Toma de la fuente - parte 2

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La temática, seguimos con la misma temática principal tomando de la fuente, pero la temática es más específico que vamos a compartir ahora en la tarde, se titula “Tomando de la fuente para florecer”. Todas somos llamadas a florecer pero antes de entrar en la temática quiero darle las gracias a mi nuera, María, asómate por ahí, mi nuera que me eché la presento al inicio, María es la esposa de mi hijo mayor Mario Alejandro, el bebé que está en sus brazos es mi primer nieto, así que como abuela tengo, estoy orgullosa de ese primer nieto, esa experiencia tan especial. Es una manera de florecer. Las generaciones y ver las cosas que Dios hace en nuestros hijos, y María es una hija más, es una bendición. Quiero darle las gracias a ella, gracias a mi hermana, Miriam, que nos está hospedando en su casa muy gentilmente, muy amablemente.

Y ahora vamos a la palabra del Señor. Y les invito a que me acompañen a Isaías, Capítulo 35, y vamos a estar leyendo inicialmente los versículos 1 y 2. Isaías 35:1 y 2 en el Antiguo Testamento el libro del Profeta Isaías, dice de la siguiente forma:

“… Se alegrarán el desierto y la soledad, el yermo se alegrará, se gozará y florecerá como la rosa, florecerá profusamente y también se alegrará y cantará con júbilo la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová y la hermosura del Dios nuestro Padre…”

Te damos gracias por tu palabra y te damos gracias por lo que tu vas a continuar hablándonos en esta tarde, y nuevamente te decimos que llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo Jesús, de tal manera que tu palabra haga en nosotros aquello por lo cual tu le envías tu propósito se cumpla en nuestras vidas. Gracias te damos en esta hora porque tu Señor nos haces entender que debemos tomar de tu fuente, que debemos tomar de tu agua viva para florecer. Gracias Señor en el nombre de Jesús, amen.

Estos versículos del texto bíblico que acabo de leer es una visión escatológica, una palabra escatológica que está trae el profeta Isaías acerca de la restauración de Israel y este pasaje bíblico nos sugiere a nosotros imagen de un ambiente de alegría, ¿verdad? Un ambiente de júbilo, de tiempos de florecer cuando estamos viviendo en Estados Unidos, no sé, en mi país Puerto Rico pues el asunto de estaciones del año no se ve, ¿verdad? No se nota. Tenemos un clima tropical, pero cuando nosotros nos mudamos a vivir a Boston definitivamente se nota el cambio de estaciones. Y cuando llega la primavera es un tiempo como hermoso, ¿verdad? Nada más de ver que empiezan a salir las flores, ya uno está como alegre, ya el frío como que quiere ir pasando, ¿verdad? Aquí en Boston el frío dura bastante, aun en primavera. Pero ya se anuncia un cambio, se anuncia que viene algo, se anuncia que hay alegría, que hay colorido en la tierra, que hay que florecer.

Ese es el sentido que guarda este pasaje bíblico. Dios está dando una promesa en el contexto de restauración a través del profeta de restauración a Isaías y le expresa y le dice que el Líbano florecerá, que el Carmelo, que el Sarón, todas estas áreas, todas estas regiones son áreas hermosas, son áreas preciosas, son áreas conocidas por su hermosura como florecen, y como florecen profusamente, pero es interesante que está diciendo aquí que el desierto es el que ha de florecer de esta forma. Estas áreas se conocen por su belleza, por sus árboles, por sus flores, pero lo que la palabra profética que está trayendo el profeta a Israel es que el desierto, y ¿Qué es el desierto? Un lugar árido, un lugar donde este tipo de flores que se dan en estos otros lugares no se dan, un lugar donde hay sequedad. El desierto representa nada más escuchar la palabra desierto representa algo que es desagradable, ¿verdad? Que nadie quiere ir para ese lugar. Está diciendo el profeta que Israel, que está en desierto, ha de florecer y lo compara a ese florecer como florece el Líbano, como florece el Carmelo, como florece Sarón.

Así que basados en ese pasaje bíblico podemos declarar lo siguiente hoy: el plan de Dios para nosotras es que tomemos de su fuente de agua viva para florecer, que tomemos de su fuente para florecer y hay un proceso de siembra un proceso a seguir para poder florecer. Dios desea y espera de nosotras que seamos productivas. Dios espera que seamos productivas, no todo es recibir y recibir, recibimos de la fuente pero también dar. Y Dios quiere que florezcamos, pero tenemos que seguir unos procesos y si pensamos en el proceso natural de la siembra, podemos decir que por ejemplo, hay que preparar el terreno, ¿verdad? Luego de preparar el terreno hay que plantar, abonar, hay que regar, hay que permitir que tome el sol, hay que cuidar lo plantado. También hay un tiempo de espera, ¿verdad? Para que lo que se sembró produzca.

Así que hay que planificar cada paso en ese proceso de poder florecer. Si lo aplicamos a la vida espiritual podemos decir que el crecimiento y el florecer no se da al azar así porque sí, el crecimiento y el florecer, lo que Dios ya ha puesto, la semilla que Dios ha puesto en nosotros hay que cultivarla y hay que cuidarla, así como la tierra naturalmente puede producir y hay que cuidarla como quiera, también nosotros tenemos que cuidar nuestro terreno y nuestro proceso para poder florecer.

Por ejemplo, si yo entiendo que yo necesito mejorar mi vida de oración, que Dios demanda más de mí, porque es para bien para mi vida, porque es ahí donde tomo de la fuente, entonces tengo que planificar, tengo que planificar para entrar en un proceso y determinar qué yo voy a hacer para mejorar mi vida de oración, voy a seguir con, hace un rato en la mañana hablamos, daba un ejemplo de lo que nos impide tomar de la fuente, yo decía, a veces la vagancia, voy a seguir con la vagancia que seguía antes, si quiero mejorar mi vida de oración, si quiero tomar de la fuente, vagancia a un lado. Televisor si hay que dejar, no es que no veamos televisión, no tenemos nada en contra de los buenos programas, pero si hay que dejar aún los buenos programas, también se dejan. Si hay que acostarse más tarde, o levantarse más temprano, pues también se hace. Pero tenemos que establecer un plan de trabajo para poder florecer en cada área de nuestra vida que identificamos que tenemos la necesidad de mejorar.

Si necesito mejorar las relaciones entre las hermanas en la iglesia, esos problemas no ocurren aquí, valga la aclaración, entonces tengo que establecer una manera de cómo abordar a mi hermana, proponerme intencionalmente el trato, la amistad, el cuidado, con la hermana con la cual quizás he tenido algún inconveniente. O sea, para nosotros florecer en cualquier área de la vida, apenas he dado dos ejemplos, tenemos que ser intencionales, tenemos que determinarnos a entrar en procesos y hacer algo para lograr florecer.

