijarnos en el Señor? Hermanos, yo creo que una de las cosas más importantes que debe hacer el creyente, el hijo de Dios es mostrar una simpatía contagiosa. Yo creo que el cristiano debe conocerse por su actitud simpática y positiva, debe conocerse por su actitud gentil en medio de las situaciones, debe conocerse porque cuando está en la prueba, en vez de ponerse sangrigordo y malhumorado e imposible de aguantar, que pueda ser agradable a los demás.

Porque yo pienso, si nosotros como cristianos, cuando estamos pasando por pruebas no podemos dar muestras de la gracia de Jesucristo entonces nadie lo puede hacer. Yo creo que lo que más anima a la gente es cuando ve a un hijo, una hija de Dios pasando por situaciones difíciles, pero de todas maneras reteniendo su buen humor y siguiendo adelante en la fe.

Eso le dice al mundo, ‘esta persona está bebiendo de unas aguas que yo no entiendo y están allí’. Nosotros tenemos que pedirle al Señor, ‘Señor, ayúdanos a ser ecuánimes en la vida’. ¿Sabe lo que es la palabra ecuánime? Ecuánime quiere decir que usted puede mantener más o menos el mismo tono a través de la vida, que aunque usted esté pasando por pruebas y dificultades pero usted puede seguir adelante en el nombre del Señor porque el Señor es quien me fortalece. Y usted puede decir, ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’. Y usted puede continuar y que su simpatía no decaiga, que usted pueda continuar sirviendo a sus hijos y a su esposa o esposa, que usted pueda continuar, si usted tiene un cargo en la iglesia desempeñándolo, que usted pueda ir a su trabajo y ponerse su buen maquillaje y su buena cremita debajo de los ojos y presentar una cara agradable a los demás y que puedan inclusive verlo y decir, ¡guau!, esta persona tiene algo especial dentro de ellos. Amen.

Porque los cristianos tenemos que distinguirnos por eso, hermanos. Porque si somos como los demás, que simplemente cuando yo nos viene la presión nos tiramos al suelo, y nos convertimos en unas bestiecitas desagradables, entonces dónde está la diferencia. Lo que distingue al hijo de Dios es ese carácter afable, ese carácter que en medio de la situación de prueba, puede decir como dice el Apóstol Pablo, ‘regocíjense en el nombre del Señor’.

Y si lo invitan a una fiesta en vez de usted ir allí y ser un aguafiestas en una esquina, usted pueda sonreír con la gente, conversar aunque no esté haciendo cosas demasiado alegre, pero usted puede mantener esa afabilidad. Pídale al Señor, pidámosle al Señor que nos permita siempre tener esa simpatía, esa generosidad hacia los demás.

La palabra gentileza aquí es complicada, no tenemos tiempo para desempacarla toda, pero yo creo que el Apóstol Pablo estaba pensando en parte en eso. Regocíjense, dice, que el gozo sea el distintivo de sus vidas de manera que el carácter gentil, la belleza del carácter de Cristo brille en ustedes de tal manera que sea evidente a todo el mundo.....

Y te dejó a ti allí...... mojándote todo y desamparado. El Señor dice, ‘he aquí, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo....’ Gloria al Señor.

Cristo está con nosotros, el Señor está cerca. ¡Aleluya! Y eso es algo que tenemos que recordarlo continuamente porque es muy fácil cuando todo está bien, y lo biles están pagados, y la cuenta de banco está jugosa y tenemos todos los tereques en la casa que necesitamos. Oh, sí pensamos que.....

Pero, mire hermano, el Señor está cerca objetivamente, sea lo que sea, sepa que el Señor camina con usted. El Señor está allí, el Señor no le ha dejado en ningún momento. A mi mente han venido en estos días la imagen de Eliseo, el profeta Eliseo cuando vinieron los sirios y entraron a Israel porque lo querían capturar, porque era un hombre lleno del Espíritu Santo y era inímico y dañino a los intereses de Siria que odiaba a Israel. Y Eliseo usado por el Señor siempre le advertía al rey de Israel cómo evitar las emboscadas que le tendían los sirios.

