No huyas del conflicto, resuelvelo!

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Les invito a ir al libro de los Hechos, en el Capítulo 6, vamos a continuar con nuestro estudio y quiero leer los versículos del 1 al 7 que nos hablan de la elección de esos primeros diáconos en la vida de la iglesia primitiva. Dice aquí:

“…En aquellos días como creciera el número de los discípulos hubo murmuración de los griegos contra los hebreos de que las viudas de aquellos, es decir, de los griegos, eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los 12 convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron, “No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas, buscad pues, hermanos, entre vosotros a 7 varones de buen testimonio llenos del Espíritu Santo y de sabiduría a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Y agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás Proxélito de Antioquía, a los cuales presentaron ante los Apóstoles, quienes orando les impusieron las manos y crecía la palabra del Señor y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén. Y también muchos de los sacerdotes judíos obedecían a la fe…”

Bendiga el Señor su santa palabra. El resto de este pasaje trata con Esteban, uno de esos diáconos y su ministerio, su arresto y después en el Capítulo 7 su muerte. Quizás la próxima vez que estemos compartiendo podremos tratar de esa parte. Pero me voy a concentrar en este texto acerca de la elección de los 7 diáconos y qué dio lugar a este momento.

En el Capítulo 5 que discutimos el domingo pasado, vimos el comportamiento heroico de los Apóstoles ante el concilio judío en Jerusalén. Ellos fueron arrestados por predicar la palabra del Señor, fueron llevados ante las autoridad religiosas judías y fueron azotados por su testimonio. Se comportaron heroicamente. Los Apóstoles dan testimonio poderoso de su fe en Jesús, en el Capítulo 5, como vemos y de hecho, se nos dice que consideraron un privilegio el ser azotados y padecer por causa del nombre de Jesucristo.

Vemos también al final de ese Capítulo 5, el domingo pasado, vemos la persistencia de estos hombres en evangelizar y predicar el Evangelio. Se nos dice allí que no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo en el templo y por las casas. De paso, antes de entrar en el Capítulo 6, es importante que recordemos eso, predicaban el Evangelio en el templo y por las casas. Eso de paso, es un buen patrón, una buena costumbre para los hijos de Dios. Tenemos a predicar a Jesucristo tanto en la iglesia como en nuestros vecindarios también. Amén.

Esto es parte de un patrón de evangelismo efectivo. Nosotros somos testigos de la palabra de Dios. Dondequiera que vamos tenemos que llevar esa preciosa semilla. Cuantos saben que nosotros tenemos algo especial? Que es el Evangelio de Jesucristo. Dice que aún los ángeles anhelan mirar sobre lo que nosotros vemos como hijos de Dios. Nosotros vivimos cada día como testigos de Jesucristo y no podemos reprimir esa semilla. Hay gente que necesita escuchar el Evangelio en las casas, nuestros familiares, nuestros compañeros de trabajo, de estudio. Tenemos algo bello y usted no se imagina cuánta gente está esperando que un cristiano comparta lo que Cristo ha hecho en su vida. Cada día vemos gente nueva entrar en los caminos de Dios y ser bendecidos porque alguien los trajo, los invitó a la iglesia o les habló acerca de Jesucristo.

Ellos testificaban, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo. Ahora, en el Capítulo 6 vemos un patrón que se repite en otras ocasiones en el libro de los Hechos. Que pasa aquí? Una bendición creó una crisis. La prosperidad que resulta de la fidelidad al Señor muchas veces puede, como decíamos el domingo pasado inclusive, puede convertirse en un obstáculo, una piedra de tropiezo, y por eso cuando Dios nos bendice tenemos que permanecer siempre muy alertas para asegurarnos de que esas bendiciones no se conviertan en un obstáculo para seguir sirviendo al Señor.

Tenemos muchas veces que revisar y analizar las bendiciones y recordar siempre que no es tanto la bendición sino el que bendice el que importa. Amén. Por eso ese coro me gusta, el que cantamos, dice, no solamente queremos una bendición, te queremos a ti. Nosotros tenemos siempre que desear a Dios más que a la bendición. Usted entiende? Hay mucha gente que viene a la iglesia, como dice Jesús por los panes y los peces, para que Dios me bendiga, para que me de un trabajo, para que me de una novia, o una casa con 4 dormitorios. Pero ¿Saben qué, hermanos? Lo más importante es tener a Cristo en nuestro corazón, tener a Dios por él es el dador de toda buena dádiva y todo don perfecto.