Dios por ejemplo, nos puede anunciar o darnos a conocer que nos quiere usar en x área en la iglesia por ejemplo, en la enseñanza. Dios nos quiere usar, ay, qué bueno, el Señor me llama a la enseñanza, tan pronto el pastor Miranda, o los pastores escucharon esa palabra, ya pronto me van a poder a enseñar en algún lado, en alguna clase. Dios te quiere usar en la enseñanza, en vez de ir a donde el pastor a pedirle una oportunidad, ve al pastor a decir, dónde puedo aprender, dónde me puedo preparar, y luego que me prepare aquí estoy, disponible para que Dios me utilice.

Queremos florecer, queremos ser productivas pero queremos obviar ciertos procesos así como la naturaleza misma para poder florecer tiene su proceso, nosotros también en el sentido espiritual para poder ser productivas y florecer tenemos que entrar en proceso.

Por ejemplo, hablábamos de preparar el terreno, podríamos decir, pero yo he vivido tantas cosas negativas, en la mañana hablaba de cuando el terreno está endurecido, ¿verdad? Hay veces que hemos vivido experiencias negativas en la vida y a veces que hay experiencias que nos machacan en una misma área, no le ha pasado a usted, y en una misma área, y otra vez, y otra vez, Dios está trabajando. Duele, claro que duele, a veces el corazón se quiere, el terreno del corazón se quiere endurecer porque es en lo mismo, en lo mismo, y en lo mismo y como que uno no sale adelante en esa área, pero Dios nos está diciendo, ese terreno hay que trabajarlo. A ese terreno hay que echarle agua para que pueda ser productivo. Hay que tomar de la fuente aún a pesar de lo que hayamos vivido, en el futuro es tiempo de dejar el pasado, es tiempo de determinarnos a seguir adelante para poder florecer.

El texto que leímos decía florecerá, decía el yermo florecerá, decía el desierto y cuando hablamos de yermo se refiere a un área de tierra con poca vida o el equivalente al desierto. O sea, la palabra profética está utilizando dos términos diferentes para decir una misma verdad. Y yo en muchas ocasiones he dicho que en el pensamiento hebreo, estamos hablando del Antiguo Testamento, escrito en hebreo, en el pensamiento hebreo la repetición implica o indica énfasis. O sea, Dios está enfatizando que el desierto, que el terreno árido ha de florecer. Dios está enfatizándolo cuando luego el profeta dice, el yermo, que también implica terreno seco, ha de florecer. Dios está enfatizando que la palabra que sale de su boca se cumplirá y que Israel ciertamente será restaurado. Dios nos está enfatizando hoy que nosotras hemos de florecer. Dios nos está diciendo que mientras estemos dispuestas a trabajar en las áreas que sea necesario trabajar, al entrar en los procesos que son necesarios entrar, él se compromete con nosotros a lograr que florezcamos.

El terreno árido florecerá. Ahora, observe usted, ese tipo de cambio de soledad, de desierto que ocurrirá? Soledad, ahora viene el gozo. De desierto viene el florecer y el florecer como la rosa. O sea, que cuando Dios inspira al profeta Dios sabe lo que está hablando y Dios sabe la imágenes que desea utilizar a través de su profeta para hablar a su pueblo y Dios hoy nos dice, yo quiero que florezcas hija mía, pero yo no quiero que florezcas como una simple flor, yo quiero que florezcas como una flor delicada, como es la rosa. Yo quiero que florezcas como una flor hermosa, no te consideres, y estos pensamientos ya yo los tenía, no me puse de acuerdo en nada con Meche, Dios no quiere que nosotros nos consideremos poca cosa, somos hijas de Dios, Dios nos considera sus flores, Dios nos considera sus tesoros y Dios desea que seamos productivas, que florezcamos. Dios hace los cambios mientras nosotros nos disponemos a cambiar, él nos ayuda en ese proceso.

Y decía el versículo que se le dará la gloria del Líbano, la gloria del Carmelo, la gloria de Sarón. En el Líbano hay árboles altos y hermosos, en el Líbano hay un olor exquisito que producen esos mismos árboles. Sarón es un área grande de planicie que se llena de flores. En Palestina las planicies de la costa de momento florecen profusamente como dice el texto bíblico y se convierte en un área hermosa, pero hermosa. Esas áreas son famosas por eso.

Imagínense si yo cuando viví aquí en Boston y se sembraban las flores, siempre las flores en tiempo de primavera o salen, si es que están ya sembradas, pero solamente cuando viene todo ese sembradío de flores para la primavera, uno nota el cambio. Yo lo disfrutaba, lo siento hermoso. En Texas por ejemplo, tenemos lo que se llama los blue bonets, que son las florecitas lilitas. Texas es famoso por esas flores, las florecitas lilita chiquita y cuando uno va pasando por la autopista usted ve a ambos lados, cuando llega la primavera, que por ejemplo, el día anterior usted pasó y no había nada, pero de momento pasa el día domingo para ir para la iglesia y ambos están esos llenos de florecitas lilitas violetas o lilas a ambos lados, lleno, cubierto, cubierto profusamente.

El desierto florecerá y florecerá profusamente. Tu y yo floreceremos y floreceremos abundantemente y en Señor porque el Señor espera y desea y nos ayudará a florecer. Dios desea hacerlo con nosotros. Si lo hace con la naturaleza lo puede hacer con nosotros.

Hace un tiempo atrás les conté en una de las predicaciones que vine a hacer, acerca de una jovencita en Costa Rica que padecía del estómago, yo no lo sabía, Dios me llevó a orar por ella, el Señor la sana, Dios la alivia, etc., etc., dos años después que regreso a Costa Rica viene esa jovencita, estaba bien delgadita, tiene una bacteria en el estómago, yo no lo sabía, pero Dios la sana, dos años después viene una joven donde mí que yo no la reconozco, y me dice, ¿usted sabe quién soy yo? Yo soy aquella joven que usted oró por mí. Yo no la reconocía. El desierto floreció. Fue sanada. Y parecía otra persona, aún físicamente. Estaba floreció en términos de sanidad física y floreció espiritualmente, emocionalmente al ser sanada, al ser restaurada en todas las áreas de su vida, porque se determinó a poder florecer, se determinó a buscar el Señor, la misericordia de Dios se extendió hasta su vida y yo ni la reconocí físicamente cuando ella se acerca donde mí a contarme que ahora estaba testificando y hablando de las cosas que Dios había hecho en su vida. El desierto florecerá aún lo que parece imposible o difícil Dios lo hace posible.

