Prepárate para tu cita eterna

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Como siempre, el Señor es perfecto en todas sus cosas y acabamos nosotros de orar por un hombre que acaba de perder su hijo, y vamos a seguir orando por Tom y por su hijo. Pero, fíjate, el Señor me puso una palabra en esta mañana que se trata de la fragilidad de la vida y lo largo que es la eternidad. Y nadie… ¿quién quiere perder un hijo? Y, parte del choque de perder un hijo es el hecho de que, por lo menos nosotros pensamos, nadie debe morir de tale dad. Y yo me imagino, no conozco a Tom ni conozco a su hijo, pero you me imagino un joven en la flor de su vida con toda su vida delante, con planes y propósitos. Pero ahora con una larga eternidad delante.

Y Dios nos invita, vamos a pensar en eso, en la promesa que Dios nos ha dado, y la preparación para ese día. Y les invito a abrir el Libro de Hechos, capitulo 24. Hechos, capítulo 24, comenzamos a leer desde el versículo 14, 15 y el 16 de Hechos, capítulo 24. Aquí el Apóstol Pablo está compareciendo delante de… él está detenido, ha estado detenido él en Cesaría por dos años o estará detenido, perdón, en Cesaría por dos años después de comparecer delante de este rey – delante de este gobernador, Félix. Vinieron desde Jerusalén los líderes del Sanedrín para traer ciertos cargos contra Pablo, y fíjate en su defensa – a propósito, como alguien que era un abogado, Pablo era un tremendo abogado, ¡en verdad! El hombre sabía defender sus derechos en la corte, conocía sus derechos como un ciudadano romano y como un judío y fariseo, y él pudo desmentir todos los cargos contra él y probar su falsedad, menos una.

Él abiertamente admitió este cargo, es el único cargo que él admitió delante de esta corte y delante de este gobernador y le dice, “Pero esto te confieso que según el Camino…” Lo habían acusado de ser un cristiano y un líder entre los cristianos. “… que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo a Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la Ley y los Profetas están escritas, teniendo esperanza en Dios la cual ellos también abrigan: de que ha de haber resurrección de los muertos, así de los justos como de injustos. Por luego él añade, y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante de Dios y ante los hombres.”

Ahora, hermanos, primeramente, dos cosas que podemos ver acerca de él, este evento, llamado por distintos nombres, el Tribunal de Cristo, el Tribunal del Gran Trono Blanco, no estoy aquí para entrar en detalles de teología pero sí dos cosas podemos sacar inmediatamente del versículo 15 y versículo 16, acerca de este evento.

Primeramente, mis hermanos, yo les puedo decir con certeza, esto es una verdad incontrovertible bíblicamente. En toda la palabra de Dios se afirma que el ser humano tendrá tarde o temprano una confrontación con su Creador. La Creación conocerá su Creador, compadeceremos delante del trono de Dios, esto está en el Antiguo Testamento, vemos esto en el Libro de Génesis, vemos esto en los Salmos y en los Proverbios, en Eclesiastés escribe de esto, los Profetas escribían de esto. En el Nuevo Testamento es más declamatorio acerca de esto, está regado por todo el Nuevo Testamento.

Jesús fue tal vez el que predicó más que todos acerca de el hecho de que nosotros estaremos delante de un rey, que el Señor iba a evaluar, él en un instante habló de una separación en ovejas y cabritos, de separar algunos para su izquierda, otros para su derecha, él fue muy explícito en los cuatro evangelios acerca de esto. El Libro de los Hechos, ya tenemos aquí el Apóstol Pablo hablando de esto. Aparece en Romanos, aparece en ambos libros – ambas Cartas a los Corintios, aparece en el Libro de Hebreos, aparece en el Libro de Judas, aparece en los dos libros de el apóstol Pedro… Apocalipsis.

Mis hermanos, si ustedes se estremecieron al ver Avatar, no han visto nada. El Apocalipsis es esto en tres dimensiones. Se trata de esto nada más, it’s coming, es inevitable. ¡Qué bueno saber esto de antemano!

Pues, número uno, mis hermanos, nosotros vamos a ver a nuestro rey y estaremos delante de él, ahora esto es lo que nosotros creemos y lo que nosotros enseñamos, los justos y los injustos tendrán dos días muy distintos. Los injustos conocerán tal vez este rey por primera vez y lo único que sucederá entre ellos y este rey es que ellos se vean inevitablemente obligados de reconocerlo, este es mi rey. Y este es el punto, toda rodilla se doblará delante de él, toda lengua confesará que él es rey, that is it. Y hasta allí llegó su relación con este rey. Nosotros los justos tendremos otro tipo de día, y si usted ha tomado su clase de discipulado, y si usted ha llegado a nivel tres, usted bien se acuerda que seremos evaluados. Eso es más bien una evaluación y sabe, nada se evalúa que no tiene valor.

