Viviendo conforme a la agenda de Dios

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Todos saben que fuimos creados con un propósito ¿verdad? Fuimos creados con un propósito y ese propósito lo vamos a cumplir en el nombre de Jesús. Estamos caminando en ese propósito? Estamos caminando en el propósito para el cual fuimos creados? O estoy caminando en mi propósito personal?

En esta noche vamos a estar hablando un poquito acerca de lo que es caminar en el propósito del Señor. Y yo creo que este es un tiempo maravilloso para nosotros. Caminar en lo que es la senda antigua, en lo que es la agenda de Dios. Cuántos están caminado en la agenda de Dios? todos, ¿verdad? ¡Aleluya! Yo los felicito. Ya comenzamos bien.

Pues ¿Saben qué? En esta noche vamos a hablar acerca de caminar, de que es tiempo de que nosotros caminemos en la agenda del Padre, porque por mucho tiempo a veces estamos caminando y estamos caminando en nuestra propia agenda. Vamos a ver si en esta noche en cuál agenda tu estás caminando, si en la del Padre, o en la propia tuya. Y para esto vamos a ir a nuestras Biblias y vamos al Libro de Mateo Capítulo 6, y vamos a comenzar en el verso 24. Vamos a leer esta pequeña porción completa porque dijimos que era refrescar nuestra memoria, ¿verdad? Por eso quiero leerla entera. Vamos a leerla en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo de Dios. Amén.

“…Ninguno puede servir a dos señores porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo, no os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber, ni por vuestro cuerpo qué habéis de vestir. No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo que no siembran ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. No valéis vosotros mucho más que ellas?

Y quién de vosotros podrá por mucho que se afane añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen, no trabajan ni hilan, pero os digo que ni aún Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, no hará mucho más a vosotros hombres de poca fe? No os afanéis pues diciendo, qué comeremos o qué beberemos, o qué vestiremos porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán, basta a cada día su propio mal…”

Que palabra más tremenda esta. Bendito el Señor. Ustedes saben que los niños tienen agenda. El niño suyo le dice a usted para dónde usted va? O el niño de 3 años, 5 años, cada día le dice, a dónde usted tiene que llevarlo? ¿Verdad que no? los niños no tienen agenda. La palabra dice que tenemos que ser cómo? Como niños.

Si nosotros, dice la Biblia, tenemos que ser como niños, entonces tenemos un papá, ¿verdad? Y ese papá, nosotros estamos diciéndole a él lo que nosotros tenemos que hacer o tenemos que esperar que el papá nos diga a nosotros lo que tenemos que hacer?

Tenemos nosotros que tener la agenda nuestra como niño en este caso de Dios, como hijos de Dios? o tenemos que dejar que él como Padre, diga lo que yo tengo que hacer? Usted es el que le tiene que hacer la agenda a su hijo, ¿verdad? mañana usted va al colegio, después del colegio, usted va a regresar y vamos a ir a tal o cual lugar. Y usted va a guiar su hijo porque él no sabe cómo hacer las cosas de la mejor manera. Quizás el tenga muchas cosas y muchos deseos en su corazón y en su mente, y cosas quiera hacer, pero él no tiene la capacidad para hacerlas porque todavía es muy pequeño.

En el caso nuestro, nosotros no tenemos la capacidad de guiarnos a nosotros mismos. Usted tiene la capacidad de guiarse a sí mismo? Pero nosotros no entendemos esto y siempre estamos haciendo las cosas como yo quiero, como me parece, como yo entiendo que es mejor. Y por eso todo nos sale mal.

Y estamos afanados, y estamos haciendo y trabajo aquí, trabajo allí, y me afano por trabajar y tener hasta 3 trabajos en el día, para poder tener un dinerito. Pues, para que el dinerito me rinda. Y me afano en los estudios, y hago una carrera, y me voy a graduar de otra, y de otra, pero todos esos afanes es para tener más qué? Más dinero.

Todos los afanes, si usted se pone a analizar, el por qué usted trabaja, el por qué usted estudia, el por qué usted hace esto, todo usted lo hace para tener una mejor remuneración. Y nos enfocamos en lo que realmente Dios no nos ha llamado a enfocarnos. Nos hemos estado enfocando en lo económico, en lo material y hemos estado viviendo una vida conforme a nuestros propósitos, no conforme al propósito para el cual hemos sido creados.

Hemos sido creados con un propósito grande y poderoso en el Señor. Pero muchas veces no lo conocemos porque estamos afanando tanto y estamos tan envueltos en las cosas cotidianas de la vida, y en los afanes de qué me pongo, de qué no me pongo, de qué voy a comer, qué no voy a comer, y nos envolvemos tanto en esto que nos hemos olvidado de que Dios nos ha hecho un llamado y que tenemos que responder al llamado que Dios nos ha hecho.

