Buscar la armonía toca el corazón del Padre

TRANSCRIPT

Abramos la palabra a Mateo 18, comenzando con el versículo 18. Y mientras ustedes están buscando su Biblia, necesito por lo menos tres voluntarios con el mensaje esta noche, y básicamente su papel es leer esa palabra como un predicador pentecostal, que hay unos cuantos aquí, lo sé. Amén. Pues, necesito alguien que busque este texto. No se apure. Y a su tiempo debido le indicaré. Yo no dudo que habrá muchos amenes al leer esta porción bíblica de nuevo. Mateo 18, versículos 18 a 20 leen así.

“… De cierto os digo que todo lo que atáis en la tierra será atado en el cielo y todo lo que desatáis en la tierra será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo ─ digan de acuerdo ─ si dos de vosotros se pusieran de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieran, les será hecho por mi Padre que está en los cielos, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos…”

Mis hermanos, poderosa es esa promesa, ¿verdad? Pero hay algo muy importante que tenemos que tener delante de nosotros en que nos tenemos que fijar. Si es que queremos que esta promesa se cumpla lo tenemos que ver en su contexto. Y eso es lo que el Señor quiere que nosotros veamos.

Vean esto, mis hermanos, no sé si ustedes se dan cuenta pero esta promesa está encajada entre la receta que Dios nos dio, lo que nos dio el Señor para resolver conflictos entre hermanos. Lo que comienza con el versículo 15, el pastor Omar en su mensaje un par de domingos atrás, refirió a esta cuestión bíblica. Ustedes se acuerdan de ese texto? Cómo resolver conflictos dentro de la casa de Dios.

A propósito, si el Jesús lo está compartiendo como cualquier estudiante de mi clase de discipulado ha descubierto, es porque habrá conflictos dentro del cuerpo de Cristo, sucederán. Y esta promesa está encajada entre esa receta, esa fórmula que nos dejó el Señor para poder resolver nuestros conflictos, versículo 15 al versículo 17, y después sigue la parábola de los dos deudores.

Ven eso? La parábola de los deudores que fue inspirado, por cierto, por la pregunta del Apóstol Pedro, que aparte le pregunta al Señor, bueno Jesús, entonces cuántas veces debería yo perdonar a mi hermano? Siete veces. 70 veces siete, le dice el Señor. Entre esas dos porciones bíblicas se encuentra esta promesa.

Qué es lo que sacamos de esto? Primeramente, un aviso legal a todos ustedes. Sabe, muchas veces antes de un producto te van a contar algo, muchas veces los abogados requieren que haya un aviso. Aquí hay un aviso con este mensaje. Su Dios le ama. Hay una razón porque el Señor comparte esta palabra con nosotros. Él nos ama. Y el deseo del Padre es responder a nuestras oraciones, el deseo del Padre es que no haya nada que pueda obstaculizar su oración de ser contestado por un Dios santo que aún a pesar de nuestra falta de santidad, nos ama, aún por falible que somos, nos ama. Él quiere que nosotros tengamos este principio en mente. Y el corazón de esto es esto: queremos tocar el corazón de Dios.

Jesús sabe que queremos tocar el corazón de Dios. Él quiere compartir con nosotros precisamente la manera de tocar el corazón de Dios. Tu no estarías aquí si usted no desearía eso, ¿verdad? un miércoles en la noche, qué hace usted aquí? Si su deseo no es tocar el corazón de Dios. No sé de los domingos, pero los que aparecen en la casa de Dios un miércoles en la noche, es porque son parte de las tropas élites que desean tocar el corazón de Dios.

Pero sabe, aquí Jesús nos revela un principio insuperable del cielo, un principio inevitable del Reino de Dios, y es esto: si queremos tocar el corazón del Padre busquemos la armonía. Lo voy a repetir. Si queremos tocar el corazón del Padre busquemos la armonía.

Déjeme decirlo de otra forma. Si queremos tocar el corazón del Padre busquemos la armonía. Dije lo mismito pero lo dije de otra forma, tocándome la [inaudible] lo único que cambié. Tenemos que buscar la armonía.

