Jesús y la Samaritana - el valor de un alma

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Gloria al Señor. Quiero invitarlos a ir al Evangelio según San Juan, capítulo 4. Al conocido texto de Jesús y la mujer samaritana. Allí dice la palabra del Señor:

“Cuando pues el Señor entendió que los fariseos habían oído decir Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan, aunque Jesús no bautizaba sino sus discípulos, salió de Judea y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria – un detalla importante –. Vino pues a una ciudad de Samaria llamada Sicar junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. –Estamos hablando de un lugar arqueológicamente bien importante porque remontaba a la historia antigua de Israel, a los patriarcas, en este caso Jacob y su hijo José –.

Y estaba allí el pozo, – ese pozo de Jacob llamado – entonces Jesús cansado del camino se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta – es decir, como las 12 del mediodía en términos del calendario del horario romano – y vino una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo, “Dame de beber,” pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo, “Como tu siendo judío me pides a mí de beber que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo, “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice dame de beber, tu le pedirías y él te daría agua viva.”

La mujer le dijo, “Señor, no tienes con qué sacarla y el pozo es hondo. De dónde pues tienes el agua viva? Acaso eres tu mayor que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Respondió Jesús y le dijo, “Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed más el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” La mujer le dijo, “Señor, dame esa agua para que no tenga yo sed ni venga aquí a sacarla.” Jesús le dijo, “Ve, llama a tu marido y ven acá.”

Respondió la mujer y dijo, “No tengo marido.” Jesús le dijo, “Bien has dicho no tengo marido, porque 5 maridos has tenido y el que ahora tienes ni siquiera es tu marido. esto has dicho con verdad.” le dijo la mujer, “Señor, me parece que tu eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.” Jesús le dijo, “Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros los samaritanos adoráis lo que no sabéis, nosotros los judíos, adoramos lo que sabemos porque la salvación viene de los judíos, más la hora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.

Porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es espíritu y los que le adoran en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Le dijo la mujer, “Bueno, yo sé que ha de venir el Mesías llamado el Cristo, cuando él venga nos declarará todas las cosas.” Jesús le dijo, “Yo soy el que habla contigo.”

Bendiga el Señor su santa palabra. Qué lindo pasaje, ¿verdad? yo quiero exponer este pasaje a la luz de algo bien importante y es la urgencia de ganar almas para Cristo. La urgencia de cada uno de nosotros sea un ganador, una ganadora de almas en una forma personal. La urgencia de que nosotros todos nos involucremos en la obra de evangelismo personal y ustedes saben que hemos estado involucrándonos más y más en un esfuerzo evangelístico donde como decía yo anteriormente, hemos salido a la comunidad como un ejercicio de evangelismo porque yo creo que hay muchas otras cosas que podemos hacer y como una forma de lanzarnos en fe y de validar este formato de predicar el Evangelio como vemos que se hace en la escritura, una forma intencional de hacer evangelización.

Y quiero asegurarme de que todos nosotros recibamos ese llamado del Señor porque Dios ha estado impresionándome cada día más y más acerca de la importancia de que una vez que nosotros hemos terminado estos esfuerzos de construcción en que hemos estado 20 años construyendo edificios, que ahora con esa energía extra que tenemos, la dediquemos ahora que… yo digo, hemos estado construyendo edificios ahora vamos a edificar almas para Cristo. Vamos a conquistar, vamos a traer almas, templos, porque la Biblia dice que somos el templo del Espíritu Santo y queremos que mucha gente venga a ser templo del Espíritu Santo allá afuera. Y queremos usar ahora este tiempo que Dios ha estado poco a poco como llevándonos a acelerar ese proceso y finalmente nos hemos lanzando en nombre del Señor y tenemos ahora este esfuerzo de esperanza.

Queremos que todos nosotros tengamos esa misma urgencia, esa misma mentalidad evangelístico, que sintamos ese llamado de Dios porque si usted no siente el llamado de Dios, si no sabemos, hermanos, que nuestra identidad principal es la de compartir el Evangelio con otros, esa es la razón de ser de la iglesia y cada uno de nosotros tiene que sentir esa inspiración y esa obligación en un sentido sagrada y ese privilegio de compartir el Evangelio con otros.

Y yo quiero que comencemos a reflexionar un poco acerca de cómo nosotros como congregación podemos convertirnos en una iglesia efectiva en el área del evangelismo. Y yo me doy cuenta, lo primero que hay que reconocer es que hacer evangelismo y evangelismo personal en este tiempo en que nosotros vivimos, en esta cultura tan reacia y tan difícil es difícil y que hay mucha resistencia a la predicación del Evangelio.

