En búsqueda de algo mejor

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Si se recuerdan, hace dos miércoles atrás, la última vez que compartí con ustedes, hablé acerca de esas 4 dimensiones, de cómo la fe, esa fe que nosotros tenemos tiene 4 vertientes, y una es la fe que nos mueve, que nos dirige a lo que es nuestra experiencia de salvación que es nuestra entrada a nuestra relación con el Señor a través de la persona de Jesús.

Esa misma fe también se define como lo que es la certeza de aquellas cosas que no se ven. Se recuerdan cuando leímos Hebreos 11. También está la fe como el don de fe que es cuando estamos hablando de una fe con hipertrofia, o una fe en esteroides por así decirlo, que es como cuando todo el mundo dice que no, aquí ya no hay salida, aquí se acabó esto. La fe, esa sobrenatural, ese don se activa y nos permite decir, no, Dios no ha terminado. Dios todavía tiene algo en medio de las cosas. Y nosotros nos lanzamos así.

Y también está la fe de acuerdo al fruto del espíritu que habla acerca de fidelidad, de cómo Dios a través de ese sentido de fe, nos da también a nosotros un sentido de ser fiel en lo que nosotros hacemos, de ser fiel en nuestra relación con él porque él se mantiene fiel a nosotros y también poder ser fieles los unos a los otros en nuestra relación como hermanos y hermanas en el Señor.

Pero hoy, quiero tirarme por una vertiente que está relacionada, pero diría yo que es paralelo porque me puse a leer ese pasaje de Hebreos 11 y yo estoy seguro que muchos de ustedes han leído este pasaje que habla acerca de los héroes o los patriarcas de la fe.

Así que vayan conmigo a Hebreos, Capítulo 11, vamos a leer algunos versos aquí, pero en sí como tal, me quiero enfocar en los versos del 13 al 16, Hebreos Capítulo 11, los versos del 13 al 16. Y a este mensaje le he puesto este título: “Fe en búsqueda de algo mejor”, apúntelo por ahí.

Yo creo que cuando nosotros vivimos por fe es porque esa fe nos está impulsando a buscar algo mejor, a alcanzar algo mejor. Porque definitivamente Dios no quiere que nosotros nos quedemos donde nosotros estamos. Dios quiere algo mejor para sus hijos e hijas. Podemos decir amén a eso, ¿verdad? Dios quiere algo mejor para nosotros.

Si Dios hubiese pensado de otra forma, pues yo creo que él ni hubiese enviado a su hijo Jesús a morir por nosotros, y nos hubiese dejado así tal y como estábamos. Pero desde los orígenes del mundo se puede ver que Dios tiene un deseo, un propósito con toda su creación, en especial con nosotros como seres humanos. Hebreos Capítulo 11, verso del 13 al 16, miren cómo dice:

“… Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo y creyéndolo y saludándolo y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque lo que estos dicen claramente dan a entender que buscan una patria, pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían el tiempo para volver, pero anhelaban una mejor…”

Óigame, me gusta esa frase. Podría decírselo usted a usted mismo, anhelaba algo mejor.

“…Esto es celestial, por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad…”

Que lindo es esto. Miren, este texto tal vez cuando uno lo empieza a leer, es como que, espérate pero aquí hay algo que no suena muy bueno. Porque empieza diciendo, “conforme a la fe murieron.” Es como que, okay, ya me lo tiró ahí, estas personas murieron, y no tan solamente murieron, sino que también dice, “todos estos sin haber, ¿qué? Recibido lo prometido.”

Tal vez usted está diciendo, pastor Omar, ¿qué mensaje de ánima usted va a sacar de aquí? por qué me empieza a decir que estas personas murieron sin haber recibido lo prometido?

De qué personas está hablando? Vamos a ver. Empieza en el verso 4 mencionando a uno de los primeros seres creados en la tierra, que fue Abel. Abel es el primero que menciona. Luego menciona a Enoc, en el verso 5, en el verso 7 menciona a Noé, y del verso 8 al 12 habla acerca de Abraham y Sara. Esos son los personajes de los cuales está hablando antes del verso 13.

