¿Qué quieres que haga por ti?

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Los que estaban aquí, los que llegaron temprano. ¿Con qué palabra fue que yo empecé? Aunque nosotros nos pongamos duros o difíciles para Dios, aunque le demos la espalda a dios, cuando es el tiempo de Dios, Dios se va a encargar que las cosas obren a su favor. Digo al favor de Dios. Y en la misma forma, cuando Dios tiene algo para usted, aunque las situaciones a su alrededor parezcan ser adversas, aunque las situaciones a su alrededor parezcan ponerse color de hormiga brava si el el tiempo de Dios para su vida… se va a dar.

Se va a dar. Cierre sus ojos y diga: ‘Señor, se va a dar’. ‘Señor se va a dar’ O se dio. Si se dio, se dio. Y al que se le va a dar todavía, se le va a dar.

Padre, yo te pido que tu palabra ahora mismo sirva de sello para este testimonio que mis hermanos han compartido, Señor. Primero que nada te doy las gracias por la forma en que Tú has obrado en Pablo y Ángela. Padre a ti la Gloria. Y así mismo que doy la gloria por tantas cosas que Tú has hecho en tantos otros de mis hermanos y hermanas y por aquellos que… esta palabra sirva ahora de fuerza, de ánimo para cada una de sus vidas y de sus corazones. Para poder alcanzar aquellas cosas que ya Tú has decretado para ellos.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Quiero que vayan conmigo al Libro de Lucas, capítulo 18. Y consta que yo no hablé con Pablo y Ángela hoy pero miren lo que nos vamos a encontrar hoy aquí en la Palabra. Lucas 18. Voy a leer un poquito de esta historia. Comenzando en el verso 35. Lucas 18:35. Perdón Marlene, yo se que tú estabas esperando ahí. Lucas 18:35.

Dice: ‘Aconteció que acercándose Jesús a Jericó un ciego estaba sentado junto al camino mendigando y al oír a la multitud que pasaba preguntó qué era lo que estaba sucediendo, cuál era el tumulto, qué era la razón del bullicio. Y la gente le dijo a este hombre “Es Jesús que va pasando”. Entonces este hombre comenzó a gritar y a dar voces diciendo: “Jesús hijo de David, ten misericordia de mi”. Y los que iban delante de este hombre le reprendían mandándolo a callar pero él gritaba aún mucho más fuerte “Jesús, Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi.”

Entonces Jesús con su audición súper humana, supernatural, escuchó a este hombre y se detuvo y mandó a que lo trajeran en su presencia y cuando él llegó Jesús le preguntó diciendo… Esta es una de las preguntas más interesantes que yo he visto en la Biblia. Así que yo quiero que usted se ponga ahora mismo en ese panorama, que Jesús lo mandó a llamar a usted y cuando usted llega delante de la presencia de Jesús, Jesús le toma la mano y le dice: ‘¿Qué quieres que haga por ti?’.

Escucha bien. Seas joven o seas mayor, escucha esa palabra. En la época de la vida, en el tiempo de la vida donde tú estás, el Señor te manda llamar y te pregunta ¿qué quieres que haga por ti? Piensa un minuto. Te voy a dar un minuto para que pienses y si me estás viendo por el Internet tú también piensa. Un minuto.

¿Qué quieres que el Señor haga por ti? Se acabó el minuto. Yo me pregunto, Si Dios, si el Señor se dirigiera a mí en esa forma, ¿saben el listado de cosas que yo tendría en mi cabeza que no sabría cual de todas escoger? Mi confusión sería tanta que yo sería como que “ah, hm, mm”.

Son tantas Señor, no se cual de todas escoger. Pero la situación es que este hombre tenía una situación emergente. Tenía algo que lo tenía ahí al frente de la nariz, o de los ojos mejor dicho. Porque el hombre estaba mendigando y que fue lo que le dice: “Señor, lo único que yo quiero es recibir la vista”. Miren que interesante.

