Perder para ganar

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Les invito a ir al Evangelio según San Lucas en el capítulo 2. Por medio de esta lectura y de esta meditación quiero empatar, en un sentido, y sincronizarnos con la predicación del domingo pasado donde yo hablé acerca de compromiso radical, entrega total al Señor, vida radicalmente comprometida con el Reino de Dios, una entrega de todo nuestro ser al Señor, una vida que agrada al Señor, una vida donde se ha perdido todo para ganarlo todo, donde lo dejamos todo para tener todo lo de Dios en nuestros corazones. Amén.

Si no lo perdemos todo no lo podemos ganar todo. La Biblia está llena de esas imágenes de perder para ganar. Los discípulos cuando tuvieron su encuentro con Jesús en el mar adentro dice que dejaron sus redes, siguieron al Señor. Leví, creo que fue, no recuerdo cuál fue el personaje que era un contador de impuestos, tenía otro nombre también, y también dejó su mesa de cambiador y se fue y siguió al Señor.

El Señor le pidió al joven rico, hey, vende todo lo que posees y sígueme y serás feliz y tendrás a Dios. Entonces, vemos ese llamado radical, perderlo todo, dejarlo todo, padre, madre, hermanos, y vivir una vida radicalmente entregada al Señor. Y yo quiero, hermanos, desesperadamente fortalecerlos a ustedes en ese llamado y a mí mismo y a toda nuestra congregación, queremos ser una iglesia de gente comprometida con el reino, no gente dominguera. Amén. No gente que se pone el sombrero de evangélico cuando entra por la puerta y después lo guinda ya para poder recogerlo el domingo que viene. No. Gente que vive a fuego lento consumiéndose para gloria de Dios, que tiene una vida devocional vital, que meditan en la palabra del Señor continuamente, que en sus trabajos son testigos de Jesucristo, personas que aman a otros y son bondadosos y compasivos con los demás, que ejemplifican el carácter y el fruto del Espíritu Santo.

Queremos eso. Yo deseo, anhelo grandemente que en un día como hoy, con una lluviecita yo no tenga que temer de cuánta gente va a llegar a la iglesia, porque yo sé que todos los que pueden van a venir y aunque esté nevando van a traer un trineo o esquíes o lo que sea pero van a llegar a la iglesia del Señor en todo lo posible. También uno tiene que ser prudente muchas veces. Pero gente que su corazón es un corazón entregado, rendido al Señor, una iglesia de discípulos que están viviendo al rojo vivo la vida del Evangelio.

Entonces hablamos acerca de todo eso y esta tarde yo quiero hacer dos cosas por medio de este sermón, número 1, reforzar ese llamado a un compromiso radical, a una vida radical con el Señor por medio de esta lectura y estos personajes que aparecen acá. So, número 1 continuar reforzando el sermón del domingo pasado. Y número dos, también celebrar el tiempo navideño con una lectura y una meditación navideña que tiene que ver con el advenimiento de Jesús, la venida de Cristo al mundo en el tiempo que hoy celebramos y que llamamos navidad.

Lucas capítulo 2 comenzando con el versículo 21 habla acerca de que cuando el Señor cumplió los 8 días de nacimiento que era lo que la costumbre, la ley decía que a los 8 días un niño era presentado en el templo para ser circuncidado. Los padres de Jesús obedientemente… fíjense algo bien interesante que el Señor no vino a abrogar la ley, el Señor no vino a deshacer, él dice que él vino a cumplir la ley e a interpretarla correctamente. Y vemos aquí que los padres de Jesús en obediencia al Antiguo Testamento que eran las escrituras que ellos tenían, trajeron a Jesús al octavo día para circuncidarlo y también al octavo día se le ponía ya formalmente el nombre, se consideraba que ya el niño estaba ya arraigado en la vida, por así decirlo y ya se le ponía formalmente nombre. Y lo llamaron Jesús en obediencia también a la palabra y al mandamiento del ángel y a la palabra profética que recibieron Zacarías y Elizabeth de que su nombre sería Jesús que viene de la palabra de Josué, que quiere decir ‘Dios salva’.

En la naturaleza misma y en el nombre mismo de Jesús había esta idea de ser el salvador del mundo y eso se le puso el nombre, porque en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento el nombre de una persona como que encarnaba la naturaleza, las aspiraciones proféticas de los padres que nombraban a ese niño. Entonces fue llamado Jehová Yavé salva, Jesús es el contenido de ese nombre. Y le pusieron por nombre Jesús el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.

Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, porque de nuevo, también la ley decía que una mujer después de dar a luz tenía que estar cierto tiempo en reposo y en separación hasta cumplirse la purificación de ella, larga historia allí, pero ellos obedecieron a ese mandamiento también porque era lo que conocían en ese momento, era la ley, eran las escrituras que ellos entendían. Y entonces María y su esposo van allí cuando se cumplen esos días conforme a la ley de Moisés y trajeron al Señor a Jerusalén, trajeron a Jesús para presentarlo al Señor como está escrito en la ley, que todo varón primogénito que abre la matriz sería llamado santo al Señor.