Estamos viviendo conforme a nuestra agenda, a lo que yo creo, a lo que a mí me parece. Y a veces no tenemos tiempo ni siquiera para orar. Y nos pasamos el día trabajando, trabajando, salimos de la casa, no tenemos tiempo para orar. Vamos al trabajo, venimos del trabajo, tenemos un segundo trabajo, a veces venimos a la iglesia y ¿Saben qué? Que a veces estamos hasta afanando en las cosas de la iglesia, pero no estamos dentro de la agenda de Dios.

Usted sabe que hasta dentro de la iglesia nosotros hacemos muchas cosas que a Dios ni le interesa que la hagamos? Porque hay un llamado que Dios te ha hecho que tu tienes que identificarlo y la manera de identificarlo es buscando primeramente qué? El Reino de Dios y su justicia y dice que todas las demás cosas serán añadidas. Pero qué hacemos nosotros normalmente? Buscamos las añadiduras y si tenemos tiempo buscamos el Reino de Dios.

Nos afanamos por todas las añadiduras y si yo tengo tiempo voy a la iglesia. Estoy afanando en todas las cosas y buscando las añadiduras y si tengo tiempo yo podría trabajar en el ministerio, pero no creo que tenga tiempo. Y nos envolvemos en los afanes de este mundo y este país ni se diga. Porque aquí sí que hay afán. Mire que en mi país hay mucho afán, pero este país, si usted se lleva óigame usted no duerme, solo trabaja. Porque este es un país como solo de trabajo?

Entonces, el enemigo está envolviéndonos a nosotros de tal manera que estamos vivienda una agenda que no es la agenda de Dios porque la agenda de Dios dice que hay que buscarlo a él primero y él entonces va a dar todo aquello que tu necesitas. Y eso no quiere decir que te vas a cruzar de brazos. No. eso quiere decir que cuando tu buscas el Reino de Dios, cuando tu buscas su presencia, cuando tu te encargas de entregar toda tu vida al Señor y decirle, Señor, yo quiero que tu hagas conmigo lo que a ti te plazca. Dime qué es lo que tengo que hacer?

Y antes de nosotros tomar algunas decisiones nosotros podamos ir delante del Padre para que él nos diga cuál es la agenda que él tiene para mí. Pero estamos afanados, turbados, preocupaciones van, preocupaciones vienen, porque no hemos tomado esta palabra de una manera seria y contundente.

Dice que si la vida no es `más que el cuerpo? Si Dios nos dio la vida, no nos va a dar para mantener esa vida? Si nos dio el cuerpo nos va a dejar desnudos? No. nos va a proveer el vestido, pero tenemos que buscarlo a él primeramente. Tenemos que nuestra vida rendírsela a él.

Me decía una hermana que estábamos compartiendo esta palabra, me decía, pastora, pero es que mire, la gente trabaja mucho y entonces viene muy cansada y por eso no tiene deseos de ir a la iglesia. Le digo, efectivamente. Pero mira, cuando tu tienes pasión por Dios, no hay cansancio que te haga quedarte en tu casa. No hay cansancio que te impida alabar a Dios, no hay cansancio que te impida a ti reconocer su señorío, su grandeza. No hay cansancio que te impida a ti entender que Jehová es Dios.

Bendición el nombre del Señor. Pero ¿Saben qué? Hace falta pasión. Hace falta entrega. Hace falta que nosotros entendamos que Reino de Dios es la primero que tenemos que buscar. Si saliste del trabajo, guau, vete a la iglesia que Dios te va a dar descanso ahí. Bendito el nombre del Señor.

Y le decía, óyeme, allá en nuestra iglesia los martes tenemos culto, tenemos dos cultos. Y hay personas que vienen del otro lado de donde nosotros estamos, tienen que cruzar puente, y duran una hora y hasta hora y media en un …, aquí no sé cómo le dicen, tapón, ¿verdad? Allá le decimos tapón, y aquí le decimos el tráfico. Una hora y media de tráfico y esa gente llega a la iglesia y tenemos dos cultos y llegan cansados y van directito y se van al primer culto de las 6:30.

Y salen de ahí gozosos en el Señor porque la presencia de Dios se lleva el cansancio, se lleva la enfermedad, se lleva toda turbación, todo lo que te preocupa. Oye, se lo va a llevar la presencia del Señor. Bendito el nombre de Jesús pero tu le estás dando a Dios la prioridad en tu vida.