Entonces el rey de Siria envió una elite, una fuerza elite a meterse a Israel para capturar al profeta. El profeta Eliseo y su siervo se encuentran rodeados por este grupo que ha entrado a capturarlos. Y el siervo de Eliseo que no tenía el discernimiento espiritual que tenía Eliseo, mira a su alrededor, ve estos hombres armados que son enemigos y piensa, aquí nos van a matar, aquí terminó nuestra vida, aquí se terminó el ministerio y se llena de pánico, y clama a Eliseo y comienza a llenarse de ansiedad. Y Eliseo le dice ‘cálmate, y ora al Señor’, y el dice ‘Padre, abre sus ojos, abre sus ojos para que él pueda ver en el nivel espiritual’.

Y los ojos de ese criado fueron abiertos por un momento, los ojos espirituales fueron abiertos por un momento y este hombre pudo ver que en todo momento, aún cuando él solo veía el ejército sirio alrededor de ellos, había un ejército de ángeles mucho más poderosos con carros de fuego rodeando al ejército sirio y protegiendo a Eliseo y a su criado. Y Eliseo le dice, ‘No temas, porque muchos más son los que están con nosotros que los que están con ellos’.

Gloria al Señor. Y ¿saben qué? mi hermano, muchas veces tu vas a estar en situaciones de prueba y de dificultad. Tu vas a mirar a tu alrededor y lo único que tu ves es problemas, fracaso, negatividad, pero si tu tuvieras los ojos del espíritu tu podrías ver que alrededor de ti hay ángeles del Señor que están fortaleciéndote y diciéndote, adelante, continua, yo estoy contigo.

El Señor es poderoso. Y nosotros tenemos que pedirle al Señor, Señor ayúdame a mantener siempre esa conciencia de que tu estás cerca. Esta expresión, el Señor está cerca, se podría interpretar de dos maneras. Podría interpretarse de la forma de que, bueno, la venida del Señor está cerca; o el Señor está cerca de ti. Cualquiera de las dos interpretaciones deben ser motivo de ánimo para nosotros.

Porque si se trata de que la venida del Señor está cerca, eso me dice a mi, mira, las situaciones de la vida son pasajeras, yo soy un ciudadano de la eternidad y un día Dios enjugará toda lágrima de su pueblo, toda enfermedad cesará, todo problema que parece ahora mismo son solución, cuando uno está conciente de la eternidad, hermanos, muchas de las dificultades de la vida se hacen mucho más llevaderas. Pero cuando tu piensas que todo lo que hay es solamente aquí en el tiempo y en el espacio, en el ahora, entonces el mundo como que se te abalanza encima y todo lo que sucede parece grande e insoportable si es negativo.

Pero el hijo de Dios que sabe que la venida del Señor está cerca y que ya sea que se vaya con el Señor primero, o que Cristo venga primero, somos del Señor, somos de la eternidad. Nosotros pertenecemos a una ciudad no hecha con manos de hombres, somos peregrinos que vamos hacia una patria eterna y por lo tanto no podemos desesperarnos. El Señor está cerca.

Y si se trata de la cercanía física del Señor, todavía más importante. El Señor siempre está con nosotros. Y cuando el Señor está cerca eso quiero decir que hay solución para toda situación y todo problema. Gloria al Señor.

En una ocasión los discípulos se encontraban en una barca, la tormenta comienza a rugir alrededor de ellos. La barca parece que se va a hundir, no había manera de que esa barca pudiera sobrevivir esa gran tormenta. ¿Pero qué pasaba? Que el Señor estaba dentro de la barca, estaba cerca de los discípulos. Y el Señor estaba allí durmiendo a pierna tendida y no se preocupaba de lo que estaba pasando.

Yo les puedo decir hermanos, que en ningún lugar en el universo, en ese momento o en toda la historia ha sido un lugar más seguro que esa barca en medio de la tormenta, porque el Señor estaba en ella. Y en tu vida, yo quiero que tu sepas que Cristo está, no solamente contigo sino que está dentro de ti, y que con Cristo tu eres más que vencedor en toda situación que la vida te pueda deparar. El Señor está cerca de ti y yo te suplico que no quites la mirada, no quites la mirada de esa presencia cercana de Jesús porque él siempre va a asegurarse de que tu tengas una salida para cualquier situación.

