Pura gracia

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Quiero invitarles a ir a la Carta a los romanos en el Capítulo 3. Vamos a los versículos 21 al 26. Y este sermón yo lo voy a llamar Pura Gracia, suena como una marca de café o algo así pero me estoy refiriendo a algo muy importante y es que nuestra salvación es por pura gracia de Dios. Nuestra condición de hijos de Dios es por pura gracia del Señor. Y le voy a decir un poquito acerca del génesis, el origen de esta meditación, de este mensaje. Pero antes de eso vamos directamente a la palabra.

Trate de hacer la corrección entre perdón por gracia y el sermón que predicamos el domingo pasado, del salmo 32, que comienza diciendo, “Bienaventurado el hombre, por extensión bienaventurada la mujer, cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado.” Eso es como la segunda parte de ese mensaje. Dice aquí, el Apóstol Pablo:

“…Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios testificada por la ley y por los profetas. La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo ─ es una elaboración de lo que acaba de decir ─ para todos los que creen en él, porque no hay diferencia, porque cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente ─ esa palabra preciosa ─ por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios, Cristo, puso como propiciación por medio de la fe en su sangre para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto ─ es decir, de haber ignorado ─ en su paciencia los pecados pasados. Con la mira ─ es decir, con el propósito ─ de manifestar en este tiempo su justicia a fin de que él, Dios, sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús…”

Bendiga el Señor su santa palabra. Amén. Perdonados por gracia, hermanos. El sermón de la semana pasada, aquí está la conexión hablaba del perdón que viene como resultado de reconocer nuestro pecado, confesarlo y arrepentirnos delante de él.

Yo prediqué acerca de los beneficios que vienen como resultado del perdón que hemos recibido de parte de Dios. si uno lee [inaudible] dice, te haré entender y te enseñaré el camino por donde debes andar. Guianza, dirección, consejo para nuestra vida, como resultado de reconocer nuestro pecado, confesarlo ante el Señor y recibir perdón de él.

Y también hablamos en ese sermón acerca de que es necesario mantener una actitud de perpetuo reconocimiento de nuestra condición pecaminosa. Yo les decía que no es suficiente, ese salmo va más allá de simplemente llamarnos a ─ bueno, pecaste, confesaste y ya pecas otra vez, confiesas otra vez, ─ yo creo que ese salmo, si lo limitamos a esa dimensión de actos mecánicos, perdemos la esencia del salmo que nos invita, más bien, a una vida de perpetuo reconocimiento delante de Dios, de nuestra necesidad de su gracia.

Lo que Dios quiere, más bien, es que tu y yo vivamos aún mientras dormimos, aún mientras funcionamos en las cosas normales de la vida, como que ahí detrás de nuestra mente, siempre haya un reconocimiento. Como dice el salmista, se propicio a mi, pecador. Que siempre reconozcamos que somos reos de la gracia, prisioneros de la gracia del Señor. Que eso sea como una grabación que esté continuamente tocando en nuestra vida mientras nos reímos, disfrutamos de la vida, nos divertimos, trabajamos. Yo sé que necesito de la gracia del Señor. Por mí mismo, yo no puedo ganarme la salvación ni la aceptación de Dios.

Entonces, es un llamado a un perpetuo reconocimiento de nuestra condición pecaminosa. El hecho de que inevitablemente vamos a violar la ley de Dios y que constantemente requerimos de su gracia. Quién puede decir, hermanos, que ha pasado dos o tres horas, o una hora sin pecar delante del Señor. Es casi imposible, hermanos. Nosotros producimos pecados como producimos dióxido de carbono. Eso es algo simplemente que está allí.

A veces yo pienso, en el camino desde Summerville donde nosotros vivimos hasta Boston, los domingos puede tomar unos 15, 17, 20 minutos y si el acelerador se me pasa un poquito puede hasta ser un poquito menos. Pero sabe lo interesante de esto, son unas pocas millas, pero en ese camino de allá hasta aquí, por más que yo me esfuerce, por más comedido que yo sea, de alguna manera yo habré violado alguna ley de tráfico, aunque no quiera, porque quizás sin darme cuenta me metí un poquito, me pasé del carril, sin poner la señal, ya violé la ley. Y eso quizás lo hizo sin darme cuenta. Me metí un poquito en el carril del medio o doble línea amarilla, ya violé la ley. Si la luz se puso amarilla y yo, okay, qué hago? Sigo? Tengo alguien atrás y ya la pasé, y a violé la ley. Si el acelerador se me fue un poquito y pasé de 50 a 51 millas y era 45, 50, ya violé la ley. Es increíble.