Eso también el Señor lo dijo cuando los judíos iban a salir de Egipto, que todo varón primogénito debía ser consagrado al Señor. Y así pues ellos vinieron y presentaron a Jesús en esa calidad. Y también vinieron para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor, un par de tórtolas o dos palominos. Interesante detalle allí. Sabe que para la gente pobre no se esperaba que trajeran, por ejemplo, un cordero, la gente más pudiente traía un cordero pero para la gente que no tenía muchos medios en ese rito en particular, se permitía que trajeran unas tórtolas, unos palominos, lo cual ya indica algo del estatus socio económico de José y de María.

No eran gente que estaban en miseria, no eran indigentes, como lo estuvieron… Jesús nació en un pesebre porque no hubo lugar, estaba todo lleno, era el tiempo del empadronamiento, pero ellos posiblemente hubieran podido pagar un hotelito si hubiera habido. No eran ricos, evidentemente eran de la clase trabajadora y por eso su ofrenda fue una ofrenda modesta, una par de tórtolas o dos palominos.

Pero aquí entramos ahora en materia. Yo quiero que ustedes vean a estos personajes maravillosos que acompañan este relato, Simeón y Ana. Dice, que ya aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón y este hombre, justo y piadoso, - recuerden esas palabras - esperaba la consolación de Israel.

Aquí hay una característica acerca de este hombre, justo, piadoso, esperaba la consolación de Israel y algo muy bello, muy importante, dice que el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al ungido del Señor. Y movido por el espíritu, tres veces el espíritu acompañando la vida de este hombre maravilloso, está sobre él, le revela algo muy poderoso y lo mueve para que venga al templo.

Movido por el Espíritu Santo vino al templo y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo para hacer por él conforme al rito de la ley, Simeón, este hombre anciano, entrado en años, toma al bebé, al niño Jesús en sus brazos y bendijo a Dios diciendo, y esto es una profecía lo que él está también diciendo aquí, y muy revelador del carácter de Simeón, que yo quiero que también veamos algo de su psicología, que nosotros también debemos imitar.

Dice, ahora Señor despides a tu siervo en paz. Note algo bien interesante, es que él habla en futuro. Él no está hablando el imperativo, despide a tu siervo, ahora Señor tu estás despidiendo, ahora tu despides a tu siervo en paz conforme a tu palabra, porque han visto mis ojos tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos.

Note dónde está la mente de Simeón al decir estas cosas. Y vamos a tratar eso un poquito más adelante. Él es luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados, asombrados de todo lo que se decía de él en ese momento. Y los bendijo Simeón y dijo a su madre, María, he aquí – lo que a veces puede ser la palabra profética, a veces puede ser un poquito chocante y él dice, he aquí éste, éste no es despreciativo, es un éste de misterio, este ser, este ser humano, este personaje que yo acabo de tomar en mis brazos está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel.

Sabe usted que cuando el Espíritu Santo se está moviendo poderosamente en un ambiente, en una vida, suceden cosas peligrosas. El Espíritu Santo es peligroso. Cuando el Espíritu Santo está moviéndose en un ambiente será mejor que estemos de puntillitas porque el Espíritu Santo tiene sus lados… Aquí dice que Jesús está puesto para caída y para levantamiento de muchos.

Hay mucha gente que quiere como sanitar a Jesús, convertirlo en un corderito manso, en algo que podemos consumir, un muñequito que podemos llevar en la cartera. El Señor es siniestro. El Señor divide. El Señor crea peligros, muchos caen delante de él y otros se levantan. Hay división. El Señor dijo que él vino a dividir. Mucha gente dice que Jesús lo acepta todo, Jesús ama a todos. No, el Señor divide. El Señor separa lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso.

Dice, él ha venido para caída de muchos y para levantamiento también de otros. “Y para señal que será contradicha,” en otras palabras, lo que él es, esa señal que constituye muchos no van a creer en ella y van a pelear contra ella y la van a negar y la van a contradecir y no la van a aceptar “hasta el punto de que una espada traspasará tu misma alma.”

Por qué? Porque ella vería a su hijo morir. Ella vería a su hijo crucificado, ella vería a su hijo experimentando la agonía más grande y la humillación más terrible que un ser humano podría experimentar, ver a su propio hijo siendo torturado hasta la muerte misma.

“Una espada traspasará tu misma alma,” no le dijo qué era lo que iba a pasar pero en el espíritu él quizás vio lo que iba a sucederle a ese niño. “Para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.” El Señor saca a la luz, la palabra de Dios dice que es como espada de dos filos, que penetra hasta dividir los pensamientos y las intensiones del corazón, y penetra hasta el tuétano, dice, hasta los huesos, y no hay nada que permanezca escondido delante de ella.

Y Cristo tiene esa virtud, tiene ese poder de hacer que salgan todas las alimañas y todos los insectos malos a la luz porque él tiene ese poder de inquietar y de dividir, para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

Entonces vemos a Simeón, se nos da un perfil implícito del carácter de Simeón. Dice, pero también estaba allí Ana, profetiza, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada. Yo creo que Dios quería que en ese evento tan importante donde ese hijo suyo iba a ser presentado, formalmente bendecido delante de Dios e iniciado en su ministerio por medio de esta palabra profética, que hubiera allí un representante de Adán y un representante de Eva, así yo lo creo. Y por eso hay un hombre allí que es Simeón y una mujer anciana también, profetiza.

