Cambiar los patrones de pensamiento

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Hechos, Capítulo 8. Vamos a continuar con el pasaje que comenzamos a discutir el domingo pasado. Había tantas cosas que se quedaron en el tintero que en realidad no puedo resistir la idea de quedarnos un poquito más de tiempo en ese Capítulo 8, que tiene tanto material bien importante para nuestra vida espiritual.

Miguel, por favor, nuestro caminar con el Señor, mucha enseñanza y muy positiva, muy importante que no podemos dejar pasar. A veces en el deseo de ir rápido perdemos la oportunidad de ser edificados por temas que son muy importantes para nuestro caminar cristiano y para conocer la palabra del Señor.

Yo espero que usted está tomando estas enseñanzas y la está meditando en su propio tiempo también, sobre todo para los nuevos creyentes que están apenas aprendiendo acerca de estos temas tan importantes y personajes, intervenciones. No hay un libro, yo creo, más importante en la Escritura que el libro de los Hechos, por muchas diferentes razones. Así que yo les animo a tomar bien en serio este tiempo de reflexión y continuar reflexionando en su propio tiempo allá en su casa acerca de estos pasajes y gravándolos en su corazón.

Vamos así rápidamente al Capítulo 8 de Hechos, versículo 18 al 25, y yo voy a hacer un brevísimo resumen para continuar entonces. Dice aquí que:

“…cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los Apóstoles se daba el Espíritu Santo les ofreció dinero…”

Ahora, déjeme ir un poquito hacia atrás, ya que quizás usted no estuvo la semana pasada o no recuerda quién es este Simón. Vaya conmigo al versículo 9 de ese mismo Capítulo, dice que cuando Felipe, el evangelista, va a Samaria, mucha gente se convierte y dice en el versículo 9 que:

“… había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad y había engañado a la gente de Samaria haciéndose pasar por algún grande, una gran persona, un gran personaje. A éste oían atentamente todos desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo “Este es el gran poder de Dios”, y le estaban atentos porque con sus artes mágicas, sus trucos, ponga allí, sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. Pero cuando creyeron a Felipe que anunciaba el Evangelio del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres…”

Note aquí algo interesante, esta gente se bautizaba enseguida que se convertía. Es un reto para muchos de nosotros que a veces pensamos que a la gente hay que… y yo creo que es bueno, no me malentiendan, instruirlos y voy a hablar un poquito acerca de eso también, y que pase mucho tiempo a veces antes de que se bauticen, hay que ponerlos a través del fuego y del agua para ver si son verdaderamente cristianos y se han convertido verdaderamente.

Muchas veces uno ve en el libro de los Hechos que la gente se convertía e inmediatamente los metían en el agua. Ahora, yo creo que lo importante en ese caso, es la sinceridad de corazón, la convicción. Muchas veces en nuestro tiempo hay gente que pasa al frente y hacen profesión de fe y no entienden lo que están haciendo. Y es bueno que la gente tenga consciencia y convicción y entendimiento y discernimiento acerca de qué es lo que hacen cuando entregan su vida a Jesucristo.

Pero yo creo que si una persona es sincera, convencida, clara en su entrega al Señor, yo diría lo mismo que le dijo Felipe al eunuco, de quien hablaremos quizás un poquito más adelante. Bueno, el eunuco dijo, “Aquí hay agua, qué impide que me bautices? Amén, para adelante vamos. Mete mano,” en la traducción Roberto Miranda. Entonces vemos aquí que mucha gente se convertía y enseguida los bautizaban, por si acaso, no sabe lo que va a pasar.

Entonces se bautizaba mucha gente dice el versículo 13, “…. Que también creyó Simón mismo…”

Subraye la palabra ‘creyó’ porque yo voy a volver a eso.

“… también creyó Simón mismo. Y habiéndose bautizado estaba siempre con Felipe y viendo las señales y grandes milagros que se hacían estaba boquiabierto, estaba atónito…”

Entonces ahora vamos al 18 donde dice que: “… cuando vio Simón…” ─ recuerden lo que decíamos que los samaritanos se habían convertido pero todavía no habían recibido el bautismo del Espíritu Santo y vino una comisión de los Apóstoles en Jerusalén, Pedro y Juan, el dúo dinámico, vinieron a orar por estos nuevos creyentes.

De paso, una pregunta aquí a los que estamos oyendo diferentes… fíjense que interesante que estos creyentes y el evangelista, y quizás otros cristianos que habían salido de la persecución de Jerusalén, que estaban en Samaria, esperaron a que vinieran los Apóstoles para imponer manos sobre los samaritanos.

Bueno, primero subrayamos el hecho de que según los discípulos y los Apóstoles no era suficiente simplemente que esta gente se convirtiera a Jesucristo, sino que ellos sabían que esta gente necesitaba como un sello, un imprimatur directamente de Dios, que era ese bautismo del Espíritu Santo.

