Entrega tu barca a Dios para recibir una cosecha grande

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El pasaje conocido como La Pesca Milagrosa - Dice capítulo 5 Lucas: "Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genezaret el gentío se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios. Y vió dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago, y los pescadores habiendo descendido de ellas lavaban sus redes.

Y entrando en una de aquéllas barcas la cual era de Simón le rogó que la apartase de tierra un poco, y sentándose enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar dijo a Simón: boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado mas en Tu Palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho encerraron gran cantidad de peces y su red se rompía.

Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que viniesen a ayudarles, y vinieron y llenaron ambas barcas de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro cayó de rodillas ante Jesús diciendo: apártate de mí Señor porque soy hombre pecador, porque por la pesca que habían hecho el temor se había apoderado de él y de todos los que estaban con él. Y así mismo de Jacobo y Juan hijos de Cebedeo que eran compañeros de Simón.

Pero Jesús dijo a Simón: no temas, desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas dejándolo todo le siguieron." Bendiga el Señor Su Palabra. Padre dannos sabiduría para exponer Tu mensaje Señor en esta noche y que sea una semilla de vida cayendo sobre el espíritu de tus hijos y tus hijas, Padre apresentamos a nuestra Congregación los planes que tenemos para este próximo año, los ponemos delante de Ti y pedimos que Tú envíes Tu luz Padre, Tu mirada vivificadora sobre nuestra visión que Tú nos has dado para este año venidero y que la corones con gran éxito Padre, una cosecha milagrosa Padre como vemos aquí reflejada en este pasaje. En el nombre de Jesús lo pedimos amén y amén.

¿Saben? el Señor ha estado trabajando en mi corazón estas últimas semanas acerca de lo que Él tiene para nosotros en este próximo año que se avecina y no solamente este próximo año sino que en los años venideros. El año pasado como ustedes recordarán Dios puso en mi corazón una Palabra de definición y usamos el pasaje de Elías hablándole al pueblo de Israel y llamando al pueblo a dejar de estar entre dos pensamientos, claudicando y debatiéndose entre si servían a Jehová o a Baal, y el Señor nos llamaba en esa Palabra a definirnos como Iglesia.

Y este año lo hemos pasado reflexionando y hablando de distintas maneras acerca de cómo nosotros como Iglesia debíamos definirnos y cada uno de nosotros como individuos también, Dios nos estaba llamando y nos está llamando a entrar en un nivel más profundo de claridad, de definición en términos de lo que somos. La vida cristiana es una vida de definición y de claridad. Mucha gente va a la Iglesia y es simplemente una cosa religiosa. Creen a veces que simplemente con llenar un cometido ritualista de llegar allí al templo y de hacer las cosas que les dicen que hagan los líderes ya como que con eso poncharon la tarjeta y se pueden ir a la casa, y ya cumplieron con Dios y no tienen que hacer más nada.

Pero yo siempre digo que la vida cristiana es una vida profunda, es una vida de entrega, es una vida de compromiso personal. No podemos depender del Pastor ni de los líderes, ni de mi abuela que era cristiana sino que cada uno de nosotros tiene que hacer un compromiso firme con el Señor de servir al Señor, de darle al Señor, de dar fruto para el Señor, de morir y de ser crucificados en nuestro ser interior para que Cristo pueda ser formado dentro de nosotros ¿amén?. Es una vida de compromiso y de entrega.

Y este año Dios ha puesto en mi corazón ir más allá de esa y ver esa entrega, esa definición de nosotros mismos como simplemente un preludio, un preámbulo a algo más profundo que Dios quiere hacer a través de nosotros y eso es de compartir el mensaje del Evangelio con nuestra comunidad, evangelizar nuestra comunidad. Llegar a ser una Iglesia Evangelística, una Iglesia que coma y viva cada día el pan de la evangelización de almas, traer almas al conocimiento de Jesucristo ¿puede usted captar esa visión en esta noche?. ¿Puede usted recibirla en su corazón, podemos recibirla como Iglesia?.

Dios quiere que no solamente este próximo año sino años venideros nuestra Iglesia se dé de lleno en una búsqueda acerca de cómo aprender a ser efectivos en el Evangelismo. Dios nos ha dado grandes oportunidades y grandes formas de nosotros llevar el Evangelio. Dios nos ha llevado a crecer bastante como Congregación pero esto es simplemente un comienzo, no nos podemos quedar allí. Yo creo que el potencial que Dios ha puesto en esta Iglesia es extraordinario hermanos.

