Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti?

TRANSCRIPT

Cuántos están convencidos que estamos viviendo tiempos determinantes? Y cuántos creen que nosotros como iglesia somos el factor determinante de que las cosas a nuestro alrededor puedan cambiar?

El Señor nos puso a nosotros como iglesia, nosotros, su pueblo, somos el instrumento para hacer que todas las cosas que están desordenadas y desalineadas puedan ubicarse en el destino profético de Dios. Sabe, Dios tenía un diseño de cada uno de nosotros, Dios tiene un diseño de cada ciudad y de cada nación. A nosotros, como restauradores nos toca recibir la revelación de cuál es el diseño y no descansar hasta que las cosas se alineen y vuelvan al propósito y al destino eterno del Señor.

Yo te quiero preguntar esta mañana, sin que me tengas que responder, sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti? Yo quiero que nada más lo medites, quizás en casa. Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para tu ciudad? Sabes tu cuál es el diseño y el propósito que Dios tiene para tu nación?

Es importante que nosotros como hijos del reino y como responsables de todo lo que ocurre en el planeta tierra, encontremos nuestro destino, nuestro propósito en Dios y nuestro diseño. Cada uno de nosotros cuando nació, no nació al azar, no nació por accidente, nació con un papel y una función predominante en esta tierra, por pequeña que parezca, que sea mi contribución, es importante para que se cumpla todo lo que Dios dijo que tendría que cumplir. Ninguno de nosotros es menos importante porque cuando hacemos lo que Dios dijo que haríamos y hacemos la voluntad de él, entonces estamos en obediencia y estamos haciendo lo que él determinó que haríamos. Pero si nosotros no lo hacemos, no hay nadie más que pueda hacer aquello que te fue encomendado particularmente.

Así que esta mañana yo quiero que tu sepas que tu eres un elemento importante y determinante en todo lo que ocurre en el planeta tierra. Sabe, mi amado, mi amada, que cuando ocurren catástrofes, cosas a nivel mundial, a veces aún delincuencia, masacre, anoche veía mi esposo las noticias, y dice, “otra masacre en San Pedro Sur, matan a diez personas de una vez en tal y tal lugar.

Y uno, automáticamente comienza a pensar, es que es culpa de la policía? Es que las autoridades son corruptas? Y comenzamos a buscar un culpable de las cosas cuando realmente los responsables somos la iglesia. Porque a nosotros se nos dio la autoridad para establecer la luz y que las tinieblas retrocedan.
Saben, a mí me inquieta un poco cuando vemos, y no hablo de aquí, tal vez de Latinoamérica, pero vemos iglesias que crecen numéricamente, iglesia con muchos miles pero así como crece la iglesia, pareciera que está creciendo la criminalidad y la maldad. Entonces nos preguntamos, qué estamos haciendo como iglesia? Estamos solo creciendo numéricamente o estamos haciendo la función que estamos determinados a hacer para que la maldad no llene la tierra sino que la luz del Señor sea establecida?

Yo quiero referirme un poco a la profecía del profeta Joel. Muchas veces nosotros mencionamos la consecuencia de todo lo que el profeta Joel habló y hablamos, ¿verdad? Del verso 29 y a veces la mitad del verso 28, porque es hermoso ver que él derramará de su espíritu sobre toda carne y las consecuencias que allí dice que habrá. Pero es interesante leer todo el contexto del capítulo 2 del profeta Joel porque vemos que antes del derramamiento del Espíritu Santo viene todo un proceso de restauración. Y en el capítulo 2 de Joel vemos que dice que:

“… el Señor restaurará todo lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón…”
La oruga, el saltón y el revoltón son insectos depredadores pero cada uno de ellos afecta una parte de la planta, unos afectan la raíz, el otro afecta el tallo, el otro afecta las ramas, las hojas, o sea que es un ejército depredador que arrasa con todo. Pero que buena noticia saber que será restaurado y restituido.

