Unida y armonía

21 de marzo del 2011 - Por Fanny Rodríguez

 

“Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.” Juan 17:11

Las enseñanzas de un padre perduran en la vida de sus hijos dejando una huella que ni el tiempo ni las condiciones de cambios en la vida borran. Quiero compartir una enseñanza que nos dio mi padre en un tiempo de enfermedad del cual él sabía que sería llevado a la presencia del Señor. El anhelo de el fue establecer unidad y armonía entre nosotros como hermanos.

Crecí en un hogar con tres hermanas y un hermano. Como ustedes saben donde hay tantos niños no faltan los conflictos por juguetes o por cualquier situación. Mis padres nos compraban a todas nosotras muñecas o juguetes para que no tuviéramos pequeñas peleas, claro que a mi hermano también le compraban carritos o juguetes. Además cuando se trataba de ropa nos compraban vestidos a todas, zapatos medias etc. a menos que fuera un cumpleaños lo cual explicaba un día especial para cada uno de nosotros. En tiempos de pequeños disgustos, nos enseñaban y ayudaban a reconciliarnos y terminábamos abrazándonos y jugando otra vez. Ya siendo todos mayores en el tiempo en que mi padre fue afectado por un cáncer terminal el recibió palabra del Señor que se lo iba a llevar.

Mi padre nos reunió alrededor de su lecho para despedirse de cada uno de nosotros. Fue un tiempo muy difícil y no queríamos aceptar que su muerte se acercaba. Sin embargo el muy calmadamente nos habló a cada uno empezando por mi mami, agradeciéndole y resaltando el amor y admiración que el siempre llevaba en su corazón. Después se dirigió a cada uno de nosotros empezando por mi hermana mayor. Yo hoy después de tantos años, recuerdo sus palabras de consejo para mi caminar como una mujer de carácter.

Uno de los puntos fundamentales que el nos habló fue el de la necesidad de proteger la unidad familiar y preferirnos los unos a los otros. Usó una imagen que hoy recuerdo, le entregó a mi hermana un palillo y le dijo “pártelo” y mi hermana lo partió. Entonces le dio cinco palillos y le dijo, “pártelos” y no los pudo partir por más que trató con mucho esfuerzo. Entonces nos explicó como estos palillos nos representaban a nosotros cinco y el permanecer en unidad nos ayudará no solamente a alcanzar nuestras metas individuales sino también impedir que recibamos daño por estar caminando solos.

Reflexionando en esta enseñanza que parecía elemental puedo ver grandes principios; uno de ellos la unidad familiar. En este tiempo donde el enemigo está atacando las familias, a través de la rebeldía de los hijos y minando las relaciones entre los esposos; se hace indispensable apertrecharnos, que enseñemos a los niños y a los jóvenes el valor de la unidad fundamentada en Cristo, hacer un esfuerzo definido por desatar armonía en los esposos para dar ejemplo de cómo resolver problemas interpersonales. Familias saludables y unidas promueven una iglesia también saludable, unida, con capacidad para resolver diferencias buscando que el reino de Dios sea establecido en la tierra. Recordemos que la unidad y la armonía en el hogar es terreno fértil para el crecimiento de los niños.

Oremos por nuestras familias: Padre celestial gracias por la familia que me haz dado, bendigo mi mami y mis hermanos y declaro unidad y armonía en medio de nosotros que nuestras diferencias sirvan para complementarnos y ayudarnos en toda situación. Señor permite que nuestra unidad sea mayor al estar todos entregados a caminar en ti. Pido que sanes toda herida que nos hayamos causado por falta de entendimiento de tu verdad. Yo declaro mi familia libre de toda división y separación y las relaciones restaurada por el poder de tu espíritu. También declaro la unidad en nuestra iglesia y podamos servirnos unos a otros en el amor de Cristo. Amén