Yo como Pastor y nosotros como líderes una de las cosas que venimos haciendo es rompiéndonos la cabeza pensando en cómo podemos sacarle provecho a todo el talento y todos los dones que Dios ha puesto con nosotros, entre ustedes. Aquí hay gente verdaderamente dotada en muchas maneras para el servicio cristiano y es una Congregación que Dios ha ido preparando, tenemos gente de gran calibre aquí y es una Congregación diversa, todas las nacionalidades de Latinoamérica y cada día más y más de todos los países del mundo están llegando, y hay un potencial allí tremendo cultural, espiritual, intelectual, de muchas maneras.

La base está ahí para una obra extraordinaria en esta ciudad de Boston y probablemente mucho más allá de Boston. Además creemos que Dios ha hecho habitar Su Espíritu en maneras muy bellas en esta Congregación y eso siempre me apresuro a decir que no es para que nadie se sienta orgulloso de eso en la carne sino para que le demos siempre la gloria y la honra al Señor, y para que nos sintamos tremendamente comprometidos con ese Dios que ha decidido como con María, una mujer sencilla y humilde, hacer descender Su Espíritu sobre nosotros.

Es que Dios se goza en usar lo humilde, lo pequeño, lo insignificante del mundo para Él llevar a cabo Sus propósitos y tenemos que vernos así, que la vida de Dios ha descendido sobre nosotros y está gestándose y quiere dar a luz algo extraordinario, algo transformador para beneficio y bendición de esta ciudad, y para usar nuestra Congregación. Y todo lo que ha estado sucediendo en estos años yo lo veo como simplemente comienzos, preludios. Dios nos trajo desde Cambridge hace diecisiete años nos puso aquí en Boston, nos permitió comenzar este edificio, transformarlo completamente, luego nos dió el edificio de al lado, pudimos hacer lo mismo y yo siempre ví esa transferencia desde Cambridge a Boston como un cruzar el río y entrar en nuestra madurez como Congregación, el llamado que Dios tenía.

Cambridge fue preparación, fue la matriz que Dios usó para levantar una Iglesia y entonces traernos aquí a Boston y comenzar a usarnos. Pero creo que ahora nosotros estaoms en otra etapa de cruzar el río otra vez y entrar verdaderamente en lo que Dios ha preparado para esta Congregación. Estamos al borde de algo extraordinario. Dios es un Dios de procesos, Dios se toma tiempo para preparar sus líderes, para preparar Sus Congregaciones, para preparar Sus ministerios. Él no está de prisa, Él se toma tiempo en quebrarnos, rompernos, crucificarnos, humillarnos, prepararnos, hacer que Sus dones sigan creciendo en nosotros.

Y llega un momento en que entonces Él dice ¿qué?: "Ahora en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré." Nosotros hemos sido fieles, hemos servido al Señor; no lo hemos hecho perfectamente, hemos cometido errores en el camino pero si no los cometiéramos no seríamos bíblicos porque Dios siempre usa a la gente después de quebrantarlos, después de mostrar que son incompetentes y son inadecuados entonces Él puede usar a Su pueblo.

Entonces yo creo que estamos en un momento muy especial donde Dios quiere llevarnos a otro nivel y entrarnos profundamente en esa Tierra Prometida de efectividad, de milagros, de usar su Palabra en una manera poderosa, de traer esta comunidad al conocimiento de Jesucristo. Dios puso en mi corazón este pasaje, yo tenía muchos diferentes pasajes que hubiera podido escoger como base para esta meditación que quiero dar y esta Palabra profética que quiero lanzar sobre nuestros espíritus.

Pero vemos a Pedro en un momento clave en el ministerio de Jesucristo. Jesús se encuentra ante una gran multitud que tiene hambre, tiene necesidad. Se agolpan sobre Él, tienen desesperación, quieren escuchar la Palabra que sólo el Señor puede darles. Y el Señor se siente acorralado por tanta gente, y en su limitación humana que Él mismo había escogido Él no encuentra la forma de proyectar Su voz a esa multitud que está absolutamente pegada a Él.