Y cuando hablamos de restituir no solamente devolver lo que se perdió, sino devolver multiplicado. Y entonces cuando esto sea restaurado, dice, vamos a leer Joel 2:28, porque es interesante que dice:

“… y sucederá que después de esto, o sea, que lo que sigue no va a ocurrir sino hasta después de esto, que es la restauración…”

Y si vemos los versos anteriores que es lo que está incluido en esto, nos está hablando de que:

“…las eras se llenarán de trigo, los lagares se llenarán de mosto y se llenarán de aceite…”
Una era, un silo, o un granero, no sé como lo llama usted, cualquiera de ellos, es un recipiente grande, gigante, inmenso para acumular trigo. Ahora, quién es de acuerdo a la Escritura lo mejor del trigo? Quién es la semilla de trigo que cayó tierra y murió, sino el Señor Jesucristo.
Si la Escritura nos habla de que las eras se llenarán de trigo como parte de la restauración o de la restitución de lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón, estamos entendiendo que nosotros somos las eras o los silos o los recipientes. Cuántos se identifican con esto? Que seremos llenos de la palabra revelada del Señor, porque el trigo tiene que ver con una palabra revelada que produce vida, que produce vigor, que produce salud.

Y entonces como parte de la restitución es que nosotros, como silos, como graneros, como eras, seremos llenos de una palabra viva, de una palabra que es sólida, que nos sostiene. Es una palabra revelada. Sabe que el profeta Amos dice que en los últimos tiempos la gente irá errante de mar a mar buscando palabra de Jehová pero no la encontrará. Pero nosotros, las eras de Dios, tendremos la palabra revelada dentro de nosotros porque estamos viviendo tiempos críticos, determinantes donde muchos púlpitos quizás lo que se escucha es palabra de hombre y la gente irá sedienta buscando palabra de Dios, una palabra que de respuesta, que te de dirección, que te de fundamente, y que te de establecimiento, una palabra no adulterada. Eso es el trigo.

Y entonces, como parte de la restitución, nosotros seremos llenos de esa palabra revelada del Señor. Y dice que los lagares se llenarán de vino, se llenarán de mosto, se llenarán de aceite. Y el vino tiene mucho que ver con el gozo. Tiene mucho que ver con el amor de Dios, del Espíritu Santo y el aceite pues sabemos que es la unción del Espíritu Santo. Estamos hablando de elementos espirituales necesarios para enfrentar el último tiempo. Pero yo entiendo que esta profecía de que las eras se llenarán de trigo y los lagares de vino, de mosto y de aceite, es para nosotros como iglesia. Porque dice que después de esto, derramará de su espíritu sobre toda carne y estoy entendiendo que se refiere a toda carne que aún no ha conocido al Señor. Pero que primero tiene que venir una restauración en nosotros, los hijos de Dios en la casa del Señor, los que somos las eras, y somos los lagares de Dios.

O sea que muchas veces estamos viendo lo que tiene que ser restaurado afuera, pero yo estoy convencido que primero tiene que venir la restauración aquí adentro, a nosotros, para que nosotros entonces en esa restauración podamos ir en el poder y la autoridad que el Señor nos ha dado y nos ha delegado, para ordenar que todas las cosas caigan en el orden perfecto.
Isaías 40 nos dice que hay una voz que clama en el desierto, dice:

“… Qué es lo que dice a voces? Bájese todo monte y collado, súbase todo valle, lo torcido se enderece y lo áspero se allane…”

Eso nos habla de restauración. Y habla de una voz que clama en el desierto que tipifica a Juan el Bautista, pero Juan el Bautista es la señal del ministerio profético. O sea que gran parte de la restauración tiene que ver con que la iglesia del Señor que prepara el camino para la segunda venida de Cristo, comience a declarar la restauración de todas las cosas para que lo que esté torcido pueda enderezarse, para que lo que está levantado pueda bajarse, que aquello que están hundido pueda nivelarse, que todo lo que está áspero pueda alisarse.

