Buscar el Reino de Dios y qué más?

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Hay algo que quiero testificar y lo comento en línea con toda esta temática que hemos estado hablando en los últimos miércoles, de verdad. Hay veces que yo no entiendo por qué el Señor me mueve a hablar del tema de la fe como lo he estado haciendo, pero por algo es. Y yo creo que en los tiempos en que nosotros vivimos, ahora más que nunca nosotros tenemos que fortalecer nuestro sentido de fe en nuestras vidas, nuestro sentido de creer en el Señor, en las promesas del Señor, y de creerle que él está activo en medio nuestro, de que él está haciendo cosas que si nosotros nos enfocamos demasiado en lo que tenemos de frente, nos vamos a perder de vista lo que verdaderamente Dios está haciendo y ahí es donde viene ese sentido de fe, el sentido de fe mira más allá de lo que nosotros tenemos por delante.

El sentido de fe que Dios ha puesto o en la convicción, esa convicción que pone en nosotros se va más allá de lo que yo puedo ver, de los problemas que yo puedo tener en mi vida, en mi familia, en mi cuerpo, sea como sea, cuando yo logro ver más allá yo tengo que reconocer que hay un Dios que es real, hay un Dios que está vivo, hay Dios que está en el cielo, y hay un Dios que tiene consideración de nosotros, no importando el punto en nuestras vidas donde nosotros nos encontremos, Dios tiene consideración de los suyos.

Miren, el viernes cuando estuvimos aquí en este de oración largo y esto es mí testimonio por así decirlo, ya eran como las 12 de la medianoche y yo me había dicho, pues, a las 12 de la medianoche me voy a ir porque el sábado yo tenía que ir Woodsturn a predicar en una actividad allá y tenía que ir temprano. So, yo me dije, bueno, pues ya cumplí aunque sea casi 10 horas de oración so, cumplí. Iba a ponchar y justamente cuando iba a ponchar voy caminando por allá detrás y el Apóstol que estaba aquí dirigiendo con el pastor Roberto el tiempo de oración, de repente me dijo, “Pastor, pastor, don’t leave.” Y yo como que, ay, y a mí que no me gusta que me pongan en el spot, pues, usted sabe la reacción. Es como que todos los ojos mirando para ahí atrás, yo como que… trágame tierra.

Pero el asunto fue que yo respondí y, de nuevo, yo estaba ya con mi mente que nos vamos, pero lo que caminé de allá atrás a aquí al frente fue como que mi mente de nuevo volví a caer en sintonía, porque yo sé de las cosas por las cuales yo he estado orando y más en ese día. Si les doy a conocer un poco de mí corazón, para que ustedes conozcan un poco del corazón de uno de sus pastores. Yo creo que yo he compartido esto muchas veces, o sea, el ministerio es algo bello, es algo precioso. Yo le doy gracias a Dios por haberme escogido para ser uno de sus ministros en este tiempo y en esta iglesia, pero asimismo como digo eso, yo también reconozco que el ministerio es bien drenante y hay veces que uno se dice, guau, Señor, si tu no haces algo yo creo que me caigo, algo va a pasar conmigo.

Y yo recuerdo que aún durante mis vacaciones que fue una semana antes de ese tiempo de oración, aunque yo les digo que no fue que saqué una hora completa para irme aparte y orar y conectarme con el séptimo cielo o algo así. Pero yo sé que en mi corazón yo, cada momento que venía ese sentimiento en mi corazón yo me decía, “Señor, por favor, recuerda que yo necesito que tu me hables, que tu me digas aunque sea algo, aunque sea una chispa, aunque sea un suspiro, pero que yo pueda saber que eres tu.”