Y de nuevo, como iglesia pentecostal, carismática que nosotros somos, nosotros creemos también, como decía el domingo pasado, que el creyente además de tener a Cristo en su corazón, necesita como esa activación de la presencia del Espíritu Santo en su vida. No hay palabra quizás que pueda expresar lo que es el bautismo del Espíritu Santo, sin hacerla problemática.

Pero las complejidades no las vamos a discutir ahora mismo, es importante que nosotros entendamos que como creyentes en la Escritura y el modelo escriturado es que esa experiencia, así como creemos que el bautismo en agua es una experiencia secundaria a la conversión, no salva, pero es importante, así también creemos que el bautismo del Espíritu Santo es una dotación de poder, de capacidad para servicio, para santidad, para activación de los dones de Dios en la vida del creyente, para vivir una vida verdaderamente sobrenatural. Y eso requiere una transacción, por así decirlo, de fe en la vida de ese hijo o hija de Dios.

Y yo animo al pueblo de Dios a buscar esa experiencia. Nosotros tratamos de facilitarla en muchas maneras aquí como Congregación, pero no tiene que ser necesariamente solamente que alguien venga y le imponga manos, hay muchas formas diferentes. No tiene que ser en un servicio formal de domingo, donde usted puede recibir y tener ese encuentro con Dios.

Una de las cosas que vemos en el libro de los Hechos es que hay una diversidad de experiencias.

Pedro ni siquiera había terminado los tres puntos y el poema de su sermón cuando cayó el Espíritu Santo y bautizó a él y a su familia. Así que Dios es soberanos y nosotros tenemos que abrirnos en esa manera. Pero sí es importante buscar eso.

Ahora, he hablado tanto que ya hasta se me olvidó qué es lo que iba a decir al respecto. Pero, lo importante es que Simón está allí entre ese grupo de personas, Simón cree…

Ah, sí, lo que iba a decir ya ahora me acordé. No me digan que es porque tengo 55 años porque a ustedes les pasa también… lo que quería resaltar es el hecho de que Simón recibe, cree en el Señor Jesucristo, es bautizado y sin embargo todavía hay una experiencia adicional en su vida que tiene que darse también. Hay un cambio en su vida, hay una transacción también que tiene que darse en su vida que es muy interesante. Así como esos discípulos tienen que recibir el bautismo del Espíritu Santo, Simón también tiene que experimentar, yo diría, no una segunda conversión, sino una transformación de su ser interior.

Vamos a ver por qué. Y esto es algo que nosotros también tenemos que buscar, así como buscamos el bautismo del Espíritu Santo en nuestra vida, nosotros también cuando entramos a los caminos del Señor, yo creo que eso es simplemente el comienzo de una larga jornada de experiencias. Y si nosotros nos quedamos solamente en eso de que… inclusive me convertí, recibí el bautismo del Espíritu Santo, ya todo está bien y nos quedamos allí, corremos el riesgo de estancarnos y perder la oportunidad de ir mucho más lejos como Dios quiere que vayamos.

Porque qué pasa? Mire aquí, que interesante, por eso es que yo no podía dejar este pasaje así por alto. Dice que:

“… cuando Simón vio que por la imposición de las manos de los Apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero…”

De paso, hay una palabra, por ejemplo en inglés simony, y en español es simonía, si no me equivoco, viene de este hombre, de Simón, y es la idea de sacar lucro, sacar provecho del Evangelio, usar el Evangelio para hacer dinero y para sacar dinero.

Entonces, Simón ve lo que está pasando, ve se le está imponiendo mano a los samaritanos. Ahora, es interesante esto también aquí, fíjense por qué Simón sabe que esto es algo milagroso? Algo pasaba, había alguna manifestación. Porque si hubiera sido simplemente que imponen manos, y se van ya para su casa como una forma ritual de hacer las cosas. Pero evidentemente algo pasaba en estos samaritanos. No decía exactamente que hablaban en lenguas, pero quizás había lágrimas, quizás había una infusión emocional del espíritu, quizás profetizaban y daban gloria a Dios. Pero había algo que este hombre veía que sucedía cuando los Apóstoles imponían manos sobre ellos.

Ahora, otra cosa que tenemos que ver aquí, es esto también, piense también en cómo se va desarrollando la identidad institucional de la iglesia en este tiempo. Que ese es uno de los temas del libro de los Hechos también. Vemos como que la iglesia es como mirar el cerebro de un bebé que va creciendo y haciéndose más complejo, con el paso de los Capítulos de este libro.

Yo creo que estamos viendo como la formación de la identidad teológica, institucional de la iglesia. Estos son pasajes preciosos porque evidentemente estos Apóstoles están imponiendo manos sobre esta gente. Ahora, yo creo que no necesariamente tenían que ser Apóstoles los que imponían manos. En el caso de Saulo, veremos más adelante, que Ananías, un simple creyente es enviado por Dios para imponer manos y yo creo que ahí comenzamos a ver el desarrollo de esta idea. Quizás estos creyentes pensaban que tenían que ser los Apóstoles, como pasa muchas veces ¿no?, solamente el pastor puede orar por los enfermos, solamente los ungidos, los que tienen un puesto misionero en la iglesia, que tienen un carné de misioneros pueden orar por los enfermos o las personas que están deprimidas y visitar a la gente en el hospital.