Hermanos, poniéndonos de acuerdo digamos, la oración de acuerdo, Dios no busca una fórmula, a propósito, Dios no busca una fórmula, no es un mero círculo geográfico. Mi intención original de esta noche, pero el espíritu de Dios permitió esta cosa. Lo hemos hecho muchas veces aquí, orar en círculos, orar en cadenas, hacer cadenas de oración, uno tocando al otro de una manera simbólica lo hicimos en esta noche. Y llamamos eso en inglés, eso se llama the prayer of agreement, la oración de acuerdo. Cuando la hermana declara, esta es mi necesidad, y los dos o tres hermanos a su alrededor dice, amén, estamos de acuerdo y oramos con ella, llamamos eso la oración de acuerdo.

Pero sepan, mis hermanos, hay más detrás de eso. Y eso es lo que el Señor nos está tratando de decir. Eso es lindo, bello y lo tenemos que practicar, pero hay un corazón que el Señor está buscando detrás de esas palabras, y hay una actitud que el Señor está buscando detrás de esas palabras. Igual, tampoco orando dos o tres en una Congregación, si dos o tres están congregados en mi nombre, primeramente, mis hermanos, esto no es un quórum espiritual. Eso yo lo he oído, me crié en la iglesia, en iglesias de cuarenta, 30 hermanos, era muy frecuente, nosotros solíamos decir, bueno, llegó Samuel, llegó el hermano Perencejo, aquí estamos dos y tres, amén. Tenemos quórum, comencemos el culto.

No se habla de eso. Primeramente, meramente porque hay dos o tres personas… o, a propósito, usted bien sabe que si usted está aquí solito y tiene todo este santuario con capacidad de 600 almas para usted, y hay algunos hermanos aquí que han tenido ese privilegio, sepa mi hermano, usted solito aquí en este templo no crea que el espíritu de Dios no está aquí. Tal vez es hasta más palpable cuando usted está aquí solito con él.

Meramente porque estemos dos o tres juntos no quiere decir que estamos congregados. Uno puede estar ahorita en el verano visitando Faneuil Hall, o Quincy Market con su familia y pueden haber miles de personas allí. Eso no constituye una congregación. Meramente porque haya cientos de personas en un edificio, eso no lo hace una Congregación. Ni siquiera si están juntos con un solo propósito hace eso una Congregación. Caben 60000 en Faneuil Park y todos están ahí por un propósito, para ver a Big Papi darle duro a la bola, para ver que los Red Socks le den duro a los Yankees de nuevo, mis hermanos, de Nueva York les amamos aún. Créelo les amamos.

Pero ¿Saben qué? Esa noche en Faneuil no constituye una Congregación aunque estén miles juntos con un mismo propósito. Lo que mueve la mano del Señor es que esté esa gente junta aunque sean dos o tres en el nombre de Jesús. Pero mis hermanos, eso no es una fórmula tampoco. Porque Jesús dijo de nuevo, estamos recibiendo un reporte directamente del trono de Dios. Qué más quiere? Jesús acaba de llegar, lanzado como un reportero, un periodista del trono del Padre. Él no está diciendo, usted no tiene que adivinar, el Padre no está diciendo lo que él quiere y Jesús como le dijo a la mujer samaritana, mi Padre lo que busca son adoradores que lo adoren, cómo? En espíritu y en verdad. Y eso de congregarnos en el nombre de Jesús igual requiere un corazón, requiere que nos reunamos en espíritu y en verdad. y eso quiere decir ciertas cosas.