Y lo que está diciendo el verso 13 es que esas personas murieron sin haber recibido lo que se les había prometido. Pero cuál fue esa promesa? Si nos recordamos la promesa que Dios les dio a ellos fue una tierra prometida y una descendencia, ¿qué? Tan numerosa que ni las estrellas del cielo las podían, como quien dice, tan numerosas como las estrellas del cielo y como los granos de arena del mar. Esa era la promesa, La Promesa, y lo voy a decir la Promesa, con P mayúscula, por así decirlo, que Dios le había dado a esas personas.

Pero miren qué interesante mis hermanos, porque si nosotros nos fuésemos a analizar las historias de cada una de estas personas, obviamente hay algunas historias aquí que son un poquito trágicas. Porque a Abel, qué le pasó? Fue le primer asesinato registrado en la historia de la humanidad. Valga. Pero sí se recuerda su persona como un hombre que de acuerdo a su fe la ofrenda que él trajo agradó a Dios. fue de los primeros que agradó a Dios. su fe lo que él estaba buscando, lo que estaba buscando era agradar a Dios y lo logró hacer.

So, al menos alcanzó parte de una promesa. Pero el resto de la promesa se le tronchó por el celo de su hermano. A Enoc, si no saben la historia, lean Génesis Capítulo 5, ahí es donde habla acerca de Enoc. Enoc, lo único que menciona la Biblia de Enoc fue que Enoc caminó con Dios por, ¿saben cuántos años? por 300 años. De verdad. De verdad, pastor Omar?

Bien que sí, y sigue caminando. Saben por qué? Es más, esto lo voy a leer para que vean que yo no lo estoy inventando. Miren lo que dice, Génesis Capítulo 5, el verso 21, dice:

“Vivió Enoc 65 años y engendró a Matusalén y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, 300 años y engendró hijos e hijas…”

Usted sabe lo que es caminar con Dios por 300 años? si caminara un día con Dios sería algo inolvidable. Imagínense 300 años.

Pero, dice “… y fueron todos los días de Enoc 365 años, y el verso 24 miren la clave aquí, caminó pues Enoc con Dios y desapareció porque se lo llevó…”

En otras palabras, lo que ese texto está diciendo es que Enoc fue una de las pocas personas que no experimentó la muerte. Como Elías arrebatado. Lo que pasa es que Elías se fue en una parranda, en una carroza de carros de fuego. Enoc, el caso de él que parpadeas y… se fue. Y en un abrir y cerrar de ojos se fue.

Miren que interesante que relacionado a Enoc hay un pasaje que nosotros lo conocemos que dice, “pero sin fe es imposible agradar a Dios porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que hay y que es galardonador de los que le temen.”

Ese pasaje nosotros lo usamos mucho, pero ese pasaje lo está diciendo en relación a la vida de Enoc. Porque Génesis lo único que dice es que él caminó con Dios. y qué significa eso que caminó en Dios? si caminó con Dios es porque creía que le hay, que hay un Dios. y a lo largo de esos 300 años, que algunos dicen que esos son números figurativos, simbólicos, pero sean 300 años o hubiesen sido 30 años, la cosa es que el hombre creía que había un Dios y en todo lo que hacía, lo hacía como si estuviera en relación con ese Dios.

Y Dios en su carácter, en su conducta fue galardonador de Enoc porque se llevó a vivir con él por toda una eternidad. 300 años no fue suficiente, le dio aún más. Ahí se mide ese sentido de fe de Enoc en el hecho de que él sí tenía fe porque sabía que había un Dios y estaba intencionalmente en relación con ese Dios, todos los días de su vida. Ahí se puede decir que ese hombre siguió una promesa y la recibió completa porque está con él.

Qué otro personaje nos habla? Noé. Qué pasó con Noé? Noé vio una promesa cumplirse. Cierto es, él fue salvado en el arca porque tuvo la fe de creerle a Dios cuando todos los demás estaban diciendo, “ay, muchacho, tu eres loco, esa es una llovizna nada más lo que está cayendo. No va a pasar nada.” Déjame salvar los que Dios me dijo y en este caso los animales fueron más importante que las personas, las únicas personas que se salvaron fueron la familia de Noé. Ahí se vio la fe de este hombre. Y Dios la recompensó.