Hoy en día, nosotros sabemos que hay tal cosa como el sacerdocio de todo creyente, donde usted tiene toda la autoridad del Espíritu Santo en su vida. Usted también puede orar pero en este caso los Apóstoles oraban por esta gente y algo sucedía evidentemente. Simón se había convertido, había creído y cuando ve que esto sucede, quiere ofrecerle dinero para que le den el mismo poder que ellos tienen.

Dice, “… dadme también a mí este poder para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo, “tu dinero perezca contigo porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero”…”

Este Pedro no era fácil. Yo no sé cuántos de nosotros nos atreveríamos a reaccionar así de una manera tan vivaz. Una de las cosas también acerca del libro de los Hechos que a mí siempre me impacta es ese tono de seriedad que a veces tienen las cosas en el Evangelio.

Hoy en día en nuestra cultura hemos adoptado, yo entiendo bien, un tono como más relacional y cada día ves más y más en el mundo evangélico, en América, se habla de esta imagen simpática de la iglesia que tenemos que presentar para ganarnos a la gente. Y a veces eso llega hasta el punto de que sacrificamos puntos importantes de la enseñanza y la doctrina de la iglesia para no escandalizar a las personas cuando vienen a la iglesia. Quitamos la cruz del frente de la iglesia porque mucha gente se ofende por la cruz. Quitamos el nombre denominacional o nombres raros.

Yo recuerdo cuán difícil fue el nombre de León de Judá cuando Dios puso en mi corazón, porque claro, choca. León de Judá, qué es eso? Es un zoológico o qué? Y a veces dicen León de Judas, y Judas Iscariote o cuál Judas? Entonces, pero Dios puso eso en mi corazón. La verdad es que la Biblia tiene muchas cosas que son raras, con contracultura, son diferentes y si nosotros comenzamos a sanitizar o hacer una higiene cultural de los distintivos del Evangelio, óigame, nos quedaremos como Hare Krishna o yo no sé qué, pero perderemos…

Yo creo que hay un punto en que uno tiene que decir, no, esto es… que vengan ellos hacia nosotros, no nosotros hacia ellos. Que se conviertan ellos a ti y no tu a ellos. Ve? No es que vamos a hacer tampoco el Evangelio misterioso simplemente para hacer la vida difícil a la gente, para que entren. No. pero yo creo que también tenemos que tener en cuenta que en el Evangelio a veces hay que ser claro en las cosas. Yo he visto que cuando el Espíritu Santo remueve, hermanos, y cuando una persona tiene esa llenura del Espíritu Santo no le interesa necesariamente ser simpático. Es bueno ser simpático, claro que sí, pero a veces las cosas de Dios son asuntos de vida o muerte y hay que ser claros, y a veces hay confrontación que es necesaria.

Ahora, no le digo eso para una licencia para sea sangrigordo con la gente, yo sé que muchos dicen, ah, amén, yo sabía que yo tenía razón. Tampoco, no? pero hay veces que uno tiene que aclararle a la gente ciertas cosas. El Evangelio es santidad y la gente no puede hacer simplemente lo que le da la gana. El Evangelio es serio.

Mucha gente entra al Evangelio, por eso es que Simón me fascinó, y yo dije, guau, sería una gran injusticia si yo no hablara de este personaje. Yo lo encuentro fascinante. Simón es uno de los personajes más complejos y yo creo que nos dice muchas cosas acerca de la trayectoria del creyente en el Evangelio.

Entonces, Pedro lo confronta. Yo veo aquí como una confrontación de culturas y de mentalidades. Le voy a decir por qué en este caso. Y Pedro dice, el rayo te parta:

“…que tu crees que yo voy a dar por dinero, voy a dar los dones de Dios que se pueden comprar por dinero? No tienes tu parte ni suerte en este asunto porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete pues, de esta, tu maldad, y ruega a Dios y quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás…”

Yo creo que este hombre ya estaba tirado en el piso temblando y tenía un ataque al corazón casi.

“… Respondiendo entonces, Simón, el mago, dijo, Rogad vosotros por mí al Señor para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí…”

Que linda es la humildad. Bajó la guardia. Hombre sabio, si no era humilde por lo menos era sabio.

“… Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el Evangelio…”

Qué es lo que yo veo aquí, hermanos? De nuevo, fíjense por qué Simón para mí es importante? Porque yo veo aquí la necesidad de discipular a la gente, cuando entra a los caminos del Señor. La necesidad de mostrarles que las cosas en el Reino de Dios no se hacen como se hacen en el mundo de donde vienen. Cuando una persona cree en Cristo Jesús como Señor y salvador y acepta a Jesús, yo creo que inmediatamente, o antes inclusive, se da un choque de poderes, un choque de mentalidades, un choque de culturas, un choque de paradigmas o modelos de pensamiento. El mundo ve las cosas de una manera muy diferente a como las ve el Reino de Dios.

