La iglesia - redil o gallinero?

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Desgraciadamente mi tema está lejos de ser romántico, pero es amoroso, digamos. Lo anima un espíritu de amor y de trato pastoral. Quiero hablarles, imagínense el titula “La iglesia redil o gallinero”, después de una música como esta, perdónenme. Dios tenga misericordia de ustedes con un pastor como este.

Lo bueno es que ya les he acolchonado la palabra con esta música hermosa. Pero quiero hablarles, esta palabra yo sé que es del Señor y va a permitir que nos amemos más unos a otros y que ustedes comprendan mejor a su pastor principal, su iglesia, sus pastores en general. Es parte de esta serie que hemos estado predicando sobre lo que es nuestra congregación y lo que es el liderazgo de nuestra iglesia, y qué es lo que creemos y qué es lo que yo, como pastor, creo acerca de elementos que nos afectan en una manera muy poderosa como congregación.

Y de paso, déjenme decirle algo acerca del amor, por ejemplo, el amor de matrimonio, el amor de esposa, esposo, novio, novia, familia, una de las cosas que se necesitan en el hogar para mantener la armonía es buena comunicación, ¿verdad que sí? Hablar de las cosas que hay que hablar, no cuando ya están encima de nosotros causándonos problemas sino preventivamente, proactivamente, manteniendo las tuberías limpias, siempre buena comunicación, buena definición de lo que creemos conocernos unos a otros.

Y de esa manera, pues sabemos el territorio en que estamos caminando. Muchas parejas no hablan entre sí, muchos matrimonios no se comunican, se limitan a las cosas cotidianas pero no hablan de esas cosas profundas y que muchas veces son las que afectan la vida de la pareja. Y uno tiene que ser proactivo, siempre tiene que estar hablando las cosas, aclarando las cosas y dando información a su pareja para que haya una buena relación que marche como es debido.

Y lo mismo tiene que darse entre el pastor y su congregación también, entre los líderes y sus diferentes ministerios. Tiene que haber una claridad acerca de quién somos, qué pensamos, cómo nos sentimos, cuáles son nuestros temores, cuáles son nuestros resentimientos, cuáles son las heridas que llevamos allí, que a veces no nos atrevemos a expresar y así nos conocemos mejor y nos tratamos en una manera más apropiada unos a otros, y eso mantiene limpio el amor y hace una gran diferencia.

Así que en esta serie de sermones, yo he estado hablando acerca de definición. Ustedes recordarán, los que estuvieron aquí el día de víspera de Año Nuevo, que hablamos que yo sentí del Señor que este año es un año de definición para León de Judá, es un año de definición y debe ser para tu vida y para la mía, donde Dios nos llama a estar claros, a definirnos, a decidirnos de una vez por todas, no andar queriendo ser esto o lo otro, y tratando de ser algo para todo el mundo, sino ser claros en lo que creemos y somos y sobre todo con respecto al Señor.

Entonces, en esta serie de sermones yo he querido definir mejor lo que somos como iglesia. Porque yo decía que a veces es difícil de ubicar, porque tenemos tanta diversidad entre nosotros, y tenemos una diversidad teológica y bíblica y pastoral tan grande y tomamos elementos de tantas diferentes fuentes que a veces es difícil para la gente saber si somos pentecostales, bautistas, evangélicos, ateos, la gente a veces no sabe qué es lo que somos.

Y entonces es importante definir estas cosas para que usted entienda la complejidad. No es confusión, como yo digo sino complejidad. Y por eso estamos tomando estos tiempos para hablar de temas que yo espero que sean de bendición para ustedes, de paso.

Yo durante años he resistido a hablar de estas cosas, les digo, sinceramente, por temor a confundir a mis hermanos, por temor de escandalizarlos, por temor de que no entiendan lo que estoy diciendo. Y ahora estoy saliendo del closet en la manera más positiva de la palabra. Aquí en el South End eso tiene otras resonancias diferentes, pero estoy confesándome con ustedes para que ustedes me conozcan, nos conozcamos unos a otros.

Es lo que he querido definir mejor mi propia visión de la Biblia, de la iglesia, del ministerio, etc. Así que en ese ánimo es que quiero predicar este sermón y finalmente yo les pido disculpas si para muchos de ustedes esto suena como una conferencia, o una charla más que como un sermón. Pero es la palabra de Dios, amén. Está fundamentada en principios muy bíblicos.

Por eso este tema, en un sentido es un poquito como jocoso. No lo tome totalmente en serio, esto del gallinero. Una hermana muy amable y linda vino después del primer servicio y muy atribulada, ‘Pastor, yo no soy una gallina,’ me dijo. ‘Usted tiene que aclarar eso porque usted nos está llamando gallinas y entonces qué es usted? Un gallo.’ Yo no sé, estaba confundida la pobre mujer acerca de eso. Yo pues, traté de animarla lo más que pude, yo no lo estaba llamando una gallina.

Hermana, esto es simplemente una metáfora, no lo tome demasiado en serio. Yo he querido simplemente esclarecer algunas cosas y usar esta ilustración. Es una ilustración, eso es todo, así que relájese.

Otra cosa que quiero decir antes de continuar. Yo le prometo delante del Señor que no estoy tirando indirectas a nadie. Me voy a curar en salud porque lo que voy a decir puede que usted piense como que se lo estoy dirigiendo a usted. Delante de Dios le puedo prometer que no tengo a nadie en mente. Este sermón yo se lo hubiera podido predicar aquí a asientos vacíos sinceramente. Así que, por favor, relájese que no le estoy tirando a nadie. Recuerde eso. Me prometen? Amén.