Dice aquí en el versículo 31 de Romanos 8, “....¿qué pues diremos a esto: si es por nosotros, quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, cómo no nos dará también con él todas las cosas. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación, o angustia, o persecución o hambre o desnudez o peligro o espada, antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó, por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni los profundo, y ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro....”

El Señor está cerca. Eso te permite a ti y a mi regocijarnos y nos permite también ser afables, ser simpáticos, ser generosos, ser tolerantes con los demás, caminar en medio del desierto con una sonrisa de esperanza en nuestros labios y en nuestros corazones, porque él está contigo. Él está, aunque tu no lo veas, aunque tu no lo sientas, el Señor está contigo para fortalecerte.

Por mi mente ha estado pasando, no sabía si lo iba a compartir hoy o no con ustedes, anoche tuve un pequeño. Dios me habla muchas veces a través de sueños y nunca jamás yo he soñado con un ángel, nunca. Siempre le he dicho al Señor que me deje un día ver un ángel y que me prepare bien el corazón primero, por si acaso. Pero anoche en el sueño yo estaba en mi casa y por alguna razón en uno de los rincones de mi casa yo sentí en mi espíritu que había un ángel. Estaba como en un pasillo, entonces yo me fui al pasillo y miré alrededor y había una puerta de salida y efectivamente.... sin embargo fíjese como son estas cosas.... de nuevo, hay códigos que tienen los sueños. Pero era una mujer y yo sabía sin embargo que era un ángel.... Yo no quiero meterme en teologías aquí ni problema, porque fíjese lo que va a pasar más adelante.... pero era un mujer muy fuerte, alta, muy fuerte, no era en el sentido de fuerte como una levantadora de pesas, pero era mujer fuerte y muy llena de energía que emanaba de ella y yo la miré y ella dejó que yo la mirara por unos segundos. Y entonces, y yo sabía que era un ángel y había en ella una seriedad muy grande. Ella se estaba dejando mirar por un momento, pero eso era todo. Me estaba haciendo a mi un favor de que yo la contemplara por un momento. Y después salió por la puerta de salida, y yo pude ver en el sueño cómo hacía unas movidas que no podía hacer un ser humano, pero al final lo último que yo pude ver en el sueño, fue que esa mujer, al final en algún momento lo que vi fue la espalda de un hombre, se convirtió... como que asumió su forma angelical verdadera, y como que lo único que yo vi fue una apariencia humana, pero por su naturaleza espiritual divina era otra y ya cuando se fue de mi vista recobró su naturaleza normal.

Ahora, eso.... que yo siempre he creído es que hay ángeles en disfraz en nuestras vidas continuamente. Los ángeles son espíritus ministradores de Dios, dice la palabra. ¿Cuántas veces en la Escritura vinieron ángeles a ministrarle a los hijos de Dios? Al mismo Señor Jesucristo cuando estaba en su agonía, ángeles le ministraban. Ángeles se han aparecido a través de toda la historia. ¿Quién sabe cuántas veces nosotros hemos sido ministrados por un ángel y no nos dimos cuenta de ello? ¿Por qué? Porque vivimos en una dimensión ahora que Dios muchas veces, la inmensa mayoría de las veces no permite que haya ese nivel de compenetración entre el mundo humano y el mundo divino, por muchas razones diferentes, porque no es el tiempo, porque él tiene sus límites en ese sentido o lo que sea, pero Dios envía a sus espíritus ministradores en diferentes maneras y a veces adquieren la apariencia de seres humanos, pero es Dios diciéndote, ‘Yo estoy cerca y yo te ministro, yo te fortalezco, yo te suplo, yo te protejo, yo te guardo’.

El Señor está cerca y nosotros tenemos que creer eso, aunque no lo veamos continuamente. Dice la palabra, ‘el Señor está cerca....’ No dudes eso nunca. Aunque estés pasando por cualquier situación que estés pasando, cree, el Señor está cerca de ti y confiésalo en el nombre de Jesús y aquí está la palabra más poderosa de todas.

El versículo 6 dice ‘.... por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego....’

Por nada estéis afanosos.... Digan todos nada. ¿Sabe usted lo que es nada? Nada, exactamente. Cero. Eso quiere decir, hermanos, miren las cosas pequeñas y las cosas grandes: un dolorcito de cabeza, un tropezón con la máquina de hacer ejercicios en la noche en el dedo gordo, una enfermedad crónica y difícil, un fracaso, un problema matrimonial, una crisis económica, una noticia inesperada y difícil. La palabra del Señor te dice, ‘Hijo, hija, por nada estés afanoso o afanosa’.