Por eso es que la Biblia habla de que “no os conforméis a esta cultura sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, de vuestro entendimiento…”

Metanoia, cambio de mente, cambio de manera de pensar. Cuando una persona pasa por la cortina invisible del Evangelio y recibe a Cristo como Señor y salvador, debe entender inmediatamente que está entrando a un universo totalmente diferente al universo que ocupaba antes. Hay cosas que antes a esa persona le parecían justas y no son necesariamente justas para Dios. Hay cosas que a esa persona le parecían éticas y ahora tendrá que verlas de una manera diferente. Hay libertades que esa persona se permitía que ahora no se puede permitir. Hay razonamientos que antes esta persona participaba en ellos y ahora tiene que cambiar. Tiene que tomar una cantidad de cosas, herramientas, recursos, formas de pensar y de computar la vida y ahora cuando pasa por ese atrio del Evangelio hay una cantidad… se inicia una carrera de transformación en su vida, cambio de mente, cambio de formas de pensar y de ver la vida.

Y desgraciadamente yo creo que la iglesia de Jesucristo no hace el trabajo que debiera hacer para hacer a cada persona que entra al Evangelio consciente de eso. Y yo creo que más que nunca en este tiempo de la historia en que el mundo se ha secularizado tanto, en que la razón humana ha tomado tanto control de la cultura y del ser humano, más que nunca el Evangelio hoy en día es contra cultura, el Evangelio es escandaloso, para usar una palabra bíblica, es el escándalo de la cruz de Jesucristo.

Y como en los tiempos, yo diría, de los griegos y los romanos en que también era una cultura pagana y tremendamente racional y humanista, hoy en día también, la gente va a entrar al Evangelio con una mente dañada, una mente corrupta, una mente torcida como habla el Apóstol Pablo en el libro de los Romanos, creo que es el Capítulo 2, como ellos no tomaron en cuenta Dios para darle la gloria que él se merecía, y lo convirtieron en objeto de adoración idólatra, cambiando su forma, en forma de animales y reptiles, y se involucraron en prácticas inmundas y aborrecibles para Dios, dice que Dios los entregó a una mente reprobada. Eso quiere decir, una mente fallida, una mente dañada, para hacer cosas que no convienen.

La mente del hombre sin Dios, la mente del hombre secular, la mente del hombre que no ha sido tocado por la presencia del Espíritu Santo, es una mente que es como una computadora que tiene un virus. Una computadora puede tener un virus y todavía hacer varias cosas bien hechas, el problema está en que ustedes no saben cuándo le va a salir como un garabato, una cantidad de cosas raras. Usted no se puede confiar a ella. Hace cosas muy buenas, pero también hace cosas terribles y usted no se puede confiar.

Y asimismo pasa con el hombre moderno, sin Dios, el hombre puede enviar gente a la luna, puede enviar gente a las profundidades del mar, puede explorar la naturaleza minúscula de la materia, pero también puede decidir cosas terribles, como matar millones de vidas en el vientre de una mujer porque ese es su territorio y ella tiene derecho a hacer lo que ella quiere porque ese es su solar, su patio, y por lo tanto puede hacer…. Razonamiento fallido.

Entonces, ese razonamiento fallido lleva a esa persona que dice, yo me puede deshacer de esa vida sin ningún tipo de recriminación de mi consciencia, pero pelear por un delfín que se muere allá en una playa o una ballena y gastar 10 millones de dólares para salvar esa ballena, porque hay que salvar las ballenas.

Entonces, es una mente reprobada, una mente fallida, una mente que computa en una forma rara y confusa. Entonces, cuando esa persona viene al Evangelio hay que comenzar a vestir y desvestir, hay que comenzar a elaborar una nueva forma de ver la vida. Y ese eres tu y soy yo porque aún cuando tu digas, bueno, yo nunca he sido un científico, un secular, un racionalista, un humanista, un comunista, nada de esas cosas, uno de izquierda, pero hay otras cosas en tu vida, hay sensualidad, hay egoísmo en todos nosotros, hay diferentes cosas, formas malas de tratar a la gente, manipulación, materialismo, amor al dinero, cantidad de cosas, rebeldía contra Dios, rencores que tenemos, hambre de poder y de dominio, rencor, una cantidad de cosas que nosotros tenemos, que traemos ese bagaje al mundo puro del Evangelio y Dios dice, ¿Saben qué? Puede pasar a mi reino, pero ahora se tiene que iniciar un proceso de transformación en tu vida. Cambio en tu vida, y tu y yo vamos a caminar este camino juntos y te va a tomar toda la vida pero yo voy a ir cambiando tu mente y voy a meter mis dedos, por así decirlo, vez tras vez en tu cerebro lleno de telarañas y las voy a sacar una a una hasta que yo te deje con la mente de mi Hijo Jesucristo.