Otra cosa, yo no estoy frustrado, no estoy molesto con nadie tampoco. Yo amo mi congregación. Estoy feliz de ser pastor de esta iglesia. Amén. Creo que es una iglesia amable, amorosa, tolerante, es un idilio lo que tenemos ustedes y yo, y los demás pastores de la congregación. Así que no estoy expresando, no estoy ventilando frustraciones, no estoy tampoco vengándome de alguien o de algunos, nada por el estilo. Así que, le suplico, porque así mismo me voy a sentir más cómodo de expresar estas cosas y les aseguro que son expresiones que yo podría predicar esto en cualquier iglesia en cualquier lugar de conferencia cristiana y sería el mismo material.

Pero yo creo que esto puedo ayudarnos a esclarecer algunas cosas que… déjenme decirle por qué este tema? Porque yo creo que muchas veces entre los pastores y las congregaciones hay desajustes y las congregaciones esperan una cosa de sus pastores y no la reciben, y entonces se sienten a veces resentidos, se sienten desatendidos, se sienten maltratados y a veces los pastores esperan ciertas cosas de sus congregaciones y tampoco las reciben. Y entonces se sienten como que no son tratados adecuadamente.

Yo iba a leer un pasaje pero no lo voy a leer de Segunda de Corintios, capítulo 11, en los versículos del 1 al 11. Si usted lee la carta de los corintios, usted se dará cuenta la frustración que Pablo sentía como Apóstol, plantador de iglesias, pastor de esas congregaciones, él no se sentía comprendido, se sentía a veces mal interpretado, subestimado, se sentía que las congregaciones de Corinto no eran los suficientemente agradecidas de él ni que podían entender la complejidad de su ministerio.

Y entonces él escribe en varios capítulos de Segunda de Corintios ventilando su frustración y diciendo, por ejemplo, ustedes si alguien viene y les roba el dinero y los maltrata, ustedes lo reciben muy bien y lo bendicen, pero a mí, cuando yo vengo, dicen, su palabra es débil y no tiene mensaje, no tiene sermón, no tiene unción. Y así por el estilo.

Lo que yo quería usar en ese pasaje es mostrarles a ustedes que los malos entendidos entre pastores e iglesias han existido desde que la iglesia está en el mundo y que yo no soy diferente en eso y que es importante que uno aclare las cosas. Eso no es nada nuevo. Las iglesias y los pastores siempre han… y por eso es importante que se entiendan unos a otros.

Por ejemplo, yo quiero que a través de este sermón ustedes entiendan un poco de mi estilo pastoral, por qué yo hago ciertas cosas, por qué no hago otras, por qué me comporto en cierta manera en el trato pastoral con ustedes, por qué no hay a veces todas las cosas que ustedes quisieran que yo hiciera, así también los demás pastores de la congregación. Y quiero esclarecer un poco acerca de eso.

Por eso he llamado a este sermón, “La iglesia, redil o gallinero?” y son dos modelos de la iglesia. El modelo antiguo, bíblico, de donde viene la palabra pastor es el modelo que vemos en Jesucristo, en Juan capítulo 10, versículo 11, por ejemplo el Señor dice:

“…Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas…”

Y en ese capítulo el Señor Jesucristo se presenta a sí mismo como pastor de ovejas, como el excelente pastor. Yo pienso también en el salmo 23, cuántos no se lo saben?

“…Jehová es mi pastor, nada me faltará. En lugar de ese delicados pastos me pastoreará, confortará mi alma, me guiará por sendas de justicia, por amor de nombre…”

Todas las intervenciones del pastor. Que hermosa forma de ilustrar lo que es la relación entre un líder espiritual y sus feligreses. Y esa metáfora del ministerio estará con nosotros hasta que Cristo venga.

Pero mirándolo por otra parte, cuando el Señor usó esa metáfora del líder, el siervo de Dios como un pastor, no quiso decir como que esa era la única imagen que debía usarse para la iglesia. Yo creo que esa imagen se presta a modificaciones y ajustes y mi teoría es, mi tesis, por así decirlo, es que en el siglo XXI, en el siglo XX inclusive, anterior, esa imagen de pastor, redil, ovejas, como que tiene que ser cambiada un poco, y tenemos que complementarla con otros entendimientos del ministerio, de lo que es una iglesia, lo que es una grey, lo que es una feligresía, y que al considerar otras metáforas, otras imágenes, otros modelos del ministerio, eso nos va a ayudar a entender mucho mejor nuestra realidad y la realidad del pastor.

Y eso es lo que yo quiero hacer. Aquí tiene usted una imagen clásica del pastor: sus ovejitas. Mire que lindas se ven, que gorditas, que mansas se ven allí, y el pastor vigilando en el horizonte para ver si viene algún lobo para darle con esa vara que él tiene en la mano. Él está en control, mire que él está al frente. Las ovejas están detrás de él, comiendo en sus pastos mientras él vigila y las guarda. Ese pastor conoce el nombre de cada una de sus ovejas, estoy seguro, y hay una relación íntima, personal directa, individual. Ese pastor seguramente hasta le ha dado nombre a cada una de esas ovejas.

Tenemos la imagen del himno Eran cien ovejas… donde el pastor deja las 99 para ir a buscar a Juanita que se quedó por allá en la maleza y que el lobo se la va a comer. Él la reconoció. Cuando metió a las 99 en el redil, dijo, me falta Juanita. Y se fue corriendo a buscarla, porque él la conoce individualmente.

Esa es la imagen clásica del pastorado. Pero es una imagen limitada en uso, como toda metáfora, como toda símile, como toda comparación, tiene un uso pero también necesita otras cosas para complementarse totalmente.

Y por qué yo creo que esa imagen del pastor, redil, oveja tiene que enriquecerse un poco más y matizarse con otras imágenes? Porque yo creo que las condiciones modernas del pastorado han cambiado. Ser pastor hoy no es lo mismo que haber sido pastor hace 50 años.

