Generosos para el Reino

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Yo quiero hablar acerca de generosidad para el Reino de Dios. Y quiero que usted medite en esa virtud de la generosidad que la palabra de Dios alaba muchísimo. Pero quiero fundamentarme primeramente en un texto de la escritura y un momento clave en la vida de la iglesia de Jesucristo a nivel histórico que es lo que se conoce como la gran comisión. Se encuentra en Mateo, capítulo 28. Y el Señor me hablaba ayer mientras yo le pedía la temática y la orientación específica del mensaje me vino a la mente la conexión que hay entre cumplir y realizar la gran comisión que Cristo le dejó a la iglesia y la generosidad del pueblo de Dios.

Y yo quiero conectar esas dos cosas para ustedes esta tarde. La Biblia nos dice en Mateo 28:16 que:

“… los 11 discípulos de fueron a Galilea al monte donde Jesús les había ordenado… – allí están estos hombres, no sabemos si había otros con ellos, pero estaban estos 11 discípulos. ¿Por qué 11? Porque el número 12, Judas, había traicionado a Jesús y se había suicidado, ahorcado, pero había 11 que habían sido fieles al Señor y estos iban a encabezar los esfuerzos de la iglesia, a iniciar. El Señor había de ascender al cielo, iba a enviar el Espíritu Santo y estos adolescentes se iban a convertir ahora en adultos, encabezando los esfuerzos de la iglesia. Y el Señor les deja una última encomienda, una encomienda clave que todavía nosotros estamos cumpliendo en el siglo XXI.

En el versículo 17 dice; “… cuando vieron a Jesús los discípulos, le adoraron…” Guau! ¿Por qué lo habrán adorado cuando lo vieron? Quizás lo vieron… porque recuerde que este no era el mismo Jesús que había caminado con ellos durante 3 años, este es un Jesús que tiene ahora una autoridad diferente. Acaba de resucitar. Es un Jesús que traspasa paredes, se aparece milagrosamente en medio de una reunión, tiene una autoridad… la Biblia dice inclusive que posiblemente fue al infierno mismo a declarar la victoria de la cruz. Y ha vencido a la muerte y en toda su gloria, antes de ascender, ellos lo ven y se sienten motivados a adorarlo. Y el Señor recibe su adoración.

Y yo creo que es una de las cosas más importantes que nosotros tenemos que entender que Jesucristo es Dios y que él merece nuestra adoración y todo… yo me imagino que ellos se postraron delante de él y le rindieron toda su alabanza y toda su adoración a ese Cristo todopoderoso. Y es interesante lo que dice aquí,”… pero que algunos dudaban…” porque siempre en todas las empresas del Reino de Dios ha habido algunos que son difíciles de convencer. Por eso yo creo que había más de 11, aunque que quizás entre ellos mismos había algunos que dudaban, pero yo creo había otras personas y entre esa gente había algunos que todavía no estaban convencidos, aún habiéndolo visto resucitar no estaban convencidos.

Y eso me recuerda que muchas veces en la iglesia, cuando nosotros hablamos de vida generosa para con Dios, de entrega, de servicio, de todas las cosas que requiere una vida cristiana vital, hay muchos que resisten, hay muchos como que hay que arrastrarlos a la entrega total de sus vidas al Señor Jesucristo, y aún de sus bienes, y están siempre cavilando y buscándole 3 patas al gato. No, que el diezmo será para ahora o era solamente para los tiempos del Antiguo Testamento o que esto, que lo otro. Siempre ha habido esa controversia. Y algunos sí son generosos y se dan al Señor totalmente, algunos dudaban. Pero eso no es lo que me interesa enfatizar, sino lo que sigue, dice:

“…Jesús se acercó y les habló diciendo, ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto id y haced discípulos a todas las naciones’…”

Ahí está la clave de este pasaje, “id y haced discípulos a todas las naciones.” ¿Qué quiere decir eso de hacer discípulos a todas las naciones? Estamos hablando que eso incluía el continente de África que en ese tiempo no sé en qué punto de su cultura estaba, los mayas y los aztecas en Centroamérica y en Sudamérica, su propia cultura, la India con sus propios procesos históricos, las naciones de Europa, el imperio Romano y el Señor está diciendo, esos 11 hombres comunes y corrientes que vayan… y a los que habrían de seguirlos a ellos hasta nuestro propio tiempo, que vayan a todas esas regiones del mundo y se acerquen a esas naciones, a esas sociedades, a esas culturas y las conviertan en discípulos de Jesucristo.