¿Qué quiere decir la palabra afanoso? El griego original es la palabra ‘merimnao’ que se refiere a ansiedad y preocupación excesivamente. Es la palabra que Cristo usó también para hablarle a Marta, cuando le dijo, ‘Marta, Marta, afanada estás en muchas cosas pero una sola es importante’.

¿Cuántos de nosotros somos gente afanosa? No levante la mano. Pero muchos de nosotros tendemos a ser afanosos. Yo tiendo a ser afanoso y el Señor se encarga muchas veces de entrenarnos para que aprendamos a confiar en él.

En otras palabras, el Señor dice, ‘hijos, no se sobrecarguen con ansiedad’, porque la ansiedad en vez de ayudarnos a resolver los problemas, lo que hace es que nos paraliza muchas veces, nos debilita y nos impide entonces tener la fortaleza y la presencia mental que necesitamos para poder bregar efectivamente con los problemas.

Fíjese los discípulos, cuando el Maestro estaba listo para ser arrestado y crucificado, los discípulos entendían que algo serio estaba pasando con su Maestro y que había una crisis inminente. Y ¿saben qué? estos discípulos estaban tan preocupados que se cargaron de sueño, se debilitaron, no pudieron acompañar al Maestro en su necesidad.

Porque eso es lo que hace la ansiedad. La ansiedad debilita, la ansiedad debilita el ánimo, la ansiedad te quita la visión, la ansiedad te impide pensar correctamente en los tiempos de la crisis, de la necesidad. Y el Señor te dice, ‘por nada estéis afanosos, por nada’.

Y de paso, en el griego original de donde tenemos la traducción al español, la palabra nada está asimismo al principio de la oración, violando las reglas de la gramática. Porque él hubiera podido decir, ‘no estéis afanosos por nada’, pero dice, ‘por nada estéis afanosos’.

El Señor te dice a ti, me dice a mi, ‘mira, no permitas que nada en esta vida te llene de ansiedad, no permitas que nada en esta vida te amargue tu existencia. No permitas que nada te quite el sueño de manera que tu de día en día estés debilitado y triste, y que estés decayendo continuamente, y que esa falta de sueño te impida, y que esa ansiedad debilitante te impida llevar a cabo las tareas de la vida, expresar amor a tu familia, hacer las cosas que tienes que hacer en la vida. Nada en este mundo, hermanos, merece una condición de ansiedad.

Algunos comentaristas de la Biblia han querido decir como que esto es un mandamiento, ‘por nada estéis afanoso, y si se ponen afanosos están en pecado y van a ser condenados a 6 años de prisión’. Esa no es la idea aquí.

Yo veo esto como un consejo del Señor, dice, ‘hijo, no te afanes por nada’. Yo recuerdo las palabras de mi papá, el dicho ese yo se que está en muchos países, dice ‘ si tu mal no tiene cura, por qué te apuras, y si tiene cura por qué te apuras’.

Por nada estéis afanosos. Hermanos, ¿por qué? Porque Dios tiene una solución para toda situación. No hay situación que Dios no pueda resolver, escúchame. No hay situación en la vida que, si la pasamos con Dios, no resulte en algo que sea de bendición para nuestras vidas. Tenemos que creer eso, o no lo creemos, pero eso es lo que dice la palabra del Señor.

El Apóstol Pablo en Romanos dice ‘... a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien..’

Yo se que cuando uno está pasando por las crisis, cuando está en el corazón de la crisis, eso nos resulta difícil creerlo. Y de paso, si usted quiere evitarse una buena bofetada no le diga a nadie en crisis, ‘hermano, no te preocupes que a los que a Dios aman, todas las cosas ayudan a bien..’ Porque yo creo que eso es una crueldad. Yo creo que a veces hay que pasar, hay que pasar por... hay que sentir el dolor y deje que nadie le saque prematuramente del luto, ok. A mí que no me roben, déjenme tranquilo que yo quiero gozarme esta depresión hasta lo sumo. Quiero, yo me la voy a fumar hasta el cabo, como dicen algunos por ahí, y mi pity party. Quiero celebrar bien, y después cuando ya haya terminado me unjo y sigo para adelante.