Y pasé esa semana y obviamente uno cuando vuelve de vacaciones es como uno necesita más vacaciones de las vacaciones, para poder recaer otra vez en rutina. Pero obviamente eso no funciona. Pero fue una semana bien ajetreada en distintas cosas, y el viernes cuando estábamos aquí por la mañana cuando yo llegué, ese viernes en la mañana, la presencia del Señor estaba tan y tan fuerte aquí que yo recuerdo que yo me arrinconé en esa esquina, me metí detrás de esa bocina y yo me solté delante del Señor, y yo me digo, “Señor, I need something. Yo necesito algo de parte de ti.”

Y yo creo que el Señor empezó a hacer algo ahí en esa esquina conmigo. Yo no sé por qué pero hay algo aquí en esta esquina, aquí y aquí que siempre que yo me meto ahí, esas han sido las experiencias mías en estos 10 años. yo no sé si es que me estoy metiendo debajo de la paloma, yo no sé si es eso, pero en los 10 años que yo llevo aquí en la iglesia, mis hermanos, yo se los digo, hay algo en esa esquina que siempre que me meto ahí a orar, Dios me alcanza.

Hagan fila, cojan turna, esa es la esquina del pastor Omar ahora. Pero el asunto es que en la noche entonces este Apóstol me llama, que yo vengo caminando, y el pastor él sintió de parte del Señor darme una palabra también, pero cuando él me habló la voz de él tronó como… y no sé, hubo algo en mí que empezó a estremecerse cuando el pastor empezó a dar esa palabra sobre mi vida y yo me quedé como que, “Oh, Señor, espérate, esto yo no me lo estaba esperando.” Y me quedé ahí sentado como que patidifuso, yo no sé si ustedes entienden ese… okay, estaba tieso, vamos a decirlo así, embobado me quedé, embobado pero concentrado.

Sí, fíjate, tenía un poquito de paniqueo dentro de mí también. No lo voy a negar. Créeme cuando yo oigo una voz así que truena es como que… pero el asunto es que cuando se desató un tiempo de oración aquí y entonces este Apóstol me llamó y empieza a orar por mí, empieza a orar por mí en una forma que yo no me lo esperaba. Y empezaba a orar en línea concerniente a uno de mis roles aquí en la iglesia, y fue algo donde yo pude comprender como que, guau, Señor, esto sí que yo no me lo esperaba.

Había orado por eso, pero hace tiempo atrás. Pero la forma en que se dio la ministración, yo no me lo esperaba. Y para mí eso fue algo que afirmó mi fe, afirmó mi sentido de compromiso, de llamado con el Señor, y a la misma vez, mis hermanos, afirmó el mero hecho de yo poder saber que Dios está pendiente a las oraciones de sus hijos y de sus hijas.

Porque miren, aunque sean pensamientos que le crucen a uno por la cabeza, aún esos pensamientos, el Señor está pendiente de cada uno de ellos. Y cuando menos uno se lo espera, algo viene que es como que, oh, verdad es, si yo había orado por esto. O tal vez no había orado pero lo había pensado, y aún ese pensamiento como dice la Escritura, porque aún nuestros pensamientos Dios los conoce muy bien. no está la palabra en mi boca, y he aquí, oh Señor, tu la conoces.

So, esas palabras se confirmó a mí ahí en ese momento que estaba yo secando mis lágrimas, por así decirlo. Pero esto más bien lo digo, mis hermanos, para que todos podamos ser afirmados de que todas estas cosas que hemos estado hablando acerca de nuestra fe, mis hermanos, yo no lo estoy hablando por hablarlo, no lo estoy hablando por gastar saliva o algo así. No, mis hermanos, yo lo estoy hablando porque yo tengo una convicción bien cierta de que Dios está ahí escuchando y que Dios está dispuesto a responder a nuestras peticiones, pero y a la misma vez, cuando él responda, nosotros tenemos que tener la suficiente fe para responder a lo que Dios nos diga a nosotros.

O sea, no podemos orar solamente por el mero hecho como que, ah, Señor, sí, háblame, dime algo. Cuando esa revelación venga hay que estar listo, hay que estar lista para responder también. No nos podemos conformar solamente con el mero hecho de que ah, sí, Dios me habló, hizo algo. No, o sea, si Dios me habló, si Dios hizo algo, y ahora qué? Hay algo más que hay que hacer.