Y él dice, “bautícenlas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén…”

Esa fue la encomienda de Jesucristo para la iglesia. Hagan discípulos de todas las naciones. Piense que es un mandato colectivo, no es solamente evangelizar hombres y mujeres individuales, sino evangelizar naciones, sociedades, sistemas, culturas y tornarlos en alineamiento con los valores del Reino de Dios.

Y uno se pregunta cómo iban ellos a llenar esa gran comisión, esa comisión de sujetar las naciones de la tierra a los principios del Reino de Dios. Yo no creo que se requiera un genio sociológico para entender que las naciones todavía no han sido sujetadas, no han sido convertidas en discípulos del Reino de Jesucristo. Porque eso de discipular y de hacer discípulos de las naciones, los pueblos, es una orden muy pero muy grande, significaba convertir cada nación en seguidores de Jesucristo. Las naciones, Estados Unidos, Rusia, sujetos a la voluntad de Jesucristo, dirigiendo sus gobiernos conforme a los principios del Reino de Dios, estableciendo leyes y reglas morales y sociales y judiciales que reflejasen los valores de la santidad, el amor y la justicia según lo define la palabra de Dios y el espíritu de Jesucristo. Eso es el llamado a la iglesia, hermanos.

¿Cómo iban a lograr eso los pocos seguidores que Jesús dejaba en la tierra cuando ascendía al cielo? Primero, lo iban a hacer, como él mismo sugiere aquí, por medio del poder del Espíritu Santo, que él haría descender sobre ellos comenzando en el día de Pentecostés. El Señor les dijo, “No salgan de Jerusalén sin antes ser envestidos del poder de lo alto porque ustedes van a necesitar ese poder para llenar esta tremenda encomienda que yo les he dado.”

Así que, número 1, era llenándose del espíritu de Jesucristo. Número 2, dedicando sus vidas, sus posesiones y sus talentos totalmente al avance del Reino de Dios. Él lo iba a hacer a través de discípulos que darían luz a otros discípulos porque usted no puede hacer un discípulo a menos que usted no viva como un discípulo, porque hacer discípulos quiere decir que usted le imparte su espiritualidad, su ADN, su genética espiritual, usted se la imparte a otro. Entonces, el cumplimiento de esta gran encomienda requería que la iglesia los que entraban en el Reino de Dios se convirtieran ellos mismos en gente que fueran discípulos, que siguieran a Jesucristo, que entregaran sus vidas al Señor. Como dijo Pedro, “Señor, lo hemos dejado todo por ti.” Y el Señor le dijo, “¿Sabes qué? No hay nadie que no haya dejado todo por mí y que un día no recibirá mil veces más en el reino de los cielos.” Pero aquí en la tierra uno tiene que vivir como un discípulo, como un peregrino y un extranjero hasta que uno llegue al cielo y reciba su recompensa.

La conquista de las naciones para Cristo, su conversión en discípulos de Jesús requiere, hermanos, entre otras cosas también una organización bien financiada y muy bien estructurada. La iglesia de Jesucristo es una corporación en un sentido, la iglesia de Jesucristo es una compañía, es un ejército, es un gobierno que tiene una meta, una visión, unos valores, un producto, un sistema y que se supone que esté fundamentada en una plataforma sólida, tanto estructural, por eso es que yo enfatizo tanto la organización, el orden, la excelencia, la atención al detalle, la minuciosidad, las cosas pequeñas, la disciplina, la perseverancia, el liderazgo, porque la iglesia de Jesucristo es un ejército, es una organización, es una corporación, tiene un propósito, Dios la ha llamado a ser una conquistadora de naciones.