Ustedes recuerdan la historia del rey David. David había cometido un terrible pecado. Esta mujer con quien había tenido una situación adúltera, había quedado encinta y ese hijo era un hijo pecaminoso, por ese hijo había muerto un hombre, asesinado por el rey David fruto de una violación, de un abuso de parte de un hombre de Dios. Y ese hijo estaba marcado. Dios no quiso que ese hijo naciera a la luz. Y David sin embargo, amaba, era un hijo que iba a nacer, y David se metió en ayuno y oración y durante días rehusó comer, rehusó bañarse. Él habrá pensado, quizás el mal olor obligue a Dios que me de el hijo este o lo que sea y se canse de mí.

Pero hizo todo lo que pudo y mientras estaba metido allí en su celda de monje intercediendo por la vida de ese hijo, vinieron sus funcionarios y lo vieron así y dijeron, ‘imagínate si está así de deprimido ahora, qué será, porque ya el hijo había muerto y ellos vinieron a decirle que estaba muerto el niño. Pero cuando se dieron cuenta de cómo él estaba tan metido en su intercesión, dijeron, si le decimos esto a este hombre aquí se nos va a morir inmediatamente. Pero David que era un guerrero, muy conciente de su entorno, vio a estos hombres y se dio cuenta de que tenían malas noticias para él . Y dijo, ‘¿el niño ha muerto?’ Si, si murió.

Entonces ¿saben lo que hizo David? David se levantó, se dio un buen baño, se puso un poquito de perfume de uno de esas marcas de hombre, cogió su perfume, se ungió bien, se vistió bien y estos hombres que estaban alrededor de él no podían entender, por qué si cuando el niño estaba vivo este hombre estaba ahí tendido en el suelo, sufriendo y clamando, y ahora se le muere el hijo, y entonces se pone como si fuera para una fiesta. ¿Qué ha pasado? Y David dijo, ‘mis hermanos, ya Dios dio su fallo, ya mi hijo murió y ahora él no viene hacia mí sino que yo algún día voy a ir hacia él’. ¿Me entiende?

Ahí está el aspecto de la eternidad, ¿usted entiende? De cuando uno computa la vida en términos de eternidad y de espíritu uno saca unas conclusiones muy diferentes, porque si David no hubiera sabido quizás que su hijo estaba donde tenía que estar en el Señor, y que el Señor simplemente se lo reservó para él, quizás se hubiera despedazado. Pero él sabía ese aspecto de que el Señor está cerca, de que somos habitantes de la eternidad, de que hay otros mundos y otras dimensiones más allá de esta.

Y él dijo, yo se que ha mi hijo él no viene a donde mí, sino que yo ahora algún día iré a donde él. Y por eso, yo estoy tranquilo, porque cuando yo estaba orando y clamando, yo pensé, bueno, quizás esto traiga una solución, pero ya no hay solución. ¿Ahora qué hago? Me tengo que simplemente poner al día con la realidad.

Y hermanos, esa es una gran lección para todos nosotros. Mire, cuando la vida le da limones, haga limonada, como dicen por allí. Cuando viene una situación a su vida, usted luche todo lo posible por cambiarla en el nombre del Señor, pero cuando usted no puede ajústese, haga ajustes, cambie las cosas. No se aferre a lo que hubiera podido, no, usted tiene que reajustar el mundo y seguir adelante, ¿usted entiende? Porque en el Señor siempre hay una nueva situación, siempre hay un nuevo propósito, siempre hay una nueva configuración.

Nosotros los seres humanos, Dios nos ha hecho de goma, rebotamos, aunque nos caigamos podemos cambiar, si dejamos que el Espíritu Santo haga la obra en nosotros. Pero muchos de nosotros cuando viene la situación difícil y Dios no nos da lo que queremos, pegamos una rabieta en el piso y nos agarramos a lo que no fue y Dios quiere sanarnos y entrarnos en otra dimensión, inclusive mejor, pero no hacemos porque estamos apegado a la antigua. Y Dios dice, no, ajústate. Hay nuevas cosas que yo tengo para ti. No te di lo que tu querías pero tengo algo mejor.