“…de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido 7 años desde su virginidad y era viuda hacía 84 años.” Es decir que esta mujer tenía unos 100 años más o menos o más. Era un personaje intergaláctico, raro. Ciento y pico de años en un tiempo en que una mujer probablemente vivía hasta los 40 ó 50 y también los hombres 50, 60 años. Ella vivió hasta los cien años. Dios la estaba preservando para algo. Y había vivido toda su vida consagrada al Señor. Murió su marido, no buscó otro compañero ni nada, vivió como una sierva de Dios solamente.

“Y no se apartaba del templo sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.” Ahí usted tiene el perfil de esta mujer radicalmente comprometida con el Reino de Dios. “Y ésta, presentándose en la misma hora daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.”

Dos personajes radicalmente comprometidos con el Reino de Dios que comparecen en un momento importante de la vida y le ministerio de Jesucristo. Y estos dos personajes como digo, están alimentados, gobernados, dirigidos por el Espíritu Santo. Ana es una profetiza. Usted no puede ser una profetiza, usted no puede profetizar si no está lleno del Espíritu Santo, si el espíritu de Dios no se revela periódicamente a través de usted y en usted. Era una mujer llena del Espíritu Santo.

Simeón vive en el Espíritu Santo. Se mueve proféticamente. Dios le habla y le ha dado una revelación portentosa. El Espíritu Santo no es nada nuevo en la Biblia, hermanos, no es como que vino el día de Pentecostés y entonces el Espíritu Santo se registra en la historia de la humanidad. El Espíritu Santo ha estado en el universo desde la creación misma.

Dice la Biblia que el espíritu de Dios se posaba sobre las aguas y fue el que creó todo lo que existe. El Espíritu Santo y sus dones están en manifestación a través de toda la escritura. Se manifestó en la vida de Saúl, se manifestó en la vida de David que dice que el Espíritu Santo vino sobre él y desde ese momento Dios caminó con él y mató gigantes e hizo grandes cosas en espíritu del Señor, danzó en el espíritu.

Estaba en Elías, hombre lleno del Espíritu Santo. Estaba en Daniel con su sabiduría sobrenatural, estaba en José también, estaba en todos los profetas de la escritura que Dios usó grandemente, que profetizaron bajo la unción profética del Espíritu Santo. Y ahora está aquí en este momento que es como un tiempo intermedio entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.

A cuál testamento pertenecen Simeón y Ana? Porque todavía no ha venido Pentecostés, todavía Jesús no ha manifestado su ministerio, es apenas un bebé. Pero tampoco están en el Antiguo Testamento porque ya Jesús ha nacido. Ellos habitan como un lugar intermedio, una tierra de nadie y de todos y allí está el Espíritu Santo moviéndose en ambos. Son gente del espíritu.

Y Lucas es un escritor que se especializa en hablar acerca del Espíritu Santo. Cuántos saben que Lucas escribió el libro de los Hechos? Verdad que sí? El libro de los Hechos del Espíritu Santo, donde se registra todo lo que tiene que ver con el Espíritu Santo y su rol en la iniciación de la iglesia.

Entonces vemos este asunto de que el Espíritu Santo está allí presente en la vida y en el ministerio de Jesús. El Señor mismo se sujetó a esa ley de que todo mover de Dios, todo ministerio, tiene que estar animado y fortalecido por el Espíritu Santo. Y nosotros queremos señalar esto porque queremos animarte a ti y yo a mí mismo a vivir en esa vida llena del Espíritu Santo, hermanos. No es solamente la vida de venir y cantar y alabar. No, es la vida también de buscar esa llenura en nuestra vida cada día.

Tu tienes que estar ardiendo por el Señor y ojalá que yo tenga un momento para hablar acerca de cómo vivir esa vida llena del Espíritu Santo. Pero el Señor mismo vivió en esa llenura del espíritu. Vemos en su niñez, su infancia, el Espíritu Santo moviéndose, cuando es bautizado el Espíritu Santo aparece como una paloma bendiciéndolo y bautizándolo. El Espíritu Santo lo toma después de eso y lo lleva al desierto para ser probado y para entrar en acción contra Satanás mismo.

Juan el Bautista dice que él bautizará con fuego y con el Espíritu Santo. Él es el especialista en bautizar con el Espíritu Santo. Entonces vemos que el Señor mismo se rigió por esa ley de que todo mover de Dios, todo ministerio, toda vida en el espíritu tiene que estar bautizada, llena, saturada del Espíritu Santo. Y nosotros tenemos que hacer lo mismo, hermanos. Y eso no es necesariamente automático para todo creyente, tiene que haber un momento en que tu después de tu conversión a Jesús le pidas que te llene con el Espíritu Santo y tu tienes que buscar eso, no solo una vez.