Así que yo les animo, mis hermanos, déjame hablar un poquito más de la fe. Porque esto vino del miércoles pasado. El miércoles pasado yo me inspiré por una pregunta que me hizo un hermano aquí en la iglesia, ese hermano no está aquí hoy, pero bueno, voy a seguir con este impulso.

Y este hermano el miércoles pasado cuando yo voy saliendo, me agarra y me hizo una pregunta que me cogió de sorpresa, válgame. Muchas sorpresas me están agarrando así en el momento. Y este hermano me preguntó lo siguiente: yo no sé si ustedes se recuerdan que el miércoles pasado, en un momento del mensaje que yo estaba hablando acerca de ese sentido de fe que por fe los héroes de la fe estaban buscando una tierra mejor, estaban buscando algo mejor. Y yo hice la conexión que así como ellos buscaban algo mejor, nosotros también obedecemos al llamado de Jesús de buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas nos serán añadidas.

El asunto fue que ese simple comentario captó la atención de este hombre y cuando voy saliendo el hombre me pregunta, “Pastor, qué significa buscar el Reino de Dios y su justicia?” Yo le hago la pregunta a ustedes ahora. Imagínense que yo soy un recién convertido y que no entiendo muy bien esos términos bíblicos religiosos que usamos a veces, yo les estoy preguntando, qué significa buscar el Reino de Dios y su justicia.

No me respondan. Solamente calcule esa pregunta ahí en su cabeza, en su corazón. Yo sé la respuesta y la voy a compartir. Lo primero que yo estaba pensando, mis hermanos, es que si usted ve la historia a lo largo de la historia de la humanidad, la humanidad se ha desarrollado basado en ideologías o perspectivas que han tenido la gente en distintos momentos a lo largo del mundo.

En la época de lo cavernícolas, de repente, no sé un cavernícola le dijo al otro, “Mira, hace frío,” parece que se molestaron o algo y empezaron a tirar piedras y las piedras sacó una chispa y de la chispa salió fuego. Tenían una idea, pensaban que la piedra era para romperle la cabeza al otro, pero cuando se la tiraron otra piedra, salió una chispa y la chispa produjo fuego. So, tuvieron otra idea. Aprendieron a usar el gaico lo más seguro.

En el 1490 y pico los reyes de España pensaban que el mundo era cuadrado, que la tierra era plana, que después de salir en el horizonte lo que había era un precipicio. Y este hombre tenía la idea de que no, hay algo más allá. Y ah, Cristóbal tu estás loco, chico. Se los voy a probar. Esta idea que yo tengo es real y allí se lanzó. Y por ahí en alguna en forma salimos nosotros.

Una ideología fue cambiada por otra. Este hombre creía de que la tierra no era plana, que había algo más allá después de esa línea. Y esa idea lo movió. Él lo creyó y lo movió.

Roma fue construida, cómo es que dice la frase? Ladrillo a ladrillo. Así fue construida Roma, porque alguien tuvo la idea de que un imperio grande se tenía que construir ladrillo a ladrillo, paso a paso, hombre a hombre, mujer a mujer. Y así lograron hacer uno de los imperios más grandes y más reconocidos en la historia del mundo.

Pero todo proviene de que alguien tenía una idea y esa idea la comunicaron en algún momento y alrededor tenía que haber personas para creer esa idea, para creerla, aceptarla y vivir de acuerdo a esa idea.

Hoy mismo, si yo les empiezo a hablar a ustedes, hermanos, tengo una idea y se las empiezo a vender de alguna forma u otra, los que crean en lo que yo estoy diciendo, van a adoptar esa idea y de alguna forma u otra se van a alinear a esa y van a vivir de acuerdo a esa idea.