En efecto, porque dice la Biblia, que tenemos la mente de Cristo, pero la tenemos yo creo que como una declaración de Dios, pero entonces nosotros tenemos que hacer esa mente de Cristo real y efectiva en nuestras vidas, aprender a pensar como Cristo, aprender a sentir como Cristo, aprender a aborrecer lo que Cristo aborrece, y a amar lo que Cristo ama, hablar como Cristo habla, tratar a la gente como Cristo la trata, sacrificarnos por los demás como Cristo se sacrificó por los demás.

Hay un cambio de mente. Ahora, usted dice, de dónde saca el pastor Miranda todo eso? Simón, el mago. A Simón, el mago, se le ha hecho una injusticia muy grande y es decir que él no se convirtió verdaderamente. De hecho, hay leyendas en los textos antiguos de que Simón, el mago, creó toda una religión falsa después de allí y que se opuso a los Apóstoles. Nada de eso tiene base bíblica ni aparentemente base en la historia, pero algunos creyentes creyeron como necesario crear todo esto. Porque la verdad es que es un mago, imagínense, solamente por eso era un ser un poco siniestro, no? Y es difícil creer que este hombre y por lo que su comportamiento, qué hace uno? No, este hombre, evidentemente no era un creyente, era un farsante, lo que quería era sacar dinero.

Y yo insisto, hermanos, es que por eso es que la iglesia de Jesucristo tiene que cambiar sus patrones de pensamiento también, hasta cierto punto, porque también tenemos interesantemente patrones mundanos de lo que es la santidad y la conversión, etc. Nosotros decimos que si una persona se convierte pues, hay gente que cree que bueno, ya, es un dechado de virtudes, ya debe hacer ciertas cosas, pensar en cierta manera, etc.

Yo creo que al pobre Simón se le ha hecho una injusticia, porque evidentemente el problema con Simón era que se convirtió, porque mire dice allí:

“…. Creyó, también creyó Simón mismo…”

La Biblia no matiza eso, él creyó también con lo demás que creyeron. Él creyó. Se bautizó, estaba atónito ante las cosas que se veían, pero cuál era el problema de Simón? El problema de Simón es que no se había dado un proceso de conversión interna, transformación de su mente, y desgraciadamente yo no veo en ninguna parte que a él lo tomaran y le dieran los 4 cursos de discipulado de León de Judá. Entonces, qué pasa? Este hombre se convierte, se mete de una vez… porque mire, lo que pasa es que Simón cree en Jesucristo pero su forma de pensar sigue siendo la misma de un empresario, un entrepeneur, un showman, un manipulador que está acostumbrado a salirse con la suya. Qué hace él? Cuando se convierte, dónde está el poder? Con los Apóstoles. Y qué hace un empresario y una agente diestra y sabia en el manejo de la gente? Métete con los que están en el poder. Entonces, él se pega a los Apóstoles, va con ellos dondequiera, él quiere estar donde se está moviendo la cosa, no? y está tratando de aprender. Por qué? Porque un mago dice, siempre hay un truco. Algo tiene que estar haciendo esta gente, le están metiendo una pastilla sin que se den cuenta, una inyección o lo que sea, pero algo está pasando aquí. él está computando la experiencia cristiana desde su forma de pensar. Él ha pasado toda una vida engañando a la gente, diseñando trucos tras bastidores. Él cree que todo se resuelve con dinero, está acostumbrado a ejercer influencia.

Entonces, claro, cuando él ve que está pasando esto, él está pensando como un mago, como una persona que hace trucos, como una persona que cree que todo se compra con dinero. Quizás él le compró algunos trucos a otros magos para que se los enseñaran a él y él entonces continuar con su repertorio. Entonces, él naturalmente yo podría decir casi como que “inocentemente”, ponga una comillas alrededor de esa palabra, va donde Pedro y le dice, hey, yo te puedo pagar para que me enseñes como se hace eso. Y se lo preguntó a la persona equivocada. Pedro le ladra y le dice, vete al infierno, cómo te atreves tu a pensar que las cosas de Dios se compran con dinero. Usted ve?

Entonces, el problema yo diría que no era Simón, yo creo que Simón creyó, pero necesitaba un cambio de mente, cambio de cultura. Pero yo creo que el pobre Simón hubiera necesitado alguien que le dijera, mira, eso no es así, vete al curso número 1 de León de Judá de discipulado para que te enseñen acerca de cómo es que se manejan las cosas en el Reino de Dios. No es por dinero, es por humildad, es por soberanía de Dios, es por pedirle al Señor, es por servir a otros, etc., etc. Es por amor. No es por la materia. El mundo lo hace así pero en el Evangelio no se hace de esa manera.