Ahora, no habla solamente de montes físicos ni de valles físicos. Muchos de nosotros estamos llenos de montes, y los montes tienen que ver la altivez, con orgullo. Hace un rato el pastor hablaba de la humildad que a veces somos presuntuosos nosotros, aún como ministros del Señor, podemos a veces creernos que somos nosotros y no el Señor en nosotros y a veces Dios nos tiene que pasar por procesos para que reconozcamos que es él y solamente él.

Pero este es un tiempo en que Dios está buscando con lupa ministros que le sirvan con un corazón sencillo, no por ganancia deshonesta, no por publicidad, no por otras razones sino que le sirvan por amor a él. Y entonces ese amor a él es el hacernos como niños, el hacernos pequeños, el podernos humillar y depender de él.

Sabe que humildad es depender de Dios en todo. El soberbio y el altivo no dependen de Dios porque cree en su experiencia, cree en su conocimiento, depende de lo que estudió, depende de lo que ya vivió, pero el que tiene humildad, el que es humilde depende de Dios en todo. Y cada vez es una nueva vivencia. No va a decir, yo ya lo sé hacer, sino que cada vez depende de la dirección del Espíritu Santo, de la capacidad de Dios en su vida.

Porque a veces podemos hacernos diestros en lo que sabemos hacer, así como un panadero, yo creo que ya se sabe de memoria cuántas tazas de harina y cuántas de sal para hacer un pan, ya lo hace mecánicamente. Pero los que servimos a Dios no podemos hacer nada mecánicamente, basado en nuestra destreza. El que toca el instrumento, sí, el que lo toca en un bar puede hacerlo, por la práctica que tiene, pero el que toca para adorar a Dios no puede depender de su habilidad, tiene que depender de la unción. El que canta para Dios no, ay, que ya me lo sé, cada vez tiene que depender del Espíritu Santo. Y si nosotros aprendemos a depender del Espíritu Santo para todo y en todo lo que hacemos, entonces podemos mantenernos humildes y sencillos, reconociendo que es él en nosotros y no nosotros.

Y esto, el bajarnos tiene que ver con la restauración porque sabemos que el primer pecado que se registra en la historia fue el de altivez cuando se encontró iniquidad en el corazón de Luzbel, que se sintió altivo porque sabía adorar, porque sabía tocar los instrumentos, porque sabía hacer las cosas, y entonces se encontró en él maldad, iniquidad.

Y luego vemos el mismo pecado en Adán y en Eva obviamente, en Adán en el género humano que se levantaron contra Dios en rebeldía no obedeciendo, no acatando sino queriendo ser igual que Dios.

Por eso el Padre tuvo que buscar a uno que se humillara hasta lo sumo para que nos fuera modelo de humildad. Por eso, él se despojó de la deidad, se despojó del manto de autoridad, y se bajó hasta hacerse hombre igual que nosotros, y no menospreció el hacerse más vil todavía, y bajar a una ultratumba, pero para conquistar un nombre que sobretodo todo nombre, para que nosotros pudiésemos usar ese nombre de autoridad. Y Jesucristo ha sido el hombre más manso sobre la faz de la tierra y es la única que yo veo en la Escritura que Jesús dice que aprendamos algo de él, dice:
“… aprended de mí que soy manso y humilde de corazón …”

O sea, que la restauración tiene que ver con que nosotros volvamos a la sencillez, a ese punto quiero llegar. Restauración tiene que ver con volver a la sencillez, que yo no tenga ni un concepto más alto ni más bajo de mí mismo que el que debo tener. Las hondonadas que tienen que ser levantadas, tienen que ver con el problema de autoestima, tienen que ver con la falsa modestia, tienen que ver con creer que yo no puedo, pero Cristo nosotros entendemos que no somos, pero él en nosotros es. No éramos nada pero por la sangre de Cristo somos dignos. Él nos hizo dignos, él es el grande, él es el rey, él es el todopoderoso, él es que lo puede, y todo esto tiene que ver con restauración.