Y tenemos que tener cuidado porque muchas veces Dios nos prospera, nos bendice y entonces nos enamoramos de las bendiciones. O a veces, cuantas familias han sido separadas y divididas porque cuando Dios bendice a una familia, pues, viene el trabajo, viene el dinero muchas veces y entonces la gente se enamora de esas cosas, dejan de venir a la iglesia, viene la división, viene el problema. Siempre tenemos mantener la mirada fija.

Qué pasó aquí en este pasaje? Bueno, había una bendición bien grande, la iglesia estaba haciendo el trabajo de justicia social, se le estaba dando comida a las viudas, a los pobres y esa bendición de servir al Señor de esa manera, generó un problema, generó división. Por qué? Porque en esa comunidad cristiana del primer siglo había gente, había judíos de diferentes extracciones, de diferentes trasfondos culturales, había judíos que habían vivido en otros países del extranjero, en Grecia, por ejemplo, en los países que estaban la influencia de la cultura griega. Habían regresado a Jerusalén pero su cultura y su lenguaje era más griego que hebreo y constituían una cultura en sí, pero también había judíos que habían permanecido en Israel, nunca habían salido, hablaban arameo o hebreo, y también constituían como una cultura diferente a los de cultura griega. Cuando esta gente se convirtió la primera iglesia entonces era muy multi étnica, había gente de extracción judía, otros de extracción griega y qué pasó? Que parece que al distribuir la comida los judíos que eran como los que tenían más influencia, le daban un cucharón extra de arroz con habichuela a la viuda que conocían de extracción judía y la pobre viuda griega se tenía que conformar con una tortilla con sal nada más. Y entonces esto generó insatisfacción y un sentido de ofensa.

Y usted ve lo que pasa? Eso es importante que nosotros lo entandamos muchas veces, cómo hacer algo que es bueno, puede convertirse si no hay un patrón de cuidado, bíblico y de hacer las cosas en el espíritu del Señor, se puede convertir en un problema en una iglesia, en una familia. Yo pensaba nuestra iglesia es una iglesia muy diversa, tenemos gente de diferentes países, tenemos centroamericanos, de todas las partes de Centroamérica, tenemos caribeños de diferentes islas, tenemos sudamericanos, de todo el continente Sudamericano, tenemos norteamericanos, africanos, asiáticos, a las 9 esto estaba lleno de norteamericanos de nuestro ministerio en inglés también, nos hemos hecho una Congregación bien compleja. Y yo miro rostros aquí que reflejan todos los colores del arcoíris humano ahora mismo. Gloria a Dios por eso. Eso hay que celebrarlo y darle gloria al Señor. Que bendición!

Hay veo una dominicana sentada al lado de una salvadoreña, y eso no se ve en el mundo muchas veces. Que lindo eso! Y una colombiana, pero aquí hay una portorriqueña también, y hay un dominicano predicándoles, así que imagínese cómo es la cosa. Que lindo eso cuando aprendemos a conocernos, a amarnos.

Pero, hermanos, tenemos que tener cuidado porque esa armonía hay que trabajar para mantenerla, para que no se contamine. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo bien grande, como iglesia yo trato de hacer eso como pastor para no expresar preferencia. Hermanos, yo les digo, mi deseo como pastor principal de ustedes, es que nuestra iglesia siempre mantenga esa bella diversidad y ser justos los unos con los otros. Si usted piensa algún que yo estoy usando de preferencia, déjemelo saber porque yo me voy a disculpar, mi deseo es que todos se sientan somos parte del Reino de Dios, una sola familia en Cristo Jesús. Y ustedes tienen que ayudar en eso, saben?