Y entre las cosas que requiere un ejército, y requiere una corporación, es buen financiamiento. Sin buenas finanzas ningunas compañía, ningún ejército llega a ser poderoso o próspero. El avance del Reino de Dios requiere una organización bien financiada y esto quiere decir, requiere un pueblo generoso financieramente para con Dios. Es que tenemos que conectar esas dos cosas. ¿Cómo va la iglesia a conquistar el mundo, cómo va la iglesia a hacer lo que Dios quiere hacer en el siglo XXI? Yo les digo, hermanos, yo siento en mi espíritu en una manera muy fuerte que nosotros estamos al borde de un gran cambio en la manera en que la iglesia de Jesucristo va a caminar sobre la tierra, y antes de que Cristo venga, yo creo que la iglesia va a ser llamada a ejercer gran autoridad sobre las naciones.

Yo todavía no estoy empacando mi maleta para irme para el cielo o en el rapto de la iglesia, yo creo que todavía nos queda trabajo que hacer antes de que Cristo venga. Todavía hay mucho que hacer aquí y yo creo habrá tiempos en que la iglesia de Jesucristo va a ejercer gran dominio y gran autoridad sobre las naciones, pero para eso se requiere un fundamento sólido, estructural, organizativo y financiero. Yo creo que todavía la iglesia no ha llegado al punto crítico que…

Hermanos, es un tiempo especial, un tiempo kairos y se requiere un pueblo que entienda el llamado que Dios tiene para nosotros. Y voy, a riesgo de alargar un poquito el sermón, ir hacia atrás un momento porque también Dios me habló acerca de eso esta mañana mientras yo meditaba, de que cuando el Señor se para ante esos discípulos yo nunca había conectado la gran comisión que Dios le da a la iglesia en ese momento con otro evento igualmente o aún mayor en importancia que es cuando Dios crea a Adán y a Eva y les dice, lo siguiente, esto está en Génesis, capítulo 1. Porque yo vi claramente esto de que lo que está pasando en Mateo 28 es… porque la iglesia ahora en Cristo es una nueva creación, así lo dice la Biblia, cuando Cristo muere en la cruz, declara los principados y las potestades vencidos. Los que vienen después de la cruz es una nueva creación, es un pueblo redimido ahora en Cristo Jesús, entonces es como Dios le está diciendo a esa nueva creación sometan el mundo, señoreen sobre el mundo, formateen, alineen el mundo con mis valores. Ustedes van a ser una fuerza conquistadora, una fuerza que va a alinear el mundo con mi reino.

Y en Génesis 1:27,28 el Señor bendice al hombre que ha creado y dice: “… y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó – mire lo que dice allí también – varón y hembra – no fue varón y Aarón, sino varón y hembra que lo creó, eso es gratis – … varón y hembra los creó y los bendijo Dios y les dijo, ‘Fructificad, multiplicaos, llenad la tierra, sojuzgadla – eso quiere decir, sometan la tierra, cultívenla, tomen esa agricultura salvaje, silvestre y creen surcos y lugares para sembrar, encausen los ríos y los lagos y creen cultura y ordenen la humanidad y creen sociedades – señoread los peces del mar, las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra…”

Fue una gran comisión que Dios le dio al hombre en el Huerto del Edén, de tomar control de la tierra y someterla al orden de Dios. Y ahora el Señor Jesucristo habiendo cambiado el curso de la historia, habiendo iniciado un tiempo nuevo en la historia de la humanidad, a estos hombres que acaban de recibirlo como Señor y salvador y adorarlo y que ahora son el nuevo Adán, una nueva creación. Jesucristo es el nuevo Adán que da a luz ahora a una nueva humanidad y a esa nueva humanidad embriónica que está ahí presente ante él y esos 11 hombres, él les dice, “sometan a las naciones a los valores de mi reino,” muy similar a lo que le dice a Adán y a Eva, “sujeten la tierra.”