Hermanos, la vida cristiana tiene que estar empapada con el Espíritu Santo. Yo les digo lo siguiente, yo no podría ministrar ni servir al Señor si no hubiera periódicos bautizos del Espíritu Santo en mi propia vida. Es algo que tiene que ser continuo. Muchas veces yo miro el tanque de la gasolina y lo tengo en E espiritualmente hablando, y digo guau, qué pasó? A usted le ha pasado eso? que mira el tanque de su carro y ve que guau, dónde está? Y después recuerda que fui a Maine y visité allá y por eso…

Cuando trabajamos, cuando hacemos cosas en la vida, corregimos a los muchachos, tenemos un disgusto en la carretera, peleamos con la mujer, se baja la unción poco a poco, por usarla. Yo como pastor, los que sirven al Señor continuamente procesando energía espiritual uno se le baja la energía también y qué pasa? Si usted se queda allí en 3 semanas usted está arrastrándose en el espíritu. Por eso iglesias se mueren y ministerios mueren porque se olvidan de que tenemos que venir periódicamente y tener llenuras del Espíritu Santo, porque es que no podemos movernos sin ese poder del espíritu.

Como les digo, uno es pastor, hermanos, y es el primero que tiene que sujetarse a esa ley. Uno diría, no, el pastor no necesita estar con eso de buscar porque cuando lee la Biblia y prepara un sermón, cuando está en la iglesia varias veces en la semana eso es automático. No. tiene que haber esos momentos íntimos y personales en que tu te apartas de tu rol ministerial y vienes como un hombre común y corriente, sediento y necesitado de la presencia de Dios en tu vida.

Y Simeón, María, todos estos seres que vemos, Ana, ejemplifican esa hambre, esa llenura del espíritu de Dios. Y usted ve que eran gente humilde, era gente sencilla, no tenían grandes estudios, no tenían un pedigrí teológico, no eran gente altamente estudiadas, no eran personas de mucha alcurnia ni de mucho dinero, era hombres y mujeres comunes y corrientes pero tenían algo, que amaban al Señor por sobre todas las cosas y eran gente de calidad espiritual y estaban sedientos de ver la gloria de Dios manifestada en su vida.

Y eso es lo que te califica para ser usado por Dios. Si tu te consideras una persona ordinaria y descalificada, gloria a Dios, tu eres la persona que Dios quiere usar. Los que se creen que son la última Coca Cola en el desierto, esos no van para ningún lado. Ahora si tu sabes que no mereces servir al Señor entonces Dios te puede usar. Si tu sabes que eres humilde y sencillo de condición Dios te quiere llenar. Si tu estás lleno de ti mismo y lleno de seguridad personal Dios no te va a usar.

Por eso Dios se reveló a pastores, se reveló a un humilde sacerdote que era simplemente un sirviente más en el templo, como el esposo de Elizabeth, Zacarías. Elizabeth misma, una mujer humilde y sencilla, María no tenía estudios, José, un carpintero. Dios se reveló en los grandes momentos, Ana y Simeón ancianos. Ana, una mujer que no calificaba para nada en esos tiempos sinceramente… una mujer no valía nada en los tiempos de Jesús, sin embargo ahí está, el Señor quiso que una mujer anciana presenciara la presentación de su hijo. Porque Dios quiere sobre todo gente que esté buscando.

Y eso es lo que yo decía el domingo pasado, a favor de quién se presenta Dios poderoso? A favor de aquellos cuyo corazón es perfecto para con el Señor. Tu quieres llegar al corazón de Dios? Busca tu propio corazón y purifica tu propio corazón. Cuando me preguntan a veces otros pastores, ‘Pastor, cómo se puede tener éxito en el ministerio?’ yo les digo, ‘Mira, lo primero, yo quisiera tener una fórmula muy sofisticada, digo, tu corazón.’ Cómo está tu vida delante del Señor? Cómo tu amas al Señor? Lo amas apasionadamente? Estás dejando que Dios trate contigo y te vaya trabajando? Estás siendo honesto y transparente con Dios? Lo amas con pasión?

Porque cuando Dios ve un corazón así, el Señor quiere tocar esa guitarra, el Señor quiere tocar ese instrumento. El Señor quiere hacer algo con esos corazones. Cuando él fue a escoger un sustituto para Saúl no buscó entre los grandes y poderosos hijos de Isaí, cada uno de ellos un gran guerrero, hermosos de apariencia, buscó un pequeño muchachito lleno del espíritu cuyo corazón era conforme al corazón de Dios metido entre las ovejas y lo trajo ante su presencia y lo ungió y lo llenó para ser su rey escogido, de donde vino su hijo Jesús cientos y cientos de años después.

Porque Dios busca el corazón y Dios quiere corazones ardientes que estén buscando la llenura del espíritu, deseosos de ser llenos del Espíritu Santo y a esa gente Dios le va a hablar y Dios va a hacer cosas a través de ellos. Por eso yo quiero, hermanos, decirles, seamos como Simeón, lleno del espíritu. Simeón ha vivido toda su vida bajo una palabra profética que me imagino que le tomó años y años y décadas para realizarse. Un día Simeón tuvo una impresión espiritual poderosa, o tuvo un sueño, no sabemos cómo le llegó la palabra de Dios, pero le dijeron, ‘tu no te vas a morir hasta que no veas al Mesías ungido de Dios y lo presencies delante de tus ojos.’