Siempre extienda un saludo a la gente que es diferente a usted, invite a su casa gente de otra cultura, no invite solamente a los que se ríen como usted y dicen los mismos chistes, y hablan igual que usted. No, sálgase de esa zona de confort e invite a alguien diferente para que se enriquezca su vida. Amén. El Señor Jesucristo dice, de qué te sirve a ti si tu invitas solamente a los que son como tu y los que te pueden invitar a su vez. Eso lo hacen los impíos. No, invita a alguien diferente a ti. Extiende la mano a alguien que sea diferente a tu persona y trata siempre a los demás con la misma cautela y el mismo cuidado, y la misma consideración.

Yo le pido al Señor, Padre, que siempre nosotros nos prefiramos unos a otros y que yo siempre esté alerta a la bendición que es tener a un hermano de diferente color, diferente extracción económica o social o lo que sea. Y tenemos que ser una iglesia de justicia. En nuestros ministerios, escoger a la gente no porque sea como nosotros o porque nos guste, sino porque sean la persona que Dios quiere en esa posición. Amén.

Entonces, aquí había un problema, es que había una injusticia y se estaban prefiriendo las personas unos a otros y claro, los griegos, la gente de extracción griega se sintió ofendida y fueron a donde los Apóstoles para quejarse a ellos. Y entonces, los Apóstoles reaccionaron y trataron de establecer una solución.

¿Saben qué, hermanos? El conflicto siempre ha sido parte de la vida de la iglesia. Aún en esta comunidad tan especial vemos conflicto. El conflicto es algo natural y de esperarse. ¿Saben qué? Lo importante no es si va a haber conflicto en el matrimonio, en la familia o en la iglesia, porque siempre lo habrá. No, la clave está en cómo navegamos y resolvemos el conflicto, cómo resolvemos la tensión cuando llega inevitablemente a la vida de un ministerio o una iglesia, o una familia. Dondequiera que hay, yo diría, dos seres humanos o más, ahí va a haber conflicto. Es más, yo diría que donde hay uno solo, a veces yo tengo conflicto conmigo mismo, yo peleo conmigo mismo. A veces yo no me pongo de acuerdo en lo que yo mismo creo, imagínense entonces. A veces yo no me tolero las cosas que yo mismo hago.

El conflicto es natural. Parte de la caída adaníca. Ahora, ¿Saben qué? Lo importante en una familia es cómo se resuelven los conflictos inevitables entre el esposo y la esposa, entre los padres y los hijos, entre el pastor y los feligreses, entre los miembros de una Congregación. Yo me imagino que los que están por ejemplo, en las células y en los grupos familiares, excepto en el de Sandra y Juan, yo sé que ahí nunca hay conflicto, nunca pasa nada malo, no? pero la verdad, hermanos, es que siempre va a haber algo que afee un poquito.

Entonces cuando usted vea conflicto no se escandalice, no eche un pie y se vaya, oh, que mala es esta célula, qué mala es esta iglesia. No, lo que hay que hacer es, ok, cómo vamos a resolver el conflicto. Y eso pasa así en el matrimonio también, inclusive a veces, el conflicto puede ser una gran oportunidad para que salgan a la luz cosas escondidas y entonces se puedan resolver de alguna manera.

Y sabe lo que pasa que si usted resuelve el conflicto adecuadamente, su relación va a ser más fuerte que lo que era antes. Así que yo no huyo del conflicto. Mire, por ejemplo, yo les decía a los hermanos esta mañana, el jueves pasado nos pasamos una hora y media los miembros del grupo de alabanza hablando de cómo mejorar las relaciones entre nosotros, porque es un ministerio muy diverso y ahora hemos añadido otros directores de alabanza y estamos apretando el funcionamiento del ministerio y es natural, donde hay cambios surgen a veces tensiones. Y al final de la hora y media, yo les decía a los hermanos, ¿Saben qué? Que bueno es que nosotros podemos hablar de las cosas con libertad, tratarlas, discutirlas y salir con esperanza de que las cosas van a ser mejores que nunca. Que bendición tan grande hoy la alabanza! Por qué? Porque cuando las cosas se hablan, se resuelven, hay bendición.