Hay gente que estuvo 50 años en la misma iglesia, cuando nosotros comenzamos en Cambridge, había unas viejitas, Rose Phillips era una viejita como de 90 años y Rose Phillips había pasado toda su vida en esa iglesia que nosotros heredamos, toda su vida, de jovencita, niña, hasta que murió, ahí le celebraron su funeral y esa iglesia enterró a Rose Phillips. Esa era la imagen, la continuidad, el pastor como el centro de la vida de una congregación, todo se refería en términos de él, de su cuidado de las ovejas. Y los pastores, yo creo que tenían un nivel de autoridad que muchas veces hoy en día no se tiene.

Una iglesia como la nuestra tiene gente profesional, gente muy segura de sí misma que hay que darles cuentas, hay que hacerle reportes, ellos quieren saber cómo se gasta el dinero. Yo tengo diáconos que son gente que las hemos escogido porque son gente pensante, individual en su forma de pensar y porque si tienen que cuestionar algo, lo cuestionan y me mantienen a mí en línea, y yo tengo que darles cuenta, y eso es bueno también.

Pero esa idea del pastor como que el gobierna, es la autoridad final, eso ha cambiado mucho, en nuestros vecindarios, en la comunidad. Los pastores ya no gozan del mismo prestigio y autoridad que antes. Mientras que esa imagen del pastor, la oveja, el redil, presupone una relación entre líder y congregación que ya ha cambiado con el paso del tiempo. Hay límites que tiene el pastor en un mundo democrático y con conceptos limitados de la autoridad. Hoy en día hay que dar más cuenta.

Y por eso y muchas otras razones, yo creo que se requiere un nuevo modelo, más ajustado a la realidad pastoral actual. Vivimos en un mundo dinámico, cambiante. Por eso tenemos que tener un modelo diferente de la iglesia, de las congregaciones y el trato pastoral, un modelo a largo plazo de la realidad pastoral y eclesiástica.

Por eso, hermanos, yo quiero reemplazar por un momento, no para siempre, la imagen del pastor por la imagen del granjero. Mire aquí la diferencia de ese pastor plácido y tranquilo, con 8 ó 10 ovejitas, y este pobre granjero que se ve frustrado y listo ya para irse para la casa, rodeado de miles de gallinas y él tiene que proveer para todas esas gallinas. Cómo va a hacer él eso? Él tiene que encontrar una manera, no individualizada, él no puede tener la misma relación con esas gallinas que tiene un pastor con un grupo de ovejas.

Si usted busca en YouTube, por ejemplo, cómo es una granja de gallinas, usted va a ver que depende mucho más de un sistema que del cuidado individual de cada una de las gallinas. Y por eso yo digo que ayuda mucho si nosotros pensamos por un ratito, sopórtenme, y vaya conmigo y vamos a ver qué provecho le podemos sacar a la comparación de una iglesia con un gallinero. Perdone que yo quisiera encontrar algo más elegante, pero yo creo que vamos a ver.

Porque una de las cosas que yo digo es que tenemos que ser realistas. No podemos vivir como con una imagen idealizada y romántica de la iglesia que no responde las realidades del trato pastoral. Por eso, hago esta aclaración, no pretendo desprestigiar el modelo original, vamos a seguir hablando del pastor, de Jehová es mi pastor, nada me faltará. Vamos a seguir hablando de la grey, vamos a seguir hablando de feligresía. Hay unas resonancias poéticas y espirituales de esa imagen que no deben abandonarse.

No se trata de cambiar una cosa por la otra, sino de usar estas dos imágenes, redil y granja de gallinas, para decirlo así, juntamente, es una cosa y la otra. Ahora, por qué es importante mirar la iglesia, por un momento como una granja de gallinas? Yo digo que hay un desajuste estructural entre estas dos formas.

Hoy en día nosotros queremos seguir usando estos términos de pastor, de ovejas, de redil, cuando la imagen que tienen las ovejas de sí mismas, ustedes, ha cambiado. Pero qué pasa? Que la imagen del pastor no ha cambiado. Las ovejas hoy en día se ven como con más opciones. Las ovejas hoy en día se sienten libres para cuestionar al pastor. Las ovejas se sienten libres, bueno si la iglesia no tiene un buen ministerio de niños, pues aunque yo ya he estado 10 ó 15 años, ya me casé, tengo niños ahora, si la iglesia no tiene un buen programa de niños, pues me voy a otra iglesia, donde yo pueda tener un programa para niños. Mis hijos son adolescentes, la iglesia no tiene un buen programa de jóvenes, pues me voy a otra iglesia.

El pastor pide mucho dinero, pues entonces me voy a una iglesia donde no piden tanto dinero. Oh, la iglesia es demasiado insistente en santidad, pues, van a una iglesia que es un poco más liberal. Las ovejas hoy en día, se sienten libres para cambiar de redil y cambiar de pastor, mientras que, por otra parte, al pastor, se le exige y se le pide el mismo comportamiento que tenían los pastores de antes.

Cuál es la imagen que tenemos del pastor? El hombre que se desvive por las ovejas. Ese pastor que usted lo puede llamar a las 3 de la mañana porque le duele el estómago, para que ore y lo unja, venga a la casa para ungirlo, para que usted pueda dormir tranquilo, porque tiene que trabajar mañana. La imagen del pastor que da su último sermón en el púlpito y después un ataque al corazón en el púlpito, y gloria a Dios, murió con las botas puestas, vamos a enterrarlo ahora, porque es un hombre de Dios.

El hombre que se desvive mientras que, por otra parte, las ovejas no sienten el mismo llamado a permanecer hasta la muerte y dar sus vidas por el pastor. Entonces, yo veo un desajuste allí. Por eso digo, no estoy tirándole piedras a nadie, es una realidad. ¿Sí o no? Y entonces yo creo que eso, lo que pasa es que crea una situación de injusticia y desigualdad.