Y una vez que la iglesia entra en ese proceso de restauración o que continua en el proceso de restauración, nosotros todo como iglesia, porque no es que Dios viene y agarra una congregación, es que cada uno somos iglesia. Es que el trabajo es individual y es personal, porque de pronto algunos tenemos unos montes más altos pero otros tienen unas hondonadas más profundas. Entonces Dios no trabaja de una manera simétrica, Dios trabaja con cada uno en particular, y Dios sabe hasta donde puede apretar y en qué área nos puede apretar, y cosas que no entendemos que nos ocurren son, no para que le preguntemos, Señor, por qué, por qué? Sino para que entendamos para qué.

Porque, como decía el pastor hace un rato, los pensamientos de él son de bien y no de mal para nosotros. Sabe, pero Dios siempre ve el producto terminado. O sea, mientras Dios está apretando, él no es un sadista para gozarse con que tu llores y que tu sufras. No es el deseo de Dios, Dios lo que quiere es terminar el producto. Sabes, es como un pedazo de carbón o un diamante en bruto. El diamante en bruto tiene que pasar por muchas presiones, tiene que pasar por muchos procesos, tiene que pasar por muchos cortes. Entre más cortes le hagan, más caras o quilates tiene el diamante, un mayor quilataje y un mejor brillo.

Ahora, Dios no se complace en que tu llores, el deseo de Dios es que mientras estás en el proceso, tu desgracia es en todo porque él no quiere verte llorar, él lo que quiere ver es el diamante pulido, el fruto terminado. Porque a Dios le interesa más tu vida que lo que tu puedes hacer. A Dios le interesa que seas y no que hagas. Hay gente que puede hacer muchas cosas y de manera muy efectiva, pero a Dios le interesa el corazón con que haces cada cosa.

Y eso tiene que ver con restauración. Un corazón conforme al corazón de Dios, un pueblo con la misma naturaleza del Padre, una iglesia restaurada conforme a su imagen, a la imagen del amado, un pueblo que así como Jesús en medio del dolor y del quebranto, dijo, Señor, perdónalos que no saben lo que hacen. Un pueblo, que en medio de la necesidad y del molino diga, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y a veces los procesos son dolorosos a la carne, pero el producto vale la pena. Hay cosas que no entendemos. Y no hemos de preguntar. Dios sabrá cuáles son los elementos para lograr cada cosa. A unos les tiene que dar con martillo, a otras con almarna, a otros con cincel, a otros quizás unos brochacitos basta. Pero él quiere lo bueno para nosotros, lo que es de bien y no de mal.

Él trabaja con la grosura de nuestra alma hasta que podamos entonces ser ese instrumento que Dios quiere usar en sus manos. Le comentaba el otro día a alguien, le digo, para el que nunca ha tenido necesidad económica es fácil decir, hay que tener fe, pero la verdad es que la fe se activa en la necesidad. Cuando tu no tienes nada y tienes que creer por algo, allí vas a ser fuerte en la fe, cierto? Es fácil decir, el Señor es sanador, pero hasta que no has estado confrontado con una enfermedad incurable, algo difícil realmente no creces en la fe.

O sea, para que haya una victoria tiene que haber una batalla, eso es así, es una premisa. El Señor Jesús tuvo que llevar toda la enfermedad y todo el oprobio y toda la iniquidad la llevó sobre él como el cántico que me gusta muchísimos, que los hermanos entonan, acerca de que aún el Padre volvió su mirada porque todo estaba sobre él, para entonces poder resucitar en gloria, para podernos dar a nosotros salud.

Sabe que se ha determinado científicamente, que hay 39 géneros de enfermedades y ese fue el número de azotes que el Señor Jesús recibió, 40 menos 1, 1 por cada género para que recibiéramos salud. Todo está tan ordenado en el panorama de Dios. Estamos en el tiempo de la restauración de todas las cosas. Pero nosotros como iglesia necesitamos tener una perspectiva, una proyección y una reacción diferente que la que hemos tenido hasta ahora. Necesitamos aprender una dependencia del Señor, dependencia del Espíritu Santo, dependencia de la palabra que tiene que hacer un depósito en nosotros.