El conflicto va a pasar, yo lo que le pido al Señor, Padre, ayúdanos a ser una iglesia que sepa manejar el conflicto conforme a patrones bíblicos, aún en el grupo de los 12 con Jesús ahí mismo, en el mismo medio de ellos, había conflicto, imagínese ahora que él está en el cielo si no será la cosa un poquito más difícil. Ahora lo importante es eso, que haya un procesamiento adecuado del conflicto.

Vemos aquí en este pasaje buenos patrones y prácticas para resolver el conflicto. Cuáles son algunas de esos mecanismos que usaron ellos? 1. Hubo buena comunicación. Digan todos comunicación. No se ignoró el problema, no se echó debajo de la alfombra, y dijeron, bueno, que nadie sepa que hay conflicto entre nosotros, así que todo sigue como si nada hubiera pasado. En cuantas familia hay cosas escondidas, nunca se hablan, nunca se dicen, todo el mundo ve las cosas por arriba muy lindas, pero abajo hay ratones y cucarachas y cantidad de cosas que están pasando, una esposa ofendida, un esposo herido, unos hijos magullados emocionalmente, pero para que la gente no piense que esta es una mala familia, cuando salimos de la casa, todo bien arregladito, cada pelito en su lugar, a la iglesia agarraditos de la mano y después nos damos de puño con la misma mano que nos agarramos cuando estábamos en la casa, no?

Yo he preferido, hermanos, siempre la honestidad y la comunicación. Hay que hablar las cosas, hay que procesarlo. A mí me gusta una canción de Mercedes Sosa, así se llamaba la pobre, ya está espero con el Señor, una gran cantante sudamericana, ella decía, hay que sacarlo todo afuera como la primavera, nadie quiere que algo adentro se muera. Yo oigo canciones a veces también, yo no tengo temor, son buenas canciones. Pero a mi gusta eso, hay que sacarlo todo afuera como la primavera, nadie quiere que adentro algo se muera. Por qué? Porque las cosas se mueren cuando las mantenemos escondidas.

Búsquense alguien de confianza, discreta, madura y hable con ella o con él y hable las cosas con sus seres queridos también. En la iglesia hablemos las cosas, hay que procesar las cosas. Aquí vemos que el problema no se ignoró sino que se habló, se ventiló. Los ofendidos pudieron comunicar su insatisfacción y fueron escuchados, sobretodo, fueron escuchados por los Apóstoles. Ellos no dijeron, váyanse de aquí, todo está bien. No, escucharon y buscaron una solución.

En las iglesias y los ministerios de la iglesia, hay que promover un ambiente de apertura donde se puedan ventilar los problemas y los conflictos antes que se conviertan en una fuente destructiva de contaminación. Sabe lo que pasa? Que si usted no procesa las cosas tarde o temprano se convierten en elementos hostiles. Yo he aprendido eso, que las tensiones de la vida, si usted las escucha y les pone atención se convierten en su aliado, pero si usted las ignora comienza a tirarle piedras desde afuera y romper la ventana y el techo y todo.

Los conflictos de la vida, las debilidades del ser humano, las diferencias del matrimonio y de una iglesia son dones raros que Dios pone para que al trabajarlos nosotros seamos más como Jesucristo. Si no hubiera problemas y tensiones nunca desarrollaríamos la paciencia, el amor, la bondad, la tolerancia, el respeto a la diversidad que son partes importantes de la vida de un hijo de Dios.

Así que usa las dificultades de la vida, usa los problemas de la vida y di, yo lo voy a vencer en el nombre del Señor y cuando termine voy a ser más fuerte que antes de comenzar el problema. No los ignores, dales la bienvenida y dile, siéntense aquí y vamos a hablar y vamos a resolverlo. Muy importante eso, Dios permite situaciones en la vida de sus hijos para que las trabajen y en el nombre del Señor yo creo que cualquier situación se puede resolver, si hay una voluntad de hacer las cosas como Dios manda.

Entonces tenemos que ventilar los problemas y los conflictos antes de que se conviertan en una fuente de contaminación. Ahora, así como digo una cosa digo la otra, el ventilar los problemas tiene que estar gobernado por un espíritu de paciencia, de amor, de tolerancia también. No podemos simplemente desde que pasa cualquier cosa de una vez, este es mi derecho, estás demandando, criticando. Hay gente que se especializa en criticar. Son unos especialistas en ver problemas y demandar sus derechos.