Qué tenemos que hacer en ese proceso para florecer? Permitir que nuestro grano de trigo muera. Ese es un pasaje muy conocido, no vamos a buscarlo pero hay que morir para florecer. Si no siembra el grano, dice la Escritura, no muere y entonces no florece. Y ese morir representa muchas veces el negarnos a nosotras mismas. Representa el dejar a veces lo que nos gusta, representa como yo decía en la mañana, a veces el dejar ese a mi manera, ese a mi forma, ese a lo que yo creo que es lo que conviene. Representa determinarnos a tu Señor has en mí lo que sea tu voluntad y como tu quieras hacerlo. El grano de trigo tiene que morir.

Jesús declaró el que quiere venir en pos de mí niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame. Hay que negarse a sí misma. Tenemos que negarnos a nosotras mismas, eso no contradice la verdad del tesoro y lo preciosas que somos en Dios. Pero Dios espera que aún nosotras que somos preciosidades en Dios, las rosas del Señor, nos neguemos a nosotras mismas para que su gloria sea manifestada y podamos florecer y ser de bendición y podamos proclamar con nuestra vida y con lo que somos la gloria del Señor.

Permitir que nuestro grano de trigo muera también tiene que ver con perdonarnos a nosotras mismas. A mí me gusta mucho mencionar esto casi siempre en las actividades de mujeres porque a veces Dios nos ha perdonado cosas del pasado y uno está ahí recordando, y recordando y recordando y ya es tiempo de dejar el pasado atrás. Así que a mí, yo diría como el Apóstol Pablo, yo no me canso de repetir estas verdades. Es tiempo de dejar el pasado, ya Dios perdonó, caminemos hacia adelante, caminemos hacia el florecer, deje el desierto atrás porque Dios tiene cosas nuevas para nosotras.

También hay que perdonar a otras personas porque si guardamos cosas del pasado en nuestro corazón no vamos a poder florecer. Quiere decir entonces que el negarnos a nosotras mismas, el permitir que el grano de trigo muera tiene que ver con cosas como estas. Apenas he dado algunos ejemplos pero tenemos que poner nuestro yo a un lado y dejar que el Señor reine en nuestras vidas.

Qué más tenemos que hacer para florecer? Tenemos que dar en el proceso natural, regar, abonar, dar mantenimiento, cómo podemos regar y abonar? Efectivamente es el tema de hoy, tomando de la fuente, tenemos que proveer las condiciones apropiadas para nuestro crecimiento, para nuestro florecer. Es por eso que el énfasis en esta mañana era, estamos tomando de la fuente, Dios nos llama a tomar. Si estamos tomando todavía Dios quiere que tomemos más, tenemos que abonar nuestra espiritualidad.

La planta no crece así porque sí solita. Algunas plantas silvestres que crecen solas, pero si el terreno se pone árido, si no hay lluvia, aún las silvestres también se mueren. Así que tenemos que abonar nuestro terreno en el Señor, tenemos que darle riego, tenemos que tomar de la fuente, tenemos que darle mantenimiento, tenemos que trabajar en nuestro interior, en nuestras emociones. Como hablaba esta mañana, en esos sentimientos negativos que nos aguantan, que aguantan el avance que Dios tiene para nosotros. El agua es esencial para la vida. Sin agua decía también esta mañana, qué pasa con la naturaleza, la naturaleza se muere, no hay alimentos, los animales también, viene la hambruna. Dios declaró en Oseas a su pueblo, lo tienen que buscar, yo seré a Israel como rocío y luego le dice, él florecerá como lirio. Y extenderá sus raíces como el Líbano.

Dios está declarando a través del profeta Oseas que su pueblo va a recibir rocío porque él, Jehová, su Dios, es el rocío para Israel, y Dios nos dice hoy, yo Jehová tu Dios, soy rocío para ti María. Yo Jehová, tu Dios, soy rocío para ti Lourdes. Yo Jehová, tu Dios, soy rocío para ti hija mía. De mí es que recibes el agua, de mí es que recibes el bien, de mí es que recibes la bendición y tu has de florecer como el lirio, tu has de florecer como la rosa, tu vas a extender tus raíces como el Líbano, tu ciertamente florecerás y también dice ese versículo se extenderán sus ramas. Recuerdan el otro pasaje que dice, ensancha el sitio de tu cabaña porque hay lugar de más para ensanchar, Dios desea que nuestras ramas sean extendidas en nuestro florecer. Dios desea que nuestra planta no se quede en una planta pequeña. Dios desea que como plantas de Dios, como siembras de Dios tengamos ramas que se extiendan y que sean de bendición a nuestra familia, a nuestros hijos, a nuestros nietos que ahora estoy en esa etapa, a nuestros hermanos y hermanas en la iglesia, en los diferentes ministerios, a los compañeros de trabajo, en el evangelismo. Dios desea que nuestra rama se extienda, y dice, y será su gloria como la del olivo y perfumará como el Líbano.

El olivo es esencial en Israel, el olivo es uno de los productos básicos de la producción agrícola. Se usa para muchas cosas y dice aquí que Israel tendrá una gloria como la del olivo. El olivo es casi indispensable vamos a decir así, el olivo representa en la Escritura bendición, y Dios nos dice a nosotros aplicando este principio bíblico y palabra que se le da a Israel en Oseas aplicándola a nosotras, Dios quiere darte su gloria, Dios quiere que su gloria se manifieste cuando tu estés floreciendo. Dios quiere que tengas una gloria como la del olivo, que es un producto esencial, un producto esencial para el Señor, un producto indispensable para bendecir, aunque nadie es indispensable, pero indispensable en comparación con el olivo, para bendecir a otras vidas, un producto también que perfumará como el Líbano.

Decía hace un rato que en el Líbano hay unos olores riquísimos, y nosotros tenemos que perfumar, de nuestras vidas tiene que salir olores fragantes. Cuando nosotros florecemos las flores que dan perfume, al florecer qué sale, sale la flor, se ve hermosa, pero también ese olor es exquisito ¿verdad?

Hace poco mi hijo mayor y su esposa me regalaron un perfume diferente al que tengo y como ellos saben que yo me voy por la línea de flores, pues me llevaron uno de un, no me recuerdo el tipo de flor, pero tan pronto lo abrí me encantó, olía a flores. El perfume alcanza a otros, no solamente el poder que de nuestra salga perfume es bendición del trato de Dios en nuestra vida, sino que bendecimos a otros y cuando tu vas caminando en tu vida cristiana, los que pasan por tu lado, por donde tu pasas, ay, que rico huele la hermana, ay que rica esa persona de esa hermana, porque qué bendición la vida de Dios que tiene en ella.

Dios desea que seamos productivas, Dios desea que florezcamos, que extendamos nuestras ramas, que la gloria de Dios se manifiesta a través de nuestras vidas, que perfumemos a otras vidas. También dice ese pasaje, volverán y se sentarán bajo su sombra, serán vivificados como trigo y florecerán como la vid. Y florecerán como la vid.