Primeramente, el Señor busca una armonía. Ahora, cómo se ve eso? Es constante parte de esto, es como Congregación y eso es difícil como Congregación. Por eso es que no toda Congregación logra esto. El deseo de nuestro pastor principal, el pastor Roberto, es que nosotros lleguemos a la altura de esto. Están listos, hermanos? Porque esto requiere trabajo, esto requiere constante trabajo, esto requiere vigilancia de nuestra parte, que el Señor haga milagros aquí, que se mueva la mano de Dios, que se desate una unción sobre este lugar que se esparce como rayos en medio de las tinieblas, y que Boston caiga a las rodillas de un Cristo vivo. Queremos eso. Queremos eso pero requiere trabajo, requiere vigilancia, un ambiente donde nos preguntamos, se sentiría el espíritu de Dios, de un Dios santo cómodo aquí?

Viendo nuestros corazón y midiendo nuestras aptitudes los unos a los otros, se sentiría él cómodo aquí? queremos un lugar a donde se prefieren los unos a los otros, fíjate. Un ambiente así es un tal vez un índice que la gente se prefieren los unos a los otros, un ambiente así se conoce por la ausencia de rencor, discordia, chismes, la desmoralización de otros y sus corazones, una conciencia de los débiles en la fe de aquellos que llegan atados.

Mis hermanos, un ambiente libre de gente en autoridad, enseñoreándose sobre aquellos que ellos dirigen. Y también aquellos que sirven, aman, oran a favor de, levantan las manos y hacen lo posible de complementar las faltas de aquellos en liderazgo, especialmente los pastores.

Hermanos, esto no es fácil. Lograr un ambiente así no es fácil. Pero mis hermanos, por eso es que el Apóstol Pablo declara, él escribe:

“… Yo pues, preso en el Señor os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándonos con paciencia, soportándonos los unos a los otros en amor, solícitos ─ solícitos quiere decir activamente vigilando por el otro, el uno al otro. Solícito es una actitud activa e intencional en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. En otras palabras, santidad.

Saben, la santidad no es meramente vertical. El Señor requiere eso de nosotros. Los ángeles me van a guardar, aquí se va a cumplir la promesa. Si tropiezo, pum, ahí está el ángel. La cámara solamente va de aquí a allá. Amén.

Qué quiere decir eso? Santidad. Santidad no es meramente proteger nuestros corazones de la vista de un Dios santo, esperamos que nosotros estemos andando así. Sabe, nuestros corazones están abiertos a Dios. el Señor ve la desnudez de nuestro corazón. Si usted sabe eso, espero que usted esté diciendo, uups, entonces si es así déjeme arreglarme un poco. Si el Señor me está mirando es mejor que me arregle un jean, si estoy delante de su presencia. Pero santidad también es horizontal. Se habla de nuestra manera de nosotros tratar el uno al otro, y mis hermanos, yo les dejo, con por lo menos estos dos ejemplos.

A propósito, esto no es el único en la Escritura a donde se ven estas promesas. La palabra está minada de este principio. Los Evangelios, las cartas de Pablo, las cartas de Pedro, las cartas de Juan, el libro de Apocalipsis, todo habla de este principio. Tomamos esto en serio, cuántos quieren tomar esto en serio y que este lugar sea un lugar así?

Número 1, guardémonos de esto: rencores y raíces de amargura. Quién es el predicador que tiene Mateo 5 de 22 a 24? Amén, mi hermana. Por favor alto.

“…Pero yo os digo, que cualquiera que se enoje contra su hermano será culpable de juicio y cualquiera que diga necio a su hermano, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga fatuo quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto si traes tu ofrenda al altar y allí te acordarás de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y anda. Reconcíliate primero con tu hermano y entonces ven y presenta tu ofrenda…”

Primeramente, mis hermanos, a propósito, si eso no le asustó a usted, no lo entendiste. Si eso no le asustó, no lo entendiste. Saben lo que es cualquiera que le diga a su hermano fatuo, cualquiera que se crió en la casa de Samuel y Carlos y Raquel, Dios mío, cuántos de ustedes tuvieron hermanos? Cuántos le jalaron el pelo a su hermano? Ahora, cuántos de ustedes ahora están temblando delante de la presencia de un Dios vivo?