Por que no es que no trabajes, pero que entiendas que Dios está primero. Que yo tengo que buscar primeramente a Dios. Señor, qué es lo que tu quieres? Jesús iba predicaba, y hacía y luego que recorría toda la tierra, y empezaba a predicar, y ¿Saben qué? Jesús iba y se apartaba a orar al Padre. Es como quien dice, Padre, y ahora qué sigue?

Y es lo que Dios quiere en esta noche que nosotros entendamos. Tenemos que buscar a ver cuál es la voluntad de Dios. Señor, para qué tu me creaste? Tu me creaste para yo venir a trabajar a esta tierra y solo para trabajar? Tu me creaste para yo venir y hacer y obtener 5 títulos universitarios? Para eso tu me creaste? Para qué fuimos creados?

Fuimos creados por un propósito y es de servir a Dios, es de rendir nuestra vida al Señor, y luego de ahí, entonces, Dios va a cumplir cada uno de tus proyectos y propósitos, Dios los va a cumplir.

Sabe por qué no hemos visto la gloria de Dios en nuestras vidas? Porque hemos invertido la palabra. Hemos estado caminando conforme a nuestra agenda. Hemos estado haciendo lo que a mí me gusta, lo que me complace. Yo me siento bien haciendo esto. Y hemos vivido una vida tranquila y vengo a la iglesia, y alabo al Señor, y glorifico a Dios y todo está bien, pero todo me sale mal.

Por qué? Porque Dios no te creó para que te afanes tanto, porque de esos afanes él dice que él sabe que tu lo tienes, que tienes esa necesidad y que él te la va suplir. Dios te va suplir tus necesidades. No importa qué tan grandes sean. Él es fiel y él te creó y así como te creó, así él te ama. Y tiene cuidado de ti. Pero tienes que entender que tienes que caminar conforme a la agenda de tu Padre, no puedes caminar conforme a tu agenda.

Yo duré mucho tiempo caminando en mi propia agenda. Y todo me salía mal. Por qué es que todo sale mal? Cuando usted invierte la palabra, todo le va a salir mal. Y aunque algo parezca que le salió bien, usted va a concluir diciendo, no era así.

En esta noche qué es lo que yo quiero refrescar en su mente? Que tenemos que caminar conforme a la agenda que Dios ha planificado para nosotros. La palabra en Filipenses 4:6 dice:

“…Por nada estéis afanosos…”

Si usted se pone a hablar con cualquier cristiano, usted se da cuenta que eso no es afán, eso hay que llamarlo un chin más. La gente vive con un desosiego y un cansancio y un agotamiento pero no es para menos. Sabe que cuando tu andas en la agenda de Dios tu descansas. Sabes que cuando tu dejas que el Espíritu Santo sea quien te guie llega un momento en que tu te das cuenta que no eres tu?

A veces, los hermanos me dicen, pastora, pero usted sí trabaja? Y cómo es que usted logra hacer tantas cosas? Y entonces ahí yo me doy cuenta que no soy yo que lo estoy logrando, que es Espíritu Santo. Porque con mi fuerza yo no iba a poder lograr hacer todo lo que pude hacer en ese día. Cuando nosotros dejamos que sea Dios quien dirija nuestra agenda, óigame el tiempo nos va a rendir. Y todas las cosas van a salir tan perfectamente que usted se va asombrar. Y usted va a decir, pero por qué no lo hice antes?

Pero tenemos que entender que dice la palabra que por más que tu te afanes, tu no vas a añadir un codo a tu estatura. Cuántos años tienes afanando y dónde estás? Has podido lograr lo que has querido? Verdad que no lo has podido lograr?

Pero en esta noche yo te hago un reto. Empieza a caminar en la agenda de Dios y yo te aseguro que todo lo que tu has deseado lo vas a ver antes de que tu te lo imagines, va a llegar a ti. Te va a sorprender. Las bendiciones de Dios te van a sorprender. Bendito el nombre de Jesús. Te van a sorprender las bendiciones de Dios.

Porque vas a estar caminando en obediencia, y dice la palabra que cuando tu obedeces, las bendiciones qué hacen? Te alcanzan las bendiciones.

Nosotros tenemos que decirle al Señor, Señor, yo estoy cansada de trabajar y de vivir conforme a mi agenda, yo quiero saber cuál es tu voluntad en mi vida. Yo quiero saber para qué tu me llamaste, para qué me creaste, con qué finalidad tu me creaste, qué era lo que tu querías que yo hiciera? Yo estoy dispuesta a hacerlo.