Crea expectativas falsas del ministerio y del pastorado y en mi opinión, da lugar a pastores neuróticos y en conflicto consigo mismos, da lugar, inclusive, a familias neurotizadas, da lugar a hijos, sabe que los hijos de pastores son proverbialmente conocidos por ser rebeldes, por comportarse mal, por irse de la iglesia, por acusar a las iglesias de quitarle a sus padres, etc. Gracias al Señor, les digo hermanos, ustedes han sido una bendición. Yo le doy gracias al Señor de que nunca hemos sentido que ustedes… yo creo que nuestras hijas nunca se han sentido como que ustedes les han robado. Meche, estoy en lo correcto o no? Amén. Ella dice que me avala en eso. Y yo creo que si nuestras hijas estuvieran allí, dirían lo mismo. Ellas aman a esta iglesia, aman la iglesia, aman al Señor porque hemos mantenido un balance, pero no siempre es así.

Y entonces, muchas veces este conflicto que hay, pastores que se sienten maltratados, no tenidos en cuenta, tienen que estar continuamente para mantener a la gente contenta y en la iglesia, tienen que hacer esto, tienen que hacer lo otro, porque sino la gente se les va y entonces hay un desajuste entre esas imágenes que tenemos del pastor y las ovejas y la realidad.

Por eso, hermanos, yo quiero darle una metáfora más realista. En vez de ovejas, hablemos de gallinas. Dile a tu hermano, tu eres una gallina. Pero por un momento, considérese una gallina y considerémonos aquí un gallinero, por un instante solamente, después usted regresa a su identidad de oveja.

Vamos a ver qué ventaja le podemos sacar. Si por un momento nosotros, por un instante, consideráramos la iglesia como una granja de gallinas y al pastor como un granjero, qué ventaja le podríamos sacar a esto?

Mire, una de las cosas que me gusta acerca de la imagen de una granja es que es realista, opera de la realidad vivencial de la gente, admite el elemento de impureza, el elemento de pecado, el elemento de conflicto, el elemento de lucha, el elemento de proceso, el elemento de una humanidad caída, que son cosas que son reales en la iglesia.

Este miércoles, cuando nos reunimos los pastores, nos reunimos los miércoles por la mañana, de la congregación, Gregory estaba ahí sentado esperando a que yo llegara, y los otros pastores todavía no habían llegado y de una vez me fajó con una serie de problemas y situaciones en la congregación, hermanos que tenían esto, preguntas, etc., y pasamos como una hora y media hablando de diferentes situaciones pastorales en la iglesia. Y al final Gregory me dice, Roberto, te pido perdón porque caramba, te traje tantos problemas, ya te contaminé la mañana. Le dije, mira, Gregory, no te preocupes, cuando yo llegue a la casa me tomo dos aspirinas, me acuesto tranquilo. Esa es la realidad de la iglesia.

Qué médico, cuando termina el día y tiene las manos sucias de sangre, a veces y la bata de operar, dice, caramba, este hospital es una locura. Yo no vuelvo a este hospital porque siempre tienen gente enferma. Es un hospital. Es la realidad.

Si usted mira un hospital, cómo está construido un hospital? Es tomando en cuenta gente enferma, gente que se muere, gente que está frágil. Eso es. Por qué tienen linóleo y no tienen, por ejemplo, una alfombra de 2 pulgadas de grueso? Porque el linóleo aguanta mucho y eso es lo que se necesita en un hospital.

Y así es bueno tener un entendimiento realista de lo que es la iglesia, y por eso el gallinero, aunque no es tan romántico, me ayuda a mí a ver ciertos aspectos de la vida cristiana y del trato del pastor, como un granjero que cuida una economía total.

Mire, hablemos un poquito acerca de las gallinas. La naturaleza de las gallinas. Esto es un tratado filosófico bien profundo: la naturaleza de las gallinas. Cómo son las gallinas? Las gallinas producen cosas muy buenas, ¿verdad que sí? Carne, huevos, muchas cosas interesantes, así como ustedes producen cosas bellísimas. Las gallinas también son animales muy graciosos, aves muy graciosas e interesantes. Ustedes me proveen a mí un caudal interminable de ilustraciones, anécdotas. Meche y yo nunca nos aburrimos cuando vamos a comer juntos, porque tenemos tantas cosas de qué hablar, hermanos.

Ustedes son un caudal de humanidad increíble. Nunca nos aburrimos. Se los digo sinceramente. Y las gallinas, usted las ha visto cómo caminan y se mueven y son interesantísimas. Ahora, también producen mucha suciedad, perdone que se lo diga así. Usted sabe lo que producen las gallinas. Usted ha ido a un gallinero? El olor que producen las gallinas. Sabe que nosotros, así como cuerpo, en nuestra humanidad también producimos malos olores, producimos conflicto, chismes, perdone que se lo diga, producimos pecado. Hay muchas cosas también que no son honrosas al Señor ni dignas de alabanza, que se dan en una congregación como la nuestra, con tantos niveles de madurez y de posición en la jornada cristiana.

Sí, producen suciedad, otra cosa, son muchas y no se les puede dar demasiada atención individual. Mire solamente este cuerpo que está aquí. Esta mañana había un grupo similar al de ustedes a las 9 de la mañana, y a veces yo tengo dificultad en saber quién vino a las 9 y quién vino a las 12, si vino, si fue a su país de vacaciones, si está afuera por seis meses y vuelve otra vez. Es imposible darle atención individual a cada persona.

Así como ese granjero que ustedes vieron ahí, no puede darle atención a cada gallina individualmente. Otra cosa, las gallinas están en continuo movimiento, no se paran, son seres enérgicos, y las iglesias son así, siempre están en proceso, en cambio. Los niños están convirtiendo en adolescentes, los adolescentes en jóvenes. Hay muertes, matrimonios, bautismos, problemas, dificultades, gente se muda, gente viene. El siglo XXI es un siglo increíblemente dinámico y siempre está en movimiento, y en ese mundo es que nosotros ministramos como pastores.