Pero obviamente su vida llegó a un final. Estaba todavía una promesa aún mucho más grande, que esa promesa se le comunica entonces a Abrahán y a Sara y la promesa es de darle una descendencia numerosa.

Saben una cosa que a mí me interesa de todo este relato, y aún de los otros personajes que menciona este Capítulo 11, es que ninguna de estas personas eran perfectas. Todas estas personas tenían sus fallas. Y es bien interesante porque a Sara la están reconociendo como una mujer de fe cuando escuchó al ángel decir, “Y tu esposa va a concebir también” qué fue lo que ella hizo, “se tostó este ángel.” So, la primera que dudó a la palabra fue ella misma. Más sin embargo aquí la están identificando como una mujer de fe.

Mira esto, que interesante. Miren que interesante. Yo espero que usted esté siguiendo el hilo de por dónde yo voy porque aún después que ella recibió esa palabra, y que tenían una promesa de que Dios les iba a dar un hijo, ellos tomaron los asuntos en sus manos y decidieron hacerlo a su propia forma también, pero con todo eso hubo consecuencias. Pero a pesar de las consecuencias Dios mantuvo su lado del deal, como quien dice, su lado de pacto.

Pero con todo, estas personas fueron consideradas como patriarcas, héroes de la fe y los tenemos ahí como ejemplo. Y entonces nos cruzamos con estos versos que dicen, “hey, estas personas vivieron de acuerdo a la fe y murieron también de acuerdo a esa misma fe que ellos estaban profesando. Pero no recibieron lo prometido, sino que lo miraron de lejos, creyéndolo, saludándolo, confesando que estaban como extranjeros y peregrinos en la tierra.”

Que era lo que estaban buscando? el verso 14, qué dice que estaban buscando? ellos estaban buscando una patria. Cuántos tienen amor por su patria? Cuántos tienen amor por Santo Domingo? Cuántos tienes amor por Chile? Cuántos tienen amor por Colombia? Cuántos tienen amor por Guatemala? Por Puerto Rico? Amén. Por Cuba? Cuba la grande, Cuba la única. Venezuela y todos los demás países aquí representados.

Miren, uno ama esa patria, pero a mí me gusta esto, “buscaban un patria pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron ciertamente tenían el tiempo de volver.”

Que interesante esto, mis hermanos, que esa experiencia de fe tenía dos momentos donde estas personas fácilmente podían haber regresado por el mismo lugar que salieron. A quién les recuerda esto? Al pueblo de Israel cuando salieron de Egipto. Qué es lo que estaban diciendo una y otra vez, una y otra vez cuando se cruzaban con un problema, “Ay, Moisés, por qué nos sacaste de aquí? vamos a volver allá a Egipto.”

Y por estar pensando de esa forma, qué fue lo que pasó’? Dios usó 40 años para deshacerse de toda esa generación incrédula y terca que, a pesar de todos los milagros que Dios hizo, como quieran seguían pensando en volver y volver.

En vez de volver, pero miren cómo dice, “pero anhelaban una mejor, esto es celestial” De esa frase es de donde yo saqué el tema de este mensaje, una fe que busca algo mejor. Si yo preguntase qué tu estás buscando? qué tu me responderías? Si yo te pidiera a ti hoy en esta noche, a medida que tu estás aquí sentado, o que estás sentado en tu casa, frente a la computadora, donde sea que estés, si yo te preguntase, honestamente, qué tu estás buscando? cuál sería esa respuesta? Cuando venimos aquí a en esta iglesia, qué estamos buscando? cuando nos acercamos a un Dios que es todopoderoso, qué estamos buscando con acercarnos a él? Cuando nos unimos a una célula, qué estamos buscando? cuando oímos una palabra profética de que Dios va a bendecir a su pueblo con grandes cosas y escuchamos esa palabra y esa palabra nos anima, nos inspira, qué lo que verdaderamente estamos buscando?