No, la actitud de un cristiano debe ser una postura de generosidad y de tolerancia. Ahora, cuando hay una situación que merece ser hablada, acérquese a la persona, con amor, con mansedumbre y hable las cosas. Siempre afirmando a la persona, no golpeándole su orgullo, su dignidad. Tiene que hacerlo en el espíritu de Jesucristo.

Y hay veces en que inclusive habrá que esperar un poquito de tiempo antes de expresar el agravio, porque quien sabe, si en ese tiempo Dios hace la obra. Y quien sabe si no es el momento tampoco y primero tienes que ablandar esa situación con oración, y entonces seguro de lo que vas a decir, y tocado y preparado por el Espíritu Santo y esa persona también ablandada por el espíritu, quizás será el momento y Dios hace la obra.

Así hay muchas maneras de resolver el conflicto. Yo diría otra cosa también, que cuando viene el conflicto a nuestra vida nosotros también tenemos que ser generosos y muchas veces sufrir algo de pérdida para que la gloria de Dios se manifieste.

Por ejemplo, Abraham, cuando hubo conflicto con Lot, su sobrino, le dijo a Lot, mira Lot, primero escoge tu y lo llevó a una montaña y toda la tierra que le pertenecía a ellos, Abraham le dijo, mira Lot, escoge la mejor tierra, la que tu quieras primero y si tu te vas por allí, yo me iré por el otro lado. Y qué pasó? Que Lot escogió la súper mejor tierra que había, se sirvió con la cuchara grande y Lot dijo, está bien, no hay problema, tu te vas por allí, yo me iré por el otro lado, y ¿Saben qué? Dios después bendijo a Abraham y le dio inclusive la misma tierra que Lot había escogido. Porque Lot se portó de una forma egoísta.

Entonces muchas veces tenemos que ser generosos y aún a veces sufrir agravio para que la bendición de Dios prevalezca en un hogar. A veces hay que callar un poco, pero cuando hay que hablar, cuando una situación necesita resolución, hable.

Y los que escuchan también escuchen con un espíritu de, ok, qué me está diciendo esa persona? Que tiene razón. Los Apóstoles escucharon a esta gente, hubo comunicación, hubo proceso muy importante. Y entonces los Apóstoles tomaron medidas correctivas. Sabe lo que hicieron? Eligieron personas capacitadas para atender el problema.

Otro elemento importante, la solución que ellos adoptaron obedecía a los valores de la iglesia, obedecían a los valores de la institución sobre la cual ellos presidían. Esa solución que ellos tomaron de escoger hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, estaba en alineamiento, estaba en sintonía con las prioridades espirituales de su iglesia en Jerusalén. Qué es lo que pasa? Que a veces nosotros resolvemos un problema pero no lo resolvemos conforme a los valores que nosotros consideramos importantes.

Por ejemplo, una iglesia viene una persona rara, diferente, viene una persona vestida de una manera diferente, o viene una persona que huele a alcohol, o una persona que tiene unos manerismos que no nos gustan, o un joven drogadicto, o vienen de momento muchos niños que hacen ruido en el ambiente, y qué pasa? La gente establecida en la iglesia, muchas veces, no siempre, aquí esto no pasa, pero se quejan y a veces hasta queremos sacar esos elementos de la vida de la iglesia porque queremos que la iglesia se mantenga siempre un dechado de virtudes, todo bien.

Qué pasa? Cuando una iglesia, por ejemplo, está haciendo evangelismo efectivo, llegan a la iglesia gente con todo tipo de pasados difíciles y diferentes, no convencionales, llegan parejas que no están casadas, están conviviendo simplemente en convivencia común, llegan personas que todavía no han sido tratadas por el Espíritu Santo, y si uno comienza a decir, bueno, no queremos a esa gente, y el pastor coge miedo y los saca del ambiente. O sí, se resolvió el problema, sacamos el elemento de incomodidad pero se violaron los principios de la iglesia. Qué tiene que hacer una iglesia? Ser abierta al extranjero.