Entonces, mi punto es, hermanos, que la iglesia de Jesucristo cuando una persona se convierte y usted, si ha entrado recientemente a los caminos del Señor, yo le animo, le insto a que busque cómo conocer mejor la palabra de Dios, conocer más, cómo se hacen las cosas en el Reino de Dios. No se quede solamente viniendo a la iglesia, persignándose y yéndose a su casa. Ok, el pastor hizo lo que tenía que hacer, ya canté y ya di una moneda ahí en el cesto y ya me voy para mi casa. No, el Evangelio es terriblemente cuerpo a cuerpo, lucha interna, es sacrificio, es Dios, te toma su espada y te corta en veinte mil pedazos y te hace otra vez. Te mete por el trapiche como un pedazo de caña, te muele, y entonces te vuelve a rehacer. Eres una vasija de barro que Dios no le gusta cómo está, y la deshace como el alfarero o el barro y lo vuelve a formar como él quiere.

El Evangelio es tremendamente dinámico, mis hermanos. Yo creo que cuando un hombre o una mujer de Dios entiende eso, su vida cambia completamente. Porque la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a pensar que el Evangelio es simplemente esto, sentarse, venir a la iglesia, sentarnos allí los domingos, escuchar, dar diezmo. Todo es externo, artificial, religioso, pero cuando usted se le prende la bombilla y usted entiende que mire, cuando usted entra al Evangelio usted entra a la zona más peligrosa del universo. Dios lo va a tomar y posiblemente lo mate y lo vuelva a rehacer, sabe? Dios es siniestro. Y nosotros tenemos que estar dispuestos a entrar en esa zona riesgosa de la vida cristiana.

Si usted no está sufriendo y sangrando en el Evangelio, usted está en el lugar equivocado, sabe? Porque el Evangelio es tremendamente cuerpo a cuerpo, lucha de Dios con el hombre, la mujer para formarla, trabajarla, quitar todo lo que no es de Dios y dejar lo que es de él, lo que es de su reino.

Tu tienes que venir al Evangelio pensando, Señor, soy un niño torpe, tonto, y necesito que tu ahora me enseñes cómo hacer las cosas, porque mucha gente viene al Evangelio y enseguida quieren meterse, que los pongan a hacer algo, a dirigir, a cantar, son astutos. Unos los ve, los ojos le saltan, quieren cambiar, quieren cambiar las cosas, que se hagan las cosas como ellos quieren, meterse de una vez. Eso no es así. El Evangelio es muy diferente, es un proceso muy, muy diferente. Y hay cambios que tienen que darse en tu vida, en tu matrimonio, tu vida emocional, tus heridas del pasado, tus deformaciones del pasado, tus apetitos, tus ataduras, tus depresiones y ansiedades y afanes y obsesiones, resentimientos, cosas.

Tu mente es un enjambre de maldad. No te quiero deprimir, pero esa es la… gloria a Dios porque eso es simplemente un diagnóstico e inmediatamente Dios te dice, pero ¿Saben qué? Hay una cura para ti. Hay esperanza para ti.

Yo creo que nosotros debemos entender eso. Yo creo que no hay una posición más bella para un ser humano que reconocer, yo necesito que Dios me cambie y me transforme, porque ese es el momento que Dios está esperando para venir con todos sus recursos y comenzar a trabajar en tu vida y transformarte y llevarte a donde él te quiere llevar. Pero tu tienes que entender eso, que en el Evangelio no se puede vivir como se vive en el mundo.

Y quizás tu tengas 30 en el Evangelio y quizás hoy necesites escuchar, yo tengo que rendirle al Señor. Cambamos ‘Have your way in me’ ‘Haz lo que quieras de mí’. Y eso es real, cuando venimos tenemos que firmarle una nota en blanco al Señor y Dios va a decir, ¿Saben qué? No me gusta esa forma de tu ser. No me gusta esto, no me gusta lo otro, y Dios va a forjar todo un plan de tratamiento exclusivamente para ti. Te va a pasar a través de experiencias dolorosas. Te va a llevar donde tu no quieras ir, como le dijo el Señor Jesucristo a Pedro.

“Pedro, Pedro, cuando tu eras joven te vestías y te ceñías como tu querías, pero cuando seas viejo, te vestirá otro y te llevará por donde tu no quieres ir.”

Yo creo que esa es una imagen perfecta de lo que es la vida del discipulado, la vida de la formación cristiana. Es un proceso donde Dios te da cosas que tu no quieres y no te da cosas que tu quieres. Te lleva a lugares que te lleva pataleando yu protestando, y te sacas de otros donde tu darías la vida por quedarte un poco más, literalmente. Donde Dios se constituye en el soberano de tu vida, en el cirujano mental, emocional, espiritual que entra a cualquier región de tu ser que a él le de la gana y hace cosas allí que solo él sabe por qué las hace.