Pero hay cosas que vas a tener que dejar. Hay cosas que vas a tener que soltar. Muchas cosas que tienes en la mano, que le estás haciendo porque tu quieres, no porque Dios te ha dicho, la vas a tener que soltar, y te va a doler. Porque andar en la agenda de Dios cuesta. Porque eso significa, ¿Saben qué? Negarme a mi misma. No hacer lo que yo quiero hacer sino lo que Dios quiere que yo haga. Y eso sí que duele.

Porque yo quiero tres trabajos, y Dios me está diciendo que es uno solo. Pero ¿Saben qué? Que con ese solo trabajo Dios te va a bendecir de tal manera que vas a recibir más de lo que recibes con los tres trabajos que estás haciendo. Dios te va a bendecir. Dios va a bendecir tu vida de una manera especial porque vas a entrar dentro de su agenda y todo lo que te falte Dios lo va a añadir.

No vas a tener ni que salir a buscarlo. Dice que todo lo que tu desees va a llegar. Por qué las cosas no están llegando? Porque estamos caminando conforme a nuestra agenda. Yo pasé mucho trabajo cuando estuve caminando en mi agenda. Porque Dios me decía, es por aquí, y yo decía, pero es que por aquí es que me gusta. Y el Señor, pero es que por aquí es que te quiero. Señor, pero esto se ve mejor. Porque yo lo veía con mis ojos.

Y entonces, yo llegó un momento cuando llegó la ansiedad porque ¿Saben qué? Que los afanes producen ansiedad, los afanes producen depresión, los afanes producen tormento. Tu vives atormentado, tu no tienes paz. Cuando estás afanado no hay paz en tu corazón. Pero si tu vas a Filipenses 4, del 6 al 7, dice:

“… Por nada estéis afanosos y no sean conocida vuestras peticiones delante de Dios con acción de gracia, dando gracia al Señor, y dice, que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestro corazón en Cristo Jesús…”

Por qué no sentimos paz? Por qué estamos siempre preocupados? Porque no hemos aprendido a descansar en el Señor. Cuando tu andas en la agenda de Dios tu descansas en él y sabes que todo lo que va a pasar va a suceder bien.

Recuerdo a veces en momentos donde estaba bien ansiosa, muy preocupada y con mil cosas. Quería hacerlas todas el mismo día. Y pensaba, Señor, voy a hacer esto, voy a hacer, y voy a hacer y voy a hacer. Y cuántas cosas voy a hacer? Y al fin y al cabo si hacía dos era mucho, de las 10 que tenía. Cuando empecé a andar en la agenda de Dios, entonces pude experimentar que el tiempo me rinde, porque Dios va poniendo cada cosa en su debido orden y tu te sorprendes y dices, guau, que maravilloso, el tiempo rinde, las cosas te llegan, lo que tu tenías en tu corazón, lo que anhelabas aparece alguien y te lo trae y tu dices, guau, pero Dios es tremendo.

Porque cosas insignificantes que tu tenías ahí, que no se las dijiste a nadie, Dios viene y envía uno de sus emisarios aquí en la tierra, uno de sus angelitos aquí en la tierra y va y te lo llevas, y tu dices, guau, Dios.

A veces tengo deseos de comerme cualquier cosa sencilla y se aparece alguien, pastora, mire lo que le traje. Yo dije, guau, Padre, tu eres tremendo, tu eres maravilloso. Y tengo que alabarlo, y tengo que gozarme porque en cosas tan sencillas que él no tenía ni que contestármelas, yo la quería pero si él no me la quiere contestar, yo no me afanaba. Pero es para que nosotros veamos lo tan pendiente que él nos tiene.

Es para que nosotros entendamos el cuidado tan especial que él tiene con nosotros. Y si nosotros entendiéramos esto, nos afanáramos menos o no nos afanáramos, si nosotros entendiéramos cuán preocupado por así decirlo, está Dios por bendecirnos.

Tu sabes que Dios está más ansioso por bendecirte que tu por recibir bendición? Lo único que él está esperando es que tu comiences a caminar en su agenda, que tu comiences a buscar su reino, su voluntad, su perfecta voluntad, qué es lo que tu quieres que yo haga? Cuando tu te metes dentro de la voluntad del Señor, óyeme, las cosas te van a salir bien, las cosas te van a llegar. No tienes que preocuparte, no, las cosas… dice la palabra, que te van a llegar.

Pero no podemos servir como dice la Biblia, a dos señores. O servimos a Dios o servimos a las riquezas. Porque todo nuestro afán es por tener dinero, por vivir cómodo, por tener profesión, por tener título y decir que tengo títulos. Y no estoy en contra de los títulos, líbreme Dios, y no estoy en contra del dinero, líbreme Dios, todo eso es bueno. Pero eso no debe ser nuestra prioridad.