Yo quiero que me iglesia se me complique con gente que no conoce al Señor y que viene a buscar de Dios aquí. Hermanos, de qué nos sirve una iglesia predecible y donde nadie tiene nada desarreglado. Eso quiere decir que no estamos haciendo evangelismo, porque si una iglesia está haciendo evangelismo siempre está viniendo gente nueva con problemas. Y ese es el valor, para mí, una iglesia si está cómoda no está haciendo el trabajo del Evangelio. Una iglesia tiene que tener siempre gente nueva viniendo, que los santurrones se retuerzan en su silla, pero amén, que sigan viniendo los inconversos. Hay que preservar los valores de una iglesia.

Hermanos, yo digo mire, una iglesia, perdone si me salgo un poquito del tema, no es salirse del tema, una iglesia es una espacio donde viene gente traído por el Espíritu Santo a ser tratados por Dios en diferentes maneras. Y el rol de los que dirigen espiritualmente es asegurarse que ese espacio se preste. Esa gente que viene algunos le tomará dos años, a otros tres años, a unos un mes para entrar un poco en la actitud conveniente a un cristiano. Si tratamos de apresurarlos, si los sacamos antes de tiempo, si confrontamos a veces las cosas demasiado tajantemente se nos rompen y se nos van, se nos rompen las redes.

Hay peces que si usted los jala demasiado rápido se le rompe la carnada y se llevan el barco y todo con usted. Un pastor tiene que ser sabio y entendido y resolver las complejidades de la vida eclesiástica congregacional con sabiduría y mantener una ecología muy compleja para que se resuelvan los problemas de la gente y entren a la similitud de Cristo Jesús.

Entonces, qué pasó? Cuando los Apóstoles escuchan que hay este problema, ellos dicen, ¿Saben qué? Vamos a resolverlo pero señores nosotros no podemos dejar la predicación de la palabra y el estudio del Evangelio y la oración, para nosotros ponernos a servir las mesas para asegurarnos de que no haya injusticia. Qué hicieron? Escogieron otras personas de la Congregación que tuvieran las cualidades adecuadas para que sirvieran a las mesas mientras ellos, los pastores principales, los Apóstoles, se preocupaban por predicar el Evangelio y velar por los intereses espirituales de la Congregación.

Que lindo esto hermanos! Una cosa bien importante, en una iglesia hay tantos talentos y tantos dones y cada uno puede hacer algo bello. Yo me gozo cuando sé que hay hermanos visitando las cárceles, visitando los hogares, visitando los hospitales, compartiendo con los hermanos cuando hay una pérdida. Los pastores no podemos estar haciéndolo todo.

Gloria a Dios, hermana, gracias por eso. Por lo menos una sola persona está de acuerdo conmigo. Cuando una iglesia crece ¿Saben qué? Todos tenemos que convertirnos en pastores y dadores unos de los otros. Yo les digo a los hermanos, mira, cuando tu vas a visitar una persona en el hospital ve en nombre de tu iglesia y de tus pastores, y dile yo estoy aquí representando el cuerpo de Jesucristo.

Desgraciadamente no podremos estar en todos los quinceañeros y todos los bailes de muñecas, y todos los bautismos de la gente, no damos a vasto. No, una iglesia debe estar llena de pastores, llena de consejeras, llena de directores de grupos de hogar, ungidos por el Espíritu Santo haciendo la obra del Señor y nosotros debemos aceptar que es así la complejidad de la vida de la iglesia por que el pastor no vaya a su cama de hospital no quiere decir que la presencia de Cristo no pueda ir a través de un hermano que le visita.

Y entonces tenemos que entender esa especialización en un sentido. Ahora, claro, nosotros tenemos que hacer nuestra parte también. Pero tenemos que ser tolerantes, no ponerle cargas indebidas a la gente que vela por la salud espiritual de la Congregación. Estos Apóstoles dijeron, vamos a resolver el problema pero vamos a resolverlo en una manera correcta y vamos a buscar gente que pueda preservar esos valores que queremos y vamos a ungirlos e imponerles manos y entonces que ellos vayan adelante.