Yo me doy cuenta hermanos que es muy difícil predicar el Evangelio en este tiempo. La gente está como a veces tan arrogante, tan orgullosa. La gente está difícil muchas veces, todo el mundo muy protectivo de sus privilegios, de privacidad, nadie me toque, nadie me hable, yo tengo mi propia fe, estoy en la calle no quiero que nadie se acerque a mi persona. En el trabajo, es a veces difícil alcanzar a la gente y por eso yo creo que muchos de nosotros nos hemos dejado intimidar acerca compartir el Evangelio, pero yo creo que una vez que nosotros entendemos que esto es algo urgente y que tenemos que hacerlo porque no hay alternativa, yo creo que Dios comienza entonces a fluir y a resolver muchos de los escollos que encontramos en el camino.

Yo creo que no importa cuán difícil sea hoy en día predicar el Evangelio, yo no me puedo imaginar que Dios allá en su cielo, Dios todopoderoso diga, ¿sabes qué? Como es tan difícil en el siglo XXI, pues vamos a abandonar el esfuerzo del evangelismo y vamos a simplemente a resignarnos a que la gente venga a la iglesia como puedan y simplemente como hay muchos por ahí que predican, que simplemente lo que tenemos que hacer es predicar el Evangelio con nuestro estilo de vida, con nuestra forma de ser y que sea la gente la que se acerque cuando ellos sientan el llamado de buscar de Dios. Pero no es así.

La Biblia es bien clara que nosotros tenemos que ser ganadores de almas personales. Toda la escritura sobre todo Mateo en el Nuevo Testamento hasta el final nos habla de la importancia de ir, no esperar a que la gente venga a nosotros, sino de ir y predicar el Evangelio. Amén. Ese verbo ir es absolutamente importante.

Nosotros tenemos que tomar iniciativas para alcanzar a las almas. Yo creo que a veces nosotros, los cristianos, nos hemos hecho demasiado sofisticados para esta idea de que tenemos que hacer obra de evangelismo, de que tenemos que dar a luz nuevos creyentes por medio del esfuerzo evangelístico.

Sin embargo, la Biblia debe ser el modelo que nosotros usemos para ver qué es lo que Dios quiere que nosotros hagamos en la predicación del Evangelio. Y podríamos aprender mucho del evangelista por excelencia que es nuestro Señor Jesucristo. Y este texto de la mujer samaritana nos enseña en una forma muy gráfico de cómo es que el Señor hizo evangelismo y cómo nosotros también podemos hacerlo en una manera muy efectiva.

Una de las cosas que yo veo en este texto es el valor extremado que el Señor le asignaba a una sola persona, a una sola alma. El Señor predicaba a multitudes y él vino a salvar a toda la humanidad con su obra, y sin embargo lo que nos conmueve es ver al Señor en muchas ocasiones de su ministerio hablando con una sola persona. Yo pienso, por ejemplo, en Nicodemo cuando se le acercó a Jesús en la noche para conversar con él y el Señor le dijo, cómo él podía ser salvo.

Pienso en el libro de los Hechos cuando Felipe, el evangelista, que está predicando a una gran multitud y el Espíritu Santo lo llama a ir al desierto y predicarle a una sola persona, este hombre de política, el etíope. Y Felipe deja su trabajo y el Espíritu Santo lo transporta milagrosamente al desierto donde él encuentra a este hombre que está en su carro. Y luego el Espíritu Santo lo toma y lo vuelve a ubicar en su lugar normal de actividad.

La Biblia da mucha importancia a una sola persona, sea Saqueo, sea esta mujer samaritana, sea Bartimeo o el ciego, el Señor siempre detuvo su acción para atender a una sola alma. Y yo creo que nosotros tenemos que tomar nuestras propias directrices de cómo el Señor se posiciona para ese encuentro con esa mujer.

Dice la Biblia que él iba de camino hacia una misión y sin embargo para poder llegar a dónde él iba tenía que pasar por Samaria. El escritor aclara eso porque los judíos no pasaban por Samaria, ellos detestaban a los samaritanos porque los consideraban gente impura. Los samaritanos eran como primos de los judíos, venían de sangre judía pero se habían mezclado siglos atrás con las tribus que estaban en el área paganas, y entonces su religión vino a ser como una mezcla de judaísmo y de otras religiones y los judíos los despreciaban por eso y evitaban todo lo posible tener contacto con los samaritanos.

Lo interesante es que Jesús no hace como hacen los demás judíos, el Señor dice, tengo que pasar por allí, por allí voy a pasar. Y yo creo que él distinguía que había una oportunidad evangelística en ese lugar. El Señor lo conocía todo. Ese mismo Jesús que conoce el historial moral de esta mujer, sabía que esa mujer iba a llegar también a donde él estaba. Y él se sienta justamente donde ella ha de llegar.