Y si esa idea es buena o mala, yo se las puedo presentar lo más convincentemente posible para que ustedes la adopten y puedan vivir de acuerdo a ella. Y tal vez algunos de ustedes me van a creer y me van a seguir, como también puede haber otros de ustedes que digan, “Este pastor se fue algo en el coco así que siga con sus ideas por allá, por otro sitio.”

Cuando Jesús vino predicando y anunciando el Reino de Dios, Jesús vino trayendo una idea que era distinta, contraria a la ideología por la cual estaban viviendo los judíos en aquel momento. Así que imagínense ustedes, en aquel entonces cuando Jesús empieza su ministerio, él empieza predicando ‘arrepentíos porque el reino de los cielos está en medio de ustedes.’

Cuando él empieza a predicar así, la gente se queda como que, wow, espérate tu estás saliendo con una enseñanza totalmente distinta a la que nosotros hemos escuchado. Así que yo me pongo a pensar entonces, qué es el Reino de Dios, qué es el reino de los cielos, porque son una terminología que se intercala una con la otra.

Póngase a pensar usted, no sé cuántos de ustedes conocen historia medieval, algunos de ustedes conoce la historia medieval? O brincaron esa clase o se salían de esa clase o se quedaban dormidos en esa clase?

Déjeme ponérselo, yo iba a decir, en aquel entonces no había texto. Okay, no entendieron el chiste. En la época medieval no había textos, al menos textos como nosotros los tenemos hoy. Había sí textos escritos pero…

El asunto es este, yo tratando de ilustrar qué significa esto del Reino de Dios, o al menos tener una imagen clara en mí mente. Déjeme ponerlo de esta forma: cuántos de ustedes vieron la película de Braveheart, de Mel Gibson. Algunos han visto esa película? Yo sé que es larga pero muy buena. Es muy buena historia.

El asunto es que en esta película obviamente presentan a este personaje de William Wallace que poco a poco se va revelando en contra del poder que estaba establecido en aquel momento en Escocia. En aquel entonces en esa película lo que representa es un tipo de gobierno donde había un rey que tenía un dominio sobre todo un área y era un gobierno feudal, por así decirlo, que en distintas regiones tenían lo que se llamaban señores y esos señores estaban a cargo de dominar y gobernar sobre los distintos recintos o provincias que estaban asignados a ellos.

Entonces, nosotros como personas civiles que en aquel entonces se concebían como siervos, usted escogía dónde iba a vivir y entonces usted se tenía que someter al cuidado de ese señor que estaba a cargo de esa provincia. Ahora, el usted someterse al cuidad de ese señor significaba que usted también iba a adoptar los principios y los valores que regían a esa provincia.

Pero el asunto es que ese señor estaba sometido también a la autoridad del rey. Ahora, cuando yo pienso esto en la dinámica del Reino de Dios lo que yo pienso es en esto, y no se duerman, okay? Yo sé que esto puede sonar un poquito medio letárgico, pero piensen en esto. El Reino de Dios sí ejemplifica un tipo de gobierno que Jesús estaba presentando en la historia de la humanidad y era un tipo de gobierno donde aquellas personas que lo recibieran, que escucharan esa idea y que la creyeran, si querían vivir en ese Reino, se iban a tener que someter al cuidado de ese Rey, me siguen por dónde voy?

Ahora, ese gobierno del Reino de Dios no estamos hablando que es un gobierno geopolítico, o sea, no es algo que tiene que ver ocupar territorio y con tener políticos aquí tangibles, sino que más bien el Reino de los Cielos, el Reino de Dios es algo que se tiene que ver más en términos espirituales. Porque no es algo que se puede medir tangiblemente como que hay un presidente, y hay que elegir el presidente. No, no, no, así es como lo estaban viendo los discípulos. Pero eso no era el tipo de Reino que Jesús estaba hablando. El Reino que Jesús estaba hablando era un sistema totalmente nuevo. Era una ideología totalmente nueva a la cual la gente iba a tener que decidir vivir por ello o no.