Eso plantea una serie de retos para el pastor y para los líderes espirituales de una congregación. Qué otra cosa? Las gallinas generan mucho conflicto entre sí por el aglomeramiento y la competencia por recursos limitados. Yo estuve en una granja de gallinas este verano, y yo creo que de ahí saqué este sermón, dele gracias a Dios por esos días de vacaciones que tomamos. Y me fascinaba mirar estas 200, 300 gallinas peleándose por los granitos de maíz.

Caleb, nuestro nieto, le tiró unos granitos de maíz y todas se tiran, se abalanzan y se picotean unas a otras, para comerse los granitos. En una iglesia, hay mucho conflicto también y parte de lo que tiene que hacer el granjero, pastor, es trabajar con el conflicto. Pero se parece mucho a una granja.

Otra cosa, perdonen, las gallinas no son muy leales. Digan auch! Francamente vivimos en un tiempo en que esa idea de Rose Philips, 50, 60, 80 años en una congregación ya ha pasado. Hoy en día, la gente se toma la libertad de moverse en una manera mucho más libremente y de darse el privilegio de escoger o no escoger. Ustedes saben a lo que me refiero.

Y esa es la realidad de una iglesia y así es que nosotros vivimos. Nos movemos en ese mundo. Otra cosa, las gallinas aprenden con dificultad. No tienen un cerebro muy grande. No sé si usted se ha fijado. Tienen una cabecita muy pequeñita. Entonces, se toma tiempo instruirlas, enseñarlas, y hay que ser paciente con ellas, hay que tomar una visión a largo plazo, hay que ser comedidos, hay que repetir las mismas cosas una y otra vez. Y uno tiene que tener esa paciencia con las gallinas, con las congregaciones e ir poco a poco enseñándolas.

Y yo creo que es mucho mejor asumir eso desde el principio que frustrarse porque fulanito lleva 20 años predicando la misma cosa y todavía no se le entra en la cabeza. Las gallinas son difíciles de aprender y también difíciles de controlar. Y el pastor tiene que tener una idea más modesta de su capacidad para controlar las gallinas.

Entonces, mire unas comparaciones que nos pueden ayudar todavía a mejor entender esto. Una comparación entre redil y gallinero. En un redil, qué hay? Ovejas, ¿verdad? En un gallinero hay gallinas, por lo menos hay 5 ó 6 que están poniendo atención. Yo les dije que las gallinas tienen dificultad en aprender. Ahí ven.

Cómo son las ovejitas? Mansas y obedientes. Usted coge una ovejita y a mí me han dicho que una de las cosas terribles es ver una ovejita que va a ser llevada al matadero, y ella mansamente pone el cuellito para que le den mejor todavía el golpe de muerte. Son animales mansos y obedientes. Cómo son las gallinas? No tan mansas y obedientes. Esa es la verdad. Las gallinas son eléctricas, van por donde ellas les da la gana. Trate usted de llevar una manada de gallinas en el prado y usted verá qué es lo que le pasa. Se le van por todas partes. Las ovejas, olvídese, con un par de perritos y usted domina una manada inmensa de ovejas. Porque son mansas y obedientes.

Cómo es el redil? En el redil, el pastor es la figura preponderante, es el centro. Usted vio esa imagen del pastor en el centro, en el frente de la fotografía. Mientras que en una granja el pastor es menos central, el pastor más bien se preocupa por establecer un sistema que pueda alimentar y proteger y guardar a todas las gallinas a la vez. Entonces la figura del pastor es menos importante y lo más importante es el sistema que él introduce para cuidar a toda la multitud. Guarde eso en mente, porque una de las cosas que yo veo como pastor, yo tengo que hacer y los líderes pastores, e inclusive los líderes de otros ministerios, es establecer un sistema que funcione y entonces mantener ese sistema y mejorarlo cada día para que ese sistema alimente la vida de los que entran en él.

Entonces, qué otra cosa? En el redil el pastor depende del cuidado individual, como decía, conoce cada una de sus ovejas, las cuida, les quita las pulgas, lo que sea, la atiende, la venda, la busca, la mantiene dentro del redil. Mientras que en la granja lo principal es el proceso.

Si usted mira en YouTube por ejemplo, ponga la palabra gallinero o granja de gallinas, y usted verá que las granjas de gallinas son sitios muy científicos donde hay aparatos para mantener la temperatura, para regular que los huevos no se rompan cuando las gallinas los ponen, que el tamaño de las gallinas sea el preciso y si exceden, se ponen en otro lugar, el agua la administran por unas botellitas pequeñitas que ellas aprietan con el pico y sale una gota de agua. Todo tremendamente regulado.

El proceso es más importante que la persona. Y así yo creo que es en una iglesia, cuando llega a cierto punto, yo no puedo atender a cada individuo personalmente, o los demás pastores, y por eso hay que depender más de sistemas, protocolos que ayuden a que todos puedan funcionar juntos. Después voy a explicar un poquito más acerca de eso.

Otra cosa, las ovejas son pasivas. Pero las gallinas son dinámicas y hay que bregar con eso. Otra cosa, en el modelo pastoral, es un modelo más estático, más predecible, más unificado, mientras que el modelo de la granja es dinámico. Las gallinas corren por donde quieran, hay movimiento continuo.

Las intervenciones personales del pastor a diferencia del control estratégico. El pastor tiene que saber y medir en qué va a invertir su tiempo, si lo va a invertir en una reunión comunitaria que puede generar recursos para la iglesia o si lo va a invertir en irse con doña Chencha a tomarse un café a las 10 de la mañana y pasar tres horas hablando con ella y consolándola y diciéndole que Dios la ama.