Ese buscar una posición para facilitar un encuentro evangelístico yo creo que eso es algo bien revelador para nosotros también. Porque nosotros también debemos posicionarnos de esa manera para que el Señor nos use para alcanzar a otros para el conocimiento de Jesucristo.

De hecho, una de las cosas que nosotros hicimos hace 20 años fue buscar una posición. Nosotros nos reubicamos desde Cambridge para reposicionarnos aquí en Boston con grandes incomodidades para poder predicar mejor a lo que nosotros creíamos que era el llamado a predicar solamente a la comunidad latina de Boston. Yo siempre pensé que podíamos alcanzar más fácilmente Roxbury, Dorchester, Jamaica Plain, Villa Victoria, las áreas donde estaban los latinos.

Y llegamos a este lugar céntrico, cuando llegamos aquí el Señor nos reveló que él quería que alcanzáramos a mucha más gente que solamente los latinos. Y si usted viene al servicio de la mañana, usted encontrará como 20 y pico de naciones, no solamente latinas, sino africanos, asiáticos, europeos, caribeños de diferentes partes de las islas que hablan inglés en el Caribe, una cantidad de gente que Dios nos proveyó y hemos podido alcanzar mucha más personas. Y Dios anchó nuestro ministerio en maneras extraordinarias porque nos ubicamos, nos posicionamos en un lugar donde fuera más fácil alcanzar a ese pueblo.

Y yo creo que nosotros también tenemos que posicionarnos para predicar el Evangelio. Cómo tu puedes hacer eso? yo creo que adquiriendo una mentalidad evangelística primeramente, reconociendo que Dios te quiere usar a ti, que el Espíritu Santo está dentro de ti, que el Señor te ha mandado a compartir el Evangelio, y que tu tienes un deber y es tu privilegio compartir el Evangelio. Entonces, tu tienes que estar alerta a las posibilidades. Nosotros tenemos que estar aprovechando cada oportunidad.

Cuántas veces tenemos vecinos alrededor de nosotros y no nos acercamos a ellos y aunque ellos a veces nos miran cuando los cruzamos en la calle, a veces cuando salimos de la casa ellos están saliendo de la suya en la mañana y podemos dar una palabra de saludo aunque sea para posicionarnos y no lo hacemos. A veces en el trabajo alguien viene y se acerca a nosotros cuando estamos buscando un poquito de agua en la máquina de agua y hay una oportunidad de presentarnos simplemente y ni siquiera hacemos eso. Y la persona nos saluda, ‘hola, quién tu eres?’ y quizás hay una entrada para comenzar a establecer una conexión y como no tenemos esa mentalidad evangelística no la aprovechamos.

Hay oportunidades muchas veces de invitar a alguien a una actividad especial a la iglesia. Los tiempos de navidad, de Semana Santa, de Thanksgiving, de Acción de Gracias son tiempos muy lindos para uno invitar a las personas, mira, mi iglesia tiene una actividad especial, tenemos un concierto de adoración o lo que sea. Son oportunidades. Tu te puedes posicionar o posicionar a la persona para atraerla al conocimiento de Jesucristo.

Tenemos que hacer diferentes iniciativas, posicionarnos para poder compartir el Evangelio con otros. Tenemos que orar por oportunidades para evangelizar a las personas. Identifica a 3, 4, 5 personas en tu trabajo o en tu área social, escribe sus nombres y comienza a orar por ellas para que el Señor te de una oportunidad para compartir el Evangelio.

Yo creo que una de las cosas que más nos frena es el temor francamente. El temor de ser rechazados, el temor de hacer un acercamiento y nos digan, ‘no me interesa’, pero de nuevo, tenemos que superar ese temor e ir más allá y en el nombre del Señor tirar la red. Amén. Y que el Señor haga lo demás.

No te están rechazando a ti en última instancia, estarían rechazando al Cristo que tu estás presentando, así que es importante que tu te posiciones, que busques la manera. La Biblia dice que Satanás ciega el entendimiento de la gente para que no le resplandezca la luz del Evangelio. Ora para que el Señor quite el velo que cubre el entendimiento de muchas personas. Intercede por la gente que está alrededor de ti, pídele que te unja y que te de oportunidades y está alerta, da pasos de fe, pasitos de bebé inclusive para traer a otros al conocimiento de Jesucristo.