Y cuando entramos al Evangelio tenemos que entender eso, porque sino nos quedamos como Simón. La iglesia de Jesucristo está llena, inclusive de ministros y ministerios que dejan a la gente en la simonía, inclusive con el dinero, el poder, la manipulación, el control. Todas estas cosas, que son cosas del mundo, las hemos importado a la iglesia, y hay cantidad de gente que van a la iglesia para que Dios los bendiga, para tener un carro mejor, más nuevo, una casa mayor, una esposa bonita, o lo que sea, y porque le han dicho que ahí se hace eso. Brujería! Vienen a la iglesia a santería y brujería. La iglesia se ha convertido en un lugar de brujería, de magia y de santería, donde si la gente le da dinero a Dios, mete una palanca, como en uno de esos casinos, y le salen 4 limones y entonces sale una cantidad de dinero y se los puede llevar para su casa. Y nosotros participamos en esa magia, hermanos, cuando a la gente hay que decirles, no, ven a Cristo y quizás vas a perder tu casa, y tu salud y tu carro y entonces vas a ser salvo y vas a descubrir la vida eterna, y vas a ser feliz verdaderamente.

Es diferente la forma de ver las cosas, hermanos, muy diferente. Y la iglesia tiene que ayudar a la gente a entender eso. El Reino de Dios no es como el reino del mundo. Y no hay lugar más hermoso para un hijo, una hija de Dios que cuando nos sometemos a la mesa de operaciones de Dios. Bajamos la guardia y las manos, y decimos, ok, Señor, haz lo que quieras. Imponte sobre mi vida. Y el resto de mis días yo los viviré dejando que tu entres y salgas cuando a ti te de la gana. Tu eres el ingeniero de mi vida. Tu eres el divino arquitecto, tu eres el soberano. Y yo creo que lo que tu haces por definición es bueno, aunque a mí no me parezca que así sea.

Yo quiero creer que Simón se arrepintió y que llegó a ser un gran evangelista y quizás un maestro. Porque con esas dotes de mago que él tenía, hubiera sido un gran evangelista yo creo, sabe? Yo persisto en creer que Simón fue salvo, cogió su lección, no nos dicen qué pasó. Yo quiero ser optimista. Yo creo que hubo un sano arrepentimiento allí, de momento se dio cuenta, esto es diferente.

Ve? Lo que pasa, hermanos, es que nosotros estamos acostumbrados a un Evangelio estático. Ok, esto que él hizo es escandaloso. Pablo lo reprendió, eso quiere decir que no sirve este hombre, vamos a desecharlo. No. tenemos que ver el Evangelio de una manera… en el Evangelio la gente, mientras Dios los está tratando hacen cosas horrorosas, hacemos cosas horrorosas y escandalosas. El Evangelio es dinámico, el Evangelio es proceso.

En el caso de Ananías y Safira, yo personalmente, personalmente, creo que Ananías y Safira fueron salvos. Dios cuando los mató, no los condenó sino que los disciplinó. Tremenda disciplina, los mató, pero una disciplina de Dios. Porque yo creo que en el Evangelio las cosas no son negras o blancas, son grises a veces. Hay complejidades que nosotros no entendemos y una persona puede ser salva y amar a Dios terriblemente y también cometer graves errores en lo que Dios va discipulándolo y preparando. Mire a Pedro, mire a David, mire a Pablo, mire a los grandes héroes de la fe.

Entonces, tenemos que entender que entramos a un mundo dinámico, explosivo, substancias que se crean y se destruyen, emergen nuevas y diferentes. Esa es tu vida. Dios está trabajando contigo. Tu eres Simón, el mago. Yo soy Simón, el mago. Y estamos aprendiendo, cometeremos graves errores en el camino, pero tendremos un Dios misericordioso que nos dirá, no te preocupes, todavía estás en formación. Sigue adelante, yo estoy contigo hasta que Cristo sea formado en ti, hasta la imagen de Jesús sea actualizada en tu vida.

Bienvenido al taller de Dios. Gloria al nombre de Jesús. Vamos a bajar la cabeza un momentito, hermanos, y queremos aprovechar este momento para dar oportunidad a cualquier persona que esté aquí en este día, si tu nos estás visitando esta mañana y tu sientes el toque de Dios en tu vida a través de la música que se ha tocado, los coros que hemos cantado, la palabra que ha sido anunciada, o simplemente la dulce presencia de Dios y del Espíritu Santo en tu corazón mientras has estado en este lugar santo, dedicado a la adoración y la alabanza al Señor, y tu sientes que tu quieres iniciar ese mismo camino que inició Simón de descubrimiento de cosas nuevas y diferentes, y te quieres confiar a ese Dios misericordioso y de gracia, que dice, ¿Sabes qué? Ven conmigo y vamos a trabajar juntos. Yo te voy a tomar de la mano y te voy a llevar a través de un proceso y no hay fracaso posible, porque yo no te voy a dejar fracasar.