Es imposible, aun en las cosas humanas, no violar las leyes mientras funcionamos en la vida. Siempre estamos transgrediendo alguna ley. Cuanto más la ley de Dios que involucra no solamente el movimiento de un solo vehículo, sino nuestra mente, pensamientos, deseos, energías, recuerdos subconscientes, acciones, palabras. Es imposible no violentar alguna ley de Dios.

Y por eso es que yo creo que pecado es más que simplemente ─ no es que nosotros somos pecadores en el sentido adrede, es que simplemente el mundo está lleno de barreras por dondequiera, el universo está lleno de pequeñas líneas invisibles las cuales es imposible no tocar en algún momento en nuestro funcionamiento humano, por lo tanto siempre violamos la ley de Dios y siempre necesitamos la gracia de Dios que nos cubra, y por eso es que es necesario siempre ese continuo Señor, yo sé que necesito tu gracia, yo sé que necesito tu perdón. Siempre, y eso es una cobertura para tu vida, increíblemente importante.

Yo llamo eso reconocimiento preventivo, el estar siempre consciente de que estamos en perpetuo estado de deficiencia delante de Dios y que solo por su misericordia que fluye constantemente podemos acercarnos a él y tener comunión con él.

Y decíamos también, hermanos, que no nos referimos a una culpabilidad, a un sentido de condenación que nos atormenta y debilita. Yo no me refiero a eso, sino más bien a un reconocimiento higiénico, natural que reconoce la perfecta santidad de Dios así como nuestra imperfección inherente, inevitable. Esa es nuestra constitución misma.

El salmista dice, en el salmo 51, he aquí en pecado me concibió mi madre, fíjense eso, es decir, que en maldad uno es formado. Es decir, eso es la sopa en que nosotros nadamos, nos cocinamos en esa sopa toda la vida. Eso es una condición humana. Y entonces, yo me refiero a que reconocemos la perfecta santidad de Dios y que somos inherentemente imperfectos, esa es la condición, el mundo en que vivimos.

Y en esa postura de humildad y entrega hay gran seguridad, y como decíamos, muchos importantes beneficios, como señala el salmista, en ese salmo 32. Nos movemos naturalmente en esa gracia. Reconocemos, okay, yo sé, para qué defenderme? Soy condenable, Señor, perdóname y ya resolvimos ese asunto. Seguimos con nuestra vida disfrutando de la gracia y la misericordia de Dios.

Cuando yo prediqué ese sermón pensé después que en verdad, el salmo 32 se trata de una hermosa exposición teológica de la doctrina del perdón, que luego se desarrolla en el Nuevo Testamento, en una forma mucho más abarcadora. Como que David, inspirado por el Espíritu Santo se adelantó a una cantidad de enseñanzas que luego el Apóstol Pablo iba a desarrollar en su teología, en Romanos, en Primera de Corintios, en Efesios, en diferentes pasajes que juntos hacen como un hermoso mosaico de lo que es la doctrina de la salvación por gracia.

Fíjense eso, que David escribe ese salmo 32 mientras está en función el sistema de los sacrificios y de todas estas cosas, pero Dios lo inspira y lo ilumina a entender que en última instancia, por los sacrificios y por guardar festivales, y no comer ciertas comidas, el hombre no puede ser salvo, sino que es simplemente por un reconocimiento de su pecado delante de Dios y por el Dios que le asigna gracia como resultado de su humildad.

Yo pensé que sería bueno este domingo terminar eso y redondearlo con una meditación, Nuevo Testamentaria de la doctrina del perdón y de la salvación por gracia, porque así es como que el círculo se cierra y tenemos una exposición total de esa enseñanza.

Por eso es que este sermón va a ser un poquito doctrinal, no es tanto un sermón como de gozarnos y decir gloria a Dios, ¡Aleluya! Es un sermón para que usted se ponga su sombrero de pensador, de teólogo y lo reciba, y que posiblemente eso le ayude a usted a poder llevar algún alma al conocimiento de Jesús, porque usted conozca lo que dice la palabra.

Inclusive yo podría… oí por ahí a Delmi que dijo amén, y a las células. Yo con mucho gusto les facilito el bosquejo de este sermón por unos 50 dólares por persona y lo pueden usar en las células esta próxima semana o la otra, no importa. Somos generosos, hermanos.

Pueden usarlo en una de las células para estudiar esto, porque es bien importante que ustedes tengan eso claro.