Y la palabra que hace un depósito en nosotros será un arma cortante, más cortante que una espada de dos filos, pero esa es el arma del espíritu, quiere decir que es el Espíritu Santo quien va a usar ese depósito y esa espada en el momento oportuno. Por eso el Señor Jesucristo cuando fue tentado en el desierto, venció a Satanás con la palabra, pero fue una palabra rema, porque nosotros vemos Mateo 4 que el diablo se sabía bien la palabra, se la recitaba de memoria. Escrito está ta tan… pero el Señor Jesús era la palabra viviente. O sea, Dios no quiere intelectuales del Evangelio, ni teólogos, quiere vidas que vivan su palabra para que la palabra sea encarnada y sea vida en nosotros.

Sabe, la revelación es para los hijos, los misterios son de Dios. Pero a él le place revelarnos sus misterios, pero la revelación no es para que prediquemos y que tengo la última revelación, y que soy lo último de la revelación, sino que la revelación es una ventana de oportunidad para vivir la palabra. Cada vez que te viene una revelación de parte de Dios, sobre su palabra, te viene la fuerza y la capacidad para vivir esa dimensión y ese nivel, y no podrás subir a otro nivel mientras no hayas vivido el nivel de la revelación en la cual estás.

Por eso cuando a Pedro le vino la revelación y supo que él era Cristo, el hijo del Dios viviente, tenía que venir el momento de vivir la revelación porque sino no tendría autoridad. Toda revelación es para que tu la vivas y que entonces tengas autoridad sobre ello.

Pero cuando uno comienza a imitar a otros y a copiar la revelación que tiene otro, eso es como címbalo que retiñe y metal que resuena, no tiene ninguna autoridad porque si no te lo dio Dios a ti, no tiene autoridad. Tiene que ser una revelación particular y personal.

Y hay cosas que son tratos personales de Dios con el individuo. Pero Dios quiere una iglesia genuina que aprenda a depender del Espíritu Santo y aprenda a depender de la voz de Dios, una iglesia que pueda pasar por los desiertos y tomar la tierra prometida sin murmurar. Porque por eso a Israel le tomó 40 años llegar al otro lado, pudieron haberlo hecho en dos meses y medio, pero la murmuración del corazón, el estar cuestionando a Dios, el estar cuestionando a su líder no les permitió llegar antes. Porque los desiertos son para procesar tu grosura.

Si el desierto ya te está muy largo, comienza a cuestionar tu corazón. Porque Dios no nos lleva al desierto para dejarnos ahí toda la vida, Dios nos pasa para procesarnos. El pueblo de Israel cuando salió de Israel tenía una mentalidad de esclavitud, habían sido esclavos todo el tiempo, estaban acostumbrados a responder al látigo, al azote, a los trabajos forzados. Entonces, con esa mentalidad no podían entrar a poseer una tierra, tenían que cambiar la mentalidad de esclavitud, por una mentalidad de señorío. Pero para eso Dios tenía que quitarles la grosura y la murmuración. Y ese fue el proceso que tomó 40 años.

Yo espero que a nosotros nos tome menos. Porque sino quizás no alcanzamos a llegar, ¿verdad? Pero cuando nosotros respondemos para colaborar con Dios y no nos quejamos y no murmuramos, sino que alabamos y agradecemos a Dios por todo, el tiempo se te va a acortar en que puedas tomar autoridad y poseer la tierra prometida. Dios está interesado en llevar a la iglesia a un nuevo nivel, a una nueva dimensión.

Llevo tiempo escuchando que Dios me dice, yo quiero hacer cosas extraordinarias y sobrenaturales en medio de ustedes. Mi Dios es sobrenatural por tanto él espero que yo viva en el ambiente de lo sobrenatural, porque eso es lo normal para Dios. Pero nosotros seguimos en una dimensión natural y carnal viendo como que él es sobrenatural, pero yo soy su hijo, soy su hija, tengo su misma naturaleza, tengo sus genes, y así es como Dios quiere moverse.