Yo no sé si hay personas acá, yo recuerdo hace años atrás cuando una hermana que es ya de nuestra congregación y que Dios ha tocada en una manera muy preciosa, Dios nos llevó en una situación familiar difícil que estaba pasando, arriesgarnos a que pensara que éramos entrometidos y que nos estábamos metiendo en su vida. Era muy fácil en esa situación ser rechazados y nos atrevimos. Yo me atreví, fui a donde ella vivía porque me di cuenta de su situación, le toqué a la puerta y le pregunté si podría ayudar en algo, que yo era pastor, estábamos acá cerca y hermanos fue como que nos abrieron francamente la puerta de su vida y hasta hoy es una hermana que ha progresado y ha prosperado tanto en el Evangelio y que ha sido de tanta bendición y me bendice con el entusiasmo con que ella habla de su relación con Jesucristo. Y ha sido de gran provecho y ha traído a otros al conocimiento de Jesús.

Así que tenemos que superar el temor. Tenemos que extendernos en el nombre del Señor. Dios está siempre proveyendo oportunidades y lo que yo quiero es animarles a ustedes a que se posicionen como el Señor hizo para hablarle a esta persona del Evangelio.

Este pasaje muestra lo urgente que era para Jesús esa alma. Si usted piensa, esta mujer, primero era mujer y el Señor como rabino y como hombres y como judío se exponía a que la gente pudiera murmurar por ahí, qué hace él hablando con esa mujer que tiene tan mala reputación en el pueblo? Pero el Señor no dejó que ninguna de esas cosas le impidiera acercarse a ella. Él se puso allí y se acercó a ella y se puso por encima de las limitaciones de identidad étnica, social y le ministró a esta mujer.

El Señor sabía algo bien importante y es que esa vida si no tenía un encuentro con él no podía ser salva, no podía tener comunión con el Padre Celestial. Esa mujer que parecía que tenía una vida dudosa y muy inmoral había dentro de ella la esencia de Dios que necesitaba ser rescatada. El Señor sabía que si esa mujer no tenía un encuentro personal con él se iría a la perdición eterna y por eso él aprovecha ese momento. Es la urgencia de compartir la palabra del Evangelio con alguien.

Y yo he estado meditando en eso y quiero por un momento subrayar este hecho. Cuántos de nosotros creemos que si una persona no tiene un encuentro personal con Jesucristo se va a perder para siempre? En otras palabras se va a ir al infierno. Porque eso es algo que para muchos de nosotros resulta difícil creerlo. Sin embargo, si usted lee por ejemplo, en el encuentro de Jesús con Nicodemo que está en el capítulo 3, usted ve algo que cuando Nicodemo… Mire, Nicodemo es un hombre respetable, es un hombre religioso, es un oficial del sanedrín, un hombre extremadamente decente, con temor de Dios, se acerca a Jesucristo reconociéndole una cantidad de virtudes y cierto grado de relación excepcional con Dios y sin embargo mire cómo el Señor lo para en el versículo 3, capítulo 3 de Juan dice:

“Respondió Jesús y le dijo, “De cierto te digo que el que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios.”

El que no naciere de nuevo, y cómo se nace de nuevo dentro del sistema del Evangelio? Por medio de un reconocimiento de Jesucristo como salvador del mundo y salvador de nuestra alma. Es lo que se llama el nuevo nacimiento, nacer de agua y del espíritu. Entonces el Señor le dice, “De cierto te digo que el que no naciere de agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.”

Esto a un hombre religioso, decente, temeroso de Dios. El Señor le aclarada, Nicodemo, tu salvación no es porque tu me des cumplidos, ni porque tu me reconozcas cierto grado de carácter especial. Cuántas personas piensan que porque son temerosos de Dios, van a la iglesia de vez en cuando, dan una ofrenda, ayudan a otros, no hacen daño, que ya eso es suficiente para ser salvos? El Señor dice, no es lo que tu hagas, no es tu reputación, no es nada que tenga que ver con el tiempo y el espacio.

El Reino de los Cielos es místico, es sobrenatural, no tiene nada que ver con la tierra. Hay una dimensión diferente y a esa dimensión no penetra nada humano, tiene que ser por medio de un cambio de fisionomía, un cambio de química, de composición química por así decirlo. Tiene que haber una transacción divinamente facilitada para que un ser humano pueda ascender a la dimensión eterna divina. Y para eso se necesita como un cambio de naturaleza y eso es lo que una relación personal con Jesucristo permite.

Entonces, mucha gente dice, bueno, pero yo soy dadivoso, yo hago buenas obras, pero eso no te permite entrar porque la transacción que se requiere para darte acceso a esa dimensión no es esa, es otra, tiene que venir de Dios, tiene que venir por medio del sistema que Dios ha establecido. Y eso es lo que Nicodemo recibe de parte de Jesucristo.

Y ahí tenemos el versículo famoso de 3:15/16 donde Jesús le dice a Nicodemo, versículo 14:

“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda sino que tenga vida eterna.”