Esta es una buena ocasión, hermanos, para revisar brevemente esa doctrina de la salvación por gracia y entenderla mejor, tanto para nuestras vidas como para poder explicársela a otros.

Interesantemente, Pablo, esto me di cuenta esta mañana mientras elaboraba este sermón, Pablo en su exposición acerca de la doctrina del perdón por gracia, acude a este salmo 32. No me había dado cuenta acerca de eso, y es que el Espíritu Santo hace la conexión, así como yo la hice en mi mente, el Espíritu Santo llevó a Pablo a hacer esa conexión de que en el Antiguo Testamento David nos estaba dando una exposición de lo que vendría a ser la doctrina de salvación por gracia y no por obras, salvación que viene de creer que Dios es fiel, misericordioso, reconocer nuestro pecado, pedir perdón y entonces recibir misericordia y restauración.

En el salmo 32 Pablo encuentra esa misma exposición. Vayamos por un momento a Romanos, le advierto que vamos a usar la Biblia un poco más activamente, Romanos, 4, 6 al 10, miren lo que dice Pablo aquí:

“…Como también David habla, en el salmo 32, de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras…”

Si usted lee el salmo 32, ahí no hay obras, la persona esa que recibe, David mismo, perdón por sus pecados, no es porque fue al templo con un carnero, un elefante a quemarlo en el altar del sacrificio. No, simplemente dice, confesé mi pecado, no lo encubrí y Dios me perdonó.

Entonces no es nada que él hiciera, Pablo entiende esto y por eso Pablo dice, miren, siempre, judíos, dice, siempre la salvación ha sido por misericordia de Dios, no por las obras. Porque Pablo recuerda judicialmente que Abraham antes de que la ley fuera instituida, cientos de años antes de que la ley entrar en funcionamiento, antes de que Moisés viniera al escenario, ya Dios le había imputado a Abraham justicia no por obras sino por fe.

Entonces Pablo está aquí desarrollando ese punto y está diciendo, judicialmente, hay un antecedente jurídico que declara que la primera justificación de un hombre sobre la tierra no vino como consecuencia de un sacrificio que él hiciera, sino como consecuencia de creerle a Dios. y David dice Pablo, retoma esto en su salmo y lo desarrolla, de la misma manera que yo lo estoy haciendo ahora a la luz de Cristo Jesús con mucho más entendimiento de lo que eso quería decir.

Nosotros tenemos el privilegio de tener un asiento de palco, sentadito al frente, mirando esto porque ya tenemos el retrato completo. Entonces Pablo dice,

“…la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obra diciendo, bienaventurados aquellos, en este caso plural, cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados son cubiertos, bienaventurado el varón a quién el Señor no inculpa, ─ no inculpa, es decir, no le atribuye pecado ─ Es pues esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión? Es decir, solamente para los que están en el pacto mosaico de las obras y la justificación por obras, por los sacrificios y por todas estas cosas? O también es para los de la incircuncisión…”, es decir, para los gentiles en el caso de Pablo, y por extensión para nosotros en el siglo XXI?

Es decir, esa salvación que se da por medio de gracia y confesión y creerle a Dios es solamente para los judíos o es también para nosotros? Entonces la respuesta:

“…Porque decimos que Abraham le fue contada la fe por justicia, cómo pues le fue contada? Estando en la circuncisión, es decir, después de Moisés? No. o en la incircuncisión, antes de Moisés? Antes de Moisés. Dice, y se contesta él a sí mismo, no en la circuncisión, sino en la incircuncisión.

En otras palabras, Pablo es un teólogo increíble y como fariseo él había sido entrenado en una forma de elaborar sus argumentos. Él es muy lógico, es una progresión bien apretada la que él está haciendo. Él está estableciendo primeramente, el principio judicial de que a través de todos los tratos de Dios siempre a Dios lo que ha agradado es un hombre o una mujer que le cree lo que él dice. Cómo Abraham le creyó a Dios? cuando Dios le dijo a Abraham a los 75 años tu vas a tener un hijo, y lo vas a tener con una mujer que también está bien avanzada en edad, y nunca ha tenido hijos. Y yo te voy a dar un hijo y no solamente un hijo, sino que te voy a dar descendencia en tu vejez, ya en tu casi muerte, de manera que ni la arena del mar, si puede ser contada, serán contadas tu descendencias también.

Y qué dice la Biblia? Que Abraham en vez de escandalizarse y decirle, cómo te atreves a decir eso, Señor? Eso jamás se ha visto. Dice que le creyó a Dios. Y eso agradó al Señor. Y entonces Dios le imputó justicia, le dio un vale, le dio un crédito por justicia.