Y Simeón vivió con esa palabra. Y aquí vemos esa palabra realizada. Y yo me preguntaba mientras meditaba en esta escritura, qué habrá sentido Simeón durante todos esos años acerca de esa palabra que él recibió? Yo sospecho que en muchas ocasiones él dudó de ella y pensó, no, eso fue simplemente todos esos pasteles que yo me comí esa noche que tuve ese sueño. No, eso es mi ego jugando conmigo creyendo que yo voy a ver algo tan poderoso y tan portentoso como la venida del ungido de Dios. En otras ocasiones quizás se sintió lleno de fe y dijo, sí, eso es cierto, lo que yo presencié y sentí es verdadero. Vivió en esa lucha.

Y una de las cosas que este pasaje evocó en mi persona es esa idea de cuando Dios nos dice algo y cuando nosotros estamos preñados con una palabra de Dios, con una visión de Dios, con algo que Dios nos ha dicho, mira, yo voy a hacer algo a través de tu vida. Y pasan los años y eso no se realiza, pero uno sigue luchando con ello y creyéndolo. Como dice en Hebreos 11, léase acerca de los grandes héroes de la fe a los cuales yo aludí el domingo pasado, mucha de esa gente Dios les dijo cosas que ellos no vieron en su propia vida y murieron dicen, saludando la visión y celebrándola en fe porque estaba reservada para que otros la disfrutaran. Ellos simplemente la iniciaron, la declararon pero otros recibirían el fruto de esas cosas que Dios les había dicho.

Y yo veo en ese pasaje todo eso. Dios le habla a María y le habla acerca de este hijo que ha de nacer, que es un ser sagrado, pero no le dice todo, no le dice en realidad que este es Dios mismo en cuerpo de hombre, perfecto Dios, perfecto hombre. Esas ideas, esas verdades teológicas las desarrolló la iglesia siglos después, hermanos, a través del desarrollo de su teología y peleó grandes batallas teológicas. Dice, Jesús era parte hombre, parte Dios, si era Dios en una forma ilusoria de hombre o qué. Esos asuntos tuvieron que pelearse en grandes congresos teológicos.

María no sabía nada de eso. Ella sabía que este ser venía de Dios, que Dios se había posado sobre ella y que ese ser santo que habría de nacer era algo especial, pero ella no tenía todos los elementos acerca de quién era este ser. Usted la ve asombrada aquí de lo que dicen de él, lo que Simeón dice. Dice que estaban asombrados, no podían creer. Guau, qué es lo que están diciendo de mi hijo? Yo no entiendo esto. María guardaba muchas cosas en su corazón. Cuando vio a Jesús dialogando con los doctores de la ley se sorprendió. Ella era una madre humilde que esas cosas eran demasiado profundas para ella. Ella sabía que Dios la había usado para algo pero esa revelación se estaba desarrollando en el curso de los años. Y ella tuvo que vivir con ese incógnita, con esa lucha interna de qué era lo que ella había dado a luz.

Y yo me pregunto acerca de Jesús también. Le voy a decir mi teoría, usted no tiene que creerla, pero yo no creo que Jesús a los 7 años, a los 5 años sabía que él era Dios mismo y que él había nacido para la salvación de la humanidad. Usted puede discrepar. Él sabía que había algo especial en él y que Dios lo había llamado y que él estaba separado. Él tenía una identidad que él entendía y él sabía que venía de Dios pero yo creo que su total consciencia y lucidez acerca de lo que él era, pormenorizadamente eso le vino a través de los años mientras esa vida de Dios iba desarrollándose plenamente en él.

Ese silencio que hay aquí que muchos de ustedes no están convencidos con lo que estoy diciendo. Pero hermanos, así es que yo he visto siempre el mover profético de Dios en nuestras vidas. Donde Dios nos dice cosas y entendemos parte de ellas solamente pero no lo entendemos todo. Muchos de los profetas en el Antiguo Testamento dijeron cosas que ellos ni siquiera sabían lo que estaban diciendo. Eso sí ustedes me lo creen.

Hay muchas cosas que ellos profetizaron que eran profecías que estaban selladas y cerradas hasta el cumplimiento de los tiempos. Ellos dijeron muchas cosas y las dijeron en el espíritu y eran simplemente portadores de verdades, pero esas verdades estaban siendo lanzadas al tiempo y el espacio para ser desarrolladas mucho tiempo después.

Y yo digo a asimismo en nuestra vida de fe también, cuando Dios nos habla, cuando Dios nos dice algo, cuando Dios nos habla proféticamente muchas veces se va a tomar tiempo y uno no sabe si es de nosotros, si es nuestra carne, si es el Espíritu Santo, pero Dios se goza en esa lucha interna. Y yo lo que quiero decirle a ustedes es que si Dios te ha dicho algo en tu vida, si Dios ha profetizado algo en tu vida y tu crees que viene de Dios, recíbelo, santifícalo dentro de ti, atorníllalo para que no se te vaya y aprende a vivir en la agonía de esa realización hasta que Dios la cumpla completamente en tu vida. Déjate guiar por ella.