A Israel se le promete que florecerá como la vid. Pero la vid tiene que permanecer pegada al pámpano. Otro pasaje de la Escritura en el Evangelio según San Juan, Jesús es el pámpano, ¿verdad? Jesús es la vid, nosotros somos los pámpanos, al revés, y nosotros tenemos que permanecer pegados al Señor para poder florecer, para poder ser productivos. Tenemos que tomar de la fuente, hay que estar junto a la fuente.

El salmo 1, un pasaje muy conocido, ahora lo invito sí a que lo busquen, salmo 1, dice, está hablando acerca de aquel varón que se mantiene íntegro ante los ojos de Dios, que no se contamina con gente escarnecedora, etc., etc., los primeros versículos, sino que es una persona que medita en la palabra de Dios, en los mandamientos, de día, de noche, y el versículo 3 dice:

“… esa persona que hace eso será como árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará….”

Cuando permanecemos pegadas a la fuente, qué va a ocurrir en nuestras vidas? Vamos a dar nuestro fruto a su tiempo. Todo lo que hacemos en el nombre del Señor va a prosperar y será bendecido por el Señor y manifestaremos la gloria de Dios en nuestras vidas. Que más hace Dios? Nuestra hoja, si permanecemos tomando del agua de la fuente, si permanecemos ahí pegaditos, nuestra hoja no cae, pero a veces podemos vivir la vida cristiano como árboles que la hoja se va secando y yo puedo dar un ejemplo de eso en mi casa. Yo no soy buena para las planta, aunque estoy hablando del proceso de sembrar. Las plantas dentro de mi casa son artificiales, lo tengo que confesar. La realidad, salgo mucho, viajo mucho, estoy muy ocupada así que se me mueren las plantas. Yo lo intenté, fracasé así que no tengo plantas naturales. Pero entonces afuera en el patio, la persona que hace el patio, pues tengo lo básico, me gustaría también tener flores, me encantan las flores, pero lo que tengo es más que arbustos y lo básico.

Pero cuando compramos la casa, pues ellos siempre han, un arbolito en el centro del patio, en el frente, y lamentablemente como yo no he sido, ahí yo he fracasado en ese aspecto, no he sido buena cuidando las plantas, todos los árboles del vecindario, están preciosos y frondosos, y el arbolito de nosotros de momento está seco, se le caen todas las hojas, bueno, hay un tiempo que se le caen y queda el palito seco, pero hay meses que todos los demás están florecientes, el mismo tipo de árbol, el de nosotros está con dos o tres hojitas y las pocas que tiene se le están cayendo. ¿Por qué? Porque yo no me he ocupado de darle agua, así que este ejemplo negativo de algo que a mí me pasa, nos sirve a nosotros para entender lo que significa la otra verdad opuesta a esta. Cuando realmente recibimos de la fuente de Dios nuestra hoja no cae, porque nuestro árbol no se seca sino que en el Señor estamos con vida, estamos floreciendo.

Hay que estar pegados a la fuente, también hay que abonar, hay que abonar el terreno. Y el terreno de nuestro corazón, de nuestra vida se abona de diferentes formas. Yo siempre no puedo dejar fuera la palabra de Dios. Cuando yo voy a hablar de abono, de crecimiento la palabra de Dios es básica. La oración, el ayuno, el congregarnos, todo esos principios que ustedes toman en las clases de discipulado cuando venimos al Señor, todos esos principios nunca debemos de soltarlos de nuestras manos. La palabra de Dios es clave, el ayuno, la oración, la cercanía con Dios en todos esos principios que a veces, ay, no pero eso era yo cuando recién convertida. Esos son los que nos mantienen pegados a la fuente, las bases de la Escritura y de la vida cristiana no cambian. Las bases bíblicas no cambian. Las bases para lo que es ser una vida fructífera en el Señor, productiva no han cambiado. Los tiempos cambian, el Evangelio y la manera de presentar el Evangelio a veces cambia, pero la verdad bíblica de los principios de la palabra de Dios no la podemos cambiar, tenemos que abonar nuestro terreno.

La Escritura también nos dice que Dios es nuestro sol. Y las plantas necesitan recibir sol. Las plantas necesitan no solo el abono, sino también el sol y Dios es nuestro sol, de él recibimos el agua, de él recibimos la luz que nos sostiene, de él recibimos la fuerza. Es interesante que mencionaba hace un ratito que en este pasaje bíblico se dice que la gloria del Líbano le será dada. Ya yo he hablado de la parte que nos toca a nosotros, aunque también he hablado de la parte que hace Dios, pero quiero también enfatizar que si por un lado nosotras somos responsables de hacer nuestra parte para florecer, este pasaje bíblico dice, la gloria del Líbano les será dada. Después que usted y yo somos responsables de hacer todo lo que debemos hacer pegados a la fuente, y de cuidar todo ese proceso para poder florecer, tenemos que descansar en que es la gloria del Señor dada por su gracia.

Hace un ratito estaba en la proyección un pensamiento que decía, su gracia es suficiente. Nosotras somos responsables para hacer todo lo que Dios espera de nosotros hacer, pero después de nosotras ser responsables descansemos que por la gracia de Dios no es, aunque tenemos que seguir haciendo, no es por lo que yo me gane por lo que hago, esto no es para un canje con el Señor, esto es soy responsable, Dios demanda de mí responsabilidad pero por su gracia él me hace florecer.

Yo he aprendido del Señor prácticamente recién convertida y a través de los años que yo tengo que ser responsable, claro que sí, pero mi dependencia no está en que porque yo fui responsable, por mis capacidades, por lo que estudié, por el grado que me dieron, miren yo puedo tener el grado que sea, y si yo no me preparo, y si yo no soy responsable delante de Dios buscando en oración y haciendo lo que tengo que hacer para poder traerles este mensaje, nada sale hoy de aquí, palabra hueca y vana. Pero no importa la herramienta que yo tenga, soy responsable por esas herramientas pero dependo de que el Señor, aquí está todo lo que yo hice, está en tus manos, para que tu Señor, por tu gracia y tu favor lo hagas florecer.