¿Saben qué? Lo que a Dios le agrada es un hombre, una mujer que le cree, que no cuestiona el carácter de Dios. Y cómo nosotros hacemos lo mismo? Cuando le creemos a Dios acerca de Jesucristo. Cuando creemos cuando Dios dijo, ese es mi Hijo amado, a él oíd. Él es el salvador del mundo, es el Mesías prometido. Cuando tu crees eso, puedes recibir la misma justificación que recibió Abraham. Tu también puedes agradar a Dios en la misma manera y recibir también la misma bendición.

Entonces, con respecto a Abraham recibió justificación porque le creyó a Dios cuando le prometió un hijo y gran descendencia en su vejez. Esto le fue contado por justicia.

Ahora, vemos esto, hermanos, que tanto en el salmo 32 como en toda la doctrina de salvación cristiana, se dice lo mismo, que si confesamos nuestros pecados Dios es fiel para perdonarlos. Que si le creemos a Dios en cuanto lo que él ha dicho acerca del sacrificio sustitucionario de Jesucristo en la cruz, el carácter mesiánico de Jesús, su resurrección de los muertos, el que simplemente decide creerle a Dios en estas cosas, se da una transacción mística, mágica, espiritual que ese creerle a Dios se convierte en una esencia de justicia en la vida de ese individuo.

Dice entonces, si confesamos nuestros pecados Dios es fiel para perdonarlos. Por qué es fiel Dios para perdonar? Por qué no dice el escritor que si confesamos nuestros pecados Dios es bueno, o misericordioso? Por qué? Porque Dios ha prometido que él nos perdonará si nosotros confesamos nuestros pecados. ¿Verdad que sí?

Si Dios te dice a ti, mira, confiesa tu pecado y yo te perdonaré. Y si tu confiesas tu pecado, qué tu esperas? Que Dios te va a perdonar, entonces al hacerlo eso, Dios se revela como que él es fiel en sus promesas. Quién puede dudar de la fidelidad de Dios?

Hermanos, yo quiero como subrayar esto. De nuevo, esto es arroz con habichuelas, esto es comida básica. Esto es papa con carne y una ensaladita. Porque esto es la doctrina básica del Evangelio, esto no es gran sutileza, lo que les estoy diciendo. Nuestra condición de justos, hermanos, no se debe a nada que nosotros hagamos, no se debe a tu des dinero a la iglesia, o que tu vengas a la iglesia, o que ayunes, o que pertenezcas al ministerio de los diáconos o los hujieres. Ninguna de esas cosas te gana la salvación sino el simple hecho, escucha esto, si tu eres nuevo en la iglesia, estás visitando hoy, escucha esto, el simple hecho de haber reconocido y confesado que hemos pecado delante del Señor, que existimos en una condición de pecado, y el remitirnos a la gracia y la misericordia de Dios, por medio de la obra que Cristo hizo en la cruz del calvario. Y cuando nosotros hacemos eso, Dios nos perdona. Es una obra de pura gracia, pura misericordia.

Ahora, déjeme aclarar algo, eso no quiere decir que no sea necesario obedecer la ley de Dios y portarse bien y hacer obras buenas y obedecer los mandamientos del Señor. Esto lo único que quiere decir, de salvación por gracia y no por obras, lo único que quiere decir es que las obras no son lo que nos hacen aceptables delante de Dios.

Lo que nos consigue el estado de justos ante Dios es el creerle a Dios lo que él ha dicho acerca de su Hijo Jesucristo. Ahora, después de eso, después que tu le crees a Dios, confiesas tu pecado, Dios te perdona y te justifica, ¿Saben qué? Se espera que ahora tu entonces hagas buenas obras, obedezcas al Señor, guardas los mandamientos, te santifiques, entres una vida entregada a respetar los principios de Reino de Dios.

Después que tu eres salvo. Hay gente que quiere poner la carreta delante del caballo. Y dice, yo no puedo pasar al frente, yo no puedo aceptar a Cristo porque no me he casado todavía. Estoy viviendo en concubinato o lo que sea, tengo muchos problemas, tengo que limpiar mi mente un poquito, tengo una adicción a las novelas o lo que sea, y entonces la gente dice, no, yo voy a esperar a que eso se arregle para entonces… No, lo primero que tiene que hacer es primero confiesa, reconoce, cree y entonces Dios dice, okay, ahora hablemos, ya podemos dialogar tu y yo.