Y entonces Él ve la barca de Pedro que está allí y ve a Pedro limpiando las redes de su barca. Después en el pasaje vemos que Pedro había estado pescando en la noche, esa noche anterior; no había cogido ni un sólo pez, había fallado, había fracasado. Y Pedro estaba en crisis me imagino en términos de su negocio como pescador. Pero todo este escenario era parte de un drama que el Señor mismo estaba coordinando y arreglando, porque Dios tenía un propósito con Pedre y Dios había escogido ese mismo momento en que Pedro había llegado al límite de sus recursos humanos como hombre y de su carrera personal humana como pescador para llamarlo a otra dimensión, a otro nivel de vida con Él y para mostrarle ciertas lecciones y claro a nosotros también por extensión que hoy leemos este pasaje.

¿Por qué Dios los puso allí? porque son pasajes que nos van a edificar y nos van a enseñar principios espirituales que nosotros podemos poner por obra. Entonces dice la Palabra que el Señor mirando hacia esa multitud que se agolpa, porque hermanos hoy hay una gran necesidad en este mundo. La gente necesita como en aquél tiempo y están desesperados. La Palabra dice que en los últimos tiempos la gente tendrá comezón de oír. Estamos en tiempos de crisis en la humanidad.

Ahora mismo como decía el hermano Samuel en Washington se debaten con asuntos financieros muy grandes. Esta nación está en peligro financiero, todavía no ha salido de su crisis y déjeme decirle: muchas palabras proféticas y aún economistas seculares dicen que todavía esta nación está al borde de un precipicio financiero muy serio. Las naciones de Europa por igual están en situaciones muy, muy difíciles. Aún países como la China que por un tiempo estuvieron creciendo en maneras asombrosas, sus economías se han detenido bastante.

Yo creo que la humanidad está llegando a un punto también de gran definición. Las cosas que hemos en estos tiempos aquí en esta nación, tragedias como la de Connecticut hace poco nos indican que esta nación está y que ha sido un líder, un faro para el mundo en términos de la fé cristiana ahora mismo está yéndose cada vez más y más, alejándose de la Palabra de Dios y Dios está enviando Su Juicio sobre esta nación. Esa cobertura de protección que esta nación siempre tuvo ha sido quitada.

Yo creo que desde el 2001 cuando pasó aquéllo del 9/11 fue como que se quitó una cobertura de protección y de gracia sobre esta nación. Aún Pearl Harbor en los años 40 tuvo lugar fuera del Mainland, de la tierra principal de Estados Unidos que fue cuando los japoneses atacaron esa pequeña área y destruyeron muchos barcos norteamericanos, pero eso fue fuera de la tierra misma de Estados Unidos.

Pero hoy en día ya ese mar de terrorismo ha entrado a esta nación. Esta nación ha experimentado también grandes eventos climatológicos, y muchas cosas están pasando ahora mismo. Y yo creo que vemos también una crisis terrible en la juventud, las escuelas no saben qué hacer con sus jóvenes, hay crisis en la familia, hay crisis en muchas partes en esta nación ahora mismo, crisis terribles. Y yo creo que esto es parte de un conmover de la matriz misma de la humanidad, la naturaleza misma, la humanidad está en conmoción. La naturaleza misma también y se pondrá peor con el paso del tiempo.

Yo no me considero un profeta de doom como dicen, de cataclismos y de destrucción pero siento en mi espíritu que es tiempo de sonar la trompeta y de preparar al pueblo de Dios para las cosas que han de venir. Nosotros tenemos que entender que la humanidad necesita una Palabra que sólo Cristo tiene, que sólo el Evangelio tiene. Esta nación y tantas otras naciones han llegado al punto final de sus capacidades. Tienen grandes capacidades tecnológicas, científicas, intelectuales pero no tienen la capacidad de sanar el corazón del hombre, el espíritu del hombre porque eso sólo lo sana Dios.

El hombre puede manipular la tecnología, puede manipular las máquinas, puede depararse muchas comodidades pero lo que no puede hacer es intervenir en el espíritu, intervenir en el alma, eso sólo lo puede hacer Dios, lo puede hacer Jesucristo. Y yo creo que Dios nos está llamando a la Iglesia Suya en este tiempo clave de la humanidad a asumir una postura de urgencia. La humanidad necesita del Evangelio. Las multitudes están buscando algo.

Y hoy en día hay más hambre espiritual que nunca lo dicen las estadísticas, las encuestas que se hacen hoy en día. Hay hambre, hay necesidad espiritual, lo que pasa es que mucha gente no quiere las estructuras que provee la fé cristiana. Ellos quieren una espiritualidad etérea, genérica, general que no les ponga trabas a ellos en términos de su comportamiento, sus preferencias, sus apetitos. Ellos no quieren someterse a la autoridad de la Iglesia, no quieren someterse a la autoridad de una institución, de hombres y mujeres que Dios ha escogido imperfectos como son, pero ellos no quieren someterse a la estructura del Evangelio.