Tenemos que aprender a vivir, hermanos, en esa agonía del espíritu. Sabe por qué hay mucha gente aplatanada en el Reino de Dios? Porque se han acostumbrado a vivir por emociones. Cuando están calientes nadie se los gana. Cuando se sienten un poquito dudosos dejan de venir a la iglesia o se quedan durmiendo en la casa. No, usted tiene que creer. Dios lo ha dicho, usted lo obedece y usted lo ejecuta y usted se mueve en esa seguridad. Si Dios lo dijo no importa cómo yo me sienta, yo voy a seguir viviendo en ello.

Y a veces la palabra profética de Dios se toma años en cumplirse, se toma mucho tiempo pero se cumple al dedillo. Y tenemos que aprender a obedecer esa palabra, hermanos, a vivir en ella. Yo les puedo decir que ninguna palabra que Dios me ha dado en mi vida y que yo he creído que viene de Dios ha caído a tierra. Cuando yo me la he agarrado y me he mantenido en ella, Dios siempre la ha cumplido. Y tenemos que mantenernos así.

Cuando Dios te ha hablado algo, hay tanta gente que Dios les ha hablado acerca de un ministerio, un llamado profético, un ministerio de pastoral o de consejería o de composición o artístico, o lo que sea, tu lo recibiste, estás preñado, vive en eso hasta que tu veas la realización plena, como Simeón, al final de su vida. Y cada día échale agua a esa matita y mantenla viva por disciplina. Estudia, haz todo lo posible porque esa palabra…. Haz lo que esté de tu parte para la realización de esa palabra, porque ese don de Dios que está en ti tu tienes que abanicarlo.

Qué le dice Pablo a Timoteo? Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por medio de la imposición de mis manos. En otras palabras, Timoteo estaba preñado con la imposición de manos profética que Pablo puso en su vida. Y el don de Dios estaba latiendo dentro de él, había una parte que él tenía que hacer, tenía abanicar, fan into flame. Cuando usted coge un abanico y sopla una braza para que cobre vida, eso es lo que Pablo le dice a Timoteo.

Cuando Dios te da algo y te dice algo, aguántalo en tu corazón y en tu espíritu hasta que tu lo veas realizado y entonces haz todo lo posible que esté en tus manos para hacer tu parte para que llegue a su lugar.

Dios me ha dicho cosas que todavía no las he visto en 30 años… No, 55 años desde que yo las percibí cuando era niño y todavía no se han cumplido. Pero cuando me dijo, yo quiero que pastorees esta iglesia de 50, 60, 70 personas yo vi que ese era un paso hacia lo que él me había dicho en otras áreas. Y dije, amén, Señor, aquí estoy, 30 y pico de años después en mí puesto hasta que él cumpla lo que él ha prometido. Y aquí estoy, haciendo mi parte, haciendo lo mejor que puedo con este pedacito de la viña del Señor. Y se realiza, gloria a Dios, sino me pegué la lotería de todas maneras. Ha sido un gran viaje y le doy gracias al Señor por todo lo bueno que me ha permitido hacer. Pero uno tiene que vivir esperando la realización de la palabra de Dios en nuestra vida y hacer todo lo que esté de su parte.

Ahora mismo yo tengo que hacer todo lo que esté de mi parte, desempeñando mi labor bien y aprendiendo cosas y preparando mi corazón y mi espíritu. Y tu tienes que hacer lo mismo en tu propia vida, puede ser estudiando, puede ser mejorando tu matrimonio, puede ser liberándote de alguno de los demonios que te agarran tu mente y otras cosas, tu forma de tratar a la gente, tu carácter, muchas cosas, entregando todo eso al Señor, depurándote, purificándote, preparándote, añadiendo cosas.

Uno de estos domingos voy a hablar acerca de añadir cualidades a nuestra vida para entonces poder dar fruto al Señor. Simeón, Ana, vivieron bajo esa revelación de Dios y ahora llegaba el momento de cumplirse esa palabra y de ver al Hijo de Dios presentado delante de ellos. Y todas estas cosas fueron las que lo hicieron a ellos, hermanos, merecedores y que nosotros tenemos que imitar.

Hay un par de cositas más y con eso les dejo. Se dice que Simeón era justo y piadoso, dos palabras en el griego, dicaios y eulabes. Simeón en su carácter era justo, dicaios, en inglés se dice righteous, y eulabes es la palabra que se traduce piadoso. Dos cualidades que uno tiene que tener como un hombre o una mujer que vive la vida cristiana radicalmente comprometida y que hacen posible la obra de Dios en tu vida. Son dos cualidades, una habla de horizontal, la otra habla de vertical.