También encontramos en la Escritura, de esto voy a hablar bien brevemente porque tuve una predicación de esto precisamente en esta iglesia, que en Ezequiel 47, no tienen que buscarlo, hay una visión escatológica de un río que sale del altar de Dios y se describe ese río y se dice que del altar fluye unas aguas y esas aguas se van extendiendo y el profeta Ezequiel que se la está mostrando ese fluir de ese río, llega un momento que el varón, varón o ángel, que él está mostrando ese río que fluye en el altar, le dice, entra hasta cierto lugar en el río y le llega el agua hasta los tobillos, luego hasta las rodillas, luego hasta los lomos y luego llega un punto en que lo cubre y tiene que nadar. Y la imagen que se presenta ahí es la imagen de restauración profética, de restauración de Israel y lo que habla es de la presencia de Dios fluyendo, el río de Dios fluye desde la presencia de Dios salen esos ríos de agua viva, esos ríos de corrientes de bendición y todo lo que alcance ese río en esa visión escatológica en Ezequiel, hace que florezca. Describe esa visión escatológica que a las orillas del río hay muchos árboles frutales con variedad de fruto, describe esa visión escatológica que no solamente eso sino que el río hasta el Mar Muerto, mar donde no hay peces, no hay vida y aún esas aguas son sanadas y entonces hay muchos peces, hay muchos pescadores en un mar donde no había peces para pescar, porque la bendición del río de Dios llegó y trajo vida donde no lo había.

El desierto florecerá, el yermo florecerá, el lugar muerto, el área muerta de nuestra vida que muchas veces hemos tratado de mejorar, de tratar de lidiar con ello, si nos disponemos y hacemos nuestra parte Dios hará que florezca, aún el desierto, aún lo que está muerto puede tener abundancia de bendición de parte de Dios si nos disponemos a florecer.

También en el proceso de florecer hay un tiempo de espera, hay un tiempo de espera. Cada planta necesita un tiempo en particular, unas florecen más rápido que otras, ¿verdad? Pero lo importante es que si somos diligentes en el proceso para florecer, en el tiempo de Dios para nuestra vida, porque somos plantas diferentes en el Señor, diferentes tipos de flores, diferentes tipos de semilla, pero en el tiempo de Dios para tu vida tu ciertamente has de florecer. Ciertamente has de florecer.

Hay unas flores que salen cada año, ¿verdad? Hay otras cuando las siembras salen, cuando las siembras y luego el otro año no salen porque hay que sembrar nuevamente. Independientemente del tipo de planta que usted y yo seamos, yo le garantizo, mis hermanas, que si nos mantenemos tomando de la fuente Dios se determina a enviar su bendición, Dios se determina a enviar su favor sobre nuestras vidas y ciertamente floreceremos.

Ahora bien, hay un dicho que dice el que espera desespera. Y dentro del proceso de florecer como hay tiempo de espera de acuerdo a la planta que usted y yo somos, tenemos también que aprender a ser pacientes en el Señor. Diligentes haciendo lo que tenemos que hacer, pero con paciencia, esperando que llegue nuestro tiempo. La Escritura nos habla a nosotros que el sembrador siembra y luego espera que llegue la cosecha de lo que sembró. Hay un tiempo de espera y no podemos desesperarnos en ese tiempo de espera. Hay ocasiones en que Dios nos contesta bien rápido y un área de nuestra vida como que florece todo bien rápidamente. Hay ocasiones en que yo he estado ante el Señor trabajando en unas áreas y yo veo los resultados, o la contestación a una petición por ejemplo, a la semanas, dos semanas, a los dos o tres meses, y también he tenido situaciones delante de Dios que llevo 18 y 20 años en espera. Pero aún así sigo floreciendo en el Señor.

Porque coloco esa situación, y yo se que en un momento, también florecerá, pero mientras en esa área llega ese florecer, ese tiempo de Dios trabajar con esa área, tengo que seguir floreciendo en las otras áreas, porque la bendición de Dios no ha cesado, pero si yo me detengo a mantenerme solamente mirando, ay, en esta área Dios no ha contestado, entonces paso por alto todas las bendiciones que Dios estás haciendo en las otras áreas de mi vida, entonces viene la frustración. Aparentemente entonces considero que Dios no me está ayudando a florecer, que en mi vida no estoy floreciendo, pero aunque esa área todavía está en espera, ciertamente está floreciendo, Dios te está bendiciendo en otras áreas de tu vida.

No seamos engañadas por nosotras mismas o por el enemigo pensando que aunque estamos en espera, que por estar en espera, Dios no nos está bendiciendo. Ciertamente floreceremos aún cuando tengamos tiempos de espera largos.

A veces también en la espera, en ese sentido de desesperarnos llegamos a correr el riesgo de ir o buscar en los lugares que Dios no desea que busquemos. Por ejemplo, Israel cuando salió de Egipto llegó a un lugar, a Mara, y allí encontrar aguas amargas, en Éxodo de acredita esto. Entonces qué hizo Israel? En vez de decirle, Señor, guárdanos, provéenos en otro lugar, esta agua no debemos de tomarla, pero sabemos que tu has de proveer, en vez de decir eso, se quejaron contra Moisés y Moisés tiene que clamar a Jehová en favor del pueblo y a pedir pues, y Dios entonces le dice, toma este árbol, échalo sobre las aguas, las aguas se endulzaron y entonces las aguas ya se podían tomar y ya dejaron de ser amargas. Pero lamentablemente el pueblo se quejó. Dios tuvo que hacer lo que hizo, Moisés va delante de Dios y Dios se la resuelve ante la queja del pueblo. Pero la Escritura nos dice allí los probó Dios.

Y ¿saben qué? Más adelante en Elín ya Dios tenía provisión, tenía 12 fuentes de agua y 70 palmeras para su pueblo. Y a veces nosotros estamos en Mara, y el agua es amarga, y la identificamos amarga. Entonces comenzamos a quejarnos a pelear contra Dios, ¿verdad? Pero entonces Dios lo que espera es que si nos está probando con esa agua amarga que llegó en nuestro caminar, en nuestra ruta, ok, aquí está el agua, pues vamos a pasarle por el ladito y yo sigo mi caminito porque más al frente están las 12 fuentes y están las palmeras que me dejan ver que está la bendición esperándome en la trayectoria y en el plan de Dios que Dios tenía para Israel, que Dios tiene para mi vida.

El agua amarga de Mara va a aparecer en el camino. Eso nosotras lo sabemos. En este camino de florecer el agua amarga va a aparecer. Por un lado tenemos el agua viva del Señor de la cual tenemos que estar tomando, pero también van a haber estanques de aguas amargas y Dios nos ha de probar a ver qué nosotros vamos a hacer en medio de esa agua que se nos presenta, qué vamos a hacer? Intentaremos tomar de ella, empezaremos a quejarnos contra Dios? No, como decía da la vuelta, bordea el agua y sigue caminando porque la bendición de Dios está más adelante. No nos quejemos contra el Señor en este proceso de florecer.