Hermanos, eso a mí se me prendió el bombillo de que lo que nosotros estamos haciendo es continuando con el mandato, con la encomienda que Dios le da a una nueva humanidad. Nosotros tenemos el llamado de someter a las naciones a los valores del Reino de Dios. ¿Cómo lo vamos a hacer? Proclamando el Evangelio, viviendo vidas de excelencia, convenciendo al mundo de la virtud del Evangelio, trabajando arduamente para el Señor en el poder del Espíritu Santo, viviendo la palabra de Dios, entregando nuestras vidas, dándolo todo al Señor, viviendo sacrificialmente, reconociendo que este mundo no es nuestro hogar, que todo lo que tenemos y todo lo que somos pertenece al Señor y está disponible cuando él lo quiera.

Y esa generación nueva, esa nueva humanidad es la que va a conquistar el mundo para Cristo y prepararlo para lo que él tiene para esta humanidad. Eso es lo que nosotros tenemos que hacer y tenemos que vernos… Yo creo que los cristianos no son generosos para con el Reino de Dios porque no entienden lo grandioso y lo magnífico de lo que están viviendo. La mayoría de nosotros creemos que ser evangélico es ponchar una tarjeta, tener un carné evangélico y venir a la iglesia, cantar un par de coritos tibios y nos vamos a la casa hasta el domingo que viene y eso es el Evangelio. Mentira del diablo.

El Evangelio es algo sublime, es una empresa, es una aventura, es una épica, es algo heroico, glorioso, donde vivimos una aventura con Dios y todo lo que tenemos, todo lo que somos lo hemos puesto… Por eso es que yo creo que es tan importante que ellos adoraron a Jesús, nuestras coronas las tiramos a los pies, le decimos, “Señor, todo lo que tengo, todo lo que soy, todo lo que valgo, todo lo que puedo hacer, para tu gloria y tu honra solamente.” Que lo que yo viva aquí en la tierra sea para avanzar tu reino y cumplir con tus mandamientos. Eso es lo que cada cristiano, eso es lo que un discípulos debe hacer, vivir solamente para Cristo.

Y el Señor dice que nadie, como decía antes, nadie que haya dado su vida por el Señor aquí en la tierra dejará de recibir bienes y bendiciones, y riquezas en el siglo venidero. Tu recompensa está allá en el cielo, mientras tu vives aquí vive para él, por él, para su gloria, para su honra, para avance de su reino, todo dispuesto, tirado a los pies del Señor, toda corona, toda virtud, todo recurso, todo don, todo talento que tu tengas, toda pertenencia, todo, Señor, tómalo, ¿qué tu quieres? ¿Qué tu necesitas? Todo para ti, todo para tu gloria. No hay mejor manera de vivir que esa.

El avance del Reino de Dios requiere una organización que esté consciente de su llamado a ser una fuerza que señoree, que conquiste, que alinee el mundo. Sin un buen fundamento financiero la iglesia no puede, no va a poder llenar la gran comisión porque todas las instituciones prósperas del mundo tienen detrás de ellas personas generosas que las financian. Siempre es así.

Yo usaba el ejemplo de la universidad de Harvard, ¿cuántos han oído hablar de Harvard? La universidad más poderosa, más elite, más ilustre que hay en el mundo. ¿Sabe cuánto es el fondo financiero que tiene Harvard, la reserva financiera que tiene Harvard? Es solamente su reserva, su cuenta de ahorros, ¿sabe cuánto dinero tienen ellos? Que nunca lo usan, ellos ese dinero no lo tocan, sino que ese dinero vive de los intereses para sus trabajos y todas sus cosas. El fondo financiero de Harvard es 36 billones de dólares. Esa es la reserva de la Universidad de Harvard, más grande que el presupuesto nacional de muchas naciones del mundo. ¿Y sabe cómo ellos han acumulado ese dinero? Todo ese dinero ha sido dado por gente generosa que se identifica con los valores y los propósito educativos de esa gran institución, los graduados de Harvard, la gente que admira Harvard o la que gente quiere gloria poniendo su nombre en algún edificio, en algún programa.