Dicaios, justo, habla de comportamiento, habla de relaciones humanas, habla de testimonio ante los demás. Era un hombre righteous, correcto, la idea de un hombre que se comportaba bien, era recto delante de Dios. Es la idea de justo. No es justo en el sentido de que trataba a la gente justamente, aunque eso estaba incluido, pero era un hombre correcto delante de los demás. Era un hombre que no se podía decir nada malo de él, su comportamiento ante los demás era un comportamiento admirable, respetable, honesto.

Y piadoso se refiere a su relación con Dios. Era un hombre piadoso, era un hombre… la idea de tener piedad, de visitar el templo regularmente, de orar al Señor, de amar a Dios, de entregar su vida al Señor. Y entonces estas dos cosas estaban en balance en su vida. Por eso dice que él era justo, recto en su comportamiento, y piadoso para con su Dios. Y nosotros tenemos que manifestar esos dos elementos en nuestra vida.

Nosotros deseamos que el pueblo de León de Judá sea un pueblo justo y piadoso. Justo porque tenemos buen testimonio en la ciudad, tenemos buen comportamiento. Yo decía el domingo pasado que una de las cualidades de una persona radicalmente comprometida es que su vida horizontal, sus relaciones con los demás es algo bueno y admirable. Justo habla de ética, cómo nosotros nos comportamos en nuestro trabajo, cómo tratamos a nuestros seres queridos, en nuestro matrimonio, nuestra esposa, nuestro esposo, nuestros hijos, nuestros amigos, qué testimonio damos a la gente que nos conoce, cómo nos comportamos éticamente.

Y piadoso habla de nuevo de esa vida apasionada para con Dios. Y yo creo que necesitamos los dos. Yo creo que hay mucho cristiano que compartamentaliza la vida cristiana y se especializa en una cosa o en la otra. Yo conozco mucha gente muy piadosa, están llenos del Espíritu Santo, hablan en lenguas más que cualquier otra persona en el mundo, conocen la Biblia de cabo a rabo y citan versículos a más no poder, diezman, sirven en la iglesia, todo, son piadosos, ah, pero ya usted sabe, mire cómo trata a su esposo o a su esposa, a sus hijos, cómo se comporta en el trabajo, qué testimonio tiene, cómo se comporta en la carretera, un desastre. Cuáles son sus prácticas en su negocio y con los demás?

Entonces, yo digo, no, por otro lado, hay personas que son muy correctas y portan bien y hacen una cantidad de cosas pero no tienen esa pasión para con Dios, no buscan esa llenura del Espíritu Santo, no están clamando delante de Dios, no son adoradores, no se meten de lleno en la búsqueda de la palabra del Señor y entonces están con una rueda desfasada y necesitamos las dos cosas, hermanos.

Un hombre, una mujer verdaderamente usada por Dios es una persona en la cual el Evangelio se ha metido por los poros y hasta los tuétanos mismos de su vida. No tiene ni siquiera que pensar que es evangélico porque la identidad de un siervo de Dios está metida dentro de ellos subconscientemente, hermanos. Su forma de hablar, de pensar, las estructuras mismas, su neurología misma ha sido cambiada a fuerza de estar compenetrado con la palabra y los principios del Reino de Dios. Porque las dos cosas están unidas.

Simeón ejemplificaba llenura del Espíritu Santo, justicia con los demás, piedad y pasión para con Dios, firmeza, fidelidad en la palabra recibida. Y nosotros tenemos que hacer lo mismo. Ana era igual. Ana esta mujer maravillosa, una anciana de 100 años. Cómo habrá llegado esa mujer al templo? Dice que vivía metida en el templo. Desde su juventud había decidido, no, yo quedé viuda, que otras busquen esposo, yo voy a servir al Señor toda mi vida, y vivió metida en el templo como una sacerdotisa del Señor.

Dice que ayunaba continuamente y oraba continuamente y adoraba en el templo y testificaba. Porque cuando salió de allí enseguida comenzó a decir, yo he visto al Mesías, ya nació, como tenemos nosotros que hacer en nuestra vida. Tenemos que testificarles a otros acerca de Cristo. Tenemos que vivir una vida de ayuno, de oración, de búsqueda del Señor. Es la única manera, hermanos, de ser usados por Dios y de tener estas experiencias, de que Dios hable proféticamente a través de nosotros.

Yo quiero eso para ti y para mí. En este tiempo navideño y mirando hacia el comienzo del año que viene vamos a hacer un compromiso redoblado de buscar más de la unción de Dios en nuestras vidas. Amén. Avivar el fuego del don de Dios que está en nosotros. Si Dios te dio una palabra y tu dejaste que se muriera, hoy puedes sacarla y soplar sobre ella. Quita toda esa ceniza que se ha acumulado. Ahí hay calor todavía, comienza a soplar para que vuelva a vivir dentro de ti.

Si una vez estuviste enamorado del Señor y pasó el tiempo y te olvidaste de ese primer amor, vuelve a recuperarlo en esta tarde. Di, Señor, este año yo voy a buscar apasionadamente de tu reino, me voy a comprometer contigo, voy a vivir para ti.