Así que si tu sientes un llamado de Dios en esta mañana a poner tu mano en la mano de Jesús, yo te invito a considerar eso y si Dios ha tocado tu vida y quieres levantar tu mano ahora mismo donde tu estás, yo quisiera orar por ti y decirte bienvenido al taller de Dios, bienvenido a la compañía de gente en formación, santos que estamos en el proceso de ser conformados a la imagen de Cristo Jesús.

Hay dos manos que se levantan allí. Alguien `más que quiera poner su mano en la mano del misericordioso discipulador que es Cristo Jesús. Otra mano allí se levanta. Alguien más? Es hermoso entrar en esa zona mágica del Evangelio. Dios te bendiga, aquí a mi izquierda también. Es una zona donde no hay pérdida, sabe? Es una zona como digo, peligrosa pero es una zona también de caballeros andantes y de dragones que vencemos con el poder la espada mágica de Dios. No hay fracaso en el Reino de Dios si nos mantenemos pegados al Señor.

Y yo te invito, quiero invitarte a que no pierdas esa oportunidad. Quiero invitarles a pasar por aquí. Podría usted pasar un momentito, y alguien acompañar a esos hermanos? Alguien que acompañe a mis hermanos y hermanas, y venga, queremos orar por usted en esta mañana, y entregarle a las misericordias de Dios, un Dios amante y amable. Gracias a Dios que Dios es más misericordioso que Pedro, sabe? Dios te ama y tiene propósitos buenos para tu vida y él no se va a escandalizar si tu de vez en cuando cometes un error, pecas contra él. Él te va a decir, ok, vamos a comenzar de nuevo, vamos a poner el disco otra vez desde el principio y vamos a seguir adelante. Dios te llama. Dios te está llamando y tu has dicho sí, y el Señor dice, si yo toco a la puerta y tu abres la puerta, yo voy a entrar, dice el Señor, no es quizás entre posiblemente. No, dice, yo entraré.

Si tu le has abierto tu puerta al Señor de tu vida, el Señor ahora mismo, créelo ya está dentro de ti, se está sentando en el trono de tu vida y ya está comenzando a tirar líneas eléctricas por todas las partes de tu ser y él va a enviar mensajes e impulsos transformadores a tu cerebro, a tu corazón, a tu cuerpo, a tus emociones, a todas las partes de tu ser. Él va a comenzar a transformar y re calibrar tu vida, porque eso es lo que él hace. Él se especializa en eso.

Y no entres al Evangelio simplemente para calentar una banca, entra al Evangelio para que Dios te transforme, te cambie y te haga nueva o nuevo, una criatura que brille como los ángeles brillan. Así que dile sí al Señor, dile sí, Señor. Entra a mi vida. Tu eres mi Señor y mi rey, mi dueño, tu controlarás mi vida. Yo te doy permiso. Haz como tu quieras de mi vida. Tu eres mi Dios, mi salvador, mis pecados perdonados por ti en la cruz del calvario.

Gracias por ser mi Dios y mi Señor. Te recibo y me entrego a ti en esta mañana, Señor Jesús. ¡Aleluya! Te bendigo. Padre, bendigo a mis hermanos y hermanas en el nombre de Jesús en esta mañana. Declaro sobre ellos gracia sobre gracia. Son preciosos delante de ti, cada uno de ellos, Señor. Son príncipes y princesas que valen la sangre del Hijo de Dios, y yo los bendigo en el nombre de Jesús y con tu espada, Señor, corto los amarres del diablo sobre sus vidas.

Satanás, te informamos, estas criaturas pertenecen al Cristo que las compró con su sangre. Y toda acusación queda neutralizada, todo cargo queda despedido de sus vidas y declaramos, Señor, nuevo territorio que se abre delante de ellos, aventuras que van a vivir contigo, Padre, bendiciones que van a experimentar en este camino nuevo y fascinante, que es el camino del Evangelio. Cambia sus mentes, Señor, cambia sus corazones, Padre. Lo sellamos y los atamos a tu misericordia y a tu fidelidad, Padre, y decimos que nada los arrebatará de tu mano, Señor, porque ellos serán más que vencedores en Cristo Jesús. Bendecimos sus vidas. Gracias, Padre, gracias, gracias, Señor, gracias porque lo has hecho conmigo, gracias porque lo harás con muchos más y gracias porque esto es real, Señor, es real. Bendecimos sus vidas y declaramos la unción de tu espíritu sobre ellos.

Recuerden, hermanos, ustedes entran ahora a una aventura con el Espíritu Santo también. Yo quiero pedirles, digan conmigo lo siguiente, repitan conmigo esto: Espíritu Santo te invito a entrar a mi vida, tomar control de mí y bautizarme, llenarme con tu presencia. Dile, lléname Espíritu Santo. Derrama tu unción sobre mi vida. Creo que tu eres real, espíritu de Dios, bautízame con tu fuego, bautízame con tu fuego. Gracias, Señor, gracias en el nombre de Jesús.