El Señor que valora tanto, que Él detiene toda la operación del cielo para detenerse contigo y su vida, y evaluarla. Interesantemente el pastor Omar, en un momento en la oración, intercediendo por este pueblo él pidió delante del Señor Padre, confesemos, confesamos que te hemos ofendido… y lo digo automáticamente, con nuestros pensamientos, con nuestros hechos, con lo que decimos, we have ofended you with our words, with our deeds and with our thoughts y hermanos, esto es… si usted quiere saber qué es lo que será evaluado, sepa eso. Cúbrase de esas cosas, y estás bien. That’s it.

Todo se trata de nuestras palabras, de nuestros pensamientos y de nuestros hechos. Lo que hacemos, lo que decimos y lo que pensamos. Eso es lo que será evaluado. Ahora, hermanos, si esto es tan obvio y si el Señor es tan enfático sobre esto, ¿no crees tú que estaríamos constantemente preparándonos para esto?

Y esto es lo triste, porque lo segundo que vemos nosotros, lo segundo que puedo ver de esta escritura y en nuestra experiencia es que la mayoría de nosotros no pensamos en esto. Francamente, si fuéramos honestos, dice el Apóstol Pablo en el versículo 16, “y por esto…” Al saber usted que este día va a llegar. Al saber yo que ese día va a llegar, ¿cómo usted termina esa frase “y por esto…”? “Y por esto…”

Vendrá un día en que nuestros pensamientos, nuestros hechos, nuestras palabras serán evaluadas por nuestro creador, so what? Y por esto dice el Apóstol Pablo, encarcelado, mira este símbolo de un hombre en cadenas delante de este gobernador. Él era el ùnico hombre libre y tranquilo en todo este tribunal. Y dice, “por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.”

Hermanos, espero no escandalizarlos, y eso lo vemos en nuestro diario vivir, y por eso el Señor en su misericordia nos trae esto, yo me cubro bajo esta carpa. ¿Si estuviéramos nosotros constantemente pensando en esto nos daríamos las libertades que a veces nos damos?

¿Nos atreveríamos pensar lo que a veces pensamos? Nos atreveríamos decir lo que a veces decimos? ¿Nos atreveríamos? Y, mis hermanos, eso es tal vez el ángulo tal vez más negativo en que se puede contemplar esto. El otro ángulo es esto, hay un ángulo muy positivo y es esto: yo comparto con mi clase de discipulado cuando llegamos a este punto, es más ni siquiera cuando llegamos a este punto, cuando llegamos a una clase acerca de la mayordomía del tiempo. ¿Por qué nos importa medir nuestro tiempo, distinguir lo importante de lo urgente? ¿Qué ironía que en los materiales de discipulado, esa es la clase que sigue la clase acerca de la visión, Omar. Y yo le digo a estos hombres, ¿sabes qué? La distancia entre el hombre que eres y el hombre que Dios te ha llamado a ser, se mide en tiempo.

Dios nos ha dado a todos cierto tiempo – un ejemplo, unos años atrás un hermano, tal vez un año atrás, un hermano tomando la clase de discipulado llego ese tiempo… Hay una sección en donde nosotros escribimos nuestro propio funeral y qué van a decir de nosotros en nuestro propio funeral. ¿Qué quisiéramos que dijeran de nosotros en nuestro funeral? ¿Cuántos hicieron eso, se acuerdan de ese ejercicio? ¿Cuántos todavía lo tienen? ¿Cuántos se están acercando a que su gente diga eso de usted? Yo todavía estoy en ese proyecto, gracias a Dios, y Dios ha sido misericordioso con nosotros.

Porque no es lo que dirían de nosotros, es lo que quisiéramos que dijeran de nosotros y después que ellos comparten qué quisiéramos que ellos dijeran de nosotros, entonces yo me atrevo a hacerles esta pregunta, mis hermanos, ahora… entre nosotros, de verdad, ¿qué diría tu vecino de ti? De verdad, qué diría, eso es… No, como ustedes pueden imaginar, no nos detenemos mucho en ese punto pero se asustan en esto, ellos inmediatamente, es obvio que para llegar a ser ese hombre se cruza una jornada medida por tiempo.