Esta semana, por ejemplo, el sábado leí en el internet que el billonario John Paulson donó esta semana a Harvard 400 millones de dólares para mejorar su Departamento de ingeniería. Y lo hizo en gratitud a la universidad que le había dado sus conocimientos financieros para hacer él una fortuna de unos 19 billones de dólares. Así que para él dar 400 millones es como usted y yo sacar una papeleta de 20 dólares. Y de hecho su nombre va a estar puesto en un edificio, o mejor dicho, creo que es el programa entero de ingeniería de Harvard va a tener el nombre de John Paulson. Lo compró con 400 millones de dólares.

Porque es que los hombres… hay dos cosas que motivan a los hombres a darle a las grandes instituciones. 1) es gratitud y deseo de avanzar los intereses de esa institución y 2) es identificarse a sí mismo con algo grandioso, poderoso, que los trascienda cuando ellos mueran.

Y yo les digo, hermanos, nosotros hacemos lo mismo. Nosotros podemos dar, porque creemos en los valores del Reino de Dios o también… ¿sabe por qué? Dé también porque un día usted va a recibir gloria y honra y porque no hay nada más glorioso que darle al Rey de Reyes y al Señor de Señores.

De paso, el donativo de John Paulson de 400 millones de dólares es parte de una campaña financiera, de muchas campañas financieras que Harvard ha emprendido, y esa campaña financiera es para colectar 6.5 billones de dólares, la campaña lleva como 2 años y medio y ya han recaudado 5 billones de dólares. Y yo les puedo decir que desde que yo conozco a Harvard, cuando entré a estudiar en la universidad en el año 1979, Harvard nunca ha dejado de enviarme correos a la casa, continuamente pidiendo dinero. Desgraciadamente, se equivocaron… y déjenme decirles algo, yo le decía a los hermanos esta mañana, también Princeton es lo mismo, Andover es lo mismo, me envían continuamente…

Mire, yo agradezco mucho que esas universidades me permitieron estudiar gratis, siempre con becas, soy una persona de una familia lo menos pudiente que usted se puede imaginar, pero el Señor me dio el beneficio y el privilegio de estudiar en esas grandes instituciones, porque gente generosa dio dinero para que estudiantes como yo pudieran beneficiarse. Y ¿sabes qué? Aunque yo confieso que nunca he enviado dinero a esas instituciones, yo he pensado que mi dinero lo estoy bendiciendo dándoselo al Reino de Dios y mi vida entregándosela al avance y al Reino de Dios. Y esa es mi forma de servir también.

Yo creo que esas instituciones serán bendecidas porque han ayudado a siervos de Dios a prepararse para avanzar el Reino de Dios. Y yo estoy bendiciendo los valores de esas instituciones, bendiciendo la sociedad y la cultura, sirviendo al Reino del Señor, por eso yo me siento muy alineado con ese espíritu de generosidad. Aunque decido mejor, mi dinero se lo doy al Reino de Dios. Mi vida, mis talentos, mis dones, son para avanzar y para bendecir a la sociedad y bendecir a la cultura, porque cuando ustedes hacen cosas en la sociedad y bendicen los vecindarios, entonces yo también estoy siendo bendecido y estoy bendiciendo, una cadena de bendición continua.

Pero esa generosidad legendaria de instituciones como Harvard es lo que ha hecho posible su gran excelencia, su grandeza intelectual, como poderosas instituciones. Y asimismo, hermanos, de igual manera, lo único que puede asegurar el avance y la efectividad de la iglesia de Jesucristo en su propia empresa de conquistar el mundo aquí en la tierra, es la generosidad del pueblo de Dios, lo cual incluye la generosidad financiera.