Y entonces Dios, ahora que su gracia está fluyendo a través de ti, él te enseña y te lleva a cómo agradarlo y cómo obedecer sus mandamientos. Pero primero necesitas el Espíritu Santo dentro de tu vida para poder obedecer al Señor y hacer lo que él quiere que tu hagas. Porque si Dios no está dentro de ti, su espíritu no está fluyendo dentro de ti, nunca vas a poder agradar al Señor, nunca vas a tener la fuerza.

Por eso es que David dice, cuando Dios me perdonó, él me dijo, te haré entender y te enseñaré el camino por donde debes andar. Hay mucha gente que quiere que el Señor le enseñe el camino y los haga entender, para entonces buscar de él. Es todo lo contrario. Busca de él y él te enseñará el camino por donde debes andar.

Que maravillosa es la palabra del Señor. Entonces, lo que Dios hace, esto ha sido causa de mucha confusión a la gente. Bueno, es por gracia, es por obra, tengo que obedecer al Señor o simplemente ahora que soy libre ya puedo hacer lo que me de la gana? Dios no elimina ninguno de los elementos de la salvación, lo que hace es que yo creo que cambia el orden.

La gente decía antes, bueno, primero obra después salvación. Y ahora Dios dice, no, no, primero salvación y después obras. Esa es la diferencia en la economía cristiana. Después que tu eres salvo, después que tu eres justificado, después que tu tienes el Espíritu Santo dentro de ti, es necesario guardar la ley moral y espiritual de Dios.

De paso, eso es lo que la Biblia llama frutos de justicia. Miren Romanos 6:22, dice el Apóstol Pablo aquí:

“…Más ahora que habéis sido libertados del pecado, ─ ve, ahora que tu has sido limpiado, sanado, libertado, perdonado, justificado ─ y hechos siervos de Dios…”

Ahora que tu eres una sierva del Señor, porque tienes el Espíritu Santo dentro de ti, por medio de Cristo Jesús, “… tenéis por vuestro fruto la santificación…”

En otras palabras, después que tu eres ya hecho un siervo de Dios, una sierva del Señor, ahora tu te santificas, te consagras, vives como Dios quiere que tu vivas. Ahora, hay una razón adicional y es porque ahora tu eres miembro del Reino de Dios, tu estás destinado para la vida eterna. Cómo te vas a ensuciar?

Si dice Pablo que ahora el Espíritu Santo vive dentro de ti. Cómo tu vas a hacer el Espíritu Santo una especie de cónyuge o de compartir un comportamiento que no es debido. Ahora tienes que vivir conforme a tu condición. Mire el Capítulo 6, versículo 15 y 18, Pablo pregunta:

“…Qué pues? Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia?...”

En otras palabras, porque ahora es mucho más fácil entrar en relación con Dios, vamos a pecar, vamos a ser libertinos en nuestro comportamiento. Dice:

“…En ninguna manera… ─ y el versículo 18, ya lo leí, dice, ─ … y libertados del pecado vinisteis a ser siervos de la justicia…”

Qué pasó? Antes tu eras esclavo del pecado. Ahora en Cristo Jesús tu eres siervo de la justicia, eres esclavo de la justicia. A mí no me importa decir que yo soy esclavo del amor, de la bondad, de la santidad, de la justicia, de la misericordia, de la compasión, del gozo, de la paz, de la esperanza. Todas esas cosas yo me alegro de estar amarrado a todas ellas porque antes de Cristo estábamos amarrados al diablo, a la muerte, a la condenación, a la mentira, al adulterio, a la violación de todos los principios de Dios. Ahora, nosotros existimos para glorificar al Padre, y glorificar los principios del Reino de Dios.

Es decir, que es importante esa distinción. Hermanos, las buenas obras no son requisito para nuestra salvación pero son evidencia de nuestra condición. No son requisito pero son evidencia de nuestra condición de hijos de Dios.

Vamos ahora brevemente al pasaje de Romanos 3:21, quiero rápidamente tocar unos puntitos aquí. Dice el Apóstol Pablo,

“…Pero ahora, aparte de la ley se ha manifestado la justicia de Dios…”

Por qué dice Pablo ‘pero ahora’? antes de eso, en los versículos 19 y 20 Pablo aclara que en el viejo sistema de salvación por rituales, obras, dieta, todo el mundo estaba atrapado en una condición de culpabilidad porque nadie podía cumplir la ley perfectamente.

Sabe lo que dice Pablo, lo que dice la Biblia? Que la ley fue un ardid de Dios, fue una trampa de Dios. La ley fue un andamio que Dios usó para preparar a la humanidad para la venida de Cristo. La ley lo que hizo fue poner una señal que definía lo que es pecado y cuando el hombre se tropezó con esa señal se dio cuenta de que hay pecado.