El detalle es que no sabemos qué tiempo tenemos. Y uno de estos hermanos comenzando esta jornada, casi a la mitad del curso de discipulado, descubrieron que él tenía un cáncer muy agresivo, Terminal y faltando unas semanas –unas semanas- antes del examen final del discipulado, en diciembre de ese año, él falleció. Pero Dios le dio unas semanas y en ese tiempo que el Señor le dio, si usted ve este hombre trabajando, es más, esa proclamación que él hizo fue su mapa, él inmediatamente… en el hospital se casó con su esposa, él quería hacer eso hace tiempo, lo llegó a hacer, se reconcilió con sus hijos… porque cuando nosotros llegamos a esa jornada, fíjate lo que… en nuestra ancianidad, no es como si estuviéramos llegando a un fin, es como si estuviéramos caminando una larga jornada y de momento llegamos a la costa, y no es que llegaste a nada, es todo lo contrario.

Hemos llegado a un gran mar, un gran océano delante de nosotros, oímos sus ondas y vemos su viento y no hay un horizonte y allá el Señor nos está llamando, eso es lo que nos espera delante de nosotros, la verdadera jornada, todo lo demás ha sido puro entrenamiento.

Ahora, sabiendo esto mis hermanos, ¿qué hacemos? Buenas noticias, yo tengo las preguntas del examen ya. Ya tenemos las preguntas de ese examen… ese examen que tendremos delante del Señor ya usted tiene las preguntas, son dos nada más, mira si esto es fácil: Primero, ¿quién fuiste? O si te llegara a preguntar hoy, ¿quién eres? Segundo, ¿qué hiciste?

¿Quién fuiste? ¿Qué hiciste?

¿Por qué comenzamos con quién fuiste? Sabe, la gente que no piensan bien en esto, que no se preparan, que no conocen la esperanza delante de esto… las cosas locas que nosotros hacemos para dejar un legado, ¿cuántos…? No hay un edificio en una universidad que no tenga el nombre de alguien, un donador. ¿Por qué? Porque esa persona desesperadamente quería asegurar que su nombre fuera honrado y recordado y amado. Hospitales, monumentos, calles, queremos dejar una granja a nuestros niños y sus nietos… Saben, nos preocupamos tanto de eso, sin pensar que si te preocupas… si nos preocupamos de la obra de Dios en nosotros, participar en la obra redentora de Dios en nosotros… Mira, hermano, si hay buen árbol dará buen fruto. Si hay buen árbol, dará buen fruto… Si nos preocupamos por el árbol que somos, no nos tenemos que preocupar por el fruto.

Lo que pasó a Samuel, ese día me preocupo porque yo sé que no soy perfecto, no he sido perfecto… No he sido la madre perfecta, el padre perfecto, el trabajador perfecto, el jefe perfecto, el amigo perfecto, el hijo perfecto no lo he sido. ¿Sabes lo que celebra la palabra de Dios, lo que dice la palabra de Dios de la senda del justo?

Interesantemente la senda del justo no es medio día, todo el día con una constancia. Dice la palabra, que la senda del justo… “mas la senda de los justos es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Lo que honra a Dios es que estemos en aumento, que estemos participando en la obra redentora y santificadora y de perfección en nuestras vidas.

Hermanos, esto en verdad, los cambios más radicales en nuestras vidas a veces comienzan con los gestos más sencillos. La semana pasada tuve el privilegio de estar en un grupo de oración. El miércoles en la noche con un grupo de hermanos americanos, no carismáticos ni nada pero un grupo de un puñado de hombres buscando el rostro de Dios; y uno de estos jóvenes que se reunió allí, en una de las oraciones, aún en ese sentido fue una de las oraciones más sinceras que yo he oído.

Y su oración fue algo así: Dios yo prefiero los Red Sox a ti, yo prefiero tantas cosas locas, yo prefiero, oh God, I confess I love the Red Sox more than you, I love – I love my gameboy more than you, also silly things… prefiero mis juegos electrónicos pero quiero… Oye esto: yo quiero darte a ti más que eso, más que eso. Start with that. Maestro, yo deseo desearte. Deseo desearte, tengo hambre por tener hambre de ti. In pursuit of God. I hunger the hunger for you.

Esta misma noche, delante de la presencia del Señor, como declaró el predicador el domingo pasado predicando el libro de Ezequiel, pídele al Señor un corazón de carne. Start with that! Señor, quiero tu corazón, quiero tu corazón, quiero desearte, quiero aprender a amar como tu, amar tu presencia, veo que otros lo hacen, veo que otros lo han crecido, y tú has prometido dármelo. Una oración así mis hermanos, derrite el corazón de Dios.