Tenemos que entender cuáles son nuestras prioridades y ceñirnos a ellas. Por último, otra cosa que vemos aquí, los Apóstoles escogieron gente capacitada y establecieron claros requisitos para escogerla. Resulta interesante observar cuáles eran esos requisitos. Dice que tenían que ser gente llena del Espíritu Santo y de sabiduría. Hermano si tu quieres trabajar en las cosas del Señor llénate de la palabra de Dios, llénate del conocimiento, estudia, prepárate, pídele al Señor que prepare tu carácter. Yo me encanta ver gente preparándose.

Ayer mismo tuvimos un entrenamiento para líderes, 3 horas pasamos aquí entrenando a nuestros hermanos. Y yo estoy comprometido para que cuando haya una necesidad en la iglesia siempre haya gente capacitada, gente de carácter y gente que tenga el conocimiento de los principios básicos de la palabra de Dios. Hay discipulados que se están dando, hay clases de diferente tipo, toma tu clase, prepárate para servir al Señor. Eso es importante para que nuestra iglesia siempre tenga muchas manos como las de Cristo, muchos pies como los de Cristo, muchas voces que puedan aconsejar, que puedan predicar la palabra, que puedan enseñar a otros, que puedan atender a los niños. Cada día crecen las necesidades en esta iglesia y cada día vamos a necesitar más gente dándole al Señor de su tiempo, preparándose para servir al Señor.

Hermano, tu eres un elemento, un instrumento que Dios quiere usar para extender su gracia a alguien. Yo le pido al Señor que abra en nosotros una consciencia bien grande, bien grande de que cada cristiano, cada hijo de Dios es un evangelista, es un siervo, es un intercesor, puede ser un maestro, puede ser un salmista, puede ser un cuidador de niños, un maestro de jóvenes. Dios tiene un llamado para tu vida, Dios tiene un propósito para tu vida. Prepárate para servir al Señor.

Cuando tus pastores necesiten a alguien para enviarlo a un hospital, a una casa que tiene un problema matrimonial, a una escuela donde se necesita atender a jóvenes, que haya gente preparada, llena del Espíritu Santo y llena de sabiduría de Dios para atender esas cosas. Dios quiere una iglesia donde todos sean diáconos en un sentido.

Sabe de dónde viene la palabra diácono? Es del griego, diaconos quiere decir siervo o ministro. Y cada cristiano es un siervo de Dios. Dios quiere usarte, Dios quiere que tu seas un resolvedor de problemas por así decirlo. Las iglesias tienen problemas porque hay mucha gente que no está haciendo su parte, pero estamos comprometidos a preparar al pueblo de Dios para que puedan resolver problemas, puedan estar ahí donde se necesita.

Quiera el Señor, hermanos, que nosotros podamos ser siempre una iglesia de armonía, una iglesia donde los problemas se hablan, donde los problemas se ventilan, que seamos familias de comunicación saludable. Has un compromiso con Dios de ser un buen oidor y también de ser una persona que comunique la verdad en el amor de Jesucristo. No le temamos a los problemas. Le damos la bienvenida y resolvámoslos y Dios permitirá que a través de esa resolución vengan más bendiciones a nuestro hogar. Seamos gente de dinamismo, gente de proceso y seamos una iglesia de transparencia, de preferirnos unos a otros y de tratarnos con mucha, mucho respeto, mucho cuidado unos a otros.

Gracias al Señor por todo lo que él está haciendo y que continúen esas bendiciones cada día viniendo a nuestra Congregación. Así que, Padre, en esta tarde pedimos que tu espíritu, Señor, tu espíritu de armonía, tu espíritu de comunicación, Señor, y de resolución de problemas, sea una realidad en esta Congregación, tanto las familias como los ministerios de la iglesia, las células, los grupos familiares, cada ministerio, Señor, sea un lugar donde haya buena comunicación, haya transparencia, haya soluciones prácticas y concretas conforme a los valores del Evangelio, Padre. Donde haya respeto de la diversidad, Señor, y haya justicia en la manera en que nos tratamos unos a otros. Gracias por todo lo que tu nos has dado, Señor, a través de este hermoso servicio, y pedimos que sigas, Señor, manifestándose cada vez más, manifestándose cada vez más, Señor, en nuestras reuniones. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén, y amén.