Porque afán significa trabajo forzoso, trabajo penoso, significa ansiedad. Cuando usted está ansioso usted vive en tristeza, usted vive con una amargura. Y usted, cómo tu estás? Ahí, entre dos. Por allá decimos, entre [inaudible].

Y usted como que la vida, como que no le tiene ningún sentido, no le ve sabor a la vida. Pero mire, cuando usted vive en la agenda de Dios, la vida tiene sentido, y mientras más usted trabaja para el Señor, usted como que tiene más deseo de seguir trabajando, y usted sigue haciendo, y usted se goza y la vida es un continuo gozo.

Cuando usted decide servir al Señor, cuando usted se apasiona de Dios, cuando su deseo es agradarle por encima de todas las cosas, cuando su preocupación es adorarle, servirle, no me importa que yo esté cansado, yo voy a ir a la iglesia. No me importa qué tenga yo, pero yo tengo que ayunar, porque ¿Saben qué? Hay veces que ni nos gusta ayunar. Eso es come, come, y seguimos comiendo. Y no paramos de comer. Bendito el Señor.

No nos gusta ayunar. Por qué que la comida es tan buena y entonces el día que usted dice que va a ayunar, alguien que no le brinda nunca nada, le dice que lo va a llevar a un desayuno. Eso es así, yo no sé si usted le ha pasado. A mí me ha pasado. Y le brindan ese día lo que a usted más le gusta. Yo no sé pero es una cosa como mandada, como dicen. Todo lo que a usted le gusta, ese día se lo presentan. Y alguien que nunca le había brindado nada, ese día se aparece y le brinda.

Y nosotros decimos, bueno, imagínate, este nunca me ha brindado nada, tengo que aprovechar esto. Y ahí mismo rompe el ayuno. Pero no es posible, no puede ser, ni debe ser. Nosotros tenemos que aprender a agradar a Dios por encima de todo.

Me gusta comer pero yo voy a ayunar porque yo quiero estar más cerca de Dios, yo quiero que Dios hable a mi vida. Yo quiero que Dios haga algo en mi corazón. Y empezar a pedirle al Señor que queremos estar más cerca de él.

Bendición el nombre de Jesús y orar, orar, oh, pero nosotros oramos y vamos 5 minutos y nos arrodillamos y ¿Saben qué? Que en esos 5 minutos, saben lo que hacemos? Señor, Padre, yo quiero la jeepeta, Padre, yo quiero una casa. Mira, que yo necesito un apartamento, Dios mío. Señor, mira, un trabajo nuevo. Yo necesito otro trabajo porque este trabajo no es suficiente. Señor, mira… en el nombre de Jesús amén.

Usted cree que eso es posible? Somos crueles con Dios. Sabes, somos crueles. No nos presentamos a decirle gracias por lo que me has dado, Señor, gracias, tu eres bueno. Gracias por tus bondades y no tomamos un tiempito de acción de gracias. Eso es inmediatamente, nos arrodillamos eso es pedir, pedir y pedir.

Recuerdo la anécdota de algo, de unos ángeles que eran dos ángeles, uno llevaba las peticiones a Dios y el otro le correspondía llevar la acción de gracias a Dios. y el que llevaba las peticiones se pasaba todo el día sube y baja, sube y baja, sube y baja, y el de la acción de gracias, sentado en una esquina esperando. Y el otro ya estaba agotado, ya estaba cansado, y le dice, pero, qué es lo que tu haces? Yo estoy subo y bajo y tu sentado ahí? Estoy esperando a que alguien venga a darme una acción de gracias para llevársela al Padre, pero no ha venido nadie.

Porque nosotros no acostumbramos agradecerle al Señor por lo que nos ha dado. Nos pasamos la vida pidiéndole a Dios y no dedicamos un tiempo para hacer agradecidos con nuestro Dios. y cuando tu eres agradecido de Dios es porque realmente tu lo amas y tu anhelas que él siga contigo y siga bendiciéndote.

Y es algo que nosotros tenemos que aprender. Es parte del reino, aprender a dar gracias, porque cuando tu das gracias tu eres justo. Y el Reino de Dios es justicia, hasta agradecer a la gente que te ayuda, que te extiende la mano, eso es justicia. Por eso tenemos que buscar el Reino de Dios y su justicia. Todo lo que es justo tenemos que practicarlo. Pero tenemos que enfocarnos en Dios, en qué es lo que Dios quiere que yo haga, qué es lo que Dios quiere para mí. Señor, para qué me creaste? Dios nos creó con un propósito determinado y nosotros estamos haciendo muchas cosas fuera de lo que es el propósito de Dios. y estamos afanados haciendo y haciendo inclusive dentro de la iglesia, estamos en 10 ministerios y a Dios quizás ni le interesa en 9 de esos, nada más le interesa uno solo.