Porque la pregunta del Señor cuando Él se para y dice “¿Qué quieres que yo haga por ti?” no es como quien dice está haciendo una pregunta ‘random’ o sea, así esporádica. Él está haciendo una pregunta con intención porque Jesús no era bobo, Jesús sabía cual era su situación. Pero él quería que este hombre se lo dijera.

Tú has llegado aquí en esta noche o tú me estás escuchando aquí en esta noche y tú tienes una necesidad que la tienes ahí justamente al frente tuyo. Te levantas con eso, te acuestas con eso, te bañas con eso, desayunas, almuerzas y comes tus snacks todo con eso. La tienes ahí de frente. Es el elefante rosita que está ahí en la sala de tu casa y tratas de taparlo con una alfombra pero sabes que está ahí. O ponlo del color que tú quieras. Rosita es el color que usualmente dicen.

Pero esa es la situación que tú tienes ahí. El Señor se acerca, se mete en tu vida y te dice ‘What do yo want me to do for you? Tell me’.

Obviamente, Jesús –yo creo- que estaba probando la fe de este hombre por un lado, porque Jesús sabía lo que él necesitaba, pero también estaba probando la fe de este hombre. Y esa pregunta, Jesús le estaba diciendo: ‘Pide que hay’ –en otras palabras. Pide que hay pero pide bien. Mira bien lo que vas a pedir. No me vengas ahí con ‘ñe, ñeñe. Hay Jesús… no, no, no’. Dime que es lo que quieres. Ya, voy en una misión, tengo que llegar a este lugar y decidí pararme porque estabas gritando, estabas haciendo un show ahí. Me paré para darte la atención que necesitas, ahora dime.

Eso es, mis hermanos, el Señor nos dice a cada uno de nosotros: “Dime”. “Dime que es lo que quieres que haga”. No tengamos miedo mis hermanos en ser –bueno la palabra no es miedo- cohibidos, mejor dicho. En ser específicos con Dios. Pero que al ser específico, con ser específico también vienen un sentido de consistencia. No es que ‘Okay, pido hoy y ya me desentiendo de eso porque ya te lo pedí’. No, pida, y hasta que usted no vea esa respuesta ahí…

¿Saben por qué mis hermanos? El mismo Jesús, miren este otro pasaje: Mateo. En Mateo capítulo 7.

Mateo, Capítulo 7, esto es otro verso que a mi me fascina. Mateo 7:7. Vamos a leerlo todos al unísono. Está aquí en la pantalla]. Mateo 7 y 8. Vamos todos juntos, a coro. Vamos a decirlo a coro o en voces. ‘Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe y el que busca haya Y al que llama se le abrirá’.

Yo creo que este es uno de los versos que yo me digo que puede sonar tan y tan sencillo y a veces puede sonar como si fuera un cliché pero hay veces que nosotros mismos le quitamos el peso a esas palabras.

O sea, una vez más. Jesus está diciendo: ‘Hey, here I am.’ ‘Aquí estoy’. O sea no te creas que soy como una ventanilla de McDonald’s que tú puedes venir y pedir todo lo que tú quieras, pero esta ventanilla tiene un propósito, tiene una intencionalidad. Y el Señor quiere bendecirnos, mis hermanos. Esas palabras lo que implican es que Él quiere bendecirnos, que Él quiere que nosotros seamos intencionales en nuestra búsqueda de Él.

Qué si estamos diciendo que estamos viviendo en el tiempo de Dios, que Dios tiene una intencionalidad. Mira, pídale a Dios. ‘¡Ey, Señor!’, ‘Pues ¿qué es lo que tú quieres?’ Es más, es como quien dice, hacer la pregunta a Él: ‘¡Ey, Señor!, ¿qué es lo que Tú quieres que haga ahora?’ Si es tu tiempo, qué es lo que tú quieres que yo haga. ¿Cómo tú quieres que yo responda?

Pero el asunto es que está esa constancia de estar buscando y miren yo estoy seguro, no tengo que imaginármelo, yo sé. Tal vez muchos de ustedes ahora mismo estarían ahí diciendo ‘Ay, Pastor Omar, usted no sabe ¡cuanto yo he pedido! ¡Cuanto yo he buscado! ¡Cuánto yo he llamado! Y nada, y nada y nada.’