Y comienza una obra milagrosa y cuando llegamos a la pregunta, ¿qué hiciste? Si usted está armado, si el Señor está trabajando en nuestros corazones, y ya el Señor está perfilando, alijando, perdón, nuestras asperezas. Tal vez esa palabrita que usted decía todos los días, solamente lo dice una vez a la semana. Tal vez esa cosita que le ofendía al Señor, usted ni siquiera se acuerda como usted paró de hacerlo, pero por el amor de Dios en ti ha crecido tanto y tu búsqueda de Él se ha convertido tanto en la meta de su vida.

Usted ni siquiera se está dando cuenta cuando o cómo dejó usted este hábito o esta manera de pensar, o esta manera de hablar pero como el Cristo en ti ha crecido tanto y tú te identificas tanto con su corazón y Él con el tuyo, bueno… lo comienzas a imitar, lo comienzas a imitar, y cuando llegamos a la parte, ¿qué hiciste? Sabes, el cielo es muy diferente que la Tierra, a propósito, el cielo es muy diferente que la Tierra y las cosas que nosotros contamos como significantes: “Oh, Master, I had a wing of the hospital named after me… Señor, yo tuve una ala del hospital que nombraron…”

Mis hermanos, hojarasca u oro… nos vamos a sorprender. Dice la palabra que habrán sorpresas en el cielo, y los primeros que nos sorprenderemos somos nosotros de lo que Dios celebra y lo que deja de celebrar.

Sabe, unos años atrás cuando me despedí de mi último trabajo y algunos de mis colegas estaban diciendo distintas cosas de cómo nosotros interactuamos, las cosas que más les significaron a esta gente… ni siquiera yo me di cuenta que cuando mi mamá murió, Samuel me dejó una tarjeta, I forgot all about that. Ni siquiera me había acordado de eso, pero sabe lo que yo pensé en los cientos de oportunidades que yo tuve para hacer más cosas así, tomar más momentos así, sencillamente… ¿qué hiciste? Será seguido de las preguntas, ¿a quién amaste? ¿a quién serviste?

¿A quién amaste? ¿A quién serviste?

Usted se va a sorprender, mientras usted está creciendo enamorado de Dios y por pura obediencia del Espíritu Santo, tú ama. Toma su momento y amas y el Señor te va a dirigir cómo, cuándo y quién y a cuál extremo amar. Lo que dice la palabra, el Señor celebra al que le da el vaso de agua a un visitante porque Él celebra actos insignificantes y totalmente olvidables de amor, invisibles a todos menos a Él.

Hermanos, somos evaluados porque usted vale mucho oyó. Nadie nos toma más en serio, el Señor toma nuestros pensamientos en serio porque te valúa y te valora, tu vida es lo que se estará celebrando delante de su trono ese día.

Vamos a ponernos de pie. Por favor. Enrique, yo quiero más de ti… Tomemos un momento, mis hermanos, y yo les voy a invitar a que si no lo ha hecho, por lo menos esta semana, cierre sus ojos por un momento y transpórtese, tú estás delante de la presencia del Señor… ahora yo te voy a decir algo, eso será precioso. Para eso fuimos hechos, ese es tu hogar, that’s home. Por fin estamos en casa, Dios en toda su luz y majestad, Jesucristo sentado en su trono, gobernando, ya por fin, todo como tenía que ser… Justicia total, recta, por toda una eternidad, everything is as should be.

Jesús entronado, gobernando, tú su hijo delante de su presencia a donde perteneces con invitación. Ahora delante de su presencia, gracias a Dios podemos hacer esto aquí, vamos a tomar esta oportunidad y decirle, Señor, esto es precisamente lo que queremos, queremos desearte sobre todo. Queremos Señor, que al fin del día, traer nuestros libros delante de ti, equilíbralos en esta noche. Equilibra nuestros libros.

Señor, no queremos cuenta contigo, no queremos cuenta con nuestros hermanos. Padre, queremos Señor, que nos dé tu corazón, que nos instruya en amor y que seamos, Maestro, faros, señalando ese día precioso que nos espera, Maestro. Te amamos.

Seguimos orando por Tom, Padre, que cuando él llegue a la orilla del mar, cuando llegue su día, él te vea a ti y que Él sepa lo que está delante de él, y que es bueno y vale la pena esperarlo en el nombre de Jesús.