Y aquí, mis hermanos, es donde yo veo que está ese elemento de fe. Porque así como Jesús se presentó enseñando esto también había otros rabinos y otros maestros en el área que enseñaban sus propias ideas y la gente las creía o no las creía. Pero lo que hizo la diferencia con Jesús es que había algo en él. Ahí es donde yo veo que una de las primeras cosas que hay que hacer es, ver si la persona que me está ofreciendo esa ideología tiene credibilidad o no. ahí es por donde la fe empieza a moverse de alguna forma u otra.

Esta persona que me está vendiendo este producto que promete que va a limpiar todas las cosas, desde la grasa de carro hasta el kétchup en una camisa, esa persona que me está vendiendo eso, ¿tiene credibilidad o no? no tiene credibilidad. Créanme que si la persona que lo está diciendo no tiene credibilidad, usted va a pasarle por encima a lo que le está diciendo.

Ahora, pero si esconde esa credibilidad detrás de una cara de ‘yo sé lo que te estoy diciendo’ pues, entonces uno tiene que ejercer un discernimiento aún mayor. Ahí es donde uno tiene que empezar a ver como quien dice, los frutos de la vida de esa persona. Y aquí es donde Jesús fue algo tan excepcional porque las palabra de Jesús, tras que venían llenas del poder del Espíritu Santo para traspasar a lo más profundo de los corazones, iban probadas también con actos.

O sea, Jesús no solamente se quedó en las palabras como muchos políticos hoy en día que hablamos, hablamos y hablamos solamente por coger votos pero a la hora de la acción es como que nada. O la acción que se logra es una acción más en favor de ellos que cualquier otra cosa.

Pero Jesús no fue así. Jesús mantuvo su credibilidad en que sus palabras no tan solamente eran efectivas, sino que también sus acciones las estaban respaldando todas y cada uno de ellas.

Miren, mis hermanos, donde yo veo que nuestra fe se basa en algo mucho mayor todavía. Si estamos buscando algo, estamos buscando como decía el miércoles pasado, una patria que es divina, una patria que es eterna. Estamos buscando el Reino de Dios que es algo que no se puede medir en términos físicos terrenales, pero que sí es algo que está ahí y es existente. Y en esa dirección es en la que nosotros vamos.

Ahora, pero buscar el Reino de Dios y qué más? Y su justicia, porque ese aspecto de justicia también es bien importante. Y es un aspecto de justicia que lo tenemos que aceptar también a través de la fe. Porque hoy día en términos de justicia cada cual lo jala como quien dice, para su lado. Cada cual quiere justicia a su propia forma.

Hernán me puede decir, “No, yo quiero que se me haga justicia.” Y entonces José sale y me dice, “No, no, yo quiero que se me haga justicia también.” Carmen me dice, “No, yo quiero que se me haga justicia.” Vanessa me dice, “”No, yo quiero que se me haga justicia.” Y entonces cuando vengo a ver tengo 75 perspectivas distintas de cómo hacer justicia y me voy a quedar, okay, pero entonces qué tipo de justicia vamos a llevar a cabo aquí?

Pero cuando estamos hablando de buscar el Reino de Dios y su justicia, ya ahí mi justicia se quedó a pique porque tengo que ajustarme a la justicia del Reino de Dios. ya no estamos hablando en que se me haga justicia de acuerdo a mis términos, estamos hablando de que se haga justicia de acuerdo a los términos de Dios.

Y aquí es donde las cosas se ponen mucho más interesantes todavía, mis hermanos, porque todos nosotros, y yo me voy atrever a decir eso, y si alguien se molesta, perdónenme, pero todos nosotros nos gusta jalar la soga para el lado de nosotros, a todos, nadie me venga a decir, ah, yo soy un santito, no, que la soga se vaya del lado del otro. Claro. Yo quiero ser como usted entonces.