Es como Adán y Eva, Adán y Eva mientras estaban en el jardín del Edén, estaban desnudos y no se daban cuenta que estaban desnudos, de momento, cuando desobedecieron al Señor, que entró la ley en función, qué pasó? Inmediatamente sintieron vergüenza de su desnudez y qué pasó? Se cubrieron.

La ley sirve para señalar algo. Entonces, Dios elaboró un sistema, lo primero que Dios hizo fue históricamente preparar al mundo y preparar al universo para este sistema permanente y eterno de salvación por gracia, y entonces primero dijo, Sabe qué? Vamos a probarle a la gente de que ellos no se pueden salvar por sí mismos. Vamos a hacerlos conscientes de pecado. Vamos a atraparlos en el pecado. Y que se revuelquen ahí tratando de justificarse ellos y cuando se hayan cansado y esté claro que no se pueden salvar por sí mismos, entonces yo voy a enviar a mi Hijo Jesucristo.

Entonces, por eso Pablo dice, ‘pero ahora’. Por qué? Porque mire lo que dice el 19 y 20:

“…Pero sabemos que todo lo que la ley dice lo dicen los están bajo la ley para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios, ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él…”

La ley siempre fue una ayuda en lo que venía lo verdadero. Y eso es todo, entonces Pablo dice:

Ahora, sin embargo, en el nuevo sistema es diferente. Ahora, Dios aparte de la ley, es decir, ya puso a un lado la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, lo verdadero ahora ha llegado. Quién es lo verdadero? Jesucristo. Cómo se manifiesta ahora la justicia si no es por la ley, cómo se manifiesta la justicia de Dios? por medio de la fe en Jesucristo.

Mire lo que dice, la justicia de Dios testificada por la ley, por los profetas. La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo.

Mire lo que dice Romanos Capítulo 10, versículos 8 y 10.

“…Esta es la palabra de fe que predicamos, que sin confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo…”

Uno puede casi oír el golpe del martillo del juez diciendo, esa es la manera. Si tu confesaste, eres salvo. Si tu creíste, eres salvo. Esa es la manera en que la justicia de Dios se manifiesta hoy en día.

La persona que quiera sentirse libre, justificada, salvada, sanada, lo único que tiene que hacer es creer que Cristo quién él dice que él es.

Qué dice Juan, Capítulo 1, versículo 12?

“… Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios…”

La nueva forma de manifestar Dios su justicia a la humanidad, aparte de la ley es simplemente cuando la gente le cree a Dios acerca de su Hijo. Porque dice aquí:

“… por medio de la fe en Jesucristo…”

Es en Jesucristo, nada más. No es un sistema, no es una iglesia, no es otro individuo, es a través de la persona de Jesús. Por eso la persona de Jesús es tan importante en la teología de la iglesia. Dice otro pasaje:

“…Porque no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombres por medio del cual podamos ser salvos, sino por medio de Jesucristo hombre…”

Es Jesús, por medio de él, para todos los que creen en él. Es decir, sean judíos, sean gentiles, sean puertorriqueños, sean guatemaltecos, salvadoreños, bolivianos, lo que sea, todos los que creen en él reciben la justicia de Dios. No importa, todo el que se cobija la sangre y el nombre de Jesús y su obra salvífica, automáticamente es salvo. No hay diferencia. No trate de ponerle embeleco ni adornos a esa simple y sencilla doctrina.

El que tu seas de por allí, el que tu hagas esto, el que tu te portes bien, el que tu seas buena gente, nada de eso, es por medio de Cristo Jesús. No hay diferencia, por cuanto todos pecaron, dice, todos hemos pecado y todos estamos destituidos de la gloria de Dios.

Sin Cristo tu no tienes acceso a la presencia de la gloria de Dios. sin Cristo tu estás muerto en tus pecados y tus ofensas. Por eso es que Cristo es tan importante, por eso es que nosotros nunca podemos jugarnos con la persona de Jesús, nunca, hermanos, escucha esto bien, nunca recibas ninguna enseñanza que le roba un ápice de importancia a Jesucristo.

Tu sabes cómo tu puedes saber cuando una doctrina es falsa? Hay mucha doctrina que se llaman cristianas y todo eso, pero tu sabes cómo tu puedes saber? Pregúntate qué nivel de centralidad le dan a Jesús? Si están claros en que Jesús es la única manera, el único mediador, el Hijo de Dios, Dios mismo, muerto en una cruz, resucitado al tercer día, la única forma de recibir gracia, perdón, salvación, estamos bien. Pero si le quita una cosita, aléjate a mil millas. Hay enseñanzas hoy en día, hay doctrinas que mezclan la ciencia con otras formas y otras cosas, y lo que están haciendo es robándole su realeza a Cristo Jesús.