Queremos hacer cosas, es tiempo de que nosotros nos detengamos y volvamos a Dios. Volvamos a decirle al Señor, Señor, qué es lo que tu quieres que yo haga? Señor, para qué tu me creaste? Qué es lo que tengo que hacer para ti? porque nos afanamos mucho en todas las cosas y no vamos a preguntarle al Señor realmente qué es lo que él quiere.

Y estamos haciendo lo que queremos no lo que él quiere. En esta noche, yo te hago un llamado a reflexionar y a ver realmente buscando la dirección de Dios, qué es lo que Dios quiere que tu hagas? Señor, cuál es tu agenda para mi vida? Yo quiero que tu me muestres tu agenda, no quiero caminar en mi agenda porque todo lo daño. A veces Dios lleva las cosas muy bonitas, y nosotros venimos y nos ponemos a hacer cosas y dañamos lo que ya Dios ha hecho. Porque no le preguntamos, porque no le pedimos dirección para hacer algo.

Todo lo que tu vayas a hacer tienes que ir a la presencia del Señor. Y decirle, Señor, esto es lo que tu quieres para mí? Señor, tu estás de acuerdo con que yo haga este negocio? Tu estás de acuerdo con que yo vuelva y haga una carrera? Tu estás de acuerdo con que yo me case con ese hombre? O con esa mujer, tu estás de acuerdo con eso?

Que en todo lo que nosotros vayamos a hacer busquemos la dirección de Dios, busquemos cuál es la voluntad de Dios. No cuál es mi voluntad ni qué es lo que yo quiero hacer. Qué es lo que Dios quiere que yo haga? Porque eso es lo que te va a bendecir, eso es lo que va a bendecir tu vida. Bendito el nombre del Señor.

Esto es un tiempo donde el enemigo está tratando de desenfocarnos. Sabe, y si te desenfocas pierdes. Y fue algo que Dios me hizo entender. Cuando nos desenfocamos del propósito de Dios, perdemos y tenemos la historia de David. David cuando va a llevarle alimento a sus hermanos, uno de sus hermanos se levanta y dice yo sé a qué tu has venido. Yo me imagino diciéndole cuántas cosas.

Tu viniste a burlarte de nosotros, tu viniste… yo me imagino cuántas cosas le dije este hermano a David. Y David le responde, y ahora qué hice? Ese ‘y ahora qué hice?’ Parece que ellos estaban acostumbrados a decirle a David y a levantarle calumnias y David en este momento dice, y ahora qué hice? Porque a lo que vine fue a traerle comida. Eso es malo? Sí, yo sé a qué tu has venido. Viniste a ver… y David sabe qué hizo? Siguió su camino. No le guardó rencor porque si le guarda rencor, entonces David, dice, oye, le vengo a traer comida y mira con lo que me sale. Me voy a ir y no voy a dejar y me voy.

Pero David no le guardó rencor. David no tomó eso en cuenta porque él estaba enfocado en el propósito de Dios. Él dijo, oye, el hermano hablando y él va y sigue, como que lo ignora. Y va le pregunta, oye, que le vas a dar al que le arranque la cabeza a ese gigante, qué es lo que le vas a dar? David estaba enfocado en el propósito de Dios. David estaba, óyeme que nada ni nadie podía desenfocarlo del propósito para el cual Dios lo había llamado en ese momento.

Y entonces sigue hacia adelante y enfrenta a aquel gigante y le arranca la cabeza. Por eso, no deje que los afanes te desenfoquen del propósito de Dios. No dejes que los afanes te hagan salir de la agenda de Dios. Mantén tu mirada en cuál es el llamado que Dios te ha hecho para que puedas derribar los gigantes que están impidiéndote crecer. Esos gigantes que están impidiendo que tu puedas ver la voluntad de Dios. Esos gigantes que están impidiendo que tu puedas arrebatar las bendiciones que ya Dios determinó para ti.

No puede dejar desenfocar por los afanes de este mundo, porque Dios trae cosas grandes para ti. Dios te va a dar galardones grandes cuando tu le arranques la cabeza a esos gigantes que están tratando de impedir tu vuelo. A esos gigantes que están tratando de impedir que tu puedas crecer en Dios, que puedas desarrollarte. Cuáles son esos gigantes? El trabajo, la universidad, cuál es el gigante que tienes que arrancarle la cabeza para que entonces las bendiciones de Dios puedan llegar a tu vida?