Con quién va a pasar el tiempo, con un líder que bendice a 100 personas en la iglesia o con una persona que no tiene tanto que ver con la bendición de la congregación. Puede que sí, no hay que ser interesado todo el tiempo, pero el pastor tiene un tiempo limitado y tiene que determinar, bueno, en qué voy yo a invertir mi tiempo? Porque el sistema necesita esa intervención estratégica.

Las acciones del pastor son importantes en el redil, mientras que en la granja, los sistemas, los protocolos, son los que imperan. El sistema pastoral es autoritario. El pastor gobierna, controla, determina, dicta, dice, enseña, profetiza, declara y las ovejas se moldean.

Mientras que en el sistema de la granja, el pastor tiene que ser mucho más pensante y estratégico en cómo mueve la economía de todas esas gallinas. Su intervención es más indirecta.

En el redil, cuidado intensivo. En el gallinero, cuidado colectivo de la totalidad. El pastor activo, el granjero, estratégico. En el modelo del redil, el énfasis es sobre lealtades, el pastor ama a sus ovejas hasta la muerte. Las ovejas se pegan a su pastor hasta la muerte también. Mientras que en el gallinero, hay un énfasis sobre más bien el control del medio ambiente, de la totalidad del sistema.

Usted ven entonces que a mí me ayuda cuando yo examino la vida cristiana, y la vida de la iglesia desde la perspectiva de la granja de gallinas, del granjero, porque ilumina muchas cosas acerca de la realidad de una iglesia.

Yo diría otra cosa y es que el modelo del pastor no se presta a una iglesia grande, una iglesia dinámica, una iglesia creciente. Un pastor no puede pastorear individualmente a cada persona. En esta congregación yo creo que usted se beneficiaría mucho de entender que es como los supermercados, versus una bodega. Usted va a la bodega y ahí está el bodeguero con una libretita y usted le dice, don Pancho, hoy no me ha llegado el cheque, pero necesito una libra de carne y 4 plátanos y media libra de arroz, y una funda de habichuelas, y él dice, no te preocupes, muchachos, son 14.50 dólares, lo apunta en la libretita y el viernes usted viene, cambia el cheque y le paga. Pero qué pasa? Que esa bodeguita también tiene limitaciones. Si usted quiere una sopa de Wolfgang Puck no la va a encontrar allí. Si quiere 27 marcas de cereal, no la va a tener, va a encontrar 3 a lo máximo.

Pero váyase a un supermercado como Market Basket y usted va a ver un pasillo completo de cereal solamente o de comida de perro, o de servilletas. Por qué? Porque el supermercado no tiene quizás el trato personal de la bodega, pero por qué es que la mayoría de la gente se va al supermercado? Porque pueden hacer una comprar y comprarlo todo de un solo tirón. No tienen la ventaja pero hay otras cosas que compensan.

Y así, muchas veces una iglesia como esta, quizás no tiene ese cuidado intensivo, individual de cada persona, quizás usted no tiene el gusto de que su pastor vaya al quinceañero de su hijita, o que vaya a probar el nuevo sancocho que su esposa aprendió a hacer esta semana, pero hay otras cosas que usted puede disfrutar. Quizás usted puede disfrutar de un ministerio de adoración más rico, de un ministerio de discipulado más amplio, con más posibilidades, un ministerio de niños con más departamentos y maestros mejor preparados. Quizás usted puede disfrutar de una iglesia que va a ministrarle a su familia en una manera más efectiva, va a haber discipulados y clases de células o ministerio de células, va a haber buena administración, va a haber un espacio más grande.

Sí, usted está cambiando algunas cosas individuales, pero hay un sistema que lo alimenta y le da muchas más posibilidades, en vez de esas iglesias a veces fragmentadas, y gloria a Dios por ellas, amén. Pero uno tiene que escoger una cosa o la otra. Y yo creo que cuando una iglesia llega a cierto tamaño, ya es más importante el manejo de sistemas y yo pienso que mi rol como pastor principal de la iglesia es proveerles a ustedes un espacio virtual, una ecología, una economía donde usted puede encontrar algo para su vida.

Si usted quiere aprender a servir al Señor, bueno, mi deber es como hice años atrás, comenzar el ministerio de células, y cuántos hermanos se han beneficiado del ministerio de células. Si necesitamos clases de entrenamiento bíblico y de enseñanza bíblica, ahí tenemos los discipulados que se comenzaron hace tantos años atrás en Cambridge, y que alimentan tantas personas y los preparan para el servicio en el reino del Señor. Si usted es un apasionado del servicio social y del trabajo en la comunidad, bueno, hay ministerios para gente homeless, está Alfa, está Herck, si usted quiere aprender inglés hay posibilidades. Y mi labor es posibilitar estas cosas, encontrar las personas mejor capacitadas para dirigir esos ministerios y asegurarme de que esos ministerios corran bien, orar por ellos, hablar con los líderes, supervisarlos, retroalimentarlos, delegar.

Y entonces al yo hacer eso, ustedes encuentran esos espacios para conectarse con el llamado de Dios en sus vidas. Amén. Esa es mi función. Yo tengo que cambiar el privilegio de sentarme con usted, conocerlo a usted íntimamente y usted a mí, por el privilegio de abarcar más gente, de impactar una ciudad, de alcanzar sistemas, de crear una iglesia poderosa que impacte la ciudad y que haga cambios radicales en la sociedad.

Hay que cambiar una cosa por la otra. Pero el modelo del pastor tratando a 10, 20 personas en la semana, o 30 personas y hay 800 ó 900 ó 1200 que son ignoradas, y son descuidadas porque él tiene que estar atendiendo a esas 20 ó 30 ó 40, no da resultado. Y la gente cuando entra a este modelo de iglesia tiene que entender que hay un precio que pagar. El modelo del granjero sí se presta porque, como les digo, el granjero trata al nivel mayor.