Ciertamente estamos buscando bendición, pero ahora yo digo, estamos buscando por capricho, deseo personal o estamos buscando verdaderamente por fe? Y aquí es donde yo veo que hay una diferencia entre estas dos, porque todos nosotros tenemos nuestros caprichos, mis hermanos. Yo no lo voy a negar. Todos nosotros tenemos nuestros deseos personales, cosas que nosotros queremos alcanzar. El mismo salmo 90, a mí me encanta este salmo 90. El salmo 90 en el verso 17 dice, “sea la luz de Jehová, nuestro Dios, sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros, sí, afirma, sí la obra de nuestras manos confirma.”

Este verso lo que está diciendo es que, mira, Dios, hemos tenido años de tribulación, hemos tenido años de tristeza pero ahora queremos ir en esta dirección, tenemos estos planes de bien y queremos que tu luz alumbre sobre estas cosas, que tu nos concedas tu favor, que tu seas con nosotros y que lo podamos lograr. Eso es un deseo personal y se lo estamos presentando a Dios, y mire, Dios sin duda alguna va a permitir que algunos de tus deseos tu los puedas alcanzar.

Es como yo digo a veces, que Dios es un papá tan y tan consentido, hay veces que se pone como un padre consentido y nos concede a nosotros esos caprichos. Pero cuando esos caprichos están impulsados por deseos corrompidos, créame que no van a suceder.

Hay otro pasaje que puedo usar en Santiago Capítulo 4, versos 2 y 3 que dicen, “Codician y no tienen, matan y arden en envidia y no pueden alcanzar. Combaten y luchan pero no tienen lo que desean porque no piden y si piden no reciben porque piden mal gastar en sus propios deleites.”

Cuando nuestras intensiones están mal intencionadas créame que usted se puede gastar la saliva que usted tenga en su boca que Dios no le va a conceder lo que usted está pidiendo. Por más que usted ore, por más que usted ayune, Señor, ese convertible rojo el año, es el que yo quiero. Te voy a dar un Datsun del ’82, porque la razón por la cual me estás pidiendo el convertible no se ve muy bien.

Señor, la lotería. Señor, la lotería y el diezmo te lo voy a dar a ti, de esa lotería. El diezmo, deberías dar más del diezmo. Por qué estamos buscando? si nosotros buscamos entonces por fe, y aquí voy a ir resumiendo, si nosotros buscamos por fe, miren, debemos entender que nuestro alcance no se puede medir en términos de este mundo, sino más bien en términos celestiales.

Aunque nuestra fe en Dios produce resultados en nuestro tiempo terrenal, con todo debemos entender que aquello, aquella Promesa con P mayúscula, para lo cual nuestra fe en Dios nos impulsa es para encontrarnos con él. Esa Promesa a la cual Dios nos está llamando, miren lo que dice, en Hebreos 11, el último verso de ese Capítulo, el verso 39 y 40, miren lo que dice:

“Todos estos, todas las personas de las cuales está hablando este Capítulo, todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante de la fe… o sea que por eso es que se les está reconociendo porque tuvieron fe, a pesar de sus imperfecciones, fueron hombres y mujeres que tuvieron fe en Dios… no recibieron lo prometido… y usted va a decir, ah, caray, por qué no? qué es lo prometido?... proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros…”

Sabe lo que está hablando ahí en ese texto? Ese texto está hablando de la promesa que nosotros tenemos en el Señor Jesús de una vida eterna, reunidos eternamente con Dios. Ahí es donde se va a ver la perfección del pueblo de Cristo. Esa es la fe a la cual nosotros estamos apuntando.

Por eso es que nosotros somos peregrinos y extranjeros en esta tierra, porque aunque vivimos aquí nuestra verdadera residencia no está en Boston, Massachusetts, nuestra verdadera residencia no está en Randolph, nuestra verdadera residencia no está en Hyde Park o en Rosslindale, o en Revere o en Stoneham o en Medford, donde sea que usted viva, su verdadera residencia, nuestra verdadera residencia está en la dirección 777, calle de oro y mares de cristales. Dónde es eso? Enrique, explícame donde queda eso? Bien algo, allá arriba, ¿verdad? No hay cohete que llegue allá arriba.