Es solo Cristo, porque solamente hay un mediador, somos justificados por esa creencia, esa confesión, mediante la redención que es en Cristo Jesús. Lo voy a dejar allí, hermanos, yo quiero que nos pongamos de pie un momentito.

Cuando David, en su salmo 32, habla bienaventurado el hombre, la mujer, cuya ofensa ha sido perdonada y cubierto su pecado. Él está diciendo, qué bendición, que privilegio es el uno pasar por ese cedazo de gracia y poder recibir perdón por medio de la obra de Cristo. Creerle a Jesús y recibir sanidad de esa manera.

Bienaventurada la persona que puede decir, yo he hecho lo que Dios me ha dicho que yo haga. Yo he creído que Jesucristo es el Hijo de Dios, el salvador de la humanidad, mi mediador, mi sustituto. Él ha pagado el precio y yo lo entiendo claro, lo recibo así.

Mire hermano, no le haga la vida muy difícil a la gente allá afuera. Cuando usted tenga la oportunidad de predicarles el Evangelio, dígale simplemente, mira, lo que dice la Biblia es que si tu de corazón, crees y tu lo confiesas con tu boca que Jesucristo es el Señor, el salvador de tu vida, tu eres salvo. Y una vez que tu has hecho eso, el Espíritu Santo entrará en tu vida y entonces tu puedes comenzar una relación por el resto de tus días donde él caminará contigo y te irán santificando gradualmente, mientras tu te mantengas pegado a él y sigas sus mandamientos.

Tan sencillo como eso. Hermanos, esa enseñanza la necesitan oír nuestros jóvenes allá afuera, la necesita oír tu compañero de estudio, o tu compañero de trabajo, memorízatela. Este pasaje, si tu lo sigues paso a paso te vas a dar cuenta de lo fácil que es desarrollar la doctrina de la salvación y nosotros creemos que Dios hace lo que él dice que va a hacer, cuando una persona confiesa a Cristo como Señor y salvador, y le cree a Dios, esa persona es un ciudadano del Reino de Dios y entonces puede comenzar una vida de relación íntima con él.

Yo quiero que bajemos nuestras cabezas un momento y yo le quiero dar gracias a Dios primeramente por lo consistente que es su doctrina, desde Génesis hasta Apocalipsis, hay una sola doctrina, salvación por gracia, salvación por creerle a Dios, salvación por confesar nuestros pecados, salvación porque Dios es generoso y él ha omitido la condenación que muy bien podría darnos.

Si tu no has tenido el beneficio de dar ese paso de fe todavía, antes de cerrar este culto maravilloso yo quiero invitarte, yo quiero aislar a cada uno de mis hermanos y hermanas que todavía no han tenido el privilegio de decir, sabe qué? Yo quiero ser de la familia de Abraham que le creyó a Dios y le fue contado por justicia y yo quiero también irme de aquí hoy sabiendo que he pasado por el proceso que Dios ha definido, salvación por fe, salvación por creer.

Y si alguien en esta tarde, antes de irse, quiere probar lo que estoy diciendo, yo quiero invitarte a levantar tu mano, antes de salir de aquí y experimentar la salvación que vendrá como resultado de confesar tus pecados delante de Dios.

Habrá alguien que quiera dar ese paso, que no lo haya hecho antes? Si no lo ha hecho antes, y quiere antes de salir de aquí estar seguro de que está cubierto por ese sacrificio y por esa obra salvadora, si quieres levantar tu mano antes de irte, si no lo has hecho antes y quieres en esta tarde dar ese paso de fe, yo te invito. Queremos orar por ti, dondequiera que tu estés.

Habrá alguien que no lo ha hecho todavía? Si no lo has hecho todavía. Veo una mano que se ha levantado allí detrás. Amén. Alguien más? la hermana por aquí también. gloria a Dios.

Si confesamos nuestros pecados él es fiel para perdonarlos. Si confesamos con nuestra boca que Jesucristo es el Señor, creemos en nuestro corazón que Dios le levantó de los muertos, somos salvos. Alguien más? otro joven allí. Dios te bendiga.