Eso me dirigiría, entonces, a otro pasaje en el libro de Santiago. Estoy tratando de hacer las mismas preguntas que ustedes hacen. Me estoy comportando como ustedes.

Santiago Capítulo 4 verso 2. Santiago 4:2. Dice: ‘Ustedes codician y no tienen. Matan y arden en envidia y no pueden alcanzar. Combaten y luchan pero no tienen lo que desean porque no piden’.O sea estoy aquí como que contradiciendo lo que estoy diciendo ahora mismo. Yo sé que pedimos pero entonces el verso 3, aquí está la respuesta para nosotros. Dice: ‘Ustedes piden y no reciben porque piden para gastar en sus propios deleites’.Miren ¿por qué yo estoy pidiendo mal? Para gastar en mis propios deleites.

¿Cuántos de ustedes pedirían a Dios un millón de dólares? Yo le pediría a Dios un millón de dólares, ¿no? ¿Cuántos de ustedes le pedirían a Dios todo el tiempo para poder viajar alrededor del mundo? Y no viajar alrededor del mundo de cualquier forma, viajar alrededor del mundo en un yate.No, si estás en un yate, ahí no hay primera clase. El yate es yate.

Miren, esas son cosas buenas a pedir. No se equivoque, esas son cosas buenas a pedir. ¿Esa es la casa? ¡Ah! Yo se cual es.

Mire, uno puede pedir esas cosas, mis hermanos pero yo creo que lo más… Miren esto, les voy a decir el secreto de todo esto. Yo creo que el secreto se encierra en la intencionalidad con la cual nosotros pedimos delante de Dios. Yo creo que como seres humanos nuestros intereses personales, nuestros deleites siempre van a estar ahí, presentes. Es bien difícil como quien dice, despegarnos de esa realidad, porque estamos aquí, estamos en este cuerpo. Vivimos en un mundo que tiene todas estas influencias a nuestro alrededor y hay veces que uno dice como que ‘¡Guau! Yo quiero eso también. Yo quiero eso también’.

Es difícil no ser abrumados por ese sentido de codicia y envidia como dice ese pasaje. De poder tener lo que vemos en otros.

Ahora, el yo aspirar a eso por un sentido de envidia o codicia es algo bien distinto al yo aspirar a algo así por ver la bendición de Dios en mi vida, compartirlo con mi familia y compartirlo con otros para poder transmitir esa misma bendición de Dios a sus vidas.

Yo creo que nosotros como pueblo de Dios, nosotros como hijos e hijas de Dios eso es algo que nos distinciona a nosotros en este sentido de cómo pedimos de cómo buscamos, de cómo llamamos a la puerta. Nos tiene que diferencia.

Si yo me le acerco a Dios por un mero capricho –aunque yo se que hay veces que Dios nos tongonea y nos concede nuestros caprichos, pero no todo el tiempo es como quien dice la regla comandante- hay veces que lo que Dios busca Él lo concede de acuerdo a la intención que tenemos ahí en el corazón.

Que si yo estoy buscando todas estas cosas, es más, lo puedo poner hasta a nivel ministerial. O sea, si yo quiero aspirar a ser Pastor: ¿por qué yo quiero aspirar a ser Pastor? ¿Por la Gloria que viene con el título y que todo el mundo me reconozca donde quiera que voy? O verdaderamente ¿lo estoy buscando porque soy nada y porque mi deseo es poder servir a otros sin reconocimiento personal? Si bien el reconocimiento personal es algo secundario y líbrame Dios de que se suban los jugos a la cabeza. Porque esa tentación siempre está ahí.

¿De qué me vale a mí tener un ministerio de “cuchucientas mil de personas” y mi corazón está todo lleno de un sentido de vanidad tan vano? Válgame la redundancia.

Mis hermanos, yo creo que, en este tiempo que estamos viviendo ahora, en este tiempo de Dios; les voy a poner la ‘strawberry’ en el punto tope del pastel. En este tiempo de Dios que estamos yo creo que más que nunca Dios está como quien dice poniendo un rayo X a las intenciones con las cuales nosotros nos acercamos delante de Él.