¿Saben qué? Dios le dijo a David, ‘no te voy a dar ese hijo pero te voy a dar otro hijo’. Y ¿sabe usted? De ese encuentro, David se acostó con su mujer, ahora era su esposa, y salió de esa unión un hijo que se llamó Salomón, el hombre más sabio y uno de los reyes más gloriosos que ha existido en toda la tierra. ¿Por qué? Porque cuando Dios.... los premios de consolación de Dios son mucho mejores que el original.

Eso es algo que yo tengo claro en mi mente. Recuerda eso siempre. Si Dios te quita algo que tu has amado y has deseado y tu besas la mano de Dios en vez de maldecirla Dios te va a bendecir. Dios te va a dar algo mejor, pero ese es el problema, nosotros no.... por eso es que tanta gente cuando tiene una pérdida en la vida, muchas veces terminan deprimidos por el resto de su vida, nunca se recuperan, nunca crecen. No salen de la pérdida porque no lograron, no entendieron que Dios tiene.... Dios te quitó eso pero Dios puede darte algo mucho mejor y tu llamado es ajustarte y decir amen, ¿qué tengo que dejar? Tengo que soltar esto, soltar lo otro, aquello, y ahora sigue adelante en nombre del Señor y Dios te reconfigurará algo mejor para tu vida. Y habrás dado gloria al Señor.

Dios siempre cuando golpea también bendice y pone su ungüento de bendición si nosotros tenemos la fortaleza para creer que él es bueno aunque sus regalos vengan en paquetes un poco sombríos. La palabra dice que después que Job lo perdió todo y se mantuvo allí adorando al Señor, y bendiciendo a Dios, Dios al final le dio mucho más de lo que tenía originalmente. Porque es así, hermanos.

Dios te ha hecho más fuerte de lo que tu piensas. Dios ha puesto en ti eternidad. Dios ha puesto en ti su Espíritu Santo. Y Dios está elaborando dramas a través de tu vida que tu ni siquiera te puedes imaginar. Y Dios está declarando cosas al infierno y al cielo, y a los ángeles y a los demonios y al mundo, que tu mismo quizás no te explicas. Tu estás viviendo un drama que va mucho más allá de ti, tus preferencias, tus deseos, tus pequeños esquemas y tu tienes que acostumbrar tu vida a que Dios es soberano, y que si él te da tu lo recibes con bendición, si te quita, tu lo bendices y dices, ‘ok, ahora ¿dónde voy, Señor? Aquí estoy presente, dime cuál es la próxima etapa de vida que tu quieres que yo lleve.’

Muchas veces el dolor es la cosa más hermosa que Dios puede regalarle a un individuo. El dolor nos endulza. El dolor nos profundiza. El dolor nos ennoblece, el dolor nos saca sangra amarga y venenosa que tenemos dentro de nosotros. El dolor reduce la confianza falsa del macho y el dolor le muestra a la mujer débil muchas veces que ella es más fuerte de lo que pensaba. El dolor le muestra a la mujer que no necesita aquel hombre que pensaba si se le iba se iba a morir. No, el mundo no se cayó, sigue igual y ella puede sobrevivir. Es más, ahora está más feliz que nunca y puede ser todo lo que Dios quiere para su vida.

El dolor es el bisturí por excelencia de Dios, es el preferido. Hermano, Dios nunca puede hacer a un hombre o a una mujer, poderosa y profunda si no lo pasa a través del trapiche del dolor. Eso es así. Si no lo desangra, si no lo abofetea un par de veces aunque sea simbólicamente, pero tiene que hacerle, para recordarle que después de eso viene su bendición y que él no merece, ni ella, lo que él le da, porque somos polvo.

Pero si tu recibes de la mano de Dios lo que él te da, tu puedes salir de cualquier situación aún las impensables, pero tienes que agarrarte ahí como un soldado y decir, ‘Señor, yo voy a esperar la respuesta y la explicación hasta que venga, pero mientras tanto te voy a bendecir y voy a declarar que tu eres bueno y que para siempre es tu misericordia.