Y antes de terminar yo quiero marcar a ustedes con un par de pasajes que nos hablan acerca de la generosidad, lo importante que es ser generoso con el Reino de Dios y de tener un corazón generoso para con el mundo. Busquen Isaías capítulo 32, hay un pasaje lindísimo acerca de la persona de corazón generoso, versículo 8, dice:

“… pero el generoso pensará generosidades y por generosidades será exaltado…”

Guau! yo quisiera poner eso en una pared de la iglesia donde todo el mundo entre. El generoso pensará generosidades. Sabe que una persona de corazón generoso está siempre pensando cómo puede ser de bendición a otros, siempre está maquinando generosidades. Esta mañana cuando yo venía a la iglesia, mi esposa y yo hablábamos por teléfono y hablábamos de necesidades que hay en nuestra familias extendidas y de cómo nosotros tenemos que meter mano y ayudar en diferentes maneras a nuestros familiares. Y yo le decía, “Mira, Meche, olvídate, si Dios quiere que nosotros… vamos a hacerlo, vamos a bendecir,” y siempre lo hemos hecho porque yo creo que uno siempre tiene que estar maquinando cómo ser generoso con nuestros familiares, con la gente necesitada, con la iglesia de Cristo, con el Reino de Dios.

El cristiano debe ser una fábrica de generosidad, que dondequiera que nosotros vayamos vaya la bendición del reino con nosotros. Y cuando usted vive así la miseria huye de usted, la bendición le persigue, la provisión le busca, hermanos. La mayor forma de quitarle la cabeza al gigante de la miseria es siendo generoso y dándole al Señor. Tener una mente que siempre esté pensando generosidades y que por esas generosidades sea digno de admiración y de exaltación y que Dios se goce en decir, “Ese es mi hijo, esa es mi hija.” El generoso piensa generosidades.

Otro pasaje es Proverbios capítulo 11, versículo 24 y 25. Dice:

“…Hay quienes reparten y les es añadido más…”

Eso es lo que yo digo, lo interesante es que cuando tu das se te añade más, dice la Biblia que al que tiene se le dará más y al que no tiene, aún lo que no tiene le será quitado, queriendo decir que cuando tu pones a correr los talentos que Dios te ha dado, cuando tu pones a correr lo que Dios te da y lo pones a gestionar y a moverse como un capitalista, entonces te rinde lo que tu tienes. Eso es lo maravilloso. Es como batir un huevo, cuando usted bate un huevo comienza cerrado, usted lo bate y el aire se entra y comienza a espumarse y a hacerse más grande. Bata su dinero y usted verá cómo Dios lo va a bendecir. No lo deje ahí aplatanado en el plato, no, muévalo. Eso es tan importante.

“…Hay quienes reparten y les añadido más y hay quienes retienen más de lo que es justo pero vienen a pobreza…”

Asegúrate que lo que tu retengas sea justo delante de los ojos de Dios. No retengas lo que no es tuyo, no retengas por ejemplo, lo que es de Dios porque si lo retienes vas a ir a pobreza. Y finalmente dice:

“…El alma generosa – digan generosa – será prosperada.”

Esa es la clave. El alma generosa. Tiene que salir del corazón, tiene que salir del asiento de la voluntad.

“El alma generosa será prosperada y el que saciare él también será saciado…”

Generosidad para con Dios. Éxodo capítulo 35, Moisés llamó al pueblo a dar una ofrenda para la construcción del tabernáculo porque siempre todos los grandes proyectos del pueblo de Dios a través de la historia han requerido convocaciones para que el pueblo generosamente de al Señor para llevar a cabo los propósitos del Reino. Se necesitaba un tabernáculo para que el pueblo adorara en el desierto. Moisés convocó al pueblo para que trajera ofrenda y dice en el capítulo 35, versículo 5:

“… y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel diciendo, “Esto es lo que Jehová ha mandado, tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová, todo generoso de corazón la traerá a Jehová…”

Y otro pasaje bien interesante es en Primera de Timoteo, capítulo 6, y con eso ya voy cerrando porque hay muchas cosas bien interesantes que podríamos sacar de esta enseñanza. Versículo 17 al 19:

“…A los ricos de este siglo – este es Pablo hablándole a Timoteo, el pastor, para que le predique a la congregación que él está pastoreando, y entre ellos está gente que quizás tenía dinero o que ese sea el mensaje de la iglesia en general a la gente – a los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la riquezas, las cuales son inciertas sino en el Dios vivo que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. – y aquí está la clave – Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos, atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna…”