Si uno no cree que la gente se pierde pues entonces está bien, no hay que predicarle el Evangelio. Pero qué si tu crees que la gente puede perderse, puede irse al infierno – Una palabra que no nos gusta mucho, – si no conocen a Jesucristo? Si tu sabes y estás convencido de que solamente una persona que conoce a Jesús y que lo ha recibido, lo ha aceptado como Señor, dueño de su vida, como salvador, solamente por medio de esa transacción esa persona puede ir a la vida eterna. No harías tu todo lo posible por hacerles accesible esa información, ese conocimiento?

Yo les digo, si cada uno de nosotros estuviéramos convencidos de que es la única manera de que una persona pueda ser salva, yo creo que eso revolucionaría nuestra vida. Yo creo que muchos de nosotros sabemos quizás intelectualmente pero eso no ha trascendido a nuestro corazón y lo que yo le pido al Señor es que nos haga tiernos a ese reconocimiento. No importa cuán buena una persona sea, cuán decente, cuán sincera sea en su religión. Cuántos de nosotros podemos creer que un budista, un hindú, un musulmán aunque sean más decente que muchos evangélicos, que los hay, sabe? Si no tiene una relación personal con Jesucristo no puede ir al cielo.

A mí me resulta eso francamente escandaloso pensar que un individuo que vive una vida respetable si no tiene una relación con Jesucristo – pero eso es lo que el Señor dice en su palabra, si no lo dijera la Biblia yo entonces me iría tras mi propia forma de ver, porque a mí me gustaría que todo el mundo se salvara. Y pueden salvarse de hecho, pero por medio del método que Dios ha establecido. Y si no lo hacemos por medio de esa metodología entonces estamos perdidos.

Pero esa idea de que una persona si no tiene a Cristo – porque él dijo, yo soy el camino, la verdad y la vida y nadie – subraye nadie – viene al Padre si no es por mí. Y hay tantos pasajes que son bien claros. Porque hay un solo mediador, dice la Biblia, entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

Entonces si nosotros estamos convencidos de eso, hermanos, y yo creo que ahí es donde reside el centro del asunto. Tu tienes que preguntarte a ti mismo, creo yo verdaderamente que una persona que no conoce a Jesucristo por más honesta y convencida de su religión sea, si no ha hecho ese trato con Jesús se va a perder eternamente? Crees tu eso? Y si tu lo crees, tenemos que pedirle al Señor, Padre, séllanos con esa convicción.

Yo creo que una de las cosas, antes de salir a predicar el Evangelio lo que nosotros tenemos que hacer es pedirle al Señor simplemente que nos convenza de que solamente por medio de Jesucristo una persona… ese es el pasaporte, esa es la visa para entrar al Reino de los Cielos, por medio de un trato personal con Jesucristo.

Y eso es lo que el Señor entiende. Uno ve a través de toda la escritura ese hecho de que el Señor, él lo practicó y les dijo a sus discípulos también que lo practicaron. Traer gente al conocimiento de él como salvador. Y aquí lo que vemos que eso es lo que él hace con esta mujer. Él se planta allí sabiendo que ella va a llegar en un momento dado y cuando ella se acerca él comienza a tirar la red poco a poco, como el diestro pescador que él es, él comienza poco a poco a traerla.

Él no comienza desde cero, diciéndole, yo soy el Hijo de Dios, recíbeme como tu salvador. No. miren lo primero que él hace, le dice:

“Dame de beber.” En una cultura dada a la hospitalidad como era de ese tiempo, esa era una forma muy simpática de acercarse. Ella tenía los medios de hacerlo, podía meter su receptáculo, su vasija, coger un poco de agua y echarle un poquito de agua y darle a este extranjero que seguramente se lo pidió en una forma muy simpática. Pero él sabía que eso la iba a intrigar a ella, le iba a hacer cosquillas en términos de su curiosidad.

Y entonces ella le responde, Cómo es que tu siendo judío – porque evidentemente lo pudo identificar como racialmente que era judío, no era del pueblo, un pueblo chiquito, uno sabía quién pertenecía al pueblo y quién no – Cómo es que tu siendo judío… Eso a ella le causa cierta intriga y también cierta simpatía porque normalmente lo que ella esperaba era un rechazo de parte de él.

Lo primero que él hace, se acerca a ella. Cuántas oportunidades tenemos nosotros para hacer lo mismo, hermanos? Para ganarnos a alguien para Jesucristo. Hay maneras muy simpáticas que tu puedes ganarte una persona haciendo algún tipo de acercamiento, abordamiento simpática, haciéndote tu frágil, como que ellos te van a servir a ti más bien. Hay formas simpáticas, agradables de uno ganarse a la gente para Cristo.