Quieren lo lindo de la fé pero no quieren los deberes, las responsabilidades, las limitaciones que impone la fé. Pero la Iglesia de Jesucristo tiene que decirles: no tienen que comerse todo. Tienen que buscar la vida pero también tienen que buscar la estructura que provee el Evangelio. Entonces Dios está buscando una Iglesia que anuncie el Evangelio en una forma creativa. Que invite a la gente a entrar en los caminos de Dios.

Y una de las cosas que yo creo que nosotros tenemos que hablarle a la gente en este próximo tiempo, Dios ha puesto en mi corazón que cuando nosotros anunciemos el Evangelio, llamemos a la gente a venir a Jesucristo lo hagamos en términos de esa urgencia que está viviendo la humanidad. Que busquen refugio en Jesucristo. Que vean a Cristo no solamente como Salvador general sino como ese castillo en el cual uno se refugia cuando el enemigo está persiguiéndolo a uno y uno entra a un lugar y se encierra en éste, el enemigo no puede penetrar.

Que vean el Evangelio como una cosa sanadora, como una medicina para los males que aquejan a la humanidad en este tiempo. Que anunciemos el Evangelio como una medicina, como una sanidad, como un refugio, como una esperanza para nuestros hijos, para nuestras familias, para cómo vivimos la vida, para nuestras comunidades, para nuestros vecindarios. Para la comunidad afroamericana, la comunidad latina que se está comiendo el diablo nuestros hijos, nuestra juventud, nuestras familias con una cantidad de cosas que la están destruyendo.

Y que nosotros digamos mira: vengan a Cristo, vengan al Evangelio, busquen en las palabras del Evangelio la sanidad que ustedes necesitan. Entonces tenemos que presentarle a esa ciudad allá afuera, a estos vecindarios a Cristo como salvación en un tiempo de crisis. La sanidad que necesita nuestro pueblo. Tenemos que invitarlos a tomar refugio en la Palabra del Señor. Y esa gente va a escuchar porque cuando Dios da una unción Él da, cuando un pueblo halla gracia y Dios da un llamado, cuando ese pueblo suena la trompeta la gente oye.

Entonces yo creo que si Dios nos ha llamado y nos ha dado una Palabra Evangelística Él va a honrar esa Palabra. Si nosotros lanzamos la red en el nombre de Jesús los peces van a venir. Eso es lo que vemos en este pasaje ¿no?, hay una gran necesidad. Dios tiene a un hombre que se llama Pedro pero Pedro es simplemente un símbolo de mucha gente que Él ha querido usar a través de los siglos. Y Él le dice a Pedro: Pedro préstame tu barca para Yo montarme en ella, separarme de la multitud y anunciar el Evangelio.

Y yo creo que así mismo pasa con nosotros. Ahora mismo hay una gran multitud allá afuera que está esperando que le prediquemos el Evangelio, que le anunciemos la Palabra del Señor. Y el Señor nos está diciendo a Congregación León de Judá, voy a hablar de mi Iglesia porque quizás se lo está diciendo a otras iglesias también, otras congregaciones. Hablemos de nosotros.

El Señor nos está diciendo: Congregación León de Judá, te está diciendo a ti, tú tienes tu trabajo, tu familia, tu profesión, diferentes cosas en las cuales tú estás metido también como Pedro estaba en su industria, en su profesión de pescador, te está diciendo: préstame tu vida, préstame tus recursos, préstame tus dones, préstame tu energía, préstame tu dinero, préstame tu compromiso y déjame entrar en ti como quería entrar en esa barca porque la barca es un símbolo de los dones, la propiedad, los recursos que tiene una persona y el Señor dice: déjame entrar en tu barca, déjame entrar en ti y déjame usarte a ti como una plataforma para anunciar Mi Evangelio.

Y nosotros tenemos que preguntarnos: ¿estoy yo dispuesto a escuchar ese mensaje del Señor?. ¿Estoy yo dispuesto a decirle: ok Señor toma mi barca, toma mi vida y úsame para Tu Gloria?. Yo creo que esto es parte de la definición también porque nosotros tenemos que definirnos para quién vivimos y qué somos nosotros. Nosotros no vivimos para este mundo. No vivimos para hacer dinero y alcanzar grandezas personales, nosotros vivimos para servir al Reino de Dios, para servir al Señor. Nosotros queremos que Dios nos use a nosotros.