Por otro lado también podemos decir otro ejemplo de las Escrituras que cuando estamos en tiempo de espera a veces las aguas nos pueden parecer que no son estables. Jeremías experimentó este sentimiento cuando, por estar proclamando la palabra profética del pueblo, es perseguido hasta el punto de que al final lo mataron, pero es perseguido hasta en peligro de muerte muchas veces, y en un momento dado después de ser responsable ante Dios por comunicar la palabra al pueblo y a otras naciones, se angustia. El profeta se angustia y le pregunta al Señor, ¿serás para mí como aguas que no son estables? Un agua que no es estable es un agua que no se puede nadar, es un agua que no te da seguridad para tu meterte en ella, y el profeta se siente tan y tan cargado por la situación de que siendo responsable ante Dios y han venido persecuciones y a nosotros también hemos experimentado a veces, que aún por servir al Señor han venido persecuciones. Y el profeta llegó un momento que se siente desesperado y declara y le pregunta al Señor, serás para mí como aguas que no son estables?

Y yo les repito, las aguas que no son estables no hay seguridad. Pero Dios desea que aprendamos e identifiquemos que no importando las circunstancias que puedan venir a nuestras vidas como las que le pasó a Jeremías aún por servir al Señor, no importando las circunstancias, no pensemos que Dios es para nosotros aguas que no son estables. En él hay fuentes de agua viva, no es agua estancada, no es agua turbulenta, no es corriente que nos quiere dañar. Dios tiene bendición, Dios tiene bien para nosotros. No confundamos dentro de los procesos de Dios de las cosas difíciles que vienen a nuestra vida y pensemos lo que el enemigo quiere que pensemos, que Dios no es estable para mí. Dios es estable a pesar de que se esté removiendo la tierra. Dios es estable a pesar de que las circunstancias me hagan estremecer. Dios sigue siendo estable y firme para mí, él me da seguridad de que ciertamente he de florecer.

En Jeremías también Dios promete a Israel restauración y les dice que les hará andar junto a arroyos de agua. Un profeta que se siente de esa forma, a ese mismo profeta Dios le sigue dando palabra para Israel y le declara que a su pueblo los hará andar junto a arroyos de agua. Jeremías mientras comunica la palabra profética tiene que haber entendido, ay, Señor, perdóname porque hace un ratito te dije que eres para mí como aguas que no son estables y tu lo que dices a tu pueblo es que tu Señor eres para nosotros y que nos vas a hacer andar junto a arroyos de agua que implica aguas que están fluyendo, aguas que están corriendo, aguas vivas.

Decía yo el dicho de que el que espera desespera y hay veces que ciertamente nos desesperamos. Pero Dios nos dice que guardemos nuestro corazón, guardemos nuestro corazón para que no se contamine, para que no se dañe en ese tiempo de espera. Guardemos nuestro corazón si ya hemos perdonado en un área pero la situación sigue presente aunque ya tomamos la determinación de perdonar, Dios nos dice, guarda tu corazón, guarda tu Manasés, cuida tu Manasés y Dios te hizo perdonar, Dios te hizo ya olvidar las circunstancias pasadas aunque todavía siga ahí algo rondando, guarda tu corazón, guarda tu Manasés, ya Dios te hizo olvidar, como le dijo a José, Manasés era el nombre que José le dio a uno de sus hijos. José fue un personaje bíblico que sufrió mucho, que fue vendido por sus hermanos, pero finalmente llegó a ser la mano derecha de faraón y cuando tiene este hijo le pone por nombre Manasés que significa Dios me hizo olvidar, le hizo olvidar, porque Dios lo bendijo, lo prosperó en medio de la situación difícil.

Y Dios nos dice hoy, en medio de las circunstancias que sean, guarda tu Manasés. Si ya declaraste, no esto ya Dios me hizo olvidar, ya esto pasó, guarda tu corazón, no volvamos atrás en lo que ya Dios ha hecho, en lo que ya hemos declarado en nuestro interior. Guarda tu corazón porque Dios una vez me dice a mí, si tu corazón se daña, yo no te puedo usar. Guarda tu Manasés, hija de Dios porque si tu corazón se daña Dios no te puede usar. Entonces el perfume no saldrá, entonces la rosa hermosa que será de bendición a otros ya no florecerá como Dios espera. Guarda tu Manasés.

En la espera también, qué tenemos que hacer? Isaías 35, versículo 3, el versículo siguiente a los últimos que leímos dice:

“..fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles….”

Hay que fortalecer lo que está cansado. En este caminar cristiano hay muchas veces que hemos tenido experiencias extraordinarias pero a pesar de esas experiencias extraordinarias también nos cansamos, también como que el desánimo y el desaliento quiere venir. He escuchado a muchos siervos de Dios que aún después de tener experiencias gloriosas, extraordinarias de mover de Dios tremendo en su ministerio, luego entonces viene un tiempo como de angustia, como de temores, de interrogante, de todo este tipo de cosas que quieren opacar lo que Dios ha hecho. Y Dios nos dice a nosotros que tenemos que fortalecer cuando experimentamos que se cansan nuestras manos, cuando experimentamos que nuestras rodillas ya como que están… hay que fortalecerlas. Están cediendo las rodillas, hay que fortalecerlas. Hay que fortalecerlas en el Señor para llegar a florecer y alcanzar lo que Dios tiene para nosotros.

También hay que animar a los demás, no solamente fortalecernos nosotros, sino que el versículo siguiente dice:

“… decid a los de corazón apocado esforzaos, no temáis. He aquí que vuestro Dios viene con retribución con pago, Dios mismo vendrá y os salvará….”

No solamente tenemos que procesar lo nuestro sino que Dios quiere que florezcamos, Dios quiere que en ese tiempo de espera y de florecer, fortalezcamos nuestras rodillas, nuestras manos pero también demos ánimo a los de corazón apocado. Así que este florecer tiene que ver conmigo, con mi propósito, lo que Dios tiene conmigo, pero también lo que Dios tiene con otras personas a través de mi vida. Dios espera que en este tiempo de espera, valga la redundancia, podamos aún fortalecer a otros.

Recuerdan que les dije que en Palestina, especialmente en las planicies las flores florecen de momento profusamente, se llena de gladiolas, de iris, de narcisos, de lirios, y estas áreas se ponen hermosas cuando menos uno lo espera como los blue bonets de Texas. Hay un dicho que dice, en el momento más oscuro de la noche viene el amanecer.

Si somos diligentes en ese proceso para florecer en el momento que menos esperemos ciertamente floreceremos. Y cuando florecemos la gente, las personas ven la vida de Dios en nosotros. La gente ve lo hermoso de esa rosa, nadie a veces entiende, la gente no va a entender los procesos que hemos pasado, los procesos que hemos pasado quizás de sufrimiento, de dolor, de espera, de interrogantes, etc., etc., la gente no ve eso, pero la gente ve la gloria de Dios en nosotros porque hemos permitido que Dios obre en nuestras vidas.

Así que aunque el tiempo de florecer pareciera tardar no nos desesperemos. Isaías 35, el versículo 2, la parte última decía:

“…. Ellos verán la gloria de Jehová….”