Pero entiendo, que si Dios no lo ha podido hacer a la plenitud que él lo quiere hacer, no es porque es una falla de parte de Dios, es porque hay algo en mí que le estorba a Dios en su proceso. Entonces entiendo que debo de meterme voluntariamente a ese proceso de restauración. No voy a esperar que restaure a la policía, que restaure al gobierno, primero me voy a disponer para que me restaure a mí y que así como en el principios en que la tierra estaba desordenada y vacía, pero el Espíritu Santo de Dios se movía sobre la faz de las aguas, así también está el Espíritu Santo sobre mí corazón y sobre tu corazón esperando la voz de Dios que dice, sea la luz y las tinieblas se van, y la luz comienza a alumbrar.
Hay áreas de nuestra vida que quizás todavía tienen tinieblas y no permiten que la luz fluya como tiene que pasar. Tenemos un Dios poderoso, pero yo quiero que veas conmigo el libro de los Hechos, voy a leer nada más tres versos, del capítulo 3 y tiene que ver con la restauración de Joel, está conectado todo. Hechos 3:18, dice:

“… Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas que su Cristo debería padecer por tanto arrepentíos y convertíos para que vuestros pecados sean borrados a fin de que tiempo de refrigerio vengan de la presencia del Señor y él envíe a Jesucristo designado de antemano para vosotros a quien el cielo debe retener hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos…”

El Apóstol Pedro está hablando aquí del Señor Jesucristo y todas las manifestaciones sobrenaturales que ellos tuvieron. Y él está diciendo a los demás, en un discurso, así es que arrepiéntanse y conviértanse. Eso me deja pensando, porque de pronto, nosotros hacemos énfasis en arrepentirnos del hombre viejo, pero poco énfasis en convertirnos a la naturaleza de Cristo. Pero esto es como una premisa, dice, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados y vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Pero luego habla de que esto tiene que estar ocurriendo hasta la restauración de todas las cosas y que entonces sea enviado de nuevo el Señor Jesucristo quien está siendo retenido mientras el Espíritu Santo está aquí en la tierra restaurando todas las cosas. Si nosotros colaboramos para esa restauración, el Señor Jesucristo vendrá para reinar muy pronto otra vez. Yo creo en el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos creen?

Pero aquí me dice que hasta la restauración de todas las cosas va a venir el Señor Jesucristo. Yo quiero ver el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos quieren verlo? O sea que si nosotros colaboramos en ese proceso que está directamente relacionado con arrepentirnos y convertirnos de acuerdo a esto.

Sabe qué es convertirnos? Es un cambio completo de dirección. Cuando usted va en una dirección y le da una instrucción y le dicen, conversión izquierda o derecha, usted cambia de dirección. O sea, yo iba en la dirección de satisfacer mis deseos naturales, yo quería satisfacer lo que a mi corazón le gustaba, pero yo tuve un encuentro con Jesús y me dijo, no solo te arrepientas de lo de allá, sino que conviértete y ahora cambia tu propósito, ahora encaja en tu destino, ahora busca qué es lo que a mí me agrada para que ya no sea tu deseo, sino el deseo de Dios.

Cuántos estamos dispuestos a decirle, no se haga mi voluntad, sino la tuya? Que tu puedas hacer una obra restauradora dentro de mí aunque me duela. Que metas tu mano y saques lo que tiene que ser sacado aunque me duela. Pero yo quiero agradarte a ti, yo quiero venir en la naturaleza tuya, yo quiero depender de ti en todo. Yo quiero ser la iglesia pura, blanca, sin mancha, sin arruga ni cosa semejante. La arruga de la iglesia tiene que ver con tradición, sin mancha y sin arruga.