Como el granjero, la función del pastor principal debe ser velar por el ambiente total de la congregación. Yo llamo a eso, mantener el espacio donde se dan las interacciones de los feligreses, a diferencia de micro manejar cada miembro o cada situación. Más que el guardián de cada oveja, el pastor debe velar por el ambiente donde ellas viven y se mueven. El granjero pastor, se asegura de desarrollar y darle mantenimiento a ese ambiente.

De manera que ese ambiente provea todo los nutrientes para el crecimiento y el sostén de las ovejas. Por eso yo me tengo que reunir, por ejemplo, digamos el ministerio de alabanza. Que bendición recibimos hoy de ese ministerio! Ahora, eso ha sido una lucha cuerpo a cuerpo de años, para formar ese ministerio. Yo tengo las heridas para mostrárselas, si tuviera tiempo y no los escandalizara les mostraría las llagas. Ha sido una lucha a largo plazo, yo me reúno con ellos continuamente, les doy mi visión pastoral de lo que es la adoración.

Mi parte es asegurarme de escoger buenos líderes, de asegurarme que cualquier conflicto se atienda a tiempo, de infundirles a ellos los valores bíblicos de esta congregación, de enseñarles cuál es mi concepto de lo que es una buena alabanza y una buena adoración. Y entonces, yo tengo que soltarlos a ellos para que ellos hagan su trabajo. Y cuando algo anda mal ellos me ven allí haciendo señas y moviéndome, y después del servicio hablamos, o en la próxima reunión conversamos. Porque si eso pasa, se da como es debido, aunque usted no me vea, yo estoy adorando con el grupo de adoración. Mi presencia está allí porque ya yo la dejé allí con ellos, cuando me reuní con ellos. Y así pasa con cualquier otro ministerio.

Eso es lo que yo llamo desarrollar y darle mantenimiento a ese ambiente para que mantenga a las ovejas en una forma saludable. En este modelo el pastor es más bien como un mayordomo, un facilitador, un partero de la vida de Dios en la economía de la iglesia. Yo veo cada día, hermanos, mi rol como pastor en una forma más humilde y más modesta. Yo no me engaño a mí mismo acerca de lo que yo puedo hacer en sus vidas. Lo único que yo puedo hacer es un delgado alambre a través del cual corra la gracia de Dios a sus vidas. Eso es todo.

Y cuando yo he cumplido mi función, yo tengo que echarme a un lado para que ustedes sigan tratando directamente con Dios. Yo tengo que saber que yo no puedo crear santos, eso lo hace el Espíritu Santo. Yo puedo quizás canalizar la palabra de Dios y esa palabra hace la obra en ustedes. Yo tengo que bregar con mi propia humanidad, mis propias limitaciones. Y yo les digo siempre a ustedes, no dependan de mí, no se apeguen a mí. Es más, no se apeguen a ningún hombre o ninguna mujer, hermanos, pongan su mirada siempre solamente en el Señor.

Ponga su mirada en el Reino y gócese en este sistema maravilloso que es la iglesia de Jesucristo. Pero muchas iglesia yo creo que sufren y sabe que muchos pastores le hacemos daño a la gente por pegarlos a nosotros y usar manipulaciones para que se enamoren de nosotros y como que se apeguen. Eso es un pecado. Yo veo tantas prima donas hoy en día en el Evangelio y Dios aborrece eso. El único que debe ser entronizado y glorificado es Cristo Jesús. Yo soy un dedo que apunta hacia el Señor y eso es todo.

Yo me veo más bien como uno que maneja y facilita y administra los dones del Espíritu Santo en ustedes. Esta iglesia no es mía, su dinero no es mío, su propiedad no es mía, las almas no son mías, los feligreses no son míos. Yo no me puedo aprovechar de nada de esta congregación porque todo pertenece al Señor. Yo simplemente soy un sirviente que al final del día tengo que darle gracias al Señor por dignarse usarme para su gloria y su honra. Eso es todo.

Yo les suplico, hermanos, nunca se dejen manipular por nadie. Nunca se apeguen a ningún hombre, es más, ni a ninguna iglesia tampoco, porque León de Judá no es nada sin el Espíritu Santo dentro de nosotros. El día que nosotros dejemos de vivir la palabra de Dios y de predicarla como es debido, esta iglesia se desploma, porque no es vida nuestra, es la vida del Reino de Dios a través de nosotros.

Por eso es que a mí me gusta más la idea de un hombre que está más bien siendo simplemente un canalizador de energías, en vez de uno que está sentado en el trono haciendo la labor que debe hacer el Espíritu Santo. Yo soy un facilitador, un partero, eso es todo.

Por eso, hermanos, en ese modelo de la granja, donde el pastor está trabajando a través del sistema y no es la figura central, es importante en ese sistema delegar, entrenar a la gente, discipular a la gente, retroalimentar a la gente. Qué hice bien? Qué hice mal? Después de este primer servicio, yo le pregunté a dos o tres personas, óyeme, qué te pareció el sermón? Por qué? Porque quería saber si lo podía predicar la segunda vez a las 12 o si tenía que abandonarlo y buscar otro sermón. Porque no estaba seguro totalmente de que la gente hubiera entendido lo que estaba diciendo, o que estaba diciendo lo correcto.

Yo mismo necesito retroalimentación. Y mis líderes necesitan saber. Esto que yo estoy haciendo ahora mismo de predicar esta serie de sermones, es parte de eso. Porque en una iglesia así se necesita mucha comunicación, mucha información, mucho entendimiento de los valores y los principios que rigen a la congregación.

Se requiere un modelo de atención colectiva y global, a diferencia de específica o individual. Hermanos, el pastor debe reconocer sus limitaciones y su realidad y proceder desde ahí. Por eso es que yo digo que es importante verlo de esta manera, porque, de nuevo, en la granja es el sistema lo que más importa y no tanto la figura central del individuo líder.