En algún momento todos nosotros queremos jalar la soga para nuestro lado, que se haga justicia en el lado de nosotros. Pero cuando Jesús está diciendo este estilo de vida que yo les estoy pidiendo, que yo les estoy demostrando, que yo les estoy enseñando es algo mucho mayor. Porque si ustedes quieren vivir como sería los términos de un reino, si ustedes quieren vivir bajo la protección de ese Rey, si ustedes quieren vivir con el bienestar y la prosperidad de este Rey, si ustedes quieren experimentar todas las cosas buenas que este Rey te puede dar, te vas a tener que someter a los principios, los valores y las responsabilidades que ese Reino va a demandar de ti.

Si tu vas a venir a este Reino a imponer tu propia agenda, este no es el Reino del cual tienes que participar. Es bien interesante que Jesús, óigame, Jesús lo hizo tan y tan claro y puede sonar como palabras bien bonitas, bien domingueras, oh, buscar el Reino de Dios y su justicia, ah, y todo lo demás os será añadido.

Mire, no es tan bonito como usted se cree. Porque cuando ese Reino empieza a demandarle a usted, entonces es como que, pero yo no sabía eso. Yo no sabía que yo tenía que amar a mis enemigos. Yo estaba viviendo todavía bajo la ley de ojo por ojo y diente por diente. Me dan un puño y yo les doy dos. Ese no es el Reino de Dios.

El Reino de Dios es qué? Ah, te dieron una cachetada? Qué es lo que dice el texto? Ponle la otra cara para que te la aparejen con el otro lado. Ahora, el Evangelio según Omar Soto, lo que dice es que después de la segunda, tu sabes, pues ya ahora me toca a mí. No. eso es un libro apócrifo, por favor, no le hagan caso.

Miren, mis hermanos, déjeme resumir con esto, ya me pasé 5 minutos. Déjeme 3 minutos más. Déjeme resumir esto. Qué es buscar el Reino de Dios y su justicia? Esto lo que implica es el que yo me pueda someter, sujetar y dedicarme a conocer en su totalidad lo que es el Reino de Dios, su valores, sus principios, sus reglas, sus beneficios. Eso es lo que implica buscar el Reino de Dios.

Si usted estaba pensando buscar el Reino de Dios solamente por obtener los beneficios, se equivocó. Los beneficios no deben ser la motivación por la cual usted va a buscar el Reino de Dios. acuérdese lo que Jesús está diciendo, ‘busca el Reino de Dios y entonces estas cosas… poquito a poquito se te van a añadir, pero lo primero es que tu busques esto. Esta debe ser tu motivación. Esto debe ser tu impulso, tu ímpetu. Ahí es donde tiene que estar.

Qué es lo que significa esto? Implica, aquí yo menciono 3 cosas, implica, número 1, el que yo pueda promover ese Reino de Dios, que yo lo pueda promover, que yo pueda hablar de ese Reino también, porque me gusta tanto, me identifico tanto con ello que hablo de eso.

Implica el que yo pueda contribuir también al Reino de Dios. en la época medieval cuando un siervo decía, ‘yo quiero vivir bajo la cobertura de usted’. Ese siervo lo que estaba diciendo es, ‘estoy dispuesto a contribuir también a su reino, lo que usted necesite de mí.’ Sea que contribuya con aguacates, vianda, lo que sea, una cabra, un caballo, lo que sea, yo voy a contribuir eso al reino también.

En el caso nuestro, tal vez no vamos a venir aquí donde el pastor, ‘Pastor, mire, le voy a traer esta yuca, esta vianda para contribuir al reino. Si lo trae, hey, almuerzo, chévere. Pero me entienden? Estamos hablando del contexto aquí de hoy. Implica el que yo pueda contribuir al bienestar del Reino de Dios.

Y por último, hago énfasis en esto, mis hermanos, implica también el que yo pueda proteger el bienestar del Reino de Dios. y ahí me paro, mis hermanos, porque esto es algo bien delicado y bien serio. Porque el mero hecho de que yo estoy bajo la cobertura de un rey, no significa que yo me convierta en un instrumento para proteger la salud de ese reino también.