El gran significado de un hombre, una mujer viene de ser usado por Dios ¿sabe?. Eso es lo único que le da significado a la vida; usted puede alcanzar todas las cosas del mundo que usted quiera pero si usted no es usado como un instrumento para gloria de Dios de nada sirve su vida, porque este mundo terminará en un callejón sin salida. Todo será destruído, todo arderá y lo único que quedará es lo que nosotros invertimos para el Reino de Dios. Y nosotros tenemos que decidir si vamos a entregarle al Señor nuestra vida para que Él nos use.

Yo he tenido que hacer esa decisión en mi vida. Muchos de los que servimos al Señor a tiempo completo hemos tenido que decidir: ¿voy yo a ir detrás de mis propios apetitos y deseos de gloria personal y de logro persona, dinero, dos carros, un Mercedes, una casa grande, adulación de la gente o voy a invertir mi vida en servir al Señor y darle al Señor mis recursos y mi vida?.

Pedro tuvo ese momento de crisis ¿le presto mi barca al Señor o no?. Dios nos está diciendo ¿quieren ustedes dedicarse a predicar mi Palabra?. ¿Quieren ustedes verdaderamente llegar a ser una Congregación radicalmente comprometida con el Reino de Dios como dice nuestra misión/visión?. ¿Quieres tú llegar a ser un hombre, una mujer que le diga: Señor todo lo que tengo, todo lo que soy, todo lo que puedo, todo lo que yo pueda llegar a ser lo pongo a Tus pies y lo dedico para Tu Gloria úsame para traer vidas al conocimiento de Jesús, para facilitar que Tú puedas proyectar Tu mensaje a este mundo que tanto lo necesita.

Y Pedro le dijo: sí Señor toma mi barca. El Señor se montó sobre la barca, predicó Su mensaje a la multitud y luego llamó a Pedro y le dijo: Pedro ahora boga mar adentro y echa tus redes para pescar. Y Pedro dice: pero Señor si toda la noche hemos estado pescando y no hemos conseguido ni un sólo pez en condiciones óptimas ¿cómo ahora Tú me pides que yo eche la red?. Pero si Tú lo dices en Tu Palabra, en Tu nombre yo voy a echar la red. Y cuando Pedro echó la red dice que ya saben la historia, recogió una multitud de peces, tanto que tuvo que llamar a otros pescadores que vinieran y compartieran con él.

Y Dios un día nos va a dar tantos peces que vamos a tener que llamar a otras Iglesias, a otros obreros que vengan y compartan con nosotros. Dios nos usará para bendecir a otras Congregaciones, inspirar a otras Congregaciones, entrenar a otros Pastores para que ellos también puedan ser parte de esa gran pesca milagrosa que Dios quiere traer.

Y esa es la diferencia. Cuando la unción de Dios está sobre un pueblo, cuando el Espíritu Santo se está moviendo entre nosotros, nosotros daremos la Palabra y esa Palabra que en otras circunstancias no ha dado fruto cuando se lance en el poder y en la unción del Espíritu Santo muchos peces vendrán al conocimiento del Señor. Tenemos que creer eso. Y tenemos que decir: Señor si perecemos que perezcamos pero vamos a hacer lo que Tú nos dices que hagamos.

Yo estoy temblando como cualquiera de ustedes ahora mismo con este compromiso que estoy contrayendo delante del Señor y delante de ustedes de convertirnos en una Iglesia verdaderamente Evangelística, una Iglesia que coma y beba, y sueñe Evangelismo y traer almas al conocimiento de Jesús en tiempos de crisis y necesidad, vamos a ver la gloria de Dios. Vamos a ver milagros, vamos a ver señales, vamos a ver Palabra profética de Dios descendiendo sobre nosotros pero tenemos que comprometernos ¿amén?.

Vamos a decirle: Padre visítanos con Tu unción. Desciende sobre nosotros. Vamos a ponernos de pie y vamos a tomar dos o tres minutos para clamar al Señor, que todas las voces se levanten ahora mismo. Pídele a Dios que haga bajar su unción sobre nosotros, una unción Evangelística. Vamos a llenar ese santuario hasta que no quepa un alma, no solamente una vez sino varias veces a la semana en el nombre de Jesús. Este escenario va a estar lleno también. Estos edificios no van a ser suficientes para contener la cosecha de almas que Dios nos va a dar ¿amén?.