‘...Por nada estéis afanosos....’ Cuando viene la lucha a tu vida tu puedes hacer dos cosas, o te desplomas y te amargas y reniegas de Dios y pierdes tu fe y te conviertes en un monstruo estéril, y el diablo se sale con la suya; o tu te ciñes los lomos, te aprietas el cinturón y dices, tiempo de entrar en batalla, tiempo de ponerme en el régimen de entrenamiento del guerrero, tiempo de ir a mi armario, donde están mis armas y comenzar a sacar las que necesito para volarle los sesos a todos los infiernos del mundo, y para resolver las cosas y hacer lo que tiene que hacerse en la vida.

Una de las más poderosas que tiene el hijo de Dios en las crisis, es la oración. Si no sean conocidas todas vuestras peticiones en toda oración y ruego con acción de gracias. Ahí hay una fórmula química que no tenemos tiempo para explicarla. Pero lo más importante es eso hermano, cuando tu estás en crisis en tu vida, lo primero que tu debes hacer es meterte en el cuarto de la oración, meterte en un régimen de oración.

Como el soldado cuando está en la lucha, tiene que ponerse su uniforme, amarrarse todas sus armas y saber que ahora va a la selva por un tiempo. No sabe cuándo lo van a regresar de la selva pero va a estar metido ahí por un tiempo, y cuando regrese, va a regresar con sus medallas y sus logros para entonces disfrutar de un buen descanso merecido por un buen tiempo.

Y eso es la oración. La oración es guerra muchas veces cuando tu estés en crisis, métete en oración, métete a sudar la situación en oración. Déjale saber al Señor de tu dolor, déjale saber al Señor de tu necesidad, déjale saber al Señor de tu perplejidad. Déjale saber al Señor de todos los problemas que hay que resolver, pónselos uno encima del otro y dile, ‘Padre, mira aquí está la situación. Yo no se cómo resolver todo esto, pero dame tu la manera de hacerlo y dame la fortaleza’. Y tu le traes al Señor tu causa, tu le presentas al Señor tu necesidad y Dios dice, ‘Hijo, has hecho lo correcto, ven vamos a trabajar juntos y te voy a sacar de este lío, y vamos a salir juntos los dos mejor que nunca’.

La palabra de Dios habla acerca de echar nuestras cargas a los pies del Señor, Primera de Pedro, 5:7 dice, “... echando toda vuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de vosotros....’

Esa misma palabra es la misma palabra de por nada estéis afanosos, merimnao, “....echando toda vuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de vosotros ....”

Y ahora se me hizo bien claro, mientras leía eso, mire lo que dice el versículo 6, dice, “... humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios para que é os exalte cuando fuere tiempo....”

Usted sabe lo que pasa, hermano, muchas veces cuando nos vienen cosas que no esperábamos, y uno dice, pero ¿cómo es esto? Si yo sirvo al Señor, yo amo al Señor, yo le doy al Señor, yo hago esto, yo hago lo otro, ¿cómo me puede pasar esto? Y uno se llena de ira contra Dios y se queja con Dios y se pone a pelear con él y a cuestionarlo a él. ¿Sabe el único que saca provecho de eso? El diablo y la carne.

Pero si usted se humilla bajo la poderosa mano de Dios y dice ‘Padre, tu diste, tu quitaste. Tu eres soberano en mi vida, yo no soy nada. Yo no tengo derecho a pedirte nada. Todo lo que yo tengo es porque tu en tu misericordia me lo das, así que si tu me quitas un poquito esos asuntos, eso es mínimo. Yo merecería que tu me lo quitaras todo.’

Bese la mano de Dios cuando venga el problema a su vida. Bésela mientras le caen lágrimas sobre la mano que usted está besando y Dios le va a bendecir por eso. Humíllese bajo la poderosa mano de Dios, humíllese bajo la soberanía de Dios, deje que Dios haga lo que él quiere en su vida. Él sabe lo que hace y él sabe por qué lo hace. Humíllese bajo la poderosa mano de Dios y eche su carga sobre él hasta que él dice aquí, ‘... entonces él los exalte cuando fuere tiempo....’

Hermano, tu no sabes cuánto tiempo tu crisis va a durar, ni cuanto tiempo las consecuencias sombrías de la crisis van a durar en tu vida. Puede ser días, puede ser semanas, puede ser años. Pero ¿saben qué? Que si tu te mantienes pegadito al Señor, él te va a exaltar cuando fuere el tiempo y tu luz brillará como el sol al mediodía porque tu bendijiste la mano del Señor.