Gracias a Dios tenemos un Dios de misericordia y de gracia, pero si a él le dieron como el juez la ganas de tirarnos el libro, ese juez santo a dónde terminaríamos? No en un lugar bueno. Sabiendo que estamos delante de un Dios poderoso que ha tenido, me ha perdonado, tal vez le ha perdonado dos o tres a usted, así. Qué dice la palabra? Usted viene con su ofrenda y su ofrenda puede ser cualquier cosa, lo que usted trajo a la casa de Dios, su adoración, su petición, su servicio, si usted sirve aquí en alguna capacidad. El Señor le dice, mira, hijo, guarda eso por un momento. Esto está bloqueando, obstaculizando, está prohibiendo que mi gracia fluya a usted de la manera que yo deseo que fluya.

Señor, yo no le hice nada a esa hermana o ese hermano. Qué dice la palabra? Si tu ofendiste a tu hermano… por tanto si allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, usted busca la armonía. Rencores. Mis hermanos, usted tal vez está buscando hasta donde está llegando esto, pastor Samuel. Usted tal vez… hay muchas cosas que tal vez queremos que el Señor remueva de nuestras vidas, hay muchas cosas que deseamos que el Señor haga en nuestras vidas, y no vemos por qué es, y a la vez, hay cosas que tal vez usted está cargando, hay algunos de nosotros… hay rencores pequeños, esto tráelo al Señor porque le va a dar al Señor igual. Como aquellos, mira, han pasado 5, 10, 15 años y usted sigue con ese hermano, esa hermana, o ese padre que acaba de fallecer, lo que sea, todavía encerrado en un aula, en el sótano de su corazón ofendiendo al Señor y envenenando tu corazón, envenenándolo.

Y hermanos, I’m sorry, usted llega aquí… es imposible, no lo intentes, amad a su hermano y negarle el saludo, negarle el ojo. Eso no es de Dios. Y sabes por qué lo estoy diciendo tan fuerte? Afecta la Congregación y nuestro anhelo de congregarnos en el nombre de Jesús. Eso es una comunidad, sea de nuestra Congregación León de Judá o no, es el cuerpo de Cristo. Dejemos estos rencores.

Segundo, abuso de autoridad y con esto también incluyo desarmonía en el hogar. Yo creo que alguien tiene Mateo 6, 14 a 14 ¿verdad? por favor mi hermana.

“…Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial, más si no perdonáis a los hombres sus ofensas tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas…”

Ese es el próximo Capítulo, parte del mismo mensaje, el sermón del monte. El Señor, si no lo creíste, en el Capítulo 5, créelo en el Capítulo 6, él lo está diciendo de nuevo. Te quiero perdonar. Quiero remover esta piedra del camino. Lo único que te pido que de la misma manera en que tu deseas mi perdón, como la parábola del deudor, usted me debe unos cuantos cuartos, millones y millones. Págale los 50 centavos que usted le debe a esa persona, perdóneselo, déjalo borrar.

Primera de Pedro, 3:7, por favor.

“…Vosotros maridos igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vasos más frágiles y como a coherederas de la gracia de la vida para que vuestras oraciones no tengan estorbo…”

Por casualidad ese texto le tocó a un esposo. No fue a propósito. Por casualidad le tocó a un esposo, pero muy adecuadamente. Y aquí, esposos, al que le cabe el zapato calcémoslo.

Miren lo interesante de esto. El Señor le está diciendo a través del Apóstol Pablo, sabe, ama a sus esposas, como él lo declara en Efesios, como él lo declara en Colosenses. Pero aquí el Apóstol Pedro está añadiendo una verdad que nos debe estremecer.

Hermanos, ame a su esposa. Para qué? Hay un para qué muy interesante. Para que vuestras oraciones no tengan estorbo. Qué quiere decir esto? Al Señor le importa la manera en que nosotros nos tratamos los unos a los otros. Al Señor le importa si el esposo abusa su autoridad. Al Señor le importa si los hijos dejan de respetar a sus padres o a gente en autoridad. Una y otra vez el Señor lo dice, esto no nos debe sorprender, es parte de los 10 mandamientos. El Señor, de nuevo, él lo repite, es una verdad central.