Hace poco estaba leyendo estas tarjetas devocionales de los 40 días de propósito de Rïck Warren, y me crucé con una tarjeta que cuando la agarré me cautivó tanto que la tengo aquí en mi Biblia guardada. Y esa tarjeta, miren lo que dice:

“Es mi responsabilidad proteger la unidad de mi iglesia.”

Yo creo que esta tarjeta llegó en un momento crucial en mi rol como pastor y en mi rol como un miembro más de esta iglesia. Esto fue hace un mes atrás que yo leí esta tarjeta. Y yo me digo, guau, Señor, pero esto es bien interesante, es mi responsabilidad proteger la unidad de mi iglesia.

Piense usted, aquí es donde usted está, piense usted en estas líneas, es mi responsabilidad, no es la responsabilidad del pastor Miranda, no es la responsabilidad del pastor Omar, ni del pastor Greg, ni del pastor Samuel, no es la responsabilidad de los diáconos, no es la responsabilidad de los líderes de ministerio, el líder de mí célula, no es la responsabilidad del líder de alabanza y oración es mí responsabilidad proteger la unidad de mi iglesia.

El verso bíblico que dice, Romanos 14:19, “Esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y la mutua edificación.” Eso es ser parte, eso es una parte de buscar el Reino de Dios. el yo poder buscar la paz y la unidad del Reino aquí donde Dios me ha puesto.

Así, mis hermanos, por fe no tan solamente estamos buscando algo mejor para nuestras vidas, sino que estamos buscando el Reino de Dios, porque a través de alcanzar el Reino de Dios nosotros entonces alcanzamos todo lo que Dios tiene para nosotros. Eso es lo que significa buscar el Reino de Dios. Buscar aquello que define el gobierno de Dios sobre el mundo entero y cómo yo me puedo integrar a eso y cómo yo lo hago entonces, eso va a ser la próxima parte donde entonces empiezo a hablar acerca de las bienaventuranzas. Porque Jesús lo menciona todo ahí.

Qué significa vivir en el Reino de Dios? está todo ahí. Lea la Biblia y conocerá. Vamos a ponernos de pie y vamos a orar, mis hermanos.

Dios mío te doy las gracias porque tu nos llamas a ser parte de tu Reino. Tu nos llamas a adoptar una vida totalmente distintas, tu nos llamas, Señor Jesús, a vivir bajo tu cobertura. Eso es lo que tu nos estabas ofreciendo cuando empezaste tu ministerio, lo que nos sigues ofreciendo ahora y por fe creemos que la consumación de este Reino se va a ver cuando tu vengas por tu iglesia una vez más y que todos podamos vivir juntos delante de la presencia de Dios, delante de tu presencia.

Que rico va a ser eso, Señor! Poder estar delante de tu presencia por toda una eternidad. Así que, Señor, en el entretiempo que estamos aquí, enséñanos a poder entender lo que significa buscar tu reino aquí en este tiempo, Señor, en esta tierra, en esta ciudad donde nos has puesto a vivir, con las personas que tenemos a nuestro alrededor, enséñanos a poder entender lo que significa buscar tu Reino y su justicia. Que nosotros podamos someternos por completo a esos principios, a esos valores que tu tienes sobre nuestras vidas y así entonces, como tu quieras, como tu determines, poder recibir las bendiciones que tu tienes para con nosotros, esas bendiciones abundantes, esas riquezas en gloria que tu tienes para nuestras vidas.

Señor, yo te pido que estas palabras fortalezcan los corazones de mis hermanos y hermanas en el caminar que ellos tienen contigo, Jesús, dirígeles, guárdales, protégelos, que ellos puedan llegar con bien hasta sus hogares, Señor, y que tu les des un descanso tranquillo, reparados, y que mañana si así tu lo permites podamos echarle mano a todo lo que pueda traer el día.

Te damos la gloria y la horna solo a ti. Llévanos con bien y en tu nombre Jesús oramos. Amén y amén.