Se paciente con el Señor, espera a que el Señor te muestre el por qué de las cosas. Espera que el Señor limpie los escombros y edifique una nueva casa en tu vida. Eso se podrá tomar el tiempo que se tome, pero se paciente y camina con él, y el Señor un día entonces te levanta y te exalta como Cristo Jesús. Él se humilló, se sujetó al Padre, asumió una forma de siervo y dice que Dios por eso le dio un nombre que es sobre todo nombre y lo levantó hasta lo sumo. Y dice que hoy y siempre toda rodilla se tendrá que doblar ante el nombre de Jesús y toda lengua tendrá que confesar que Jesucristo es el Señor porque se humilló ante el Padre.

Cuando tengas pruebas, dificultades, humíllate, sujeta la carne. La carne te va a gritar, maldice a Dios y muérete, como le dijo la mujer de Job, pero en tu espíritu di, no, Padre, yo te voy a bendecir, te voy a dar gracias, te voy a adorar, voy a confesar que tu eres bueno y que tu haces sentido aunque nada en mi lo reconozca y eso hará que el diablo tenga que irse con la cola metida entre las piernas a buscar a otro o a llorar lágrimas de rabia porque no se salió con la suya con un hijo de Dios que supo bendecir al Padre en su momento de necesidad.

Hermanos, vamos a bendecir al Señor, en vez de amargarnos, vamos a regocijarnos en el Señor, vamos a dejar que el mundo vea un cristiano gentil y simpático, un cristiano que sabe que su pasaporte está sellado, sus papeles están arreglados y que va directo para el cielo con todo y zapatos y que va a ser bendecido y que por lo tanto puede darse el lujo de pasar unas cuantas incomodidades aquí, pero el mundo va a ver un hombre, una mujer que puede continuar, puede ir hacia adelante.

Vamos adelante en el nombre del Señor, hermano, que este mensaje traiga esperanza a tu vida. No importa lo que tu estés pasando, Dios tiene una respuesta para ti, Dios tiene una compañía que él quiere mostrarte. Dios quiere mostrarte su fidelidad. Y él quiere que tu te goces en este viaje que es la vida, que en vez de andar cabizbajo, triste, ansioso, incierto, que tu disfrutes de las primaveras y disfrutes de los hijos, y disfrutes de tu iglesia, y disfrutes del ministerio, y disfrutes de la amistad de tus compañeros y disfrutes de una buena comida y que te goces en la mujer o el hombre de tu juventud, o en amigos, o familiares que te aman, o en tu iglesia. Disfruta de la vida, gózate porque el Señor está contigo.

El Señor está cerca de ti, el Señor está en ti. Y órale al Señor y suda las dolencias de la vida en oración y pásalas agarrado de la mano del Señor y llegarás a la otra orilla. Gloria al nombre del Señor.

Póngase de pie, por favor, póngase de pie en el nombre de Jesús. Gracias Señor. Gracias Jesús, te adoramos, Señor, te bendecimos. Recibimos, Padre, la palabra implantado en nuestro espíritu en esta tarde. Señor, yo la recibo primero en el nombre de Jesús y la bendigo al llegar al corazón de mis hermanos, Padre. Yo bendigo esta comunidad que se llama la congregación León de Judá con todas sus luchas y sus dramas, con todas sus dolencias y sus ausencias, con todos sus pecados y sus imperfecciones, pero la bendigo en el nombre de Jesús, y declaro, Padre, que tu te estás formando un pueblo guerrero, un pueblo que te honre, un pueblo ejemplar, y que Satanás no se saldrá con la suya sino que la victoria es nuestra, porque tenemos al Señor con nosotros.

Padre, que de esta gloria nadie nos baje, sino todo lo contrario que esto se ponga mejor cada día, Padre, que vengan más sazones y más especies a esta iglesia que enriquezcan el sabor y el olor que emita esta congregación cuando su holocausto se levante y llegue hasta tu trono, Padre, en el nombre de Jesús. Gracias, Señor. Te adoramos. Te bendecimos, Padre. Recibe pueblo de Dios esperanza para el camino en esta tarde, recibe esperanza del Señor. Gloria al nombre de Jesús.