Escuche bien: Dios está analizando las intenciones con las cuales nos acercamos delante de Él.

En el mismo Libro de Hebreos nos recuerda que la palabra de Dios, es ¿qué? Viva y eficaz. ‘La palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos que penetra hasta partir el alma, el espíritu y las coyunturas y los tuétanos y ¿qué? Y discierne las intenciones del corazón’. Discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Está como quien dice ‘scanning’ and He is making a scan of us. Y si Él ve algo que está medio nébulo te va a poner –como quien dice- en stand-by. Es como, no te va a eliminar, pero te va a poner en standby. Como que hasta que tu corazón no esté straight conmigo, hasta que no arreglemos cuentas, sabe Dios hace cuantos meses, o cuantos años atrás.

Hasta que no arreglemos esas cosas, o hasta que tú no arregles cuentas con otras personas, yo me voy a quedar aquí esperando. Te voy a escuchar que vas a estar pidiendo, vas a estar buscando, me vas a querer tumbar la puerta, pero hasta que eso no se ve, la puerta no se va a caer.

Caramba, y no quiero sonar demasiado ‘rough’ con esto pero es la verdad, mis hermanos. ¿Saben qué? Yo me recuerdo las palabras del Pastor Greg predicando el domingo. Ya él mismo decía que estamos entrando en un tiempo donde esa personalidad doble con la cual muchas veces nos dirigimos a Dios, mira, de nuevo no es un hecho que Dios te vaya a decir “¡Phew, echa para allá, zapato viejo! No quiero nada contigo”.

No es eso, pero va a ser más como un sentido más “bench”, ‘I’m going to bench you’. Vas a estar como quien dice sentado esperando a que te den la oportunidad de poder entrar al palco y jugar como quien dice, y disfrutar con todos los demás.

Pero hasta que tú no te relay, me gustó esa ilustración. ¿Ustedes han visto eso? En un juego de football o baloncesto o sea lo que sea que cuando hay uno de los jugadores que se luce más allá ¿qué es lo que hace el coach? ‘Ven acá, siéntate. Time out’. O hasta nosotros mismos con nuestros hijos, les decimos ‘¿Quieres time Out? Vamos siéntate ahí un rato’.

Y es la forma de Dios, como quien dice, de corregirnos y llamar y podemos estar ahí. A mí me da gracia porque Lucas me hace esto, él me mira como que “ya”. A mi me hace, se pone así bien chango, él me mira así y como que ‘Mm, mm’ y yo ¿qué? Miren bien esta ilustración porque nos reímos pero así somos nosotros.

Él empieza como que ‘Mm, mm’ y yo ¿qué? ‘¡Mm!’ ¿qué tú dices?. Entonces me empieza a apuntar con el dedito: ‘Mm’. Y yo se que él se refiere al piso pero no lo dice todavía y se quiere salir de la silla. Y yo hasta que yo me le paro de frente y le miro a los ojos y le digo: Lucas háblame claro, ¿qué es lo que tú quieres? ¿Qué tú quieres que yo haga? Entonces viene ‘Piso’.

¡Ah! Obviamente, ya ha pasado el tiempo pero yo estoy esperando a que él me lo diga.

Por eso mismo hay veces que Dios tiene que lidiar con nosotros en una forma bien como de tú a tú pero hasta que no seas claro o clara conmigo, no vas a ver lo que estas esperando. Y miren mis hermanos, puede ser que pase tiempo y que pase tiempo y que pase tiempo. Puede ser que pase tiempo en conseguir una casa, pero llegará un momento en que la conseguirás. Mira, puede ser que tú estas esperando tiempo a que Dios te organice tus papeles, pero tal vez por una aspecto de conducta o de carácter tan dañino en nosotros, que tal vez nosotros nos acostumbramos tanto a andar con eso, pero somos al fondo de nosotros sabemos que eso es como un bloqueo entre Dios y yo.