Entonces, ella entra… sabe que una de las cosas que tratan… nosotros estamos trabajando ahora en una nueva página electrónica y tenemos una compañía que hemos contratado para hacer eso y ellos tienen grandes ideas de cómo hacer esta página, no solamente atractiva visualmente sino que ellos dicen, es importante no solamente que la gente entre a la página sino que hay que agarrarlos para que se queden en la página. Porque mucha gente entra en una página electrónica y hacen un clic, entraron, vieron, no les interesó y pasan. El 99% hace eso.

Entonces, ellos nos dicen, ustedes tienen que encontrar formas de que la gente se quede en la página y desde que ellos entran ofrecerles algo que los agarre y los invite a seguir adelante. Una de las cosas que él dice es, es importante que ustedes obtengan la dirección electrónica de la gente para que ustedes le pueden invitar para otras cosas, para otras actividades, etc. Cómo tu haces que la gente te de su dirección electrónica para hacer otros contactos? Bueno, tu les ofreces algo de importancia, los invitas si quieren escuchar un sermón que den su dirección, etc., pero la idea es involucrarlos.

Y yo creo que una de las preguntas que nosotros tenemos que hacernos, cómo puedo yo hacer amigos? Cómo puedo yo entablar conversación con las personas para que yo pueda entonces entrar en conversación con ellos y pueda ir más de allá de simplemente una relación superficial? Pregúntate eso. Invita a alguien a tomarse un café contigo, tira una red en el tren y cualquier cosa, usted es de tal país? Guau, me encanta su vestido o lo que sea. Hay muchas maneras de uno comenzar y entonces establecer…

Él le dice, “dame de beber,” y ella intrigada, “cómo tu siendo judío me pides de beber?” Y mire lo que él le dice, “Si tu conocieras quién es que te habla y quién es que te pide le des de beber, es más, tu le pedirías a él y él te daría agua eterna.” Ahí comienza entonces la conversación.

Interesante que él no dice si tu me conocieras a mí. Yo creo que él hizo eso para hacer más distante la idea de lo personal, de él hombre y ella mujer. Pero eso la intriga, le causa curiosidad a ella. Y entonces ella está pensando en términos materiales. “Tu le pedirías a él y él te daría agua viva.”

Por qué? Porque el agua del pozo era un agua estática, muerta, está allí metida en un pozo y ahí se queda. Simplemente sube por gravedad al pozo y ahí está, tranquila. Y él le dice, “Yo te daría agua viva,” agua saltante como el agua de un río o de un arroyo, agua que se mueve, que hace ruido, que es un agua efervescente. Y entonces ella intrigada le pregunta, “Bueno, pero cómo es eso?” Porque ella no tiene una mente simbólica. Ella cree que le está hablando literalmente. Continúa la conversación.

“Señor, de dónde tu vas a sacar agua como de un arroyo? Acaso eres tu mayor que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo?” En otras palabras, ella está ya comenzando a pensar en otras cosas y el Señor usa ese diálogo para continuar y le dice: “Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed, más el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás.”

Le ofrece algo de gran valor, le dice, “No te gustaría jamás volver a tener sed?” y evidentemente ella se queda intrigada, “Como es posible hacer eso? claro que sí. Dame de esa agua que quita la sed.” Ahora, claro, que él está hablando en términos espirituales. Él está diciendo, “Mira, el mundo si tu vas a una discoteca te satisface por un rato, si tienes un placer ilegítimo por un rato te satisface, pero vuelves otra vez a sentirte deprimido. Al otro día estás quemado completamente y tienes que tomar 2 aspirinas, un tranquilizante y 3 pastillas de energía para poder seguir adelante. Pero el que toma del agua que yo le voy a dar está satisfecho siempre porque la tiene adentro, tiene paz en su corazón, tiene a Cristo, tiene a Dios, puede buscar de él, puede orar, puede ir al Padre en cualquier momento.”

Y ella dice, “bueno, Señor, dame de esa agua, yo la quiero.” Ve cómo él va poco a poco. Y yo creo que nosotros tenemos que aprender de eso, hermanos. Yo creo que tener decir, Señor, dame sabiduría, cómo alcanzar a otros para el Evangelio, dame valor para buscar oportunidades, dame prudencia para hacerlo en un momento en que la persona esté receptiva y adecuada. Abre el camino y ayúdame a ser simpático con la gente, ayúdame a alcanzarlos.