Ciertamente Dios está asegurando que ocurrirá, ellos verán la hermosura del Dios nuestro. Las Escrituras nos dice a nosotros, Jehová cumplirá su propósito en mí. Así en el proceso de florecer hay tiempo de espera, no nos desesperemos porque ciertamente Dios es fiel para cumplir lo que ha declarado con su boca.

También en el proceso de florecer tenemos que mirar al futuro creyendo y declarando, creyendo y declarando. Decía hace un rato que el sembrador, luego que siembra, no se sienta a decir, ay, sembré pero no va a pasar nada. No, el sembrador hace su trabajo porque espera que venga la cosecha, espera que venga el fruto, así que nosotros tenemos que creer que ciertamente el fruto de Dios se dará profusamente en nuestras vidas.

En Isaías, no tienen buscarlo, Capítulo 27:6 Dios dice, días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel. Y la faz del mundo llenará de fruto…”

Días vendrán cuando tu y yo echaremos raíces o estamos ya echando raíces, días vendrán cuando tu y yo floreceremos, cuando echaremos renuevos y el mundo conocerá y el mundo verá que nuestra vida está llena de fruto y seremos de bendición. Dios espera que Israel sea restaurado, Dios espera que Israel florezca, Dios espera que tu y yo florezcamos profusamente porque Dios cree en ti.

Dios cree en ti. A veces nosotras no creemos en nosotras mismas, y es por eso que Dios tiene que estar repitiéndolo, palabras y expresiones como estas, pero Dios cree en ti que ciertamente has de florecer, por lo tanto, tenemos que mirar al futuro creyendo y también declarando. O sea, abriendo nuestros labios para declarar lo que Dios ha dicho de nosotros.

¿Para qué nosotros abrimos nuestros labios? Para lamentarnos, para quejarnos, para ay Señor, y esto y lo otro, y lo otro y lo otro. Abrimos nuestros labios para decirle gracias Señor, porque aunque esta circunstancia está, yo sé que tu estás conmigo, yo sé que yo voy a salir adelante. Qué sale de nuestros labios? Salen palabras positivas que declaran la verdad de Dios? No estoy hablando positivismo vano, sino palabras positivas basadas en la palabra de Dios, en los principios de Dios que declaran las bendiciones de lo que Dios ha declarado. Ya es su palabra para nosotros o salen de nuestros labios quejas que no producen nada. Tenemos que creer y declarar la bendición y la bondad de Dios para nosotros.

Las declaraciones negativas no nos llevan a florecer. Si yo lo que declaro, yo no sirvo para nada, para nada sirvo. Si yo lo declaro, ay, conmigo no va a pasar nada conmigo, con los demás sí pero conmigo no, le aseguro, nada va a pasar con usted. Pero si yo lo que declaro es, Dios tiene propósitos conmigo, Jehová cumplirá su propósito en mí, yo soy una rosa hermosa, yo voy a florecer profusamente, yo estoy ya floreciendo, Dios me va a usar. Yo soy tesoro de Dios, yo soy importante para Dios, yo soy instrumento de Dios, ciertamente lo que declaro con mis labios es lo que estoy creyendo en mi corazón y Dios cumplirá su propósito en mí.

Cree y declara aunque si alguna de ustedes está pasando por un desierto, aún así, cree y declara así como Dios le declaró a Israel que ciertamente florecería porque él es tu fuente en el desierto.

Hace un rato mencioné a José, ¿verdad? Cuando hablé de Manasés y quiero mencionarles otro versículo bíblico, no tienen que buscarlo pero está en Génesis 49:22, cuando Jacob está declarando bendición sobre su hijos, está ya a punto de morir y está declarando la bendición patriarcal a sus hijos y quiero mencionar en específico lo que dice de José. Dentro del contexto general de ese pasaje, de ese Capítulo cuando habla de José llega a mencionar que José pasó por en unas palabras bien específica, yo lo estoy generalizando, por amarguras pero que fue fortalecido, llega a mencionar las dificultades que pasó José pero cuando declara la palabra patriarcal de bendición del padre al hijo, declara lo siguiente:

“… rama fructífera es José, ¡Aleluya! Rama fructífera junto a una fuente cuyos vástagos se extienden sobre el muro…”

Ciertamente habla dentro del contexto de que José pasó por situaciones difíciles, su padre supo por las situaciones que pasó su hijo, pero cuando le declara la palabra de bendición declara que es rama fructífera porque está junto a piedras? No, no, es rama fructífera porque está junto a la fuente. Y entonces por estar junto a la fuente sus ramas, qué hacen? Se extienden. Rama fructífera eres tu, rama fructífera somos nosotras. Si nos mantenemos pegadas a la fuente. La palabra de bendición, la palabra de florecer está sobre nuestras vidas si nos mantenemos pegadas a la fuente.

Recuerdan que hablaba del pámpano y de la vid, hay que estar pegados al Señor para poder florecer aún cuando la planta de uva tiene que ser podada y se pasa por situaciones difíciles se poda para florecer, pero hay que estar pegado al pámpano. Una cosa es podar y otra cosa es cortar. El podar hace que se produzca más pero si permitimos que seamos cortados por x razón, por negligencia, por lo que sea, entonces no vamos a florecer. Tenemos que permitir ser podadas por Dios para fructificar, para dar frutos y fruto en abundancia.

También en el proceso de florecer hay que aprender a convertir el valle de lágrimas en fuente, hay que accionar, hay que hacer algo. El salmo 84, los versículos 5 al 7 dicen de la siguiente forma:

“… bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos, atravesando el valle de lágrimas, ¿Qué hacen? Se quedan ahí llorando? No, verdad que no, dice el texto bíblico, lo cambian en fuente, lo negativo lo convierten en positivo.

Cuando la lluvia llena los estanques y entonces ¿que ocurrirá? Irán de poder en poder, verán a Dios en Zión. El hundirnos en el valle de lágrima, aunque como dije, hay procesos en que tenemos llorar y Dios no se molesta con que lloremos, pero el quedarnos ahí, el quedarnos en el llanto, en la depresión no nos lleva a nada, no nos lleva a vivir de poder en poder, no nos lleva a fructificar, no nos lleva a florecer. Tenemos que aprender a cambiar el valle de lágrimas ¿en qué? En bendición. Tenemos que aprender a cambiar el valle de lágrimas en fuente.

Las Escrituras nos dicen a nosotros en Romanos, Capítulo 8 que Dios hace que todas las cosas obren para bien de aquellos que aman al Señor y lo que dice el texto bíblico es que Dios hace. Algunas versiones simplemente dicen todas las cosas obran bien para los que aman al Señor. Parece como que verdad, sabemos que Dios, pero las cosas, pero el texto bíblico lo que dice es Dios hace. O sea, Dios se ocupa que todo obre para bien, por lo tanto somos llamadas a aprender a cambiar el valle de lágrimas en fuente de bendición aún las cosas negativas, tornarlas en cosas positivas.