Es momento de que nosotros entendamos cuáles son las cosas, los afanes que nos están desenfocando de buscar el Reino de Dios. Porque hasta que no nos enfoquemos en ese reino, no nos enfoquemos en esa presencia, no nos enfoquemos en esa voluntad de Dios, las cosas no nos podrán salir como nosotros anhelamos.

Sabe, desde que determiné andar en la agenda de Dios y a veces como que uno quiere salirse, porque a veces uno quiere salirse, a veces hay cosas que dicen, oye, pero cualquiera… pero hay que tener cuidado porque entonces lo que tienes lo vas a perder. Mejor es uno mantenerse y decir, Señor, hay veces que le digo, Espíritu Santo, no me sueltes, no me dejes hacer lo que quiero hacer, no me dejes, y se lo pido con ansiedad al Espíritu Santo, no me dejes hacer lo que yo quiero. Porque todo lo daño.

Yo no sé si a usted le ha pasado, pero Dios va muy bien y uno viene y lo daña desde que uno quiere andar en la agenda de uno, uno lo daña. Y le pido al Espíritu Santo, no me lo permitas, no me lo permitas. Y cuando veo que tengo muchas situaciones que quieren agobiarme, inmediatamente veo como un bombillito rojo que me dice, peligro. Y tomo Filipenses 4:6 y me voy suelto todo y me voy en oración. Señor, dime qué es lo que voy a hacer? Porque son tantas que no sé por cuál voy a comenzar. Dime qué es lo que debo hacer?

Y ahí empiezo a pedirle al Espíritu Santo que me diga qué es lo que voy a hacer? Y él va poniendo cada cosa en orden y a medida que voy derramando mi corazón delante de su presencia, voy sintiendo algo tan lindo, voy sintiendo esa paz que dice ahí la palabra, que sobrepasa todo entendimiento. Y ya cuando me paro de ahí, ya yo sé todo lo que tengo que hacer.

Pero ya siento paz, estoy tranquila, ya no estoy afanada, simplemente voy y hago lo que tengo que hacer en el tiempo de Dios no en el tiempo mío. Hay gente que usted la ve con afán de vida y yo vivía con un afán de vida, y no lograba nada. Ahora yo ando en el tiempo de Dios y hay gente que se desespera conmigo. Se desespera porque ellos quieren que yo haga cosas que yo no puedo, porque es que yo aprendí que por más que me afane, no voy a añadir un codo a mi estatura. Entonces, pastora, mire que usted sabe que mire, que hay que hacer… Sí, hay que hacerlo, vamos a orar. Vamos a orar porque no puedo hacer nada. Ya lo que humanamente tenía que hacer lo hizo, ahora nada, orar y que Dios haga lo que tiene que hacer porque no puedo.

Y hay muchas que hoy en día antes se desesperaban pero hoy en día me dicen, ay, pastora, yo quiero ser como usted, así con esa paciencia. Pero cuando tu tratas de andar en la agenda de Dios tu vas a sentir paz, vas a caminar con paz y la vida no te va a maltratar porque los afanes nos maltratan. Amén.

Así que en esta noche he querido traer esta reflexión porque en este tiempo nosotros tenemos que determinar andar como Dios quiere que nosotros andemos. Él es nuestro Padre, nosotros somos sus hijos y tenemos que andar en la voluntad de él, en lo que él ha determinado para mí.

Yo quiero que nos pongamos de pie en esta noche. ¡Aleluya! Bendito el Señor. Yo quiero que en esta noche si hay alguna persona que sabe que ha estado andando en su propia agenda, y que hoy le dice al Señor, Señor, yo te pido perdón por haber caminado conforme a mis deseos, conforme a mis placeres, conforme a mi voluntad, yo quiero que tu me perdones hoy y que tu me enseñes a andar en tu agenda, dentro de tu voluntad, a buscarte a ti primeramente, a buscar tu reino, a buscar tu voluntad perfecta para mi vida, Señor.

Yo quiero que si hay alguna persona que entiende que ha estado así en este tiempo, que pase aquí adelante y le diga al Señor, Señor, yo estoy dispuesta a caminar en tu agenda, yo estoy dispuesto a caminar en tu agenda. Yo estoy dispuesto a buscar tu reino, a buscar tu voluntad perfecta. Dios está buscando gente apasionada por él. Dios está buscando gente que realmente anhele tocar el corazón de Dios, gente que anhele su presencia permanente en su vida, gente que esté dispuesta a dejarlo todo con tal de agradar al Señor, de obedecer al Señor.