Saben hace poco en el centro de recursos académicos… y tal vez usted no sabe ni siquiera dónde comenzar. Comience con su propia vida y su propio universo. Comience con sus padres. Comience con sus esposos, su esposa. Comience con sus niños. Comience con su jefe. Comience con su supervisor. Comience con aquellos que trabajan con usted. Yo tuve que comenzar en el centro de recursos académicos, un experimento. Y hace poco nosotros quisimos llegar a otro nivel. Lo primero que hicimos fue orar todos los días, orábamos una vez a la semana. Ahora oramos aunque sea 5 minutos todos los días. y el Señor nos mostró esto, que teníamos que tener una política de cero tolerancia a la injusticia, y de enseñorear los unos a los otros.

Hemos visto como la gracia de Dios se ha abierto en ese lugar. Nos falta mucho, pero comience allí. Pongámonos de pie, mis hermanos. Queremos que la gracia de Dios fluya libremente.

Mis hermanos, en esto usted tiene mucha autoridad. Sabe, dicen que cada miembro de una iglesia es importante y ahora ustedes están viendo lo importante que es cada corazón y cada miembro. Esto es un cuerpo. Todos dependemos de los otros. Y vamos a traer nuestros corazones delante del Señor.

Y pido que los… praise God, nos acompañen. Vamos a traer nuestros corazones y pido que la hermana Vivi me acompañe un momento. Vamos delante de la presencia del Señor.

Señor, examina nuestros corazones eso es lo que queremos. Examina nuestros corazones. Examina nuestras actitudes. Señor, hay tanto que queremos de ti, tanto que queremos ver que tu hagas, tantos anhelos, deseamos tocar nuestro corazón con nuestras oraciones y no queremos que nada empobrezca tu imagen en nosotros.

Mis hermanos, si hay alguien que usted tiene que perdonar, dele su ofrenda al altar y ahora en su corazón pídale al Señor una oportunidad para reconciliación. Tal vez es tan y tan pero tan enterrado en su corazón que requiere que el Espíritu Santo lo mime y lo saque de allí, de donde usted ha enterrado esta cosa. No estoy hablando de memorias reprimidas o algo de Freud, estoy hablando de simples rencores que se han dejado sin resolver y está envenenando tu vida, la armonía en tu hogar, está envenenando las aguas de tus oraciones. Pídele al Señor una reconciliación, dame una oportunidad, Jesús, dame una oportunidad de arreglar esta cuenta.

Señor, te prometo tu abre esa puerta, dame la puerta, dame las palabras, Señor, al marcar yo el número que tu me des las palabras, al llamar a mi hermano, a llamar a mi hermana, a llamar a mi tío, a llamar a mi primo, a llamar a mi padre, Señor, dame esas palabras para resolver esto y enterrar esto ya de una vez.

Señor, si he usado la autoridad de una manera, si yo he tratado a otros como yo no quisiera que tu me trataras a mí, Jesús, perdóname. Si yo no he tratado a aquellos que tu has puesto en autoridad sobre mí de la manera que yo debería tratar a un padre, una madre, perdóname, Señor. Lo hago por ti, por tu nombre. Señor lo hacemos por tu nombre, porque queremos que tu nombre, que nada aquí empobrezca tu nombre.

Queremos ver proezas y queremos ser ese tipo de Congregación a donde tu nombre es glorificado, en el nombre de Jesús. Amén. Señor, y de esta manera nos preparamos, Señor, de apartarnos no de tu presencia sino de este lugar. Queremos que dondequiera que nosotros entremos tu armonía reine y si todo es caos, por llegar un hijo de Dios, ya llegó la armonía por la gloria del Señor lo pedimos. Amén.

Es más, mis hermanos, salude a dos o tres alrededor de ellos, el saludo más dominicano, más colombiano, más boricua, más venezolano que tu le sabes dar a alguien, la sonrisa más mona que tu le puedas dar a alguien, désela. El abrazo, oh my brother! God bless you. Amen.