Qué dice Simeón cuando acaba de ver al Señor? Ahora despides a tu siervo en paz. Simeón vivía tanto para Dios que cuando ya se cumplió el llamado profético en su vida, Señor, eso quiere decir que ya me voy contigo. Yo vivía para la realización de tu promesa pero ya este mundo no ofrece nada atractivo para mí porque mi vida está perdida en Cristo, está escondida en Jesús, así que ya ahora yo puedo irme de este mundo.

Un hombre, una mujer de Dios vive para la palabra de Dios, la revelación de Dios en su vida, para que se cumpla el propósito de Dios en su vida. Eso es lo más importante. Vamos a entregar nuestras vidas al Señor. Vamos a entregar nuestro matrimonio al Señor, todo lo que tenemos, todo lo que somos, yo mismo ahora mismo cojo todo de nuevo y lo pongo a los pies de Jesús.

Te invito a bajar tu cabeza un momento allí donde tu estás y entregar ahora mismo tu barca al Señor, tus redes, tu mesa de cambiar dinero, todo, échalo a los pies del Señor ahora mismo. Entrégalo todo y dile, Señor, me comprometo contigo, me re consagro a ti.

Si tu no lo has hecho antes y estás aquí por primera vez y Dios te ha hablado y tu quieres entregar tu vida al Señor e invitarlo que tomar control de tu vida, y quieres levantar tu mano yo quiero orar por ti en esta tarde y quiero iniciarte en ese viaje de intimidad con Cristo. Si alguien quiere entregar su vida al Señor, te invito a pasar aquí al frente o levantarte, ponerte de pie, levantar tu mano dondequiera que tu estés, queremos orar por ti en esta tarde y ponerte en las manos del Señor.

Habrá alguien que no lo haya hecho antes y que quiera ahora entregar su vida al Señor o quiera re consagrar su vida al Señor? Puedes levantar tu mano o ponerte de pie o como tu quieras.

Señor te adoramos, te bendecimos, te damos gracias por tu presencia, Padre. Queremos consagrar nuestra vida, consagramos nuestras vidas a ti, Señor. Entregamos nuestra vida ti, Padre en el nombre de Jesús. Amén.

Alguien levantó su mano? Dios te bendiga. Amén. Te bendecimos, declaramos la gracia del Señor sobre ti. Ahora mismo invita a Cristo a entrar a tu corazón, dile, Señor, me re consagro a ti o abro mi vida por primera vez a ti y me entrego. Tu eres mi Señor, tu eres mi dueño, tu eres mi Dios, toma control de mi vida. Me consagro a ti, mi salvador, mi Señor, mi rey. Tu naces dentro de mí en esta tarde. Recíbelo allí, marca esta fecha, escríbela en tu Biblia o en algún lugar, recuerda este momento porque Dios lo está registrando y tu estás siendo presentada como Cristo fue presentado ante el sacerdote en el templo.

Así ahora mismo tu alma está presentada delante de Dios. Y si hay alguien más queremos orar por ti. Dios te bendiga, joven, y lo mismo decimos para ti. Entrega esa vida al Señor. Abre tu corazón a él ahora mismo. Di, Señor, te recibo, te recibo dentro de mí, tu eres mi Dios. Te recibo como mi salvador, mi dueño y te invito a reinar en mi vida. Perdona mis pecados y hazme una hija tuya y lo declaramos así en el nombre del Señor para gloria del Señor.

Hay alguien más? Este es el momento, no te vayas, el Señor es poderoso para escuchar tu petición y decir sí. Si hay alguien más que tiene esa inquietud no te vayas sin hacer eso en esta tarde. Queremos bendecirte y orar por ti. Gloria que Dios.

Y nosotros que estamos acá, que conocemos ya al Señor, entregamos de nuevo nuestra vida. Yo me re consagro esta tarde a mi ministerio, me re consagro a mi deseo de servir al Señor como él necesita ser servido y le entrego esta iglesia al Señor y nos re consagramos. Este año 2017 va a ser un año maravilloso, un año poderoso y queremos entrar a ese año preparados, queremos entrar a ese año con las pilas nuevas. Amén. No son pilas renovadas, no, son pilas nuevas. Amén. Y vamos a hacer grandes cosas en el nombre del Señor.

Vamos a derribar gigantes, vamos a derrotar ejércitos en el nombre del Señor. Vamos a traer almas al conocimiento de Jesús. Vamos a ser mejor conocidos para gloria de Dios que nunca, como un pueblo consagrado y entregado y ungido del Señor. Amén. Vamos a servir al Reino de Dios, vamos a darle al Señor, vamos a vivir ardiendo para Dios, corazones fervientes para el Señor, no corazones a medias, sino corazones totalmente entregados a los propósitos de Dios.

Comprométete con el Señor. Entrégale todo. Conságralo todo, séllalo todo para Dios, tu hogar, tu matrimonio, tu juventud, tus estudios, tu dinero, tu tiempo, tus energías, tu cuerpo, todo para el Señor, para el Señor, para el Reino de Dios. Así viviremos, Padre. No queremos nada diferente excepto tu gloria completa, Señor. Hasta que tu estés contento con nosotros, Padre. Ayúdanos a hacer proezas en tu nombre y para tu gloria. Gracias Señor en el nombre de Jesús. Amén y amén.