Miren a dónde voy, mis hermanos. Ciertamente nosotros estamos buscando algo porque Dios quiere bendecirnos en este tiempo terrenal en el cual nosotros estamos. Dios quiere bendecirnos aquí en este tiempo actual. Dios quiere que tu lleves una vida plena, que tu lleves una vida abundante, que tu te puedas parar en medio de cualquier situación y poder decir, “Caramba, oye, estoy viviendo esto y esto y esto, pero guau, por dentro me siento, no se meta nadie conmigo, porque conmigo está el más grande de todos.”

Es como este sentido de certeza, de nuevo, de seguridad y no es seguridad en uno mismo, sino es seguridad en el hecho de que hay alguien mucho mayor que nosotros que está, como quien dice, dándonos su cobertura, dándonos su abrigo, su arrullo, su protección, su nutrición para que nosotros podamos llevar a cabo vidas que son plenas, que son abundantes, que mira, sí, tenemos nuestros achaques, tenemos nuestras situaciones, hay veces que nos las vemos bien difícil, hay veces que tenemos frustraciones, que tenemos decepciones, pero con todo y eso, esa fe sobrenatural, esa fe que es de otro mundo, esa fe que hay veces que se ponen esteroides, nos impulsa a nosotros y nos llena para nosotros poder, como quien dice, recalibrar nuestro sistema y seguir apuntando a aquellas cosas a las cuales Dios nos está llamando.

Por algo es que el Capítulo 12 nos dice, “Por tanto nosotros también teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, qué tenemos que hacer? Despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia y correr con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos nuestros ojos en…”

Hágale a Dios todo el mundo así, hey. I’m looking at you. “… Puestos nuestros ojos en Jesús.”

Qué es lo que dice después, “…el autor, el consumador, en él empieza, en él termina…” y si él está en medio de eso, miren mis hermanos, él es el que nos va a estar moviendo, que va a estar ahí, como quien dice, puyando, no te conformes con esto, sigue buscando más, siguen apuntando a más.

Ese es el Dios que cuando te dieron una mala nota, una mala calificación en High School y te frustraste y te dieron tu primera F a los que le dieron una F, uno dice, ay, ya aquí se acabó mi carrera. Y el Señor dice, no, ese no es el final de tu carrera, sigue buscando, sigue adelante. Que tal vez alguno de nosotros, nos dieron una enfermedad y como que, guau, espérate cómo yo voy a enfermarme con esto ahora? Y después de un tiempo, de repente, de la nada, vuelve Dios y empieza a puyar, hey, esto no ha terminado aquí.

Se te murió un ser querido y sufriste su partida, te dolió y le cuestionaste a Dios por qué y pasaste un tiempo de silencio, donde nada se sentía, las hojas de árboles no se movían y tu estabas ahí en una depresión total y de repente, de la nada, vuelve otra vez ese puyazo. Hey, esto no se ha acabado, sigue adelante. Todavía tengo algo contigo. Yo te estoy llamando a algo más.

Ese es Dios a través de su Hijo Jesús que nos impulsa, que nos mueve, que nos dice, mira, yo soy el que ha comenzado, yo soy el autor de lo que está sucediendo en tu vida. Yo soy el que te está impulsando. Si tu estás buscando algo es a mí que quien tu tienes que buscar. Sí, busca que yo te provea el dinero que necesitas para pagar tus deudas, busca que yo te de el amor que tu necesitas por tus hijos, por tu esposa, por tu esposo. Busca que yo te pueda proveer una buena casa. Busca el tu ser parte de una iglesia que te pueda nutrir, que te pueda enseñar. Busca el tu tener amigos, amigas a tu alrededor que te animen. Busca el tu tener un buen aire acondicionado en el verano y una buena calefacción en el invierno. Busca tener buena salud. Métete en un gimnasio. Busca lo que tu quieras buscar, pero sobre todas esas cosas, qué es lo que nos enseñó Jesús? Busca primeramente qué? Y todas esas demás cosas que yo mencioné?

Ven por qué fue que yo dije al principio que es algo tan básico, pero a la misma vez es tan profundo. Estamos buscando por la fe encontrarnos eternamente con el Señor. Ese es el llamado que Dios tiene sobre todos nosotros. Esa es la Promesa con P mayúscula a la cual él nos está llamando. La Promesa de una vida eterna. Hay promesa que Dios nos cumple aquí en nuestro tiempo porque Dios ha prometido bendecirte aquí y esas promesas él las va a cumplir. Él se va a mantener fiel aunque nosotros le demos la espalda, él se va a encargar de mantenerse fiel a su lado del trato.