El Señor quiere que podamos despojarnos de tradiciones, que podamos despojarnos de religiosidad y disfrutar con libertad todo lo que él ha hecho para nosotros. Cuántos están dispuestos o dispuestas a decirle al Señor, restaura lo que tiene que ser restaurado, vuélvelo al modelo original. Quiero que tu voz sea escuchada, y quiero que tu luz sea hecha dentro de mí. Yo estoy dispuesta, dispuesto hoy a renunciar, a toda tiniebla a la cual yo me he aferrado. Porque muchas veces hay áreas en nuestra vida que sabemos que no agradan al Señor pero como agradan a nuestra alma no queremos dejarlas ir. Y pueden ser pequeñas horras, pueden ser pequeñas cosas aparentemente insignificantes, pero sabes que en la desobediencia no hay cosa grande ni pequeña, sencillamente no hacer lo que agrada a Dios es desobediencia. Porque al que saber lo bueno y no lo hace, le es pecado.

Y sabes, mi amado, desde el momento que tu tuviste acceso a la palabra del Señor eres responsable de toda, de principio a fin. Y entonces, creo yo que es un buen día, mañana comienza un nuevo mes, y es el último mes del año. Muchos esperamos el 31 de diciembre para hacer propósitos para un nuevo año, pero hoy es un buen tiempo. Yo creo que Dios está queriendo llevarnos a un nuevo nivel de preparación, de unción, de autoridad, muy fuerte he sentido quiere Dios quiere activar la intercesión profética en esta casa. Dios quiere hacer de esta casa una casa de intercesión profética en favor de la ciudad.

Siento que hay personas con dones de revelaciones específicos que el Señor va a activar y les va a mostrar cosas acerca de la ciudad, aún actos proféticos que es necesario hacer en la ciudad. Dios quiere usarles como instrumentos para esta ciudad y para esta nación. Yo quisiera que si tu estás de acuerdo en meterte en las manos de Dios para un proceso que va a comenzar hoy, que tu te pongas de pie, si tu estás dispuesto. Lo único que te puedo decir que lo mejor de Dios está por venir, que no lo hemos visto todo, que Dios tiene cosas maravillosas para nosotros, que no las hemos entendido, pero que están en su mano y que este es un día hermoso, es un día especial, es un día en el cual tu puedes ser confrontado con mismo interior, contigo mismo y el Espíritu Santo está aquí para reargüirte, el Espíritu Santo está aquí para hablarte, para enseñarte, para animarte, para exhortarte y vamos a voluntariamente, a venir delante del Señor.

Si mientras oramos el Espíritu Santo te muestra áreas de ti que están estorbando el fluir, yo te voy a pedir que con mucha honestidad vayas pasando al frente. Puede ser negligencia, que tu sabes que Dios te llama a orar pero tu lo dejas para después. Puede ser poco apetito por la palabra del Señor; puede ser dificultad para perdonar al que te hizo una ofensa. Pero que tu puedas ser muy honesto, muy honesta esta mañana, esta tarde, este mediodía, y que creas que Dios va a hacer una obra poderosa en ti.

Rigo, puedes venir, mi amor? Gracias, Padre, gracias Padre, por la transformación, por la obra que estás haciendo y quieres hacer en nuestras vidas. Gracias por tus hijos muy amados, por tu iglesia. Gracias por la sinceridad, por la honestidad de sus corazones, Señor. Gracias por la obra maravillosa, poderosa. Entregamos a ti, Señor, entregamos a ti con libertad todo lo que te estorba y te suplicamos, Señor, que metas tu mano y arranques lo que tiene que ser arrancado. Sabemos que tu pones el bálsamo.

Oh, Dios, pero hoy renunciamos a todo lo que impida el fluir, a todo lo que impida el fluir renunciamos porque lo que queremos es agradarte a ti, Señor. Hable con el Señor, hable con el Señor. Hable con el Señor. Oh, santo espíritu de Dios, trae un bálsamo profundo al corazón, Señor, trae un bálsamo profundo que solo tu puedes poner, que solo tu, Señor, puedes ministrar, Padre, porque tu quieres usarla con mucha autoridad para consolar a otros.
Padre, gracias por lo que estás haciendo y lo que harás. Espíritu Santo, gracias por la obra profunda tuya, por la obra poderosa tuya, muchas gracias, Espíritu de Dios. Gracias porque aunque los años hayan pasado todavía hay mucho trabajo para ellos, hay mucho trabajo, mucho trabajo, Señor, gracias, por los años que ellos te han servido, que te han dedicado, Señor, pero gracias por la nueva dimensión, por la nueva etapa y por la nueva visión. Gracias por la frescura que traerás, gracias por el refrigerio que traerás.