Yo he desarrollado en estos días, pensando y preparándome para este sermón, he desarrollado la idea esta de realismo pastoral. Me parece un buen concepto. Y es la idea de que yo, ustedes, nosotros, los líderes principales, los pastores de esta congregación, debemos adoptar una perspectiva modesta, limitada, realista y a largo plazo del pastorado y de la iglesia.

A mí me ha ayudado muchísimo verlos a ustedes y verme a mí mismo como… somos viajeros en una jornada a largo plazo. Dios está tratando con nosotros, está bregando con nuestra humanidad. A veces nuestra humanidad se sale de las casillas, nos ofendemos unos a otros, murmuramos unos de los otros, cometemos errores, pecamos unos con los otros y contra Dios.

Yo veo parejas en conflicto, veo gente diciendo una cosa y haciendo otra. Esa es la realidad de esta iglesia y de cualquier iglesia en el mundo. Yo veo gente que en un momento están aquí arrodillados, adorando al Señor, danzando, derramando lágrimas, y en otro momento abusando de su esposo o su esposa, siendo egoístas, viviendo vidas dobles, desobedeciendo en las cosas más básicas y esa es la realidad de la iglesia, hermanos.

Esa es la materia con la cual nosotros bregamos. Yo no quiero llamar a las cosas por otro nombre. De esa realidad tenemos que partir hacia la hermosa realidad que Dios tiene para nuestras vidas y tenemos que reconocer dónde estamos y por eso yo entiendo mejor la iglesia cada día. Y sabe qué? Eso me libera para no guardar resentimientos, eso me libera para no ponerme cínico cuando veo contradicción en la vida de la gente. Eso me libera cuando yo cometo mis propios errores. Eso me libera cuando me siento mal atendido, mal interpretado, maltratado, porque esa es la realidad de la iglesia desde que el mundo es mundo y desde que Cristo la fundó y será hasta que Cristo venga de esa manera.

Y yo creo que es bueno que nosotros partamos de un realismo pastoral. Y de ahí trabajemos para ir a la gloriosa visión que Dios tiene para nosotros. Quiera el Señor que nosotros podamos entender esto, de que mi rol y el rol de los pastores no es solamente llamarnos a la santidad, con este concepto, mire, aísle este concepto por un momentito. Yo veo dos cosas que tiene uno que hacer como pastor, uno es llamar al pueblo de Dios y llamarse uno mismo hacia una vida de santidad, proseguir al blanco, como dice el Apóstol Pablo, trabajar hasta que la imagen de Cristo sea forjada en nosotros, entregarle al Señor toda impureza, todo defecto, toda distorsión, toda imperfección de nuestro carácter y vivir deseando que la gloria de Dios se manifiesta en nuestras vidas, y trabajar arduamente para eso.

Pero ¿Sabe qué? Yo he aprendido también que en la iglesia hasta que Cristo venga, el rol de la iglesia también tendrá que ser proveer cercas para que el pecado no se desborde. Hay que regular el pecado, administrar el pecado. Mientras usted esté en esta iglesia usted va a tener cosas que no son de Dios, y mi rol como pastor, muchas veces va a ser simplemente mantener el pecado dentro de límites tolerables que no destruyan a la iglesia. Porque ustedes van a seguir pecando, yo voy a seguir pecando. Yo no sé si usted se escandaliza con eso que he dicho, pero todavía no he encontrado nadie que me contradiga efectivamente al respecto. Y todavía no he visto evidencia de lo contrario.

Muchos de los hermanos que más aman a Dios, que más adoran al Señor, que más hablan en lenguas, son a veces los que más necesitan de la misericordia y el trato de Dios. Se los digo por observación propia y por experiencia personal. Y mientras esta iglesia permanezca parte de nuestro rol va a ser entender eso y asegurarnos de que ese pecado no se desborde, que cuando se manifieste encuentre controles seguros, confrontación, disciplina, amor, corrección adecuada y eso es parte del trabajo del pastor. Al final del día tendré que bregar con mi propia humanidad, con la humanidad de mi pueblo, y decirle, Señor, gracias por la gracia que tu nos has dado. Gracias por la sangre de Jesús. Ayúdame a llevar estas ovejas finalmente al redil de tu mansión, de tu gracia, de tu misericordia eterna.

Y mientras tanto vamos a seguir adelante, hermanos, vamos a seguir tolerándonos, vamos a seguir amándonos, perdonándonos unos a otros y vamos a seguir reconociendo la realidad de la iglesia. Somos ovejas, pero somos gallinas también, hermanos. Somos un redil, pero también somos un gallinero. Y nuestro Señor Jesucristo es el pastor de pastores, pero tampoco le importa arremangarse la camisa y ser un granjero de vez en cuando también y mandar su Espíritu Santo para que nos guíe hacia toda verdad y delegarle al Espíritu Santo y a su iglesia el trabajo de redimir la humanidad.

Que bueno! Que bueno es Dios! Yo le doy gracias al Señor. Yo cada día me enamoro más de la iglesia de Jesucristo. Me enamoro más de ustedes, les amo más, a la misma vez que les conozco más y me conozco a mí mismo. Que el Señor les bendiga y que nos ayude a ser esa iglesia ejemplar que Cristo ama.

Vamos a ponernos de pie, hermanos. Padre, gracias por tu amor inagotable. Gracias porque tu nos amas a pesar de que nos conoces. Permite que esta congregación pueda habitar bajo tu mirada de aprobación, mientras Cristo venga, Señor, mientras estemos en la tierra llévanos a ser más y más aceptables delante de ti. Yo bendigo esta palabra, entiérrala en nuestros corazones, Señor, y saca todo lo que no sea de ti. Bendecimos a tu pueblo, Señor, en el nombre de Jesús. Y el pueblo de Dios dice, amén. Dios les bendiga, mis hermanos.