Pero está esa Promesa que no se va a dar hasta el día en que él indique. Ahí es donde todos nosotros vamos a ser perfeccionados en conjunto con Abel, en conjunto con Noé, en conjunto con Enoc, y en conjunto con todos los demás que están ahí, con Sara, con Abraham, es más, ahí es donde nos vamos a encontrar con Sara y le vamos a decir, “Guau, Sara, tu sabes que a ti te denominaron como una mujer de fe aún cuando tu te habías mofado del ángel. Guau, muchacha, la verdad es que Dios te ama un montón, oíste.”

Ahí es donde le vamos a decir a Enoc, “Enoc, qué se sintió que estabas aquí parado en la tierra y te fuiste, qué se sintió?” Ahí es donde todos vamos a ser perfeccionados. Todos vamos a ser perfeccionados ahí. Es donde te vas a encontrar a aquel que te pisó los cayos hace mucho tiempo atrás. Lo vas a mirar cara a cara y le vas a decir, “Guau, la verdad es que Dios es grande, que Dios te trajo aquí al igual que me trajo a mí también. Míranos cómo somos. Estamos con la naturaleza que Dios intencionó desde el principio para nuestra vidas.”

Fe en búsqueda de algo mejor. Gracias te doy Señor Jesús porque tu eres el que pones esa fe en nosotros, Señor. Tu eres el que nos impulsa, tu eres el que nos animas a seguir, tu eres el que nos llena, el que nos enseña, Señor, tu eres el que nos corrige, tu eres el que te mantienes callado cuando hay que callar y el que nos habla cuando nos tienes que hablar. Tu eres el que nos acompaña a través de todos los altos y bajos de nuestra vida y eres el que nos llama a una vida eterna contigo.

Ahí es donde está fundada nuestra fe, Señor, si yo no tuviese esa promesa de vida eterna, yo no sería lo que soy ahora, pero porque tengo esa promesa por eso me mantengo firme, caminando, perseverando, Señor. Por eso es que todos estamos aquí a pesar de las distintas circunstancias que puedan venir, que traten de distraernos, de confundirnos del camino contigo, Jesús, con todo ponemos nuestra mirada en ti, Señor, porque eres el autor y el consumador de nuestra fe.

Tu eres el que trae a nuestra vida, Señor, todas aquellas cosas buenas y bellas que tu tienes para nosotros en tu riquezas, en gloria. Así que, Señor, mira a medida que seguimos meditando en este tema de la fe, usa estas palabras, Señor, para afincar esa fe en ti, Señor. No en ningún hombre, en ninguna mujer, en ninguna institución sino que nuestra fe siempre pueda permanecer en ti, Señor. A ti es quien seguimos, a ti es a quien buscamos, no es a nadie ni a nada más.

Así que, Señor, te damos las gracias por tu palabra, por tu fidelidad y por las promesas que tu tienes sobre nuestras vidas, las cuales nos impulsan a seguir adelante. Bendícenos, Señor, a medida que salimos de aquí de este lugar, Jesús, cúbrenos, protégenos en el camino, Señor, a los que vayamos a nuestros respectivos hogares. Sabemos que la lluvia está ahí afuera, gracias por la lluvia, que refresca el ambiente pero a la misma vez están sus peligros, así que por favor protégenos hasta llegar bien a nuestros hogares, Señor, y que tu nos des un descanso tranquilo, reparador, mi Dios, que esa cama, Señor, sean plumas de ángeles en las cuales reposemos para mañana recobrar fuerzas, energías y lograr hacer aquello que nos toca hacer.

Bástele a cada día su propio afán, pero por ahora nuestro afán es reposar en ti. Gracias te damos Jesús, bendecimos este tiempo. Gracias por cada uno de mis hermanos y hermanas, los que están aquí y los que nos ven por el internet y sobre cada uno de ellos yo declaro tu paz, tu amor, tu bien, tu fidelidad, tu misericordia y tu gracia y tu favor. En el nombre de Jesús. Amén. Amén. Gracias, Señor.