Yo creo que si nosotros nos ponemos a pedirle al Señor, Dios va a hacer la obra. Amén. Yo le estoy pidiendo al Señor que como iglesia nos comience a ungir específicamente para evangelismo y que nos abra las mil maneras. Y yo creo que simplemente el nosotros involucrarnos en esfuerzos eso va a hacer que algo pase, que el Señor mismo entonces va a establecer una dinámica que las almas van a fluir. Dios va a comenzar a darnos oportunidades porque en última instancia se trata de algo espiritual. El Señor en última instancia, cuando nos atrevemos [inaudible] ver algo que es bien importante y es el poder del Espíritu Santo para que otros vengan a conocer a Jesucristo.

Porque una de las cosas que él hace es que cuando llega el momento y él ha establecido una relación con ella, como que entra más hondo y le dice, “Ve, llama a tu marido y ven acá y entonces vamos a hacer la transacción de yo darte agua que no tengas sed jamás.” Él sabía lo que ella le iba a decir, él conocía su vida. Jesús tenía conocimientos sobrenaturales de la vida de esta mujer. En un sentido es un milagro. Lo que él tiene allí, está usando el don de conocimiento quizás o el don de ciencia que conoce las cosas secretas del corazón que Dios le da. Y entonces ella le dice, “Yo no tengo marido.” “Tienes razón, has tenido 5 y ahora tienes otro más que no estás casada con él tampoco.”

Pero qué interesante que el Señor ya se ha ganado primeramente la conversación con ella. Y yo creo que él no lo dijo en una forma acusativa, lo dijo en una forma simpática casi porque ella está sintiendo que este hombre tiene cierta autoridad. Le dice algo que es real, que cómo sabría él eso. Entonces, aquí lo que yo veo es algo bien importante y es que Dios quiere que nosotros testifiquemos y él quiere darnos recursos sobrenaturales porque cuando yo veo la escritura veo continuamente que el Señor proveyó medios sobrenaturales para la predicación del Evangelio.

Cuando él envió a los 12 a predicar, cuando envió a los 70 a predicar, dice la Biblia que les dio autoridad sobre enfermedades y sobre demonios. Y en el mismo libro de Marcos, creo que Marcos 13, el Señor dice que estas señales seguirán a los que creen. Recuerdan ese famoso pasaje de Marcos 13 ya hacia el final mismo? Marcos 16, perdón:

“Y estas señales seguirán a los que creen, en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, si bebieren cosas mortíferas no les hará daño, sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán.”

Y cuando vemos en el Libro de los Hecho cómo el Señor en Pentecostés derramó su Espíritu Santo, causó un estruendo en la ciudad de Jerusalén que todo el mundo afluyó a ver lo que estaba pasando, hablaron en nuevas lenguas. Enseguida en el Libro de los Hechos uno ve señales y prodigios, la curación del cojo, pescas milagrosas, miles de personas que se convierten en un momento, milagros de diferentes tipos en el Libro de los Hechos.

Porque yo creo que a una iglesia que hace evangelismo Dios le da sus dones. Yo creo a veces nosotros que estamos poniendo el huevo antes que la gallina y queremos los dones para después evangelizar. Y qué si Dios quiere decir no, primero evangeliza y entonces yo te voy a dar los dones. Hay que comenzar por fe.

La Biblia dice que si en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré. Y quizás lo que dice el Espíritu Santo es, mira, yo voy a dar mis dones a los que están trabajando. Para qué voy a dar mis dones. Porque los dones están hechos precisamente como respaldo para la predicación del Evangelio.

Entonces, yo creo que uno tiene que comenzar por fe, comenzar con lo que tenemos a la mano. Pídele al Señor, usa las oportunidades que tu tienes, colectivamente yo creo que aquí hay por lo menos 50 oportunidades en potencial ahora mismo, o 100 oportunidades, en esta masa de personas.

Yo sé que si pudiéramos hacer una radiografía hay cientos de personas que potencialmente nosotros podríamos alcanzar para el Evangelio en alguna manera. Y si nosotros comenzáramos con eso y esos que vienen al Señor traen a otros y esos traen a otros, es como una pirámide, como Shaklee, tu le vendes a uno y ese le vende a dos y esos dos a cuatro, cuatro a 8, 8 a 16, 16 a 32, 64, 128, 256, 512, 1024, 2048, 4096, 8192, 16384, se puede hacer, hermanos si nosotros nos atrevemos, nos ponemos a buscar.

Pero es cuestión de que nosotros comencemos con lo poquito. Si 4 de ustedes, 8, se ponen Dios va a ir haciendo la obra. Tenemos que comenzar con lo poco. Mire cómo el Señor comenzó con una sola mujer. Y qué pasó con esa mujer? Ella recibe a Cristo y Dios la convierte en una evangelista extraordinaria. Se va y mientras ella está por allá compartiendo la bendición que ha sido este hombre, el Señor está hablando con sus discípulos.