Bendito el nombre de Jesús. Dile al Señor lo que tu anhelas en tu corazón porque yo sé que hay anhelos grandes en tu corazón, pero los afanes no te han permitido a ti desarrollar esos anhelos que tu tienes para con Dios. dile al Señor en esta noche, háblale al Señor porque él está aquí, en esta noche Dios está en este lugar. Abre tu corazón. Derrama tu corazón ante su presencia y dile, yo te necesito, yo quiero más de ti, yo quiero más de tu presencia. Yo anhelo caminar en tu voluntad, Señor.

Yo te pido, Señor, que quites todo afán, toda ansiedad, toda preocupación, todo tormento. Abre tu boca y dile al Señor que quite toda ansiedad de tu vida, toda preocupación que hay en tu mente, todo lo que te hace a ti preocuparte, todo lo que te hace deprimirte, toda depresión en esta noche yo la cancelo en el nombre de Jesús.

Yo declaro que todo insomnio ahora es cancelado, todo aquello que no te permitía dormir, hoy el Señor se lo lleva en esta noche y tu vas a dormir placenteramente. Tu vas a dormir en paz porque los afanes se van en esta noche. Todo afán, toda ansiedad se va ahora en el nombre de Jesús. Solo abre tus labios y dile al Espíritu Santo que saque de ti todo aquello que no es de él.

Dile al Espíritu Santo que tu quieres hacer su voluntad. Dile que ya no quieres caminar conforme a tus deseos, que ya no quieres cumplir tus propósitos sino sus propósitos. Cuando tu cumplas sus propósitos él va a cumplir los tuyos. Él tiene cuidado de ti. Dios tiene cuidado de tu vida, lo que has anhelado, todo lo vas a recibir.

Deléitate asimismo en Jehová y él concederá las peticiones de tu corazón. Deléitate en su presencia. Deléitate en él y tu vas a ver todas las bendiciones como van a llegar a tu vida. Te van a sorprender. Bendiciones que has estado esperando te van a sorprender, cuando decidas descansar en el Señor, cuando decidas ponerle tu agenda en las manos al Señor.

Pon tu agenda en las manos del Señor en esta noche porque él está aquí para recibirla y darte una agenda nueva conforme al propósito para el cual él te creó. Bendito el nombre de Jesús. Espíritu Santo de Dios, toca estas vidas ahora, Señor.

Mira el deseo de su corazón de agradarte, Señor, mira el deseo de su corazón de servirte, de rendirse delante de ti, Dios, diciéndote, quiero caminar en tu agenda, Señor. Quiero caminar en tu voluntad perfecta. No quiero caminar en mis deseos, quiero caminar en los tuyos, Dios.

Padre, toca estos corazones ahora. El Espíritu Santo está ahí tocando tu vida. El Espíritu Santo está ahí recibiendo esa palabra que sale de tu corazón. El Espíritu Santo la está recibiendo. Esas lágrimas el Espíritu Santo las recibe ahora y pone en orden tu vida. El Espíritu Santo da sentido a tu vida, de hoy en adelante tu vida tendrá sentido, tendrá razón de ser porque él toma tu vida para guiarla.

Él es tu guiador. Deja que el Espíritu Santo sea quien te guie. Deja que él te tome, deja que él te muestre lo que debes hacer. Gracias, Espíritu Santo. Gracias por lo que haces, Señor. Padre, en el nombre de Jesús yo bendigo cada una de estas vidas, yo declaro tu gloria, tu voluntad sobre ellas, Señor. En el nombre de Jesús establece tu voluntad perfecta.

Yo declaro, Señor, que comienzan a andar conforme a tu agenda, al propósito para el cual tu los creaste, en el nombre de Jesús. Espíritu Santo de Dios, te damos gracias, Señor, en esta noche. Gracias porque tu marcas nuestras vidas, Señor, porque no seremos los mismos, Dios. Gracias. Gracias, Señor, gracias.

Dale gracias a tu Dios en esta noche. Dale gracias a tu creador. Oh, yo declaro una pasión grande en este pueblo. Yo declaro una pasión en tu corazón por su presencia, en el nombre de Jesús.

Gracias, Espíritu Santo de Dios. Gracias, Señor. Sabe, yo declaro que este es un pueblo apasionado por Dios y si están aquí en esta noche es porque son apasionados. Pero Dios aumenta esa pasión en ustedes. El Espíritu Santo enciende una llama poderosa dentro de sus vidas y yo declaro en el nombre de Jesús que tu vida no será la misma en el nombre de Jesús, lo declaramos, lo creemos y si tu lo crees dale un aplauso fuerte a Dios. Dale gracias al Señor. Voy a caminar en tu agenda, Señor. Voy a caminar dentro de tu voluntad, en el nombre de Jesús. Gracias, Señor.