Hay otro dicho que dice que si lo que me dan son limones, ¿Qué tenemos que hacer con limones? Son agrios, le echamos y cual ………… para los que no podemos tomar mucho azúcar, le echamos azúcar y formamos una limonada y nos la tomamos, pero si nos quedamos contemplando los limones, nada hacemos con ellos. Así que el valle de lágrimas somos llamadas a tornarlo en qué, en fuente, en bendición de Dios.

La Escritura también nos dice en Cantares Capítulo 2, por qué aquí ha pasado el invierno, se ha mudado la lluvia se fue, se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.

Este pasaje bíblico en Cantares que describe la relación hermosa entre un hombre y una mujer, pero en estos versículos en particular está hablando, dentro de la descripción de esa relación, cómo ha llegado que en esa relación amorosa como ha pasado el invierno, y ha venido la lluvia ya se fue, y entonces ¿que ha venido? Ya se oye la tórtola, ya llegó la primavera. Y como hablaba yo al inicio, las estaciones del año aquí las podemos diferenciar claramente. El invierno se va, la lluvia ya se fue de tu vida. El invierno se está yendo y es tiempo de que entendamos que la primavera de Dios ya llegó a nuestras vidas, que la voz de la tórtola ya se está escuchando, que ciertamente Dios está haciendo que nuestra vida sea productiva y que florezcamos.

En Ageo, Capítulo 2, versículo 9, fíjese lo que dice este versículo: “… no está aún la cimiente en el granero, oigan eso, ni la vid de la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía, o sea están en el proceso, todavía no han florecido, todavía la cimiente no está en el granero, más desde este día os bendeciré…”

Todavía estamos en los procesos, nos dice el Señor a algunas de nosotras, a otras nos dice, ya mira, estás ahí, ya floreciendo, ya la flor está saliendo. A otras todavía hay que esperar un poquito más, pero desde este día nos dice el Señor hoy, desde este día os bendeciré. No importando la etapa en tu vida, el tiempo de Dios para tu vida como planta de Dios hermosa que eres, no importando el tiempo de Dios para florecer, el proceso en el momento en que estés ahora, Dios te dice hoy, todavía quizás no has florecido, todavía quizás el capullo no ha salido pero te digo, que desde este día te bendigo hija mía.

Solo tomando de la fuente para casi concluir podemos decir que solo tomando de la fuente es que podemos florecer, que cuando florecemos somos bendecidas, vivimos vidas realizadas en Dios, podemos bendecir a otros, personas cercanas a nosotros, personas no creyentes, otros se gozan en ver la obra, la gloria de Dios en nosotras, somos productivas en nuestras vidas y para bendecir a otros, podemos decir que cuando florecemos el Reino de Dios también se extiende a través de nosotras. Damos gloria a Dios en nuestro florecer que cuando florecemos vivimos vidas victoriosas y plenas en el Señor, por lo tanto, hermanas, el llamado de Dios es a tomar las acciones que tengamos que tomar, las determinaciones que tengamos que tomar, a no quedarnos recostaditas, tomar de la fuente, hacer lo que tenemos que hacer, tener las actitudes positivas necesarias para lograr ser mujeres realizadas en Dios y florecientes.

Y repito para el cierre pueden pasar las hermanas de la adoración, el versículo de Ageo que me encanta, escuchémoslo nuevamente:

“… no está aún la cimiente en el granero, ni la vid ni la higuera, ni el granado ni el árbol de olivo ha florecido todavía más desde este día os bendeciré…”

Mantente tomando de la fuente porque llegó tu tiempo de florecer. Puestas en pie por favor. Tea doramos Dios, oh te adoramos, Señor. Oh te adoramos Jehová de los ejércitos. Gracias, Señor.

Oh, gracias Señor porque en ti hay bendición. Gracias Señor, porque tu tienes palabra de bien para nuestras vidas. Gracias Señor, porque tu tienes palabra de bien para nuestros corazones, para nuestra alma, para nuestro espíritu, para nuestras casas, nuestros hogares, nuestros esposos, nuestros hijos, nuestra familia, Señor, nuestros parientes, oh Dios, tu tienes palabra de bien para nosotros, Señor. Tu tienes palabra de bendición, tu tienes palabra de fructificación, tu tienes palabra de prosperidad en el sentido bíblico, tu tienes palabra de bendición y de bien para nosotros, hoy, gracias Señor.

Levantemos nuestro corazón al Dios. O continuemos con nuestro corazón levantado al Señor y digámosle, Señor aquí estoy. Estoy floreciendo, o digámosle, estoy a punto de florecer, o digámosle, estoy dispuesta a florecer, estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario hacer pero quiero florecer, Señor, recibo tu palabra hoy, recibo tu palabra que me dice desde este día, te bendigo. Recibo tu bendición hoy.

Recibe lo que Dios tiene para ti. Bendito eres Dios. Bendito eres, Señor. Levanta tus manos al cielo. Levanta tus manos al cielo. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Ahí donde tu estás recibe la bendición de Dios para tu vida. Ahí donde tu estás recibe lo que Dios tiene para ti. Disfruta de su presencia, disfruta de su bendición, Dios desea que seas productiva, que tu puedas tomar esta palabra hoy al salir de aquí, ponerla por obra, y ser productiva en el Señor, profusamente florecerá.

Decláralo con tus labios, yo estoy floreciendo profusamente. Declara esto. Díselo al Señor, gracias Señor porque yo estoy floreciendo profusamente. Gracias Señor, porque de este día tu me has bendecido, tu me bendices hoy. Gracias Señor, porque declaro palabra de bien sobre mi vida, no palabra de mal. Gracias, Señor porque declaro cosas positivas sobre mi vida, no cosas negativas. Gracias, Señor, porque declaro que ríos tuyo fluye en mi vida desde mi interior, que tu bendición fluya en mí, oh Dios. Gracias Señor, ¡Aleluya! Te adoramos Dios.

Oh te adoramos. He aquí que mi lluvia de bendición está sobre tu pueblo. Lluvia de bendición está sobre ti, pueblo, dice el Señor. Mi lluvia de bendición está sobre ti, pueblo, te dicta el Señor. Derramo mi bendición sobre ti. El Señor está declarando que derrama su bendición sobre ti, pueblo. Y tiene una lluvia abundante, tiene una lluvia abundante. Tiene una lluvia de bendiciones, tiene una lluvia que refresca. Recibe lo que Dios tiene para ti. Recibe lo que Dios tiene para ti. Gracias, Señor.