Hasta que ese carácter no se forme y sea más tangible delante de Dios vamos a estar viendo las cosas a medias… a medias… a medias. Vamos a estar disfrutando; en vez de comer del pan directamente de la mesa vamos a seguir comiendo las migajas que caen. Y las migajas bendicen, claro está, si recuerdo el contexto bíblico: las migajas bendicen. Pero ¿por qué conformarnos con las migajas si lo que Dios tiene es un rollo de pan completo acabadito de sacar del horno para cada uno de nosotros?

Mis hermanos, es el tiempo de Dios. Él nos lo está diciendo, es el tiempo que yo tengo con cada uno de ustedes. Pero a la misma vez que Él dice eso es como ‘I am willing’. Él está diciendo ‘Yo estoy aquí, yo estoy jugando mi parte. Ahora te toca a ti que juegues tu parte. Pide, busca, toca la puerta. ¿Qué quieres que haga contigo?’.

Llévense esa pregunta, mis hermanos, en su corazón. Llévense esa pregunta pero no queriendo obtener una respuesta. No se hagan la pregunta tratando de alcanzar una respuesta. Solamente tengan un corazón abierto hasta que el Señor verdaderamente les muestre: ‘Okay. Aquí es. Aquí es por donde yo quiero obrar. Por aquí es por donde yo quiero actuar’.

Pues, entonces, uno puede decir: Okay, Señor. Esto es lo que quiero, esto es lo que necesito, esto es lo que pido. No lo pido de acuerdo a un capricho, lo pido de acuerdo a lo que Tú estás haciendo en mi vida o lo que Tú quieres hacer con mi vida para otros.

¿Amén? Amén. Vamos a ponernos de pie y vamos a orar.

Padre en el nombre de Jesús, una vez más. Padre son unas palabras bien sencillas que yo se que he querido compartir con mis hermanos y hermanas, que tal vez para muchos podrá sonar como algo redundante y rutinario pero para otros yo se que estas palabras son palabras que refrescan algo en sus mentes, en su espíritu y su corazón. Al menos para mi así lo es.

Y Padre yo te pido que Tú cumplas con tu palabra, la intención y el deseo que Tú tienes, Señor. Qué esta palabra no choque en contra de las paredes, ni se quede flotando en el aire, sino que esta palabra pueda llegar bien profundo al corazón de mis hermanos y hermanas en esta noche, Señor.

Qué ellos puedan salir de aquí presentándose en ese panorama, Señor. Que Tú estas delante de ellos y les estás diciendo ‘Mira, es mi tiempo para tu vida. Es mi tiempo para bendecirte. ¿Qué quieres que haga por ti?’Ante tal pregunta, Señor; ante tal disposición de parte tuya, Señor, danos la sabiduría y el discernimiento para saber que pedir.

Qué no pidamos de acuerdo a caprichos personales, Señor. Sino que podamos pedir con un sentido de sabiduría y discernimiento de lo que Tú haces en medio, de lo que Tú estas haciendo en medio nuestro, Señor.

Señor, Tú estas buscando colaboradores. Nosotros somos colaboradores contigo y que Tu Reino se pueda establecer en medio nuestro. Ayúdanos a redimir el tiempo de tal forma, Señor, que podamos conocer tu voluntad y que podamos, mi Dios, trabajar mano a mano contigo, Señor. Movernos a tu ritmo, movernos a tu paso y poder responder a las acciones que Tú tienes para con nuestras vidas.

Que no seamos ignorantes, que no te demos la espalda, que no nos dejemos llevar por las presiones o las circunstancias de la vida, sino que siempre podamos mantener esa persistencia de buscarte, de pedirte a ti, Señor, de llamar a tu puerta y de estar ahí hasta que esa puerta se abra, Jesús.

Yo bendigo a cada uno de mis hermanos y hermanas en esta noche, Señor. Bendigo sus vidas, bendigo sus familias, bendigo todo lo que ellos hacen, Señor. Bendigo su entrada, su salida, su acostarse y su levantarse, Señor. Yo les bendigo en esta noche.