Gracias por la renovación, por la renovación, por el aceite fresco, por el aceite fresco, muchas gracias. Gracias por tus siervos. Gracias, Padre, gracias poderoso Dios. Mete tu mano, Señor, mete tu mano, arranca, mete tu mano, Señor, purifica. Mete tu mano y limpia, mete tu mano y limpia, Señor, espíritu de Dios, gracias. Gracias por un pueblo que te ama y responde a tu palabra. Padre, gracias por este varón. Yo te bendigo por él. Gracias por tu obra preciosa, poderosa, Espíritu Santo. Gracias santo, gracias por lo que estás haciendo, Señor.

Gracias por obra maravillosa, declaramos la restauración de todas las cosas. Declaramos restauración en las vidas, declaramos ahora restitución. Yo creo, Señor, yo declaro, que lo que la oruga, el saltón, el revoltón se llevaron, será restituido, será restituido. Declaramos un tiempo de restitución, un tiempo nuevo, un tiempo fresco, un tiempo de refrigerio, un tiempo en que oiremos la voz de Dios, un tiempo en que oirás la voz de Dios como tu Padre en el nombre de Jesús declaro restauración, restitución.

Yo quiero que este día, esta tarde tu creas que tu Dios es restaurador de todas las cosas. Ponte delante del Señor y dile, yo quiero ser esa era llena de trigo, yo quiero ser ese lagar lleno de mosto, yo quiero abrazar tu voz o tu amor, tu misericordia, yo quiero conocerte íntimamente, yo quiero conocer más tu naturaleza, quiero ser lleno de ti, quiero estar fusionado contigo, que nada ni nadie me pueda desligar de ti. Yo, Señor estoy dispuesto a depender de ti en todo.

Gracias, Espíritu Santo, gracias por tu obra maravillosa. Comienza a hablar con el Señor. El pasar al frente es la primera acción, pero el decirle a él es importante. Él es el Dios de toda restauración, él es el que restituye, él es el que hace todas las cosas nuevas. Disponte en las manos de él porque el va hacer algo poderoso.

Y mientras seguimos orando, aquellos que sienten el llamado a la intercesión profética, a la guerra espiritual pueden levantar su mano. Yo quiero hacer una declaración sobre ustedes. En el nombre poderoso de Jesús yo declaro una activación ahora, de los dones de revelación. Yo declaración ahora de la sensibilidad espiritual para percibir las cosas del ámbito del espíritu, para poder orar, para poder interceder, para poder quebrantar, para poder hacer actos proféticos.

Señor, yo declaro que mis amados son fortalecidos, fortalecidas, esta mañana, Señor, en el hombre interior, en los dones del Espíritu Santo para llevar a cabo aquello que tu les has encomendado. Señor, levanta una tribu guerrera en este lugar, levanta un equipo de guerreros, Señor, que clamen por esta ciudad hasta ver la restauración completa en el nombre de Jesús. Declaro que la unción profética es activada en esta casa, es activada en esta casa, que el carácter de Cristo, Señor, es visto.

Oh, Padre, en el nombre poderoso de Jesús, oh, santo, santo, santo, gracias, Señor, por la misericordia, por la compasión, por el espíritu con el cual, Señor, ellos orarán, intercederán. Gracias por la restauración de la casa, por la restauración de la iglesia, gracias, Señor, por la obra de tus manos. Muchísimas gracias, Señor. Gracias, espíritu de Dios. Gracias Espíritu Santo de Dios. Gracias, Espíritu Santo.