¿Cuántos de nosotros hemos echado mano de la vida eterna? Eso quiero decir que se agarren, es como una garra, que la agarren y vivan dentro de la vida eterna. Y eso es lo que Dios nos manda a nosotros. Nosotros vivimos muy bien aquí en Estados Unidos, aunque nos consideremos gente de clase trabajadora, pero cuando yo voy ahí a Star Market y veo esos carros de nuestros hermanos centroamericanos y dominicanos, ellos tienen que mirar así por arriba para poder manejar el carro. Yo no sé dónde encuentran para comer tanto en una semana, pero se están desquitando de toda el hambre que pasaron en sus países ahora aquí, olvídese. Esas neveras estás atisbadas de comida.

Nosotros tenemos mucha abundancia y el Señor nos dice, “Miren, no se enamoren de eso ni se apeguen a eso, más bien sean generosos, sean dadivosos, atesoren para la tierra venidera, el siglo venidero, para la patria celestial.” Sean generosos con el Reino de Dios. Ese es el llamado de Dios para nuestras vidas.

Por eso yo digo que esta ofrenda debe ejemplificar todo lo que Dios quiere que nosotros seamos como iglesia. Sin generosidad no hay gran comisión. Sin un pueblo de corazón generoso, una iglesia como la nuestra no puede hacer las cosas que hace.

Termino con una ilustración personal. Ayer antes de la boda que celebramos de una pareja de la iglesia, la esposa es de descendencia haitiana e invitamos a dos pastores de la congregación a la cual ella asistía a oficiar conmigo la ceremonia y estábamos sentados ahí mismo, donde está Ángel y su familia, antes de que comenzara la ceremonia, estábamos hablando y ellos me decían acerca de lo mucho que estaban deslumbrados admirando este espacio y las cosas que habíamos logrado en el Señor como congregación y los edificios que tenemos y todas estas cosas. Y me hablaban acerca de sus propias luchas y penurias tratando de construir un edificio que no pudieron al final. Compraron una tierra, compraron un edificio y al final después de haberlo comprado no pudieron construirlo porque la ciudad no les dio permiso y el vecindario se opuso a ellos y no fueron a ningún lado.

Y yo pensaba dentro de mí, guau, el Señor ha sido tan misericordioso con nosotros. Durante 20 años de construcción, 3 edificios, y Dios nos ha librado de la boca del león como 100 veces, hermanos, sinceramente. Tantos obstáculos que hemos tenido que sobrepasar para llegar a donde hemos llegado y yo me siento tan agradecido al Señor.

Pero lo interesante es esto, que cada vez que vienen pastores, vienen ministros de diferentes partes a León de Judá siempre manifiestan su admiración por nuestra planta física y sobre todo por este santuario, porque ven su belleza y su calidad y todo lo demás. Yo siempre que me dicen eso hago 2 cosas, número 1, le doy gloria a Dios primeramente y le expreso mi gratitud al Señor por lo que él ha hecho en bendecirnos en la manera en que nos ha bendecido.

Y lo segundo que hago siempre es que le doy crédito a mi congregación también y les digo, ¿sabe qué, hermano? Esto es el fruto sacrificial de muchos hombres y mujeres de nuestra congregación que han dado sacrificialmente para hacer esto posible. Porque el Señor no hizo llover dinero del cielo ni vino un multimillonario y me dijo, “Aquí usted tiene, pastor, 10 millones de dólares para hacer lo que a usted le da la gana.” No. eso ha sido el sudor de mis hermanos, la fe de ustedes, la visión de ustedes, su obediencia al Señor, su decir, estamos presentes, cuando se ha hecho un llamado para emprender una de estas actividades. Los que han trabajado sacrificialmente y que pueden mirar alrededor una alfombra que ellos pusieron, unos paneles que ellos ayudaron a cortar y a teñir, unos paneles alrededor, pintura, paredes, luces, electricidad, tantas cosas que han hecho posible la belleza de este lugar.