Es tan fácil, hermano, en un sentido es fácil. Por eso es que es pura gracia, todo comienza con una confesión. No tienes que ir tan lejos. Es aquí. Tu no tienes que decir, voy a salir a buscar esa salvación, está a la mano. Simplemente creyéndole a Dios.

Veo manos levantadas por acá. Gloria al Señor. Alguien más? que linda oportunidad en que se expone la doctrina de la salvación tan sencillamente para que tu te asegures de tener tu pasaje preparado para ir ante la presencia de Dios.

Quiero invitar a esos hermanos, pasen por aquí un momentito. Alguien si la acompaña a esta persona. Pase por aquí un momento.

Dice el Señor Jesucristo, si me confiesas ante los hombres, yo te confesaré ante mi Padre que está en los cielos.

Pasa por acá. Alguien acompáñelo alguien para que se sienta acompañado. Vengan por aquí. Vamos a orar por ustedes. Vamos a entregarles al Señor.

Yo quiero que tu digas como el salmista ahí en tu corazón, yo confesé mi pecado y reverdeció mi vida. La gracia del Señor se manifestó de nuevo en mí. Esto es para gloria del Señor. Tan sencillo como eso.

Ojalá esta ciudad un día se viera revolucionada por miles de personas que vinieran al conocimiento de Jesús de esa manera, que le dijeran a Dios y recibieran justicia como resultado de ello.

En el nombre de Jesús yo declaro miles, miles de personas. Ustedes son el depósito. Un día el Señor va a abrir las tuberías de los cielos y vamos a ver miles de personas acudiendo ante el llamado de Dios y creyéndole a Dios y confesando que Jesucristo es su Señor y su salvador. Yo lo veo, lo celebro y lo declaro como un hecho esta tarde, y ustedes son comienzo, primicias del Señor.

Yo les bendigo y les invito a creerle a Dios. Ahí en su corazón y con su boca digan, yo creo que Jesucristo es mi salvador, es mi Señor, murió en la cruz, resucitó y está sentado a la diestra de Dios Padre, intercediendo por mí y viene un día por segunda vez y yo estaré ante su presencia por la eternidad, por medio de su sacrificio en la cruz y su resurrección.

O si tu crees eso, tu puedes irte a tu casa seguro, escribe eso donde tu puedas, dí, este día hice mi pacto, mi trato con Dios. Yo le creí al Señor y él fue fiel e hizo lo que él había prometido. Yo te aseguro de una cosa hoy, si alguien te pregunta si tu te mueres ahora mismo, te irías al cielo? Tu tienes que decirle con un grito, claro que sí porque yo mi pasaporte está sellado, mi visa está decidida, tu eres un hijo de Dios.

Ahora comienza a vivir como una hija como un hijo de Dios. Yo les animo a tomar en serio este paso que ustedes dan. Ahora tienen que vivir para Cristo, antes eran esclavos del mundo, de la carne, del pecado, del diablo, ahora son siervos de Cristo Jesús. Vivan a esa altura y comiencen ese caminar mano a mano con Jesucristo. Y yo les garantizo que el Señor les guiará, les bendecirá, les protegerá, les guardará, les proveerá para toda necesidad.

¡Aleluya! Porque él es el Señor y él es fiel. Les bendigo, quebranto toda maldición en sus vidas, quebranto toda acusación del diablo, quebranto toda trama contra su bienestar. Abrimos caminos despejados delante de ustedes y creemos que el Espíritu Santo entra a sus corazones, se instala en el centro de sus vidas. Ustedes son hijos del Reino de Dios. Vivan como hijos del Reino de Dios. Gracias, Padre, gracias por tu palabra, Señor. Oh, gracias por la muerte y resurrección de Cristo Jesús. En unas semanas vamos a tener bautismos, me encantaría verles a ustedes entrar a las aguas bautismales, porque eso es parte de la bendición también, a través del bautismo ustedes darán otra expresión de entrega al Señor, así que yo espero que se mantengan ahí fieles hasta que llegue ese día y vamos a gozarnos todos.

Yo sé que vamos a tener una gran fiesta con muchas más personas que han recibido al Señor en estos últimos días. Les bendecimos y si me hacen el favor, un momentito más, mis hermanos les van a acompañar un segundo para que les queremos regalar un Nuevo Testamento, una Biblia, orar por ustedes. Vayan un segundito allá rápidamente. Ya terminamos y sean bendecidos. Queremos bendecir sus vidas y ayudarlos en todo lo posible.

Hermanos, vamos a darle gloria y honra al Señor. Amén. Vamos a bendecir al Señor con una alabanza y gracias a él por todo lo bueno que él ha sido con nosotros.