Y es interesante lo que ellos le dicen, “Oye, qué tu hacías hablando con esta mujer que es samaritana?” No la leí pero, le dijeron, “Rabí, come, aquí tenemos comida para ti.” Y él les dijo, “Yo tengo una comida que comer que vosotros no sabéis. Mi comida es que haga la voluntad del Dios que me envió y que acabe su obra.”

En otras palabras, mire esto, que el Señor equipara evangelizar almas con comer. Tan importante es para él. Él sabía que su única razón de ser era servir de medio de salvación para las personas. Cuántos de nosotros pensamos eso? que es más importante evangelizar almas que comer. No me responda porque yo sé lo que me van a decir. Pero eso es lo que dice la Biblia.

Esa es la razón de ser, la identidad de un hijo de Dios. y entonces él sale con esta gran expresión, “He aquí os digo, alzad vuestros ojos, mirad los campos porque ya están blancos para la siega.”

Yo les quiero decir algo, hermanos, que todo este lío que estamos viendo en Estados Unidos y en el mundo en este tiempo, el terrorismo, huracanes, temblores de tierra, amenazas de guerra nuclear, división nacional, crisis de liderazgo político en esta nación y otras cosas que veremos en el futuro, deben ser más bien razón en un sentido para que nosotros espiritualmente nos regocijemos sabiendo que representan oportunidades para predicar el Evangelio.

La gente está asustada, la gente está sin respuesta, la gente se siente insegura, la humanidad va a llegar a un punto en que reconozca que toda su tecnología, todos sus esfuerzos diplomáticos, todo su conocimiento científico, todo su conocimiento del gen humano de la genética humana, de su neurología, del cerebro, del espacio, del océano, de la materia íntima, nada de eso es capaz de resolver los problemas que tiene la humanidad en este momento.

Y que se necesita algo diferente y que esa diferencia la hace el Hijo de Dios, Cristo Jesús solamente. El diablo quiere que tu pienses que este tiempo es imposible para predicar el Evangelio. Y el Señor dice, mira, este es el mejor tiempo, este es el mejor tiempo, comienza a discernir oportunidades.

Yo creo que tenemos que lanzarnos, hermanos, y fíjense, yo estoy… es que Dios me está motivando en una manera extraordinaria que yo digo, no hay vuelta atrás, para mí y para esta congregación. Nosotros tenemos que convertirnos en una iglesia evangelística y yo le estoy pidiendo al Señor una segunda conversión francamente, para mí mismo y para nuestra congregación, que nos convirtamos de nuevo. Esta vez en ganadores de almas, que esta iglesia cambie de identidad.

Mire cómo el Señor nos ha bendecido, mire para mucha gente esta es una gran iglesia, envidiable y todos los que no están aquí, que vienen en un momento u otro durante el año, pero esto es nada comparado con lo que nosotros podríamos hacer. Esta iglesia podría traer miles de personas al conocimiento de Jesucristo, miles. Y todo consiste en que como Jesucristo adoptemos un sentido de urgencia, entendamos el llamado de Dios, le demos valor a las almas, nos atrevamos en el nombre del Señor.

Yo creo que así como hay un velo que cubre el entendimiento allá afuera, hay un velo que cubre el entendimiento de la iglesia también. Y hay que arrancarse ese velo, como uno se arrancaría una piel ficticia y superficial y falsa que el enemigo ha puesto. Es la piel del temor, la piel de la indolencia, la piel de la inercia, la piel de pensar que eso es asunto del pastor de los ujieres o los diáconos o los especialista del evangelismo, en vez de pensar que eso es para nosotros también, para ti y para mí. Que por sus frutos los conoceréis, dice la Biblia, que Dios nos ha puesto para que demos fruto y fruto en abundancia. Y que nosotros asumamos ese llamado.

Así en este tiempo que estamos comenzando yo quiero ponerte ese reto. Mira, aquí hay una oportunidad, ojalá que 20 personas más esta tarde concibieran el deseo de participar en este esfuerzo. Y si usted necesita ayuda, como le digo, si usted tiene los clientes, nosotros le vamos a proveer el método y la ayuda.

Algunos quizás tienen conocimiento pero no tienen clientes. Otros tienen clientes pero no tienen conocimiento, vamos a unirlos a los dos. Invitando dos o tres personas, no tienen que ser muchos, orando por ellos, orando por las próximas 3, 4 semanas, yo creo que Dios puede hacer algo bien, bien importante.

Vamos a bajar nuestras cabezas un momento y vamos a concebir en nuestro espíritu ese llamado de alcanzar las almas para Cristo. Pídele al Señor que te fertilice ahora mismo allí. Di, Señor, crea en mí sentido de urgencia acerca de evangelizar almas, de traer almas para Cristo. Piense en eso.