Aquí hay sangre, literalmente, en espacios de este lugar, hay lágrimas, hay sudor, hay golpes de martillo en los dedos, hay sustos que se pasaron, hay noches de desvelo, y hay hermanos que dieron, que a mí no deja de admirarme, su generosidad para con el Reino de Dios. Esa es la iglesia, cumpliendo con la gran comisión. Y cada vez que un alma se convierte al Señor y viene a los pies de Cristo, cada vez que una pareja – como una que me encontré al final del primer servicio al pie del elevador, que vinieron donde mí, unos hermanos centroamericanos tan lindos, para decirme cómo llevan 6 meses aquí en la iglesia, se quieren bautizar, cómo Dios está bendiciendo su matrimonio, cómo quieren traer a sus hijos al conocimiento del Señor y dándole gracias a Dios por este refugio que ellos encontraron aquí.

Yo digo, gracias, Señor, porque esa es la gran comisión. Y eso es posible porque hermanos le dan al Señor, son generosos. Y cada vez que un jovencito o que uno de nuestros empleados va a una escuela en Boston para hacer mentoría o tantas cosas que se dan acá, un inmigrante es ayudado a ordenar sus papeles o lo que sea, detrás de todo eso hay hermanos que cada domingo vienen y dan su diezmo, dan sus ofrendas. Cuando queremos hacer algo como lo que hicimos ahí abajo, de poder aislar el piso para que ustedes puedan estar cómodos acá, hay hermanos.

Por ejemplo, el ministerio de los pastelitos, usted sabe que cada domingo ellos me dan un reporte, no bien yo he llegado a mi casa, muchas veces ya hay un reporte que me entra por texto. Roberto, hoy vendimos 892 dólares. Hoy vendimos 1000 y pico de dólares. Y cuando ellos regresan a sus casas tienen que mandar su ropa al dry cleaner porque están saturados de la bendición, pero son generosos con Dios.

Yo le digo a esos hermanitos, a mí ese aceite me huele a perfume de gardenias. Miren, ni Yves Saint Laurent ni Pierre Cardin huelen tan bueno como esa grasa de esos pastelitos. Y esa gente se pierde los servicios, se pierde los discipulados, pero ellos están invirtiendo en la gran comisión, están haciendo posible, y más de la mitad del costo de eso que ahora usted puede estar tranquilo y cómodo, esos hermanitos lo han dado.

Hermanos, eso es vivir la gran comisión. Mi anhelo es que esta iglesia sea un pelotón del ejército de Dios, un batallón lleno del poder, unción, provisión, finanzas, organización, disciplina, visión, orden, sujeción a los valores del Reino de Dios, gente viviendo como soldados del Reino de Dios, avanzando. Y el Reino de Dios avanzando como una maquinaria conquistadora que va avasallándolo todo y reduciendo todo pensamiento al señorío de Cristo Jesús.

Yo quiero preñarles a cada uno de ustedes con esa visión del Reino de Dios para sus vidas. Dite a ti mismo, yo soy un soldado del reino, yo soy un discípulo del reino, yo soy un elemento central, una columna del Reino de Dios. Mi vida es parte de ese reino que avanza. Y ahora mismo postra tu espíritu delante de Dios, adóralo y dile, Señor, todo lo que yo tengo, todo lo que soy, te lo entrego. Conságrate al Señor.

Pongase de pie. Vamos a ponernos de pie y ahora mismo estoy oliendo los pastelitos, cómo es el cerebro, ahora lo reconocí. Pontte de pie y baja tu cabeza, inclínala y como yo me inclino delante del Señor ahora mismo y le rindo mi corona delante de Dios. Todo lo que tengo, todo lo que soy, y yo renuevo mi pacto con Cristo de vivir solamente para él, todo talento primero él me lo ha dado, todo conocimiento ha venido porque él lo ha hecho posible, toda experiencia que me ha enriquecido culturalmente en alguna manera, él lo ha hecho posible y todo es de él, todo es para él, todo es por él, todo es para su gloria y mi placer será deshacerme para que su reino avance.

Y yo quiero que tu también adoptes esa visión dondequiera que tu vayas, dondequiera que tu estés di, Señor, mi placer, mi privilegio será servirte solamente a ti, que todo lo que yo tengo, todo lo que soy.